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Jorge Corrales Quesada
05/03/2013, 11:02
PARA SILENCIAR A CUALQUIER OPOSICIÓN
Por Jorge Corrales Quesada

Dos aspectos importantes me han inquietado en torno a las propuestas de los llamados notables y la acogida que les ha dado tanto el gobierno como en general los políticos tradicionales.

El primero es la prioridad que el Poder Ejecutivo dio a las reformas del reglamento legislativo. En la ciudadanía hay una justa preocupación por la lenta aprobación de ciertos proyectos en la Asamblea. Tal vez por la mala calidad de diputados, la gente siente que el retraso se debe a un reglamento, que impide que la Asamblea opere con la fluidez necesaria. Los notables propusieron reformas que supuestamente acelerarían la aprobación de leyes, en comparación con la situación actual. Estas sugerencias fueron las que más le gustaron al Poder Ejecutivo y a ciertos políticos cercanos. El primero aseveró que si esas propuestas no eran aprobadas por la Asamblea (no es coerción… se supone que hay independencia de poderes), las llevarán a referendo.

Sobre esto, cabe mencionar varias cosas. (1) Que ya existen en la Asamblea procedimientos para acelerar la aprobación de leyes. Pueden leerlos en los artículos 41 bis, mejor conocido como fast track, y el 208 bis, que permite establecer procedimientos de urgencia para la aprobación. (2) Reducir la participación activa de diputados en la formulación de leyes, entorpeciéndola de diferentes maneras, como proponen los notables, es contrario a la naturaleza de un Parlamento. En él deben primar el convencimiento y el acuerdo mediante la más amplia discusión. (3) La queja de que se presentan mociones en abundancia ante proyectos de ley concretos, debe analizarse en el marco de que muchos de esos proyectos son malos, muy extensos, innecesarios, mal tramitados, peor negociados y que puede haber poco trabajo analítico en ese cuerpo. Resulta impensable que, de pronto, el Poder Ejecutivo pretenda lograr la aprobación de 400 o más leyes (como ejemplo), de una vez por todas y con poca discusión. Tan sólo porque a aquél se le ocurrió. (4) Si bien luego me referiré a más este punto, cabe preguntare si no es la mala calidad de los diputados que hoy pululan en la Asamblea, la responsable de que las cosas no se concilien, se acuerden, se negocien, sin entorpecer la normal aprobación legislativa. Fue la pésima conducción política de la última reforma tributaria que se intentó, llena de horrores de todo tipo, lo que terminó por dar al traste con la pretensión del Poder Ejecutivo, de que dicho proyecto se aprobara a corto plazo, a su gusto y con cargo a la ciudadanía. Ahora el gobierno pretende imponernos un nuevo paquete tributario, pero que no haya estorbos. Sin que se dé la discusión que antes se dio.

Segundo tema: es posible que los lectores se hayan dado cuenta de que, entre los proyectos de los notables que la Presidenta de la República ha acogido para su trámite, no se encuentra el más popular de todos. Es notorio el clamor del pueblo para que, en vez de verse obligado a votar por listas preestablecidas de diputados pega-banderas, pueda hacerlo por diputados individualizados. El rechazo que hace el cuerpo político hoy establecido, hacia tal aspiración popular, indica que no tiene interés alguno en que el ciudadano votante tenga mejores posibilidades de elegir, sino que siga siendo forzado a votar, por lo que prefabricadamente le seguirían enviando a los ciudadanos.

Los partidos políticos parecen no haberse dado cuenta, de que la gente está cada vez más molesta por la forma cómo hacen las cosas. Las dos propuestas comentadas –reforma al reglamento legislativo e ignorancia de votaciones individualizadas- lo que hacen es cerrar aún más las puertas a la participación política real del costarricense. Lo que logran es que crezca más el repudio ciudadano hacia los políticos de oficio. Tal obnubilación podría llevarnos por caminos con consecuencias totalmente inconvenientes bajo un régimen de libertad y democracia. Pero así es viable señalar a los verdaderos responsables de nuestro deterioro político-electoral. Debemos escoger por más libertad y menos coacción. Es lo opuesto de lo que ahora nos proponen algunas ideas de los notables y que la presidencia de la República ha corrido a acoger.

Publicado en La Extra del 05 de marzo del 2013.