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Jorge Corrales Quesada
18/09/2012, 10:28
EL ALZA EN LA BOLSA DE NUEVA YORK
Por Jorge Corrales Quesada

Hace pocos días, preocupada por el magro comportamiento del empleo en la economía estadounidense, el Banco de Reserva Federal de ese país (la FED), decidió aumentar notablemente la cantidad de dinero en circulación, mediante la adquisición de activos financieros en los mercados, lo cual implica que la tasa de interés de mercado no aumente y posiblemente descienda. Se supone que, al ingresar esa cantidad de dinero a la economía, se garantiza a las empresas que pedirían prestado para invertir, que no vaya a aumentar el costo de ese endeudamiento y que posiblemente hasta se reducirá ligeramente. Al realizar las empresas dichas inversiones, aumentará su demanda de trabajadores, contribuyendo, presuntamente, a que se reduzca la elevada tasa de desempleo vigente en la economía.

Para obtener una mejor perspectiva de la magnitud de dicha expansión monetaria, el monto designado por la FED para esta nueva emisión es de 40 mil millones de dólares por mes. Lo que llama la atención es que en esta ocasión dicho monto se adjudicará mes tras mes de forma ilimitada, hasta que la situación de desempleo no muestre un considerable progreso. Al tratarse entonces de una emisión monetaria sin límite en términos del plazo, podríamos estar en presencia de un tsunami monetario. La medida tomada por la FED no es sino la evidencia de que ha fracasado la política monetaria que hasta el momento esa entidad ha seguido, para sacar a los Estados Unidos de la recesión. Lamentablemente lo único que ahora se le ocurre a la FED es más de lo mismo: echar más dinero a la calle.

El problema con esta última medida es que la FED ya la ha utilizado en el pasado reciente a fin de lograr esa meta de menor desempleo, pero ha fracasado, puesto que la mayor emisión de dinero no se ha traducido en nuevas inversiones, sino que se han posicionado dentro de las cuentas de los bancos, que han visto como el costo de ese dinero se ha reducido sustancialmente.

Una pregunta posible es ¿por qué los bancos comerciales, al tener esa mayor disponibilidad de recursos, no lo han prestado a empresas para que los inviertan? La razón que se ha aducido es que no hay demanda por los bienes y servicios que se producirían con esas nuevas inversiones. La propuesta que entonces se sugiere es que aumente el gasto gubernamental en la economía, para sustituir la insuficiencia de demanda privada. Eso ya lo ha puesto en práctica la administración Obama en el pasado, lo cual en parte explica los enormes déficits y el elevado endeudamiento de ese país. Dicho endeudamiento ya ha superado los 17 millones de millones de dólares (17 trillones en Estados Unidos), deuda fundamentalmente generada durante la actual administración Obama.

Por ello, ante la seria crisis fiscal, las posibilidades de aumentar el gasto, dado el enorme déficit y el monstruosamente alto nivel de endeudamiento del estado, parecen ser nulas, además de inefectivas, en cuanto a resolver el problema, tal como ya ha llegado a comprobarse.

Pero, de nuevo, ¿por qué las empresas no demandan de los bancos comerciales los fondos tan baratos que allí existen para realizar sus inversiones? Antes de tratar de dar una respuesta a esta pregunta, trataré de responder otra: ¿por qué, si la situación de la economía estadounidense es tan mala, el tal vez principal indicador de la actividad de los negocios de ese país, el llamado índice Dow Jones (DJ), muestra un comportamiento claramente al alza? Es más, no tan sólo “claramente”, sino pronunciadamente al alza, a partir de su punto más bajo en marzo del 2009.

Se ha dicho que el DJ de cierto momento refleja el comportamiento futuro esperado de la economía para los inversionistas. En otras palabras, lo que indica el índice DJ en un instante dado es lo que, en opinión de los inversionistas, es el comportamiento futuro de las empresas que forman parte de dicho índice. Se dice que el DJ “mira hacia adelante” (forward-looking, en inglés). Por ello, si bien el comportamiento de la economía en este momento no es nada halagüeño, un indicador alto del DJ podría reflejar que, en el futuro, el crecimiento de la economía será altamente positivo y por ello deciden invertir en la actualidad en esas empresas. De esta manera, no hay una inconsistencia entre la existencia de una mala situación económica y un futuro más brillante, pues el DJ estaría reflejando esa expectativa de ese mejor futuro.

En mi opinión, eso es lo que sucede fundamentalmente en la actualidad con el DJ. Por supuesto que hay otros factores que han estado incidiendo en los últimos tiempos en el comportamiento tan positivo del DJ, como pueden ser la propuesta de solución a la grave crisis actual de la mayor parte de las naciones europeas o bien la decisión de la FED antes citada, que abarata, al menos en el corto plazo, el costo de financiamiento en la economía. Sin embargo, en este último caso, es necesario advertir que esa excesiva expansión monetaria se reflejará a largo plazo en inconvenientes presiones inflacionarias.

Lo cierto es que en la actualidad las empresas no están invirtiendo, porque hay una enorme incertidumbre por lo que pueda pasar con los impuestos, a relativamente corto plazo, en la economía estadounidense. Al menos la administración Obama ha insistido en que, para disminuir su enorme déficit y su mayor deuda, aunque tal vez en verdad simplemente sea para financiar un nuevo mayor gasto estatal, acudiría a aumentar, en una eventual próxima administración de Obama, los impuestos a las empresas. Ante ello, por el momento las empresas prefieran esperar y no endeudarse en nuevos proyectos, aun cuando el costo de dicho financiamiento se haya abaratado, dada la política monetaria expansiva de la FED. Las expectativas tributarias parecen ser diferentes con una administración del ex gobernador Romney, quien ha anunciado, como base de su política fiscal, una reducción de todas las tasas de imposición sobre la renta, independientemente del nivel de ingresos de los contribuyentes.

La incertidumbre tan grande, que hace que las empresas no se endeuden en la actualidad en proyectos de inversión, no disminuirá sino ante los resultados electorales del próximo mes de noviembre. En ese momento, de ganar Romney, los bancos quienes se encuentran actualmente exageradamente pertrechados con una enorme cantidad de recursos prestables a costos muy bajos, podrán prestar. Con ello, obtendrán jugosas ganancias ante una renovada demanda de fondos por parte de las empresas, quienes ya no enfrentarían la amenaza de la administración Obama de tener incrementos en sus impuestos. Por supuesto, que estas inversiones empresariales se convertirán en el generador de nuevos empleos altamente deseados en la economía.

Mi opinión, evidentemente, descansa en una serie de conjeturas, pues incluso las opiniones que he podido obtener al respecto muestran que existe una gama muy amplia de criterios. Incluso alguien podría decir que una opinión similar a la mía podría ser expresada por Madame Gandara o Mynor Kayyam. Reconozco que bien podrían hacerlo, pero los que definirán los resultados serán los electores estadounidenses en noviembre de este año. Espero que no sea el espectáculo y la frivolidad expuesta por la administración Obama, de no asumir responsabilidad alguna por la mala conducción de la economía norteamericana durante estos últimos cuatro años, el que defina el voto de los ciudadanos: el costo de seguir cuatro años más con políticas económicas antitéticas al crecimiento de la economía estadounidense, es muy elevado, como lo atestiguan hechos recientes como la enorme deuda externa, el poco crecimiento del ingreso per cápita, el empeoramiento del porcentaje de pobres en esa nación y las notorias tasas de desempleo y sub-ocupación, sobre todo en los grupos de personas más desvalidas.

Publicado en el sitio de ASOJOD el 18 de setiembre del 2012.