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Jorge Corrales Quesada
09/10/2012, 09:12
UN TRANVÍA PARA SAN JOSÉ
Por Jorge Corrales Quesada

Desde que escuché hace cierto tiempo la sugerencia de que se debería de reconstruir un tranvía en la ciudad de San José, me pareció una idea muy agradable. Mi satisfacción no se debió, como podría pensar alguno, en un espíritu conservador que anhelaba retornar al pasado, sino porque parecía ser una propuesta seria y que se llevaría a cabo una vez que se hubiera determinado su factibilidad física y económica. Simplemente porque se trataba de una propuesta orientada a resolver un problema derivado del exceso de tránsito dentro de la ciudad y para cuya solución el gobierno había tenido que acudir a imponer sinsentidos, tales como limitar el ingreso a la ciudad a personas en sus vehículos. Esta última medida más bien derivó en un gasto mayor en combustibles al obligar a las personas a circular por congestionadas calles alrededor de San José, amén de aumentar los costos en tiempo para que las personas pudieran libremente realizar sus actividades normales.

El que los tranvías se hayan puesto de moda en diversas ciudades del mundo no significa que aquí eso se deba poner en práctica, sin buenas razones más allá de la estética, un falso modernismo de planificación urbana o simplemente por las comisiones que se puedan recibir. Tampoco porque un gobierno en concreto haya ofrecido gratis el estudio de factibilidad, práctica que suele ser usual para luego simplemente amarrar la venta final de los equipos, que son lo más caro.

Lo más importante de una propuesta para construir un tranvía es que no sea objeto de subsidio alguno, tanto en la provisión y adquisición de la infraestructura como en las tarifas que se habrán de cobrar. Esto es, debe ser una operación rentable por sí misma y no producto del artificio de usar recursos públicos para que pueda existir o mantenerse en operación. Nada de subsidios, pues es frecuente que los políticos actúen para que este tipo de actividades los reciban y los ciudadanos los paguemos.

Segundo: la decisión de llevar a cabo este proyecto debe ser tomada comparándola con ideas alternativas de transporte. Según estudios, el costo de operación del tranvía suele ser el doble del costo de operación de sistemas de buses, además de tener un costo mayor de capital y de mantenimiento que los buses. Esto nos dice que debe haber estudios comparativos del costo del transporte usando el tranvía en comparación con buses, por ejemplo, e incluso frente a la alternativa de un ferrocarril, como el que hoy va de Heredia y Pavas hacia el este de San José y cuya rentabilidad actual está en veremos e incluso su futuro no es claro de operar dicho tranvía.

Es importante no saltar a apoyar una idea que puede ser buena o mala. Para saberlo se requiere de estudios adecuados, no formulados por partes interesadas en vendernos maquinaria o por políticos ansiosos de obtener dividendos electorales. Debe buscarse entidades apropiadas y reconocidas que hagan dichos estudios comparativos y que se muestren en toda su extensión a la ciudadanía, la cual en última instancia es la que tendría que apechugar con cualquier domingo siete. Esto es, el ciudadano tendría que pagar las pérdidas y no el burócrata promotor del proyecto. Tengan presente que podría suceder lo mismo que hoy nos pasa con la refinería de China-RECOPE, en donde al ciudadano no se le ha dicho todo lo que al respecto debe de conocer. ¿Por qué razón será?

Publicado en La Extra del 09 de octubre del 2012