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Jorge Corrales Quesada
27/03/2012, 08:21
UN BUEN RESULTADO DE LA ENCERRONA
Por Jorge Corrales Quesada

La semana pasada el gobierno decidió llevar a cabo una muy esperada encerrona, que permitiera evaluar los resultados de la gestión de los primeros dos años de esta administración. Tal actividad tiene un matiz de rendición de cuentas a la ciudadanía, pero eso realmente brilló por su ausencia. Lo que de allí en verdad salió es un misterio insondable. Los medios de comunicación, que se supone transmiten la información a la ciudadanía, casi no dijeron nada acerca del parto de los montes y, lo que es el gobierno, ni siquiera pudo estrenar con brillantez a su bien ponderado nuevo ministro de información. Doña Laura, la presidenta, no dijo nada acerca de la valoración que el propio gobierno dio a su gestión y a las metas esenciales que debe cumplir al cierre de su jornada.

Por ello, me baso en lo que, en palabras de un buen informado analista, don Constantino Urcuyo, se señalaron como los tres objetivos principales que este gobierno definió para lo que le falta, para dar mi opinión, si es que vale de algo.

El primer aspecto que se reiteró es continuar la lucha por la seguridad en el país. Esta tiene dos rostros: una interna y una externa. Creo que en ambos esta administración, al fin, ha logrado mejorar lo que angustiosamente se vislumbró como un fracaso a inicios de su gestión. En cuanto a la seguridad externa, se sustituyó a un ministro que inocentonamente se dejó rodar por las palabras de un político nicaragüense, en torno a la navegación en el Río San Juan y cuyo resultado final fue la posesión extranjera de nuestra Isla Calero. Pero más allá de ese episodio, la construcción de una carretera, que desde hace muchos años debía haber sido edificada, la cual recorre una parte importante de nuestra frontera norte, ha incrementado sustancialmente la seguridad de los vecinos y de sus haberes ante el extranjero, tal cual es una de las funciones principales que tiene todo estado. Es un buen principio de corrección de las labores propias de un estado, que se ha metido en todo, excepto en lo que propiamente debe de estar. No se le debe escatimar el apoyo a nuestra administración en el tema de la seguridad externa.

En cuanto a la seguridad interna, también en los últimos tiempos parece que se han logrado algunos progresos importantes. Una vez más, la ubicación de una persona preparada y dispuesta a cumplir con su labor, puede explicar esos resultados. Don Mario Zamora va bien y con la cantidad de recursos que le van a ingresar, aunque sea provenientes de un impuesto sumamente regresivo, cual es el impuesto a las sociedades anónimas, es de esperar aún mejores resultados. Al menos creo que en lo que a delincuencia común se refiere, pues dudo que pueda contener la marea de un narcotráfico con abundancia de recursos. Don Mario, eso sí, deberá cuidar que los mayores fondos le sean entregados y que no pasen a ser simplemente otra fuente de financiamiento de un gasto público desbordado, que, en mi opinión, es el problema principal que hoy confronta esta administración.

El otro tema, que supuestamente esta administración fortalecerá en lo que le falta, es la provisión de obra pública. Ya es una excelente noticia la modernización que se tendrá del muelle de Moín, pero es claramente insuficiente para las necesidades detectadas en el ámbito de la infraestructura. Debe reiterarse el uso del instrumento de la concesión para lograr el avance requerido. Para ello es crucial evitar los patentes errores detectados en el caso de la concesión de la carretera a Caldera, pues la incapacidad demostrada y la opacidad con que las cosas fueron hechas, no debe de repetirse jamás. Por supuesto, para ello debemos empezar por asignar las responsabilidades a quienes no cumplieron con una buena y correcta labor. Pero la utilidad del instrumento sigue en pie. Una de sus mayores ventajas es que, quienes usan las instalaciones concesionadas, son quienes pagan por el servicio recibido. No debemos caer en el cuento que, de nuevo, vuelve a escucharse, cual es que sea el estado quien se encargue de hacer las obras y que seamos todos los costarricenses quienes paguemos por ella. ¡Que paguen quienes las usan! Quienes no las utilizan, pues que no tengan que pagar. La mejor forma de hacer un uso eficiente de los recursos, es no dejando que los vivillos de siempre utilicen la infraestructura, a la vez que seamos los otros que tengamos que pagar por ella.

Uno entiende que esta administración quiera impulsar, como tercer pivote para sus próximos dos años, el avance de los centros u hogares de cuido. Se ha dicho que los políticos requieren realizar algún tipo de obra social para gozar del voto popular. También se ha aseverado que la obra social es impostergable. No creo en esas dos afirmaciones, pero, por el momento, voy a aceptarlas como correctas. “La primacía de la acción ‘social’ debe tener su lugar”. Pero, he aquí el dilema: no alcanza toda la plata del mundo para hacer todo lo “social” que algunos desean. Por eso, es necesario escoger entre alternativas: el problema económico es real.

Lo peor es que, hoy por hoy, la cuestión es aún más trascendente: ver qué se escoge hacer con los fondos que se pueden disponer. El cáncer que carcome nuestro sistema de seguridad social, exige que el estado costarricense asuma una buena cuota de responsabilidad por las actuaciones que al respecto ha seguido. En vez de meterse a nuevos proyectos “sociales”, como los hogares de cuido, el estado debe tratar de resolver de la mejor manera posible el serio problema de la Caja, lo cual incluye el fortalecimiento de los Ebais. Por supuesto, que el arreglo no puede consistir en pasarle la cuenta de sus errores a los ciudadanos, aumentándole, una vez más, los impuestos.

No soy enemigo de este gobierno como para alegrarme de sus trifulcas financieras, pero sí creo que es mi deber advertirle que no puede estar en todo al mismo tiempo, dado el límite natural en los recursos. Porque no se trata de seguirle quitando fondos a los ciudadanos por la vía de impuestos, para seguir gastando cada vez más y más. Como parte esencial del reordenamiento de las finanzas pública que debe hacerse, está limitar cualquier nuevo emprendimiento que signifique fuertes erogaciones, en especial a la luz de los serios problemas que hay en nuestra seguridad social.

Un buen resultado de la encerrona sería que, quienes participaron en ella, logren darse cuenta de que no hay capacidad para que se haga todo lo que los políticos quisieran hacer, en especial ante los graves problemas financieros que afectan a nuestro país y del grave daño que está carcomiendo a la Caja, la cual, si bien requiere de profundas transformaciones, sigue siendo un pilar de la salud del ciudadano.

Publicado en el sitio de ASOJOD el 27 de marzo del 2012