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Ver la Versión Completa : Artículos publicados en Diario La Nación 1990-1999



Elisa
14/03/2012, 21:12
Tenemos el agrado de presentarles los artículos que el Sr. Jorge Corrales Quesada publicó en el Diario La Nación de 1990 a 1999

Elisa
15/03/2012, 08:58
1990-01-05-AGENDA INCONCLUSA

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AGENDA INCONCLUSA

La Nación, 05 de enero de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 191-192.

El proceso de apertura de nuestra economía, el cual es visto por numerosos analistas como la mejor alternativa para que los costarricenses podamos disfrutar de un futuro mayor nivel de vida, ha estado dirigido por los cauces apropiados, sin que por ello debamos darnos por saciados con lo que, al momento se ha realizado.

No voy a insistir en que es necesario poner orden en el déficit del sector público, pues hasta los políticos de turno han pretendido legitimizar sus aspiraciones sustentados en promesa de responsabilidad financiera, que ni el más crédulo de lo electores seriamente los acepta. El déficit en el sector público se refleja en uno de la cuenta corriente de nuestra balanza de pagos, de manera que, tarde o temprano, se requerirá un ajuste global del primero, a fin de evitar presiones indebidas en nuestras cuentas externas.
Hay, sí, otros elementos importantes en nuestra economía, a los cuales no se les ha prestado la atención debida. Por ejemplo, la cual legislación de quiebras contribuye a la inmovilización de valiosos activos de empresas en problemas, lo que impide su utilización en alternativas que podían contribuir a la producción nacional. Dado que el programa de ajuste estructural, para que tenga resultados deseables, requiere necesariamente del traslado de recursos de actividades relativamente ineficientes, hacia otras más eficientes, una moderna ley de quiebras deberá facilitar su movilización, en vez de constituirse en el grave obstáculo actual al uso eficiente de recursos escasos.

Asimismo, debe proseguirse con la privatización de la economía; no efectuando traslados de propiedad de una parte del sector público hacia otra, que es un engaño, sino sustituyendo al Estado por la actividad privada sujeta a la competencia. De esta manera se beneficiaria al consumidor, que es el fin último de la actividad económica. Para acabar con tabúes, a los que algunos son tan afectos, se podría aprender de las experiencias de gobiernos socialistas en Europa, quienes han llevado a cabo ambiciosos programas de privatización muchos de ellos con resultados positivos a relativamente corto plazo.

Igualmente, nuestro país deberá profundizar su proceso de desgravación arancelaria y, muy especialmente, eliminar las distorsiones internas que afectan nuestra competitividad internacional. El costo de 6.000 millones de colones en CATs es la mejor prueba de que las cosas no funcionan como lo deberían hacer, pues no debe olvidarse que todos pagamos las políticas económicas equivocadas, lo cual nos debería conducir a que exijamos inteligencia en la conducción de la cosa pública.

Elisa
15/03/2012, 08:59
1990-01-09-EL EJÉRCITO PANAMEÑO

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EL EJÉRCITO PANAMEÑO

La Nación, 09 de enero de 1990.

Resultado de la evaporación de la dignidad de las huestes de Noriega y del ascenso al poder del gobierno libremente electo de Endara, a muchos compatriotas les ha dado, creo que con buenas intenciones, por aconsejar a nuestros vecinos acerca de cómo proceder con sus labores de defensa.

Por supuesto, todos han sugerido que el ejército panameño desaparezca ̶ recordando el acto de Figueres– dando lugar a una simple y sencilla guardia civil, encargada de cuidar el orden y la seguridad ciudadana.

Sin que mi opinión sea tomada por nadie como consejo, también creo que Panamá estaría mejor –en las circunstancias actuales– sin ejército y que el pueblo panameño, a través de sus legítimas autoridades, debe impedir el restablecimiento de un orden militar que degeneró en una narcocracia.

Si se les ocurre no tener ejército, sino alguna especie de “guardia civil”, que tampoco se vayan al otro extremo, en que los policías van en zapatillas de cuero, mientras socorren a sus compatriotas inundados, porque no hay plata para botas puesto que ello puede sonar a “militar” o, también, quitarles a los policías los grados de los que solíamos reírnos, para darles un matiz “progre” y denominarlos comisionados. Tampoco, como si el hábito hiciera al monje, que concluyan, como nosotros, por revestirlos de mariposas amarillas o algo parecido, en un arroz con mango muy a la tica, sólo para que se diga internacionalmente que así somos consistentes con la paz.

Si me parecen ridículos algunos de los argumentos usados para incitar a los panameños a que den tan crucial paso. Un comentarista de la televisión dijo, a fines del año pasado, que siguieran el ejemplo de Costa Rica, la cual acaba de celebrar su 100 años de democracia debido a que no tenía ejército, lo cual implica que, si hay ejército, no hay democracia o que hay democracia, porque no hay ejército.

Pero, lo cierto es que si Costa Rica celebra 100 años de democracia, también lo es que no es sino a partir de 1948 (40 años) cuando no tiene ejército; o sea, por 50 años hemos tenido democracia con ejército. Además, es fácil señalar numerosos países en que, con ejército y hasta muy grandes, se vive en plena democracia. Conclusión: aunque abunde la verborrea, cuando se trata de dar un buen consejo a un amigo conviene utilizar la lógica. Hay muchos y muy fuertes argumentos para que Panamá se olvide de sus militares y para los que no hay necesidad de despreciar la inteligencia.

Elisa
15/03/2012, 09:19
1990-01-14-CÓMO LOGRARLO


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¿CÓMO LOGRARLO?


La Nación, 14 de enero de 1990.


Al leer recientes opiniones expresada en relación con la situación actual de la economía del país y a lo que nos puede esperar en el año entrante, llego, primero que nada, a una conclusión muy general aunque básica: todas parecen concordar en los problemas que se padecen o se deben resolver, pero, lamentablemente, ninguna nos señala, con suficiente claridad y exactitud, qué o como debemos hacer para solucionarlos.

Como ejemplo de esta apreciación, voy a referirme al papel que se adscribe al exceso de gasto público, como factor causal de una serie de dificultades en nuestra economía. Casi todos lo que han opinado sobre estos asuntos, coinciden en que el exceso de gasto público, muy superior a las recaudaciones fiscales, ha ejercido o está provocando u ocasionará problemas tales como inflación, devaluación, líos en las cuentas de la balanza de pagos, entre otras que podría agregar, pero, lamentablemente, ninguno de los ensayistas nos dice cómo se debe resolver este punto del exceso del gasto público.

Podría haber razones de oportunidad política para no querer referirse con profundidad al asunto ( alguien creería que su puesto de Ministro actual o entrante se vería en peligro si lo hiciera), pero creo que se le hace un mal servicio al ciudadano interesado en distinguir la paja del arroz o en que se evolucione del lugar común, por el cual se acude el reputado villano del gasto público dispendioso, sin que el gobernante o quien pretende gobernar nos digan cómo hacer para equilibrar las finanzas públicas. Esto es, si deberán de aumentarse los impuestos o incrementarse la abultada deuda interna (la externa sigue refrenándonos) o acudir a la inflacionaria máquina de hacer billetes en el Banco Central o disminuir el gasto público.

Si alguien sugiere lo último, ojalá que señale en qué rubros o montos deberá reducirse el gasto público, qué programas habrá que recortar y que no se limiten a pregonar el enorme ahorro en las arcas nacionales, al sustituir un caro papel blanco que usa el burócrata, por uno más barato de color amarilloso. El asunto requiere de un análisis profundo y consistente.

Ese andarse por las ramas también se dio con el tema del CAT: al fin de cuentas, casi todo los involucrados estaban de acuerdo en que sirviera para compensar “distorsiones internas”, pero, a la hora de la negociación –el reparto de las platas de la colectividad– nunca se supo decir en qué y en cuánto consistían dichas distorsiones. De nuevo, para algunos lo mejor, tal vez, es dar un matiz intelectualmente sonoro a una circunstancia, al tiempo que evitan tomar decisiones concretas y correctas. ¿Palanganeo?; creo que así lo llama don Julio Rodríguez.

Elisa
15/03/2012, 09:20
1990-01-24-REFORMAS A LA ECONOMÍA SOVIÉTICA

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REFORMAS A LA ECONOMÍA SOVIÉTICA


La Nación, 24 de enero de 1990.

Hace poco releí uno de mis primeros artículos titulado “Nuevas Tendencias Económicas en la U.R.S.S.”, que publiqué en 1966 en la revista El Zorro de la Escuela de Economía de la Universidad de Nuevo León, México. Ahí me referí a las propuestas liberizadoras que formulara el economista Yevsei Liberman, en un famoso ensayo de entonces bajo el nombre “El plan, las utilidades y las naciones socialistas y no-socialistas”.

En mi comentario cité al experto en asuntos soviéticos de la Universidad de Harvard, Abram Bergson, quien decía que “La erosión de la economía puede conducir a la erosión de otros dogmas comunistas. Por esa vía se puede extender el pragmatismo a la práctica, y de ahí, a la política internacional”. Agregaba de mi cosecha que “esto último está más sujeto a la refutación o no de los años”. Y la comprobación pasa por nuestros ojos.

El grave problema de las economías socialistas radica en su pobre crecimiento y en la incapacidad de satisfacer las demandas de sus ciudadanos. Una de las alternativas que tiene para solucionarlo es su apertura al comercio internacional, basadas en sus ventajas comparativas. Sin embargo, la ausencia del sistema de precios, como guía en la asignación de recursos, les impide practicar en él con eficiencia.

El profesor Bela Balassa, de Johns Hopkins y del Banco Mundial, en su reciente ensayo “Reflections on Perestroyka and the Foreign Economic Ties of the USSR”, señala que la “La descentralización de la toma de decisiones en el comercio internacional deberá ser acompañada por la descentralización en la economía doméstica, para ser complementada por la introducción del motivo de las ganancias y de la competencia. En efecto, precios racionales, descentralización, maximización de utilidades, incentivos a los administradores y la competencia, son interdependientes y tendrán que ser proseguidos simultáneamente para que se dé una eficiente asignación de recursos”.(World Bank, Staff Working Paper 149, enero 1989, p.19).

Lo anterior manifiesta con claridad algunos de los rasgos institucionales de una economía del mercado, que están ausentes en los actuales órdenes socialistas. En esencia, la falta de crecimiento de una sociedad radica en que no existen los incentivos requeridos para una actividad económica. Lamentablemente, entre las condiciones esenciales citadas hay ausencia de una sumamente importante, la cual gravita como una sombra tras las sugerencias de Balassa: la necesidad de disponer de propiedad privada, en un sistema en que los derechos de propiedad estén claramente definidos, que sean aplicables y que garanticen aquellos que estimulen la eficiencia en la economía.

Elisa
15/03/2012, 09:21
1990-02-05-EL POPULISMO TRÁGICO


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EL POPULISMO TRÁGICO


La Nación, 05 de febrero de 1990.

Un trabajo reciente de dos economistas, Rudiger Dornbusch y Sebastián Edwards, titulado The Macroeconomics of Populism in Latin America, ilustra, basado en los casos de Chile con Allende y del Perú de Alan García, cómo la irresponsable conducción de la cosa pública, bajo el pretexto de proteger a los más desvalidos, da lugar a gravosos resultados que terminan por afectar en mayor grado a quienes se intentó beneficiar.

Las políticas macroeconómicas de corte populista poseen tres características que interesa destacar: la reactivación de la economía bajo el supuesto de que existe subutilización de la capacidad productiva instalada; la redistribución del ingreso debido a las grandes desigualdades evidentes y la reestructuración de la economía para ahorrar divisas y permitir mayores niveles de salarios, así como un crecimiento más alto que el previo. Como dicen los autores citados “El hilo común aquí es la ‘reactivación con redistribución’. La política recomendada es una redistribución del ingreso, típicamente por grandes incrementos en los salarios reales que no serán trasladados a precios mayores.” (Página 6).

El enfoque populista desprecia la devaluación porque dará lugar a la inflación; el déficit en el sector público constituye más bien una herramienta para el logro de un aumento en la demanda interna, del empleo y de los salarios reales; la política monetaria es vista de soslayo, en cuanto que se presume inexistente su efecto sobre la inflación, convirtiéndose sólo en un instrumento generador de recursos para el fisco.

Como recién lo ejemplifica el caso del Perú, si bien en un principio se observan resultados positivos, a mediano plazo surgen las escaseces de bienes, la carencia de divisas, el aumento de la inflación, los déficit en el presupuesto, ocasionado generalmente por amplios subsidios, dando lugar posteriormente a fugas de capital y a la desmonetización de las economías, al igual que a un descenso en las recaudaciones fiscales.

Los problemas anteriores conducen a que el Estado decida, entonces, tardíamente ajustar el valor de la divisa, pero esto no impide una caída masiva de los salarios reales, incluso a niveles inferiores a los previos a la puesta en marcha de las medidas populistas. La pérdida en el valor real de los salarios es permanente, debido al desmoronamiento del aparato productivo y a la fuga del capital móvil. Así, quien más pierde con las políticas económicas populistas son precisamente aquellos en cuyo nombre fueron impulsadas por gobernantes irresponsables. Alan García es un buen ejemplo para nuestras naciones, acerca de lo que no se debe hacer en la conducción de la cosa pública.

Elisa
15/03/2012, 09:22
1990-02-20-TEMAS ECONÓMICOS

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TEMAS ECONÓMICOS

La Nación, 20 de febrero de 1990.

A pesar de la, en general, buena conducción de la política económica bajo la administración de don Eduardo Lizano en el Banco Central, es necesario que los gobernantes entrantes –al igual que el público– se den cuenta de algunos de los más inmediatos problemas que tendrán que enfrentar, a riesgo de que, si no lo hacen, podría provocarse un serio descalabro en la economía, con muy elevados costos sobre nuestro bienestar.

En primer lugar, el proceso de apertura de la economía debe profundizarse. Es notorio que, a casi un 70% del proceso de desgravación arancelario acordado con el Banco Mundial, se requiere reducir el fuerte sesgo antiexportador, originado en mucho por la aún elevada protección efectiva. Debe rebajarse más a los aranceles (y, más que todo, ser uniformados entre productos e insumos), lo cual originaría un descenso en la protección efectiva y, por lo tanto, en el sesgo antiexportador, lo cual permitiría disminuir los gastos en los CATs pues habría una menor distorsión que requeriría de su compensación.

Un segundo tema de gran importancia es la indispensable reducción del déficit gubernamental. Es posible que, en 1989, como porcentaje del Producto Nacional Bruto el déficit sea casi el doble del negociado con el Fondo Monetario Internacional. Esto significa que, ante la necesidad de un nuevo acuerdo con el Fondo, se exija un reajuste más profundo a nuestra economía.

El elevado déficit del sector público puede estar generando serias presiones en las cuentas internacionales, como ha sido el caso para 1989. De aquí que, posiblemente, ante una reducción en el déficit del sector público se requiera de un ajuste simultáneo en el tipo de cambio.

Por supuesto que las opciones deben ser evaluadas. Si se financia el déficit gubernamental con emisión monetaria, se terminaría con un proceso inflacionario mucho mayor que el actual. Si, alternativamente, se busca financiarlo colocando deuda interna (la cual de por sí ya es muy abultada), se terminaría por disminuir el crédito al sector privado o por elevar las tasas de interés, lo cual retraería la inversión y el crecimiento económico. Si se busca plata afuera, debe serse realista sobre su actual limitación.
Por su parte, la alternativa de mayores impuestos no parece ser políticamente aceptable, además de que debe evitarse que constituyan una distorsión adicional en la economía. Por lo tanto, todo apunta a que la estabilidad deberá lograrse a través de una reducción efectiva y sustancial del gasto público.

Una vez más se requiere de inteligencia, decisión y, sobre todo, congruencia en las políticas económicas. El costo de no hacerlo así posiblemente recaería sobre aquellos a quienes se busca proteger y ayudar: los más pobres.

Elisa
15/03/2012, 09:42
1990-02-21-NI QUEMÁNDOLE EL HOCICO

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NI QUEMÁNDOLE EL HOCICO

La Nación, 21 de febrero de 1990.

Como parte del acuerdo denominado SAL II entre el Gobierno de Costa Rica el Banco Mundial, CODESA dispondrá de 30 millones de dólares para programas de reconversión industrial, además de otros 65 millones de colones aportados por las Naciones Unidas.

CODESA ya ha definido cuáles son las actividades “prioritarias” para asignar esos recursos en su reconversión y menciona, por el momento, que textiles, calzado e industria alimenticia serán objeto de ese programa preferencial, para que compitan internacionalmente con eficiencia.

Llama la atención que CODESA defina a unas cuantas actividades como “prioritarias”, posiblemente basada en criterios como integración vertical, generación de empleo, formación neta de divisas ¿y vaya usted a saber cuáles otros?, que le permitan a un burócrata, desde un escritorio, decir cuáles han de ser aquellas industrias que tienen asegurado un exitoso futuro, todo por la bondad o la clarividencia estatal. Esto, ni más ni menos, es un refrito del antiguo propósito de CODESA de dar a luz empresas claves o estratégicas en nuestra economía, que el sector privado no estaba dispuesto a llevarlas a cabo.

Lo que nos dice el omnisapiente burócrata es que él sabe mejor que nadie, cuáles son los sectores en que el país puede competir internacionalmente, que está en capacidad de decidir, más que el propio empresario interesado, qué actividades son prioritarias para que el Estado financie su reconversión, en tanto que otras quedan fuera de su favor, pues él juzga, ¿quién sabe cómo?, que no pueden competir con eficiencia en los mercados mundiales. El afán dirigista no se ha terminado: continúa vigente en la que alguien de paso por ella la definió como “la nueva CODESA”.

Según un estudio reciente, ya mucha de la llamada reconversión industrial ha sido llevada a cabo por números empresarios ̶ por supuesto que sin esperar a que se lo dijera el burócrata todo-lo-sabe encargado de definir las prioridades ̶ y que más bien el problema que enfrentan es la restricción en el financiamiento. Lo conveniente parece ser ampliar el crédito al sector productivo (en vez de ir al Estado), pero no dirigiéndolo a la “reconversión” definida por un burócrata, sino hacia lo que el empresario juzga apropiado financiar, En resumen, esta nueva aventura financiera de CODESA es ejemplo del dictum de que al Estado que interviene, ni quemándole el hocico.

Elisa
15/03/2012, 09:43
1990-03-01-LAS ELECCIONES EN NICARAGUA


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LAS ELECCIONES EN NICARAGUA



La Nación, 01 de marzo de 1990.

El hermoso resultado de las recientes elecciones nicaragüenses sin duda alguna que tendrá una enorme importancia para la evolución de nuestra economía.

En primer lugar, bajo el régimen de doña Violeta seguramente Nicaragua recuperará el crecimiento económico que tenia años atrás y que el gobierno sandinista logró hacer retroceder. Nicaragua siempre ha sido, excepto recién, un excelente socio comercial de Costa Rica y es muy posible que con el nuevo gobierno se restablezcan a plenitud las mutuamente benéficas relaciones comerciales entre nuestros países.

En segundo lugar, hace algún tiempo prima entre algunas personas el deseo de restablecer el Mercado Común Centroamericano y, sin duda, la existencia de un orden económico en Nicaragua radicalmente distinto al de los demás países del Área, constituía una limitante para cualquier proceso de integración. Con el cambio sucedido en ese país se elimina un escollo adicional en la posible restauración del Mercado Común.

Sin embargo, es importante que, si se piensa en rehabilitar esa entidad, se tenga presente que el esquema proteccionista, de economía cerrada ante el resto del mundo que generó al desaparecido Mercomún, ahora no tiene razón de ser. Por lo tanto, una reformulación deberá tomar en cuenta los diversos procesos de apertura que se llevan a cabo en las distintas economías centroamericanas, para no caer en el error de restaurar un elevado arancel común en la región, como forma de separarla económicamente del resto del mundo.

Por el contrario, un proceso de reinstalación del Mercomún debe basarse en un arancel en el área bajo y uniforme ante el resto del mundo, con flexibilidad para que cada nación pueda reducir aún más su barrera proteccionista. Por lo tanto, el proceso de convergencia a dicha base es vital para la puesta en marcha del nuevo Mercomún.

Adicionalmente, debe garantizarse el libre movimiento de capitales, así como el libre comercio de productos agrícolas, que otrora se marginaron del proceso de integración. De igual manera, deberá buscarse una homogenización de los diferentes esquemas tributarios y de incentivos de los países, así como una uniformización en la conducción de la política cambiaria en el área.

Estos dos aspectos, entre otros, sin duda que gravitarán en nuestro país, como resultado de la vuelta de Nicaragua a un orden económico y político básicamente liberal.

Elisa
15/03/2012, 09:45
1990-03-01-RESPUESTA AL PRESIDENTE DE CODESA

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RESPUESTA AL PRESIDENTE DE CODESA



La Nación, 01 de marzo de 1990.

Don José Manuel Salazar, Presidente Ejecutivo de CODESA, en referencia a mi artículo “Ni quemándole el hocico”, precisamente me da razón en lo siguiente: CODESA debe ser cerrada, en este caso por inanición, pues si, tal como él nos señala, son pocas las empresas que le quedan por vender y si esa entidad no va a tener ningún papel en el llamado Programa de Reconversión Industrial, entonces que regrese al basurero de la historia, en donde descansan los intentos del paternalismo que otrora abrazaron los afectos domésticos al social-estatismo.

En segundo lugar, don José Manuel Salazar indica en su réplica que las prioridades del programa de reconversión industrial no han sido producto de un burócrata sabelotodo, sino de la convergencia de intereses públicos y privados, lo cual me mueve a sugerirle, aprovechando la visita al país a finales de marzo de la economista Anne Krueger, que le pida le cuente acerca de su artículo “La economía política de la sociedad en busca de rentas”, lo que, estoy seguro, le permitirá comprender cómo empresarios emprenden actividades que no son directamente productivas, a fin de obtener alguna renta que les faculte generar mayores ingresos . Esta renta se obtiene por alguna concesión del Estado, que en tal caso puede ser disponer de recursos financieros favorables que alternativamente no obtendrían en el mercado. Es mucha la intervención estatal observada, que resulta del acuerdo entre el gobierno y un sector particular para lograr un beneficio concreto de este último.

Elisa
15/03/2012, 09:46
1990-03-07-REFORMAR LOS REGÍMENES DE PENSIONES

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REFORMAR LOS REGÍMENES DE PENSIONES

La Nación, 07 de marzo de 1990.

A fines del año pasado, se habló mucho acerca de la necesidad de reformar los actuales regímenes de pensiones. En especial, en ese entonces, los dos candidatos presidenciales, señores Calderón y Castillo, indicaron que eran impostergables, a la luz de las presiones que estaban ejerciendo sobre las finanzas públicas una serie de sistemas de pensiones en situación financiera difícil.

En fechas recientes se ha aclarado el grave panorama de los recursos a disposición del Estado. Se sabía que el déficit era grande ̶ así nos lo había advertido el Dr. Miguel Ángel Rodríguez desde el año pasado ̶ pero no imaginábamos que llegaría a una suma que casi más que duplicó el déficit aceptado en la última negociación con el Fondo Monetario y, si las cosas continúan como están, para 1990 el déficit oscilará entre 24.000 y 27.000 millones de colones.

Esto va a exigir una serie de profundas reformas impostergables en las finanzas del Estado y para lo cual no valdrá como excusa la inacción estatal. Entre otras, se requiere que el Estado se declare en incapacidad de pagar los regímenes de pensiones que, al no mantenerse actuarialmente; esto es, que no se paga con lo que los participantes en el régimen le abonan (y con lo que se genera de intereses), concluyen cayendo sobre los presupuestos de la República, de manera que ese faltante lo terminan por pagar todos los costarricenses.

El Estado tiene como alternativa aumentar la edad para pensionar a los participantes del régimen o elevarles las cuotas que pagan. No puede continuar cargando a todos los costarricenses para que se pague un privilegio resultado del favor electorero o de la visión miope de ciertos gobernantes. Por supuesto, queda la otra alternativa: la de no hacer nada. En este caso, más tarde o más temprano, los perezosos serán enjuiciados por no haber hecho algo bien, en el momento oportuno, frente a la inevitable quiebra de los sistemas de pensiones.

La decisión de intervenir dichos regímenes deficitarios debe disponer de algún mecanismo de transición, mientras se pone orden en ellos y me atrevo a señalar que, por la trascendencia de estos actos, se requiere de la colaboración política del principal partido de oposición al gobierno, en donde personas muy serias han manifestado su honda preocupación, por el inminente colapso de los regimenes de pensiones privilegiadas.

Elisa
15/03/2012, 09:48
1990-03-14-LOS EXENTOS

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LOS EXENTOS

La Nación, 14 de marzo de 1990.

Las autoridades del gobierno entrante han sido claras en que uno de los principales objetivos será eliminar el serio déficit fiscal, el cual ha puesto en peligro la estabilidad de nuestra economía.

La última información que he recibido me indica que el déficit total del sector público en 1989 más que duplicó la cifra que se había acordado con el Fondo Monetario: si se toman en cuenta los pagos autorizados pendientes de liquidación ̶ como debe ser la medición apropiada del déficit, que debe tomar en cuenta al de caja y también lo que está flotando ̶ se elevaría a más de diecisiete mil millones de colones en este año recién pasado.

Los encargados de la parte económica del nuevo gobierno tendrán que entrarle a los diferentes regímenes de exenciones, a fin de lograr la recuperación en las finanzas públicas. A los “exentos” se les deberá revisar, porque si bien estas políticas pueden ser lógicas en algunos casos (como, por ejemplo, exonerar las importaciones de insumos a ser usados en la producción de exportaciones no tradicionales, para garantizar a los exportadores un régimen de neutralidad ante el resto del mundo), en otros casos no parece tener más sustento que la habilidad del “lobby” y la “apertura mangancha” de políticos que, en su momento, les depararon una renta otorgada por el Estado.

Hay en nuestra nación una situación interesante, cual es la exoneración en el pago del impuesto sobre la renta en las empresas cooperativas. Algunas de estas son de las firmas más grandes del país; sin embargo, tales empresas no tributan, lo cual distorsiona la forma de propiedad, disminuye la base del impuesto sobre la renta, lo que requiere de un aumento en los impuestos que el resto sí debe pagar y se eleva la protección efectiva a los sectores privilegiados.

Es más, al régimen cooperativo (así como también para otros grupos) se le da otra serie de exenciones, como no pagar impuestos a la importación de ciertos vehículos lo cual conduce a un incremento sin justificación en las importaciones, además de que se desperdician nuestros escasos recursos. Asimismo, tales empresas no tienen que pagar el impuesto territorial ni el arancelario ni la sobretasa sobre las importaciones de ciertos bienes.

Todas estas exoneraciones ya llevan mucho tiempo: para el mantenimiento del privilegio no se puede alegar ahora que es para ayudar una actividad naciente en tanto se desarrolla. Es hora de que también sean copartícipes de los tributos que muchas otras actividades del país sí tienen que pagar.

Elisa
15/03/2012, 09:49
1990-03-21-TEMAS DE GASTO PÚBLICO

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TEMAS DE GASTO PÚBLICO


La Nación, 21 de marzo de 1990.

Funcionarios del nuevo gobierno han enfatizado la necesidad de eliminar el serio problema del exceso de gasto público sobre los impuestos; esto es, se requiere eliminar el déficit fiscal, cuyos pasos de animal grande rondan por allí de los 31.000 millones de colones en 1990.

Como para lograr este fin los costarricenses esperamos que no sea sólo por aumento de los impuestos, debemos poner atención a todo tipo de medidas que, sin causar costos que excedan los beneficios de tales gastos, conduzca a una más eficiente asignación de recursos. Por ejemplo, me ha llamado la atención el proyecto del Instituto de la Familia, que bien puede lograr bajar los recursos gastados, al tiempo que se logran beneficios mayores, El Instituto de la Familia podría absorber entidades tales como el IMAS, el Patronato Nacional de la Infancia, las Asignaciones Familiares y lograr mantener nuestra red social, al tiempo que se elimina el gasto triplicado de fondos, que hoy más que nunca nos interesan ahorrar.

Hay sectores del Estado en que la prolijidad de instituciones que tratan de lo mismo, se hace casi insoportable ̶ aunque sus beneficiarios insistan en su individualidad ̶ y cuya fusión bien podría derivar en una economía sustancial para todos los costarricenses. Para el sector externo hay un Ministerio de Exportaciones (últimamente llamado de Comercio Exterior), pero en el de Economía existen dos dependencia importantes dedicadas a asuntos parecidos, como son la de Comercio Exterior y la de Integración Económica, que podrían ser fusionadas, También el Centro para la Promoción de las Exportaciones y posiblemente oficinas en el Banco Central que tienen a cargo asuntos similares, deberían formar parte de esa sola entidad que trataría de los asuntos del comercio internacional.

En el campo de la salud merece considerarse la fusión de la Caja del Seguro Social con el Ministerio de Salud, pues hasta hay oficinas a nivel municipal que básicamente tratan de lo mismo. Lo esencial, si se quiere, es que se continúe dando un mismo servicio, pero gastando menos recursos.

La obligación del gobierno, que pronto apretará la faja a toda la ciudadanía, están en poner orden primero dentro de su casa: bajar el gasto público antes que el privado. Así pueden progresar las personas, en especial las menos favorecidas, quienes generalmente resultan ser las más dañadas por el desperdicio del gasto público y por la inflación.

Elisa
15/03/2012, 09:50
1990-03-28-EQUIDAD EN LAS CARGAS


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EQUIDAD EN LAS CARGAS



La Nación, 28 de marzo de 1990.

Tal como he señalado en días recientes, parece impostergable un alza en los impuestos, aunque se busque disfrazar bajo el manto de que se trata de mejorar la recaudación de los existentes. Un punto importante es cómo se van a distribuir las cargas, lo cual hace oportuno tener presentes los abundantes regímenes de privilegio tributario en nuestro país.

Unas de las gollerías más impresionantes es la exoneración de impuestos a la importación de vehículos. Mientras el ciudadano, dejado de la mano de Dios y desprotegido de la cobija de la exoneración, paga gravámenes por la importación de vehículos que más que duplican su valor, ciertos gremios han logrado, mediante legislación diseñada en su favor, que no tengan que pagar esos impuestos. Posiblemente si en Costa Rica se hiciera un estudio, pero en serio, acerca de las exoneraciones de impuestos a los vehículos que circulan en nuestro país, se determinaría que la mayoría de los de lujo han arribado producto de una exoneración.

Trato de recordar algunos de esos regímenes de privilegio y me acuerdo, por supuesto que de primero, de la exoneración que tienen los diputados, así como la de los diplomáticos costarricenses que regresan al país; también están los pensionados y las de vehículos que, si bien son del Estado, los disfrutan los altos jerarcas del gobierno; asimismo, recuerdo a los inválidos, los taxis de lujo, así como a ciertas entidades de beneficencia que rifan carros y ¿qué sé yo cuántos más “exonerados” ingresarán en el país?
Es muy posible que los diputados entrantes decidan poner nuevos impuestos, de manera que será una buena ocasión para que ellos se ganen el respeto ciudadano. Propongo que renuncien al privilegio de importar vehículos exonerados (generalmente Mercedes, BMW, Range Rover y similares) y que, al mismo tiempo, se les permita disfrutar, en tanto son diputados, de vehículos populares, como los que ciudadanos comunes y corrientes pudieron adquirir con la rebaja de impuestos dada hace unos años. Así, el diputado rural podría disponer de un “yipsito” para sus giras en el campo y, el urbano, de su auto para realizar sus ajetreos citadinos.

Con esta decisión los ciudadanos podríamos pensar que los diputados no han legislado en su favor, sino que tienen muy presente una actitud responsable ante la ciudadanía. Al ponérsenos más impuestos, debemos exigir una distribución más justa de las cargas tributarias y eso incluye las exoneraciones en el pago de impuestos a las importaciones de vehículos, que actualmente disfrutan, entre otros, los diputados.

Elisa
16/03/2012, 11:15
1990-04-06-PERMANENCIA DE BUENAS POLÍTICAS

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PERMANENCIA DE BUENAS POLÍTICAS

La Nación, 06 de abril de 1990.

Como resultado del reciente Seminario sobre Políticas Económicas en Costa Rica, se recibió la visita de algunos distinguidos economistas chilenos. Varios de ellos fueron partícipes de la formación de políticas económicas en el anterior gobierno de Pinochet, en tanto que otros han sido críticos permanentes de la dictadura. Todos estos profesionales no sólo comparten una enorme capacidad, sino también el deseo de que otros entendamos a plenitud qué es lo que ha sucedido en ese país y qué se puede esperar ante la llegada al poder del presidente Aylwin.

Estos economistas, a quienes algunos peyorativamente han llamado “los Chicago Boy´s”, son distinguidos profesionales no sólo en su país sino también en el extranjero, en donde varios son profesores de respetables universidades norteamericanas y sus libros son objeto del estudio riguroso de la academia.

A uno de ellos, el Dr. Sebastián Edwards, le pregunté si el nuevo gobierno de Aylwin cambiaría las políticas económicas que caracterizaron la era de Pinochet. Me respondió que creía que, tan sólo en cosas menores, en general sería mucho más liberal de lo que fue el programa inicial de Pinochet en 1973. Esto es, que únicamente habría algunos cambios pequeños en los lineamientos generales del programa de desarrollo chileno.

Abundó al decir que la razón para no cambiar las buenas políticas económicas era evidente. Chile, históricamente un paìs con muy elevadas inflaciones, en los últimos años la tenía controlada; el problema de desempleo había desaparecido gradualmente; le había hecho frente a los pagos de la deuda externa, la cual más bien se redujo; las exportaciones habían aumentado asombrosa y continuamente y un crecimiento similar se habría logrado en el producto nacional bruto per cápita.

Sin duda que el equipo económico de Aylwin hará cambios: mencionó que variarán ciertas reglas sobre la contratación laboral, pero que, en general, los economistas del nuevo gobierno mantendrán las buenas políticas proseguidas por el anterior gobierno.

Para desmayo de quienes sólo buscan lunares en el esfuerzo chileno, me manifestó que ciertamente habìa pobreza en Chile; que la ha habido y la habrá, como sucede en todo el mundo, pero que la clave del éxito de las políticas económicas, desde el punto de vista social, estaba en que los grupos de miseria extrema habían sido objeto de ayuda directa y sin ambages, en tanto que se habían eliminado los privilegios, obtenidos al amparo estatal, de los grupos de ingresos relativamente mayores, quienes por supuesto, fueron los mayores oponentes a las buenas políticas económicas del modelo chileno.

Elisa
16/03/2012, 11:16
1990-04-08-ALERTA A LOS TRABAJADORES
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ALERTA A LOS TRABAJADORES

La Nación, 08 de abril de 1990.

Desde hace algunos días se escucha el runrún de que, como parte del plan financiero del nuevo gobierno, a fin de reducir el norme déficit que ha heredado, planea un aumento en las cuotas del Seguro Social.

No se trata de si quien lo paga es el trabajador o el patrono: en última instancia un aumento en tales impuestos se refleja en una disminución de la demanda de mano de obra, lo que significa un aumento en el desempleo, al sustituirse mano de obra relativamente más cara por otros factores de producción, ahora abaratados en comparación con el trabajo.

Ha pasado bastante tiempo desde que di una lucha en contra de los impuestos a los salarios: la ominosa historia de las Asignaciones Familiares es un ejemplo de oídos sordos a la inteligencia del buen análisis económico. No fue sino 20 años después cuando el ex Ministro de Hacienda Fernando Naranjo reconoció que, encarecer el rebajo con cargas sociales, era un freno a nuestras exportaciones, cuya ventaja comparativa reside en bienes que utilizan comparativamente más mano de obra, relativamente abundante en nuestro país.

No puede aceptarse el argumento de que elevar las cuotas de la Caja sea necesario para disminuir el déficit del Estado. Con este argumento, cualquier otro impuesto también lo logra. Un empobrecimiento debido al uso más ineficiente de nuestros recursos, al encarecerse más la mano de obra, se traduce en una base impositiva menor y, por ende, en una disminución en el total de las recaudaciones fiscales.

Debe haber mejores opciones que las que nos presentan quienes sugieren elevar los impuestos al salario. Simplemente piénsese que una reducción en el gasto público también logra una disminución del déficit del gobierno. Resulta una posición cómoda que sólo por vía de los impuestos se cierre el déficit, cuando generalmente, al darle mayores recursos al Estado sólo sirve para que, poco después, de nuevo aumente su gasto y, otra vez, surja el déficit. Somos testigos de cuántos paquetes tributarios se nos han puesto para cerrar el déficit, que poco después resurje como ave fénix.

Es hora de que la inteligencia prime y de que no se engañe más al trabajador. Un impuesto al salario precisamente va en contra de los grupos más desvalidos de nuestra sociedad. Debe avanzarse de las palabras a los hechos.

Elisa
16/03/2012, 11:17
1990-04-15-MÁS IMPUESTOS, MÁS GASTO
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MÁS IMPUESTOS, MÁS GASTO

La Nación, 15 de abril de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. 129.

Hay un fenómeno político que debe analizarzse con atención por los interesados en los asuntos públicos. Me refiero a que con frecuencia los gobernantes señalan que, para equilibrar el déficit del presupuesto del gobierno –dado que se gasta más que de lo que recauda– es necesario aprobar un nuevo paquete tributario, lo que les permitiría llenar tal hueco.

El problema es que, al paso de uno o dos años, de nuevo se presenta el déficit, pero con vitalidad renovada. El aumento de impuestos sirve de plataforma de lanzamiento de más gasto público. En años recientes, en la Administración Monge se aprobó un gravoso paquete tributario, que se supone traería sosiego a las finanzas públicas. Sin embargo, en la de Arias, otra vez, se nos gravó con un nuevo paquete, puesto que el déficit ya era insostenible y que, presuntamente, con la reforma se iría subsanar.
He aquí dos ejemplos de “poner más impuestos para lograr más gasto”. Lo trágico es que, una vez más, como espada de Damocles, pende sobre nosotros una nueva alza de impuestos y, estoy seguro, que se afirmará que resolverá, de una vez por todas, el déficit. Si por la víspera se saca el día, con suerte no será sino en el gobierno del 94 al 98, cuando se apruebe un nuevo paquete, claro que para cerrar “en definitivo” la brecha deficitaria.

Me decía recientemente un experto en finanzas públicas, Vito Tanzi, que en Costa Rica la carga tributaria es sumamente alta (me mencionó, creo que asciende a un 26 por ciento del PNB). Le expresé que, lamentablemente, al momento no veía que hubiera un esfuerzo significativo de reducir el déficit con una disminución de los gastos, sino que, al contrario, parecía que se acudiría, en gran proporción, a un nuevo aumento en los tributos. Porque también constituyen impuestos, las alzas en los combustibles cuando posiblemente el precio interno, excluyendo los impuestos que sobre él pesan, es superior al mundial y que era posible que tal cosa se presente con otros servicios públicos.

Elisa
16/03/2012, 11:18
1990-04-20-IMPUESTO A LA EXPORTACIÓN
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IMPUESTO A LA EXPORTACIÓN

La Nación, 20 de abril de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 207-208.

Sin duda alguna que los mercados reaccionan ante los rumores. El estudio de las “bolas” se ha convertido en una técnica analítica respetable dentro del gremio de quienes tratan de predecir los comportamientos de, por ejemplo, las bolsas de valores, la inversión esperada y los flujos internacionales de fondos, entre otros similares.
En gran parte tal respetabilidad se debe a que los agentes económicos están cada vez más informados y en mayor capacidad de evaluar los resultados de las políticas proseguidas por los gobiernos. Esto es, ya no es tan fácil engañar a unos cuantos todo el tiempo, ni a todos por poco tiempo y claro que nunca se ha podido engañar a todo el mundo, todo el tiempo. Si las autoridades mandan señales contradictorias a los agentes económicos, el daño resultante es, por lo general, oneroso, pues se pierde credibilidad en la inteligencia de quienes formulan tales políticas y, al reaccionarse en el mercado de tales señales contradictorias, surgen actuaciones que derrotan el propósito inicial de tales políticas económicas.



Entre los rumores –a veces bien informados– acerca de qué políticas fiscales aplicará el gobierno entrante, se ha escuchado que incrementará el diferencial cambiario. Esto es, que el gobierno se quedará con una tajada mayor de la que actualmente se posesiona y que pasaría del actual colón, a uno y medio y, tal vez, hasta dos colones de diferencia.

Hay dos problemas básicos con esa forma de resolver el déficit: En primer lugar, una vez más el Banco Central se convierte en agente fiscal, pues no duda en utilizar su facultad de separar el precio de venta del de compra del colón, lo que significa poner un impuesto que no ha sido objeto de la sanción legislativa. Este abuso refleja un retroceso en la creencia de que el Banco Central debe tener menor discrecionalidad, en vez de mayor potestad.

En segundo lugar, esa política constituye, ni más menos, que un impuesto a las exportaciones, contrario al propósito requete señalado de estimular el proceso de apertura de la economía. Resulta paradójico que, por un lado, se nos hable de que se continuará con el proceso de desgravación arancelaria y que, por el otro lado, se grava mal disimuladamente a las exportaciones.

En síntesis, tiene que haber mejores formas de subsanar el grave déficit fiscal: ¿qué tal si les ocurre pensar que eso se podría lograr si se disminuyera radicalmente el gasto público?

Elisa
16/03/2012, 11:19
1990-04-25-UN CONTINUO DE POLÍTICAS

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UN CONTINUO DE POLÍTICAS

La Nación, 25 de abril de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 185-186.

En días recientes, algunos escritores han analizado el tema de apertura de las economías como si se tratara de una dicotomía: que hay que escoger entre regímenes autárquicos o de promoción de exportaciones o, como lo dijo otro autor ansioso de lograr méritos políticos, de escoger entre neoliberalismo o socialdemocracia. Esta visión dicotómica limita la comprensión inteligente de los procesos de apertura de los países.

Por ejemplo, algunos arguyen que las economías de Corea o de China Nacionalista han tenido éxito gracias a la intervención estatal, en tanto que lo contrario es sugerido por otros. Recientemente un autor, con desenfado aún con mayor ignorancia, dice que “el neoliberalismo, al proclamar como panacea la libertad de las fuerzas del mercado… proclama… su renuncia al conocimiento y la ciencia”, para concluir en que “todos los países desarrollados exitosos han construido su historia poniendo en práctica dosis variadas de participación estatal en la conducción de la economía…”.

Esa confusión intelectual radica en que no se reconoce que, más que una dicotomía, el análisis de los regímenes comerciales debe ser visto como un continuo de políticas comerciales, que va desde un régimen caracterizado por la autosuficiencia y el total aislamiento del comercio internacional, hacia otro en que deliberadamente se incentiva a la exportación. En esa secuencia ininterrumpida hay regímenes de comercio tales como de sustitución de importaciones, de orientación hacia el interior o hacia el exterior, de economía abierta o régimen liberal, entre otros que pudieran categorizarse en ese continuo.

Lo importante es el movimiento hacia el sistema al que tienden las economías. Un reciente trabajo sobre este tema concluye en que los países que poseen un sector externo menos distorsionado, son lo que tienden a crecer más, en comparación con naciones que tienen un sector externo relativamente más distorsionado.

La lección que podrían derivar algunos –si desean razonar– es que lo importante es la dirección que tomen las economías: pasar de un régimen comercial distorsionado hacia otros menos distorsionados podría brindar mayor crecimiento a nuestros países. Y a mí no me importa que a esto se le llame neoliberalismo o socialdemocracia o lo que sea. Lo válido es que los regímenes que hacen un mayor uso del sistema de precios son los que tienden a tener mayor éxito, a pesar del dogma de quienes creen que sólo distorsionando la economía, es como se logra el crecimiento.

Elisa
16/03/2012, 11:21
1990-05-06- HACE 78 AÑOS...

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HACE 78 AÑOS…

La Nación, 06 de mayo de 1990.

… Fue cuando Ludwig von Mises publicó en alemán su libro El Socialismo, cuyo gran mérito, a los ojos de los sucesos que sacuden actualmente a Europa Oriental, está en la exactitud con que describió el fin de las economías de decisión económica centralizada.


Permítaseme citar en extenso a Von Mises:
“Podría suceder que algunas naciones permanezcan socialistas, mientras que otras regresen hacia el capitalismo. Entonces los países socialistas por sí mismos procederían a su declinación social. Los países capitalistas progresarían hacia un desarrollo superior de la división del trabajo hasta que por fin, empujados por la ley social fundamental que impulsa al mayor número de seres humanos hacia la división personal del trabajo, y a la totalidad de la superficie de la tierra hacia la división geográfica del trabajo, impondrían su cultura sobre las naciones atrasadas o las destruirían si se resistieran. Este ha sido siempre el destino histórico de las naciones que han evitado el camino capitalista hacia el desarrollo o de quienes se han detenido prematuramente en él.” (Ludwig von Mises, Socialism, p. 466).

El lector podrá darse cuenta de la anticipada habilidad de von Mises para predecir la declinación del socialismo y que parece va concluyendo, para suerte no por la destrucción sino por la “imposición de la cultura”, o, prefiero llamarlo así, por “el simple resultado de las comparaciones”, en el abandono de prédicas a favor de la planificación central y más por la búsqueda de sistemas económicos basados en el mercado. Y no es, como lo puede considerar algún desconocedor del papel del mercado en el orden liberal, resultado de la edificación de esa forma de organizar la economía, sino porque da mayores frutos que órdenes alternativos. Como dice von Mises, es porque los países capitalistas progresan hacia “un desarrollo superior”.

El abandono del socialismo en naciones comunistas, tiene su contraparte en países considerados democráticos. Progresivamente se renuncia al intervencionismo en sus economías y se emplea más el instrumental del mercado, lo cual es síntoma de que los frutos de tal intervención han sido generalmente amargos, pues muchas veces con ello más bien se han afectado los grupos relativamente más desvalidos de sus sociedades. La mano visible del Estado, en contraste con la mano invisible del orden de decisión descentralizada, contra lo predicado, en muchas ocasiones ha concluido por empobrecer y afectar el potencial de crecimiento de las naciones. Por eso es que las ideas de libertad han ido ganando cada vez más terreno urbi et orbi, para desmayo y confusión de los aún intervencionistas en nuestro cotarro.

Elisa
16/03/2012, 11:23
1990-05-06- HACE 78 AÑOS...

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HACE 78 AÑOS…


La Nación, 06 de mayo de 1990.

… Fue cuando Ludwig von Mises publicó en alemán su libro El Socialismo, cuyo gran mérito, a los ojos de los sucesos que sacuden actualmente a Europa Oriental, está en la exactitud con que describió el fin de las economías de decisión económica centralizada.

Permítaseme citar en extenso a Von Mises:
“Podría suceder que algunas naciones permanezcan socialistas, mientras que otras regresen hacia el capitalismo. Entonces los países socialistas por sí mismos procederían a su declinación social. Los países capitalistas progresarían hacia un desarrollo superior de la división del trabajo hasta que por fin, empujados por la ley social fundamental que impulsa al mayor número de seres humanos hacia la división personal del trabajo, y a la totalidad de la superficie de la tierra hacia la división geográfica del trabajo, impondrían su cultura sobre las naciones atrasadas o las destruirían si se resistieran. Este ha sido siempre el destino histórico de las naciones que han evitado el camino capitalista hacia el desarrollo o de quienes se han detenido prematuramente en él.” (Ludwig von Mises, Socialism, p. 466).

El lector podrá darse cuenta de la anticipada habilidad de von Mises para predecir la declinación del socialismo y que parece va concluyendo, para suerte no por la destrucción sino por la “imposición de la cultura”, o, prefiero llamarlo así, por “el simple resultado de las comparaciones”, en el abandono de prédicas a favor de la planificación central y más por la búsqueda de sistemas económicos basados en el mercado. Y no es, como lo puede considerar algún desconocedor del papel del mercado en el orden liberal, resultado de la edificación de esa forma de organizar la economía, sino porque da mayores frutos que órdenes alternativos. Como dice von Mises, es porque los países capitalistas progresan hacia “un desarrollo superior”.

El abandono del socialismo en naciones comunistas, tiene su contraparte en países considerados democráticos. Progresivamente se renuncia al intervencionismo en sus economías y se emplea más el instrumental del mercado, lo cual es síntoma de que los frutos de tal intervención han sido generalmente amargos, pues muchas veces con ello más bien se han afectado los grupos relativamente más desvalidos de sus sociedades. La mano visible del Estado, en contraste con la mano invisible del orden de decisión descentralizada, contra lo predicado, en muchas ocasiones ha concluido por empobrecer y afectar el potencial de crecimiento de las naciones. Por eso es que las ideas de libertad han ido ganando cada vez más terreno urbi et orbi, para desmayo y confusión de los aún intervencionistas en nuestro cotarro.

Elisa
16/03/2012, 11:24
1990-05-11-PACUARE

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PACUARE

La Nación, 11 de mayo de 1990.

No me ha parecido apropiada la actitud asumida por las autoridades del ICE ante el cuestionamiento por parte de ciudadanos, acerca de la conveniencia de construir una represa hidroeléctrica en el río Pacuare.

Al contrario, los argumentos esgrimidos por los grupos opositores a la construcción de la represa los juzgo atinados, sin estridencias y sin demagogia y, por el contrario, más bien apelan al razonamiento por parte de los involucrados en el proyecto.

En esencia, es necesario realizar un análisis costo-beneficio social del proyecto hidroeléctrico de Pacuare. Esto requiere, entre otras cosas, que se evalúe el posible impacto que sobre el medio ambiente tiene la transformación del actual río en un embalse. Este estudio ̶ en especial de los posibles efectos ecológicos ̶ debe ser realizado por algún cuerpo independiente de las partes en conflicto; esto es, ni por el ICE ni por los grupos que se le oponen. El río no es propiedad de unos costarricenses ni del ICE, sino que es patrimonio nacional y, por lo tanto, la decisión de transformarlo con un proyecto hidroeléctrico debe ser valorada en cuanto los posibles ingresos y costos que ocasionaría a la colectividad.

Precisamente los grupos denominados “ecologistas” han señalado la conveniencia de que se realice dicho análisis de costo-beneficio social y en una página pagada por el Comité Por-Defensa del Río Pacuare, afirman que “si se demuestra, con base en los estudios respectivos, que los beneficios del proyecto son superiores a los daños ambientales y su costo social, simplemente lo aceptaremos con gran pesar en nuestro corazón.”

El ICE contribuiría mucho al juicio sano de las presuntas bondades del proyecto si asumiera una actitud similar a la de los ecologistas. Para empezar, debe presentar alternativas al proyecto, así como no impedir que el estudio de los posibles efectos sobre el medio ambiente sea realizado por un grupo independiente de la disputa. El río Pacuare es de todos los costarricenses y como tales nos debe quedar muy claro que, si se va a hacer una represa en su cauce, lo sea porque es el uso alternativo que más conviene al país y no porque resulta de la obligación que tiene el ICE de suplir energía eléctrica al país. En la vida, se trata de escoger entre alternativas y el ICE no parece, por la actitud que ha expresado hasta el momento, que desea dejarnos elegir.

Elisa
16/03/2012, 11:25
1990-05-16-EN VELA ANTE LOS IMPUESTOS

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EN VELA ANTE LOS IMPUESTOS

La Nación, 16 de mayo de 1990.

Don Julio Rodríguez, en su reciente columna “En vela” del 11 de mayo, expresa su preocupación por la no recaudación de muchos impuestos, lo que hace que el gobierno acuda a la experiencia de aumentar los actuales o bien imponer nuevos tributos para llenar sus necesidades de gasto. En mucho estoy de acuerdo con lo que allí expresa el amigo periodista, pero, también, se hace necesario preguntar ¿qué puede motivar a los costarricenses para no pagar los gravámenes vigentes?

Es posible que la conducta de evitar o evadir los impuestos se deba a que resulta más barato el posible castigo tributario, si se es “agarrado”, que pagarlos puntualmente, pero también podría originarse en la percepción que se tiene de la forma en que el gobierno gasta nuestros recursos.

En la huelga reciente del Ministerio de Agricultura, creo que quedó expresado qué tan importante puede ser su gasto. Como parte del paro, se retuvo información sobre el clima y se amenazó con detener los permisos sanitarios a las exportaciones agrícolas no tradicionales. El resto de la paralización del Ministerio posiblemente tuvo poco impacto en el país, excepto por la zozobra en que se nos tuvo, porque la aceptación de sus pedidos –como así resultó– tenía enormes efectos negativos en un presupuesto estatal ya de por sí deficitario, y los cuales tendríamos que pagarlos, de una forma u otra, todos los costarricenses.

¿Qué pasaría si se contrataran servicios internacionales que brinden el estado del tiempo –a cada rato lo vemos en ciertos programas de televisión ̶ en vez de sostener aquí una oficina dedicada a esta actividad? ¿Qué sucedería si, en vez de que sea el MAG quien otorga los permisos de exportación, se facultara que lo brinden muchas empresas privadas registradas ante autoridades extranjeras, permitiéndose la contratación privada de sus servicios, de manera que un mal permiso implique consecuencias estipuladas en el contrato?

Lo que quiero decir es que es necesario revisar mucho del gasto público y con ello estoy seguro que muchos ciudadanos estarán dispuestos a pagar los tributos. Pero, antes que alguien nos diga que la única forma de reducir el actualmente elevado déficit, es por el aumento en los impuestos, ante la alternativa de tener una nefasta inflación, debemos preguntar, ¿qué pasaría si se disminuyera el gasto público? Los costarricenses deben recordar, que más recursos para el Estado, aunque sea para paliar sus déficits, son sólo la base para que, luego, gaste más y más.

Elisa
16/03/2012, 11:26
1990-05-16-EN VELA ANTE LOS IMPUESTOS

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EN VELA ANTE LOS IMPUESTOS

La Nación, 16 de mayo de 1990.

Don Julio Rodríguez, en su reciente columna “En vela” del 11 de mayo, expresa su preocupación por la no recaudación de muchos impuestos, lo que hace que el gobierno acuda a la experiencia de aumentar los actuales o bien imponer nuevos tributos para llenar sus necesidades de gasto. En mucho estoy de acuerdo con lo que allí expresa el amigo periodista, pero, también, se hace necesario preguntar ¿qué puede motivar a los costarricenses para no pagar los gravámenes vigentes?

Es posible que la conducta de evitar o evadir los impuestos se deba a que resulta más barato el posible castigo tributario, si se es “agarrado”, que pagarlos puntualmente, pero también podría originarse en la percepción que se tiene de la forma en que el gobierno gasta nuestros recursos.

En la huelga reciente del Ministerio de Agricultura, creo que quedó expresado qué tan importante puede ser su gasto. Como parte del paro, se retuvo información sobre el clima y se amenazó con detener los permisos sanitarios a las exportaciones agrícolas no tradicionales. El resto de la paralización del Ministerio posiblemente tuvo poco impacto en el país, excepto por la zozobra en que se nos tuvo, porque la aceptación de sus pedidos –como así resultó– tenía enormes efectos negativos en un presupuesto estatal ya de por sí deficitario, y los cuales tendríamos que pagarlos, de una forma u otra, todos los costarricenses.

¿Qué pasaría si se contrataran servicios internacionales que brinden el estado del tiempo –a cada rato lo vemos en ciertos programas de televisión ̶ en vez de sostener aquí una oficina dedicada a esta actividad? ¿Qué sucedería si, en vez de que sea el MAG quien otorga los permisos de exportación, se facultara que lo brinden muchas empresas privadas registradas ante autoridades extranjeras, permitiéndose la contratación privada de sus servicios, de manera que un mal permiso implique consecuencias estipuladas en el contrato?

Lo que quiero decir es que es necesario revisar mucho del gasto público y con ello estoy seguro que muchos ciudadanos estarán dispuestos a pagar los tributos. Pero, antes que alguien nos diga que la única forma de reducir el actualmente elevado déficit, es por el aumento en los impuestos, ante la alternativa de tener una nefasta inflación, debemos preguntar, ¿qué pasaría si se disminuyera el gasto público? Los costarricenses deben recordar, que más recursos para el Estado, aunque sea para paliar sus déficits, son sólo la base para que, luego, gaste más y más.

Elisa
16/03/2012, 11:27
1990-05-21-PROGRESOS EN MÉXICO

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PROGRESOS EN MÉXICO

La Nación, 21 de mayo de 1990.

No ha pasado inadvertida en Costa Rica la reciente des-estatización de la banca comercial de México. El Presidente Salinas de Gortari está dispuesto a modernizar su nación, a contrapelo de la mentalidad de catacumbas de los socializantes de siempre, quienes, sin duda, han de mirar como un hereje al ilustrado gobernante azteca.


Como resultado de las malas políticas económicas de López Portillo, el capital privado mexicano abandonó su país a inicios de la década de los ochenta. En gran parte se empleó al sistema bancario comercial privado para transferir los fondos y así salvaguardar los ahorros de los ciudadanos. La banca mexicana estaba virtualmente quebrada, cuando se decidió estatizarla. Algún cínico pensará que con ello se protegieron los escasos haberes de una banca arrasada, pero el problema de concentración del poder que otorga tal apropiación, sin duda que hizo temblar a los hombres libres. La monopolización del crédito confiere un poder enorme a quien lo posee, como lo atestiguamos los costarricenses.

Salinas tiene que haberse dado cuenta de los vicios a que conducía la estatización de la banca comercial. No sólo se restringía la libertad, sino que se consideraba al crédito como bien de difunto: me imagino que sólo algunas personas tendrían acceso a ciertos créditos, en especial si tenían la bendición del omnipresente PRI. Pero, además, la ausencia de criterios de rentabilidad dificultaba el desarrollo eficiente de ese país, como es la meta que se han propuesto lograr los nuevos gobernantes mexicanos.

Sin duda que en México, por excelencia, lo que suena a “justicia social” es considerado como bueno. Así, la estatización de la banca en ciertos cotarros se ha justificado porque depara “justicia social”. Esto hace casi heroico a Salinas de Gortari, quien decidió ir contra la llamada “justicia social” y traspasó la banca al sector privado. ¿Será que Salinas está a favor de la “injusticia social”? ¿Será que no cree en la “democratización de la economía”, que es otro eufemismo, que a veces se escucha, para justificar al intervencionismo? ¿Será que Salinas se dio cuenta que con una banca estatizada las probabilidades de crecimiento de su nación se veían notoriamente obstaculizadas?
Ojalá que en nuestro medio, donde mucho de México se podría imitar, algunos comprendan que una banca estatizada no es sinónimo de justicia social y de democratización de la economía y que, por el contrario, la ineficiencia y las pérdidas que usualmente ocurren, terminan por ser pagadas por ese propio pueblo, en cuyo nombre se llevó a cabo la estatización.

Elisa
16/03/2012, 11:28
1990-05-23-MÁS EFICIENCIA Y MENOS GASTO

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MÁS EFICIENCIA Y MENOS GASTO

La Nación, 23 de mayo de 1990.

Antes que a los costarricenses nos “aturucen” con más impuestos, es necesario practicar una profunda revisión de los múltiples formas en que el Estado gasta nuestros recursos. Como creo que algunos miembros del gobierno recién entrado toman en serio el problema de su ineficiencia, tal vez las sugerencias, a continuación expresadas, no caerán en el basurero de ideas en el cual generalmente terminan por reposar.

En el sector del comercio exterior del Poder Ejecutivo existe una duplicación y hasta triplicación notoria de funciones. Me refiero a que, además del Ministerio del Comercio Exterior, en el de Economía funcionan dos direcciones que claramente deberían integrarse al primero. En concreto, las de Comercio Exterior y de Integración Económica realizan funciones que más bien son pertinentes al Ministerio de Comercio Exterior.

No tiene caso tener un cuerpo gubernamental especializado en asuntos de comercio internacional, a la vez que casi una cuarta parte del personal, y tal vez la función más importante del Ministerio de Economía, trata de asuntos de comercio exterior. El cuerpo más capacitado en la administración pública para representar al Estado en las negociaciones arancelarias, está, precisamente, en el Ministerio de Comercio Exterior, el cual debería ser el encargado de este asunto y no el de Economía, como actualmente sucede.

Adicionalmente, como parte de los asuntos de comercio exterior existe el Centro para la Promoción de las Exportaciones (CENPRO), el cual realiza funciones muy similares, y tal vez hasta idénticas, a las que lleva a cabo el Ministerio de Comercio Exterior. En el CENPRO existe, además de su excelente dirección, un personal sumamente calificado en estos temas, el cual podría ser integrado plenamente al de Comercio Exterior.

Algunos alegarán que las funciones no son idénticas y que existen leyes especiales que les dieron su origen institucional, pero éstas son excusas para mantener la actual estructura administrativa. SI es cierto que el gobierno desea reconvertir al Estado (con todo y un flamante Ministerio para eso), pues que en serio haga realidad sus palabras: las funciones que les son propias se podrían desempeñar más eficientemente y, estoy casi seguro, a un costo menor que el actual. Sólo falta voluntad política para que los costarricenses no desperdiciemos nuestros escasos recursos. Antes que poner más impuestos, primero se debe reducir el gasto público e introducir una mayor eficiencia en los asuntos del Estado.

Elisa
16/03/2012, 11:29
1990-05-29-APERTURA Y RESULTADOS

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APERTURA Y RESULTADOS

La Nación, 29 de mayo de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 187-188.

En mi reciente artículo “Un continuo de políticas” señalé que “pasar de un régimen comercial distorsionado hacia otro menos distorsionado, podría brindar mayor crecimiento a nuestros países. (La Nación, 25 de abril de 1990). Cabe preguntar ahora si ¿con un régimen comercial, en el cual se presenta una activa intervención gubernamental para promover las exportaciones (un dirigismo pro-exportador) o para poner aranceles, se logran mejores resultados económicos, que los que se tendrían con un régimen comercial “liberal”; esto es, en donde no se tienen ni subsidios a las exportaciones ni impuestos a las importaciones?

El trabajo reciente de Sebastián Edwards, Openness, Outward Orientation, Trade Liberalization and Economic Performance in Developing Countries, muestra evidencia interesante de que hay “soporte para la hipótesis de que existe una relación negativa entre el grado de restricciones al comercio internacional y los resultados económicos de los países en desarrollo… los países con mayores grados de intervención (subsidios a las exportaciones o impuestos a las importaciones) tienden a crecer, en promedio, más lentamente que los países con menores restricciones al comercio (World Bank Staff Working Papers, 191, Junio de 1989, p.p.50-51; el paréntesis en el texto es mío).

Lo anterior quiere decir que los regímenes liberales, que no tienen ni aranceles a las importaciones ni subsidios a las exportaciones, o que los poseen en menor grado, son los que presentan mejores resultados. Esto es, entre más intervenga el Estado con el comercio internacional, peores resultados económicos se logran,
Lamentablemente, algún comentarista no entendió que no se trata de tener “un acuerdo contundente con (su) visión al aceptar que el debate no es sobre si el Estado debe intervenir, sino sobre dónde debe intervenir… Por el contrario, la intervención estatal, ya sea con aranceles a las importaciones o subsidios a las exportaciones –si bien ambos tipos de intervención son de diferente naturaleza, son claramente dirigistas– da lugar a menores posibilidades de crecimiento económico, en comparación con el que se tendría bajo un régimen liberal, en donde no se tenga ni subsidios a las exportaciones ni aranceles a las importaciones. Este es el quid del asunto: lo demás es retórica.

Elisa
16/03/2012, 11:31
1990-06-04-DECISIONES DOLOROSAS

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DECISIONES DOLOROSAS

La Nación, 04 de junio de 1990.

Es posible que se requiera reducir el exceso de empleo en el sector público. La rebaja del enorme déficit implica no sólo el aumento en los impuestos: parece que ya en el sector privado ̶ tanto en empresas como en familias ̶ hay criterio de que no es posible que, cada cuatro años, se le exija un elevado sacrificio, al aumentárseles los precios de los servicios públicos y de los más diversos gravámenes, mientras que el gasto estatal sigue tan imperturbable como las pirámides de Egipto.

Es importante que el Estado, si en serio pretende reducir su déficit, acuda en un grado significativo a disminuir su gasto. Mas no es posible lograrlo por artificios, como decir que se va a rebajar en un porcentaje (se ha mencionado un 5%) del presupuesto, cuando se sabe que, históricamente, el Estado nunca gasta todo lo que presupuesta y que, lo que no se puede gastar normalmente ha ascendido a ese 5%, del cual se habla. Se requiere de una verdadera reducción del excesivo gasto público.

En el pasado, en algunos intentos por disminuir el gasto, se procedió a hacerlo con la inversión, con lo que las generaciones futuras dispondrán de menos servicios básicos. No se reducen los gastos corrientes, sino la inversión: se prefiere comer el pastel, en vez de preparar más levadura.
Es factible que, si existe una verdadera determinación de reducir el gasto, se tenga que bajar el empleo en el sector público. Para relativa fortuna de los gobernantes, tal vez es éste el momento en la historia reciente de Costa Rica, en que una disminución de la empleomanía pública no causaría el ejército de desempleados que tanto temen los políticos.

La tasa de desocupación es sumamente baja: el último dato indica que la abierta es de 3.8%, algo pocas veces visto en nuestro país. A su vez, el empresario clama por la falta de personal y en los periódicos abundan anuncios en que se solicitan trabajadores. La relativa normalización de Nicaragua provocará la repatriación de muchos trabajadores de esa nacionalidad, quienes ahora laboran en nuestro país. Esto indica que las posibilidades de encontrar empleo en el sector privado, al surgir desocupación en el sector público, son sumamente altas.

En síntesis, es necesario disminuir el exagerado empleo en el sector público; el momento actual parece ser el menos inconveniente para tomar tan dolorosa, pero necesaria, acción de parte del mayor empleador del país: el Estado.

Elisa
16/03/2012, 11:32
1990-06-08-QUÉ HACER CON EL CAT

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¿QUÉ HACER CON EL CAT?


La Nación, 08 de junio de 1990.

Para responder parto de dos supuestos: primero, que es necesario reducir el monto de los Certificados de Abono Tributario actualmente otorgados por las exportaciones no tradicionales y, segundo, que el Estado desea reducir tal erogación, que se supone constituye un grave problema fiscal.

Según el paquete tributario anunciado por el gobierno, se creará un régimen de incentivos similar al negociado a postrimerías del gobierno de Arias, el cual estuvo sumamente influido por consideraciones electorales, pues cuesta quitar una renta poco antes de unas elecciones.

El CAT que se negoció estuvo viciado en cuanto a que mantenía la renta a los exportadores de ese entonces, mientras que cualquier nuevo entrante recibiría un subsidio menor, a contrapelo del argumento de que el CAT era indispensable cuando se abrían nuevos mercados.

El gobierno ha dicho que no puede reducir el CAT, dado que en el contrato de exportación se garantiza tal subsidio, por lo que el Estado, si lo quita, enfrentaría juicios que a la postre le saldrían más caros al fisco. Ante esta situación, propongo cuatro alternativas que el Estado podría considerar, para aliviar el problema que constituyen los CATs:
Primera: existe una cláusula en el contrato de exportación por la cual el CAT es revisable cada dos años, según su valor agregado. El Estado podría exigir un 100 por ciento a dicho valor para continuar dando el CAT. Con esta medida se atraería a la mesa de negociaciones a las partes interesadas y lograr con ello un subsidio que sea más apropiado a la capacidad fiscal.

Segunda: se podría inducir que los Estados Unidos (principal importador de nuestros productos no tradicionales, aunque es difícil que lo haga) pongan aranceles compensatorios por el subsidio del CAT. Según una cláusula del contrato de exportación, en esta circunstancia el Estado costarricense no tendría que compensar a nadie por la eliminación del CAT.

Tercera: se podría ampliar el plazo de maduración del CAT a unos 50 años, lo que reduce radicalmente su valor presente, lo cual, al igual que bajo la primera alternativa, seria una manera de atraer a negociar a las partes involucradas.
Cuarta: se podría introducir un impuesto a las exportaciones no tradicionales que reciban el CAT, con lo que su valor neto se reduciría a lo que permita la capacidad de la economía.

Elisa
16/03/2012, 11:33
1990-06-11-INTERPELACIÓN POR RESPONDER

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INTERPELACIÓN POR RESPONDER

La Nación, 11 de junio de 1990.

Hace pocos días, en la Nación, don Claudio Alpízar interpeló a funcionarios públicos de la administración Arias: concretamente, preguntó a quienes tuvieron la responsabilidad fiscal del país, si era cierto que dejaron las arcas públicas en tan mala situación, como para que se justificara el paquete de impuestos recetado por la nueva administración.
Es importante que no se dé la callada, por respuesta. Necesitamos saber si el déficit tiene un fondo: la última estimación señalaba que, en 1990, de no tomarse medidas, ascendería a 39.000 millones de colones; esto es, el déficit por cada costarricense llegaría a la bicoca de 15.000 colones.

He leído respuestas sobre el tema de funcionarios del gobierno previo y, sin duda, la pregunta que formula don Claudio contribuiría a aclarar el debate, acerca de las cargas que propone la nueva administración. Yo, por mi parte, también, pregunto:
1. ¿Es o no cierto que, según han indicado funcionarios entrantes, en 1990 el déficit gubernamental ascendería a 38 o 39.000 millones de colones?
2. ¿Es cierto que, por ejemplo, de gastos presupuestados en Casa Presidencial para publicidad, de unos 30 millones, a mayo se disponía de sólo ¢500.000? ¿Pasa algo similar con otras partidas del presupuesto?
3. ¿Es cierto que había un alto grado de certeza en la administración anterior de que los laudos serían ganados por los trabajadores públicos y, sin embargo, no se tomó a tiempo medida alguna al respecto?

4. ¿ Es o no cierto que, hace un par de años, el economista Carmelo Mesa Lago realizó un estudio por el cual el gobierno conoció el lastimoso estado de varios regímenes de pensiones y del impacto que tendría sobre el erario público y, sin embargo, no se hizo nada para solucionar el problema?
5. Finalmente, porque algunos se han ufanado de opiniones del presidente del Fondo Monetario, M. Camdessus, acerca de la conducción económica del país en 1989, ¿es o no cierto que los datos que disponía el Fondo Monetario sobre la situación fiscal diferían mucho de los que la realidad ha mostrado que eran? Esto es, ¿se le dieron al Fondo cifras muy distintas ̶ inferiores ̶ sobre el déficit en el sector público?

No debe satisfacer a los costarricenses una anguila que se escurra a tiempo de su responsabilidad, ni un Poncio Pilatos que se lave las manos, como tampoco que, porque el gobierno anterior dejó el erario público en estado lastimoso, eso sirva para justificar un inadecuado paquete tributario: la verdad debe ser sabida, pues es derecho elemental de la ciudadanía conocer los actos del gobernante, pasado o presente.

Elisa
16/03/2012, 11:35
1990-06-16-EL DILEMA SOBRE EL EMPLEO

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EL DILEMA SOBRE EL EMPLEO

La Nación, 16 de junio de 1990.

Recientes aseveraciones de funcionarios públicos, alientan que surja una serie de dudas acerca de lo que podría suceder con el empleo en la economía. Destaca la afirmación de que el déficit en el sector público no podía hacerse reducido por el desempleo de los empleados públicos. Según lo dicho, el déficit deberá ser reducido en parte por la baja en el gasto público, pero principalmente por la disminución de la demanda privada. En vez de rebajar el gasto estatal, el impulso principal de la reducción del déficit descansa en la parte privada (esto es, familias o empresas) de la economía.

Lo preocupante de esta creencia es que, si bien el gobernante observa el efecto directo de la disminución del empleo público, soslaya que en el sector privado deberá disminuir la ocupación. Es decir, se ha preferido al empleo público en vez del privado. El Presidente del Banco Central señaló que, como resultado de la disminución anunciada del déficit, es posible que se dé un descenso en la tasa de crecimiento de la economía y, aunado a que el peso del ajuste estará en la parte privada, ello se reflejará en un descenso en el empleo (o en su tasa de crecimiento) en dicho sector.

A su vez, dos altos funcionarios anunciaron que en los próximos aumentos de salarios mínimos, deberá tomarse en cuenta que en la administración Arias los salarios no crecieron tanto como los precios. Es disputable que se dio tal reducción del salario real, pero, si se lleva a acabo la voluntad gubernamental, posiblemente se traducirá en un aumento en el salario real sin ser sostenido por un aumento en la demanda de trabajo, lo que posiblemente provoque un descenso en el empleo privado. Las políticas salariales anunciadas también perfilan un efecto negativo sobre el empleo en el sector privado.

Por lo expuesto, debe destacarse que resulta contradictorio el pedido gubernamental –parte del paquete de compensación, ante el aumento en los tributos– de que el sector privado aumente en 4.000 sus empleos anuales. Me parece que no existe claridad en la política salarial del gobierno y que, por tanto, difícilmente logre el objetivo que busca.

Es importante, antes que nada, que el Estado defina si prefiere al empleo en el sector público en vez del privado y, luego, que las políticas económicas que piensa seguir sean congruentes con los ofrecimientos públicamente expresados.

Elisa
19/03/2012, 08:22
1990-06-18-MÉXICO DERRIBA VIEJOS MITOS

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MÉXICO DERRIBA VIEJOS MITOS



La Nación, 18 de junio de 1990.

Paso a paso, en México se han ido derrumbando viejos mitos: cada día sorprende más la inteligencia desplegada por su Presidente Salinas de Gortari, quien, con ritmo seguro, busca modernizar a su país a través de un claro proceso de inserción de su economía al comercio internacional.
¿Quién iba a imaginarse que en aquella nación, en donde campeaba la corrupción para lograr un simple permiso para importar, ahora rija un arancel máximo del 20 por ciento, que al bajar la protección efectiva, otrora disfrutada por el grupo de privilegio, provoca la búsqueda empresarial de la eficiencia, en vez de la renta y del subsidio para poder sobrevivir?

¿Quién iba a imaginarse que en México, en donde las empresas públicas eran feudos para los privilegiados políticos de un cierto momento, ahora serán privatizadas para evitar el saqueo institucional que representaban las pérdidas sistemáticas a que daban lugar?

Salinas de Gortari, hombre educado, pero, más que todo, visionario, se ha dado cuenta de que su país sólo puede progresar mediante la creación de un régimen comercial, que dé lugar al más amplio desarrollo del potencial creador del empresario, en vez de provocar que surjan grupos de privilegio quienes indebidamente usufructúan por la falta de competencia.

Salinas de Gortari, con audacia, que más que impresionante es digna de admirar, decidió derribar otro mito enraizado en el chauvinismo de algunos, que a veces más les servía, no para justificar una actitud ante la historia, sino como un negocio para conservar el poder. El próximo y radical paso en la incorporación de México al mundo es el tratado de libre comercio entre su país y los Estados Unidos. Alejada ha quedado la colcha parchada de remiendos que constituía la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio y, aún más de lado, el proteccionismo a la producción dirigida a su mercado interno.

Salinas ha dispuesto mejorar la condición de los más pobres de su nación; los dueños de la mano de obra, quienes ahora, por la plena participación en el comercio internacional, verán incrementados, con el paso del tiempo pero seguros, sus salarios reales, porque ante las fronteras el libre comercio iguala los precios de los factores productivos.
Ojalá nuestro país imite los buenos pasos de México, pues la lentitud que se observa en nuestro proceso de apertura sólo provocará que nos deje de lado el tren del progreso, especialmente a los más pobres.

Elisa
19/03/2012, 08:23
1990-06-25-QUÉ ES EL NEOLIBERALISMO

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¿QUÉ ES EL NEOLIBERALISMO?



La Nación, 25 de junio de 1990.

Me llama la atención la frecuencia con que se usa la palabra neoliberal. Algunas veces son estudiantes quienes me solicitan literatura sobre el neoliberalismo; en otras ocasiones son filósofos de fuste nacional, quienes mencionan al “pensamiento neoliberal” y, otras veces, hasta políticos en entredicho dicen ser objeto de la persecución de quienes sostienen ideas neoliberales.

El uso de la palabra “neoliberal” me tiene confundido, puesto que no he encontrado una definición clara del término, por lo cual ruego, por favor, que alguien me lo explique. No sé si por neoliberal se entiende a la crítica que don Eduardo Lizano hace de la banca estatizada, pero entonces sería neoliberal el gobierno priista de Salinas de Gortari, quien recientemente devolvió la banca estatal a la empresa privada.

Similarmente, se ha dicho que es parte del neoliberalismo la idea de privatizar el monopolio del Instituto de Seguros, pero entonces también sería neoliberal el gobierno social-demócrata de Lacalle en Uruguay, quien hace poco deshizo el monopolio estatal de los seguros en su país.

Quedo más confundido cuando me dicen que la privatización forma parte del neoliberalismo, pero, tal creencia implicaría que el gobierno socialista de Bangladesh (además de otros africanos), debía de clasificarse como de ese gremio, al igual que lo sería el de Honduras (así como otros de Centro América), sin dejar de lado a los gobernantes socialistas de la República Francesa y teniendo presente a la Madre Patria, regidas por los socialistas, quienes, en grande, han privatizado la actividad estatal en sus naciones.
¿Dejará de ser neoliberal Miguel Ángel Rodríguez, cuando habla de mantener una red social básica en el país, para asegurar la solidaridad social en caso de extrema penuria? ¿Dejará de ser neoliberal Jorge Corrales, cuando asegura, sin ser propio suyo, que el fin último de la economía es el consumidor y no el productor? ¿Será neoliberal Oscar Arias, cuando hace de la paz un tema fundamental de su pensamiento, cosa que lo acerca más a Irving Babbit, que a John Kennedy?

Es importante que alguien me explique claramente ¿en qué consiste el neoliberalismo? No sólo es necesario para resolver una supuesta crisis de identidad, sino para analizar categorías. Tal vez sería bueno para algunos de los potenciales encasilladores, que ojearan los textos de Smith, Mill, Hume y Locke, entre otros, y así se darían cuenta que, lo que tratan de clasificar, les podría resultar un simple refrito.

Elisa
19/03/2012, 08:23
1990-07-02-NO AL PRESUPUESTO BALANCEADO

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NO AL PRESUPUESTO BALANCEADO



La Nación, 02 de julio de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 127-128.

Hace poco releí un artículo que escribí en la Nación del 9 de mayo de 1981, titulado El falso espejismo del presupuesto balanceado. Su tesis básica es que balancear el presupuesto no contribuye a solucionar nuestro problema económico, cual es el tamaño relativo del Estado.

Los gobernantes han hecho del balance de su presupuesto una cruzada pública, decisión encomiable pero errónea, pues fundamentalmente recaen en poner más impuestos. En aquel artículo apunté que “las políticas basadas en presupuestos balanceados en realidad permiten cualquier nivel de gasto siempre y cuando existan tributos que los respalden; en verdad lo que deseamos es un límite de crecimiento del Estado y no que éste sustraiga recursos de los individuos para satisfacer sus necesidades”.

El talón de Aquiles del programa de ajuste económico del gobierno, nos los expuso el Ministro de la Reestructuración del Estado, cuando señaló que debemos tener claro “…que el Presidente Calderón optó por la vía de generar ingresos, más que de reducir gastos y que esto es el costo social que el país asume…” (La Nación, 20 de julio de 1990, pág.16-A).

En síntesis, el costo del ajuste no lo va a pagar el culpable del déficit –el Estado– reduciendo sus gastos, sino quienes más bien le dan recursos para que él los gaste. En tanto el sector privado –familias y empresas– estén dispuestas a pagar impuestos, el fisco proseguirá con su gasto. No hay vuelta de hoja, pues, con las mismas ideas de quienes otrora decían despreciar, ahora dejan de lado la oportunidad de reducir el gasto, al tiempo que creen que el ciudadano va a confiar en una difusa promesa, de que el año entrante si practicaran la cirugía necesaria.

La situación del país no admite posponer decisiones, aunque sean difíciles. Con tino, don Ottón Solís, en un artículo reciente en La Nación, ya indicó qué entidades públicas podrán pasar a mejor vida. Pero creo que una sociedad inteligente no debería soslayar el análisis de temas de mayor profundidad: Se han planteado alguien, ¿qué pasaría, por ejemplo, si se cerrara el Ministerio de Agricultura? Es hora de pensar y de decidir, sino estos gobernantes terminarán por caer en la misma olla del intervencionismo social-estatista, en franca decadencia y, espero, en vías de extinción.

Elisa
19/03/2012, 08:24
1990-07-06-TOTEMISMO DE LOS PRECIOS

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TOTEMISMO DE LOS PRECIOS



La Nación, 06 de julio de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 169-170.

Producto del debate sucedido en años anteriores, creí que las autoridades de gobierno, encargadas de poner en práctica o de legitimizar ante el público políticas de precios de garantía, habían entendido el problema.

Sin embargo, por comentarios periodísticos recientes, veo que no se ha comprendido la naturaleza totémica de la creencia de que constituye una mejora del bienestar nacional, que un organismo, el Consejo Nacional de Producción, garantice precios mínimos o de sustentación a los granos.

Los socialistas intervencionistas de siempre alegan que, con dicha política, se ordena al mercado, el cual presuntamente no refleja por medio de los precios cuál es el valor de las cosas y que ante su falla es necesario que participe la mano visible del Estado.

Los liberales han considerado que una decisión de fijar precios de garantía, provoca un desvío inapropiado de recursos productivos, estimulando entre otras cosas nocivas, la producción de bienes que no necesariamente, según se refleja en el precio, el mercado desea que surjan.

La decisión del gobierno de elevar el precio de sustentación de los granos básicos en la compra a los productores que efectúa el CNP, es otro capítulo en la mitología de los precios agrícolas: resulta que, según alegan los intervencionistas de turno, el anterior precio de sustentación debía aumentar dado que los precios internos son menores que los internacionales, a fin de asegurar la producción doméstica requerida.

Pero la ignorancia estatizante abunda: en primer lugar, si fuera cierto que los precios mundiales son superiores a los internos, pues, entonces, que se deje al mercado reflejar ese diferencial que, supuestamente, sería suficiente para asegurar el aumento deseado en la producción doméstica.

En segundo lugar, el deseo de manipular es evidente: si fuera verdad que los precios mundiales son superiores a los internos entonces que se deje en libertad de importar a los costarricenses, porque, con lo dicho, nadie traería algo más caro del exterior, cuando, todo lo demás igual, lo puede conseguir más barato en el país.

Si se cree en el mercado económico pues que lo dejan funcionar, aunque en el mercado político hagan lo contrario, pero no podemos acostumbrarnos a la inconsecuencia, en especial cuando los costos de las malas políticas recaen sobre los demás y fundamentalmente sobre los más pobres.

Elisa
19/03/2012, 08:25
1990-07-11-VIVA LA OPOSICIÓN

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VIVA LA OPOSICIÓN



La Nación, 11 de julio de 1990.

Recientes expresiones de ciertos dirigentes y economistas ligados al Partido Liberación Nacional, acerca del actual déficit fiscal y las propuestas para su financiamiento, ciertamente mueven a risa de quienes recordamos sus actitudes de hace unos cuantos años: cuando eran gobierno.

Similar impresión causan las frescas manifestaciones de algunos funcionarios de gobierno, quienes hasta poco opositores a Liberación Nacional, acuden ahora, con los mismos argumentos de ellos, para justificar gravar al país con más impuestos y la mayor variedad de cargas sobre personas y familias y empresas.

¿Por qué será que quienes antes estaban en el poder, en donde gastaban fondos públicos sin ton ni son, sean los que ahora abogan porque dicho gasto será objeto de una severa reducción, como alternativa a mayores impuestos para sanear el déficit fiscal? ¿Por qué será que quienes antes creían que la única forma de limitar al Leviatán en su afán de gasto, era no dándole más recursos y ahora, por el contrario, quieren pintarnos una inevitable debacle para convencernos de apoyar sus nuevas alcabalas?
No deseo pensar que, en verdad, no se tienen los principios que se dicen tener, sino que, más bien, es sólo una expresión de conducta ante el poder. Quienes están en la oposición, en tanto lo sean y mientras no lleguen a ser gobierno, quieren que los que ostenten el poder no tengan dinero para gastarlo en sus preferencias personales. Por ello se oponen a cualquier forma de allegar recursos al físico y se rasgan las vestiduras ante cualquier insinuación de los gobernantes de turno de elevar los impuestos.

Quienes gobiernan, por su parte, desean hacer obra, hacer algo para no pasar a la historia como conservadores inmovilistas, quienes nunca gastaron algún recurso público a favor de alguien. Consideran que si hacen labor se mantendrán en el poder, pero ello implica gasto y cuando no alcanza la plata, exige mayores recaudaciones.

Lamentablemente, los fondos tienen que salir de alguien y eso les va a costar votos. Entristece el dilema que enfrenta el polìtico en el poder: estoy seguro que desea que las recaudaciones no tengan costo; algo así como existiera una inagotable fuente de ayuda desde el extranjero –allá los problemas de los políticos de esos lares, frente a quienes tributan en sus naciones.

Tal vez, lo mejor que nos podría suceder es no tener gobierno y que todos los políticos sean de la oposición: así estaríamos más tranquilos, al darnos cuenta de que pensarán dos veces antes de excitar un mayor gasto público: en la oposición, ellos pagan impuestos netos.

Elisa
19/03/2012, 08:26
1990-07-23-POSIBLE AUMENTO EN EL DESEMPLEO

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POSIBLE AUMENTO EN EL DESEMPLEO



La Nación, 23 de julio de 1990.

La reciente decisión del Consejo Nacional de Salarios de aumentar los mínimos en un promedio del casi el 13.5 porciento, posiblemente tendrá un efecto negativo sobre el nivel y la composición del empleo en nuestra economía.

No se sabe de dónde actual gobierno sacó la idea de que en los ocho años anteriores se había dado un descenso en el salario real, de manera tal que, además de compensar la inflación, se deberían ajustar los salarios mínimos, tomando ambos factores en cuenta.

Según el economista Ronulfo Jiménez, estudioso de estos temas, el salario real mensual promedio de un trabajador típico, cotizante del régimen de enfermedad y maternidad de la Caja del Seguro Social, aumentó de ¢1.240 en 1982, a ¢1.612 en 1985, ¢1.706 en 1987, ¢1.669 en 1988 hasta ¢1.741 en 1989, lo cual indica que la apreciación del Ministerio de Trabajo, parece estar fuera de tiesto.

Si a la errada política salarial, motivada por la primacía de sectores populistas en el gobierno, se aúna su decisión de cerrar el déficit fiscal principalmente con impuestos y cargas sobre la economía privada, en tanto que sólo un 30 por ciento de la reducción de ese déficit se pretende lograr ̶ queda por verlo ̶ por rebajas en el gasto estatal, es algo fácil pensar lo que podrá suceder con el nivel y la composición del empleo en nuestra economía.

Es posible que aumente la desocupación abierta, tal vez hasta a un 5 o un 5.5 por ciento o más en este año y mediados del entrante, cuyo incremento se presentará básicamente en el sector privado de la economía.

La puesta en práctica de concepciones populistas en un gobierno nos exige tener claridad sobre el origen de los problemas: mientras que el Estada prosiga políticas de salarios mínimos, que no guardan ligamen con el crecimiento de la demanda de mano de obra y en tanto se restrinja más al gasto privado, que al público, se creará desempleo y básicamente en el sector privado. Pero este resultado deberá adjudicarse a los responsables de su origen: aquellos en el gobierno quienes creen que se puede hacer chocolate sin cacao; quienes consideran que las cosas son gratuitas; quienes piensan que gastando más y más los recursos escasos de los costarricenses, se logra la justicia social. ¿Qué pensarán del populismo quienes, por su causa, ahora quedarán desocupados?

Elisa
19/03/2012, 08:27
1990-07-26-EL DIPUTADO 58
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EL DIPUTADO 58


La Nación, 26 de julio de 1990.

Señores diputados:

En momentos en que estamos a punto de legislar nuevos y mayores impuestos sobre los demás costarricenses, creo que debemos referirmos a algo que sin duda tortura las conciencias de nosotros los diputados honestos, quienes pretendemos ser congruentes con los principios que nos movieron a postularnos, en su momento, como candidatos a la diputación que a la larga obtuvimos.

Me refiero a la exoneración en la compra de vehículos que diputados del pasado aprobaron y que ahora nos llega de carambola. Según una reciente estimación, la exoneración de impuestos de importación a los vehículos de los diputados le costó al país un monto aproximado de 300 a 400 millones de colones. Vemos ahora a muchos de quienes nos precedieron, montados en carros que no riman con el sacrificio que le pedimos al pueblo, al aprobar nosotros más cargas contra su patrimonio y sus ingresos futuros
Me imagino que debemos sentirnos muy angustiados, al imponer esos nuevos gravámenes, principalmente cuando la plata se gasta en sostener una frondosa burocracia, la que siempre hemos criticado desde la oposición, pero que mucho nos gusta al estar en el gobierno. El peso sobre nuestra conciencia es bastante grande, aunque alguien podría preguntarnos si en verdad la tenemos, cuando ponemos más tributos sobre el pueblo, pero nos exoneramos del pago de impuestos al importar vehículos lujosos.

Por ello, amparado a mi condición de diputado 58, en esta oportunidad vengo a proponerles que consideremos a quienes nos eligieron y que seamos partícipes del sacrificio que les pedimos que hagan: para que nuestras conciencias estén tranquilas, para que podamos mirar sin rubor a los ojos de los ciudadanos a quienes ponemos a tributar más, propongo derogar la ley que nos permite tan obscena gollería y que, en su lugar, disfrutemos de un más humilde carro popular, para el buen desempeño de nuestra labor.

Con ello estoy seguro de que el ciudadano, a punto de ser acogotado con más impuestos, respetará nuestra investidura, la cual nunca fue buscada para obtener el privilegio de un vehículo de lujo, sino para servir a nuestro país. Muchas gracias, señores diputados, por acoger por unanimidad tan franco proyecto de ley.

Jorge Corrales Quesada

Elisa
19/03/2012, 08:28
1990-08-07-SOBRE LETRAS DEL TESORO
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SOBRE LETRAS DEL TESORO



La Nación, 07 de agosto de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 39-40.

Parece que no se ha interpretado en su verdadero sentido, el significado del reciente anuncio de que el Banco Central había emitido ¢1.500 millones en letras del tesoro, a fin de brindar recursos al Estado, en apariencia para financiar el pago de los salarios a los empleados públicos.

Que dicha medida haya sido reconocida públicamente por las principales autoridades económicas del gobierno, y que ello sea objeto de su preocupación, no elimina las consecuencias que posiblemente se presentarán en la conducción de la cosa pública. Tal práctica anticipa un incremento en la inflación en el país, puesto que la emisión de letras del tesoro constituye un cheque en blanco, aunque por un cierto plazo, por el cual el Estado dispone de recursos de emisión, lo que, tarde o temprano, se reflejará en un aumento generalizado de los precios.

Pero más indicativo de este anuncio –de una práctica preocupante para los mismos quienes lo formularon– es que anticipa lo que podrá ser la norma en la conducción de la política económica del Banco Central: una vez más éste no pasa de ser una simple dependencia del Poder Ejecutivo, el cual conoce así que sus autoridades no serán celosos guardianes de la estabilidad monetaria, sino confiables proveedores ante sus necesidades de gasto. Con esta decisión del Banco Central, la Asamblea Legislativa sabe que no apremia la aprobación del paquete tributario, puesto que el Banco Central estará dispuesto, aunque a regañadientes, a satisfacer las necesidades del Gobierno.

En los escritos testamentarios del anterior presidente ejecutivo del Banco Central, Eduardo Lizano, se señala la importancia que, para la buena conducción de la política monetaria, tiene un Banco Central independiente del Poder Ejecutivo, precisamente por la presión de éste, para que aquél le brinde recursos de emisión en tiempos de apuro, que lamentablemente no sólo parecen ser permanentes, sino que, también tarde o temprano, conducen a inflación. Por ello, nadar contra corriente es una norma esperada en un Banco Central moderno, difícil para una entidad cuyo pecado capital es la dependencia umbilical en el resultado de un torneo electoral.

Cabe esperar que en las nuevas conversaciones que las autoridades del Banco Central tendrán con los funcionarios del Fondo Monetario, éste les recuerde el desaguisado que están cometiendo, lo cual sí ciertamente les va a preocupar, si es que desean que ese organismo tenga credibilidad en su independencia en la conducción monetaria, tal que entonces se pueda prever una cierta estabilidad en los precios y en la economía, en general.

Elisa
19/03/2012, 08:28
1990-08-18-UNA PROPUESTA IMPORTANTE

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UNA PROPUESTA IMPORTANTE

La Nación, 18 de agosto de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 125-126.

El diputado Miguel Ángel Rodríguez recientemente presentó ante la Comisión de Asuntos Hacendarios de la Asamblea Legislativa, reformas a la legislación vigente sobre el gasto público y la tributación, que merecen ser atendidas por tratarse del primer intento formal de introducir límites al Estado costarricense, que podrían evitar los dañinos resultados que hoy se sufren por su tamaño desproporcionado al de nuestra economía.

Las propuestas de don Miguel Ángel, si bien son una alternativa interesante al paquete fiscalista recientemente presentado por el Gobierno, forman parte de una concepción reformista más amplia y que se han denominado los Derechos y Garantías Económicas.

Las reformas sugeridas por don Miguel Ángel se orientan a limitar a un máximo el gasto total, así como el corriente que puede efectuar el Estado, el cual se deberá adecuar al crecimiento de la economía, de forma tal que vaya disminuyendo relativamente su tamaño. Asimismo, introduce la obligación de presupuestar todos los gastos gubernamentales, acabando con la creciente y malsana práctica de gastar fuera de los presupuestos. También, limita al fisco en cuanto a que sus gastos corrientes serán financiados sólo con ingresos ordinarios y no con recursos de capital.

En lo que trata del gravísimo problema del elevado endeudamiento del gobierno central, el diputado Rodríguez restringe su crecimiento para que no se prosiga enajenando a las actuales y futuras generaciones, al igual que frena su acceso al crédito del Sistema Bancario Nacional, al cual, en muchas ocasiones, ha acudido el gobierno en detrimento de la disponibilidad de recursos para las actividades productivas privadas. Además, el proyecto incorpora una restricción en el número de plazas en el Estado, para frenar la galopante burocracia que cada día, junto con el servicio de la deuda, se come más y más de los recursos del erario.

La propuesta de don Miguel Ángel permite conjugar las necesidades fiscales y vigentes y podría hacer aceptable, pero temporalmente, los incrementos de fondos tributarios actualmente requeridos, en tanto dan fruto sus ideas sobre el gasto estatal, como él lo propone. Al poner un límite al irresponsable recurso politiquero de gravar más impuestos para dilapidarlos después, facilita la posibilidad de progreso al país y salva a quienes menos tienen, que parece ser lo que exige la mayoría de los costarricenses.

Elisa
19/03/2012, 08:29
1990-08-29-UN BUEN CONSEJO

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UN BUEN CONSEJO


La Nación, 29 de agosto de 1990.

Se ha hecho mucha alharaca de las declaraciones de monseñor Arrieta acerca de la necesidad de redefinir algunas políticas gubernamentales. En el pasado le señalé al sacerdote que, al hablar sobre temas económicos, cometía errores de bulto que fácilmente serían detectados por un neófito en estudios de esa disciplina.

Pero en las últimas declaraciones del arzobispo en realidad no disertó sobre aspectos técnicos de economía, sino sobre la “justicia” que se presenta en la dispendiosidad del gasto estatal y sobre el abuso en el otorgamiento de ciertos privilegios en nuestra sociedad.

Claro que pretender que las pensiones de todos sean iguales, es tan absurdo como sugerir que el padre coadjutor de la iglesia de Machorcado de Güelta de Jorco perciba el mismo ingreso que un monseñor, de manera que el problema es de grado y, más que todo, una mención acerca de cómo ciertos grupos de presión utilizan al Estado en la satisfacción de sus propios propósitos, a costas de sus víctimas: los pobres.

Otro tema al que se refirió monseñor Arrieta es la enorme cantidad de exoneraciones, que recientemente han pululado en Costa Rica, erosionando con ello las bases tributarias, lo cual se ha reflejado en que ciertos grupos sean gravados más que otros. Mientras a algunos se les exonere, al Estado se le hace necesario gravar más a otros, quienes de por sí ya pagaban.

Lo que me llama la atención es que no se haya hablado con mayor claridad acerca de algunas de estas exoneraciones, que en ciertos casos se pueden justificar, pero que en otros pueden reflejar criterios que a algunos nos parecen algo halados del pelo o bien inequitativos. Por ejemplo, ¿cómo es posible que la firma productora más grande de lácteos, así como la mayor exportadora de carne de res y de pescado y algunos de los ingenios más grandes del país, no paguen el impuesto sobre la renta? También, por ejemplo, ¿cómo es que algunos de los bancos privados más grandes (los de cooperativas), tampoco paguen ese impuesto? Asimismo, ¿no le parece al lector que es necesario que ciertos grupos de privilegio, quienes hasta han legislado en su propio beneficio, puedan comprar vehículos de lujo exentos de gravámenes?

Finalmente, como tengo conocimiento y si estoy equivocado que me corrijan, dado que monseñor tiene acceso a un carro de cierto lujo –ante los ojos del pobre– el cual es totalmente exonerado, ¿por qué no lo vende para ayudar a los humildes que tanto le preocupan? Monseñor Arrieta debería brindarnos su justa opinión sobre las exoneraciones de los colegios profesionales, como el de periodistas, al cual aspiro algún día pertenecer, así como a los clubes deportivos, a las cooperativas, a los productores de alimentos para aves, etcétera, ad nauseam.

Elisa
19/03/2012, 08:30
1990-09-04-¡QUE VIVA EL MONOPOLIO!

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¡QUÉ VIVA EL MONOPOLIO!


La Nación, 04 de setiembre de 1990. Reproducido el 16-09-90 en ese mismo periódico y reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 177-178.

¿Por qué será que personas normalmente orientadas a no imponer sobre los demás sus propias decisiones, quienes generalmente creen más en la virtud de la libertad de escoger que la de la coerción, en su momento son capaces de defender a un monopolio?

Si uno pregunta a esas personas, si está bien que se exija una única manera de cómo hacer las cosas, probablemente le dirán que no: que se debe dejar elegir a los adultos, pues la coerción es dañina y, por tanto, sólo en casos muy especiales (por ejemplo, la seguridad pública o la dispensa de justicia) el monopolio de la coerción se deja en manos del Estado.

Hay un monopolio cuando existe un vendedor único de un producto por el cual no hay buenos sustitutos y la razón por la cual el monopolista puede existir es porque se crean barreras, que impiden que otras personas entren con empresas similares. La barrera más frecuente es la legal. El Estado prohíbe, por ley, que otra persona participe en el mercado monopolizado.

¿Qué es lo que en esencia hace un monopolista? Lo que hace es restringir la cantidad que produce del bien o servicio, en comparación con la posible de lograr en un mercado competitivo. Al producir una cantidad menor, puede elevar su precio. El costo que dicho monopolio impone a la sociedad está en que obliga al consumidor, mediante la restricción de la oferta y el aumento en el precio, a pagar más por el bien o servicio, lo cual excede al costo que para la sociedad tiene producir una unidad adicional de ese bien. Esto origina que los recursos escasos sean mal asignados, al emplearse socialmente menos en esa actividad que lo que se debería.

¿Por qué será, entonces, si es que el monopolio es nocivo para la sociedad, que hombres buenos lo defiendan ante la posible competencia? Me parece que el meollo del asunto está en el poder que confiere un monopolio, lo que me recuerda lo dicho por un señor sobre éste: “Estoy en contra de cualquier monopolio, excepto del mío propio”. Defienden al monopolio porque de él obtienen poder (una forma de ganancia política) y, aunque pretendan disfrazar al monopolio de virtuoso ente social, siempre se les debe preguntar: ¿Por qué se me niega la oportunidad de hacer las cosas mejor que usted? ¿Por qué me impide servir al consumidor mejor que como lo hace usted? ¿Por qué no se me deja competir? Y a ver con qué les van a salir.

Elisa
19/03/2012, 08:30
1990-09-07-UN MAL EJEMPLO

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UN MAL EJEMPLO

La Nación, 07 de setiembre de 1990.

Aún no nos reponíamos del buen efecto que tuvo en el orden jurídico y, lo más importante, en el moral, la decisión de la Sala Cuarta, por la que no se permitió que los diputados importaran vehículos –usualmente de un lujo exuberante- libres de impuestos, cuando, de nuevo, el interés público está tratando de ser sometido al servicio del privado.

Algunos diputados ̶ cuyos rostros se nos hacen cada vez más difíciles de olvidar ̶ han señalado que se fijarán un aumento en sus salarios de más de cien mil colones, para tener sueldos similares a los de otros funcionarios públicos, tales como magistrados, ministros y presidentes ejecutivos.

Se trata de una reacción ante la jalada de orejas que les dio la Sala Cuarta y ahora, como niños chimados buscan cómo restaurar el privilegio que vieron escurrirse de sus manos.

El asunto es aún más serio: todos estamos sintiendo en carne propia las dificultades por las que pasa la economía. Los aumentos en los precios de ciertos rubros importantes, en los cuales se gasta mucho del ingreso, han sido de casi un 100 por ciento y la posibilidad de mayores impuestos que pende sobre el bolsillo de los ciudadanos (usualmente de los más pobres), exigen que se medite un poco sobre este aumento en el sueldo de los diputados.

Ellos han argumentado que tal incremento se debe a que otros altos funcionarios se han recetado sueldos de privilegio, pero lo lógico no es enceguecer a todos los tuertos; por el contrario, lo que un legislador serio y responsable debería hacer es buscar cómo poner coto al desenfreno señalado sobre otras arcas. El mal de muchos, no nos sirve de consuelo: lo que amerita, si en verdad hay tal desaguisado con el sueldo de otros funcionarios públicos, es que no se les dé aumento alguno, mientras el simple crecimiento inflacionario empareja al de los diputados, con el de otros funcionarios.

Si, por otra parte, el motivo para aumentar el salario del diputado se debe a que ahora cualquier hijo de vecino, que sea jefe de alguna obscura dependencia en cierto ministerio, dispone de un vehículo público, lo lógico es parar ese desperdicio de los recursos de un pueblo pobre, pero no que ellos se receten con la misma cuchara.

¿Qué pasará por el alma de esos diputados, cuando incrementan los impuestos y cuando ya se tiene que pagar mucho más por los servicios públicos, al tanto que piden un aumento salarial de ¢100.000 mensuales para equiparse con otros favorecidos del sector público? Con la pretensión de ciertos diputados se da un mal ejemplo para el país, en especial, cuando se supone que ellos no pueden legislar en beneficio propio, como tal vez en el futuro, una vez más, se los recordará la Sala Cuarta.

Elisa
19/03/2012, 08:31
1990-09-20-RUMORES Y POLÍTICA ECONÓMICA

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RUMORES Y POLÍTICA ECONÓMICA


La Nación, 20 de setiembre de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 19-20.

Cuando a uno se le pregunta en las calles, si es cierto que el Banco Central va a congelar las cuentas en dólares o que va a retener los depósitos nocturnos (overnight), conviene explicarse por qué surgen estos rumores, puesto que, entre otras cosas, debido a la incertidumbre que introducen, impiden formular una política económica conveniente y correcta.

En parte el problema se le puede adscribir a quienes han intentado, con opiniones presuntamente calificadas, revertir el deterioro que se ha observado en la valoración de su actuación pública, la que se creyó impoluta, pero mostró ser incapaz. Pero esto no explica todo lo que está pasando en este campo.

También es cierto que otras personas han hecho afirmaciones que entraban cualquier proyecto económico, como la de un diputado de oposición, quien dijo que había una gran fuga de capitales por la mala conducción del gobierno, a sólo pocos días de su inicio. Pero esto tampoco explica el ambiente de incertidumbre que le corroe.

En gran parte el problema surge por la falta de decisión de la más alta autoridad, quien no se ha definido ante problemas en la interioridad el gobierno y tampoco ha presentado un proyecto concreto en el campo económico. Sobre lo primero, han sido evidentes las contradicciones dentro de su administración. Por un lado se habla de austeridad, pero, por el otro, se gasta y ofrece gastar más. Un sector busca ordenar el relajo salarial dentro del Estado, pero en otros más bien se elevan los sueldos de privilegio y defienden gollerías heredadas.

En cuanto a lo segundo, el asunto es aún más delicado. No creo que haya una limitación intelectual que impida señalar un rumbo correcto, a pesar de que hay frenos ideológicos en su seno. El problema es la indecisión y la falta de una posición congruente, ante una serie de asuntos económicos. Si la autoridad máxima en el gobierno no determina con claridad cuáles son sus objetivos, y la coherencia de ellos, al fallar la cabeza, fracasa el resto del cuerpo. El propósito fundamental de este gobierno debe ser encontrar en el campo socio-económico una razón de ser, tal que amalgame y no contraponga a sus partes.

Por último, es lamentable que el gobierno no le diga al país, qué pretende hacer. En medio de los más diversos rumores, se habla de reducir radicalmente la burocracia y de imponer un congelamiento en los altos salarios y en las pensiones, así como en los laudos. De ser cierto este buen rumor, indicaría que se trata de poner orden en el problema por excelencia: un gasto estatal que excede nuestra capacidad de pago.

En este sentido, falta conocer un proyecto concreto. En tanto no exista, el gobierno se erosiona rápidamente, en medio de los más diversos rumores sin fundamento, con lo cual se impide formular una política económica que sí pueda resolver los problemas en ese campo.

Elisa
19/03/2012, 08:32
1990-10-01-PEQUEÑAS SUGERENCIAS

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PEQUEÑAS SUGERENCIAS


La Nación, 01 de octubre de 1990.

Debemos tener conciencia, empezando por las autoridades del Gobierno, de que un simple llamado al ahorro de combustibles es poco lo que puede hacer para aliviar la hecatombe petrolera. Sin embargo, agrada el resultado sobre el flujo de tránsito de las medidas tomadas, al no permitirse el estacionamiento en las calles del centro de San José.

Hay alternativas que, si bien parecen nimias, con poca dificultad se podrían poner en práctica, para de alguna manera evitar en algo el gasto de combustible. Por ejemplo: en ciertas intersecciones de San José se permite que los vehículos estando el semáforo en rojo, doblen a la derecha cuando no hay peatones atravesando la calle, ni vehículos que tengan derecho a pasar. Creo que esto está en práctica en la esquina de las iglesias de Santa Teresita y de Zapote, entre otras.

Precisamente, en la espera de que el semáforo cambie de rojo a verde es cuando se incurre en un fuerte gasto de combustible. Pues bien, ¿por qué, en general, no permitir, excepto en ciertos lugares donde la geometría de la vía no lo faculta y así se indicaría, que los vehículos giren a la derecha, mientras que el semáforo está en rojo? Estoy seguro de que esto se traduce en algún ahorro de combustible.

Otro ejemplo más: hay intersecciones en donde no parece haber razón para que exista un semáforo. Así, en el Ministerio de Hacienda, cuando se viene por el Paseo Colón y se dobla a la derecha –usualmente con un tráfico muy incómodo por la aglomeración permanente de buses– en cierto momento, sin que pasen vehículos, una luz roja frena al flujo normal. ¿Por qué no se revisa en cuáles de las intersecciones del centro de San José hay una situación similar y así eliminar esos dispendiosos altos?

Dos ejemplos adicionales: en la radial frente a la escuela de Derecho de la Universidad de Costa Rica hay un semáforo peatonal que detiene el paso a los vehículos. En muchas ocasiones pasan pocas personas y los vehículos permanecen allí detenidos por un buen rato. ¿Por qué, si claramente no pasan personas, no se permite que los vehículos circulen? Finalmente, ¿habrían notado las autoridades del tránsito la presa que se hace en el antiguo Callejón de la Puñalada, porque allí se estacionan autobuses para lavarlos, entre otras cosas, pudiendo hacerlo en zonas de menor circulación?

Elisa
19/03/2012, 08:33
1990-10-10-PRESUPUESTOS UNIVERSITARIOS

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PRESUPUESTOS UNIVERSITARIOS

La Nación, 10 de octubre de 1990. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 143-144.

En muchos círculos existe una impresión errada en torno al financiamiento de las universidades estatales. La sociedad realiza un gran sacrificio de recursos al permitir que los estudiantes no paguen el costo real de su educación, el cual sí es cubierto por la sociedad como un todo. Se cree que con el sistema vigente de cobro los estudiantes pobres tienen acceso a una merecida educación, oportunidad que no la habría si tuvieran que pagar el verdadero y mayor costo de la educación universitaria.

Al contrario de esa creencia, suelen ser los estudiantes de mayores recursos quienes se favorecen con el enorme subsidio. Actualmente las universidades estatales tienen diversos programas de becas que permiten, por muy variadas causas, que sean relativamente pocos quienes paguen la totalidad del costo de la educación. Pero, ya sea porque es inteligente o hijo de funcionarios de las universidades o que tiene habilidades musicales –por lo que sea, todo dentro de una amplia gama de becas– es el rico quien más se favorece, puesto que no tiene que cubrir el costo de la educación, la que se subsidia casi por parejo a todo el mundo.

Conviene diseñar sistemas, por los que el estudiante bueno disponga de recursos con los cuales pagar el verdadero costo de la educación. Un plan de préstamos mientras estudia es lo más apropiado, en vez de indiscriminadamente subsidiar la educación superior. He sido profesor universitario por muchos años y nunca he visto en mis aulas –por supuesto que los ha habido– estudiantes verdaderamente pobres, pues cuando alguno llega con ropas raídas, lo más probable es que luzca alguna moda “snob” del momento. Sé que en nuestras universidades estatales muchos pobres han pasado por sus aulas y que ello ha permitido cierta movilidad social deseable, pero eso podría lograrse sin que se subsidie al rico, como sucede actualmente y lo cual parece ser el lugar común.

Una colectividad relativamente pobre, cual es el país como un todo, no debe subsidiar el consumo o la inversión del rico que va a la universidad estatal, ni tampoco conviene que una generación actual, relativamente más pobre, subsidie a las futuras que se supone serán más ricas.

Es hora de que, en medio de la miseria en que se perfila el país, se digan las cosas claramente, de una vez por todas: el actual sistema subsidiado de pago en las universidades estatales favorece al rico, quien se escuda en algunos pobres beneficiados para mantener su privilegio. Es hora de entrar a fondo en el problema del financiamiento de las universidades estatales y debe empezarse porque sus mismas autoridades, quienes dicen preocuparse por los pobres, revelen cuánto cuesta la educación, quiénes pagan qué montos y bajo qué criterios y qué resultados dan los subsidios cargados a todos los costarricenses, principalmente los más pobres.

Elisa
19/03/2012, 08:41
1990-10-15-EL CAMINO DEL DINOSAURIO


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EL CAMINO DEL DINOSAURIO



La Nación 15 de octubre de 1990.

Me recuerdo que, en numerosos escritos leídos hace ya bastante tiempo, los órdenes políticos denominados como social-democráticos se caracterizaban por ser una conjunción de un sistema político básicamente liberal-democrático, mientras que la organización económica era de naturaleza socialista. De hecho, los primeros movimientos políticos en este sentido (Alemania fue su cuna) se llamaron socialistas-democráticos; esto es, socialistas en lo económico, con todo lo que ello significaba, en medio de una herencia de alto contenido marxista, mientras que en lo político, se acogían al concepto democrático occidental.

Lo que han visto nuestros azorados ojos en las economías socialistas de Europa Oriental, pero que siempre consideramos que así sucedería algún día, obliga a meditar acerca de cuál ha de ser el futuro de la ideología social-democrática, principalmente en su actitud ante el orden económico. Ya mucho de ese movimiento político en Europa Occidental ha evolucionado hacia una aceptación mayor de la economía basada en el mercado, más que en la planificación central, en la propiedad social de los medios de producción y en el conjunto de intervenciones erigidas en norma de acción práctica. Así, se observa como los socialistas españoles o los franceses han impulsado reformas que algunos de por aquí, prestos al encasillamiento fácil, denominarían como neoliberales, aunque no se atreven a reconocer y menos a alabar en público ese comportamiento de sus hermanos de ideología, pues perderían el glamour criollo que pretenden lograr, al vilipendiar con ese término a quienes han creído, durante mucho tiempo, en la ventaja relativa de las órdenes de decisión descentralizada, en contraste con los de decisión central.

La pregunta que se debe plantear es, si los social-demócratas son democrático-liberales en lo político, pero socialistas en lo económico, ¿qué pensarán de los resultados de la aplicación de esas polìticas económicas socialistas, que en los últimos tiempos hemos visto cómo van siendo desechadas, cada vez más y más, por los países que otrora las ensalzaron al maximum maximorum?

No estoy totalmente seguro de que el socialismo democrático seguirá el camino de extinción de los dinosaurios, tal vez por una hecatombe venida del cielo, o si seguirán el destino del Dodo desaparecido por la acción de seres humanos. Tal vez más que al del dinosaurio, su destino se parecerá al del Dodo: el socialismo-democrático desaparecerá por la propia acción de los hombres, quienes al poner en práctica órdenes económicos basados en una decisión centralizada no lograron el auge que pretendieron obtener y, por el contrario, al observar con inteligente envidia y deseosos de imitar el éxito de las economías liberales, no intentarán resucitar a un Dodo social-demócrata. Ya han conocido sus resultados.

Elisa
19/03/2012, 08:42
1990-10-22-ORDENAR AL TRÁNSITO

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ORDENAR AL TRÁNSITO



La Nación, 22 de octubre de 1990.

En general, los costarricenses hemos visto con agrado las medidas del Ministerio de Obras Públicas para ordenar el tránsito en el centro de San José y hasta nos ha motivado a brindar sugerencias que pueden contribuir a hacer más expedito el movimiento de vehículos en esa zona.

Al mismo tiempo, es necesario reflexionar sobre situaciones que justificadamente pueden molestar a los ciudadanos, al trasladar por medio de una grúa a vehículos presuntamente más estacionados. Sobre esto tengo varios comentarios que hacer, alguno por experiencia vivida. En diversas ocasiones los carros son removidos de zonas que no son precisamente del centro de la ciudad y en donde tampoco hay una prohibición explícita para estacionarse.

Voy a dar mi ejemplo personal: dejé mi vehículo, no al costado este de la Plaza González Víquez como lo escribió incorrectamente la autoridad que me dejó el “parte”, sino sobre una calle que sale hacia el este desde la Plaza Víquez. Cerca de allí había otros carros estacionados y tuve el cuidado de no hacerlo frente a dos garajes, en cuya acera había una pintura amarilla que indicaba un impedimento para ello, pero no había ninguna otra restricción ya sea por una señal de prohibición o por una pintura amarilla como la citada, que indicara que en esa zona se prohibía estacionar. Además, y será por una visión algo aldeana, no me parece que Plaza Víquez fuera el “centro” de San José que es donde supuestamente se remueve a los mal estacionados. Después del susto al no encontrar mi carro, pagué a Custodio –el del negocio de mover los carros– los ¢1.000 necesarios y a fin de año cancelaré la multa de ¢750 adicionales.

El punto esencial es ¿por qué no se indica claramente al conductor dónde se prohíbe estacionarse? Así, se evitan abusos de los cuales hay razón para el ciudadano se queje.
Otras personas me manifestaron que las grúas han dañado sus vehículos, lo que luego nadie reconoce. También me tocó presenciar un trato bastante fuerte con un extranjero enardecido, quien hablaba muy poco español y cuyo vehículo fue removido por la grúa. No vi a nadie en el estacionamiento del Tránsito quien tratara al muy asustado extranjero con la cortesía que uno espera que se le dé en un país extraño, en donde hay la, tal vez, admirable costumbre de remover con una grúa el carro que uno supone dejó bien estacionado.

Estas cosas deberían mejorarse para evitar que la mala voluntad originada en la torpeza con que ciertas autoridades conducen las cosas, dé al traste con el loable propósito de poner algo de orden en la anarquía josefina.

Elisa
19/03/2012, 08:43
1990-10-25-SOBRE DIESEL Y GASOLINA

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SOBRE DIESEL Y GASOLINA



La Nación, 25 de octubre de 1990.

De acuerdo con un informe de RECOPE hecho público recientemente, en los primeros 20 días de octubre en comparación con el período equivalente de setiembre, el consumo del diesel aumentó en 600 mil litros, en tanto que el de gasolina, en el mismo lapso, disminuyó en 700 mil litros.

Para explicar este fenómeno no es necesario atribuirlo a una presunta especulación de los usuarios de diesel, de quienes se dijo habrían aumentado su consumo ante el incremento esperado en el precio, pues de inmediato cabría preguntarse ¿por qué no actuaron de manera similar, los usuarios de gasolina, cuyo precio también se esperaba que aumentara?

El Ministro de Energía dijo, ante una pregunta acerca de por qué el diesel era abaratado artificialmente, a la vez que subsidiado por el relativamente mayor precio de la gasolina, que dicha discrepancia en los precios tenía que ser reducida. Pero eso no lo hizo, pues los últimos aumentos en los precios de ambos combustibles han sido porcentualmente iguales (si no me equivoco, ambos se elevaron en casi un 11% y en un 8% en los últimos incrementos), con lo cual se mantuvo una distorsión en el precio relativo de los combustibles.

Al subsidiarse el consumo de diesel y de gravar artificialmente a la gasolina era de esperar que se diera el resultado observado, pues el usuario tenderá a usar menos del primero y aumentar su consumo del segundo. Por lo tanto, el culpable del fenómeno comentado es el propio gobierno, quien a través de RECOPE ha distorsionado esos precios relativos.
Esta política errónea de RECOPE puede reflejarse en que el país realice una exportación de pobreza (de bienes que usan intensivamente el insumo subsidiado -el diesel), en tanto que se evita la posible exportación de bienes en los que, comparativamente, se podría tener ventaja, pero por el precio abultado de la gasolina se impide lograrla.

Ante los recientes aumentos en los precios de los combustibles, es indispensable que se explique al país, con toda la claridad y con todos los números del caso, que son resultado del alza internacional del crudo y de variaciones en el tipo de cambio, que no sea que se esté aprovechando la coyuntura para que RECOPE se recupere, re-inflada, como la jugosa caja chica del Estado que siempre había sido, hasta hace poco.

Elisa
19/03/2012, 08:43
1990-11-05-GENES E HIMENEOS

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GENES E HIMENEOS



La Nación, 05 de noviembre de 1990.

Debe tenerse presente el derecho constitucional de todos los costarricenses, que satisfagan criterios allí establecidos, para aspirar a la Presidencia de la República. Por ello, los deseos de ciudadanos para optar por esta posición, deben ser vistos con el respeto que por sí se merecen.

Pero, dentro del proceso político de nuestra democracia, es necesario pensar claramente acerca del efecto que sobre ella tiene esa aspiración de ciudadanos que, sin duda, se sustentan en el parentesco que tienen con algún antecesor o compañero, quien pasó por el solio presidencial.

Recientemente, se ha visto que alguien se siente un potencial presidente porque es sobrino de zutano, en tanto que otro aspiró por ser hijo de mengano y un último ya nos señala su deseo a ser ungido, porque él también es vástago, de perencejo. Como los dos últimos son quienes tienen más parentesco sanguíneo con padres ex presidentes, me parecía que había una solución viable, al problema político de cada cuatro años.

Si ciertamente las posibilidades de acceso al poder estaban genéticamente determinadas, lo que podíamos hacer era definir aquí una democracia política como la inglesa o la de países del norte de Europa, en donde hay monarquías constitucionales y las leyes se formulan en los parlamentos, adonde cualquiera –casi así– puede llegar. Por supuesto, la idea requería del matrimonio de hijos de las cepas, para instaurar un sistema en el cual el hijo mayor de ambos heredara el poder… y vaya ahorros de platas, ahora malgastadas en política, que tendría nuestro empobrecido pueblo.

Mi solución fácil se acabó, cuando deshojadamente busca la presidencia no ya un hijo del ex ungido, sino la cónyuge del ex presidente. Mi enfoque genético a la política costarricense ha sufrido un revés, del cual posiblemente no se recuperará. Me basaba en la determinación genética por algunas prédicas científicas, pero, después de ver a Isabel Martínez de Perón, electa Presidenta de Argentina, sólo por el mérito de compartir un tálamo nupcial, pido que alguien me explique, ¿qué irá a pasar con nuestra vieja democracia? Parece haber una solución que frene este festín sustentado en la ignorancia, en la ambición por el poder y en la creencia de que, genética o sexualmente, se transfiere la buena gobernabilidad: la eliminación de la deuda política adelantada, que ha sido el caldo en el cual se ha permitido cocinar todo esto sancocho. ¿Por qué está tan silenciosa la Sala Cuarta ante la inconstitucionalidad presentada contra la deuda política adelantada?

Elisa
19/03/2012, 08:44
1990-11-08-ANUNCIO QUE SE LAS TRAE

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ANUNCIO QUE SE LAS TRAE



La Nación, 08 de noviembre de 1990.

Desde que el Banco Popular publicó un anuncio con el título de “Yo soy un trabajador igual a usted” con una inflación horrorosa en que el banco solo pagaba el 7% de interés sobre el ahorro forzoso y de lo que se regocijaba un burócrata, no había leído un anuncio de tan mal gusto como el publicado recientemente por el Instituto Nacional de Seguros y que tituló “Nuestros grandes liberales también fueron humanistas pragmáticos”.

No sólo cabe plantearse si los fondos del INS están para propaganda de ese tipo, en que no anuncia la venta de su producto, sino que también tergiversa las ideas que rodearon su creación, puesto que ese gran liberal que el INS señala, don Tomás Soley, también escribió profusamente sobre los males del monopolio en su libro Elementos de Ciencia Hacendaria, defectos de los que precisamente hace mucha gala el Instituto de Seguros.

El INS se creó para suplir en Costa Rica el servicio de los seguros, porque, como atinadamente lo creía don Tomas Soley, basado en el principio de subsidiariedad, “El Estado no debe hacer lo que la industria privada puede realizar…”, pues, en un momento de nuestra historia, las compañías de seguros –extranjeras– no querían asegurar la propiedad en Costa Rica, debido al riesgo moral reflejado en incendios dudosos y frecuentes. Para dar ese servicio, en ese momento, el Estado creó el INS. La pregunta elemental pragmática, que formulo a los conversos al paternalismo, es sí, ahora, en 1990, puede la industria (empresa) privada del país realizar el servicio del aseguramiento.

Hay más en el anuncio de marras: dice que “Gracias a su proclama visión (de don Ricardo Jiménez y de don Tomás Soley), los seguros no son un negocio de pocos”. Esto resulta interesante, pues dice, “explícitamente tácito”, como aseveró una vez cierto diputado, que ser un negocio o ser de pocos es nocivo, pues lo “bueno” es que sea de muchos y tampoco un negocio. Llama la atención esta visión en el INS, al suponer que gente ligada a la actividad privada en la economía, ahora directores de esa entidad, son personas quienes bien conocen la función social de los negocios y, posiblemente, participan de alguno que es de “pocos”, además de que no se les puede considerar como agentes de beneficencia. Ante el velado ataque de que, en tanto aquellos grandes liberales no eran dogmáticos, pero los pequeños liberales de ahora sí lo somos, cabe preguntarles una cosa: ¿Quiénes son los que disfrutan del monopolio de los seguros en Costa Rica? De su respuesta, se sabrá adónde muere el dogma.

Elisa
19/03/2012, 08:45
1990-11-14-ARGUMENTACIÓN FALAZ

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ARGUMENTACIÓN FALAZ



La Nación, 14 de noviembre de 1990.

También las fuerzas proteccionistas internas no descansan: ya han inventado un nuevo argumento para impedir que nuestro país progrese por el comercio internacional y la competencia que implica, lo cual se reflejaría en un beneficio para los consumidores costarricenses.

Ahora señalan que no es posible que Costa Rica reduzca aún más su arancel por un posible acuerdo con el Banco Mundial (denominado PAE III), puesto que, según indica el Ministro de Economía, al entrar Costa Rica al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (conocido como GATT), sólo en ese marco deberá nuestro país liberalizar su proteccionismo.

Lo que realmente concede la afirmación del Ministro de Economía es el deseo de impedir una mayor desgravación arancelaria o, por lo menos, su aceleración, lo que se lograría con un acuerdo con el Banco Mundial dado que la negociación de Costa Rica en el GATT tiene, de hecho, un arancel mayor que el acordado en el PAE II. Mientras que con este último nuestro país llegará a finales de 1990 a un arancel máximo del 40% sobre los bienes finales, excepto en el caso de textiles, confección y calzado, que no será sino hasta fines del 92, la incorporación de Costa Rica al GATT se negoció bajo un arancel superior. Bajo el GATT, Costa RICA ligó su ingreso a un arancel consolidado, en el primer año, del 60%, que se reducirá a un 55% en el lapso de tres años. Esto es, el arancel consolidado bajo el GATT es mayor que el acordado con el Banco Mundial, lo demás son pretextos para mantener el proteccionismo interno.

Así, no es cierto que Costa Rica deba, para negociar al amparo del GATT, sujetar sus aranceles máximos a ese organismo y olvidarse del Banco Mundial, pues, de hecho, eso ya lo realizó: ante el mundo comercial la única obligación de Costa Rica es lo que ha acordado con el GATT, que es un arancel superior al negociado con el Banco Mundial, aunque este nivel realmente determina nuestro proceso de apertura.

Los proteccionistas buscan, como siempre, usar cuanto argumento hallan en su camino, para mantener rentas y privilegios extraídos a toda la sociedad y, en especial, a los consumidores nacionales. Por ello, aducen que no debe reducirse el arancel en otro acuerdo con el Banco Mundial, el cual es más posible de lograr en el corto plazo, bajo el pretexto de esperar el resultado de negociaciones multilaterales bajo el GATT, en las que Costa Rica podría ofrecer el ya menor arancel negociado con el Banco Mundial bajo el PAE II.

Haría bien el Ministerio de Economía en asesorarse correctamente, por ejemplo, con el de Exportaciones, en donde sí se sabe de estos asuntos, para no salir con un domingo siete, más propio de protegidos que de quienes se supone que, ante el interés particular, anteponen el bienestar de toda la economía.

Elisa
19/03/2012, 08:46
1990-11-16-CUIDEMOS NUESTROS PARQUES

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CUIDEMOS NUESTROS PARQUES



La Nación, 16 de noviembre de 1990.

Gran parte de la belleza de Sabanilla de Montes de Oca radica en su único parque, el cual se encuentra pleno de frondosos árboles. En él hay un precioso higuerón, un madero negro que a mediados de año se llena de flores rosadas, también hay cipreses, urucas y otros cuyos nombres desconozco, pero que me embelezan el contemplarlos allí erguidos. En el parquecito había varios árboles de hule, pero lamentablemente son sumamente quebradizos y, ante vientos y lluvias, recientemente varias ramas de desgajaron, poniendo en peligro a quienes allí pasaban. Esto motivó, creo que con razón, que los responsables del buen estado del parque decidieran cortarlos, dándonos la esperanza de que otras especies pronto los sustituyeran.

Hasta aquí todo bien, se trata de mejorar el medio ambiente, bastante afectado en un pueblo que ha tenido un enorme influjo de nuevos habitantes y que se ha reflejado en la desaparición de espacios verdes, sustituidos por más y más casas y construcciones. Ese pequeño pulmón en el centro de Sabanilla mejoraría sus árboles, conservándose así como el oasis que es, en medio de un tránsito cada vez más gomoso y de una población creciente.

Pero la ilusión se muere aquí, pues, ante preguntas a quienes enarbolaron sierras para quitar a los incómodos árboles de hule, señalan que otras especies seguirán tan desagradable destino. De hecho, dicen, ya se ha obtenido un permiso de la Dirección Forestal –¡acaso pensaron en los vecinos!– para destrozar enhiestos cipreses en frente de la pequeña y agradable iglesia, que constituye el límite este del parquecito. Esto último me preocupa, pues, según parece, alguien decidió ensanchar esa capilla, usando parte del parque para tal expansión y, aunque podría hacerlo hacia su norte, donde la iglesia es propietaria, ha preferido hacerlo internándose en lo que va quedando del otrora bello parquecito.

No sé si legalmente es posible que la iglesia utilice terrenos de ese parque; es decir, desconozco si es propietaria de él, pero pienso que mejor sería orar en un marco en que se inculcara un mayor cariño por los árboles, donde nuestros niños puedan transitar admirando, por medio de ese árbol, la obra de Dios, a la vez que reconocen en su perpetuación la buena labor que un humano puede hacer para mayor gloria de Él. Dudo que se pueda, a conciencia, hablar de la Creación cuando para ello se acude a la destrucción. Espero, ante estas palabras, que se dé una explicación clara de todo esto a los vecinos de Sabanilla, quienes espero reaccionarán en defensa de la belleza de los árboles del parque de su pueblito.

Elisa
19/03/2012, 08:47
1990-11-26-DE TODOS MODOS, NOS MORIMOS

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DE TODOS MODOS, NOS MORIMOS



La Nación, 26 de noviembre de 1990.

Cuando le comenté a un vendedor en la feria del agricultor de Plaza Víquez acerca de la preocupación que muchos ciudadanos tenemos acerca del empleo de plaguicidas y similares en la producción de hortalizas, miró de frente a un colega suyo y me respondió a secas: “O se mueren con los plaguicidas que les echamos o se mueren de hambre, porque no habrá más hortalizas”.

Es muy loable la investigación que, sobre el tema del uso de los plaguicidas en nuestro país, realizo La Nación y sus resultados no puede ser desechados con una simplona expresión de que se trata de un enfoque “amarillista”, cuando lo que está en juego es la información adecuada que requerimos los consumidores, acerca de la calidad de los productos que estamos comprando. De dicho estudio se obtiene la conclusión de que hay un empleo alarmantemente elevado de agroquímicos para la producción de hortalizas y frutas que, principalmente, se venden en el mercado interno. Si estos productos se exportaran, los productores encontrarían que, en naciones como, por ejemplo, los Estados Unidos, se exige un uso adecuado de estos elementos, pues a largo plazo dañan al consumidor y que, por tanto, en los términos en que los producen en nuestro país, no serían aceptados en esos otros mercados, los cuales, casi sin duda, están más informados que en Costa Rica acerca de estos asuntos.

“Caveat emptor”. Que el consumidor se cuide, dice la vieja expresión romana y, en nuestro caso, el problema radica en la imposibilidad del consumidor para saber, a un cierto costo razonable, hasta qué grado está contaminado el producto que está adquiriendo. En mucho el problema radica en el desconocimiento que el agricultor tiene acerca del empleo apropiado de los agroquímicos. En apariencia, le ponen más de lo necesario para tener el resultado deseado, puesto que los agricultores han señalado que, en muchas ocasiones, las autoridades gubernamentales no les dan asistencia técnica necesaria acerca de las mezclas óptimas que deberían emplear. En este caso, el Estado parece fallar en cuanto al suministro de información adecuada a los agricultores, cuyo beneficio excede a los participantes directos en el intercambio.

Pero, por otra parte, hace falta una mayor conciencia en los consumidores acerca de qué es lo que están adquiriendo, de manera que una mayor educación al respecto posee ribetes de tener un alto beneficio social, que tal vez sea lo que permita asegurar una supervivencia a las personas en el largo plazo. El consumidor, al tener una mayor y mejor información, puede escoger de manera más apropiada qué es lo que le conviene. Así funciona mejor un sistema de mercado, en donde espero no se cumpla la premonición del vendedor de la feria de agricultor de Plaza Víquez.

Elisa
19/03/2012, 08:47
1990-11-26-DE TODOS MODOS, NOS MORIMOS
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DE TODOS MODOS, NOS MORIMOS


La Nación, 26 de noviembre de 1990.

Cuando le comenté a un vendedor en la feria del agricultor de Plaza Víquez acerca de la preocupación que muchos ciudadanos tenemos acerca del empleo de plaguicidas y similares en la producción de hortalizas, miró de frente a un colega suyo y me respondió a secas: “O se mueren con los plaguicidas que les echamos o se mueren de hambre, porque no habrá más hortalizas”.

Es muy loable la investigación que, sobre el tema del uso de los plaguicidas en nuestro país, realizo La Nación y sus resultados no puede ser desechados con una simplona expresión de que se trata de un enfoque “amarillista”, cuando lo que está en juego es la información adecuada que requerimos los consumidores, acerca de la calidad de los productos que estamos comprando. De dicho estudio se obtiene la conclusión de que hay un empleo alarmantemente elevado de agroquímicos para la producción de hortalizas y frutas que, principalmente, se venden en el mercado interno. Si estos productos se exportaran, los productores encontrarían que, en naciones como, por ejemplo, los Estados Unidos, se exige un uso adecuado de estos elementos, pues a largo plazo dañan al consumidor y que, por tanto, en los términos en que los producen en nuestro país, no serían aceptados en esos otros mercados, los cuales, casi sin duda, están más informados que en Costa Rica acerca de estos asuntos.

“Caveat emptor”. Que el consumidor se cuide, dice la vieja expresión romana y, en nuestro caso, el problema radica en la imposibilidad del consumidor para saber, a un cierto costo razonable, hasta qué grado está contaminado el producto que está adquiriendo. En mucho el problema radica en el desconocimiento que el agricultor tiene acerca del empleo apropiado de los agroquímicos. En apariencia, le ponen más de lo necesario para tener el resultado deseado, puesto que los agricultores han señalado que, en muchas ocasiones, las autoridades gubernamentales no les dan asistencia técnica necesaria acerca de las mezclas óptimas que deberían emplear. En este caso, el Estado parece fallar en cuanto al suministro de información adecuada a los agricultores, cuyo beneficio excede a los participantes directos en el intercambio.

Pero, por otra parte, hace falta una mayor conciencia en los consumidores acerca de qué es lo que están adquiriendo, de manera que una mayor educación al respecto posee ribetes de tener un alto beneficio social, que tal vez sea lo que permita asegurar una supervivencia a las personas en el largo plazo. El consumidor, al tener una mayor y mejor información, puede escoger de manera más apropiada qué es lo que le conviene. Así funciona mejor un sistema de mercado, en donde espero no se cumpla la premonición del vendedor de la feria de agricultor de Plaza Víquez.

Elisa
19/03/2012, 08:48
1990-12-03-UNA FELICITACION MERECIDA
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UNA FELICITACIÓN MERECIDA



La Nación, 03 de diciembre de 1990.

Los directores de la Caja Costarricense del Seguro Social merecen la felicitación de todos los costarricenses, por su reciente decisión que fortalece al régimen de pensiones de esa entidad. Posiblemente el aumento de la edad para pensionarse no asegure dividendos electoreros, a lo que son tan proclives políticos mediocres que pululan en nuestro medio; sin embargo, estoy seguro que la inteligencia prima a largo plazo y, por lo tanto, recibirán dividendos bien merecidos por su decisiva actuación.

Debemos estar agradecidos con quienes, responsablemente, toman medidas inteligentes que aseguran la solvencia de nuestras pensiones, sistema que estaba al borde de su extinción por el expediente fácil de creer que, sin pagarlo, tanto muchachón se puede pensionar por muchos años. Si vivimos ahora mucho más que cuando se hizo la última reforma al plan de edad para el retiro y si pagamos la misma proporción de nuestro salario, entonces, no hay sistema que aguante a tanta persona cargada al régimen por muchos años de pensión, con el resultado inevitable de que, tarde o temprano, nos quedaremos sin recursos… y todo el problema fundado en un pobre deseo de querer vivir siempre a costas de los demás.

No me ha sorprendido la actitud de ciertos grupos sindicales de oponerse a esta decisión de la Caja. Si es que los cálculos actuariales, que le dan consistencia a la nueva propuesta, son correctos (este aspecto tan técnico no lo puedo evaluar dado mi limitado conocimiento), entonces, la oposición debe surgir o porque se les quita algún privilegio a algunos o porque, alternativamente, son tan estrechos de horizontes como para no entender que lo que está en juego es la propia institución que garantiza nuestras pensiones. Por otra parte, si es que, como públicamente lo manifestaron esos oponentes, la medida tomada por la Caja se debe a la mala inversión de las reservas hecha en el pasado, lo triste es que, si ello fuera cierto, pues así ya se hizo y lo vital ahora es salvar al régimen de retiro, aunque debería denunciarse a quienes correspondió administrar esas reservas, por una supuestamente mala utilización, para así fijar las responsabilidades.

Nosotros los trabajadores debemos de estar agradecidos ante la valiente decisión tomada por las autoridades de la Caja, por la cual se resguardan nuestros intereses ante el inevitable retiro de algún día, así como por haber evitado caer en el camino politiqueramente fácil, de aumentar las cargas al salario, que tanto daño han causado al trabajador nacional.

Elisa
19/03/2012, 08:49
1990-12-10-SEÑALES ERRADAS

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SEÑALES ERRADAS

La Nación 10 de diciembre de 1990.

En apariencia son relativamente pocos los asuntos pendientes de solución para que el país llegue a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Concluir esta negociación contribuirá a lograr una muy necesitada calma en el medio económico nacional, pues indica la bondad de las políticas económicas que el gobierno proseguiría durante el año entrante.

Sin embargo, y se debe ser claro, ha habido señales erradas por parte de ciertas autoridades del gobierno que confunden la negociación. Voy a poner un ejemplo de lo que estoy hablando: el programa para transferir empleados del sector público al privado es fundamental para lograr una cierta estabilidad en las finanzas estatales Es muy posible que en las proyecciones de gasto estatal barajadas ante el Fondo, se contemple el efecto reductor de erogaciones públicas que tiene este programa.

Mientras algunos funcionarios estatales atinadamente señalan el impacto positivo de este programa para bajar el déficit, otros súbitamente dicen que se dará una suma, por nueve meses, como subsidio a las empresas que acojan empleados públicos, implicando un aumento en el gasto estatal y, si fuera un traslado de recursos dentro del propio sector público, tampoco indican cómo llenarán el indudable hueco de recursos a que daría lugar.

Una vez aclarado el embrollo, surge, de la nada, un diputado oficial proponiendo, por un afán “no economicista”, como se dejó decir, una compensación a los trabajadores trasladados del sector público al privado, mediante un plan de seguro de desempleo que podría significar una enorme suma para el Estado, además de incitar a un parasitismo inconveniente (y por supuesto que pagado por todos los costarricenses), al estimular la conveniencia de estar desempleado antes de tener trabajo. El proyecto fue hecho de un momento a otro, por impulso, sin estudios actuariales, sin medir de dónde provendrán los recursos, con un errado romanticismo que no toma en cuenta que en Economía no hay nada gratis y que, para financiar tal programa, habrá que sacar recursos de otros sectores del fisco o de la parte privada del país. En síntesis, hay que llenar un nuevo hueco fiscal.

Esto tiene que confundir a los negociadores, tanto del Fondo como del gobierno; hay que unificar los criterios dentro del sector público para que no surja otro mago sacándonos, de pronto, de la manga, un nuevo conejito.

Elisa
19/03/2012, 08:51
1990-12-15-LAS RECIENTES MEDIDAS ECONÓMICAS
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LAS RECIENTES MEDIDAS ECONÓMICAS


La Nación, 15 de diciembre de 1990.

Hay algunos hechos evidentes acerca de la situación de nuestra economía, que deben ser establecidos antes de comentar las recientes medidas económicas tomadas por la actual administración.

A pesar de la apreciación de un ex ministro de Hacienda, de que en Costa Rica no existe una crisis fiscal, resulta innegable, tanto frente a los ojos de costarricenses interesados en estos asuntos, como ante los de organismos internacionales de ayuda multilateral, que nuestra economía enfrenta, desde fines de 1989, una severa crisis fiscal que, de no haberse aplicado medidas en este año, hubiera significado en 1991 un déficit del 7 por ciento del valor total de la producción de la economía costarricense. Por supuesto que alguien podría alegar que, en otros países, este problema es mayor, pero ello no reduce el que actualmente confronta Costa Rica.

Asimismo, quienes afirman que el gobierno centró su atención en asuntos fiscales, dejando de lado a problemas del sector externo, muestran con ello una manera muy peculiar de entender las interrelaciones en la economía, pues resulta elemental el reconocimiento de que, en países como el nuestro, rápidamente los desequilibrios del sector fiscal se reflejan en desequilibrios en sus cuentas externas. Por lo tanto, la atención al déficit fiscal implica una atención al de la balanza de pagos.

Además del impacto que ese déficit fiscal tiene sobre el de la cuenta corriente de la balanza de pagos, el deterioro en nuestros términos de intercambio, así como una posible sobrevaloración de colón, debido a que el tipo de cambio se ajustó ignorando la reducción arancelaria de nuestro país durante los últimos tiempos, son posibles explicaciones adicionales del déficit en nuestras cuentas externas, que bien puede haber requerido un ajuste apropiado y, en su momento, del tipo de cambio, para impedir resultados que hoy preocupen al país.

Tal vez la política de minidevaluaciones proseguida en tiempos recientes ha sido insuficiente para lograr un tipo de cambio real apropiado, por lo que el gobierno ha tratado de enfrentar el exceso de demanda agregada en la economía, por la vía de una reducción del déficit en el sector público, buscando reducir el gasto gubernamental así como aumentar sus ingresos.

En estos términos, no sólo la sana política económica requiere de una disminución del excesivo gasto doméstico, sino que también el reordenamiento de las políticas económicas y, en especial, la cambiaria, se convierte en una condición necesaria para lograr una posición adecuada en nuestras relaciones con organismos financieros multilaterales.

El paquete tributario que el gobierno presentó ante la Asamblea Legislativa es cierto que puede contener defectos, dado que no satisface todas las preferencias de tantas personas quienes proponen medidas tributarias alternativas, pero esto no parece ser una razón de peso tal como para explicar la actitud asumida por una parte del grupo político de oposición en la Asamblea Legislativa, el cual no sólo ha mantenido posiciones zigzagueantes en cuanto a la bondad estabilizadora del paquete tributario, sino que también ha mostrado una actitud de “después de nosotros, que venga al diluvio”, caracterizada por un verdadero torrente de mociones tendientes a obstaculizar, más que a mejorar, el trámite del paquete tributario propuesto. Esas mociones en gran parte son producto de un enorme esfuerzo creativo por parte de algunos economistas afectos a ese grupo político, quienes han tenido como divisa impedir el arreglo fiscal del desorden que ellos heredaron al país.

Vale la pena referirse a la decisión que tomó el gobierno, ante la presión política de un grupo de diputados liberacionistas, para separar el paquete de impuestos en dos partes, donde una de ellas contiene sólo el aumento temporal en el gravámen a las ventas de un 10 a un 13 por ciento, en tanto que la otra incorpora todo lo demás que incluía la propuesta original.

Desde una perspectiva keynesiana, es posible alegar que el impuesto a las ventas es regresivo, pero también es cierto que, bajo ciertos postulados como los del eximio seguidor de Keynes, el profesor Kaldor, existe una justificación moral y económica sólida para impulsar un impuesto al gasto. Sin embargo, tan sólo con el propósito de facilitar la discusión del tema, acepto que se considere como regresivo el gravamen de las ventas y que, por tanto, un aumento en su tasa impositiva lógicamente habrá de afectar, en proporción, más a los grupos de bajos ingresos (o de quienes consuman relativamente más), en comparación con grupos de ingresos relativamente mayores (o de quienes consuman comparativamente menos).

Así, gracias a la presión política de quienes se opusieron tenazmente a la aprobación del paquete tributario original, es de esperar que se acepte en la Asamblea el aumento temporal en dicho impuesto, lo cual desvirtuaría la prédica electorera de “luchar a favor de los pobres”, que con frecuencia y desfachatez ha esgrimido ese grupito.
Pero lo interesante es que la segunda parte del paquete tributario contiene propuestas que sí podrían inducir una mayor progresividad de la estructura tributaria del país, segmento cuya aprobación en la Asamblea parece más indefinida que en el caso de la primera.

Y veámos el porqué de mi aseveración: el segundo pedazo del paquete incluye un impuesto a los Certificados de Abono Tributario (CATs), tributo que se ha usado como medio para inducir un arreglo entre quienes actualmente perciben este subsidio y el Estado, en cuyas empobrecidas arcas más de 6.000 millones de colones de egresos por los CATs tiene un impacto muy significativo. Es más, un monto muy importante –creo que 120 millones de dólares ̶ del Segundo Préstamo de Ajuste Estructural, no será desembolsado por el Banco Mundial en tanto no se ponga algún orden en el monto del subsidio que para el país significan los CATs.

Ahora bien, por la forma en que se otorgan, y de acuerdo con un estudio que realicé a principios de este año junto con el Lic. Ricardo Monge, el CAT posee características harto regresivas; esto es, beneficia en mucho a un número muy reducido de empresas, por lo que, si se redujera tal subsidio, disminuiría su naturaleza regresiva. Así, gracias a los preocupados de oficio por una etérea justicia social, se mantendrá esa “injusticia social” definida en los términos de quienes esgrimen que la igualdad distributiva es la justa, por antonomasia.

Otro ejemplo, de cómo se pervierten los conceptos está en el hecho de que, en la segunda parte del paquete tributario, se incorpora un impuesto a ciertas pensiones, elevadas (a lo que aptamente se refirió Jorge Enrique Guier en La Nación del 13 de este mes, cuando escribió que había que distinguir entre “pensiones”, pues era diferente la de “una pobre maestra” a la de “un exjerarca liberacionista, que disfruta de exorbitante pensión, legal, es cierto, pero inmoral en cuanto a su monto”). Estas últimas pensiones son las que se gravarían y, al ser sumamente regresivas, contribuiría a promover la progresividad tributaria del país. Pero, gracias a la presión de ciertos oficiosos de la justicia social tiene poca oportunidad de ser aprobado.

Aquí no acaba la cosa: ¿A quienes favorece relativamente más un sistema ineficiente de control y administración tributaria? Parece lógico pensar que a quien tiene mayor ingreso, puesto que es muy posible que sea quien presuntamente deba pagar los impuestos, por lo que, para él, en el margen, es mayor el incentivo a la evasión. De aquí que si se dedicarán recursos a mejorar la administración tributaria es de esperar que traten de controlar a quienes les convienen más, relativamente, la evasión; esto es, los que marginalmente tendrían que pagar más. Al ser enviadas estas propuestas al segundo paquete de improbable aprobación, se favorecerá a quienes más tienen o puedan o deben. ¿Verdad que resulta extraña manera de entender la justicia de quienes provocaron el desmembramiento del paquete tributario original?

Aún hay más: del planteamiento tributario inicial se envían a la Siberia política las propuestas para reducir el gasto público contenidas en un aparte redactado por el diputado Miguel Ángel Rodríguez. Estas parecen ser el intento más formal que se ha planteado, a nivel de legislación, para poner un límite al enorme crecimiento del Estado. En esto, la experiencia reciente de Costa Rica ha sido aleccionadora. Con un paquete tributario se le dan recursos al fisco, con el que, supuestamente, se ordenan –los políticos de turno alegan que por siempre– las finanzas públicas.

Pasa un tiempo, se gastan esos recursos e incurren en déficit mayores, los que requieren de un nuevo paquete para arreglar el entuerto y en el proceso va emergiendo el tornillo sinfín que caracteriza la voracidad fiscal en el país. La propuesta de don Miguel Ángel, posiblemente por la usual politiquería de segunda, pasó a dormir el sueño de los justos en ese paquete cercenado, aunque la limitación al gasto público que propone es el sustento moral que justificaba aprobar el aumento de gravámenes originalmente propuesto.

Ante la no aprobación del paquete inicial, para “arreglar la torta”, el Banco Central impone ciertas medidas, usualmente favorecidos en algunos corrillos intervencionistas de Liberación Nacional, que provocan mayores distorsiones en la economía, tales como aumentar el diferencial cambiario y elevar los impuestos y depósitos previos a las importaciones. Es cierto que, se asevera, su naturaleza es temporal (las llamadas sobretasas a la importación, que por tanto tiempo nos recetaron ciertos gobiernos liberacionistas, se llamaron sobretasas temporales a la importación); en todo caso, esas medidas provocan, entre otros, dos importantes problemas.

El primero, y fundamental, es que relativamente se encarecen las exportaciones, al protegerse más la producción doméstica debido a una distorsión deliberada en el sistema de precios, a causa de las tres decisiones en referencia. La segunda consecuencia depende en mucho de la forma en que los actores en la economía perciban tales políticas. Si son vistas como temporales, su impacto posiblemente sea menor, pero sí, por el contrario, se consideran como de mayor permanencia y son así indicativas de una reversión del proceso de apertura de la economía, es de esperar una reducción sustancial en las exportaciones y una involución hacia un sistema económico del pasado que tan oneroso nos resultó.

Al aprobarse sólo la primera parte del paquete (esto es, el aumento en el impuesto a las ventas), habrá un hueco fiscal de aproximadamente unos 3.000 millones de colones y de algún lado tendrá que venir el recorte de gasto del gobierno, para cumplir con el requisito de llegar a un déficit del 1.5% del Producto Interno Bruto en 1991. Y aquí es donde se verán correr lágrimas (no las de los politiqueros, quienes buscarán una escabullida Houdinesca) sino las del pueblo, quien posiblemente pagará vía inflación, las políticas populistas que algunos pretenden que campeen.

Las políticas restrictivas del gasto agregado en la economía van por el camino correcto; el problema es que la indefinición causa mucho daño y mucho más cuando se empiezan a tomar decisiones inconsistentes con el proceso de apertura en que nos hemos involucrado en los últimos tiempos. Las medidas económicas deben aplicarse consistentemente para no dar señales erróneas al sistema de precios; la mentalidad de algunos de “antes partido que país” ya le ha costado mucho a nuestro pueblo; su bienestar no puede estar en juego por egoísmos polítiqueros y por la equivocación de tomar decisiones que obstaculizan la modernización de nuestra economía, asequible por su apertura al comercio internacional.

Elisa
19/03/2012, 08:52
1990-12-17-COMERCIO INTERNACIONAL Y DESARROLLO

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COMERCIO INTERNACIONAL Y DESARROLLO


La Nación, 17 de diciembre de 1990.

Releer conferencias como las que el economista Gottfried Haberler brindó en 1959, auspiciado por el Banco Central de Egipto, me revitaliza cuando en mi país anticipo vientos proteccionistas que no precisamente refrescan, sino que más bien tratan de entorpecer el ánimo. En ellas previó los resultados de políticas comerciales erróneas y, como lo señala el profesor W. Max Corden, “Haberler estaba en ese momento en lo correcto y no después”; Haberler ha criticado “la tendencia de deducir conclusiones de largo plazo a partir de acontecimientos de corto plazo. Siempre ha visto, en su momento, la tontera que significa eso”.

Haberler, recordando los Principios de Mill, expresó lo que considera son los beneficios directos del comercio internacional sobre el desarrollo de la economía: aquellos derivados de la especialización en la producción de lo que se tiene ventaja comparativa y del intercambio que se deriva. En palabras de Alberto Di Mare, permite comprar donde es más barato y vender donde es más caro. El proceso beneficia al consumidor, cuyos deseos y necesidades se satisfacen, lo cual es el fin último en un orden económico.

Haberler expone cuatro importantes efectos indirectos del comercio, que llama beneficios dinámicos, al ampliarse nuestras posibilidades de producción y consumo. En primer lugar, por el comercio es posible que las naciones con escasez de bienes de capital (maquinaria, equipo, materias primas y productos intermedios) dispongan de ellos, Con tales bienes materiales, nuestras naciones (y los consumidores, en particular) se benefician del progreso tecnológico de las naciones más desarrolladas.

En segundo lugar, Haberler nos refiere al efecto de la importación de ideas, de conocimiento (del know-how tecnológico), de habilidades, de talento, de capacidad empresarial, por las que nos beneficiamos del éxito y también del fracaso y error de quienes se anticiparon en su desarrollo. Haberler juzga que “el comercio es el vehículo más importante para la transmisión del know-how tecnológico”, lo cual, sin duda, nos permite disponer de más y mejores bienes y servicios, beneficiándonos así a los consumidores.

En tercer término, el comercio internacional constituye asimismo el mecanismo más apto para el movimiento mundial del capital, puesto que, a mayor volumen de aquél, mayor es el monto de capital extranjero que bajo supuestos realistas estará a disposición de los países subdesarrollados, lo cual se traduce en un incremento de nuestra producción y consumo.

Finalmente, es importante para nuestro país, en donde algunas críticas al proceso de apertura se basan en la ausencia de competencia local, es precisamente por el comercio internacional que se logra un mayor grado de competencia ante los presuntos monopolios domésticos ,así como permite conservar un grado saludable de libre competencia. Esto, innegablemente, también redunda en beneficio del consumidor.

Elisa
19/03/2012, 08:53
1990-12-23-EVIDENCIA INTERESANTE

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EVIDENCIA INTERESANTE

La Nación, 23 de diciembre de 1990.

Va surgiendo evidencia de interés sobre los procesos de ajuste estructural de diversos países. Un reciente trabajo de Vinod Thomas, Developing Country Experience in Trade Reform, escrito para el Banco Mundial, evalúa la diferencia de la actuación económica de países que han realizado préstamos de ajuste estructural en contraste con aquellos que no lo han hecho, lo cual da una indicación acerca de la utilidad de esos programas.

Si bien cada nación realiza un ajuste adaptado a sus condiciones particulares, son varias las características comunes, tales como la eliminación de restricciones a la importación y a la exportación y un mayor uso del sistema de precios, en especial en la determinación del tipo de cambio, así como al sustituir restricciones cuantitativas por aranceles.

El estudio de Thomas compara los resultados de 26 países receptores de préstamos de ajuste estructural antes de 1986, con los de 48 países que no lo hicieron. Los indicadores económicos evaluados son el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), el cociente de la inversión con respecto al PIB, la tasa de cambio real, el crecimiento de la exportación de bienes manufacturados, el crecimiento de las importaciones, el balance de recursos con respecto al PIB, la tasa de inflación, el cociente de la deuda externa con respecto a las exportaciones y el servicio de esa deuda con respecto a aquéllas.

Al comparar estos nueve indicadores para el período post-préstamo (1985-87) con el período antes del préstamo (1981-83) se concluye, aunque se reconocen limitaciones al análisis, en que los países que recibieron préstamos de ajuste estructural mostraron una mejora superior en su desempeño, al comparárseles con los que no recibieron tales préstamos, en cerca de dos terceras partes de los casos. Además, los cambios en las importaciones fueron un determinante importante de los cambios en el crecimiento del PIB, posiblemente a causa de limitaciones de divisas y por las restricciones al comercio que hay en esos países; el impacto de esas importaciones, a su vez, se ha reflejado en un crecimiento mayor en los países que realizan reformas estructurales, en comparación con los que no las efectúan.

Elisa
19/03/2012, 08:54
1990-12-28-CÓMO MEJORAR EL BOLÍVAR

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¿CÓMO MEJORAR EL BOLIVAR?


La Nación, 28 de diciembre de 1990.

Son frecuentes las quejas de personas acerca del estado de relativo abandono en que se encuentra el Parque Bolívar, si bien es cierto que está en mejores condiciones que las de hace algunos años. El descontento no sólo proviene de nacionales, sino también de turistas, quienes desean conocer algo de la fauna costarricense, en una San José relativamente aburrida, en donde hay pocas posibilidades de esparcimiento.

Ante las quejas la respuesta es automática y posiblemente cierta: hay una gran limitación de fondos para darle el mantenimiento y desarrollo adecuado al parque. Pero, más verdadera es aún la realidad de que siempre habrá limitación de recursos, lo cual debería incentivar a las personas ligadas a ese proyecto para buscarle una solución a tal restricción.

Una posibilidad es cobrar más por la entrada. Si bien es cierto que algunos estamos dispuestos a pagar más, dada la satisfacción que nos produce el parque, también puede resultar que se reduzca mucho el ingreso de personas y más bien se termine por recaudar un monto inferior al previo. En todo caso, elevar las cuotas es una alternativa que no debe descartarse de antemano y las autoridades deberían estimar sus posibles resultados.

En cierto ocasión le comenté a un funcionario del parque, mientras compraba un libro sobre fauna en un pequeño quiosco en el lugar, acerca de la posibilidad de lograr ayuda de la empresa privada para mejorar el lugar, pero no como una concesión graciosa o donación, sino alquilándoles el derecho de anunciar sus productos, de manera discreta, con mesura, acorde con el lugar, tal vez con una especie de placas en las jaulas de los animales. Me imaginaba yo, por ejemplo, el tigre de Atlas Eléctrica, las aves de la Industria Nacional de Cemento, las dantas de la Bolsa Nacional de Valores, las ardillas de la Financiera Elca, los venados de… y que piense el lector en toda la gama de ingresos que se podrían obtener.
Es más, se podría negociar el mantenimiento de un animal o grupo de ellos por parte de empresas a las cuales no les significaría una erogación fuerte, pero proyectaría una buena imagen de su servicio ante el público.
Aquel funcionario, al escuchar mis palabras, abrió los ojos. Esperaba que fuera el resultado de alguna iluminación, pero, por lo que ha sucedido, más bien fue de incredulidad. Ojalá que se medite sobre esta idea, pues podría beneficiar a todos los visitantes al Parque Bolívar, incluyendo, por supuesto, a los animales.

Elisa
19/03/2012, 08:54
1991-01-04-EN MATERIA DE PENSIONES

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EN MATERIA DE PENSIONES


La Nación, 04 de enero de 1991. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 139-140.

Para conocer un poco lo que significan en la economía los regímenes de pensiones, se podrían clasificar tres: el Régimen de Invalidez, Vejez y Muerte de la Caja Costarricense del Seguro Social (IVM), algunos sistemas privados y los restantes Regímenes Especiales del Sector Público (RESP).

Han llegado a mi conocimiento ciertas características de los RESP que obligan a los costarricenses a que presten atención a este serio problema. Los RESP son 19 distintos regímenes de pensión en el sector público, los cuales cubren casi el 40% de los empleados públicos o, alternativamente, más o menos un 16% de la población. Esos sistemas son pagados por el presupuesto nacional y significan un 3% del valor total de la producción de bienes y servicios finales de la economía en un año. El más importante de los RESP es la pensión del Magisterio, que incorpora al 82% del total de los cubiertos, seguido del Poder Judicial, que involucra a un 6% y, con un porcentaje similar, el Régimen de Hacienda.

De los 19 RESP, 10 se basan en contribuciones, en ciertos casos ínfimas en comparación con los beneficios otorgados, mientras que los 9 restantes se financian en su totalidad por el Estado. Se estima que el 42% del total de gastos por pensiones que efectúa el Gobierno se asigna a sólo un 16% de la población (esto para quienes gustan de referirse al tema de progresividad en el gasto público).

Debido a que ciertamente no hay un fondo de pensión como tal para cada uno de esos sistemas, con una edad promedio de retiro de 50 años ( y en algunos casos ni siquiera hay una mínima para ello), a que la pensión equivale al promedio del último año laborado e incluso hasta el 100% del sueldo último del mes trabajado y a que las pensiones se ajustan cada año, según aumente el salario del empleado que al momento ocupa su posición, los trabajadores pensionados bajo los RESP reciben una pensión 3 a 6 veces más alta que bajo el sistema IVM, por un promedio de 26 a 29 años.

Estos datos expresan la importancia de que, a la mayor brevedad, se revisen los RESP, pues son inviables a corto plazo, sus beneficios son exagerados y se distribuyen con una gran dosis de agresividad. El costo tan elevado que significan sobre el gasto público y sobre la economía (y lo que sería si permanecen invariables), incrementará los graves problemas que caracterizan al fisco: ya no es viable la solución del avestruz –esconder la cabeza en la arena– para enfrentar ese embrollo.

Elisa
19/03/2012, 09:24
1991-01-14-ANTEPONER LA CARRETA A LOS BUEYES

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ANTEPONER LA CARRETA A LOS BUEYES


La Nación, 14 de enero de 1991.

Al referirse a la posible negociación de un nuevo Préstamo de Ajuste Estructural (PAE III) entre el gobierno de Costa Rica y el Banco Mundial, don Samuel Yankelewitz, presidente de la Cámara de Industrias, dijo que “las consecuencias de un programa de este tipo son de un mayor deterioro social y si no que se les pregunte a los argentinos y los chilenos”.

Al estar en juego más que la simple apreciación de un suramericano, importa referirse a esta declaración, pues no puede basarse en la ignorancia o desconocimiento de algunos –y no creo que precisamente del presidente de la Cámara de Industrias– lo que garantice el logro de un interés muy particular, a costa del bienestar de todos los costarricenses.

La aseveración del señor Yankelewitz sobre Chile y Argentina asume que han sido los PAE los que han empobrecido a esas naciones, pero ello equivale a poner la carreta antes que los bueyes, pues hasta personas relativamente ignorantes de estos asuntos saben que Argentina se deterioró cuando Perón (en los cuarenta) acabó con las expectativas de quienes juraban sería el primer país latinoamericano en desarrollarse, al crear una economía altamente protegida, un estado sobredimensionando, una irresponsable emisión monetaria, todo lo cual impuso un alto precio al sufrido pueblo argentino, que aún hoy lo está pagando y no creces.

Algo similar paso en Chile: Allende jamás oyó hablar de un PAE III para terminar de empobrecer a su país, pues fueron los largos años de proteccionismo, de social-estatismo y toda una tipología de enfermedades similares, los que condujeron a que esa nación reinara la miseria. Y, para que don Samuel lo medite: el gobierno democrático de Aylwin en muy poco ha variado y piensa cambiar las políticas liberalizadoras del gobierno que le precedió. No se cambia de caballo en medio de un río, cuando ha dado, en general, buenos resultados, como tasas de crecimiento real pocas veces vistas en la historia económica de América Latina, que han hecho que el Banco Interamericano de Desarrollo considere a Chile como el primer país industrializado del área.

Con un PAE III se espera continuar reduciendo al oneroso proteccionismo que impide crecer a nuestras exportaciones, en tanto que permite la generación de rentas para unos pocos, pagadas por todo un pueblo. Don Samuel debe decir que es la posible pérdida de sus privilegios la razón por la cual afirma cosas falsas: no culpe al PAE III de los males de una economía, en mucho enferma por la protección que algunos añoran o se niegan a perder.

Elisa
19/03/2012, 11:41
1991-01-20-ARGUMENTO RECALENTADO

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ARGUMENTO RECALENTADO


La Nación, 20 de enero de 1991.

Discusiones recientes en torno a la crisis del Golfo Pérsico han permitido desempolvar, desarrugar y sacar de nuevo a relucir un viejo mito del “closet” de los socialistas, porque quienes exhiben al tótem son personas ligadas en el pasado a cuanta causa anticapitalista o antiestadounidense estuviera de moda, aunque en su ocaso intentan que se les admire como perestroikos.

En mucho el mito se origina en ideas keynesianas puestas en boga con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial. Recuerdo, entre quienes expresaron la ficción con suma claridad, al socialista japonés Shigeto Tsuru, quien para ello se asentó en tesis de Keynes, así como de Harrod y Domar, economistas de esa corriente, pero sobre todo en la del estancamiento secular del capitalismo de Alvin Hansen. Las ideas de Tsuru son ahora retomadas por algunos personajes criollos, quienes han aseverado que los Estados Unidos (¿y las Naciones Unidas? ¿Y Rusia?) se han involucrado en la guerra del Golfo Pérsico para sacar a la economía estadounidense de una inevitable recesión o depresión.

El argumento académico ̶ al menos el de Tsuru, a quien no puedo adscribirle el hígado ideológico que exteriorizan proponentes domésticos de tesis similares ̶ se sustenta en que el gasto bélico genera demanda y, sobre todo, ocupación, política deseable en una situación recesiva en donde abunda el desempleo. Pero, este tipo de gasto difiere de, por ejemplo, aquél en inversión, la cual, a futuro, generará más oferta y, ante una demanda dada, no reduciría la desocupación en el curso del ciclo. Esto es, el gasto bélico, a diferencia de la inversión, sólo genera demanda (empleo) al fabricárselas, pero no crea una oferta adicional en el futuro. La inversión no sólo da origen a demanda al momento de construir tales bienes, sino que, también, al empezar a producir otros nuevos bienes generará una mayor oferta, la cual no se podrá vender pues no hay pleno empleo. Por ello, la salida capitalista a la crisis recesiva, así juzgan Tsuru y similares, es la guerra, la cual sólo crea demanda y empleo, pero no oferta (más bien la destruye y habrá más empleo con la reconstrucción).

El error en el análisis se detecta con facilidad, independientemente de la veracidad inicial del enfoque keynesiano: el propósito de gastar creando demanda y empleo, como sería el objetivo de la política económica, pero sin que se genere oferta, se podría lograr con un programa dispendioso de exploración del espacio o de los mares o también en censos de perros o dando órdenes de abrir y cerrar huecos; es decir, no es necesario que el gasto sea bélico. Sin embargo, este mito resulta ser “sexy” para los profesionales del anti-capitalismo.

Elisa
19/03/2012, 13:32
1991-01-22-UNA INTERPRETACIÓN ERRÓNEA

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UNA INTERPRETACIÓN ERRÓNEA



La Nación, 22 de enero de 1991.

Don Oscar Álvarez escribió un artículo muy interesante “El colapso de los estatismos” en la página 15 de La Nación del 13 de enero de este año, en donde hace afirmaciones que juzgo inducen al error, lo cual me motiva a referirme al tema, a sabiendas de que será tolerante y bondadoso con mis comentarios. Al referirse a los cambios que están sucediendo en las economía centroeuropeas, indica que “No se trata, tampoco, de volver al estado de dejar hacer y del dejar pasar, para permitir que sobre todos los aspectos de la vida económica sean definidos por el mecanismo de mercado. Las limitaciones a ese modelo se manifestaron peligrosamente durante la crisis de los años treinta”.

Interesa analizar, por una parte, si hay algo intrínseco en el capitalismo que se traduce en crisis como la depresión de los años treinta, de manera que esas presuntas limitaciones le desacreditan para su aceptación por naciones a las que ahora les podría interesar adoptarlo y, en segundo lugar, el papel que podría tener el mercado en una toma del capitalismo por los antiguos regímenes de decisión centralizada.

Algunas teorías socialistas enfatizan la inevitable crisis que se traerá abajo al sistema capitalista y la Gran Depresión ha sido divisa que antecede la última que inevitablemente surgirá. Se puede aceptar que el capitalismo desarrolla su potencial de crecimiento a saltos y a golpes, contrario a un desarrollo uniformemente linear, pero concluir de ello que esa crisis de los años treinta es resultado innato del capitalismo, es otra cosa y, para referirme al respecto, acudo a la aguda oteada de un estudioso de la economía de la época, el profesor Gottfried Haberler, quien señala que “De hecho, la Depresión de los Treinta nunca hubiera sido tan severa ni durado tanto si el Banco de la Reserva Federal, por horrendas equivocaciones de política por omisión y comisión, no hubiera causado o permitido que la oferta básica de dinero se redujera en cerca de un 30 por ciento. Uno no tiene que ser un extremista monetarista para reconocer que tal contracción de la oferta de dinero tiene que tener consecuencias catastróficas… En otras palabras, la Gran Depresión no fue ‘una crisis del capitalismo’ como dice Prebisch, sino una crisis de una política gubernamental ampliamente anticapitalista, la consecuencia de horrendas equivocaciones de política”. (Banco Mundial, Pioneers of Development, reimpreso en Gottfried Haberler, International Trade and Economic Development, 1988, p. 61).
En cuanto al segundo tema ̶ el papel del mercado en la vida económica ̶ llama la atención de cómo se tiende a menospreciar el rol que tiene en un orden económico. Así, con frecuencia uno encuentra socialistas de nuevo cuño quienes, si bien ahora reconocen el eficiente papel que el mercado desempeña en la provisión de bienes y servicios, también buscan esconder un rabo bien majado, y consideran que esa adopción del mercado en sus esquemas socialistas, lo será bajo sujeción o manipulación tal que satisfaga criterios políticos, en una especie de tercer principio que evite tanto los males del capitalismo como los del socialismo, Un ejemplo de esta concepción se puede hallar en el libro de David Marquand, The Unprincipled Society, de 1988, en donde arguye que la ”persuasión en una sociedad preceptora” brinda la alternativa al orden económico de dirección centralizada socialista y al orden económico de decisión descentralizada del capitalismo.

La clave para entender el problema está en reconocer la diferencia esencial que hay entre un ordenamiento económico que brinda el mercado y el del Estado: en que “es más fácil compensar por diferencias innecesarias en el número de medidas (algunas diferencias son necesarias como incentivos ̶ tal como por tanto tiempo se han dado cuenta los sistemas socialistas) que lo es remover diferencias arbitrarias y azarosas del poder cultural que prevalece en una sociedad de preceptos.” (Arthur Seldon, Capitalism, 1990, p. 106). Esto es, si bien se puede aceptar que el capitalismo, como toda creación humana, no es perfecto, el socialismo parece aún ser más imperfecto, por lo cual una valoración apropiada del papel que cumple el mercado en una sociedad, permite adscribirle un mayor desempeño en un orden económico; esto es, que en el largo camino de los socialistas hacia el mercado se tenga muy presente que, en la elección entre la propiedad pública y la propiedad privada, entre decisión colectiva y decisión de mercado, las últimas han sido reivindicadas por nuestra historia reciente.

Elisa
20/03/2012, 07:45
1991-02-07-CARNE DE CAÑÓN

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CARNE DE CAÑÓN


La Nación, 07 de febrero de 1991.

La decisión del gobierno de reorganizar el sistema de comedores escolares financiados por Asignaciones Familiares, ha provocado ciertas reacciones en algunos líderes magisteriales que deben ser objeto de nuestra atención.

Una de las reglas de la vida es que no existe nada gratuito. Lo que a veces se considera como “gratis”, en realidad siempre es pagado por alguna otra persona, ya sea quien nos la donó o cedió o, como en el caso de actividades gubernamentales, por quienes pagan los impuestos o sufren la inflación, que son maneras de pagar por lo que algunas consideran no cuesta nada.

Los programas de comedores escolares tienen un costo para el país. No debatamos si su propósito es bueno, pero, en todo caso, se trata de una transferencia que unos costarricenses les hacen a otros compatriotas. Es posible que con dicho programa se beneficie a los niños, quienes así refuerzan su exigua alimentación, pero también es cierto que hay otros intereses para que dichos programas queden como estaban. A mí me llama la atención que, haciendo el país un gran esfuerzo para alimentar a esos niños, haya que tener cocineras encargadas de prepararles los alimentos, cuando bien podría la comunidad beneficiada organizarse y suplir ella el trabajo, haciendo buena la máxima de “ayuda, que te ayudaré”. Lo que sorprende es que se quiera todo y bien completo… y gratis.

Más que el interés a beneficiar a los demás, lo que motivó a ciertos líderes sindicales a oponerse a la decisión de despido de esas cocineras, es que con ello disminuye el número de asociados a sus grupos. Es la pérdida de poder que tendrían tales líderes, lo que les motiva a oponerse a esos despidos. No se trata de un acato altruista, sino, por el contrario, de ver cómo conservan su poder sindical, el cual se ha visto amenazado.

Entristece la bravata que los líderes han esgrimido para evitar ese despido: han dicho que retrasarán el inicio del curso lectivo. Así las víctimas de la impetuosidad de los dirigentes sindicales serán nuestros hijos, quienes se verán privados de la educación que, supuestamente, nuestra sociedad debe brindarles. Este esquema de penalizar a los estudiantes por los problemas de los sindicatos debe ser observado muy atentamente por todos los costarricenses, quienes tenemos la obligación de hacer saber a cabecillas tan insensatos, que a nuestros hijos no pueden convertirlos en carne de cañón, sólo para satisfacer sus ansias de poder.

Elisa
20/03/2012, 07:48
1991-02-25-RETROGRESIÓN EN RUSIA

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RETROGRESIÓN EN RUSIA


La Nación, 25 de febrero de 1991.

Recientes acontecimientos en la Unión Soviética manifiestan la verdad de una afirmación que le escuché decir hace muchos años a Alberto Di Mare: que la única razón por la cual se mantenía el comunismo en esos países era por la fuerza del ejército soviético.

Todavía no se descarta que, a corto plazo, la Unión Soviética pueda evolucionar hacia órdenes de mercado y, aun cuando es harto difícil la tarea de generar instituciones asociadas con el éxito de los órdenes económicos descentralizados, tampoco se deja de lado la posibilidad de que las fuerzas reaccionarias (bello término aplicado otrora por algunos comunistas a los capitalistas) recuperen el poder y que Gorbachov simplemente pase, con suerte, a vivir de una merecida pensión de “maestro rural” en una dacha otorgada por la gracia del Estado.
Podría ser que el sistema capitalista sea imitado en la Unión Soviética (posiblemente bajo otro nombre, pues a los antiguos camaradas sólo les falta que deban autodenominarse capitalistas) a riesgo de que, de no hacerlo, no se beneficien de la dinámica de desarrollo de las sociedades de mercado, aunque siempre hay posibilidad, otra vez escondiéndose la verdad, de que un nuevo liderazgo ligado al ejército rojo decida echar marcha atrás en los procesos de “glasnost” y de “perestroika”.
La pregunta crucial es: ¿resuelve esta última alternativa los problemas de la sociedad soviética? Por la forma en que se organizó la economía socialista, con la primacía de la política sobre el mercado, su restitución sólo conducirá a profundizar los mismos problemas que han hecho que se cuestione al ancien régime soviético: algunos datos señalados por Eduardo Lizano en su artículo La Economía de la Unión Soviética (La Nación, 17 de febrero de 1990, p. 15), indican que a partir de 1984-85 su producción no decreció, sino que se redujo, con lo cual empeoró el nivel de vida de su ciudadano medio. Es difícil pensar que los soviéticos estarían satisfechos con una nueva promesa, de que la sociedad socialista les brindará los estándares de vida elevados que ya les ofreció en el pasado, por algo que la sociedad capitalista –como lo han logrado saber –ya ha dado al ciudadano común y corriente.

Aptamente señala Arthur Seldon en Capitalism, que “A menos que las reformas liberalizadoras se lleven a cabo, la sociedad soviética continuará deteriorándose. Si la reconstrucción es desatendida, el resultado en todo caso será la insatisfacción social, el desorden y posiblemente la revolución. En resumen, es demasiado tarde para que la economía soviética, vuelva hacia atrás”.

Elisa
20/03/2012, 07:52
1991-03-11-FALTA DE IMAGINACIÓN

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¿FALTA DE IMAGINACIÓN?



La Nación, 11 de marzo de 1991.

Con frecuencia uno escucha la petición al gobierno, de parte de grupos interesados, para que amplíe las instalaciones portuarias de Moín, para dar abasto con las crecientes exportaciones, pues se ha manifestado que la preferencia otorgada a la carga del banano limita a las no tradicionales. Similarmente, grupos ligados a la actividad bananera también insisten en que la capacidad de Moín es insuficiente para satisfacer sus futuras exportaciones.

Adam Smith, en La Riqueza de las Naciones, señaló que una función del Estado era “erigir y mantener aquellas instalaciones públicas y aquellos trabajos públicos que, si bien son beneficiosos en el mayor grado para una gran sociedad, son, sin embargo, de naturaleza tal que la ganancia nunca podría pagar el gasto de un individuo o de un grupo pequeños de individuos, y que por lo tanto no puede esperarse que alguna persona o grupo pequeño de personas los erija o mantenga”. Esta premisa sirve para interpretar la petición de que el Estado resuelva los problemas a la exportación derivados de la insuficiencia del puerto de Moín.
La pregunta lógica es ¿por qué los individuos interesados o un grupo pequeño de ellos, no erige la infraestructura portuaria requerida? En gran parte ´por una limitación legal que impide la propiedad privada de esas instalaciones. La excepción de un muelle privado en el país es el de la Liga de la Caña, que opera en Chomes, y el cual no implica una carga directa a toda la ciudadanía. Conviene reflexionar si no se resolvería el problema al permitir, por una concesión de largo plazo, que los individuos privados puedan construir las instalaciones portuarias que requieren.

También hay otra razón que nos explica por qué esos individuos no desean edificar tales instalaciones: porque tanto usted como yo asumimos la deuda en que normalmente incurre el Estado para pagar por sus construcciones públicas, así como por la deficiente operación que normalmente lleva a cabo. El problema se puede complicar cuando uno piensa si no es que a ciertos exportadores les es más conveniente que el Estado construya los muelles, pues de esa manera los usuarios directos no tienen que asumir la deuda del proyecto.

De nuevo, la lógica de la conveniencia nos lleva a Adam Smith: permitir que los individuos privados puedan erigir sus propias instalaciones y tener una ganancia suficiente para pagar los gastos en que incurren. Para ello se requiere que el gobierno tome una importante decisión, cual es permitir la propiedad privada de las instalaciones portuarias. Si no lo decide de esta manera, seguiremos viendo las mismas peticiones, la misma ineficiencia, los mismos intereses que se movilizan en busca de rentas y los mismo deudores (todos nosotros) de las inversiones realizadas por el Estado.

Elisa
20/03/2012, 07:53
1991-03-18-QUIEN SE ENOJA PIERDE

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QUIEN SE ENOJA, PIERDE


La Nación, 18 de marzo de 1991.

Los costarricenses deberían de leer un reciente Foro Industrial firmado por el Presidente de la Cámara de Industrias, pues es una clara expresión del dicho de que “quien se enoja, pierde”. Hay un disgusto tal ante la consideración de reducir los aranceles a un 20%, como parte del proceso de ajuste estructural, que posiblemente haga que personas inteligentes pierdan cualquier grado de aprecio que podrían tener por las prédicas proteccionistas de ese gremio.

Me sorprende el mal uso que el Consejo Editorial del Foro Industrial hace de conceptos claramente definidos para estudiar estos temas. Y digo que es un mal uso pues conozco bastante bien cómo piensan los integrantes de tal Consejo y sé que entienden la diferencia que hay entre protección nominal y protección efectiva, como para inventar un nuevo concepto simplista y sin base alguna, tan sólo para legitimizar el mantenimiento de sus rentas.

Hablan de que, al tener un arancel del 40% para los bienes finales y de un 5% para los insumos importados, poseen “una protección nominal real” de sólo el 35%. Con tal invención pretenden inducir al engaño de personas bien intencionadas, quienes podrían creer que la protección que disfrutan esos señores es el simple resultado de la resta de ambos aranceles, cuando la verdad es otra y muy distinta, No es con esa actitud como se puede defender una posición, honorable de por sí por provenir de un cuerpo de tanta importancia en el país.
Lo que cuenta para estos asuntos es la llamada protección efectiva, definición que toma en cuenta tanto la protección al bien final como a los insumos. Estoy casi seguro de que los miembros del Consejo Editorial del Foro Industrial entienden este concepto, pues los he visto emplearlo correctamente en distintas ocasiones y nunca le han puesto peros para su utilización. Bien entienden que, lo que le interesa al empresario que sustituye importaciones, es la protección dada al valor doméstico que se agrega a la producción del bien; esto es, por ejemplo, la que se otorga a las utilidades, la depreciación, los salarios, y todos los demás gastos domésticos incorporados en el bien producido. Por ello cuenta y se dice que la protección efectiva es la que se otorga al valor agregado doméstico.
Es posible, por tanto, que aunque las tasas nominales de protección sean de un 40% y un 5%, se tenga tasas efectivas de protección muy distintas y superiores. Nada más para dar un ejemplo: en Costa Rica, en 1986, la totalidad de la industria manufacturera tenía una protección nominal al bien final de un 46%, en tanto que la protección nominal al insumo utilizado era de un 9%. Precisamente este escalonamiento en la protección determina que haya una protección efectiva para el valor agregado en la manufactura doméstica de un 286%. Esto quiere decir que la combinación en los niveles de protección al bien final y sus insumos, garantiza que el valor agregado generado bajo el sistema proteccionista excede en un 286% al valor agregado que se lograría si la producción se efectuara bajo los cánones del mercado internacional.

Esos señores de la Cámara de Industrias, para defender sus privilegios y rentas, no tienen necesidad de retorcer la verdad ni de acudir a la creación de conceptos a todas luces erróneos.

Elisa
20/03/2012, 07:54
1991-03-25-QUE COMO RONQUEN DUERMAN

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¡QUE COMO RONQUEN, DUERMAN!


La Nación, 25 de marzo de 1991.

No escribo, una vez más, sobre el fondo moral que hay detrás de la gollería de la pensión de ciertos jerarcas políticos (casi todos de un partido, pero “cariado” con unos pocos del otro), pues, ante la fortaleza de la epidermis, no parece valer el juicio ético que nuestra sociedad haga sobre sus conductas.
Prefiero valerme del lema de que “como ronquen, duerman”, para ver si es cierto que los políticos están dispuestos a frenar el relajo de las pensiones. Hago una propuesta para la aprobación de los diputados de la Asamblea Legislativa, pues he oído opiniones de diferentes jefes de fracción y de prominentes miembros de ella, quienes han mostrado su indignación por lo sucedido y han reiterado que tomarán medidas para evitar el despojo de los fondos de pensiones.

Tomo su palabra. Quiero que, como ronquen, duerman. Soy algo escéptico, pues en ocasiones he visto rasgarse vestiduras para que, luego, hagan lo contrario o nada, que parece ser lo mismo. Hay tantos y poderosos políticos, que hoy viven de pensiones millonarias, quienes ejercerán presión para que no se les toquen sus intereses y tratarán de que los diputados no hagan algo al respecto.

Se ha dicho que esas pensiones no deberían exceder de unos ¢150 mil al mes. Esto se podría arreglar, partiendo de que ¢80 mil se exoneran del pago del impuesto sobre la renta y se diseña una tabla apropiada para que las cifras netas de pensión lleguen a aquella cifra. (De paso, ¿está de acuerdo el lector con que la pensión debería ser para cuando ya no se puede trabajar? ¡Ahora se anuncia con bombos y platillos el retiro del burócrata y su paso a la práctica profesional privada en que siguen trabajando!).
Sugiero la siguiente tabla de tributo especial sobre pensiones (no aplicable para aquellos en que las cuotas pagadas por el pensionado sean suficientes para la pensión, cualesquiera sea su monto):
RANGO DE
PENSIÓN
TASA
IMPONIBLE IMPUESTO
MÁXIMO
De 0 a ¢80.000 Exenta 0
De ¢80.000 a ¢100.000 25% ¢5.000
De ¢100.000 a ¢200.000 50% ¢55.000
De ¢200.000 a ¢300.000 75% ¢130.000
De ¢300.000 y más 99% Indefinido


Por ejemplo, un señor con una pensión de éstas de ¢575.000 al mes, pagaría un impuesto mensual de ¢402.250 y tendría una pensión neta para vivir de ¢172.750. Queda, nada más, por conocer qué tipo de tabla de impuestos aplicará la Asamblea Legislativa.

Elisa
20/03/2012, 07:55
1991-03-26-GORDURA E HINCHAZÓN

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GORDURA E HINCHAZÓN



La Nación, 26 de junio de 1991.

Siempre es interesante polemizar con don Samuel Yankelewitz, pues sin duda alguna bien defiende sus intereses particulares, tal como yo lo hago con los míos. Posiblemente los suyos sean el mantenimiento de una excesiva protección, la conservación de las rentas otorgadas por el Estado y asegurarse el privilegio de un subsidio que, bajo muchos puntos de vista, puede ser inconveniente, cual es el caso del CAT. Yo, por mi lado, defiendo mis intereses como consumidor, como deseoso de que haya competencia, en que yo no tenga que pagar, de alguna forma u otra, el subsidio que perciben ciertos gremios y como profesor universitario, para que no se alteren conceptos básicos y fundamentales con el fin de allegarse más masa para su pan, la cual es pagada por toda la colectividad.

Así entendidos, procedo a analizar un par de puntos de su comentario, “No confunda la gordura con la hinchazón”, publicado en este periódico el 21 de marzo de este año. Don Samuel, ante mi crítica de que tomar la simple diferencia entre la protección nominal al producto (un 20%) con la nominal al insumo (un 10%) como la protección nominal real, era a todas luces incorrecta, pues no probaba nada, dice que el suscrito hizo algo semejante en un libro que escribió conjuntamente con don Ricardo Monge, Políticas de Protección e Incentivos a la Manufactura, Agroindustria y Algunos Sectores Agrícolas en Costa Rica, pues expresa don Samuel, en él se reconoce “que en 1986 la protección nominal (promedio) otorgada a productos finales era de 48 por ciento y la de insumos era de 9 por ciento (pág. 228). Esta observación empírica lleva a los investigadores a señalar que ‘la protección nominal neta’ de los bienes industriales es positiva para el mercado doméstico (37 por ciento). Este resultado se obtiene de la misma forma en que la Cámara de Industrias hizo el cálculo en cuestión 46-9-37 (pág. 232).”

De nuevo se comete un grave error, cual es no leer con cuidado lo que está escrito. El primer párrafo mío está correcto, así como el segundo, pero no hay ninguna conexión entre ellos. El primero se refiere a las tasas nominales de protección a bienes finales y a insumos, en tanto que en el segundo sólo se incorpora el efecto que tiene la sobrevaluación del colón en 1986, sobre las tasas nominales de protección. Pero esto último no tiene que ver absolutamente nada con la restita que inventan en su genial artículo original.

En resumen, del aire sacan un concepto que no nos dice absolutamente nada significativo, excepto que sirve para algo que “impacta”, al alegar que representa una medida de la protección; esa actitud es una simple gordura, pues se induce al engaño. Al mismo tiempo, se pretende endilgarme que yo realizo un análisis similar en un trabajo respetable profesionalmente; esta actitud es simple hinchazón, pues suena a la chichota producto de un porrazo recibido.

Por último, dice en el artículo de marras que yo desearía estar presente en el entierro de la industria costarricense (el viejo truco de hacerse el mártir) y que, a mi pesar y sin ayuda, la industria luchará por salir adelante. Estoy totalmente seguro de que, en vez del entierro que profetiza don Samuel, la industria costarricense crecerá en un proceso de apertura de nuestra economía, tal como lo ha mostrado con el fuerte crecimiento tenido en las exportaciones manufactureras del sector en los últimos años. Yo tengo una gran confianza en la capacidad de reacción del empresario nacional ante las señales que constituyen el sistema de precios; es por ello que, sin mi ayuda, sin la de don Samuel y sin la de ambos, la actividad industrial crecerá, con todo y sin subsidios y sin privilegios.

Elisa
20/03/2012, 08:10
1991-04-15-ANTES DEL ACUERDO CON EL FONDO

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ANTES DEL ACUERDO CON EL FONDO


La Nación, 15 de abril de 1991. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 41-42.

La conducta de ciertas personas a veces puede parecer extraña, cuando en realidad no lo es. El acuerdo aprobado hace poco entre Costa Rica y el Fondo Monetario originó una actuación desagradable de algunas personas, pues cuesta entender como es posible que por intereses electoreros se anteponga a lo que considera deseable para el país, pero en realidad, tales políticos son simples maximizadores de su propio beneficio político-electoral: creen que asumiendo dicha conducta ganan votos.

Nadie creyó en la promesa del Banco Central de que la inflación oficial en 1991 no superaría al 12%, entre otras cosas porque, al contrario de otro gobierno, no ha acudido al control y represión de precios como la hecha en 1989, que abatió artificialmente su tasa de crecimiento, pero que terminó por reflejarse en el almuerzo del gobierno entrante. El error del Banco Central está, como lo describe don Álvaro Hernández en La Nación del 11 de abril, en que las declaraciones del Presidente del Banco no eran creíbles pues olvidaban la “consistencia temporal” necesaria, puesto que los agentes económicos no creían que tal inflación era lograble, dada la experiencia de nuestro país sobre cómo se conduce la política económica.

En todo caso, poquito antes de que el Directorio del Fondo conociera y aprobara al Carta de intenciones de Costa Rica para suscribir un acuerdo con esa entidad, surgieron las aves de mal agüero, quienes señalaron, a diestra y siniestra y con sincronía envidiable, que no iba a darse tal acuerdo porque el país tendría una tasa de inflación superior al 12%, indicado en la Carta de Intenciones. Con esta actitud traslució el deseo inconsciente de ciertos políticos de que Costa Rica no lograra un acuerdo con el Fondo. Así, orquestadamente se “regó la bola” de que no habría acuerdo con el Fondo cuando, quienes la propalaron, así lo sabían, puesto que en gobiernos anteriores tuvieron experiencias similares, que la tasa de inflación bien puede ser un objetivo no obligante en este tipo de acuerdos.

Lo que les interesaba era obstaculizar un proceso, arduo y lento ante el incumplimiento con el Fondo por la administración anterior que podría dar dividendos políticos al actual gobierno –y también, lo espero, al país– por tanto, debería ser descarrilado. Excepción notable, me consta de tal conducta ha sido la de don Eduardo Lizano, quien antepuso el interés nacional al de un grupito interesado en causar enredos de tal calaña. Lástima que la politización de nuestra sociedad llegue a tales extremos.

Lo que importa ahora es que el acuerdo con el Fondo sea cumplido aunque, si por la víspera se saca el día, la actuación del gobierno en lo referente a los impuestos a la canasta básica manda la señal de que, cuando aprieta la faja, las políticas son reversibles. Espero que, cuando apriete la faja en la dispendiosidad gubernamental, no se revierta el acuerdo con el fondo.

Elisa
20/03/2012, 08:11
1991-04-20-EL PAE III Y LOS CONSERVADORES

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EL PAE III Y LOS CONSERVADORES

La Nación, 20 de abril de 1991. El cuadro que aquí aparece fue corregido en la edición de La Nación del 26 de abril de 1991. Comentario reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 197-199.

Los conservadores quieren mantener un statu quo en su favor, aunque signifique obstaculizar la posibilidad de progreso de las demás personas. Aquí, en Costa Rica, los conservadores han esgrimido sus armas contra la profundización de la reducción arancelaria y han hecho uso de cuanto argumento existe para oponerse al cambio, aunque siempre aseveran estar a favor de él.

Dicen no oponerse a una reducción de aranceles, pero siempre y cuando el Estado lleve a cabo una serie de reformas ̶ deseables, es muy cierto ̶ por lo que, de hecho, impiden que se elimine el proteccionismo, pues conocen que los cambios en la política pública suelen ser, casi por definición, difíciles de efectuar, y hasta se requiere de mucha suerte para poder hacerlos. Una estrategia de oponerse al cambio, aunque sea socialmente deseable, en tanto no se alteren muchas otras cosas, es sólo un subterfugio para ganar dinero y así logran mantener, por más días, sus privilegios.

Dicen estar en favor de la reducción del sesgo antiexportador ̶ claro que se verían ridículos ante una humanidad que busca abrir más y más sus economías para salir de su pobreza, al mantenerse aislados como avestruces ̶ pero sólo si la rebaja se hace quitando distorsiones provocadas por el Estado, deseables, es muy cierto ̶ pero no mencionan que el mayor impacto en contra de la exportación (esto es, la mayor fuente de distorsión anti-exportadora) surge precisamente de aranceles tan elevados y, sobre todo, no uniformes, que gravan más al bien que al asombro ingenuo.

Esto provoca nocivas diferencias en la protección efectiva a diversas actividades, por lo cual es requisito bajar los aranceles y unificarlos y con ello, en verdad, reducir el sesgo antiexportador de nuestra economía.

Han planeado otro argumento que, por ser de imposible resolución, suena convincente, a grado tal que a personas bien inteligentes y preparadas les ha parecido muy bonito no hacer ningún otro cambio (un PAE III) hasta no valorar a los previos (los PAE I y II). La astucia es herramienta útil para mantener el statu quo y más que todo cuando inocentes caen en su trampa., al olvidar que lo perfecto es enemigo de lo bueno. Es imposible valorar para Costa Rica lo que hubiera sido de ella sin el PAE I y sin el PAE II, porque no hay tal cosa como una economía sin ellos. Es tan difícil como evaluar a nuestra economía de las décadas de los sesenta y setenta sin un Mercado Común Centroamericano, porque, precisamente, en ese período se estuvo dentro del Mercomún. No hay dos Costa Ricas, una con PAEs y otra sin ellos: existe una sola de fines de los ochenta y principios de los noventa, con un PAE I y con un PAE II.

Por esto, para informar a quienes podrían verse inclinados a aceptar el anterior argumento conservador, presento un cuadro basado en un estudio reciente del Banco Mundial, en que se comparan las tasas anuales de crecimiento de las exportaciones y de los Productos Internos Brutos de países en desarrollo que han recibido préstamos de ajuste estructural, con aquellos que no lo habían hecho a 1988.

Costa Rica forma parte del cuadro citado como uno de los 88 países en desarrollo, así como uno de los 26 receptores de préstamos de ajuste comercial percibidos antes del 86, al igual que uno de los 40 países receptores que hasta el 88 habían recibido PAEs, pero no de los 10 países considerados como intensivos; esto es, los que, a la fecha del estudio, habían recibido tres o más préstamos de ajuste estructural. La información correspondiente se presenta de seguido en el cuadro en mención:



Tasas de crecimiento anual promedio de las exportaciones y del
PIB para grupos seleccionados de países, 1981-1987
(Promedios no ponderados en porcentajes)



Categoría:
Grupo de Países

1981

1983

1985

1987
Cambio
porcentual
1985-87 /
1981-83

Exportación de bienes:
Países en desarrollo 2.4 0.1 5.2 6.0 19.2
10 intensivos 7.5 -4.9 3.5 7.5 94.2
26 receptores 4.8 -2.9 3.6 7.8 380.5
40 receptores 4.7 -0.1 5-0 5.7 464.5
47 no receptores 0.3 1.2 5.4 6.3 92.4

Exportación de manufacturas:
Países en desarrollo 9.7 11.2 10.6 5.5 5.4
10 intensivos 20.2 15.6 9.5 13.7 4.5
26 receptores 7.3 6.7 11.5 12.2 92.6
40 receptores 6.5 10.3 14.1 9.9 104.6
47 no receptores 12.6 12.1 7.4 1.7 -52.2

PIB:
Países en desarrollo 3.4 1.2 3.1 2.3 32.9
10 intensivos 2.4 0.2 2.7 4.2 188.7
26 receptores 2.2 0.6 3.3 3.7 214.1
40 receptores 2.8 0.4 3.5 3.2 198.2
47 no receptores 3.9 1.9 2.7 1.6 -23.6

FUENTE: Basado en Banco Mundial, Strengthening Trade Policy Reform, Vol. II, noviembre de 1989, p. 40.

De este cuadro surgen varias conclusiones interesantes. En primer lugar, que en los ochenta hay una asociación positiva entre las reformas a las políticas comerciales (la apertura) y el crecimiento de la producción. Por ejemplo, se observa ̶ en el aparte correspondiente al Producto Interno Bruto (PIB) ̶ cómo los países receptores de PAEs más o menos duplicaron sus tasas de crecimiento en el período comparado (hecho que los convierten futuros clientes de los PAEs).

En segundo lugar, los países receptores de PAEs experimentaron crecimientos mayores en las exportaciones de bienes y de productos manufacturados, además de sus Productos Internos Brutos, que los no receptores de dichos préstamos. (En cierta manera, ello era de esperarse pues el desempeño de países receptores de esos préstamos era más pobre al inicio y, precisamente por que andaban mal, fue que acudieron a los PAEs).

En tercer lugar, la recepción de esos préstamos y el mejor desempeño están ligados a la intensidad de las reformas de las políticas comerciales, tales como mayor devaluación y mayor cociente de importaciones con respecto al Producto Doméstico Bruto; entre más intenso fue el ajuste, las cosas parecen haber ido saliendo mejor, En un próximo artículo abundaré sobre los resultados económicos y los procesos de apertura.

Elisa
20/03/2012, 08:12
1991-04-21-REGLAS EN EL BANCO CENTRAL

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REGLAS EN EL BANCO CENTRAL

La Nación, 21 de abril de 1991. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 23-24.

¿Hay alguna razón para imponer reglas en la conducción de la política monetaria que ejecuta el Banco Central?, o, al contrario, ¿es mejor que se sujete a decisiones discrecionales por parte de sus autoridades? Este es un tema muy importante sobre el que, lamentablemente como suele suceder en Costa Rica, se considera que es mejor no pensar en él; pues alguien se podría ofender o bien porque da pereza razonar sobre el asunto.

He señalado que la falta de independencia del Banco Central de los cuerpos políticos –principalmente del Poder Ejecutivo– son una seria limitante a su capacidad de llevar a cabo una conducción afortunada de la política monetaria, así que, en esta ocasión, brindo tres razones por las que es mejor que el Banco sea un cuerpo totalmente independiente de la política electoral y sujeto a reglas para la conducción de su política monetaria.

En primer lugar, los funcionarios del Banco, al igual que nosotros, somos ignorantes, pues carecemos de la información y conocimientos necesarios para diseñar una política monetaria afortunada. Ante rezagos en los resultados, la política discrecional más bien puede ser desestabilizadora, además de que, al desconocerse todos los detalles de información requeridos, el diseño al igual que su funcionalidad se ven afectados.

Otra razón para reglar la conducta del Banco Central está en las expectativas racionales, por las que la gente actúa con base en el máximo uso de toda la información disponible. Tal concepción conduce a que la política monetaria no pueda alterar la producción y el empleo, sino sólo la inflación, de manera que únicamente mediante un engaño sistemático se considera que el Banco puede afectar las variables reales, pero, hasta en este caso, las personas predicen tal comportamiento sorpresivo del Banco y ajustan su comportamiento de acuerdo con él. Lo mejor es que el Banco se someta a una regla en la conducción monetaria, para que la incertidumbre acerca de la inflación futura se reduzca al mínimo posible.

Otro argumento en favor de reglar el Banco surge con el problema de la inconsistencia temporal, que se da cuando una política calculada como óptima para hoy y para el futuro, al llegar las cosas ya no parece ser la óptima. Si el Banco señala que la decisión apropiada es, digamos, tener una inflación del 12% y a la hora de aplicar las medidas anunciadas ya no lo es, pierde credibilidad, con lo que los agentes económicos reaccionan tomando en cuenta el futuro comportamiento esperado del Banco a la hora de aplicar sus políticas. De aquí que, una regla que obliga al Banco a cumplir hace que la política anunciada sea creíble, lo que faculta un ajuste más apropiado de la economía ante la inflación.

Debe buscarse reglas en la formulación de la política monetaria en el Banco Central. Cuál se pondría en práctica es otro asunto, sobre lo que es de esperar surjan ideas apropiadas, Se requiere que las personas encargadas de elaborar la política económica, en particular la monetaria, sean técnicos en la materia, dado el avance tenido en la disciplina de la economía en estos campos.

Elisa
20/03/2012, 08:13
1991-04-29-UNIFICACIÓN CAMBIARIA

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UNIFICACIÓN CAMBIARIA


La Nación, 29 de abril de 1991.

Hace varios años, en mi libro titulado Inflación y Control de Precios, señalé que “el caso de la moneda unificada para Costa Rica se hace más llamativo” dado el “abuso discrecional que durante los últimos años se ha hecho” del control de la oferta monetaria y, sobre todo, por las enormes presiones para emitir dinero irresponsablemente provenientes del sector público y del privado que “impide tener una política monetaria estable, en caso de adoptar un régimen de tipo de cambio fijo con convertibilidad total, que garantice la estabilidad en el tipo de cambio” (p. 14).

En necesario pensar por qué el comportamiento discrecional del Banco Central de nuestro país hace que resulte más conveniente abandonar su capacidad de emisión de dinero y trasladar esa potestad a otro banco central, caracterizado por una mayor independencia del gobierno.

Un ensayo de Alberto Alesina, “Politics and Business Cycles in Industrial Democracies”, en Economic Policy de abril de 1989, señala el interesante resultado de que, entre más libertad tiene un Banco Central de la interferencia gubernamental, menor resulta ser la tasa de inflación del país. Es más, los que poseen un Banco Central más independiente tienen menores tasas de desocupación. Con esto se podría pensar que es mejor que el Banco Central abandone su capacidad de emisión, siendo sustituida su moneda por la de otra nación, en donde haya un Banco Central más independiente del poder político.

En un reciente artículo indiqué la conveniencia de introducir reglas al Banco Central en vez de la discrecionalidad, a causa del problema de la inconsistencia temporal, que surge cuando una política calculada como óptima para hoy y para el el futuro, al llegar las cosas ya no parece serlo, con lo cual los agentes económicos reaccionan tomando en cuenta el futuro comportamiento esperado del Banco, a la hora de aplicar sus políticas, lo cual concluía por derrotar los propósitos del Banco Central.

La necesidad de que los costarricenses estemos más asegurados contra la inflación, al tener un Banco Central al cual se le tiene confianza en cuanto a la firmeza de sus decisiones (credibilidad en el mantenimiento de sus políticas), nos obliga a volver nuestros ojos hacia aquellos bancos centrales que gozan de independencia del gobierno. A mí me parece que el Banco de Reserva Federal de los Estados Unidos es mucho más independiente que el nuestro, de manera que sugiero buscar la unificación monetaria entre el colón y el dólar (que de hecho se va dando al dolarizarse la economía), pues así se aseguraría mejor la estabilidad de nuestro poder adquisitivo.

Elisa
20/03/2012, 08:14
1991-05-02-AJUSTE ESTRUCTURAL

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AJUSTE ESTRUCTURAL

La Nación, 02 de mayo de 1991. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 193-196.

En un artículo anterior, “El PAE III y los conservadores”, presenté varias razones y cifras que indicaban que los PAEs habían dado lugar a resultados positivos en aquellas naciones que los recibieron y, en especial, en países que realizaron un ajuste profundo de sus regímenes comerciales.

Una forma distinta, pero igualmente esclarecedora a la presentada en aquel entonces acerca de los efectos de los PAEs en distintos países, se muestra en un cuadro basado en un libro de John Nash, Vinod Thomas y asociados, Best Practices in Trade Policy Reform, que está pronto a ser publicado por el Banco Mundial. En este cuadro aparecen varios indicadores de desempeño económico, que se comparan para 26 países receptores de préstamos de ajuste estructural antes de 1986 con 47 naciones que no recibieron tales préstamos. Asimismo, se hace referencia a 10 países que recibieron tres o más préstamos de ajuste estructural a partir de 1986, a los cuales se les denomina como receptores intensivos. El análisis también separa el caso para países de ingresos bajos y medios.
En el panel 1 del cuadro se comparan los cambios promedio de ciertos indicadores económicos para los receptores de los PAEs durante el período 1981-83 con respecto al período 1985-87, en contraste con los correspondientes a naciones no receptoras de tales préstamos. Igualmente, en el panel 2 se efectúa la misma comparación de estos indicadores en países receptores de PAEs para el período que va de tres años antes del primer préstamo de ajuste estructural a tres años después de haberse percibido el préstamo (no incluye el año en que se recibió), en comparación con los datos respectivos para países que no recibieron PAEs. Es interesante hacer notar que esta comparación en el tiempo permite tener una mejor indicación de lo que puede haber sucedido como resultado de los PAEs, cuyos efectos se esperan que hayan tenido su lugar.
INDICADORES DE ACTUACIÓN DE RECEPTORES DE PAEs
ANTES Y DESPUÉS DEL PRÉSTAMO (26 receptores antes de 1986 versus 47 no receptores)

Indicador Ingresos
Bajos Ingresos
Medios Suma
Horizontal
Número de Receptores 9 17 26
Número de No Receptores 20 27 47
Panel 1: 1985-87 comparado con 1981-83
Crecimiento del PIB 9 (+) 12 (+) 21
Inversión / PIB 5 (+) 14 (+) 19
Tasa de Cambio Real 8 (+) 15 (+) 23
Crecimiento de Exportación de Manufacturas 7 (+) 12 (+) 19
Crecimiento de Importaciones 8 (+) 12 (+) 20
Inflación 8 (+) 14 (+) 22
Porción que indica mejora 0.74 0.77 0.76
10 Receptores Intensivos 0.83 0.72 0.74
Todos los 40 Receptores 0.68 0.74 0.71
Panel 2: Tres años después comparado con tres años antes
Crecimiento del PIB 5 (+) 13 (+) 18
Inversión/ PIB 4 (-) 11 (+) 15
Tasa de Cambio Real 7 (+) 16 (+) 23
Crecimiento de Exportación de Manufacturas 7 (+) 14 (+) 21
Crecimiento de Importaciones 6 (+) 14 (+) 20
Inflación 7 (+) 13 (+) 20
Porción que indica mejora 0.63 0.75 0.71
10 Receptores Intensivos 0.78 0.69 0.71
Todos los 40 Receptores 0.58 0.70 0.64

Fuente: Basado en John Nash, Vinod Thomas and Associates, Best Practices in Trade Policy Reform, mimeo, a ser publicado, 1991, p. p. 3-17.

En el cuadro cada cifra indica el número de países receptores de préstamos de ajuste estructural, una vez que habían recibido tales préstamos, que tuvieron una actuación mejor para cada uno de los indicadores, en comparación con los países no receptores de PAEs. El signo positivo (+) indica, por tanto, una mejora en el valor promedio del indicador del país receptor, en comparación con el cambio en el valor promedio del indicador de los no receptores. Por ejemplo, si el crecimiento promedio de las exportaciones en un grupo de receptores fue de 0.5 puntos porcentuales inferior a aquél de los no receptores en el período de tres años antes de que empezara el PAE y 0.2 puntos porcentuales inferior en el período de tres años después de recibido el PAE, la diferencia es positiva (0.3) y así se considera que la actuación relativa del grupo receptor del préstamo ha mejorado.

Los resultados del panel 1 señalan, en primer lugar, que, en promedio, la actuación expresada para los indicadores allí citados, en el período 1985-1987 en comparación con 1981-83, fue mucho mejor para los 26 países que recibieron PAEs antes de 1986, que para las 47 naciones no receptoras y, en segundo término, las mejoras habidas en los indicadores de exportación e importación fueron mayores que las de otros índices de desempeño.

El panel 2 compara la actuación relativa de los países receptores de PAEs tres años antes con tres años después del préstamo y, de nuevo, se observa la mejor posición relativa de los países receptores con respecto a los no receptores.

Asimismo ̶ y esto es muy esclarecedor ̶ obsérvense las tres últimas hileras de los dos paneles, que indican el porcentaje total de países, para todos los indicadores de desempeño, en que los receptores de PAEs tuvieron mejores resultados que los otros países no receptores de PAEs. La actuación relativa es mejor tanto para el caso de los 10 países receptores intensivos de PAEs, como para los 26 receptores pre-1986, que cuando se consideran todos los 40 que recibieron PAES. Esto nos indica que, a mayor profundidad del ajuste o a más temprana iniciación del programa, mejores resultados en los indicadores de referencia.

Debe notarse que, de acuerdo con los datos de las últimas tres hileras del panel 1, de los países que llevaron a cabo procesos de ajuste estructural, más de tres cuartos de los casos tuvieron un mejor desempeño para todos los indicadores, que los países que no realizaron proceso de ajuste. Un porcentaje ligeramente inferior se muestra en el segundo panel, en el cual se compara el desempeño de tres años después con el de tres años antes de percibidos los PAEs, en donde, de nuevo, resulta evidente una mejor actuación de los países que realizaron el ajuste en comparación con quienes no lo hicieron. Es más, de esos datos se puede deducir cómo, cuando el ajuste realizado fue más intenso (tres o más PAEs), resultó mejor el desempeño relativo de esos países.

Espero que los números presentados sirvan para una evaluación apropiada de los PAEs, pues los hallazgos aquí reseñados, así como aquellos de mi artículo previo antes citado, indican una relación positiva entre las medidas de apertura y de ajuste estructural con el mayor crecimiento del producto interno bruto, de las exportaciones, en general, y de las manufacturas, en particular, y que, entre más temprano y con mayor intensidad los PAEs fueron llevados a cabo, mayor parece haber sido su efecto positivo en las economías de los países receptores.

Elisa
20/03/2012, 08:16
1991-05-13-EL FORO DE GRANDES DISCUSIONES

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EL FORO DE GRANDES DISCUSIONES

La Nación, 13 de mayo de 1991.

En su discurso inaugural como nuevo Presidente de la Asamblea Legislativa, el Dr. Miguel Ángel Rodríguez se refirió a la importancia que tenía el Congreso como foro de discusión de los grandes temas nacionales, Esta, aparentemente inocua sugerencia, deviene del enorme vacío que hay en el país de un análisis apropiado e in extenso de los asuntos de relevancia nacional, pues no se observa una educación acerca del debate y, aún menos, la predisposición de diversas personas para intercambiar ideas y con ello poder escoger las que más pueden convenir al país.

En este asunto los políticos son grandes responsables de esa modorra intelectual en que nos encontramos sumidos. No sólo hemos tenido altas autoridades con suma limitación intelectual, con escasa formación académica, en un mundo en donde el aula universitaria cobra cada vez mayor importancia en el quehacer político cotidiano (aunque no garantiza por sí sola sabiduría e inteligencia), mientras que otras se aventuran en campos en los cuales su saber es muy restringido, además de que resulta claramente discernible que la actitud del político promedio es similar a la del monopolista: entre menos se hagan olas, pues mejor, para así no perder el privilegio.

Si alguien manifiesta una proposición acerca de un tema acerca del cual juzga poseer cierto conocimiento, el político acude a uno de dos expedientes: guardar un silencio absoluto o, alternativamente, dar referencias de terceros que poco o nada tienen que ver con el fondo del asunto, de manera que el interlocutor queda así disparando para las antípodas.

Pero aún hay más: nuestro político siempre espera la impunidad por sus acciones. No le gusta que se le someta a juicio o se le involucre en una simple discusión, cuando ello pueda poner en peligro su status, pues podría mostrar lo limitado que es en el campo analizado. Es decir, prefiere que nada pase, para continuar dando la apariencia de que se las sabe de todas, todas, cuando una discusión pública, amplia y profunda, lo único que revelaría es su capacidad de rodar a terceros, arte que, sin duda, es útil al rendirle muchos beneficios.

Espero que la idea de don Miguel Ángel Rodríguez prospere. Tiene para su suerte dos poderosos aliados: por una parte, dispone de una oposición política en la Asamblea Legislativa en general bastante educada e inteligente y, en segundo lugar, a que hay un país que está muy cansado con la politiquería barata y con el blablá con que suele inundársele apenas asoman los vienticos del fin del cuatrienio y el cual vería con agrado que no sea el cabildeo calculador de grupúsculos maximizadores de votos, el que defina los grandes temas, sino la discusión sería, amplia y educada.

Elisa
20/03/2012, 08:19
1991-05-13-EL FORO DE GRANDES DISCUSIONES

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EL FORO DE GRANDES DISCUSIONES


La Nación, 13 de mayo de 1991.

En su discurso inaugural como nuevo Presidente de la Asamblea Legislativa, el Dr. Miguel Ángel Rodríguez se refirió a la importancia que tenía el Congreso como foro de discusión de los grandes temas nacionales, Esta, aparentemente inocua sugerencia, deviene del enorme vacío que hay en el país de un análisis apropiado e in extenso de los asuntos de relevancia nacional, pues no se observa una educación acerca del debate y, aún menos, la predisposición de diversas personas para intercambiar ideas y con ello poder escoger las que más pueden convenir al país.

En este asunto los políticos son grandes responsables de esa modorra intelectual en que nos encontramos sumidos. No sólo hemos tenido altas autoridades con suma limitación intelectual, con escasa formación académica, en un mundo en donde el aula universitaria cobra cada vez mayor importancia en el quehacer político cotidiano (aunque no garantiza por sí sola sabiduría e inteligencia), mientras que otras se aventuran en campos en los cuales su saber es muy restringido, además de que resulta claramente discernible que la actitud del político promedio es similar a la del monopolista: entre menos se hagan olas, pues mejor, para así no perder el privilegio.

Si alguien manifiesta una proposición acerca de un tema acerca del cual juzga poseer cierto conocimiento, el político acude a uno de dos expedientes: guardar un silencio absoluto o, alternativamente, dar referencias de terceros que poco o nada tienen que ver con el fondo del asunto, de manera que el interlocutor queda así disparando para las antípodas.

Pero aún hay más: nuestro político siempre espera la impunidad por sus acciones. No le gusta que se le someta a juicio o se le involucre en una simple discusión, cuando ello pueda poner en peligro su status, pues podría mostrar lo limitado que es en el campo analizado. Es decir, prefiere que nada pase, para continuar dando la apariencia de que se las sabe de todas, todas, cuando una discusión pública, amplia y profunda, lo único que revelaría es su capacidad de rodar a terceros, arte que, sin duda, es útil al rendirle muchos beneficios.

Espero que la idea de don Miguel Ángel Rodríguez prospere. Tiene para su suerte dos poderosos aliados: por una parte, dispone de una oposición política en la Asamblea Legislativa en general bastante educada e inteligente y, en segundo lugar, a que hay un país que está muy cansado con la politiquería barata y con el blablá con que suele inundársele apenas asoman los vienticos del fin del cuatrienio y el cual vería con agrado que no sea el cabildeo calculador de grupúsculos maximizadores de votos, el que defina los grandes temas, sino la discusión sería, amplia y educada.

Elisa
20/03/2012, 08:20
1991-06-03-GRACIAS, DOÑA ESTELA

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GRACIAS, DOÑA ESTELA


La Nación, 03 de junio de 1991.

Cuando Doña Estela Quesada, con admirable lógica, puño firme e ideales aún más cimentados, presentó una querella en las Cortes por la inconstitucionalidad de la deuda política adelantada, señalé, en un artículo en La Nación del 24 de noviembre de 1990, que cuando, “… por cualquier razón, nuestros dos principales partidos políticos son copados por la mafia del narcotráfico o, si no se desea pensar en esa posibilidad, llegan a graves extremos de incapacidad en la conducción de la cosa pública… en nuestro sistema democrático se podría pensar que lo conveniente sería la formación de otro grupo político, que tendría, supuestamente, una opción real de llegar al poder y evitar los dos presuntos males descritos.”

Gracias al coraje de Doña Estela, contra viento y marea, pero al amparo de una confiada inteligencia de un tribunal, hoy los costarricenses tenemos la esperanza de que, cuando la cosa no esté bien, se tenga la libertad de elegir al grupo político que juzguemos sea el mejor para lograr el bienestar de un pueblo. La Patria, sin duda, está agradecida con la acción de Doña Estela.

¿Qué es lo que sigue ahora para asegurar nuestra democracia? Es evidente y natural que los diputados de los dos grupos políticos mayoritarios desearán restituir el financiamiento público a sus grupos. Después de todo, como seres humanos que son, resultan ser beneficiarios directos de los fondos, aunque al paquete se le envuelva con el ropaje de una promoción de la democracia. Como será en la Asamblea Legislativa donde realmente se cosechará el fruto del importante triunfo de Doña Estela y de los costarricenses, nosotros, todos, tenemos que insistir ante los diputados, cuando quieran de nuevo legislar sobre el aporte estatal a los partidos políticos, sobre dos asuntos esenciales: primero, que la situación económica del país es muy difícil y que la frugalidad y la mesura son buenas reglas para aplicar en todo lo que se refiere el gasto público, lo que implica mencionar los más de 1.000 millones de colones que se habrían dispensado, si aún rigiera el adelanto de la deuda política que quitó la Corte. El monto que se destine para tal fin deberá ser redimensionado.

En segundo lugar, debemos insistir en que los costarricenses podamos tener más opciones políticas, que perfectamente podrían ser las que representan los partidos tradicionales si se conducen y satisfacen los deseos de una mayoría de los nacionales. Si no es este el caso, lo conveniente en una democracia es que se pueda elegir en la mayor amplitud posible.

Una acción directa de todos los ciudadanos interesados en esos asuntos le haría mucho bien al país, en especial, a la Asamblea Legislativa, que así tendría muy presente que los diputados representan, ni más ni menos, que los intereses de la ciudadanía sin anteponer los propios, que más bien deberían identificarse con los intereses generales. Es aquí donde está, ahora, el meollo del asunto. Y repito: gracias, Doña Estela.

Elisa
20/03/2012, 08:21
1991-06-07-UNA PÉRDIDA DE CONFIANZA

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UNA PÉRDIDA DE CONFIANZA

La Nación, 07 de junio de 1991. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 25-26.

Un factor esencial para que el Banco Central tenga éxito en su objetivo primordial, cual es la estabilidad en los precios, es la confianza que el público tenga sobre una conducción consistente de sus políticas económicas.

En años recientes, el Banco Central había evolucionado positivamente, hacia una estructura institucional con mayor independencia de consideraciones político-electorales y, así, con más frecuencia primaban consideraciones técnicas al diseñar las políticas que le eran propias. Lunares de dicha conducción fueron, repitiendo el pecado sempiterno, aumentar el crédito en más de lo conveniente poco antes de las elecciones y, sobre todo, algo que debió haber provocado la renuncia de sus principales personeros de aquel entonces, la aprobación de la ley FODEA, por la Asamblea Legislativa, con la bendición papal del Ejecutivo. Gran parte del casi estado de quiebra en la banca estatal tiene su origen en esa barbaridad.

Sin embargo, dos hechos recientes, donde se otorga un subsidio a través del Banco Central y no por el presupuesto público, como es lo conveniente para que, quienes pagamos la fiesta, sepamos de cuánto y de qué se trata, ponen en duda la consistencia temporal de las políticas económicas del Banco Central. En otro artículo me referí al de la selección. Ahora hay uno nuevo: el del café.

Es conocido el problema (aunque no su grado) que atraviesa tan importante sector de la economía. Para resolverlo el Banco Central ha permitido que bancos comerciales consigan una línea de crédito externo de más o menos 20 millones de dólares, pero no se prestan en esa misma moneda, sino en colones, por lo que el Banco Central absorbe cualquier posible pérdida cambiaria debido a una devaluación del colón. Bien sabida es la experiencia pasada con tal riesgo, que hoy da lugar a pérdidas enormes en el Banco Central que impiden, en gran parte, ordenar las finanzas públicas.

El encargado alegará que la tasa de interés en colones que se cobra es tan alta, como para compensar la devaluación programada a futuro por ese mismo ente, y así, se nos dice, no habrá pérdidas por la devaluación, pues serán cubiertas por ellos.

Sin embargo, sobre esto hay dos consideraciones que hacer: primero, el Banco Central, de nuevo, especula sobre hechos futuros acerca de los cuales el mercado puede decir otra cosa. Si sucediera lo que alega el Banco Central, entonces, ¿por qué el banco comercial que obtiene los dólares no incurre en el posible riesgo cambiario y así obtendría mayores ganancias? Segundo, ¿por qué a quienes pedirán prestado bajo esta línea de crédito, se les cobrará intereses menores que los cobrados a cualquier otra actividad en la economía? Esto, evidentemente, suena a otro subsidio y echa para atrás mucho progreso tenido en años recientes, sobre la forma en que se debe conducir un Banco Central, que sea, de verdad, Banco Central.

Elisa
20/03/2012, 08:23
1991-07-01-VER PARA CREER

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VER PARA CREER


La Nación, 01 de julio de 1991.

Para mí es comprensible que alguien medianamente inteligente, después de haber leído El Socialismo de Ludwig von Mises, escrito en 1922 –cinco años después de la Revolución Rusa– llegara a la conclusión, por los argumentos allí expuestos, que más tarde o más temprano la economía socialista de decisión centralizada terminaría siendo tirada por la borda y sustituida por formas más eficientes de organizar el complejo orden de la producción y distribución de bienes y servicios.

Me era mucho más difícil prever los profundos cambios que se están presentando en la economía mexicana, en donde se ha ido sustituyendo una maraña de controles y limitaciones al libre comercio, por un orden basado en la primacía del mercado para su organización económica. En verdad, la economía mexicana no era una economía socialista de decisión centralizada, sino que, más bien, nos recordaba las características infecciosas del orden mercantilista de los siglos XVI y XVII, pues estaba cuajada de controles de toda índole, de permisos gubernamentales para realizar cualquier cosa que fuera concebible, de asignaciones preferenciales creadoras de rentas para grupos de privilegio; en fin, de la más amplia gama de distorsiones que algún economista intervencionista jamás pudo haber imaginado.

Pues bien, quien iba a pensar que, a inicios de los noventa, México realizaría una profunda transformación de su aparato productivo, transmutando “L´ancien régime” mercantilista hacia una economía donde el mercado es el ordenador principal de las más diversas manifestaciones de la acción humana.

Puede ser que la profunda crisis sufrida en los años ochenta bajo el modelo proteccionista, donde el ingreso real per cápita durante 1982-88 no creció del todo, en medio de una extensa desocupación y un muy fuerte descenso en los salarios reales, les motivó a buscar una alternativa a tan gastado modelo, para poder sacar al país del marasmo, la ineficiencia y la pobreza que parecía, paulatinamente, ir engullendo todo, excepto a unos pocos privilegiados.
De esta segunda Revolución Mexicana se pueden prever, entre otros, varios resultados que son de interés comentar: en primer lugar, que ese pueblo aumentará radicalmente sus niveles de vida en los próximos años –si se mantiene el rumbo correcto en cuanto a políticas económicas se refiere– lo cual hará de México, en especial con su incorporación a un mercado libre con los Estados Unidos y Canadá, un país de alta y difundida riqueza.

En segundo lugar, México lleva a cabo un profundo cambio en su percepción acerca del papel del Estado, pues participa solidariamente con el esfuerzo de sus ciudadanos y complementa aquellos que no pueden ser enteramente satisfechos, al tiempo que se busca no sustituir la acción individual. Ejemplo de esto son sus recientes desnacionalizaciones de bancos comerciales en donde, uno por semana, es vendido a quienes los pueden operar más eficientemente que como lo hace el burócrata. Pero esto no se queda aquí, pues la privatización comprende una gama muy amplia de bienes y servicios, que van desde la compañía estatal de teléfonos, pasando por líneas aéreas, centrales pesqueras, refinadoras de metales y por un conjunto tan diverso de actividades, que, sólo para imaginárselo, tomaría un buen rato.

En tercer lugar, México es un buen ejemplo del cual algo podemos aprender quienes pensamos que los costarricenses merecemos mayor abundancia de bienes y servicios. Ya lo dijo el socialdemócrata Felipe González, que el mercado no era una deidad, sino un instrumento de política económica por el cual se pueden hacer mejor las cosas. Los socialistas marxistas y las versiones más moderadas están abandonando sus esquemas dirigistas y se orientan al logro de una mayor eficiencia productiva a través de la globalización de la producción, fenómeno que parece inevitable en el mundo contemporáneo.

Ojalá que nosotros podamos, con inteligencia, hacer un esfuerzo en los más diversos frentes, para que, como lo aseveró recientemente un connotado líder industrial mexicano, dentro del posiblemente poco tiempo que aún nos queda, no nos deje el tren de la Historia y así logremos un mayor bienestar para todos.

Elisa
20/03/2012, 08:50
1991-07-14-LA RUTA PARA PROGRESAR

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LA RUTA PARA PROGRESAR


La Nación, 14 de julio de 1991.

En un reciente seminario que se celebró en Costa Rica, el economista chileno Rolf Lüders nos trajo una buena nueva a quienes hemos venido abogando por una mayor integración de nuestra economía al comercio mundial. Digo buena nueva, pues, aunque se refirió a Chile, sólo espero que de estos episodios derivemos algunas buenas lecciones de política económica.

Chile fue el primer país de América Latina que abrió (casi) totalmente su economía al comercio internacional. En pocos años realizó profundas transformaciones a su estructura económica, cuyos efectos aún perduran y en donde los resultados de políticas inteligentes han sido tan positivos, que muchos otros países del mundo han mirado con sumo interés lo que allá ha sucedido.

Ante los ojos del costarricense nunca fue bien vista la dictadura de Pinochet, cualesquiera sean los atenuantes de su gestión; sin embargo, aparte de consideraciones políticas electorales, siempre llamó la atención cómo se incorporó esa pequeña economía a las corrientes globales del comercio mundial, bajo la predicción de un ominoso fracaso. La transformación de sus viejos programas sociales se han reflejado en un notorio aumento del bienestar, traducido en la amplia aceptación que la nueva experiencia ha tenido, pues se cambió el antiguo modelo social-estatista por la labor autogestionaria y de previsión practicada por las personas y no por la colectividad. También ha sido importante el proceso de liberalización de distorsiones internas y, aún cuando confiesan que poseen muchas de ellas, han tratado de minimizarlas para facilitar la inserción de su país a la globalización del comercio.

La noticia de Lüders es que Chile decidió reducir aún más su ya bajo arancel del 15%, el cual ahora será del 11% aplicado uniformemente a todo tipo de importaciones. Lo más interesante es que esta reforma, propuesta por el gobierno de Aylwin, fue aceptada por unanimidad en el congreso chileno, con la única excepción de un diputado, por razones de forma y no de fondo. La discusión en la cual se aprobó esta rebaja arancelaria tomó tan sólo 48 horas y, repito, fue aprobada por diputados socialistas, comunistas, liberales, social-demócratas, social-cristianos y conservadores; esto es, por todo el espectro político de Chile.

Esto nos trae una gran moraleja: algo de bueno han de tener estas políticas económicas de Chile, cuando, por unanimidad, se aprueba tan importante paso. Es por ello que el anuncio efectuado en este seminario por el Presidente Calderón, y por cierto extrañamente omiso en la cobertura hecha por los medios de comunicación, de una reducción de nuestro arancel a un 20%, en un período de dos años, es un paso correcto en esta ruta para que Costa Rica pueda progresar. Esto es parte de lo que desde hace un buen tiempo se necesitaba en esta nación: una decisión firme en el inevitable proceso de apertura e integración al comercio mundial de nuestro país.

Elisa
20/03/2012, 08:51
1991-08-02-MONOPOLIO DE LOS CAMINOS
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MONOPOLIO DE LOS CAMINOS


La Nación, 02 de agosto de 1991.

Resulta que algunos objetan imitar lo bueno que realiza México en su apertura comercial y enfatizan que elijamos nuestro propio camino, como si eso no fuera lo que se ha hecho y se está haciendo para incorporar nuestro país al comercio internacional, al tiempo que esos proponentes no perciben que México no posee un monopolio de los caminos hacia el progreso económico, sino que se trata sólo de una alternativa más.

Tal vez a algunos los mueva la obscuridad relativa en que están, para encontrar algo que decir –y que muchos desconocen– que les permita ganar “puntos” en ciertos sectores que los rechazaron en su pasado político, pero más bien parece primar un deseo de enjuiciar lo que personas han propuesto, en relación con una política comercial deseable para nuestro país.

Sorprende que quienes en el pasado endosaron, desde la calle y el gobierno, los Programa de Ajuste Estructural I y II –a los que probablemente alguien hubiera descartado por “neoliberales”– ahora corran presurosos a decir que se debe ser cautelosos en cuanto a liberalizar más la economía costarricense, la cual sufre de un caso típico de tomar la medicina a medias. Mi sorpresa debería ser atemperada al saber de la eterna volubilidad de los políticos, quienes ahora hablan mal del ajuste estructural porque el actual gobierno es de distinta filiación política a la de ellos y así buscan abjurar de lo que empezaron a inicios de los años ochenta.

En estas cosas debemos ser muy claros. No sólo México realiza un proceso de apertura comercial y de liberalización económica. Muchos políticos de ese país han tenido una muy estrecha relación, tanto con gobernantes actuales como el PRI con Liberación Nacional, como para que ahora se nos venga a decir, descubriendo el agua tibia, que México es distinto a Costa Rica para concluir con una defensa del proteccionismo.

Claro que México es distinto, como también lo son las socialistas Francia y España, el pinochetista y el democrático Chile, los socialdemócratas Bolivia y Ecuador, la conservadora Inglaterra y podría seguir citando a muchos países en donde la apertura y la liberación se están realizando, cada cual a su manera pero conformes con una visión global del orden económico, lo que es anatema para algunos de nuestros criollos políticos de siempre.

No cometamos el error de creer que porque somos diferentes –y sí lo somos– debamos ser tonticos, posponiendo la oportunidad de que nuestra nación mejore a través de formas más eficientes de producir, donde aumenten los beneficios para todos y, en especial, para los más pobres y no las rentas para los más ricos protegidos. En América Latina, al igual que en muchos otros lados, se ha encontrado en el mercado (y que sea lo más amplio posible) una forma mejor de conducir sus cosas. No se trata de deificarle, sino de que ya se han dado cuenta de que es un instrumento útil en la acción humana. ¿Cuánto ha costado que socialistas de todo el mundo se den cuenta de esto y cómo sigue costando que en nuestro país algunos así lo noten?

Elisa
20/03/2012, 08:52
1991-08-19-REFORMA IMPOSTERGABLE

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REFORMA IMPOSTERGABLE


La Nación, 19 de agosto de 1991.

Las recientes declaraciones del Presidente de la República acerca de realizar una reforma profunda del Estado, aún si eso fuera lo único que haga en su gobierno, deben ser recibidas con sumo interés por todos aquellos interesados en la cosa pública, pues parece que la disposición de “tomar el toro por los cuernos”, augura posibles soluciones a muchos de los problemas que aquejan a los costarricenses, pero que no será nada fácil llevarlas a cabo.

Este gobierno encuentra diputados opositores de elevada talla intelectual, quienes por su capacidad y buena disposición refutan cualquier velada insinuación de un presuntamente nefasto colaboracionismo político, pues proponen ideas que conducen a una mejora importante de la relación que los costarricenses tenemos con el Estado, las cuales deben ser bienvenidas.

Por ejemplo, el diputado Soley Soler propuso una excelente idea ̶ o la recogió del alguna otra persona, lo cual de por sí es muy meritorio ̶ para fusionar en dos a los cuatro bancos estatales, además de hacer propuestas que reforman sus directorios, para que sean algo más que cuerpos políticos, a los cuales se llegaría más por una experiencia en el manejo bancario, que por la fortuita relación política que en cierto momento se pueda tener.

Ojala la sugerencia del diputado Soley sea aceptada por los diputados de gobierno ̶ y pronto, pues la dilación en la toma de decisiones atinentes a la política pública se ha convertido en uno de los principales escollos para lograr la estabilidad y el crecimiento de nuestra economía ̶ pues no sólo induciría a un descenso en el gasto público, al quitar una innecesaria duplicación, sino que también facilitaría reformas en el campo bancario, orientadas a una mayor competencia de parte de la banca privada, ojalá no sólo nacional, sino también extranjera.

Pero hay mucho que está sobrando en el gobierno y se requiere de una decisión radical, y pronta, para arreglar la situación con eficiencia: esto es, lograr un resultado similar o mejor al actual, pero a un costo menor. Me refiero, por ejemplo, a una fusión de los Ministerios de Seguridad y de Gobernación; asimismo, tener una institución dedicada a la salud mediante la conjunción del Ministerio de Salud y la Caja Costarricense de Seguro Social. También a pocos les hará falta si se eliminara un innecesario Ministerio de Planificación. Adicionalmente, unir partes del IMAS, INVU y el BAHNVI y otras entidades dedicadas a la vivienda, posiblemente con un elevado costo para la sociedad, debido al involucramiento de múltiples burocracias. Estos desperdicios los estamos pagando todos nosotros y, posiblemente, más los más pobres.

Estas son muestras de reformas impostergables al reestructurar al Estado, que se espera sean tomadas en cuenta por alguien, así como anhelo que el lector públicamente sugiera muchas otras, pues todo ese aparataje es pagado por todos los costarricenses, por lo cual las buenas ideas, como la del diputado Soley, son siempre bienvenidas.

Elisa
20/03/2012, 08:53
1991-08-29-STATU QUO Y EL CAMBIO

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“STATU QUO” Y EL CAMBIO

La Nación, 29 de agosto de 1991. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 183-184.

La defensa proteccionista ha ensayado un nuevo enfoque para tratar de posponer una inevitable y pronta incorporación de la economía costarricense al comercio internacional. Por ello, en esta oportunidad quiero referirme a una importante distinción: la que hay entre un estado de la socas y su cambio. Por ejemplo, la misma diferencia que existe entre una piscina (el estado de cosas) y el chorro de agua (el cambio), es la que hay entre un nivel dado de ingreso y la variación que, con el paso del tiempo, va teniendo tal nivel de ingreso.

Con base en un artículo del recientemente fallecido y notable economista Bela Balassa, titulado Adjustmente Policies in East Asia, World Bank, Working Papers, 280, setiembre de 1989, p. 23, deseo brindar cierta información que considero faculta entender la diferencia que hay entre mantener el statu quo y admitir el cambio, como sería la que hay entre conservar el actual esquema proteccionista y abrir nuestra economía.

Según datos de ingreso real per cápita para 1963 y 1987 de países representativos de economías abiertas, como son Corea del Sur y Taiwan, así como de naciones que en esos momentos poseían economías cerradas, como eran Argentina, Brasil y México, mientras los dos primeros, en 1963 tenían niveles de ingreso real per cápita de $690 y $826, respectivamente, para las cerradas se tenía valores de $2.036, $963 y $1.499. Esto es, en términos de lo que era el estado de cosas, las economías cerradas poseían un mejor indicador que las abiertas. Pero, ¿qué les pasó en el período 1963-1987?

Mientras las economías de Corea y Taiwan crecieron a tasas geométricas anuales de 6,68 y 6,52 por ciento, Argentina, Brasil y México lo hicieron a tasas equivalentes del 1,39, 3,48 y 1,87 por ciento, respectivamente, por lo que los ingresos reales per cápita de los dos primeros países llegaron a ser de $3.252 y $3.755 en 1987, ya superiores a los de la $2.834, $2.235 y $2.338 de las tres economías cerradas.

Pero no sólo los niveles de ingreso fueron mayores, sino que, también, en apariencia las economías abiertas han mostrado menor desigualdad en la distribución del ingreso, lo que se indica por medio del denominado coeficiente de Gini, el cual, para el caso de Hong Kong, declinó de 0,49 en 1966 a 0,45 en 1981, mientras que en Singapur bajó de 0,50 en 1966 a 0,46 en 1980, en tanto que en Corea bajó de 0,34 en 1966 a 0,33 en 1970, para subir luego a 0.38 en 1976, “en parte debido a subsidios en el crédito para promover ciertas inversiones prioritarias durante los años setenta”. (Banco Mundial, World Development Report, 1987, Oxford University Press, p. 87).

Espero que estas informaciones sirvan para meditar acerca de lo que podría esperarse, si se hace bien, al abrir Costa Rica al comercio internacional, así como para substraernos de interpretaciones erradas de cómo son, en verdad, la cosas de las economías.

Elisa
20/03/2012, 08:54
1991-09-11-JUICIO A LOS PAES

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JUICIO A LOS PAES

La Nación, 11 de setiembre de 1991.

Don Roberto Tovar condenó los programas de ajuste estructural I y II (PAES), al aseverar que, por los indicadores económicos y sociales que tenía, estos programas habían sido un fracaso.

Su aseveración sorprende, por venir del jefe de fracción de los diputados oficiales en momentos en que el Poder Ejecutivo se encuentra dándole los últimos retoques a un PAE III. Con aquella opinión descalifica cualquier esfuerzo en este sentido además de demostrar, una vez más, hasta qué grado el desconocimiento que se tiene de las cosas puede dar lugar a afirmaciones incorrectas.

A esta administración se le puede criticar por haber sido tan mongista en su política económica: enfriar y congelar y no crecer. Esto es, llegar a acuerdos con el Fondo Monetario Internacional, que se sabe son restrictivos, sin tomar, al mismo tiempo, medidas que estimulen el crecimiento de la economía, como por medio de una inserción plena del país al comercio internacional a la luz de los PAES. Me acuerdo cuando a la administración Monge se le calificó como la de “estabilidad sin crecimiento”, título de un libro de la Academia de Centro América.

Algo parecido le está sucediendo a ésta; lleva más de un año de estar en funciones; lleva casi un año de tener un acuerdo con el FMI y aún no dispone de un programa de crecimiento de la economía al amparo de los PAES.

Resulta que don Roberto Tovar, con desconocimiento descarrilla al tren antes de salir de la estación. Ahora ¿cómo va a hacer el Poder Ejecutivo para lograr que se apruebe un PAE III, si su jefe de fracción lo rechaza ad portas? ¿Tendrá el Poder Ejecutivo que acudir a la oposición para que le ayude a aprobar el PAE, basado en dos premisas: que allí hay diputados inteligentes y que actuarían con reciprocidad de caballeros, pues en los pasados gobiernos liberacionistas la Unidad les apoyó en los PAES I y II?
Como abogado que es, don Roberto Tovar puede ser excusado de cometer errores de análisis económico, tan burdos como los que se deducen de su condena a los PAES, pero, ¿cómo fue que determinó que la desmejora de los indicadores económicos y sociales se debía a los PAES? ¿Se le ocurrió acaso, pensar que tal vez sin ellos la cosa hubiera andado peor? ¿Acaso no juzga que se podría tener costos a corto plazo, pero los beneficios se harían presentes en el largo plazo? Pero, más aún, ¿será que la condenatoria que le formula a los PAES –y he aquí su salida del laberinto en que se metió– surge porque no fueron aplicados en el grado y extensión en que deberían haberlo sido y por ellos los costos son más intensos y los beneficios más magros?

En todo caso, me gustaría que don Roberto demuestre –aunque use las cifras de Ottón Solís– que los PAES son responsables de la baja en los indicadores económicos y sociales, que tanto preocupan a todos los costarricenses y qué ojalá todo no sea un deseo de –como buen abogado– meterse en asuntos de economía, lo cual parece estar de moda, pero para bien de esa disciplina.

Elisa
20/03/2012, 08:56
1991-09-18-SOCIAL-DEMÓCRATAS-LIBERALES

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SOCIAL-DEMÓCRATAS-LIBERALES

La Nación, 18 de setiembre de 1991. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 89-90.

Algunos social-demócratas de cuño no cesan de mostrar cuán obnubilados están ante lo que pasa con sus copartidarios en diversos países o, tal vez, juzgan que exhibiendo tozudez escalan en la política nacional “como para que se les tome en cuenta”.

Hablan de traición de miembros de su partido al transar con organismos internacionales con las firmas de los PAES I y II en gobiernos liberacionistas y creen ser simpáticos a amigos de tramas Agathachristianas, al señalar obscuras confabulaciones inter-partidarias entre economistas a quienes llaman, con desprecio poco fingido, “neoliberales”. Mas no son capaces de mirar un poco más allá de sus narices, restringiendo el rango por la ambición de volver al poder a como haya lugar y ocultan lo que evidentemente sucede con muchos de sus copartidarios social-demócratas. De aquí qué que es ésta una buena ocasión para airear algunos de esos casos y de no sólo aceptar como evidencia lo que sucedió aquí en las administraciones de Monge y Arias.

¡Qué más amigazos de los social-demócratas criollos que sus congéneres priistas de México! Pues ellos, ya sea por “mal patriotas” al no defender a su país ante los organismos multinacionales o si es que traicionan ideales social-demócratas, son quienes realizan la verdadera revolución de la economía mexicana, dando un lugar más apropiado al sistema de precios y desmantelar un aparato estatal intervencionista al que tanto añoran algunos social-demócratas del terruño.

¡Y qué decir de las decisiones de los socialistas franceses ̶ también “cuates” de los criollos ̶ liderados por Mitterrand, quienes han hecho profundas reformas liberales en su economía! Tampoco debemos olvidar a sus amigos socialistas españoles, quienes bajo un inteligente Felipe González han tomado medidas liberales para incorporar a su otrora retrasado país a la floreciente área de libre comercio de la Comunidad Económica Europea.

Y, por si desean más ejemplos, ¿adónde queda el justicialismo peronista, pariente cercano de las ideas social-demócratas, que bajo el encabezamiento de Menem recibió un enorme espaldarazo electoral de su pueblo, al votar en favor de medidas económicas de mercado y de racionalización del Estado, en lo que algunos del cotarro juzgarían como traición a los ideales social-demócratas?

En Chile, el nuevo gobierno, en el que están los social-demócratas, en esencia prosigue las mismas políticas económicas de Pinochet. El gobierno boliviano del Movimiento Nacionalista Revolucionario ̶ hermanitico de los social-demócratas de por aquí ̶ ha liberalizado a su país a tal grado que califica como fuerte candidato para los beneficios del Plan Bush. Hasta quien juró que la ideología social-demócrata de las catacumbas permanecería incólume ante el ominoso embate de las ideas, el Presidente de Ecuador, ya está haciendo sus cositas liberales.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, pero tal vez es peor quien cree que los demás somos redomados tontos de capirote y creen que con ello pueden avanzar en su ambición de poder.

Elisa
20/03/2012, 08:58
1991-09-23-PRIMERO, ASESORARSE...

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PRIMERO, ASESORARSE…

La Nación, 23 de setiembre de 1991.

En La Nación del 14 de setiembre, don Roberto Tovar trata de responder a mi inquietud por su afirmación pública de que, por los indicadores sociales que tenía, los PAE I y II habían sido un fracaso. Pero –extraña forma de hacerlo– ahora me pide que yo le explique por qué tales programas no son los causantes de los males que él asume son resultados de los PAE. Este ping-pong frecuentemente se exhibe en el debate, por lo que no me considero obligado, de manera alguna, a sacarle las castañas de fuego, que son estrictamente criatura de su cuño.
En todo caso, antes de darle sí algunos consejos al respecto, deseo referirme a su sana preocupación sobre la reducción del gasto publico, mencionándole que, como diputado, es él uno de quienes aprueba los presupuestos de gastos enviados por el Poder Ejecutivo, además de estar en capacidad de introducir legislación (me consta que, en ocasiones, así lo ha hecho) que restrinja las erogaciones gubernamentales y, por tanto, podría coadyuvar a poner orden en lo que da entender es el meollo de muchos problemas económicos. Así que, hágalo, pero, en verdad, hágalo.
En cuanto a su petición de que le explique lo que debe hacer en torno a un PAE III, me permito hacerle varias sugerencias, en su orden. Primero, acuda en ayuda de dos buenos y preparados colegas diputados, economistas de profesión, los doctores Miguel Ángel Rodríguez y Federico Vargas, quienes estoy seguro podrían darle ideas sanas al respecto. Segundo, le sugiero leer dos artículos, uno de los cuales se publicó en La Nación del 20 de abril (y que, por error en el montaje, se corrigió en La Nación del día 26), en tanto que el otro apareció el 2 de mayo de este año, en los que brindo abundantes argumentos para explicar cómo debería tratarse el deseo –esgrimido por los conservadores– de evaluar los dos PAE anteriores, antes de pensar en un PAE III.
Tercero, cuando he tenido problemas legales o que requieran de servicios especializados en el ejercicio del derecho, contrato a un profesional de ese campo, por lo que le sugiero que haga algo similar, asesorándose por un buen economista antes de, tajantemente como lo hizo, aseverar que los PAE I y II han sido nocivos para el país.
Para terminar, como el diputado Tovar señala en su respuesta que “aprovecha la oportunidad para dejar constancia que, a ciegas, de él nadie podrá esperar un voto tan importante”, asumo que esa es una conducta propia de cualquier otro diputado de esa Asamblea y no sólo del diputado Tovar, pues no he sabido que alguno de ellos haya dicho que vota a ciegas las cosas. (Afortunadamente ya no tenemos a aquel tipo de famoso diputado, quien una vez dijo “yo ya no soy yo” cuando se trataba de votar en el Congreso).
Espero que se estudien y analicen bien los asuntos propios de la economía, pues muy a menudo son descartados a la ligera o bien tratados con harto descuido. La economía parece sentido común hecho difícil, pero lamentablemente el sentido común parece ser el menos común de los sentidos.

Elisa
20/03/2012, 08:59
1991-10-08-COOPERATIVAS E IMPUESTOS
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COOPERATIVAS E IMPUESTOS

La Nación, 08 de octubre de 1991.

Entre las medidas que correctamente está tomando este gobierno están las relacionadas con la eliminación de una serie de exoneraciones de impuestos, algunas de las cuales les paraban los pelos de punta hasta a los más peinados.

Por mucho tiempo ̶ y lo he escrito en el pasado ̶ me ha llamado la atención el tratamiento tributario relativamente favorable que tenían muchas cooperativas de producción o que dan servicios a terceros, bajo el prurito de que no perciben utilidades sino excedente y siempre la misma respuesta a mi inquietud ha sido que, en el caso de las cooperativas, no perciben utilidades pues el aporte en especie de sus socios las hace receptoras de excedentes y no de utilidades, en tanto que, en las sociedades de capital, no es necesario que los socios den algo a esa actividad, por lo que lo recibido califica como utilidades. En resumen, se asume que el capitalista no aporta nada a la empresa, en tanto que sí lo hace en la cooperativa la persona que entrega su producto. Bueno, la verdad sea dicha, hay muy poca diferencia entre una empresa capitalista y una cooperativa y saltan a la luz ejemplo de firmas como la Cooperativa Dos Pinos que en poco se distingue de la Borden, a Coopemontecillos de algunas firmas productoras de carnes o de pescado destinados al consumo, entre otros ejemplos. Por lo tanto, la diferencia usada más bien parece ser un eufemismo, que el resultado de algún fenómeno económico importante, como para otorgar un trato diferencial en cuanto al tributo sobre la renta se refiere.

No dudo acerca de la importancia que tienen las cooperativas en la economía nacional. Creo en la veracidad de ciertas cifras publicadas en estos días en torno al enorme impacto que tienen en la producción del país, pero no comparto el criterio que, de tal significación, se les deba mantener un trato tributario preferido.

Así, me dicen, por ejemplo, que las cooperativas representan un 44% de la producción total de café, que producen el 20% de la caña, que siembran el 40% de la papa, que producen el 42% de la leche, que son los más importantes exportadores, etcétera, pero, más bien, me hace pensar ¿por qué a una parte tan importante de la producción nacional se le exime del pago del impuesto a la renta? Me parece, en términos de equidad, que deberían aportar algo a la tributación de la renta, la cual se concentra en el resto no cooperativizado del país. No son pequeños ̶ sus cifras nos lo comprueban ̶ ni desvalidos ̶ se pueden dar numerosos ejemplos de abundancia ̶ como para que no paguen el gravamen a la renta.

Es cierto que hay tipos de cooperativas a las que no se les debería gravar disparmente en comparación con actividades competitivas, Así, gravar los certificados de depósito de cooperativas en tanto estén exentos los del Banco Popular o de Mutuales, me parece una aberración: todos o ninguno deberían de gravarse. O todos negros o todos blancos, pero nada de grises, Asumo que de esto trata la verdadera equidad tributaria que, supongo, pretende lograr el gobierno.

Elisa
20/03/2012, 09:01
1991-10-13-POR QUÉ LO HIZO

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¿POR QUÉ LO HIZO?

La Nación, 13 de octubre de 1991.

Muchos países que realizan programas de ajuste estructural, lo hacen porque las condiciones de sus economías son difíciles. Otros, sin embargo, cuando llevan a cabo tales programas, es para salir de apuros y agarrar unos dólares del Banco Mundial o del Fondo Monetario, que les permita, aunque sólo por un tiempo, deshacer sus enredos de balanza de pagos (tal parece ser el caso documentado de un país vecino, el cual acaba de firmar un PAE III, habiendo incumplido, casi desde el inicio, los dos previos).

Pero, ¿podría alguien considerar necesaria una desgravación arancelaria en un país –tal vez no sólo para integrarse con mayor plenitud al comercio mundial– en el cual sus reservas al arranque son de más de $6.200 millones; el que ha tenido, durante los últimos 20 años muy altas y consistentes tasas de crecimiento de su economía y en dónde la reforma comercial se hace sin tener relaciones –esto es, acuerdo alguno– con el Fondo Monetario Internacional o con el Banco Mundial?
Para los profetas del negativismo –aquellos que sólo critican un posible PAE III para Costa Rica sin proponer, alguna vez, una alternativa de ajuste viable– la conducta de ese país sólo expresaría una especie de neurosis gubernamental o de insania colectiva.

Mi colega y amigo Marco Fernández, columnista del periódico Panamá-América, me contó que la nación de la cual hablo, de un día para otro, bajó su arancel máximo a un 15 por ciento, con pisos que van de 0 a 10 por ciento, además de liberar su cuenta de capitales y decidir la privatización de su sector financiero, amén de reducir los impuestos a la importación de automóviles y decidir integrarse al Mercado Común Andino, con lo cual llegará, en enero de 1992, a compartir un mercado de casi 100 millones de personas.
El lector avezado sabe que hablo de Colombia, donde, con estas medidas, el gobierno de César Gaviria ha dado pasos radicales para poner a su boyante economía en un lugar preeminente en el comercio mundial y poder así elevar aún más su nivel de vida.

La pregunta sigue siendo ¿por qué lo hicieron? Y la respuesta es la que se ha venido esgrimiendo ante el temor parroquiano que algunos han exhibido en nuestro medio, al hablarse de apertura comercial: con ella las naciones pueden crecer más; sus pueblos logran enriquecerse y más aún si lo hacen con decisión y prontitud, que es posible, frente al mito timorato; aumentar la inversión y el empleo, además de tener acceso, no a un mercado interno, restringido y relativamente reducido, sino a la globalidad de la economía mundial, con lo cual se beneficia de toda la extensión del progreso universal. Esta es una sencilla explicación al gran paso que acaba de dar Colombia.

Elisa
20/03/2012, 09:02
1991-10-16-BUSES Y COMPETENCIA

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BUSES Y COMPETENCIA

La Nación, 16 de octubre de 1991. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 175-176.

Un avance conceptual de máxima importancia en la literatura microeconómica es el de los mercados contestables –déjenme usar el barbarismo: del inglés “contestable markets”– el cual, entre otras características, faculta a los encargados de poner en práctica ciertas políticas económicas, restringir conductas monopolísticas, que se consideran socialmente indeseables. En esencia, brinda reglas para minimizar los costos de ingreso de probables competidores a la arena económica, puesto que la simple amenaza de entrada al mercado de firmas potenciales puede obligar a los oligopolistas –y aún a los monopolistas– a que prosigan reglas más acordes con una asignación óptima de los recursos escasos.

Algo que me ha puesto a pensar en Costa Rica es el de los buses urbanos. Con frecuencia uno se da cuenta cómo los gobiernos no aceptan aumentar las tarifas, pues el alza de tal precio político es juzgada como inconveniente a sus intereses, al tiempo que, casi con igual periodicidad, se escucha el lamento de los propietarios de los buses sobre la ruina, debido a las políticas de control de precios a que se les sujeta. Sin embargo, uno no los ve desaparecer del mercado, pues siempre conservan las concesiones de las rutas, que, de no haber sido rentables, al menos en el largo plazo ya hubieran sido abandonadas por sus propietarios.

Desde el punto de vista del usuario, también la queja sobre la calidad del servicio es permanente. Por ello es interesante meditar sobre algunas propuestas.
En primer lugar, se deben disminuir los actualmente muy elevados costos de entrada al negocio de los buses. Esto es, que sin necesidad de concesión gubernamental cualquiera pueda poner un bus en la ruta que desee, requiriéndose tan sólo que satisfaga ciertos criterios básicos de seguridad.

En segundo término, que el precio del servicio de buses sea determinado por el mercado, pero, eso sí, una vez que cualquiera pueda entrar como oferente a dicho mercado.
Con este par de reglas se podrían evitar las actuales estructuras monopolísticas del servicio, al tiempo que se facilita el uso de los precios en tan importante actividad y se les podría dar una mejor atención a los usuarios de los buses.

Elisa
20/03/2012, 09:03
1991-10-23 -PEROGRULLO E IGNORANCIA

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PEROGRULLO E IGNORANCIA

La Nación, 23 de octubre de 1991.

Cuando se afirma que “la verdadera transformación estructural necesitada por el país consiste en invertir recursos en el mejoramiento de la calidad de los factores de la producción (ciencia, tecnología, salud, educación y desarrollo agrario)… Sólo así el país podría competir en el mercado internacional a partir de actividades intensivas en conocimientos y tecnología, la cual sería consistente con salarios, ganancias y gasto social crecientes (O. Solís, Evaluando el PAE, La Nación, 18 de octubre de 1991, p.15), no dudo que hasta mis alumnos del curso que dicto, Elementos de Economía, presuntos conocedores de lo que es una función de producción, estarían de acuerdo con esa aseveración, pero me parece un desaguisado intelectual agregar que “… después de haber llevado a cabo esas tareas a favor de la productividad podremos proceder con la apertura comercial,” pues tal afirmación no sólo indica un enorme desconocimiento de lo que se trata en un ajuste estructural, por una parte, en tanto que, por otra, más bien indica un extraño modelo de crecimiento económico, que poco aporta a nuestro conocimiento.

Recomiendo la lectura de un ensayo de William R. Easterly y Deborah L. Wetzel, Policy Determinants Of Growth: Survey of Theory and Evidence, Banco Mundial, diciembre de 1989, en el cual concluyen que las políticas que promueven la inversión, que liberalizan las restricciones comerciales y que remueven las distorsiones en los mercados financieros, es posible que aumenten la tasa de crecimiento de un país en el largo plazo” (p. 20), pues creo que así se podría hacer una separación mejor entre hígado y cerebro.

Decir que los aumentos de productividad elevan la tasa de crecimiento de largo plazo es algo muy sencillo que cualquiera puede afirmar. Lo intelectualmente importante es señalar relaciones de causalidad de alguna significación. Así, no es de esperar que aumente la productividad como condición previa a la apertura, porque precisamente una economía cerrada es lo menos conducente a tal incremento, por tres razones elementales: las rentas que se dan con el proteccionismo inducen al empleo de recursos para su conservación y no necesariamente a mejorar la productividad; en segundo lugar, el proteccionismo o no apertura precisamente impide la competencia, que es el principal acicate para elevar la productividad, a riesgo de que de no hacerlo, puede quedar fuera de mercado el otrora protegido y, tercero, porque el comercio internacional permite una mayor transferencia de tecnología entre los países.

Más que ideología lo que necesitamos es inteligencia y claridad en las intenciones, pues me parece una soberana pérdida de tiempo estar tratando de separar lo que son argumentos politiqueros, ficciones de figuras de paso o malas sacadas de clavo con compañeros de un gobierno, de lo que en verdad podría ser sensato, pues lo que se está jugando en este país es si puede o no participar del rumbo de progreso que parece buscar la humanidad por medio del uso del mercado y, entre más tarde se llegue, gracias a los neoconservadores, menor será ese beneficio.

Elisa
20/03/2012, 09:04
1991-10-31-EL COSTO PARA COSTA RICA

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EL COSTO PARA COSTA RICA


La Nación, 31 de octubre de 1991.

Lamento mucho lo que le va a pasar a Costa Rica, por lo que se está pensando hacer en cuanto a la conducción de su economía.
Cosa que casi era de esperarla, el país está entre Escila y Caribdis. La Escila de una cúpula gubernamental que no se dio cuenta de que la cosa iba en serio y que no se podía seguir manteniendo regímenes de privilegio, que resultaban sumamente gravosos para todo el país. Un gobierno que no entendió que las cuentas del exceso de gasto tendrían que ser pagadas en un momento dado y que ahora busca revertir a la vida muelle cortoplacista, de esperar a ver qué sucede para decidir hacer algo. El Caribdis fue la flaqueza humana personificada en la ambición de poder del partido de oposición, pues Liberación no fue capaz de comprender que no es en un país en ruinas en el que se puede apoyar para regresar al gobierno. Liberación no entendió lo que está pasando en muchísimas naciones del mundo entero y se empeña en mantener viejos privilegios, definiciones de catacumba, para conservar vigencia política y ausencia total de ideas, aunque se lleve en banda al país entero.

No es cierto ̶ para los ilusos de pacotilla ̶ que lo peor del ajuste ya se llevó a cabo. La verdad es que no ha habido ajuste o ha sido ínfimo ante la magnitud de la tarea. El proteccionismo sigue rampante, pues el arancel, al momento, permanece inalterado. El gasto público no se ha disminuido y, por el contrario, el desborde del populismo augura un rebrote de la infecciosa gastadera, cuyo límite parece ser el Chile de Allende o el Perú de Alan García. La poca reducción del déficit público se debe al aumento en los impuestos y no a la disminución del gasto. ¿Cuántos empleados públicos se han despedido? Si acaso unos pocos, pues si por algún lado se bajan, por el otro se suben y, en el neto, tal vez cuatro gatos menos han quedado dependiendo del erario púbico. ¿Cuál ajuste profundo ha habido?, pregunto.

El posible gobierno de Carlos Manuel Castillo en 1992 ̶ a como pintan hoy las cosas ̶ deberá saber que estará muy sólo; no habrá esta vez una AID que le facilite la reversión de la ley Prieto como en 1982, y la atracción de fondos por las economías del Este y ante una posible paz en el Oriente Medio, tomará cualquier centavo de recursos de ayuda e inversión externa, por lo que auguro que, en mayo de 1992, sin plata de afuera, tendrá que hacer todas las reformas que hoy ha buscado obstaculizar: laudos y pensiones, movilidad laboral, privatización de empresas de CODESA, del INS, RECOPE, ferrocarriles, muelles, banca estatal, universidades públicas, y qué se yo, todos puntales del social-estatismo del pasado, que hoy pretenden les sigan dando dividendos electorales.

Nada más que una cosa quede bien clara: que, en ese entonces, no le echen el muerto del desorden imperante a los neoliberales (palabreja peyorativa inventada por los neo-socialistas y los neo-comunistas), puesto que no se han tomado las que dicen ser sus políticas y lo único que se observará es una profundización de la crisis por el fracaso de los viejos moldes estatistas.

Elisa
20/03/2012, 09:05
1991-11-06-EMPLEO PÚBLICO Y PRIVADO

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EMPLEO PÚBLICO Y PRIVADO

La Nación, 06 de noviembre de 1991.

No sólo una persona muy apreciada hace poco me planteó el tema, sino que también en un programa reciente del Canal 13, conducido por don Rigoberto Quirós, cuatro diputados expresaron que les preocupaba la movilidad laboral en el sector público, porque esas personas desplazadas no podían ser absorbidas por el sector privado dada la difícil situación en que éste se encontraba.

A este argumento ya me había referido en otra oportunidad, pero vale la pena volver a tratarlo, porque, de ser cierto, sin duda que constituye un factor que causaría preocupación hasta en esos villanos de nuevo cuño, denominados neo-liberales, ahora dedicados a asustar a los niños en el Halloween.

El planteamiento está mal enfocado, pues no se trata de optar entre desempleo en el sector público versus desempleo en la parte privada, sino que, más bien, es todo lo contrario: no hay empleo en el sector privado porque el nivel de ocupación en el Estado conduce a que eso suceda. En economía ̶ palabra que según algunos casi se ha convertido en un insulto ̶ a diario se nos recuerda que cuando uno hace algo, incurre en un sacrificio al no poder hacer alguna otra cosa. Esto es, al estar escribiendo este artículo, caigo en el costo de no poder ver la televisión o disfrutar de un jugoso discurso parlamentario. A esto los economistas lo denominan el costo de oportunidad.
Al aplicar este concepto básico al tema que nos ocupa, el hecho de que se destinen recursos limitados a generar empleo en el sector público, implica que el sector privado no puede disponer de ellos para realizar sus propósitos económicos. Esto es, no puede destinar esos mismos recursos a generar el empleo particular que se destinaría a producir esos bienes y servicios de uso privado.

En síntesis, el empleo público es a costas del empleo privado, de aquí que, si se diera una movilidad laboral en el Estado, se liberarían recursos los cuales los podría disponer la parte privada de la economía para producir bienes y servicios, creándose empleo en dicho proceso.

Además, si uno se pone a pensar en que generalmente el empleo es más productivo en la parte privada que en la pública, entonces surge un beneficio social adicional, debido a la mejor utilización de ese factor de producción en comparación a como se encontraba.

Es por estas razones, que el argumento de que no se puede despedir trabajadores en el sector público, debido a que no hay posibilidad de empleo en la parte privada de la economía, es errado y no enfoca correctamente la dimensión del problema, cual es que el peso del Estado es lo que precisamente impide el crecimiento de la actividad privada de una nación.

Elisa
20/03/2012, 09:06
1991-11-12-LA APERTURA DE CALANDRÉ

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LA APERTURA DE CALANDRÉ

La Nación, 12 de noviembre de 1991.

Sabemos que en las venas de Carlos Andrés Pérez (Calandré) corre sangre de la más rancia estirpe socialdemócrata y, por lo tanto, se puede descartar la posibilidad de que se le acuse a traidor a ese ideario. También destaca su independencia política de los Estados Unidos y de organismos internacionales (Fondo Monetario, Banco Mundial, Club de Paris), por lo que Calandré difícilmente podría ser calificado de vendepatrias o de entregado a esas nuevas corrientes “neoliberales”.

Pues bien, veamos sólo algunas de las medidas económicas que el gobierno del presidente Pérez ha tomado en su economía, a fin de modernizarla e incorporarla a las nuevas corrientes integradoras del comercio mundial.

De un sólo tiro se “apió” los aranceles, desde tasas nominales que oscilaban entre un 938% y el 0%, a sólo entre un 50% y 0%, pero con una tasa efectiva de protección de, más o menos, un 8%. Esto es, desmanteló al otrora elevadísimo proteccionismo venezolano.

Eliminó muchas limitaciones cuantitativas a la importación y las sustituyó por aranceles, tanto para bienes manufacturados como agrícolas. El tipo de cambio pasó de 14,50 a 37 bolívares por dólar y se aumentaron los intereses subsidiados del 13% al 34%. Se practicó una muy generalizada liberalización de precios, cuyo control en el pasado se había reflejado en enormes escaseces de productos. Pronto el neoconservador tratará de minimizar este tremendo esfuerzo de ordenar esa economía, calificándolas de políticas ¡“neoliberales”! Carlos Andrés Pérez es un “neoliberal”.

No necesariamente cómo parte de lo que conceptualmente es un proceso de ajuste estructural, sino por la lógica prosecución de una polìtica económica adecuada, el Gobierno venezolano ha seguido una regla monetaria prudente, reflejándose en una baja de la inflación de un 80% en 1989 a un 28% estimado para 1991. Se ha reducido el déficit del gobierno, como porcentaje del Producto Interno Bruto, de un 14% en 1989 a sólo un 1.5% en 1991. Las reservas de divisas pasaron de $300 millones en 1989 a más de $10.000 millones a la fecha. La inversión extranjera y las exportaciones no tradicionales han crecido enormemente, así como los movimientos de capital accionario y de bonos privados. El Producto Interno Bruto, que en 1989 creció apenas un 1,5%, se estima que en 1991 crecerá en un 5% y generalizado a todos los sectores de la economía.

Bien harían algunos socialdemócratas criollos, quienes aquí no desean razonar ni apreciar la evidencia, en darse una vueltita por Venezuela. Podrían preguntarle al padrino de por allá cómo fue que se convirtió en “neoliberal” y, tal vez así, dejen de lado tanta crítica innecesaria y politiquera y, ¿por qué no?, podrían hasta reconvertirse. Vale la pena que consulten a quienes son “de los mismos” que ¿por qué se empeñan en proseguir esas políticas económicas “neoliberales”? Podrían –sorpresa– aprender mucho de las respuestas.

Elisa
20/03/2012, 09:51
1991-11-12-LA APERTURA DE CALANDRÉ

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LA APERTURA DE CALANDRÉ

La Nación, 12 de noviembre de 1991.

Sabemos que en las venas de Carlos Andrés Pérez (Calandré) corre sangre de la más rancia estirpe socialdemócrata y, por lo tanto, se puede descartar la posibilidad de que se le acuse a traidor a ese ideario. También destaca su independencia política de los Estados Unidos y de organismos internacionales (Fondo Monetario, Banco Mundial, Club de Paris), por lo que Calandré difícilmente podría ser calificado de vendepatrias o de entregado a esas nuevas corrientes “neoliberales”.

Pues bien, veamos sólo algunas de las medidas económicas que el gobierno del presidente Pérez ha tomado en su economía, a fin de modernizarla e incorporarla a las nuevas corrientes integradoras del comercio mundial.

De un sólo tiro se “apió” los aranceles, desde tasas nominales que oscilaban entre un 938% y el 0%, a sólo entre un 50% y 0%, pero con una tasa efectiva de protección de, más o menos, un 8%. Esto es, desmanteló al otrora elevadísimo proteccionismo venezolano.

Eliminó muchas limitaciones cuantitativas a la importación y las sustituyó por aranceles, tanto para bienes manufacturados como agrícolas. El tipo de cambio pasó de 14,50 a 37 bolívares por dólar y se aumentaron los intereses subsidiados del 13% al 34%. Se practicó una muy generalizada liberalización de precios, cuyo control en el pasado se había reflejado en enormes escaseces de productos. Pronto el neoconservador tratará de minimizar este tremendo esfuerzo de ordenar esa economía, calificándolas de políticas ¡“neoliberales”! Carlos Andrés Pérez es un “neoliberal”.
No necesariamente cómo parte de lo que conceptualmente es un proceso de ajuste estructural, sino por la lógica prosecución de una polìtica económica adecuada, el Gobierno venezolano ha seguido una regla monetaria prudente, reflejándose en una baja de la inflación de un 80% en 1989 a un 28% estimado para 1991. Se ha reducido el déficit del gobierno, como porcentaje del Producto Interno Bruto, de un 14% en 1989 a sólo un 1.5% en 1991. Las reservas de divisas pasaron de $300 millones en 1989 a más de $10.000 millones a la fecha. La inversión extranjera y las exportaciones no tradicionales han crecido enormemente, así como los movimientos de capital accionario y de bonos privados. El Producto Interno Bruto, que en 1989 creció apenas un 1,5%, se estima que en 1991 crecerá en un 5% y generalizado a todos los sectores de la economía.

Bien harían algunos socialdemócratas criollos, quienes aquí no desean razonar ni apreciar la evidencia, en darse una vueltita por Venezuela. Podrían preguntarle al padrino de por allá cómo fue que se convirtió en “neoliberal” y, tal vez así, dejen de lado tanta crítica innecesaria y politiquera y, ¿por qué no?, podrían hasta reconvertirse. Vale la pena que consulten a quienes son “de los mismos” que ¿por qué se empeñan en proseguir esas políticas económicas “neoliberales”? Podrían –sorpresa– aprender mucho de las respuestas.

Elisa
20/03/2012, 10:24
1991-11-19-EL FARO DE RONALD COASE
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EL FARO DE RONALD COASE

La Nación, 19 de noviembre de 1991.

Uno de los ejemplos que los intervencionistas suelen emplear para justificar el intervencionismo estatal en las economías es el del faro. El argumento va así: no puede surgir una producción privada de los servicios de un faro, porque es imposible cobrar discriminadamente a los propietarios de los barcos por los beneficios que se les brinda. De esta forma, como a la empresa privada le es imposible obtener dicho pago, no va producir ese servicio, el cual, entonces, deberá ser provisto por el Estado.
Este argumento, originado por lo que en Economía se denomina como una diferencia entre el beneficio privado y el beneficio social, ante la imposibilidad de que el empresario individual pueda discriminar y cobrar a los beneficiarios de los servicios del faro, exige que el Estado sea el proveedor del socialmente útil servicio. Por ello es que el gran gurú del intervencionismo moderno, Paul Samuelson, en su otrora muy empleado texto Curso de Economía Moderna se refiere a que, el caso de la provisión de los servicios del faro, es “ciertamente el tipo de actividad que los gobiernos naturalmente llevarían a cabo.”
Pues bien, el Premio Nobel en Economía de este año, el economista y profesor emérito de la Universidad de Chicago (¡qué horror, otro Chicago Boy!), Ronald H. Coase escribió un valioso artículo titulado “El Faro en Economía”, Journal of Law and Economics, Vol. 17, octubre de 1974, en el cual brinda un ejemplo de cómo el mercado sí funciona, aún en casos en que los teóricos intervencionistas nos decían que no podía hacerlo, de manera que se justificaba que el Estado supliera esa inopia privada.
Coase analiza históricamente el caso del sistema británico de faros y demuestra que, al contrario de lo expuesto por los patrocinadores de la intervención, la empresa privada fue capaz de proveerlos sin problema. En el artículo en mención señala que “en esa época, los propietarios de los barcos y los transportistas podían hacer una petición a la Corona para que se permitiera a individuos privados construir un faro y cobrar una tarifa (específica) a los barcos que se beneficiarían con él. Los faros fueron construidos, operados, financiados y poseídos por individuos privados, quienes podían venderlo o disponer de él por legado. El papel del gobierno estuvo limitado a establecer y hacer valer los derechos de propiedad en el faro. Los cobros fueron recolectados en los puertos por agentes de los faros. El problema de la observancia de la ley no fue diferente para ellos que para otros suplidores de bienes y servicios al propietario de los barcos.”
Esta concepción nos indica que, similar a como sucede con muchos problemas ecológicos, que han motivado a los nuevos intervencionistas a decir que el Estado deberá intervenir ante la incapacidad de los mercados para resolver los problemas de la contaminación, mucho de la clave para resolver estos asuntos está en que existan derechos de propiedad, a fin de que pueda surgir una eficiente provisión privada de los bienes, que presuntamente el mercado no brindaría de forma adecuada.

La esencia del pensamiento de Coase puede resumirse en lo que se denomina el teorema que lleva su nombre: si los costos relacionados con el intercambio son relativamente bajos, no importa quién tenga los derechos de propiedad sobre el recurso en referencia, en tanto que alguien los tenga, para que se logre una eficiente asignación de recursos. Esto es, el comportamiento maximizador de riqueza de los individuos toma en cuenta los factores externos ̶ lo que, según los intervencionistas, no era posible hacerlo ̶ lo que permite que se logre una eficiente asignación de recursos, tal como es lógico esperar que suceda en los casos en que hay una clara definición de los derechos de propiedad.

Según aseveran los estatistas, el mercado fracasa cuando, por ejemplo, los costos privados difieren de los costos sociales, como cuando una persona usa o abusa de un recurso que no le pertenece, de manera que los costos para ese individuo privado son inferiores a los costos que para la sociedad tiene como un todo (por ejemplo con la contaminación del aire o de un río) y concluyen entonces, en que el Estado debería intervenir para asignar óptimamente los recursos productivos. Coase prueba que, institucionalmente, los individuos, cuando los costos de la transacción son pequeños, toman en cuenta a esos costos externos, de manera que se llega a las mismas condiciones óptimas en la asignación de recursos, que como sucede cuando no hay divergencia entre el costo privado y el costo social, con lo cual no es necesaria la intervención del Estado.

Se trata de un muy merecido Premio Nobel en Economía, al destacarse la importancia institucional de los derechos de propiedad, en especial cuando las otrora economías socialistas, ansiosas de lograr una mayor eficiencia en sus anquilosados aparatos productivos, encaran el profundo problema de garantizar efectivamente tales derechos de propiedad, de manera que ello les permita satisfacer tan claro deseo de progresar.

Elisa
20/03/2012, 10:42
1991-11-28-¡ARRIBA CIERTOS MODELOS ECONÓMICOS!

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¡ARRIBA CIERTOS MODELOS ECONÓMICOS!


La Nación, 28 de noviembre de 1991.

Supongo que debe satisfacer al ensayista si su artículo provoca que otros mediten sobre él. Don Francisco Escobar, con su trabajo de La Nación del 20 de noviembre pasado, “Abajo los modelos económicos”, me dio qué pensar, pues, ni más ni menos, cuestiona el papel que desempeñan los modelos y teorías, concretamente económicas, al formular políticas.

La esencia de los argumentos de don Francisco está en dos puntos: en que los modelos son teorías “en la cátedra, que pasan a ser recetas en los ministerios de hacienda y banco centrales, para terminar siendo dogmas a los que hay que asentir como verdades eternas” y, en segundo lugar, que en vez de modelos o teóricos se necesitan “políticos capaces… no axiomas y teoremas de modelos”.

Tal vez lo importante es definir en qué consiste la formulación de teorías que el ser humano hace, motivado en su deseo de entender o explicar la naturaleza que le rodea. El proceso de teorizar consiste, ante una naturaleza infinitamente compleja, en abstraer o simplificar a lo más significativo de la explicación de un fenómeno observado. Lo que subyace dicho proceder es el deseo de explicar cierto comportamiento, con base en hipótesis necesariamente provisionales y a las que se intenta refutar, de cómo o por qué suceden ciertas cosas y no otras.
Don Francisco no debe despreciar el proceso de formulación de modelos que practica el economista –para el caso, las disciplinas que estudian acontecimientos naturales igual lo hacen– pues parece, con su critica de que es propio de torres de marfil, que “bota el agua sucia de la tina con todo y el bebé”, y lo que debería reclamar es por una mejor formulación de teorías que expliquen los fenómenos, que en su opinión –y también en la mía– aún no son satisfactoriamente explicados.
En segundo lugar, don Francisco tiene mucha confianza en que la simple conducta “política” en el campo económico es suficiente o mejor que la predicción de un cierto modelo económico, para que no se presenten resultados que juzga indeseables. En apariencia esto puede parecer cierto, pero don Francisco no cuestiona que la simple conducta política no garantiza nada, si no es que el actor dispone de cierto aparato intelectual que, concretamente en lo económico, le permite interpretar el comportamiento en esa esfera de la conducta humana. Si a un político se le da una “mala” teoría económica, terminará, en lo económico, siendo un mal político: de una conducta racional se pasa a una conducta oportunista. Véase, por ejemplo, el caso de Alan García.

Conviene, por el contrario, que el político se eduque más en asuntos de economía –disciplina que puede tener, tanto antes como ahora, cierta importancia en la convivencia social– y, sobre todo, que evite cometer errores derivados del uso de malas teorías económicas. Por lo tanto, el quid del asunto está en cuál teoría podría ser mejor para explicar una realidad compleja, ¿la otra o, digamos, la de don Francisco Escobar?

Elisa
20/03/2012, 10:43
1991-12-01-SE ACABÓ EL TANGO

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SE ACABÓ EL TANGO


La Nación, 01 de diciembre de 1991.

Algunos han considerado que la reforma económica de Chile se debió a la presencia de un dictador, mas no han pensado que el nuevo régimen democrático más bien ha profundizado la apertura económica. Pero no creo que esos proteccionistas solapados califiquen al presidente Menem de Argentina como émulo político de Pinochet, aunque se le asemeja en las políticas económicas.

Argentina ha sido el epítome del intervencionismo socialista (en su variedad peronista), por lo que el reciente decreto que Menen firmó el pasado 1º de noviembre, obligará a pensar hasta a los más recalcitrantes estatistas del cotarro, por lo que juzgo de interés señalar algunas de las consideraciones que aduce el Gobierno argentino, para regresar del pasado.

El propósito del llamado “decretazo” es “afianzar y profundizar la libertad económica y la Reforma del Estado”, para permitir “profundizar el proceso de apertura económica y reactivación de la economía “. Asimismo –esto para los conservadores que añoran un pasado ya fenecido– señala que fue la “crisis económica de los años 30”, la que originó “el establecimiento de un sinnúmero de restricciones al ejercicio de los derechos constitucionales de comerciar, trabajar y ejercer industria lícita”, por lo que debe eliminarse “la mayor cantidad de restricciones hoy existentes”.

También ̶ ¡Menem: neoliberal adorador de esa divinidad absoluta que es el mercado!– propone que funcionen “mercados fluidos y transparentes donde los precios se formen como consecuencia de la interacción espontánea de la oferta y la demanda, sin intervenciones distorsionantes y generalmente contrarias al interés de los consumidores.” (¡Dudo que yo pudiera haberlo dicho mejor y más claro!).

En un próximo artículo indicaré algunas de las decisiones económicas contenidas en el decreto del presidente Menem, pues al momento lo que me interesa destacar es que una nueva nación se une al concierto en favor del libre comercio que cunde por el universo entero. Es muy difícil que el Presidente elegido por el peronismo (históricamente intervencionista y afecto a un Estado que participa en todo), no haya meditado acerca de los alcances ideológicos de su decisión, pero creo que es un gran pragmatismo lo que le movió, más que el discurrir por modelos teóricos, como podrían creerlo ciertos oponentes de la apertura.

Simplemente Menen declaró el “Estado de emergencia de todo el sector público”, puesto que el resultado esperanzador tenido a partir de su programa (principalmente de su economista Domingo Cavallo) de estabilización económica, podría irse a pique, dando lugar a un nuevo tango sobre la malograda Argentina. Tal posibilidad parece alejarse, pues, por primera vez en años de obscuridad intervencionista, alguien inteligente, con agallas y sin temor a una oposición trasnochada oportunista, que sólo medita en los resultados electoreros del corto plazo, ha decidido devolver la esperanza del progreso a la otrora manoseada nación por tanto político estatista.

Elisa
20/03/2012, 10:43
1991-12-11-El DECRETAZO DE MENEM

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EL DECRETAZO DE MENEM


La Nación, 11 de diciembre de 1991.

El famoso decreto del Presidente Menem –que comenté en mi ensayo anterior– tiene dos características políticas esenciales. Primera, en democracia elimina muchas decisiones de gobiernos militares previos, que infringían la libertad de comercio y de contratación y, segundo, evita su paso por el Congreso de la Nación, pues allá, tal como aquí, hay dos sectores políticos que se oponen con tozudez a este tipo de medidas: los populistas de su propio partido y la socialdemocracia radical de oposición, quienes harán lo posible por frustrar un éxito de Menem.

El decretazo contempla, entre otras, las siguientes medidas. Elimina “la prohibición legal de convenir honorarios y otras retribuciones por servicios profesionales… por debajo de un determinado mínimo, desregula “la comercialización de medicamentos, facilitando la libre instalación de farmacias por parte de cualquier persona física o jurídica”, bajo una libre comercialización e importación de medicamentos; reforma los horarios de la actividad portuaria; elimina las “restricciones cuantitativas de las importaciones y exportaciones”, así como por su origen y procedencia, al igual que intervenciones previas en el proceso exportador y modifica sustancialmente los procedimientos aduaneros, con “una simplificación normativa tendiente a asegurar una mayor transparencia de las normas”.

Mucho de lo anterior sería igualmente útil en nuestro país, en donde las distorsiones inducidas por la conducta estatal constituyen un lastre sobre el trabajo de todos los costarricenses. Veamos otras de las decisiones de Menem. Elimina “subsidios, franquicias y otras formas de sostén directo de actividades económicas”, además, quita “los sistemas regulatorios de esas actividades”. Disuelve el Mercado de Concentración Pesquera de Mar de Plata, el Instituto Nacional de Actividad Hípica, el Instituto Forestal Nacional, el Mercado de Hacienda de Liniers, la Corporación Argentina de Productores de Carnes, la Comisión Reguladora de la Yerba Mate, la Dirección Nacional de Azúcar, la Junta de Carnes, la Junta Nacional de Granos y redefine las funciones del Instituto Nacional de Vitivinicultura.

También elimina los impuestos a la exportación y propone una “reformulación del esquema arancelario”. Quita las exenciones impositivas y subsidios a las “actividades siderúrgica, naval, aeronáutica, de producción de aluminio y de maquinaria vial”. Libera el mercado de capitales, facilitando la libre entrada y salida del sistema. Busca unificar la recaudación de tributos sobre el salario y “transformar las instituciones encargadas de brindar diferentes prestaciones que hacen a la seguridad social”.

Argentina lo hace bajo un régimen de emergencia económica pues casi tocaba fondo. La lección para todos nosotros es que debemos escoger entre dejar que ciertos politiqueros nos rebajen a ese nivel, para, en ese entonces, pensar en hacer algo, o decidir ya, con inteligencia y prestos a enfrentar poderosos intereses creados, cómo arreglar bien nuestras cosas antes de que sea demasiado tarde.

Elisa
20/03/2012, 10:45
1991-12-18-EL FARO DE DON ALBERTO

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EL FARO DE DON ALBERTO


La Nación, 18 de diciembre de 1991.

Don Alberto Cañas, en la columna Chisporroteos de La Prensa Libre del 20 de noviembre, se refiere a mi artículo “El Faro de Ronald Coase”, aparecido en La Nación del día anterior, y señala, en lo que considero importante, que hay preguntas que debería contestar, me imagino que para permitir un mejor entendimiento de la historia que pretendí contar.

Las preguntas de don Alberto son las siguientes. Primera: ¿Qué sucedía con los armadores y navegantes que se negaran a pagar el peaje del faro privado? Segunda: ¿Se apagaba el faro cuando ellos pasaran? Tercera: ¿Recurría el farero privado a la autoridad para obligarlos a pagar? Cuarta: ¿Tenia que navegar por otras rutas y por otros mares? Quinta: ¿Cómo operaba en fin el asunto de cobrar? Sexta: ¿Cuántos años duró el faro privado? Y séptima: ¿Funcionan todavía o los dueños de los barcos se pusieron vivos y cualquier día se negaron a pagar más?

Con gusto intentaré satisfacer, en lo posible, el apetito de conocimiento de don Alberto.

Primera: Fueron los navegantes y armadores quienes hicieron peticiones para que se diera el suministro privado de los servicios de faros. Para romper el monopolio estatal de la Trinity House en la construcción de faros, solicitaron patentes a la Corona para que privadamente se permitiera hacerlo mediante un cobro a los beneficiarios del faro. En tal sentido hubo peticiones de propietarios de barcos y transportistas, quienes señalaron que se beneficiarían grandemente del faro y que estarían dispuestos a pagar por dicho servicio privado y “…el derecho de operar un faro y cobrar peajes fue otorgado a los individuos por Actos del Parlamento.” (Ronald H. Coase, “The Lighthouse in Economics”, Journal of Law and Economics, Vol. 17, octubre de 1974). Por tanto, a petición de los propios usuarios del faro se concedió la propiedad privada de ellos y fue la cooperación de los beneficiarios lo que permitió que tuvieran éxito económico.

Segunda: No sé si se apagaban los faros cuando pasaban quienes no querían pagarlo. En todo caso, reitero, fue el interés de los usuarios de que hubiera una actividad privadamente rentable lo que permitió su existencia; es decir, había una voluntad de pagar por sus servicios.
Tercera: Tal como lo dije en mi artículo previo, “los peajes eran recolectados en los puertos por los agentes, quienes podían ser individuos privados, pero usualmente fueron oficiales de aduanas.” (Ronald H. Coase, Op. Cit.). El papel del Estado, en este caso por intermedio de sus agentes de aduanas, fue facilitar la transacción de las partes privadas dispuestas a negociar ante lo que se presumía era un caso de imposibilidad de cobrar por separado a los usuarios (lo que se denomina en economía un bien público). Este bajo costo de transacción es lo que precisamente evita la “necesaria” prestación del servicio por el Estado y lo que permite la libre contratación privada.

Cuarta: Si querían evitar el pago del faro, podían desviarse a otros mares y puertos (¿a qué costo?). El punto está en que los usuarios privados antes preferían pagar por el servicio que no tenerlo, tal como fue el origen de su petición a la Corona para qué permitiera que él fuera privado y no necesariamente público.

Quinta: Ya lo mencioné, al comentar la tercera pregunta de don Alberto.

Sexta: No sé cuanto duró el faro privado, pues en su momento fueron muchos los que se construyeron y operaron privadamente. Ya en el siglo XVII los individuos privados habían asumido la construcción de faros privados. Se ha escrito que “un elemento característico de la sociedad Isabelina fueron los promotores de proyectos ofrecidos ostensiblemente por el beneficio público pero en realidad eran pensados con el propósito de tener ganancias privadas. Los faros no se escaparon de su atención.” (G. Harris, Trinity House of Deptford 1515-1660).

En 1820 había 24 faros operados por la estatal Trinity House y 22 por individuos u organizaciones privadas. “El Comité de Faros de 1834 señaló en su reporte que en esa época había en Inglaterra y Gales… 56 (faros) en total, de los cuales 14 eran manejados por individuos u organizaciones privadas”. (Ronald H. Coase, Op. Cit.).

En 1842 por medio de Actos del Parlamento dejó de haber faros privados, los que fueron comprados por la Trinity House, no porque dejaran de ser un negocio, como lo pensarían algunos a causa de los usuarios que no querían pagar por sus servicios, sino que se juzgó “innecesario gravar alguna rama de la Industria del País; y particularmente injustificado gravar el Transporte Marítimo, que se encuentra bajo muchas desventajas al ser obligado a soportar una competencia desigual con el Transporte Marítimo de otro país.” (Reporte de 1834 del Comité Selecto de Faros, en Escritos del Parlamento, Sesión de 1834, Vol. 12, p. iii). El lector conocedor del proteccionismo mercantilista podrá, una vez más, observar su feo rostro: que el costo de los faros fuera pagado por todo el fisco y no por sus usuarios.

Séptima: Con lo anterior espero que se haya respondido: todos a pagar lo que beneficiaba a unos pocos, aunque de nada impidió, en la historia y en su momento, que el servicio pudiera ser ofrecido privadamente.

Por lo anterior, reitero la idea básica del pensamiento de Ronald Coase: si los costos de transacción son relativamente bajos, no importa quién posea los derechos de propiedad sobre el recurso en cuestión, siempre que alguien los tenga, se logra una asignación de recursos eficiente. El comportamiento que maximiza la riqueza individual incorpora las externalidades, lo cual, según los intervencionistas, no era posible que sucediera. Por tanto, no se impide una asignación de recursos eficiente, tal como es lógico que suceda cuando hay una clara definición de los derechos de propiedad.

El episodio de los faros ingleses en eso años muestra que es posible, aún en el caso clásico que señala necesariamente la prestación estatal del servicio, que la actividad privada satisfaga plenamente los deseos de los consumidores cuando, aún en presencia de externalidades, los costos de transacción en que incurren las partes son bajos.

Elisa
20/03/2012, 10:46
1992-01-03-SE APAGÓ EL FARO

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SE APAGÓ EL FARO


La Nación, 03 de enero de 1992.

Agradezco la atención que don Alberto Cañas ha prestado a mi artículo “El faro de Coase” (La Nación, 19 de noviembre de 1991), en el cual hacía un homenaje al profesor Ronald Coase, de la escuela de derecho de la Universidad de Chicago, por el premio Nobel de Economía de 1991.

Del último comentario de don Alberto deduzco que no logré transmitir claramente mi objetivo principal, pues mientras él señala que mi propósito era demostrar que “la empresa privada puede administrar un monopolio con la misma o mayor eficiencia que el Estado”, en realidad lo que supuestamente era el meollo de mi comentario inicial era que, cuando en un mercado existen costos de transacción pequeños y derechos de propiedad garantizados, la conducta de los participantes en ese mercado los toma en cuenta y pueden llegar a arreglos institucionales privados sin que se requiere la intervención del Estado, asegurando de esa manera que se dé una asignación óptima de recursos y, por tanto, un suministro adecuado de bienes y servicios, incluso en el caso de que se trate de un bien público, como en el ejemplo de los faros de Inglaterra que narré en mi primer artículo.
Por considerar que esto es lo significativo de mi exposición inicial, deseo expandir sobre algunos de estos conceptos, que espero permitan aclarar algunas de las dudas e interrogaciones que mis comentarios han suscitado en don Alberto.

Es necesario exponer algunas definiciones que tienen que ver con el tema tratado. Así, por costos de transacción se entiende a cualquier obstáculo al intercambio en el mercado, el cual interfiere o desalienta que se realicen transacciones en él. Igualmente, un bien público es aquél que posee dos características no propias de cualquier bien privado: la no exclusión, por la cual es imposible impedir que individuos que no pagan, disfruten de los beneficios de ese bienes o servicios y, segundo, la no rivalidad en el consumo, en donde la habilidad que tiene un individuo de consumir un bien o servicio, no se ve disminuida al consumirlo otro individuo. También por externalidad se define cuando la acción de un individuo afecta la utilidad de otros individuos, la cual puede ser positiva o negativa.

La intervención estatal se ha justificado, además de por otras razones no pertinentes a la ocasión, porque en el caso de un bien público el mercado no produce una cantidad suficiente de ellos, porque no hay manera de excluir a quienes no pagan por el beneficio que perciben de su consumo.

Así, en el ejemplo tradicional del faro, como cada compañía de barcos sabía que si otra empresa construía un faro para su propio servicio, la primera, sin tener que pagar, también recibía utilidad del uso de éste, de manera que, entonces, no habría suficiente provisión de los servicios del faro, Por tanto, para que la sociedad se beneficiara de la existencia de una cantidad adecuada de servicios de faro, el Estado debería intervenir proveyendo dicho servicio y cobrándolo por medio de impuestos, Esta era la receta proverbial, aunque en realidad nadie parece haber aseverado que, en presencia de cualquier grado de externalidad, se justifica la intervención del Estado. Sin embargo, la existencia de externalidades es uno de los argumentos más significativos empleados para justificar la intervención estatal, en el caso de la provisión de los bienes públicos.

Ahora bien, el mérito del trabajo de Coase sobre derechos de propiedad yace en que, al tenerse estos, surge una ampliación de la división del trabajo, permitiendo a las sociedades operar más eficientemente que bajo esquemas que restringen la extensión del mercado. Estos temas adquieren profunda relevancia en los momentos actuales de transición de la economías socialistas hacia órdenes económicos de decisión descentralizada, así como en la formación de mercados comunes, por lo cual el trabajo de Coase debe haber sido considerado como de mérito suficiente por quienes decidieron otorgarle el premio Nobel de Economía.

En el caso particular del faro, la posibilidad de que los costos de transacción fueran pequeños y que se hiciera posible cobrar por su servicio al atracar los barcos en los puertos, permitió que durante el siglo XVII hubiera un suministro adecuado de servicios de faro, sin necesidad de que, dada la naturaleza de bien público, el Estado tuviera necesariamente que garantizar su provisión.

Esto es, costos de transacción pequeños, mediante la garantía que el Estado dio al establecer y de hacer cumplir los derechos de propiedad del faro, permitieron una eficiente provisión privada, que subsistió hasta que los intereses proteccionistas lograron que la Trinity House (empresa estatal) comprara los faros privados, de manera tal que el costo del servicio pasó de ser pagado por los usuarios, a que lo realizara toda la colectividad; hecho que con frecuencia observamos. Por supuesto que, desde ese entonces, la cantidad provista del servicio de los faros estuvo sujeta a la voluntad del burócrata y no a la que el mercado podría haber considerado deseable.

Elisa
20/03/2012, 10:48
1992-01-07-LAS VIEJAS PENSIONES EN CHILE

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LAS VIEJAS PENSIONES EN CHILE

La Nación, 07 de enero de 1992.

Según cita el economista Arnold Harberger, cuando Fernando Mathei dijo que su “dignidad no le permitía aceptar que sus hijos pagarán por su pensión”, se convirtió en el lema detrás de la determinación de las autoridades chilenas para que, en su momento, decidieran reformar un quebrado sistema de pensiones, hacia otro que ha tenido resultados muy satisfactorios y el cual merece nuestra atención, debido a que nos podría ser útil al tener que realizar esa impostergable revisión de nuestro sistema. (Arnold Harberger, “Lessons of Tax Reform from the Experiences of Uruguay, Indonesia, and Chile”, en Malcolm Gillis ed., Tax Reform in Developing Countries, Duke U. Press, 1989, p. 39).

Chile tenía un sistema de pensiones muy parecido al nuestro, donde existían, hacia 1980 cuando se iniciaron las reformas que luego comentaré, unas 35 instituciones de previsión social, sujetas a distintas leyes, para diversos grupos de trabajadores y que en mucho requerían de fuertes subsidios del Estado para mantener la viabilidad fiscal de tales fondos de pensión.

Estos regímenes se caracterizaron por discriminar en contra de los obreros y a favor de empleados administrativos (como los burócratas); se generó una transferencia (subsidio) de recursos públicos hacia grupos relativamente privilegiados, en especial para fondos de empleados gubernamentales, debido, en mucho, a su mal manejo, donde no sólo había beneficios inusuales ( por ejemplo, préstamos para construir vivienda e intereses nominales muy bajos otorgados a trabajadores privilegiados), sino también una mala colocación de los fondos en cartera (por ejemplo en valores gubernamentales de poco rendimiento), todo lo cual generaba problemas de financiamiento de las pensiones. Al tramitar su pensión, el obrero enfrentaba un odioso proceso administrativo.

Hacia 1970 el sistema previsional chileno cubría, más o menos, el 60 por ciento de la fuerza de trabajo de ese país pero, sin embargo, su crecimiento en mucho obedeció a las presiones de naturaleza política que se fueron dando con el transcurso de los años, más que al resultado de un proceso financiero sano, según la rentabilidad y acumulación de reservas en dichos fondos.

Allá, tal como sucede aquí, se dieron prestaciones fuera de proporción con los fondos efectivamente financiados y se practicó una discriminación muy diversa, donde ciertos grupos disfrutaron de programas bastante jugosos, en tanto que otros no tenían beneficios ni parecidos. Ejemplo fueron los diversos criterios sobre cuál era la edad de pensión; los años que servían de base para su cálculo; el número de años de cotización que se requería; la automaticidad en los ajustes ante la inflación; entre otras inequidades que aquí cada vez nos preocupan más.

Tarsicio Castañeda, en su libro Para Combatir la Pobreza, que precisamente analiza el caso chileno, indica que “Aún cuando la reforma ha sido muy onerosa para las finanzas estatales, ha resultado altamente exitosa”, y acerca de esto me referiré en mi próximo artículo.

Elisa
20/03/2012, 10:50
1992-01-15-LAS NUEVAS PENSIONES EN CHILE

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LAS NUEVAS PENSIONES EN CHILE

La Nación, 15 de enero de 1992.

En mi artículo anterior señalé algunas características –tales como las nuestras– de los regímenes de pensiones en Chile antes de ser reformados sustancialmente, que en lo básico consistió en que ahora no se discriminara en los beneficios, en la edad de cotización y de retiro, y en los procedimientos para otorgar la pensión. Igualmente, se cambió la orientación de los subsidios, que se dirigieron hacia grupos de ingresos cuyos fondos de ahorro no les permitía tener una pensión mínima.

Clave fue la introducción de un sistema cuasi-voluntario de pensión, donde, en una primera parte considerada como forzosa, los trabajadores ahorran un 10 por ciento de sus ingresos, que determinan su propia pensión, el cual se deposita en su cuenta de ahorros, libre de impuestos, a la que el Estado le garantiza un rendimiento mínimo. Es posible realizar cotizaciones voluntarias mayores a ese 10 por ciento, lo que permite aumentar el monto esperado de la pensión o anticipada.

La administración de estos recursos está a cargo de las empresas privadas llamadas Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), sujetas a estricta supervisión gubernamental. Las AFP cobran los costos administrativos a sus ahorrantes y han tenido un éxito enorme en administrar los dineros. Se señala que “desde su inicio en julio de 1981 a noviembre de 1987 (y similar al momento) los fondos de pensión han dado una tasa promedio real de rendimiento acumulativo del 14.4 por ciento”, lo que da una idea muy sencilla de los buenos resultados obtenidos. (Arnold Harberger, “Lessons of Tax Reform from the Experiences of Uruguay, Indonesia, and Chile”, en Malcolm Gillis (ed), Tax Reform in Developing Countries, Duke U. Press, 1898, p. 38).

Yo esperaba una fuerte oposición a la administración privada de los fondos de pensión, pero hace poco tuve la oportunidad de reunirme con la dirigencia de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT), de reconocida filiación izquierdista y, en privado, me dijo un dirigente magisterial que ellos (su gremio) tenían su propia AFP (cualquiera puede hacerlo bajo estricto control estatal), que no deseaban volver al ancien régime, sino “inducir” a los maestros a cotizar para su AFP, dado que hay libre afiliación del trabajador a cualquier AFP, lo que las obliga a minimizar sus costos administrativos y a obtener el mayor rendimiento posible.

El manejo del período de transición del antiguo al nuevo régimen de pensiones fue clave para el éxito del programa. Analizarlo me llevaría muy lejos, pero sí deseo señalar que, hacia 1989, ya el 74 por ciento de los trabajadores inscritos en regímenes de pensiones lo hace bajo el nuevo esquema. Para terminar, al respecto señalo algunas importantes recomendaciones de Tarsicio Castañeda: “La reforma del sistema provisional reviste enormes dificultades”, y procede que en ciertos países se vaya incorporando “en forma gradual y voluntaria a los beneficiarios del sistema antiguo”, y que “la privatización de los fondos de pensiones debe ir acompañada de reformas que generen o amplíen el mercado de capitales”. He aquí algunas bases para una agenda de reforma que se hace impostergable en nuestro país.

Elisa
20/03/2012, 10:51
1992-01-23-SIMPLEMENTE TEORÍA

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SIMPLEMENTE TEORÍA


La Nación, 23 de enero de 1992.

Estoy disfrutando de un intercambio de opiniones sobre modelos económicos con don Francisco Escobar, pues no sólo tiene gran habilidad de expresión, sino que también da buen margen para enriquecer el conocimiento. En su última respuesta (La Nación, 8 de enero), don Francisco me brinda una oportunidad para aclarar aún más las cosas. Al momento, sólo deseo referirme a dos asuntos que trata en su último ensayo.

En primer lugar señala que “…todos los modelos explicativos, aun los más contradictorios, serían verdaderos y adecuados para sus propios creyentes… Daría lo mismo explicar un eclipse de sol mediante la teoría astronómica del sistema solar que mediante la teoría astrológica del Zodíaco,” lo cual pone muy en claro nuestra divergencia de enfoques.

Ciertamente hay una diferencia entre ambas teorías y radica en su grado o capacidad de predecir el fenómeno celeste. Supongo que don Francisco acepta que la teoría astronómica es más rica en su poder predictivo que la astrológica, lo que hace ̶ al menos para el científico (supongo que es quien nos interesa), mas no para un aficionado a la adivinación ̶ que la primera teoría sea preferible a la segunda. Precisamente por ello es que siempre se ha hablado del carácter provisional de la teoría: no hay una y eterna teoría, sino que, bajo el método científico, se trata de rechazar mediante un método adecuado, la que al momento predice más, para ojalá disponer de otra que la supere en su poder predictivo. Creo que así ha avanzado la ciencia y ya hoy no se habla de que la tierra sea plana.

Con base en el ejemplo que nos dio don Francisco, bien haría en referirse a por qué se superó la teoría astrológica por el modelo geocéntrico de Ptolomeo y éste, a su vez, por el de Copérnico, que al tiempo fue relegado por el de Newton, al que agregamos el esquema de Einstein. Después de todo, pregunto, ¿acaso no han avanzado lo suficiente la ciencia y el conocimiento, como para que no igualemos a la astronomía con la astrología en cuanto a su poder predictivo?

En segundo lugar, don Francisco destaca al final de su artículo de referencia que “abajo los modelos económicos… todos.” Como ciertamente en su ensayo no nos presenta una interpretación anárquica del conocimiento en el campo de la economía, pues no brinda el necesario discurso epistemológico, me atrevo a pensar que lo que sucede (¡y eso está muy bien!) es que no le gustan ciertos modelos económicos. De no ser así, le hago el siguiente planteamiento:

Si partimos de que hay fenómenos observados de naturaleza económica, entonces, ¿cómo los explica don Francisco Escobar?, ¿cómo los interpreta?, ¿cómo se dan o no relaciones de causa-efecto? Estoy seguro de que una respuesta de don Francisco a este tipo de interrogantes contribuirá a que los interesados en la metodología de la ciencia ampliemos nuestro conocimiento.

Elisa
20/03/2012, 10:52
1992-01-30-COMISIÓN A CUENTAS CORRIENTES

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COMISIÓN A CUENTAS CORRIENTES

La Nación, 30 de enero de 1992.

Con anterioridad el Banco Anglo y ahora el Crédito Agrícola ̶ y supongo que le seguirá el resto de bancos estatales ̶ decidieron cobrar una comisión por las cuentas corrientes que se mantengan con una cantidad inferior a un cierto saldo promedio mensual (de ¢5.000 en el Anglo y de ¢50.000 en el Crédito).

La razón de esta práctica es entendible: existe un costo administrativo en que incurre el banco comercial por tramitar los movimientos de las cuentas corrientes, costo que se supone es superado por el préstamo libre de intereses que el cuentacorrentista le hace al banco, al mantener allí depositados sus fondos. El aumento en el precio de las libretas de cheques efectuado en los últimos tiempos, es también resultado del traspaso de costos administrativos a los usuarios de cheques.

El sentido común nos dice que si algo cuesta, que se pague por él, pero resulta que los bancos están obteniendo un préstamo nuestro por el cual no nos pagan intereses y por ello es que sólo pretenden cobrar a quienes poseen saldos relativamente pequeños, pues perderían mucho si se retiraran los depositantes grandes.

Lo preocupante de la situación es la ausencia de opciones para quienes mantenemos cuentas pequeñas y que, supuestamente, tendremos que pagar esos mayores costos. Esto es, no tengo libertad para elegir. A mí no me importa si el Banco A quiere cobrarme a cambio del servicio de una chequera, porque le “presto” poco, pero en un régimen de libertad podría esperar que existiera un Banco B que me diera el servicio ”gratis” que hasta hoy he recibido y al cual trasladaría mi cuenta.

El eterno problema en nuestro medio ̶ el del tigre suelto y el burro amarrado ̶ surge por el monopolio estatal de los depósitos a la vista. Lo conveniente es que, si bien los bancos deben ser eficientes, el usuario también debe tener la libertad de protegerse, al llevarse sus depósitos a la vista hacia otras entidades.

Uno esperaría que la banca comercial privada estuviera atenta a dar ese servicio, pero en los últimos tiempos no ha insistido en la necesidad de que puedan tener acceso a cuentas corrientes, pues saben que los depósitos a la vista (y aún más los pequeños) no son una fuente grande de fondos para emprestar, como lo son los obtenidos por medio de certificados de depósito a plazo o de inversión. Esto es, no se observa un deseo muy fuerte de dar el servicio de cuentas corrientes, en especial a usuarios pequeños.

Una alternativa viable para solucionar el problema descrito es permitir que la banca internacional nos brinde el servicio. Hay muchos países en que los bancos privados no cobran ̶ por las razones que sean ̶ por tener cuenta corriente de cualquier monto. Un poco del aire fresco de la competencia, en todos los rumbos del actuar económico, no es malo, especialmente porque beneficia a los consumidores, como lo sería en el caso descrito.

Elisa
20/03/2012, 10:54
1992-02-11-REFORMANDO NUESTRAS PENSIONES

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REFORMANDO NUESTRAS PENSIONES

La Nación, 11 de febrero de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 141-142.

Mis artículos sobre el antiguo y nuevo sistema de pensiones en Chile, publicados en este periódico el 7 y 15 de enero pasado, provocaron reacciones en personas interesadas en estos asuntos, cuyos comentarios mucho agradezco. En especial, don Oscar Barahona me brindó diversas sugerencias, que me parece son sumamente sensatas y útiles de tomar en cuenta.

Dado que Costa Rica tiene una multiplicidad de regímenes, en donde, de una forma u otra, se depositan en fondos que muchas veces son pobremente administrados, sobre todo por colocárseles en valores estatales de poco rendimiento, es necesario evolucionar hacia un sistema en el cual las personas, privadamente, acomoden mejor su pensión, en función de los pagos que efectúan y del crecimiento que generan los intereses compuestos de esos ahorros.

Para ello se debe, mediante legislación apropiada, permitir que los individuos constituyan fondos para el manejo de su pensión, donde las empresas así forjadas serían propiedad de los administradores. Los regímenes actuales desaparecerían y serían sustituidos por el sistema que dicha ley permitiría. El Estado tendrá que asumir los derechos adquiridos por los trabajadores bajo el estado actual de cosas, lo que, sin duda, tiene un costo para el fisco, en tanto se evoluciona hacia un esquema voluntario.

En los fondos de pensiones que se constituyan, los beneficiarios determinarían cuáles serían sus beneficios, de manera que se den cuenta de que estarían en proporción a los aportes privados que hagan, el interés compuesto y la administración de los recursos. Aquí el papel regulador del Estado es vital, pues es necesaria tanto una garantía de la solvencia financiera de los fondos, como que también se impidan actuaciones dolosas. Incluso se podría considerar que el Estado sería garante de un cierto rendimiento mínimo de esos fondos como resultado del crecimiento del fondo a partir de la composición de los intereses, con lo cual el trabajador gozaría de una pensión mínima.

Las dos principales beneficios de este esquema serían la solvencia de los regímenes de pensiones, dónde los resultados dependen de la buena administración, pues entre mejor el resultado, mayor el beneficio y, en segundo lugar, al contrario de lo actual, el fondo se podría programar con mayor flexibilidad y adaptarlo a las diversas necesidades de los trabajadores.

Elisa
20/03/2012, 10:55
1992-02-13-EL SOCIALISMO

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EL SOCIALISMO

La Nación, 13 de febrero de 1992.

Al darse el desplome de las economías socialistas, una pregunta que se ha hecho un lugar común es “¿Quién hubiera pensado que esas economías se caerían?, u, otra más elaborada, “¿Quién hubiera predicho que las economías socialistas fracasarían?”, lo que me mueve a presentar una predicción que hará meditar a los sorprendidos por la caída del totalitarismo, si bien unas personas agregan que la sorpresa es que precisamente se haya presentado en un momento en el cual se dio (¡eso siempre!).

El libro El Socialismo de Ludwig von Mises fue publicado en 1922, sólo cinco años después de la Gran Revolución Rusa, como alguien llamó a ese episodio. La obra impactó principalmente a jóvenes eruditos estudiosos de la economía y sirvió de base aquel gran debate de los treinta acerca de la imposibilidad del cálculo económico en el socialismo, que se dio entre Hayek, por el lado liberal, y Brutzkus, Taylor, Roper, Dickinson, Dobb y Lange, por la parte socialista.

Von Mises señaló que “En una comunidad socialista se carece de de la posibilidad de cálculos económicos: es por tanto imposible determinar el costo y el resultado de una operación económica. Esto por sí mismo es suficiente para hacer impracticable al socialismo. Pero, muy aparte de eso, otro obstáculo insuperable se opone en su camino. Es imposible encontrar una forma de organización que hace independiente la acción económica del individuos de la cooperación de otros ciudadanos, sin dejarla abierta a todos los riesgos de un simple juego de azar. Estos son los dos problemas, y sin su solución la realización del socialismo aparece impracticable, a menos que se esté en un estado completamente estacionario.” (Op. Cit., Indianapolis, Indiana: Liberty Press, 1979, p. 186).

Y agrega von Mises: “Puede suceder que algunas naciones permanezcan socialistas mientras otra regresan al capitalismo. Entonces las naciones socialistas procederían solas hacia declinación social. Los países capitalistas progresarían hacia un desarrollo superior de la división del trabajo hasta que al fin, empujado por la ley social fundamental que impulsa al mayor número de seres humanos en la división personal del trabajo… impondrían su cultura sobre las naciones atrasadas o las destruirían si se les resistieran. Este ha sido siempre el destino histórico de las naciones que han dejado de lado el camino capitalista hacia el desarrollo o que se han detenido prematuramente en él.” (Op. Cit., p.p. 465-466.)

El regreso al capitalismo de las naciones socialistas, sin embargo, enfrenta un serio problema: la ausencia de instituciones propias del capitalismo, producto de la evolución social de muchos años que caracteriza a los órdenes abiertos, y que difícilmente podrían ser objeto de la construcción o el diseño. He aquí el gran escollo que las antiguas naciones socialistas enfrentan en su camino al progreso, pero ¿acaso tienen una mejor alternativa?

Elisa
20/03/2012, 10:56
1992-02-27-HACIA LA VERDADERA COMPETENCIA

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HACIA LA VERDADERA COMPETENCIA

La Nación, 27 de febrero de 1992.

En Costa Rica existen leyes que impiden que la competencia beneficie al consumidor. Así, procesos como los de desgravación arancelaria, que se espera aumenten las opciones de consumo e inversión de las personas, al tener una mayor calidad, más amplia diversidad de bienes y un precio inferior al vigente en el mercado protegido, se consideran que son beneficiosos pero podrían surgir impedimentos para que se logren esos resultados tan apetecidos.

Una virtud de rebajar los aranceles es que introduce una mayor competencia en economías previamente cerradas, caracterizadas, entre otras cosas, por ser mercados cautivos controlados por uno o pocos productores. El propósito, públicamente enunciado por un ministerio, de que haya mayor competencia en la economía en contra de monopolios u oligopolios, posiblemente se podrá cumplir en mayor grado si hay una apertura comercial, que con alguna otra medida dirigista o controlista.

Esa mayor competencia que da la apertura debe facilitarse; esto es, debe preocuparse que no haya (o se minimicen) costos elevados de entrada (y de salida) para nuevos participantes en el mercado. Con este objetivo en mente, es importante eliminar un fuerte impedimento que hay en la legislación costarricense para lograr un mayor grado de competencia en nuestro mercado.

La Ley General de Salud en sus artículos 112 y 118 dice: Art 112: “Toda persona física o jurídica sólo podrá importar, fabricar, manipular, comerciar o usar medicamentos registrados en el Ministerio (de Salud)…” y, en el artículo 118, “Las autoridades aduanera no podrán autorizar el desalmacenaje de medicamentos sin la previa autorización del Ministerio (de Salud) (Los paréntesis y destacados son míos).

Esta restricción absurda limita seriamente la competencia en nuestro país. Para entender el caso, suponga el lector que alguna persona obtiene en el extranjero un jabón marca Deschurrete (que el Ministerio juzga es medicinal), para venderlo en el país a un precio inferior al que lo hace la firma “Importadora de Jabones”, que actualmente lo trae. Esta última tiene registrado el derecho /marca ante el Ministerio de Salud, de manera que la persona que creyó que podía venderlo más barato no puede hacerlo. Así, de hecho, en Costa Rica sólo es posible importar este tipo de productos únicamente si esa persona registra su derecho ante el Ministerio de Salud.

Con esto, el beneficio de la desgravación se tiene a medias, porque tan sólo si surge una nueva competencia de jabones, que previamente no eran vendidos en el país (o no estaban registrados), hace que quien tenga el privilegio registrado ante el Ministerio de Salud, tenga que reducir su precio al consumidor. De inmediato debe reformarse esta Ley General de Salud, para que los costarricenses nos beneficiemos de la competencia y no que la apertura sólo termine por aumentar la rentabilidad del monopolio –así legislado– que hay en la importación.

Elisa
20/03/2012, 10:57
1992-02-29-LEGISLACIÓN ANTIDUMPING

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LEGISLACIÓN “ANTIDUMPING”

La Nación, 29 de febrero de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 211-212.

Se ha mencionado la urgencia de que se tenga una legislación “antidumping” ante el próximo proceso de reducción arancelaria; tal que permita “proteger a la producción local contra prácticas de comercio desleal y otros perjuicios derivados de la reducción de aranceles” (La Nación, 18 de febrero de 1992, p. 5A).

Recientemente se publicó un interesante trabajo de Michael J. Finger, titulado The Origins and Evolution of Antidumping Regulation, que tiene especial relevancia para este asunto, pues, si bien es necesario revisar una abusiva ̶ contra el consumidor y el competidor externo– legislación “antidumping” heredada de períodos proteccionistas del pasado, tampoco leyes de esta naturaleza, basadas en el GATT, parecen adecuarse a una política liberal de apertura comercial.

Finger nos advierte que el “antidumping es la zorra puesta al cuidado de gallinero: restricciones al comercio certificadas por el GATT. La zorra no sólo es lo suficientemente lista como para comerse a las gallinas, sino también como para convencer al granjero de que esa es la manera en que deberían ser las cosas. Antidumping es una ordinaria protección con un grandioso programa de relaciones públicas.” (Op. Cit., World Bank Staff Working Papers 783, octubre de 1991, p. 42).

El problema surge en varias vertientes. Primero, en diversos países la legislación antidumping basada en el GATT ha sido usada cada vez con mayor frecuencia como medio de impedir la competencia y, por tanto, para perjudicar al consumidor. Segundo, en esas leyes domésticas no se les ha dado una representación apropiada a los intereses del consumidor, quienes se ven afectados por prácticas antidumping. En tercer lugar, el espíritu antimonopolio inspirador de legislación antidumping en la realidad se divorcia de la promoción de la competencia y, en muchos casos, más bien promueve la forja de monopolios internos. En cuarto término, la proliferación de conductas proteccionistas, basadas en leyes domésticas antidumping, pone en serio peligro el orden comercial mundial cimentado en el libre flujo de bienes. Y, en quinto lugar, las leyes antidumping han provocado que grupos proteccionistas presionen por sus intereses ante los gobiernos, los cuales responden a las presiones que se le hacen y, en medio de cierta visión nacionalista malsana, se le hace más fácil no responder a sus consumidores perjudicados, sino en contra de productores externos.

Hay que tener cuidado con la legislación antidumping que se podría proponer para Costa Rica, pues de nada valdría un esfuerzo liberalizador del comercio, si sólo se sustenta en la eliminación de aranceles, al tiempo que se prohíja la erección de barreras no arancelarias que terminarían por anular esos esfuerzos de progreso. Debe ponerse a buen recaudo este nuevo rostro de un proteccionismo meduseo, que intenta alborear cuando parece que, al fin, va a amanecer en nuestras economías.

Elisa
20/03/2012, 10:58
1992-03-11-EL DÉFICIT SÍ IMPORTA

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EL DÉFICIT SÍ IMPORTA

La Nación, 11 de marzo de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 123-124.

En un seminario que se celebró hace pocos días, un economista señaló que el énfasis en reducir el déficit del sector público era resultado de “una concepción ideológica de un Estado mínimo”, que “no está demostrado que la estabilidad es prerrequisito para que aumente el Producto Nacional Bruto”, que “Costa Rica, a pesar de un permanente problema fiscal, ha ido creciendo” y que muchos países tenían un mayor déficit como porcentaje de su producto, por lo que rechazaba ese propósito de reducir el déficit como “un objetivo primario”.

En realidad llama la atención este aire de despreocupación frente al control que se debe tener del déficit fiscal, pues es muy clara la experiencia triste de países que han perdido esa disciplina, y uno podría esperar que sirviera de lección, en vivo y a todo color, a las expansiones. En todo caso, trataré de brindar alguna evidencia fáctica y lógica, que tal vez le haga reconsiderar su posición.

Bala Balassa, en un trabajo titulado Public Finance and Economic Development, “obtiene estimaciones estadísticas significativas en cuanto al efecto negativo que tiene el déficit gubernamental sobre la inversión privada, expresado como cociente del PIB, en el caso de los países en desarrollo (Op. Cit., Banco Mundial, Staff Papers, 31, 1988, p. 7); además ese economista, en un análisis para 90 países, encontró “una relación negativa entre la participación del gobierno en el consumo y la tasa de crecimiento de la economía”, hallazgo que también encontró en una sub-muestra para América Latina (Ibídem, p. 12).

Asimismo, trabajos de Knoester, Eltis, Peterson, Mardsden, Ram y Landau, tienden a mostrar relaciones negativas entre gastos presupuestarios o impuestos sobre el crecimiento de las economías. Finalmente, por si es de interés, Balassa también encontró “una correlación negativa entre la inversión pública, por un lado, y la inversión privada, la inversión total y el crecimiento de la economía, por el otro lado” (Ibídem, p. p. 16-18).

Con estos elementos, ese economista podría pensar en la relación que podría haber entre políticas macroeconómicas expansivas, la inestabilidad (inflacionaria, cambiaria) a que dan lugar y el descenso en la producción nacional.

Los efectos de una política fiscal expansionaria –deficitaria– quedan expresados claramente en un trabajo de Demetrios Papageorgiou et. al., titulado Liberalizing Foreign Trade in Developing Countries (Banco Mundial, 1990), al señalar que “causarían un deterioro en la balanza comercial. También aumentará los precios en el sector no comercializado con respecto a aquellos del sector comercializado, promoviendo así la producción de los primeros a expensas de los segundos. Por ambas razones, sus efectos serían similares a los de una apreciación de la moneda –agregando presión para una reversión de las reformas comerciales”– (p. 21). Tan sólo por ello, el control del déficit se convierte en algo importante.

Elisa
20/03/2012, 10:59
1992-03-21-MPORTA A MI

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“MPORTA A MÍ”

La Nación, 21 de marzo de 1992.

Conforme pasa el tiempo y arrecia el viento politiquero, se empieza a observar cierta conducta en la Asamblea Legislativa que debe preocupar a los interesados en el bienestar del país.

La situación fiscal de Costa Rica no deja de estar plagada de serios problemas. Su desborde podría dar lugar a una reversión de las políticas adecuadas tomadas en los últimos años. Datos recientes sobre el crecimiento de gasto corriente en el gobierno central indican que un firme amarre del gasto dispendioso está lejos de ser una realidad. El viejo expediente de poner más y más impuestos, cada vez que el Estado tiene algún chance, se sabe que sólo conduce a mayor gasto público y deja incólume al vicio.

A su vez, algunos, quienes mostraban ejemplar profesión de fe en sus creencias sobre la justicia social, a la hora buena mantienen un silencio harto sospechoso, cuando se trata de eliminar privilegios creados por politiqueros al amparo de la legislación.

¡Cuánto no nos hablaron de justicia social algunos que ahora disponen de “ínfimas” pensiones de más de medio millón de colones al mes! Va siendo hora de, palabrería aparte, eliminar tanto privilegio pagado por una colectividad relativamente pobre.

Actualmente en la Asamblea Legislativa se tramita una Ley para regular las exoneraciones disfrutadas por una fauna muy variada de beneficiarios. El gobierno parece empeñado en poner cierto freno a las gollerías y en esto, no lo dudo, está respaldado por un pueblo.

La aprobación de esta ley que elimina privilegios es fundamental para ordenar las finanzas públicas y poder llegar, a corto plazo, a un arreglo satisfactorio con el Fondo Monetario. De no lograrse, como un dominó, provocaría problemas en acuerdos con el Club de París, el Banco Mundial, posiblemente el BID y otros organismos.

Diputados de Liberación Nacional se han encargado de impedir que el proyecto avance y han presentado más de sesenta mociones para restaurar privilegios, como ejemplo los de “botellas” quienes, por laborar en organismos internacionales, se juzga han de ser privilegiados. A su vez, dos diputados de ese mismo partido están prestos a enviar a la Sala Cuarta un alegato que pospondría la aprobación de esa nueva ley, dando al traste con la eliminación de privilegios y con un ordenamiento indispensable de las finanzas públicas.

Estas conductas me recuerdan al pachuco personaje de la Patada, quien con su lema “MPORTA A MÍ”, resume el interés de algunos por llegar al poder, aunque sea a costa de la miseria de un país, que tanto sacrificio ha hecho para poner algún orden en sus cosas.

Elisa
20/03/2012, 11:13
1992-03-25-FRIEDRICH AUGUST VON HAYEK

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FRIEDRICH AUGUST VON HAYEK

La Nación, 25 de marzo de 1992.

A los 93 años, llegó a su fin la fructífera vida del ilustre pensador austriaco Friedrich A. von Hayek. En un medio radial sólo se anunció que era “el padre del neoliberalismo”, con total desconocimiento de su obra y mostrando la mediocridad con que el vulgo puede encasillar al pensador liberal por excelencia.

La carrera de Hayek no se limitó al pensamiento puro de la economía. Es cierto que sus obras, como Precios y Producción, La Teoría Pura del Capital, Ganancias, Intereses e Inversión o Planeación Económica Colectivista: Estudios críticos acerca de las posibilidades del socialismo y sus debates sobre los problemas del Cálculo en las Sociedades Socialistas, en donde anticipa su fracaso, lo fueron en la mejor tradición de la llamada escuela austriaca, lo que le habría valido que se le reconociera como uno de los más destacados profesionales en dicho campo durante este siglo.

Pero Hayek fue mucho más allá. Sus libros sobre metodología dan una idea de esa cultura universal que rodeó al pensador y de la cual decidió ser un activo participante, pero fue en el campo del pensamiento político (¿o filosófico o económico?; no sé cómo clasificarlo) en que aportó mucho al conocimiento de la humanidad. Enraizado en Adam Smith, pasando por David Hume, sin dejar de lado a sus asociados Menger, Böhm-Bawerk y Mises de Austria, y, por supuesto, en Karl Popper, su amigo entrañable, con quien por más de 50 años tuvo un intercambio epistolar sobre metodología y filosofía y a quien le dedicó su libro Estudios en Filosofía, Política y Economía, Hayek se convirtió en el más destacado pensador liberal de mediados de este siglo.

Así, el pensador nos legó sus clásicos libros del ideario liberal: Los Fundamentos de la Libertad, Ley, Legislación y Libertad, Individualismo y Orden Económico, Un Tigre por la Cola, El Camino a la Servidumbre (editado en Costa Rica por la UACA) y su última obra ̶ escrita a los 89 años ̶ El Engaño Fatal: Los errores del socialismo.

Aquel hombre de cultura clásica, quien, en su momento, rescató la idea de la libertad del socialismo avasallador, hoy se yergue imponente en el mundo del intelecto. Se dedicó a “describir un ideal, demostrar cómo puede alcanzarse y explicar lo que su realización significaría en la práctica”. Lo que nos dijo en el prefacio de los Fundamentos de la Libertad siempre será recordado y apreciado por los hombres libres de la Tierra.

Elisa
20/03/2012, 11:14
1992-04-03-CAMBIO EN LAS REGLAS

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CAMBIO EN LAS REGLAS

La Nación, 03 de abril de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 22-23.

Recientemente un empresario, ante la decisión del gobierno de acelerar la desgravación arancelaria, me manifestó que lo que le preocupaba era el cambio en las reglas del juego, pues se había negociado una reducción más lenta y que ahora, ante problemas monetarios, simplemente se acentuó el proceso. Este ejemplo de un “cambio en las reglas” indicó los problemas del empresario para planear sus negocios en el tiempo y señaló que tal vez lo conveniente fuera proceder como hizo Corea del Sur, en donde por 25 años el gobierno les aseguró reglas que se mantendrían a rajatabla, lo que se tradujo en un enorme crecimiento económico.

No creo que las políticas del gobierno de Corea fueran inmutables durante 25 años y, más bien, hubo diversos y muy significativos ajustes en ese camino que el empresario aconsejó proseguir, pero se puede pensar como correcta la preocupación del empresario, ante los cambios en las reglas, pero, antes de aceptarla, se debe entender a qué tipo de reglas de juego se refiere.

En primer lugar, nunca el futuro es enteramente predecible. Siempre estará sujeto al riesgo y a la incertidumbre; no se les puede eliminar totalmente y por eso es que el empresario tiene utilidades. Lo que puede ser importante determinar es qué tipo de decisiones de naturaleza constitucional, por así llamarlo, de un orden (y, concretamente, del económico), deben mantenerse casi inmutables, en cuanto son resultado de la convivencia y desarrollo de valores surgidos en la evolución de esa sociedad.

En segundo término, si en ese diseño espontáneo del orden económico hay una autoridad gubernamental que la sociedad considera debe llevar a cabo cierta función, por ejemplo, mantener una adecuada provisión de dinero sin generar inflación, entonces, si un evento fortuito conduce a una expansión inmoderada del dinero en la economía, bien puede tomar medidas adecuadas para moderar su conducción monetaria.

En tercer lugar, lo que mucha veces pasa es que la idea de que “no se deben variar las reglas de juego” se aduce para mantener cierto estado de cosas, en mucho resultado de la acción distorsionadora del Estado, de manera que su cambio más bien podría conducir a un orden más impersonal.

En una obra de Friedrich A. Hayek, que recientemente editó Libro Libre y que aconsejo leer, Sobre la Libertad, hay una idea acerca del tipo de reglas de juego convenientes de mantener: aquellas regularidades en la conducta de los elementos de un orden no diseñado, donde “las características específicas serán determinadas por los hechos y por las finalidades que guían la acción de los elementos individuales, aunque estén limitadas por reglas generales a un cierto alcance permitido… Debemos renunciar al poder de determinar sus manifestaciones específicas de acuerdo con nuestros deseos…”, así, aunque tal orden sirve a los intereses humanos, “no le dará a nadie el poder de determinar a quién va a favorecer más y a quién menos” (Op. Cit., 1992, p. p. 350-351).

Elisa
20/03/2012, 11:15
1992-04-09-CAMBIO EN LOS VIENTOS

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CAMBIO EN LOS VIENTOS

La Nación, 09 de abril de 1992.

Un artículo reciente de don German Serrano “Vientos de cambio” contiene afirmaciones que deben analizarse con cuidado, pues pueden inducir a la confusión del lector, en especial por un uso descuidado de términos y una adscripción indebida de hechos concretos a cierta filosofía política.

Don Germán señala que “La economía neoliberal excluyente también se encuentra en crisis”, pero no define qué es eso de “economía neoliberal”, ni tampoco sobre el calificativo de “excluyente” que le aplica. El uso de los términos me interesa, pues, como expresé en otra oportunidad, los neosocialistas, los neomarxistas y los neoconservadores tratan despectivamente al pensamiento liberal acudiendo al artificio de precalificarlo con el uso de “neo”, para rebajar el pensamiento serio que abriga la palabra liberal, a un estereotipo de vilezas al gusto del actor.

Pero don German agrega más: “Pensar que sólo la oferta y la demanda sustituyen las responsabilidades de justicia social y reconocimiento efectivo de la condición y mejoramiento humano, es una utopía que también se rompe en pedazos”. No sé quién ha pensado sustituir esas características que le adscribe a la naturaleza humana, sólo por la oferta y la demanda, si lo que se puede aseverar es que el instrumental de la oferta y la demanda es útil para explicar mucho de esa naturaleza humana. Ahí está “La Teoría de los Sentimientos Naturales”, de Adam Smith, para entender la relación que hay entre la acción humana y la posibilidad de explicar su comportamiento económico por la oferta y la demanda. O, como dice James Buchanan, el mercado es “la incorporación institucional de los procesos voluntarios de intercambio que son aportados por los individuos en sus diversas capacidades… Al conjunto de relaciones que surge o evoluciona de este proceso de intercambio, el marco institucional, se le llama el mercado”. (What Should Economists Do?, p. 31)

Don Germán no define su frase “justicia social”, la que, según he observado, se emplea generalmente como instrumento de ciertos políticos para alentar la acción coactiva del Estado en vez de la libre acción humana, lo que me hace temer que ese pueda ser el lema detrás de su “utopía” particular, en vez de una explicación sobre reglas abstractas que no sirven algún interés particular.

Donde se las trae don Germán es cuando señala que “Venezuela es el mejor ejemplo” de lo anterior, donde “el empobrecimiento de las clases medias, el crecimiento de las tasas de desempleo, la corrupción generalizada y, en su origen, la aplicación de una política de ajuste estructural sin una contrapartida…” derribarán su democracia. Bueno, uno puede oponerse al pensamiento liberal, pero atribuirle a éste y al ajuste estructural sin su parte social el empobrecimiento, desempleo y corrupción, exige más que una aseveración de paso por un periódico. Más fructífero es explicar cómo el pensamiento liberal y el ajuste estructural causan dos hechos perniciosos y cuál es la alternativa. Así se sustituiría la prédica fugaz y vacua por un pensamiento más interesante.

Elisa
20/03/2012, 11:16
1992-05-09-VIVA LA DIFERENCIA

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VIVA LA DIFERENCIA

La Nación, 09 de mayo de 1992.

Me complace que mis comentarios en La Nación sirvan para darle tema a don Alberto Cañas para su columna Chisporroteos. Ahora defiende a un monopolio, el de RECOPE, alegando que en uno de mis artículos efectúo cantos de sirena, pues, contra lo que yo creo, él considera que en ese campo nunca podrá existir competencia en Costa Rica y, deduce, por lo tanto, que RECOPE debe permanecer como monopolio estatal.

Para escribir lo que escribí no tuve que leer ningún catecismo vonmisiano o friedmaniano (por suerte puedo escoger) pues al pedir la abolición del monopolio lo que hago es defender las ventajas de la competencia, ideas más antiguas que las de esos dos pensadores contemporáneos. Pero, allá él, don Alberto nos antepone el catecismo albertiano al de ellos.

A mí lo que me interesa es promover la competencia para beneficiar al consumidor. Don Alberto cree que el monopolio le protege de la rapiña transnacional y aquí es donde proclamo: ¡viva la diferencia! Cuando hay un monopolio estatal, como lo estipula el catecismo social-estatista, simplemente no hay la amenaza de que ingrese al mercado un productor alternativo potencial, que obligue al Estado a reducir sus ganancias derivadas de la explotación monopólica.

Sí, como lo he propuesto, RECOPE se vende a quien la quiera y se permite que cualquier otro pueda poner una empresa competidora o que simplemente se tenga libertad para importar combustibles, si se parte del supuesto de don Alberto de que la privatización origina un monopolio privado que termina por elevar los precios al consumidor, tal política hace rentable la entrada del competidor, lo que fuerza al monopolio a moderar sus precios. He aquí la diferencia entre la conducta de un monopolio estatal protegido de la competencia y la de un monopolio privado en donde hay libre entrada al mercado.

Pero como don Alberto supone que hay una conspiración entre las transnacionales para apropiarse del mercado costarricense, habría conciliábulos entre las nueve (¿?) transnacionales que menciona para impedir que cualquier extraño participe en nuestro mercado. Pero éste si es un dogma albertiano, porque no sólo parece algo difícil poner a nueve de acuerdo, sino que también es posible que PEMEX o PETROVEN o cualquier otra empresa estatal pueda entrar al mercado, si el precio de explotación del monopolio es lo suficientemente alto. Prefiero la teoría de la conspiración para la novela, que para explicar el comportamiento de los mercados modernos, en donde cualquiera ̶ como con mi sugerencia ̶ puede importar con toda libertad para satisfacer las necesidades de combustible.

El catecismo albertiano es conservador (o neoconservador): prefiere dejarnos un monopolio estatal e impedir que cualquiera pueda entrar a competir (la situación actual) frente a la posibilidad de que cualquier pueda hacerlo sin impedimento alguno. He aquí la gran diferencia.

Elisa
20/03/2012, 11:17
1992-05-15-ECONOMICISMO

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ECONOMICISMO

La Nación, 15 de mayo de 1992.

El 1º de mayo el secretario de Liberación Nacional, don Walter Coto, se refirió a las declaraciones de un funcionario como “miopes, pues el Banco Central ha sido el responsable de muchas medidas que han afectado positiva o negativamente la realidad social”, en tanto que, en esa misma tarde, el nuevo jefe de fracción de ese partido, don Hugo Alfonso Muñoz, enfatizó, al comentar el discurso presidencial de ese día, que el Gobierno ha abandonado lo social, pues únicamente se ha interesado en los asuntos económicos y por ello enfatizó los éxitos en dicho campo.

Esta contradicción de ser o no ser ̶ ¿hay o no hay ligamen entre lo económico y lo social? ̶ surge más por el deseo de obtener dividendos electorales que de entender cuál sería la política económica más apropiada y, ante sus efectos, por demostrar cómo se debería conducir la parte social. Si tan sólo pensamos en lo onerosa que ha resultado para Perú ̶ y sigue siéndolo ̶ la política populista del aprista Alan García, se podría pensar si poner orden en una economía mal encaminada no resulta ser la mejor forma de evitar los graves problemas sociales de inflación y desempleo, generados por una mala política económica.

El uso de palabrejas de poca claridad analítica debería preocupar a las personas serias. Recientemente se ha empezado a adherir el adjetivo “economicista” a alguna decisión que frene o retraiga los privilegios disfrutados por algún gremio. En la reciente huelga de maestros escuché, más de una vez, a alguno de sus líderes quejarse de que las propuestas gubernamentales para enderezar el desfinanciamiento de su régimen de pensión, eran “economicistas”, pues dejaban de lado lo social, si bien la colectividad como un todo es quien paga su privilegio y lo económico del asunto radica en que un régimen de pensión sano debería pagarse por los usufructuarios y no por todos nosotros.

Cuando se desea poner algún orden lógico en el gasto público ̶ como aquél que favorece a grupos de privilegio ̶ a la sugerencia se le califica de “economicista” en la creencia de que hay un objeto social independiente del costo de las cosas. Bajo este criterio si, por ejemplo, se diseña un programa de asistencia social que logra igual resultado que algún otro pero a la vez es más barato, se le debe descartar por “economicista” y por no tener criterio social. Lo bueno es que, al emplear la palabreja, nos es útil para mostrar la poca capacidad explicativa que posee.

Tanto don Walter Coto como don Hugo Alfonso Muñoz deberían ponerse de acuerdo en dos cosas básicas: (a) si es que la política económica tiene un efecto social y, luego de comprobarlo, (b) cuáles serían las políticas económicas alternativas a las practicadas que permitan lograr un mayor bienestar social, lo cual les exigiría que nos expliquen en qué consiste lo “social” y cómo se contrasta con el beneficio de unos pocos, pagados por todos los demás. En este camino se encontrarán menudas sorpresas, pero lo bueno es que se avanzaría más allá de la simple politiquería de siempre.

Elisa
20/03/2012, 11:17
1992-05-23-PIRATAS NECESARIOS

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PIRATAS NECESARIOS

La Nación, 23 de mayo de 1992.

¿Por qué será que para ciertos problemas hay soluciones de sentido común, pero lamentablemente a veces las autoridades gubernamentales no desean meterles el diente? Los enemigos del mercado (y algunos ingenuos) no cesan de endosarle cuantos problemas hay en la humanidad. Así por ejemplo, he oído decir que en Chile hay 5 millones de pobres –y aducen– causados por los programas de ajuste estructural. Pero nunca le dicen al lector cuántos había (como porcentaje de la población total) antes de la puesta en práctica de la reforma y si aquella red social que añoran era sustentable. No tienen cifras, pero sí prejuicios contra todo lo que les suene a mercado, el cual para lo que nos sirve es para obtener la mayor producción posible.

Pero el libre mercado, en vez del esquema mercantilista social estatista vigente, podría sernos útil para mejorar el servicio de taxis. Hace pocos días le oí decir al Viceministro de Transportes que, en la calle, por una placa (o permiso) para operar un taxi se llegó a pagar 2.5 millones de colones, lo que me hizo recordar aquel jugoso regalo de despedida que un “desprendido de lo que no es propio” presidente consiguió para algunos subalternos: una plaquita para un taxi.

Tanto el regalazo, como la bicoca de los 2.5 millones, son indicadores de un problema evidente: ante la demanda existente hay escasez de taxis, por tanto, un permiso legal para operarlos “vale” mucho. No es necesario que un Ministerio de Transportes interesado en defender el bien común, nos salga con que no puede entregar más placas, porque antes debe realizar un estudio de mercado, extraña majadería para no actuar bien: el hecho de que haya taxis piratas es más que suficiente para mostrar que el mercado no está satisfecho con el número de taxis legales. Si esto no fuera cierto, entonces, no existirían los taxis piratas.

Me parece que la conducta del Ministerio de Transportes se debe a algo, va más allá de su incapacidad para hacer un estudio de mercado. Sus funcionarios no son tonticos; saben que quienes tienen el privilegio (placas o concesiones) no votarían por ellos si se las quitan y posiblemente hasta haya algún poderoso de la política dueño de varias de esas plaquitas y, ante la amenaza, todos harán lo indecible para mantener sus rentas de privilegio.

Lo que el funcionario anhela es dar permiso a todos los taxis posibles (con sólo que los pinten de rojo y exhiban un carné para beneficio del usuario), pero sin perder el apoyo político de quienes hoy viven bien de la restricción de la oferta. Pero, ¡menuda ilusión! Para que el funcionario actúe en esa línea, los consumidores –que siempre son más ̶ deberían amenazar con no votar por el gobierno si no entrega más placas. El problema está en la débil capacidad de organización de los usuarios de taxis, por el poco beneficio que marginalmente recibirían si hubiera competencia, lo que no se compara con la mayor renta que perciben los protegidos por la restricción. Lo que hay que hacer es dar placas de taxi (sin privilegio) a quien lo pida. Lo demás son cálculos y temores electorales.

Elisa
20/03/2012, 11:18
1992-05-25-RECOPE CUENTO ESTRATÉGICO

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RECOPE: CUENTO ESTRATÉGICO

La Nación, 23 de abril de 1992. Por error del periódico aparece repetido el 25 de mayo de 1992.

Los políticos de ahora y de siempre nos salen con el cuento de que RECOPE no puede privatizarse, porque su existencia estatal es estratégica para el país. En verdad una afirmación de este calibre no es más un jarabe de pico, usado para justificar el deseo intervencionista que subyace en algunas mentes.

Costa Rica no tiene petróleo (que se sepa a esta fecha). Su oferta de combustibles es totalmente importada. Si surgiera una situación catastrófica en el suministro mundial de petróleo, lo lógico es que el costo incrementado se traslade al usuario, para que sustituya (ahorre) su consumo por otras fuentes de energía. Es ilógico que, ante una catástrofe como la supuesta, el país consuma combustible igual que antes. Aquí, la conducta no depende de que RECOPE sea privada o estatal.

Se ha alegado que, si se privatiza RECOPE y llega a ser propiedad de “transnacionales”, quedamos sujetos a una política de precios donde, una vez privatizada la firma, se les aumenta para explotar al consumidor costarricense y, para evitarlo, se hace necesario el monopolio estatal. Tal política de precios sería posible siempre y cuando el Estado permitiera la existencia de RECOPE como monopolio; esto es, si se elimina la posibilidad de que cualquiera pueda poner “su RECOPE”, lo cual crearía fuerzas competitivas que frenen las ambiciones monopólicas de elevar los precios de explotación a las magnitudes pensadas. Entonces, lo que se requiere es permitir la libre entrada al mercado y no crear un monopolio privado, al igual que el estatal vigente.

Si hay preocupación por la importancia estratégica de RECOPE, sea pública o privada, lo que hay que hacer, ante una posible crisis en el suministro mundial de petróleo, es mantener inventarios como reservas, lo que, si bien tiene un costo al menos durante la crisis y si es que es temporal, permite un suministro “adecuado” de combustibles y, si la crisis fuera permanente, lo obvio sería ajustar de inmediato los precios internos a su valor en el mercado mundial. Así la cacareada importancia estratégica de RECOPE se limita a que nos aseguremos de reservas y no a que el Estado siga siendo su dueño. Una RECOPE privada puede conservar inventarios al igual que lo puede hacer una RECOPE estatal.
¿Cuál es la verdad verdadera de lo que nos dicen los políticos? Que RECOPE satisface algunas de sus aspiraciones, como servir de fuente de poder, un lugar en donde colocar a sus “amigos, favorecedores y partidarios desocupados”, además de ser fuente fácil de recursos fiscales, pues la RECOPE actual nunca objeta la imposición de gravámenes que fácil traslada al consumidor, y, de ser privada, habría una mayor oposición a su uso como caja chica estatal.

¿Hay alguna otra razón para alegar que RECOPE debe ser estatal? Tal vez nos lo expliquen la alta dirigencia de Liberación, que con su posición refleja un socialismo latente, y un gobierno flojo que fácilmente les accede a conservarles su odioso monopolio.

Elisa
20/03/2012, 11:19
1992-05-30-LO ECONÓMICO Y LO SOCIAL

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LO ECONÓMICO Y LO SOCIAL

La Nación, 30 de mayo de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 91-92.

Con frecuencia uno halla la opinión de que hay una contraposición entre lo que denominan “lo económico” de lo que llaman “social”. Ejemplo reciente es cierta interpretación que se ha hecho de una posición expresada al asumir Lewis Preston la presidencia del Banco Mundial, en donde se ha aseverado que el Banco dará prioridad a las propuestas de ajuste estructural de países que tengan un componente de lucha contra la pobreza y de ello concluyen sus intérpretes que ahora se dará énfasis, no en las políticas económicas, sino en las sociales.

Este enfoque de los interpretadores llama mi atención, pues asume que las políticas económicas no tienen un impacto social o bien que su efecto “social” es en sí mismo altamente negativo, como si una situación sin políticas económicas no tuviera a su vez un impacto sobre la sociedad. Diferentes políticas económicas tienen distintos efectos sociales (esto es, sobre las personas que integran esa sociedad), como también lo tiene la misma ausencia de políticas.

Algunos implícitamente están asumiendo que, cuando se aplican políticas económicas que consideran tienen un efecto social nocivo, quien las pone en práctica es un sádico, lo que no me parece consustancial con la naturaleza humana (hasta en la de los políticos), pues si se les ofreciera un cierto resultado con una política económica de menor impacto negativo sobre la sociedad, en contraposición con otra que logra igual producto, pero con menor efecto pernicioso, me parece que sería enfermizo que escogiera esta última opción.

El Banco Mundial desde hace buen rato viene tratando el problema de la pobreza y precisamente tituló su Informe Sobre el Desarrollo Económico Mundial de 1990 La Pobreza y quienes somos lectores de sus informes sabemos el esfuerzo académico –muchos recientes– de sus economistas para ayudar a nuestras naciones en su lucha contra la miseria. De manera que no es por la gracia o presión de algún buen samaritano que el Banco descubrió tan solo ayer que las políticas económicas tenían efectos sociales.

Hay personas que inducen a creer, como don Alberto Cañas en la columna del 16 de mayo, que algunos queremos lograr la pobreza; como si el esfuerzo intelectual no haya sido, precisamente, para tratar de encontrar formas de reducir esa desgracia. De lo que se trata es cómo lograrlo de la mejor manera. Algunos consideramos que el mercado de mayores posibilidades (más no la garantía) para que el ser humano logre más bienes y servicios para satisfacer sus necesidades; otros creen que ello se logra con una decidida acción estatal, pero creo que lo que ambos quieren es lograr reducir la miseria. El punto es que lo económico no resulte ser más que un medio para lograr el bienestar del ser humano. Acerca de cómo lograrlo es donde se difiere.

Elisa
20/03/2012, 11:21
1992-06-19-PRECIOS EN EMPRESAS PÚBLICAS

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PRECIOS EN EMPRESAS PÚBLICAS

La Nación, 19 de junio de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 173-174.

Se ha hecho lugar común la afirmación de ciertos funcionarios públicos de que se controlará los precios de aquellos bienes que son producidos en condiciones monopólicas y oligopólicas –esto es que los producen una o pocas empresas– pues fijan precios mayores de que los que resultarían en un mercado competitivo.

Este argumento es disputable, pues el control de precios no sólo podría originar consecuencias peores que las provocadas por un monopolio u oligopolio, sino que también en el análisis económico moderno hay explicaciones más fructíferas que la de una dualidad monopolio/ competencia, las cuales enfatizan la naturaleza de los mercados contestarios (“contesting markets”), que dan al traste con mucho del afán controlista. Sin embargo, ese tema lo dejo para nuestra aula universitaria y acepto, con el fin de la argumentación que luego presentaré, que es función propia del Estado controlar el precio de los monopolios.

Me da la impresión de que en Costa Rica los monopolios de hecho más notables son los servicios públicos; por ejemplo, entre otros, la provisión de electricidad, de agua, de teléfonos y de combustibles. Se supone que el Servicio Nacional de Electricidad –diz que para proteger al consumidor– fija los precios de venta a esos productos para lo cual toma en cuenta, entre otras cosas, el costo de la materia prima importada, de las obligaciones, donde muchas están en dólares, de los intereses de esas deudas y el costo de reposición de la maquinaria usada en la producción.

En los últimos meses hemos observado una fuerte declinación del precio del dólar –descenso que me parece no continuará por mucho tiempo– al cual, por ejemplo. RECOPE debe haber adquirido mucha de su materia prima importada, que significa la mayor parte del costo de sus productos. Por la misma razón, las altas obligaciones en dólares que tienen el ICE y el SNAA (y RECOPE) se han visto reducidas, tanto en su principal, como en sus intereses, esto último por la rebaja del principal medido en colones y por la caída internacional de los tipos de interés. También, en colones, se debe haber abaratado el costo de reposición de la maquinaria e incluso el costo de los proyectos en marcha.

Todo lo anterior quiere decir que el beneficio, aunque sea temporal, de la revaluación del colón se debería traducir en una rebaja en el precio de los servicios que pagamos todos los costarricenses, a no ser que el Gobierno quiera seguir usando esas entidades como fuente de impuestos, aunque con ello ponga en peligro –aún más– nuestra competitividad externa e interna.

Tres preguntas que surgen son: ¿qué está haciendo el SNE para obligar a esos verdaderos monopolios a reducir los precios que nos cobran a los administradores?, ¿por qué están tan calladitos los monopolios a que he hecho mención?, ¿por qué el Gobierno no baja los precios de sus monopolios e impide que sigan siendo la caja chica tributaria?

Elisa
20/03/2012, 11:21
1992-06-27-CONTAMINACIÓN Y USO DEL MERCADO

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CONTAMINACIÓN Y USO DEL MERCADO

La Nación, 27 de junio de 1992.

Nunca el mercado lo ha sido “todo”, creencia que algunos de sus opositores se regocijan en enrostrar a quienes vemos en él un aliado útil para el ser humano. Al proponer el uso del mercado para resolver problemas ambientales, asumo el riesgo de que juzguen de que se trata de una expresión de idolatría.

Por ejemplo, para reducir la emisión de aire tóxico, un sistema de incentivos basado en el mercado parte de definir cuánto se debe contaminar, como resultado de comparar el costo de disminuir la contaminación con el beneficio para la sociedad como un todo. Basado en algún grado de equidad, a las empresas contaminantes se les da derechos, ya sea para usarlos como permiso para hacerlo o para reducir su contaminación, al tiempo que venden el excedente como permiso a terceros. Este sistema faculta que empresas que tienen menor costo de control de la contaminación, tengan un incentivo para emplearlo, mientras que las que poseen un elevado costo de disminución de la contaminación compren los derechos para hacerlo. Además, logra que a largo plazo se estimule producir tecnologías que controlen más eficientemente la contaminación.

Veamos un ejemplo del sistema. Suponga que se quiere reducir 10 toneladas de emisión contaminante para lograr un objetivo ambiental. Asuma que hay dos empresas que contaminan el aire y que la firma 1 posee un costo de reducción de la contaminación de ¢100.000 la tonelada, mientras que la empresa 2 tiene uno de ¢200.000 la tonelada. Si tuvieran que reducirlas por el sistema de control, cada una tendría que hacerlo en 5 toneladas a un costo de un millón y medio. Suponga, por el contrario, que bajo el sistema de mercado a cada firma se le dan derechos de contaminar 5 toneladas, con lo que la empresa 1 ̶ la de menor costo de contaminación ̶ vende a la 2 sus derechos a un precio de, por ejemplo, ¢150.000 la tonelada.

Ante esto, la planta 1 reduce la emisión en las10 toneladas requeridas al costo de un millón de colones, pero gana ¢750.000 por la venta de derechos a la empresa 2; o sea, tiene un costo neto de ¢250.000. A su vez, la firma 2 paga ¢750.000, que es menor al millón que le costaba reducir las 5 toneladas. El costo total es ahora de ¢250.000 para la empresa 1 más ¢250.000 de la 2, lo cual es menor al millón y medio que costaba bajo el sistema de control.

El mercado puede ser útil y tal estrategia se está poniendo en práctica en los Estados Unidos con las reformas de 1990 a la Ley sobre Aire Limpio. Ahora, a esperar los resultados.

Elisa
20/03/2012, 11:26
1992-06-30-FALTAN CASI DOS AÑOS

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FALTAN CASI DOS AÑOS

La Nación, 30 de junio de 1992.

Persisten obstáculos que los empresarios nacionales enfrentan en los mercados internacionales, a causa de políticas gubernamentales que de manera artificial elevan sus costos. Una vez ya definida la reducción arancelaria, es indispensable que el Gobierno reduzca o elimine tales distorsiones.

Entre ellas se requiere llevar a la práctica reformas impostergables al aparato estatal, cuya ineficiencia eleva nuestros costos.

Uno de los problemas más infortunados en nuestro proceso de integración al comercio mundial, causa de que, en el istmo, Costa Rica en cierto momento perdiera su liderazgo aperturista fue el impasse de casi dos años entre la desgravación arancelaria de un 40% y la decisión de profundizarlo a un 20%, a pesar de los esfuerzos ingentes que para lograrlo realizó el Ministerio de Comercio Exterior. En mucho se debió a que el desorden fiscal heredado requirió de un esfuerzo ordenador de los nuevos administradores, quienes así no pudieron dedicar mayor tiempo a mejorar nuestra apertura comercial.

Ahora no podemos darnos el lujo de esperar que sea un nuevo gobierno, el cual actuaría hasta dentro de dos años, el que lleve a cabo aquellas reformas impostergables que aseguren a nuestro empresario un grado adecuado de competitividad. Las reformas al Estado y a sus políticas económicas no pueden posponerse por dos años; la reforma aduanera y portuaria no puede postergare por dos años; la revisión de las cargas sobre el factor trabajo –supuestamente abundante en el país y artificialmente encarecido por numerosos tributos– no puede diferirse por dos años; la liberalización en sectores agrícolas claves, como lácteo, azucarero, ciertos granos básicos y otros sujetos a restricciones no arancelarias, no puede diferirse por dos años; reformar leyes bancarias y monetarias anticuadas no puede aletargarse por dos años; eliminar un obsoleto control de precios no puede hacerse arrastrando los pies por dos años más: se podrían enumerar muchas distorsiones que rigen en la economía y que entraban nuestra total incorporación al comercio mundial y con ello impiden disfrutar en mayor grado de los frutos plenos del libre comercio.

Para impulsar estas reformas es fundamental que haya un sector empresarial que tenga muy claro que, más que la inmediatez político-electoral, es indispensable que el país tenga un régimen comercial diáfano, que no le impida competir eficientemente con los empresarios del resto del mundo. No debe guardarse silencio ante la inacción del Gobierno y ante esa oposición de “porque sí” que realizan ciertos sectores de un partido político que se sabe cuál es.

Aún faltan casi dos años de gobierno para aletargarse en la acción, creyendo que ya se debe disfrutar de la miel de un triunfo que aún está lejano y, como toda aventura humana, hasta incierto.

Elisa
20/03/2012, 11:39
1992-07-06-BUENA Y MALA ECONOMÍA

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BUENA Y MALA ECONOMÍA

La Nación, 06 de julio de 1992.

Dos referencias a acontecimientos recientes le sirven a un profesor de Economía para examinar a sus estudiantes: es a lo que el maestro de ese campo se refiere como buena y mala economía.

El diputado Reynaldo Maxwell Kennedy de Liberación Nacional presentó una enmienda al proyecto de ley de tránsito, la cual permite que cualquiera –sujeto a requisitos mínimos ̶ pueda ejercer el trabajo de taxista; esto es, que no exista limitación a la circulación de taxis sino que haya libre acceso a esa labor, como sucede con muchos otros oficios. Lamentablemente a la propuesta del diputado Maxwell no le han corrido buenos vientos, pues no tuvo apoyo en colegas del gobierno –sí, los mismos que proponen la liberalización y eliminación de restricciones a la libre participación de las personas en el mercado– así como entre miembros de su bancada –donde unos están por la liberalización, pero otros por mantener privilegios– de manera que la suerte del proyecto podría estar en definir un programa gradual, establecido en la ley, de crecimiento de la oferta de permisos, para terminar totalmente con el actual privilegio en, digamos, cuatro o cinco años.

Lo interesante –en lo económico– de la participación del diputado Maxwell es que señaló que la mejor muestra de que con el actual régimen no se satisfacen las necesidades del consumidor, es que existe una gran oferta subterránea de taxis piratas, cuyo servicio lo demandan las personas. La restricción actual a la operación del mercado es clara; el daño al consumidor es evidente; la limitación de la oferta es notoria: el diputado Maxwell aprobó mi curso de Economía.

Por contraste, léase lo escrito en el periódico La Nación del día 1º de julio: “El mercado libre (del café), que se puso en marcha el 3 de julio de 1989, hizo que se suscitara una sobreoferta mundial del grano y, por consiguiente, la gran disminución de precios”. Pero, ¿será cierto que “el mercado libre” fue el que suscito esa “sobreoferta”? Un buen estudiante de Economía respondería de otra manera: el alto precio logrado por el acuerdo cafetalero previo, hizo que se incentivara la producción de cada país (ante el deseo de venderlo a ese mayor precio en los mercados protegidos por el acuerdo), lo que generó esa sobreoferta del grano y lo cual se trajo abajo tal acuerdo. El mercado libre lo que ha hecho es mostrar esa realidad: un precio alto estimula la oferta, pero si ese precio surge al limitarse la operación de libre mercado dará lugar a la formación de excedentes que, tarde o temprano, provocarán una caída en los precios.

La opinión del periodista induce a culpar al mercado libre por esa caída de precios, pero fue el mercado restringido bajo el anterior acuerdo el que dio lugar a la formación de excedentes del grano. Lo lamentable es que más de uno culpa a las cobijas por el frío. Mala economía: no aprueba mi curso.

Elisa
20/03/2012, 11:40
1992-07-08-SEÑALAMIENTO OPORTUNO

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SEÑALAMIENTO OPORTUNO

La Nación, 08 de julio de 1992.

En el reciente congreso de industriales, el Ministro de Economía, Gonzalo Fajardo, formuló una petición de apoyo al sector privado allí reunido, para que se puedan llevar a cabo ciertas políticas económicas importantes, en el proceso de eliminación de distorsiones que afectan negativamente a nuestra economía.

Concretamente, pidió que el sector empresarial colaborara para crear un clima adecuado que estimulara la privatización del Instituto Nacional de Seguros y de RECOPE, dos monopolios estatales que deberían sujetarse a la restricción de la competencia y a las reglas de eficiencia que naturalmente se dan en el sector privado.

El tema de la privatización en Costa Rica ha decaído con el paso del tiempo. El Ministro Fajardo lo trae al tapete de la discusión, en condiciones que, considero, permiten evaluar con más claridad las fuerzas políticas que, conservadoramente y con insistencia se oponen a la reforma. Si el Gobierno solicita el apoyo del sector privado para esta gestión y si, se supone, que el sector privado está de acuerdo con privatizar esas entidades, entonces, debe ser porque algún grupo de importancia política se opone a proceder en ese sentido.

Llama la atención que se diga en diversos medios que el partido Liberación Nacional no se opone a privatizar FERTICA y CEMPASA, pero el hecho es que esas dos empresas estatales a la fecha siguen tan campantes como Johnny Walter. ¿O es que el Gobierno realmente no quiere su privatización y nos engaña o bien que Liberación Nacional es quien en verdad se opone, aunque nos cuente otro cuento, al no dar los votos requeridos en la Asamblea Legislativa para aprobar el proyecto que permitiría esa privatización?
Da la impresión de que en Liberación hay personas que están de acuerdo con profundizar la privatización de entidades estatales, pero antes se oponen por razones meramente electoreras, al considerar que es mejor hacerlo bajo un gobierno políticamente a fin. Este es un error, como lo es oponerse a la privatización porque podrían caer en manos extranjeras, al mismo tiempo que esos mismos chauvinistas claman porque aumente la inversión externa en nuestro país. El llamado del Ministro Fajardo es oportuno y el sector privado debería ser bien claro en su posición, recordando públicamente a los grupos políticos que adversan esa privatización adónde es que radica la conveniencia nacional. No parece apropiado criticar al Gobierno porque no profundiza la privatización, al tiempo que no se le pide cuentas a quien en verdad obstaculiza el proceso. El pedido del ministro Fajardo debe ser atendido y bienvenido, si es que, de veras, se quieren eliminar distorsiones que obstaculizan nuestro progreso en el nuevo marco comercial.

Elisa
20/03/2012, 11:40
1992-07-20-EXPLICA Y PREDICE

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EXPLICA Y PREDICE

La Nación, 20 de julio de 1992.

En lo que espero sea un último capítulo, pues el costo de oportunidad se hace cada vez más alto, en el intercambio de opiniones que sobre la metodología de la economía he sostenido con don Francisco Escobar, él concluye (La Nación, 28 de junio de 1992, p. 14) que esa disciplina explica, pero no predice, lo cual es ya un considerable avance de su posición inicial en donde “ponía abajo todos los modelos económicos”.

Ahora don Francisco acepta que la economía como disciplina científica puede explicar, más no predecir, pues arguye que la teoría explicativa del mercado depende de “preferencias, gustos y utilidades introspectivas” de las personas, las que son cambiantes y que, al no ser estables, no permiten predecir comportamientos futuros con base en una rigurosa exactitud, como la que, por ejemplo, postularía la ley de conservación de la materia.

Es interesante la reducción de la economía a la psicología que hace don Francisco, pues bastaría con formular hipótesis acerca de cómo se forman las preferencias, gastos o utilidades para predecir el comportamiento humano y, con base en esas hipótesis, hacerlo con algún fenómeno aún no observado. La economía y la psicología estén muy relacionadas, pero no es asunto propio de la economía explicar cómo es que surgen esas preferencias.

Me imagino que don Francisco conoce bien la ley de los grandes números y la campana de Gauss, que son bases sobre las cuales es posible hacer inferencias económicas, a partir de la individualidad de cada ser humano. Si un precio sube, es de esperar que disminuya la cantidad demandada de ese producto, aunque puede haber algún individuo –un “snob” si se quiere– quien más bien aumentaría su cantidad demandada ante la supuesta alza del precio. Pero, en los grandes números, el comportamiento esperado es lo primero, según la apreciación teórica de la economía, que posiblemente no sea, ni más ni menos, que una explicación acerca de una conducta observada.

No me extenderé sobre el asunto de descripción y no predicción, pero –como ángel caído del cielo– le recomienda la lectura de un reciente artículo de don Alberto Di Mare, ¿Predicción o explicación?: La ciencia, ¿explica o predice? (La Nación, 4 de julio de 1992, p. 15), así como el que allí nos anuncia que pronto publicará, si bien sería aún mucho más beneficioso leer un genial ensayo de ese pensador, “Principios de morfología económica”, en Acta Académica de mayo de 1991, en el cual explica que la economía “nunca podrá quedarse como mera ciencia explicativa, pues es la ciencia de la verificación, esto quiere decir que sus generalizaciones deben ser falsificables, es decir, que debe mostrarse cómo la realidad, de no ser verdadera la generalización, la contradiría y pondría de manifiesto su falsedad” (p. 19). En resumen, así es como se supone separamos la paja de arroz.

Elisa
20/03/2012, 11:41
1992-07-21-PREDICCIONES OMINOSAS

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PREDICCIONES OMINOSAS

La Nación, 21 de julio de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 27-28.

Hace mucho tiempo, ante lo que parecía una inminente devaluación del colón, escribí un artículo para La Nación, el cual, antes de publicarlo, se lo leí a mi amigo Alberto Di Mare. El título era “Devaluado el tipo de cambio”, lo que bastó para que don Alberto me llamara la atención sobre el daño que un título como ese podría causar al país, en especial cuando el gobierno –no afecto a mi conocido color político– no había decidido ajustar la moneda. Don Alberto opinó que, antes de fustigar al opositor, con todo y que lo merecía, había por delante un interés nacional. Sabio fue el consejo recibido y aceptado.

Últimamente he observado cierta conducta en algunos economistas que no parece conveniente. Cuando el Banco Central introdujo una nueva forma para determinar el tipo de cambio, que sustituía a la predecible y cajonera minidevaluación por un mayor papel del mercado, los profetas no dudaron en augurar que el tipo de cambio “se dispararía” hacia arriba. Sin embargo, sucedió lo contrario: el colón se revaluó, aunque en esos mismos momentos aseveraron que el tipo de cambio “seguiría bajando”, pero, poco después, empezó a subir.

Cuando se introdujo el nuevo mecanismo cambiario se le criticó porque se dijo que se liberaría, pero, en otro documento, se hablaba de una flotación sucia: ¡gran cosa! Hace poco hubo quejas de que el Banco Central no detallaba sus reservas netas; sin embargo, tampoco lo hicieron cuando, durante mucho tiempo, fueron altos funcionarios de ese mismo banco. Que yo sepa, desde que me he dedicado a estos trajines, nunca el Banco Central ha dado esas cifras para evitar que se especule contra el tipo de cambio.

Hace poco don Eduardo Lizano, quien sí es un economista serio y responsable, enfatizó que el régimen cambiario, con ciertas reformas menores, aparecía como lo más adecuado en la circunstancia actual. Pues ahora ciertos profetas del negativismo, olvidando que después de la guerra todos los soldados son generales, se quejan porque el Banco Central no redujo a tiempo los tipos de interés, lo que habría evitado un gran influjo de capitales.

Algo parecido sucede con ciertas cifras divulgadas sobre exportaciones, en donde se asume que ¡se van a reducir en los próximos meses!, para de allí anunciar cierto panorama difícil en la futura situación cambiaria. Tan extraños son los datos que sólo los ingresos del primer semestre de divisas provenientes del turismo son superiores a las que esas predicciones negativas señalan para todo el año 92.

Como lo muestra una reciente encuesta, el sector empresarial nacional está muy optimista ante las perspectivas económicas y no es con cuentos, como de chorizos en el tipo de cambio posiblemente porque algunos siguieron malos consejos, como se va a crear una sicosis de que en nuestra economía hay “incertidumbre y desconfianza”. Lo deseable es que estos señores de las prédicas ominosas disciplinen sus ambiciones de recobrar poder político, pues difícilmente ello se logra con base en especulaciones fantasiosas y llenas de ilusiones de fracasos, aunque con ello se lleven en banda a todo un país.

Elisa
20/03/2012, 11:42
1992-07-28-LIBERTAD Y SOLIDARIDAD

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LIBERTAD Y SOLIDARIDAD

La Nación, 28 de julio de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 229-230.

Hace pocos meses don Miguel Ángel Rodríguez produjo un valioso libro que lleva el nombre de este comentario. Don Miguel Ángel ha sido capaz de presentar sus ideas en un lenguaje sencillo, más no por ello ajeno de enorme profundidad, contribuyendo así a decidir el rumbo institucional de nuestra red de solidaridad social durante los próximos años.

No sé si los lectores han notado cómo últimamente ha aumentado la preocupación por la pobreza en Costa Rica. Lo raro es que se ha querido dar a entender que es un fenómeno reciente, cuando –ganarás el pan con el sudor de tu frente– siempre ha estado enquistado entre nosotros. Bien puede ser que la intención de esas personas provenga de una aversión mórbida a lo que se ha llamado ajuste estructural, más que por una verdadera preocupación acerca de cómo lograr la riqueza de las naciones, pero, que así lo sea, no es óbice para que hagan buen uso del libro de don Miguel Ángel… que, además, está escrito “en sencillo”.

Sus sugerencias no son totalmente originales y él así lo indica: si algo aprende uno en la vida es que poco es nuevo y mucho lo que se ve agregando a un enorme cúmulo de conocimientos, pero tienen la virtud de ser sugeridas en el contexto nacional. Así, don Miguel Ángel propone, como parte de la gran reforma educativa que está “cayéndose” en nuestro país, que la educación pública se descentralice para asegurar una mayor participación de los padres y una sana competencia con base en la excelencia académica de diferentes centros educativos. La propuesta está lejos de la posibilidad de que las familias, con recursos sociales, paguen directamente la enseñanza de sus hijos (un sistema de “voucher” como se conoce en la jerga de los economistas) pero no hay duda que va en la dirección correcta requerida por el país. También trata de los temas de pensiones, salud y atención hospitalaria.

Asimismo, don Miguel Ángel señala la importancia que tiene focalizar el gasto público directamente a los pobres, en vez de políticas obsoletas por las que subsidios generalizados eran capturados por las burocracias o por quienes no los necesitaban. Ya se han dado pasos en este sentido y debe apoyarse el esfuerzo que actualmente se realiza, si bien debe impedirse, por un lado, que los programas se politicen, pero, al mismo tiempo, que se revierta al social-estatismo de años previos.

Hay muchas otras ideas en este libro de don Miguel Ángel que merecen extensos comentarios. Cuando se presentó al público, distinguidos intelectuales elogiaron la solidez de su pensamiento y el comentarista don Rodrigo Tormo no escatimó su aprecio. Creo que muchas personas interesadas en los temas sociales obtendrán un enorme beneficio de su lectura, pues, como lo dice don Miguel Ángel, “no todo está dado o ensayado” y, en este campo, como en muchos otros del quehacer humano, se requiere desarrollar ideas e instituciones que efectivamente, y más allá de la palabrería barata, se traduzcan en un aumento del bienestar de todos los costarricenses.

Elisa
20/03/2012, 11:43
1992-08-11-SI NO HAY TRABAJO NO HAY PAGA

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SI NO HAY TRABAJO, NO HAY PAGA

La Nación, 11 de agosto de 1992.

Generalmente cuando uno conversa con algún diputado acerca de la situación de la Asamblea Legislativa, nos asiente con énfasis en que está sumamente deteriorada y que hay que hacer algo para ese cuerpo no siga sufriendo la justificada crítica ciudadana.

Algunos de ellos han ido labrando ciertos planes que, de ser puestos en práctica, alegan que harían expedito el trámite de la discusión y aprobación de proyectos, muchos de los cuales es necesario que sean aprobados con prontitud. Esos mismos diputados asienten que su esfuerzo va encaminado a retornar un justo respeto por la función legislativa ante los ojos del ciudadano, quien con razón no duda en calificarlos de vagos (palabra menos grosera que las que uno muchas veces escucha) por la falta de atención a la labor para la cual fueron elegidos, en vez de anteponer sus intereses y actividades privadas.

La palmaria falta de asistencia en días recientes a las labores en el plenario de la Asamblea, contribuye a menguar aún más el casi inexistente prestigio en que el costarricense tiene a esa función. Cuesta explicarse cómo es que, después de varias semanas de vacaciones, los diputados no regresan a cumplir por lo que el pueblo les paga. Estos hechos inducen a las personas a creer que hay algo inherentemente malo en el proceso legislativo ̶ supuesta esencia de la democracia ̶ y por ello es que, quien piense que la solución a esa ineficiencia está, en parte, en ampliar el número de diputados, aunque sea lo cierto recibe el repudio ciudadano, quien no quiere ver más personas haciendo lo que se juzga que hacen: nada y por lo cual cobran y bastante.

Igual suerte puede correr cualquier otra buena idea para remozar al Congreso y que nos recuerda aquella frase de la tira cómica Pogo. “Hemos visto al enemigo y somos nosotros mismos”. No se puede seguir suicidamente transitando por el mismo camino en que van 57 rostros que dicen hacer y que no hacen. No se juzgue duro a quien así piensa: el mal no está en las cobijas, sino en la propia incapacidad de los diputados para hacer lo que quien les paga cree que deben hacer.

Propongo, como primer paso, que de ninguna manera, excepto por lo que la ley faculta a cualquier trabajador, se les pague el día en que no trabajen. Esto la gente lo entiende muy bien: si no hay trabajo, no hay paga. Si un diputado no quiere venir al plenario, que al menos no se remunere su ocio, su preferencia por su interés particular o por lo que sea. Tal vez así empiecen a decidir hacer bien las cosas.

Elisa
20/03/2012, 11:44
1992-08-16-SOBRE RESERVAS MONETARIAS

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SOBRE RESERVAS MONETARIAS

La Nación, 16 de agosto de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. 48.

Quienes durante muchos años hemos insistido en la importancia de que las personas dispongan de información veraz acerca de las reservas monetarias internacionales del Banco Central, lo hicimos pensando en que no sólo eso es importante para tomar decisiones, sino también porque creemos que nuestro Estado no debería tener secretos frente a la ciudadanía.

Ésta, mi verdad, viene a colación porque cierta persona considera que esa información es vital para el nuevo sistema cambiario caracterizado por una flotación sucia, en que el Banco Central interviene cuando se dan fluctuaciones en el tipo de cambio que juzga inconvenientes o desmesuradas, en tanto que el dato es relativamente irrelevante en el viejo sistema de minidevaluaciones, en donde, por una regla más o menos establecida el Banco Central ajustaba la paridad de la moneda.

Esa apreciación resulta curiosa, pues supone que el Banco Central tendría conductas distintas ante, por ejemplo, una escasez de reservas, en los dos sistemas cambiarios. No es así. Con un régimen de minidevaluación, si las reservas descienden a niveles que juzga peligrosos, lo que el Banco haría es acelerar la minidevaluación, similar a como actuaría bajo el nuevo sistema, lo que, dada la preocupación de alguno, podría provocar fortunas mal habidas y pérdidas a quienes ignoren la nueva situación, Pero esto sucedería bajo cualquiera que fuera el sistema cambiario existente.

Esta última instancia, en ambos regímenes, la señal que lanza al mercado una “insuficiencia” de reservas es clara: habrá que devaluar, ya sea acelerando las minidevaluaciones en un caso o bien aumentando el precio de compra de la divisa por la autoridad bancaria, en el otro. El resultado es parecido.

En el lejano pasado hubo una situación interesante en el Banco Central, pues directores, quienes decidirían sobre una nueva fijación del tipo de cambio, parecieron jugar con la información que tenían desde adentro. Años antes, así como en esa ocasión, había solicitado (y no sólo ahora) que los datos de las reservas fueran conocidos por todos los ciudadanos, como un dato más de la economía. Siempre la información debe estar a disposición de todos, pero todo el tiempo y no sólo ahora.

Elisa
20/03/2012, 11:45
1992-08-21-NI SIQUIERA BANANA REPUBLIC

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NI SIQUIERA BANANA REPUBLIC

La Nación, 21 de agosto de 1992.

Desde hace un buen rato he tenido el deseo de comentar la decisión que se fragua en la Comunidad Económica Europea (C.E.E.) para imponer límites a su importación de banano proveniente de América Latina.

Gracias a la presión de ciertos países de Europa, entre ellos algunos que hemos considerado como muy cercanos a nuestra manera de ser, sobre otros como Alemania, Luxemburgo, Bélgica y Holanda, terminarán pagando un precio mayor al actual, por sus importaciones de banano desde nuestros países.

En mucho el crecimiento del mercado europeo definió nuestro esfuerzo para expandir la producción bananera nacional. Creo que nos engañaron las prédicas de la C.E.E. a favor del libre comercio, que no dependiéramos de la ayuda financiera que nos conceden, que nos desarrolláramos por nuestro propio esfuerzo, que buscáramos hacer bienes en que tenemos ventajas comparativas y no desperdiciar nuestros recursos escasos en producir lo que somos ineficientes. Todo esto ha formado parte de lo que nos ha movido a producir aquello que somos realmente buenos –eficientes– como, por ejemplo, el banano.

En la C.E.E. priman intereses que exhiben a cuerpo entero el dictum de que “una cosa es lo que se dice y otra la que se hace”. Señalan, e inteligentemente así lo aceptamos, en foros como el BID, el Banco Mundial, entre otros, la virtud del libre comercio, pero, tal vez, por aquella vieja política mercantilista agrícola que aún siguen, nos podrían empujar a la represalia comercial por la estaca clavada en nuestra espalda. Evidentemente son conscientes de su torpeza, cuando pretenden seducirnos, para paliar el grave daño que nos causan, con un incremento de su ayuda financiera, queriendo así acallar nuestro desengaño y que no hagamos valer nuestros derechos ante el GATT, el que confiamos estará por los principios de la libertad de comercio, que son su razón de ser. Nuestros países no necesitan de ayuda que nos aherroje como droga a la dependencia: lo que necesitamos es poder comerciar libremente.

Resulta paradójico que, quienes en otras ocasiones nos han considerado “banana republics”, víctimas de explotación imperialista, actúen ahora para que ni siquiera podamos llegar a eso. Creemos que con libre comercio podremos vivir mejor, que es el sustento de relaciones pacíficas y civilizadas entre los pueblos y por ello insistiremos en que haya libertad de acceso al mercado europeo del banano. En ese ínterin pueden guardar sus reales para otras caridades.

Elisa
20/03/2012, 11:45
1992-08-30-APERTURA UNILATERAL

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APERTURA UNILATERAL

La Nación, 30 de agosto de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 189-190.

A causa de la política de la Comunidad Económica Europea de fijar cuotas a nuestra exportación de banano, resurgió el argumento de que nuestra apertura comercial no debería basarse en abrir fronteras, en tanto otros restrinjan exportaciones.

Esta creencia puede mostrar un desconocimiento de aspectos básicos del intercambio comercial, más no debe descartarse que provenga del consejo de algunos social-estatistas y sobre lo cual el vocero político no medita adecuadamente.

La pregunta esencial que se debe plantear es si el conjunto de barreras proteccionistas que tiene –o ha tenido– el país provoca un costo mayor para la colectividad que lo que se presenta al abrirse unilateralmente. Un costo que el proteccionismo impone a los nacionales es restringir la gama de bienes y servicios dedicados a la satisfacción de los deseos y necesidades humanas y lo cual es el objetivo primordial de cualquier economía. Es más, esa producción protegida suele tener mayor precio y menor calidad que la opción libremente importada. Con lo cual, el consumidor se beneficia al darse una incorporación unilateral al comercio mundial, pues aumentan sus posibilidades de consumo.

Un segundo costo que el proteccionismo impone a la sociedad es que origina una mala asignación de los recursos productivos escasos que posee. Esto es vital para un país relativamente pobre como el nuestro (es decir, que no posee “abundantes” recursos productivos), pues una mala asignación significa usar recursos caros para producir bienes en los cuales el país no es comparativamente eficiente. En otras palabras, con el proteccionismo se produce menos, en comparación con lo que se podría lograr si hubiera una mayor eficiencia.

Un tercer costo que el proteccionismo nos impone es que promueve el monopolio. Este surge porque, al restringirse el mercado interno por la protección, es más factible que una sola empresa monopolice la producción pues, de haber otras firmas competitivas, cada una tendría una escala de producción muy ineficiente, dado ese tamaño reducido del mercado. El monopolio impone un costo a la sociedad al restringir la producción y así lograr elevar los precios al consumidor nacional.

Ante la opción de cerrarnos con esquemas proteccionistas, en contraste con el proceso gradual de incorporación plena al comercio internacional que hemos venido llevando a cabo, lo conveniente es, además de continuar por ese rumbo, luchar, como lo estamos haciendo en el caso del banano, para que otras naciones también abran sus barreras a nuestra exportación. Con ello nos beneficiaríamos aún más de lo que por sí obtenemos con una conveniente apertura unilateral.

Elisa
20/03/2012, 11:46
1992-09-10-VICTORIA PÍRRICA

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VICTORIA PÍRRICA


La Nación, 10 de setiembre de 1992.

Se dudó de la honra de los procuradores de la República ̶ además de la de otras personas ̶ , al señalar un diputado opositor que la decisión de la presidencia de la República de suspender, en tanto no se pronunciaran esos abogados, las medidas del Banco Central que permitían a los bancos privados captar depósitos a menos de 30 días, era un arreglo por el cual el dictamen sería favorable a la tesis presidencial. Si bien cerró la boca del diputado de marras, la decisión en contrario de los procuradores no nos arregla un problema muy real.

En momentos en que el mundo derriba tantos mitos estatistas, cuando el país se involucra en reglas globales de comercio, en donde la eficiencia es crucial para poder tener éxito, cierto grupo político se niega a reformar radicalmente nuestra banca estatizada. Tal vez peco de idealista al creer que es posible que en nuestro país se pueda discutir la conveniencia de eliminar tan odioso monopolio, cuando a la vez hay tantos y poderosos intereses para que continúe. Por una parte, un grupo del sector financiero competidor gana teniendo al frente una banca estatal ineficiente, pues por comparación hace que las personas acudan a comprar sus servicios, aplicándose aquello de que “en el país de los ciegos, el tuerto es rey”. Esta es la razón por la que no se observa una banca comercial privada que aboga por el derecho a captar depósitos a la vista.

Por otra parte, el mito político puede dar dividendos. Más de uno considera que la lucha reciente de Liberación Nacional es el catalizador que se necesitaba para reunir huestes reacias a someterse al espíritu de manada. Sobre esto Rolando Araya ha identificado claramente el problema que enfrenta esa agrupación, al aseverar que allí ya no se discuten ideas; que todo estriba en ganar una elección y no en preparar al país a lo que es la realidad de las economías globales, lo cual requiere reformar muchas instituciones e ideas obsoletas.

Me pregunto: en esas circunstancias, ¿debe el gobierno plantear al país el tema del monopolio bancario? A veces me parece que no: para qué darle alas a conservadores efectistas, a manipuladores de privilegios, a opositores del progreso, quienes utilizarían la discusión para resaltar virtudes de una banca estatizada que, bien se sabe, ha servido a más de uno para chupar a costas de los demás. Pero, otras veces me parece que sí: el costarricense cada vez se da mayor cuenta de que el mundo ha cambiado; que se va de la mano de los conservadores socialistas hacia las de liberales progresistas, razón por la cual se debe enfrentar el problema en toda su magnitud. Lamentablemente aún no tengo clara cuál es, en este momento, la estrategia correcta para el país.

Elisa
20/03/2012, 11:48
1992-09-20-FUNDAMENTOS PARA UN ACUERDO

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FUNDAMENTOS DE UN ACUERDO

La Nación, 20 de setiembre de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 51-52.

De lo sucedido a nuestro sistema financiero, lo bueno es que “todo está revuelto”, de manera que se nos presenta una buena oportunidad para mejorar nuestras instituciones: que nos sirvan como instrumentos apropiados para sobrevivir como sociedad. Como los pueblos no son tontos, hay la necesidad de forjar algún acuerdo nacional que nos permita avanzar como sociedad y evitar el daño de la inadaptación.

Por ello, me hago eco de “algunos fundamentos para un acuerdo” que creo pueden servir a los costarricenses para mejorar la situación en que actualmente se encuentran sus instituciones financieras.

Primero: Debe permitirse y fomentarse la competencia en nuestro sector financiero. El objetivo no sólo debe ser la participación privada en el sector bancario, sino que la competencia opere para favorecer al usuario de sus servicios. Si hay una banca comercial estatal y otra privada, ambas deben operar en “igualdad de condiciones” y en donde también pueda participar la banca extranjera.

Segundo: Atendiendo el deseo de un importante grupo nacional de que haya una banca de desarrollo –cualquier cosa que eso signifique– debe transformarse un banco del Estado para tal fin, para lo cual se vería una forma adecuada de financiar lo que ̶ se supone ̶ son subsidios para ciertos sectores de la economía.

Tercero: El resto de la banca estatal debe privatizarse, con una difusión amplia de la propiedad, en donde los trabajadores –sin prebendas más allá de lo razonable– puedan ser accionistas, en el marco de una participación accionaria que cubra la generalidad de los grupos sociales.

Cuarto: El proceso de decisión debe centrarse en un grupo en donde sea posible llegar a un acuerdo razonable, al contrario de los COREC de donde, con excepción notoria, no salió casi nada útil para reformar nuestro Estado. Propongo que sea alrededor de la Asamblea Legislativa, que reflejaría las preferencias de distintos grupos sociales; pero deberá llegarse a un acuerdo en no más de 6 meses pues, si no, corremos el riesgo de que el tema se politice electoralmente.

Finalmente: No debe volverse al status quo; esto es, que la banca privada siga captando depósitos a 30 días y que siga el monopolio estatal de los depósitos. La Banca privada es la mayor beneficiaria del monopolio estatal: por comparación, es menos mala, le maneja onerosos depósitos a la vista y le protege de la competencia externa. Las reformas son impostergables en un mundo que amenaza con rezagarnos.

Elisa
20/03/2012, 11:49
1992-10-14-UN GRAN PASO HACIA ATRÁS

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UN GRAN PASO HACIA ATRÁS

La Nación, 14 de octubre de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 162-163.

La consistencia en la aplicación de las políticas de apertura es vital para tener éxito. Si por un lado el gobierno de Costa Rica se define a favor de integrar la economía al comercio mundial y de liberalizar sus mercados, en tanto que por el otro toma medidas contrarias a aquel rumbo, no provoca sino confusión y dudas en la economía.

Recientemente el Ministro de Agricultura decidió que el arroz en granza pagaría un arancel del 20 por ciento, en tanto que el pilado tendría uno del 55 por ciento. Esto da enorme protección a la producción arrocera doméstica, aún cuando los grupos protegidos pedían un 90 por ciento ̶ sí, casi nos doblan los precios ̶ mas la obligatoriedad del país ante el GATT de no poner aranceles mayores al 55 por ciento frustró tal barbaridad. Así, un ministerio complaciente impone un enorme costo al costarricense a cambio del aplauso del protegido.

Esta decisión incumplió un acuerdo inicial con el Banco Mundial, por el cual el gobierno pondría un arancel del 20 por ciento al arroz, entendiéndose que en cualquier etapa de producción, pero fue interpretada al gusto de la clientela proteccionista, al alegar que se refería al arroz en granza y que sobre el pilado aplicaría una tarifa del 55 por ciento. Pero, hay más: en negociaciones con Centroamérica se acordó el libre comercio de granos, pero, al momento de ponerlo en práctica, el MAG aduce que, como Centroamérica piensa imponer bandas de protección a los granos básicos y en lo cual no está de acuerdo, debe mantener esa protección desmesurada ante el resto del área.

La pregunta que debemos formularnos es ¿si nos conviene que 3 millones de costarricenses paguemos forzadamente un mayor precio por el arroz, a cambio de una enorme protección para unos cientos de nacionales que lo producen o industrializan? ¿No será que hay una gigantesca transferencia de recursos de muchos hacia pocos? ¿No será qué, siendo el arroz, tan importante en la dieta de los costarricenses, en especial de los pobres ̶ a quienes hasta ahora algunos apenas descubren ̶ esa protección les obliga a ser aún más pobres de lo que podrían ser?

Tan absurda decisión del MAG debe ser expuesta ante el país, pues, dada la apertura comercial en que estamos involucrados, todos los sectores económicos deben sujetarse a reglas uniformes y no a nichos de privilegio. Como dice James Bovard, en su libro The Fair Trade Fraud, “El proteccionismo significa una expropiación parcial automática de los (colones) de los compradores. La pregunta fundamental acerca del proteccionismo es: ¿Quién deberá pagar el precio por la carencia de competitividad de una empresa?” (p. 316). Llegamos así al meollo del asunto: ¿por qué todos los costarricenses tenemos que pagar por las utilidades de algunos ineficientes?

Elisa
20/03/2012, 11:50
1992-10-26-LIBRE COMERCIO EN NORTEAMÉRICA

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LIBRE COMERCIO EN NORTEAMÉRICA

La Nación, 26 de octubre de 1992.

Tras catorce meses de deliberaciones, el pasado 12 de agosto concluyeron las negociaciones para la suscripción de un tratado de libre comercio entre Canadá, Estados Unidos y México. Se abre así la vía al mercado comercial más grande del mundo: no sólo esa región posee un producto interno bruto de casi 7 billones de dólares y una población de más de 360 millones de personas, sino que también su formación augura un fuerte crecimiento de las economías firmantes del acuerdo, que se espera entre en vigencia a mediados del año entrante.

Si bien no se conoce la totalidad del tratado, lo cual permitiría efectuar un análisis más extenso, posee varias características importantes de resaltar. En primer lugar, es un acuerdo comercial comprensivo, al cual no sólo se incorpora al comercio libre de bienes manufacturados, sino también la eliminación de regulaciones a la inversión; introduce derechos de propiedad y competencia en el amplio sector de los servicios, además de normativas para la solución de disputas y puesta en práctica de medidas de salvaguardia.

En segundo término, en tanto México de inmediato puede exportar libre de trabas y aranceles un alto contenido de su producción, gradualmente irá desmantelando relativamente los pocos elementos proteccionistas aún existentes en su economía, de manera que en aproximadamente cinco años un 75 por ciento del comercio global de la zona estará libre de barreras comerciales. En tercer lugar, se introduce una desgravación más lenta para ciertos productos considerados como sensitivos en los tres países, de manera que, por ejemplo, tomará 10 años la eliminación total del arancel en los Estados Unidos para vegetales mexicanos y 15 años en el caso de concentrados de jugo de naranja. Esto indica un deseo de los países de lograr un ajuste gradual, pero muy definido, de la producción interna ante la competencia de sus socios comerciales. En todo caso, un alto nivel de la producción de las tres naciones disfrutará, desde el inicio del acuerdo, de un acceso irrestricto a todo el mercado regional.

La firma de este tratado tiene enorme importancia para nuestro país, no sólo desde el punto de vista de que hace inevitable intensificar los esfuerzos internos para modernizar nuestra economía, sino porque también debe tomarse en cuenta el posible surgimiento de efectos nocivos a corto y largo plazo sobre nuestro país.

Es lógica la aprensión de que, ante el ingreso totalmente libre de barreras arancelarias a la importación mexicana en el mercado estadounidense, se desplacen algunas de nuestras exportaciones más importantes, como es el caso de la confección de ropa ̶ rubro de enorme valor para nuestro país ̶ así como el de azúcar, pues México sustituiría a nuestra actual exportación a los Estados Unidos bajo acuerdos preferenciales. El efecto no sólo podría afectarnos en el corto plazo, sino que la inversión, en el caso concreto de la confección, que en los últimos años ha fluido hacia nuestro país en montos significativos, podría optar por ubicarse en México, dado que el costo de su mano de obra es también relativamente bajo, además de que podría hasta considerar abandonar su operación en el país, dado el acceso irrestricto que ahora va a tener la exportación mexicana.

La posibilidad de una desviación del comercio y la inversión hacia México, en vez de Costa Rica y del área en general, como resultado del acuerdo en referencia, se ha reflejado en la petición que recientemente formuló don Miguel Ángel Rodríguez para que el tratado, que en ese momento aún se negociaba, considerara una cláusula de adhesión, por medio de la cual los países integrantes del programa de acceso libre de aranceles al mercado de Estados Unidos, conocido como Iniciativa para la Cuenca del Caribe, pudieran incorporarse, con relativa rapidez, al nuevo acuerdo de libre comercio de Norteamérica.

Ante este acontecimiento tan importante y dada la decisión de nuestro país de integrarse a plenitud a un comercio libre, el camino a seguir parece indicar que es vital acelerar el proceso de apertura de nuestra economía para satisfacer los criterios que permitan la inserción de Costa Rica a ese mercado de 360 millones de personas. Tal decisión implica no sólo intensificar las negociaciones al amparo del Plan Bush, para llegar a un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos, sino también firmar pronto un arreglo similar con México.

En el primero de estos casos, debe tenerse muy presente que un tratado comercial con Estados Unidos se requiere que sea “comprensivo”, dado el interés manifiesto de esa nación por suscribir sólo acuerdos que comprendan una gama amplia de bienes y servicios y otros elementos de materia comercial y no sólo el antiguo concepto de libre comercio únicamente de mercancías. La pregunta que los costarricenses debemos formularnos es si el país está preparado y en buena disposición de dar paso tan trascendental y así llegar a negociaciones comerciales en áreas tan amplias como las propuestas.

En cuanto al acuerdo de libre comercio con México, resulta fundamental llegar pronto a una negociación adecuada con ese país, pues no sólo es de esperar que el mayor crecimiento de la economía mexicana, a consecuencia de la ampliación de su mercado hacia las otra naciones del Norte, genere un aumento de importaciones provenientes de nuestro país y de otras naciones, sino que, además, podría constituirse en un paso muy importante para tener acceso al mercado ampliado de Norteamérica, así como para atraer inversión complementaria, que le supla de insumos para su exportación final a sus otros dos grandes socios comerciales.

La decisión de Costa Rica debe ser rápida, que no esté en función del posible atraso de otros países del área, sino de nuestra habilidad para negociar y llegar a acuerdos, lo que permitiría mitigar cualquier efecto negativo sobre nuestro país por la decisión trascendental de tres naciones ̶ Canadá, Estados Unidos y México ̶ de integrar el mercado comercial más importante de la tierra y del cual debemos formar parte.

Elisa
20/03/2012, 11:51
1992-11-02-RECAÍDA EN EL ERROR

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RECAÍDA EN EL ERROR

La Nación, 02 de noviembre de 1992.

La Gaceta del 17 de diciembre posee un decreto del MAG que se las trae. Introduce limitaciones a la importación de productos animales, que, bajo la apariencia de proteger al consumidor, lo que hace es forjar una clara barrera no arancelaria. Veamos la esencia del decreto:

En primer lugar, la importación de productos de origen animal –algo de por sí sumamente amplio– debe traer un certificado sanitario expedido por autoridades del país exportador que sea regido por “normas equivalentes a las que regulen el sistema de inspección veterinaria de Costa Rica, en cuanto a la organización administrativa, en lo técnico y en lo jurídico”. Y en segundo término, sólo podrá importarse de “países cuyos sistemas de inspección sanitaria hayan sido previamente evaluados y aprobados por Costa Rica…” y ”…sacrificados y procesados en establecimientos registrados y aprobados por nuestro país”.

¿Qué significa todo esto? Por ejemplo, si tan sólo las más o menos 5.800 plantas de procesamiento aprobadas en Estados Unidos desean exportar a Costa Rica, cada una de ellas queda sujeta a normas equivalentes a las de Costa Rica en cuanto a organización de las empresas, en lo técnico y en lo legal, de manera que imponemos nuestro criterio en todo el mundo sobre lo que debe ser una planta procesadora. La pregunta que uno debe hacer es: ¿no hay una forma más apropiada, menos burocrática, que incite menos la dádiva en la aprobación de permisos y en donde no se sujete al consumidor al vaivén e interés particular de autoridades nacionales, que la decretada por la burocracia costarricense? La simple aprobación en el país de origen, en donde sus ventas internas se regulan sanitariamente para proteger a sus consumidores, debe bastar.

¿Y la segunda restricción? Aquí es más evidente el deseo proteccionista de respaldarse en restricciones no arancelarias al comercio. El sistema de inspección sanitario de cada país queda sujeto a nuestra evaluación y aprobación y cada una de las plantas procesadoras debe ser aceptada por la burocracia costarricense. La viajadera al exterior del inspector y aprobador nacional se la va a desear cualquier Ministro de Relaciones Exteriores. ¿Cómo es posible que el Ministerio de Agricultura saque un decreto como éste y que, se supone, va en contraposición a la posición expresada por el Presidente de la República a favor de un comercio realmente libre? Sólo queda una conclusión posible de este decreto: ¡pobre consumidor nacional, cuánta barbaridad se comete en nombre de su protección!

Elisa
20/03/2012, 11:52
1992-11-06-EL SALARIO DEL DIPUTADO

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EL SALARIO DEL DIPUTADO

La Nación, 06 de noviembre de 1992.

Un diputado me comentó que cualquier vendedor ganaba en comisión más de lo que recibía un congresista y por ello pedían aumentar su sueldo. Esto puede ser cierto, le respondí; aunque, el vendedor posiblemente da un servicio que el usuario está dispuesto a pagar, mientras que la ciudadanía difícilmente aceptaría un aumento a quien miraba como que no cumplían con sus obligaciones. ¡Hasta allí llegó la conversación!

En cierta forma ha sido una suerte para el país que la obsesión mercantil de cierto (o ciertos) diputados les llevara a lo que juzgamos es una inmoralidad, al alterar documentos públicos para lograr un alza mayor de su sueldo, pues así nos podemos referir al tema más amplio de la posibilidad de que esas personas legislen en beneficio propio, así como acerca de la necesidad de arreglar sus salarios al paso del tiempo.

La propuesta del diputado Miguel Ángel Rodríguez parece adecuada: prohibirles legislar en beneficio propio y diseñar un mecanismo de aumento salarial ajustado a la inflación.

Sin embargo, la propuesta debe contener elementos que no estimulen el abuso. En este caso, se ha sugerido que algún ente administrativo de la Asamblea determine el aumento salarial con base en la inflación del año previo; no obstante, esta idea tiene un problema: el simple ajuste por la inflación no constituye un incentivo para que esos mismos diputados se preocupen por frenar el aumento de los precios. Esto es, si el año anterior los precios crecieron en un 25 por ciento, ello no les importa porque automáticamente sus salarios suben en tal porcentaje.

La inflación surge por un excesivo aumento monetario causado por el Banco Central. Sin embargo, políticas dispendiosas del gasto público, en mucho originadas en la Asamblea Legislativa, dan lugar a que se eleve la emisión de dinero. Entonces, ¿por qué no estimular que los diputados luchen contra la inflación, si su sueldo no aumenta en la misma proporción en que lo hace la inflación?

La propuesta mencionada podría contener una cláusula como ésta: el aumento en el salario del diputado será inferior en una cuarta parte del aumento de la inflación, cuando sea superior al 5 por ciento. De esta forma, si la inflación es de un 10 por ciento, el aumento sería sólo de un 9 por ciento; si llega a un 25 por ciento, el incremento se elevaría en sólo un 20 por ciento. Si mi redacción no es la mejor, en la Asamblea hay buenos redactores que podrían tomar la idea básica y expresarla con mayor sencillez, pero, ¿verdad que así todos los diputados se verían muy estimulados para luchar contra la inflación?

Elisa
20/03/2012, 11:52
1992-11-22-COMPENSACIÓN DE SUBSIDIOS

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COMPENSACIÓN DE SUBSIDIOS

La Nación, 22 de noviembre de 1992. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 205-206.

Con frecuencia uno oye el argumento de que debe ponerse un arancel a la importación subsidiada en el exterior, porque el menor precio, que gracias a esos subsidios pueden cobrar en el mercado mundial, quebraría a nuestro productor, quien no logra algo similar que le faculte competir en igualdad de condiciones.

La premisa esencial del argumento del arancel compensatorio sugerida por algunos sectores nacionales es que el precio mundial resulta, por el subsidio, inferior a lo que debería ser, por lo que debe eliminarse dicha distorsión en el comercio, con una compensación que evite la competencia desleal. Para referirme al tema, haré uso de un estudio que me dio el colega Rigoberto Stewart, el cual analiza empíricamente si los subsidios a ciertos bienes agrícolas en Estados Unidos en efecto dan lugar a una reducción de sus precios mundiales. Ese programa está en función del área sembrable que se deja sin cultivar, de producción que no se efectúa, de los precios de sustentación y de los rendimientos.

El artículo de Eric O´N. Fisher y Harry de Porter en la revista American Journal of Agricultural Economics de mayo de 1992, titulado “Los Efectos Internacionales de los Subsidios Agrícolas de los Estados Unidos”, analiza sus alcances sobre la exportación, producción y precios del maíz, algodón, arroz y trigo y concluye que, más bien, de quitarse los programas de subsidios, la producción y la exportación se elevaría y habría una reducción de los precios internacionales, comparada con la situación vigente. Por ello, si buscan consistencia, los grupos internos que piden aranceles que compensen los precios subsidiados inferiores, deberán, al menos, alegrarse de esa distorsión que tanto les favorece.

Esos efectos de los subsidios surgen al provocar, por una parte, que fincas de bajo rendimiento resulten ser privadamente rentables y, por otra, que la parte dominante del programa de subsidios es la obligación de dejar sin sembrar cierta parte de la tierra, lo cual se traduce en reducciones de la oferta agrícola. Lo anterior nos muestra que en todo esto hay un juego de búsqueda de rentas por esos agricultores, de todo tamaño y productividad, con el fin de apoderarse de subsidios.

Los resultados cuestionan la idea de poner un arancel compensatorio a la importación de ciertos bienes agrícolas (lo cual deberá evaluarse empíricamente), pues los programas vigentes de subsidios de los Estados Unidos más bien dan lugar a mayores precios en el mercado internacional, los que reducirían si aquellos fueran abolidos.

Elisa
20/03/2012, 11:53
1992-11-30- PROFETAS DEL APOCALIPSIS

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PROFETAS DEL APOCALIPSIS

La Nación, 30 de noviembre de 1992.

Usted pudo leer sus columnas permanentes u ocasionales en medios escritos y verlos en televisión: la victoria de Clinton en la elección presidencial de Estados Unidos significaba el fin del “neoliberalismo”, como esos vates suelen llamar a esa modernización de la economía que muchos costarricenses nos hemos empeñado en llevar a cabo.

Hay una expresión en inglés que resume la actitud de esos agoreros del final del mundo: “wishful thinking”, que quiere decir en nuestra lengua, “creencia deseada o movida por el deseo”. A los adivinadores se les ocurrió que el resultado de esa elección significaba una variación radical a favor del estatismo conservador en el cual sí creen, y que, extrapolado a nuestro medio latinoamericano, Clinton pararía toda esa cosa de liberalización comercial, de tratados de libre comercio, de privatización de actividades públicas, de eliminación de distorsiones, de reformas a programas sociales que no favorecen a quienes se supone van orientados, mas la verdad parece estar en que son esos zahoríes quienes desean que así suceda y para ello asumen que el Partido Demócrata de hoy es el mismo de la depresión de los treintas y de los años de Kennedy y no el que reacciona contra el poder en Washington.

Aún no estaba frío el cadáver de la elección de los Estados Unidos, cuando Clinton, quien sí fue ambiguo durante la campaña con respecto al acuerdo de libre comercio con México y Canadá, le aseguró al presidente mexicano Salinas de Gortari, que el acuerdo seguía vigente, aunque tomaría medidas internas para, en su criterio, mejorarlo, como eran más ayudas a obreros desplazados –que estaba contemplado en el gobierno de Bush– así como más estrictas reglas ambientales, lo cual parece afortunado. Esto no es tirar por la borda ningún “neoliberalismo”, pues, si bien Clinton variará algunas cosas, no parece tratarse de que ha llegado el fin de esta historia.

Este mismo deseo de enterrar ideas de modernización económica se refleja en una ligera aseveración hecha, cual es el Gobierno de Japón se ha plantado ante el Banco Mundial, para que se prosiga con los subsidios y la protección, cuando ello es falso, pues el gobierno japonés nunca se ha pronunciado al respecto, más si una agencia muy particular de ayuda externa de ese país, que es otra cosa.

Parece que esos muertos que los conservadores matan siguen con vida, pues todo lo que hay aquí es una creencia en lo que ellos desean que suceda: parece que hay mucho rato para ideas “neoliberales” en nuestro continente y en el mundo moderno, urbi et orbi.

Elisa
20/03/2012, 11:54
1992-12-10-UN FRENO AL PRIVILEGIO DEL CAT

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UN FRENO AL PRIVILEGIO DEL CAT

La Nación, 10 de diciembre de 1992.

Los CATS, esos subsidios a la exportación de productos no tradicionales dirigida a terceros mercados, fueron creados hace muchos años por las autoridades públicas, engañadas por la ilusión de que un subsidio en una economía exageradamente protegida como la costarricense, podría revertir todas las fuerzas que conspiraban contra la posibilidad de exportar. La verdad es que siempre los aranceles proteccionistas y medidas similares han constituido el verdadero freno a nuestra exportación.

En la administración Monge, enrumbando al país a un nuevo modelo económico, se cayó en lo contrario: el CAT (Certificado de Abono Tributario) serviría ahora para compensar distorsiones internas, en tanto se eliminaba gradualmente el proteccionismo. Así fue como, en conjunto con la necesaria exoneración de impuestos a la importación de materia prima para ser usada en la exportación, se mantuvo el subsidio del CAT como si la disminución de aranceles no exigiera la reversión de nuestro proceso productivo de adentro hacia afuera. De esta manera, el CAT se convirtió en una renta, que ahora es defendida por quienes han usufructuado de él ̶ hasta que no expiren los contratos de exportación suscritos hace muchos años y negociados en parte, y en buena hora, por la administración actual.

La decisión no afecta a quienes actualmente tienen “el derecho” al CAT. Sólo lo hará con quienes pensaban pedirlo al fisco, de manera que la renta, el privilegio de los existentes, será capitalizado ̶ eso es lo triste ̶ en el valor de sus empresas. En este sentido, el suelo está parejo como para pelear por lo que a todas luces se venía convirtiendo en una gollería: si las exportaciones caen, eso se reflejará, como debe serlo, en el tipo de cambio.

En buena hora llega la decisión de la Sala IV. Ahora le toca el turno al gobierno de llevar acabo aquellas medidas de ajuste en el sector público que permitirían a nuestro exportador competir eficientemente en el mercado internacional. Espero ver, aunado al esfuerzo del gobierno frente a las huestes conservadoras, a empresarios, quienes hoy reclaman porque se les afecta en su subsidio, luchar por que se elimine una banca onerosa, monopolios estatales que cuestan mucho, prácticas de gremios que impiden la competencia, reforma a impuestos para que no distorsionen los precios relativos, en suma, quitar trabas que nos permitirán sobrevivir como nación en el contexto de las nuevas reglas de juego.

Elisa
20/03/2012, 11:55
1992-12-24-PARA QUÉ JESSE SI AQUÍ LOS HAY

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¡PARA QUÉ JESSE SI AQUÍ LOS HAY!

La Nación, 24 de diciembre de 1992.

La presión del senador norteamericano Jesse Helms podría tener un efecto nefasto sobre la economía nacional. Aparte de que el reclamante tenga razón por el atraso en el pago de la expropiación de la hacienda Santa Elena, lo cierto es que, de tener éxito, detendría toda negociación y disponibilidad de recursos vitales y convenientes para el país, por parte del BID, del Banco Mundial, del Fondo Monetario y hasta la renegociación de nuestra deuda externa con el Club de París. De tener éxito, Jesse haría que los más de 1.200 millones de dólares que su país les dio principalmente a gobiernos liberacionistas, sean tirados por la borda, además de que las dificultades financieras serían explotadas por los enemigos de la apertura para aseverar que tal modelo fracasó, adicionado a una nefasta exacerbación de la pasión chauvinista.

Jesse no está solo. Aquí, en Costa Rica, hay cierto gremio diputadil muy interesado en que la economía se ponga mal ̶ dado que relativamente no lo está ̶ para que el votante supuestamente le dé el voto en la próxima elección. Para que el país tenga un PAE III (al igual que tuvo el I y el II en dos gobiernos de Liberación) es necesario aprobar dos leyes: la de Concesión de Obra Pública y la venta de FERTICA y CEMPASA. Ante la no aprobación, por la actitud de los diputados de Liberación de retrasar la discusión e impedir que se voten, el directorio del Banco Mundial pospuso la aprobación del PAE III. Cierto sector de Liberación se está saliendo con la suya: impedir que el país siga progresando y que se eche a perder el esfuerzo de tantos años ̶ incluso bajo dos gobiernos liberacionistas ̶ con tal de que la Unidad no llegue de nuevo al gobierno.

Esto lo digo con dolor, pero la responsabilidad debe recaer en quienes son los verdaderos culpables del desaguisado.

Las opciones para el país son claras: en el caso de Jesse se está actuando bien al depositarse parte del pago de la expropiación en los tribunales y pedir que la Corte nombre pronto a los peritos que definirían el valor de la finca, al igual que le sucedería a todo costarricense cobijado bajo un sistema legal que no es producto de satrapías ni de herencias monárquicas, sino de la evolución de un país civilizado. Por aquí las cosas parecen marchar, pero donde la situación se pone mal es con nuestra Asamblea, a menos que los costarricenses inteligentes le exijan a la representación legislativa de Liberación que ponga mayor interés en el bienestar del país y menos en sus fines electorales: el interés nacional no se puede subordinar al interés partidario.

Elisa
20/03/2012, 11:56
1993-01-03-PARA APRENDER BIEN LA LECCIÓN

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PARA APRENDER BIEN LA LECCIÓN

La Nación, 03 de enero de 1993.

Repetir lugares comunes puede inducir a serios errores. Por ejemplo, leí la aseveración de que el gobierno ha manipulado políticamente el tipo de cambio, lo cual podría ser cierto, pero, al ver cómo es que eso sucede, según el autor uno se da cuenta de que, más que una buena interpretación de un fenómeno o un deseo de que se aprenda la importancia de una política económica normalmente moderada, parece estar más bien tras un afán político que termina por empujarlo a lo irrisorio.

En La Nación del 15 de diciembre, en el artículo “Aprendamos la lección”, se asevera que se ha manipulado el tipo de cambio para reducir la inflación interna y que, “en resumen, se debe tener mucho cuidado con el manejo de la moneda y el tipo de cambio. La expansión monetaria se ha dirigido a mayores importaciones y a una revaluación del colón “.
Claro que hay que tener mucho cuidado con ese manejo monetario y cambiario, pero hay que tener mayor precaución con lo que se escribe para no ser inconsistente, porque, si el Banco Central emite en exceso, el resultado es un proceso inflacionario, que tendrá como consecuencia una devaluación, pero no una revaluación, como dice ese artículo.

En el actual sistema de flotación de la moneda, la participación ocasional del Banco Central más bien ha sido para evitar una revaluación del colón, mediante el retiro de dólares de la calle (ello se refleja en el crecimiento de sus reservas monetarias), pues, de no haberlo hecho ante el enorme ingreso de divisas, nuestro tipo de cambio sería mucho menor que el actual, con lo cual sí se daría lo que se juzga en el artículo de marras de que “ las exportaciones están siendo afectadas”.

A muchas personas les ha preocupado el alto déficit de la balanza comercial de pagos, pero mucho de ese excedente ha sido financiado por ingresos de turismo mayores de lo previsto, así como por un influjo relativamente estable de capitales.

Tan es así que hasta las reservas en poder del Banco Central han aumentado significativamente en el último año. Un buen resultado de los programas de apertura comercial es que nos está permitiendo ampliar nuestra exigua capacidad de importar, lo cual faculta que los costarricenses puedan satisfacer una gama más extensa de sus deseos y necesidades. Nuestras exportaciones en este año, a pesar de la violenta caída del precio del café, crecieron cuatro veces más de como lo hicieron un año antes. El tema de la balanza comercial es de interés observarlo, pero no debe ser usado, bajo pretexto didáctico, para fines electoreros.

Elisa
20/03/2012, 11:57
1993-01-11- EL VERDADERO TIPO DE CAMBIO

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EL VERDADERO TIPO DE CAMBIO

La Nación, 11 de enero de 1993. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 43-44.

¿Cómo harán los magos para decir cuál es el precio “verdadero” en un mercado? Hace muchos años, un Banco Central, agotado y sin reservas internacionales se vio obligado a devaluar partiendo de un precio del dólar de ¢6,65. En ese momento los taumaturgos desempolvaron su bolita mágica y opinaron sobre cuál debería ser el “verdadero” tipo de cambio. Alguien propuso que el dólar costara ¢8,50, en tanto que otro –posiblemente era un exportador reprimido por el proteccionismo ̶ dijo que alrededor de ¢10. Todos, como dioses del Olimpo, dictaban el precio invariable al que deberíamos de sujetarnos los ordinarios mortales.

Tal vez esas andanzas de otrora expliquen su petición actual para que el precio del dólar no sea el de ¢137 de hoy (martes 5 de enero, en que escribo esto), sino el que arbitrariamente –en esto cualquier criterio unilateral es arbitrario– defina el comportamiento de unos índices de precios, propuesta que es útil más no suficiente para explicar el precio de la divisa. No es sino ahora, en tiempos recientes, en que el tipo de cambio se define en mayor grado según las fuerzas del mercado. La revolución silenciosa que significó la posibilidad desde hace más de un año de adquirir documentos en dólares pagados en colones en la Bolsa Nacional de Valores, fue el primer paso en la liberalización de una cuenta de capital que durante mucho tiempo había sido restringida por la arbitrariedad del Banco Central. El complemento natural a aquella primera medida fue la decisión tomada el año pasado por el Banco Central de permitir el libre movimiento de capitales.

Esta fue una reforma importantísima para la determinación del tipo de cambio en el país. La intervención reciente del Banco Central en el mercado cambiario ha sido relativamente marginal y, como lo omiten en sus escritos los paladines de la intervención, más bien ha sido para impedir que el colón se revalúe –esto es, que valga menos del dólar–, en vez de serlo para evitar una devaluación que esos profetas habían vaticinado en diversas ocasiones, que sería el resultado de la liberalización de la cuenta de capital.

¿Será que no han podido sustraerse por algún rezago freudiano, del afán de intervenir, regular y controlar la acción de los participantes en el mercado, que otrora pregonaron y que ahora les impide comprender que el verdadero tipo de cambio es tan sólo el precio que determina ese mercado? Los que promueven una devaluación decretada lo hacen por desconocimiento, por politiquería o por un deseo, frustrado en la realidad, de poder señalar, con su arbitrario, que lo que predijeron que se daría terminó dándose, aunque fuera en contra de lo que nos ha dicho el mercado.

Elisa
20/03/2012, 11:58
1993-01-21-EDUCACIÓN Y CRECIMIENTO ECONÓMICO

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EDUCACIÓN Y CRECIMIENTO ECONÓMICO

La Nación, 21 de enero 1993.

En una revista que publica la Universidad Católica de Chile, dos economistas, Vittorio Corbo y Patricio Rojas, realizan un valioso ejercicio intelectual al tratar de responder la pregunta que “han hecho insistentemente las autoridades coreanas en los últimos quince años y que la autoridades chilenas se están empezando a hacer. Estas son las economías que tienen dudas respecto a qué se requiere para sostener altas tasas de crecimiento.”

Llama la atención que los chilenos vayan más allá de querer saber cómo crecer o bien, de los que creían saber cómo hacerlo pero no tenían la paciencia requerida, tal vez porque sus altas tasas de crecimiento real de la producción empiezan a ser lo normal, como lo atestigua este año, cuando su economía creció en un 10 por ciento –el doble de lo nuestro y de lo cual debemos estar orgullosos.

El trabajo de Corbo y Rojas (“Crecimiento Económico de América Latina”, Cuadernos de Economía, año 29, No. 87, agosto de 1992) concluye en que el crecimiento del área durante las tres últimas décadas no se explica por la teoría tradicional del crecimiento económico, que considera que surge por un aumento de los factores productivos y una generación de cambio tecnológico, concluyendo en que, “si bien la inversión tiene un efecto positivo y estadísticamente significativo sobre el crecimiento… explica solo alrededor del 37 por ciento de la variación del crecimiento del Producto Interno Bruto per cápita”.

Los autores, con base en nuevos modelos de crecimiento económico que enfatizan la importancia de variables como la educación, la estabilidad de las políticas macroeconómicas, el grado de apertura, el tamaño relativo del Estado, entre otras, obtienen como resultado que, “además de la tasa de inversión, entre las variables que se consideraron las más significativas fueron los dos indicadores de estabilidad macroeconómica (inflación y razón de déficit comercial a PBI) y… el capital humano…”, lo que nos da dos importantes consejos. La importancia de tener políticas macroeconómicas que conduzcan a la estabilidad, lo que deseamos se tenga presente en este año preelectoral, pues también esa práctica asegura dividendos políticos y, en segundo lugar, que la educación es esencial para el crecimiento económico, por lo que la conducta de cierto sector legislativo, en su momento en contra de un crédito del BID para mejorar el rendimiento de ese sector, era a largo plazo una simple condenatoria para que todos fuéramos más pobres.

Elisa
20/03/2012, 11:58
1993-01-30-INCUBADORAS DE CRISIS

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INCUBADORAS DE CRISIS

La Nación, 30 de enero de 1993.

En abril y mayo de 1983 escribí cinco artículos sobre la grave crisis de la economía chilena. Para ese entonces ya existía una evaluación clara de cuáles habían sido sus detonantes y consideré importante que el lector interesado se diera cuenta de la conveniencia que tienen buenas políticas económicas. El tema de esa crisis vuelve a la palestra en nuestro medio, al plantearse la duda de si “¿no estaremos incubando algo parecido en Costa Rica?”. Ante ello, creo que es de importancia repasar lo que pasó en Chile y comparar si la incubadora de por allá es similar a una potencial muestra.

La primera diferencia entre nuestra situación cambiaria actual y chilena de aquella época está en que, en Chile, desde un esquema de minidevaluaciones denominado “la tablita” y ante una enorme cantidad de reservas en su economía, se fijó el tipo de cambio en 39 escudos por dólar mientras que aquí el tipo de cambio dejó de fijarse hace ya buen rato y actualmente, en esencia, el mercado determina su valor (con una intervención mínima del Banco Central). Hoy el régimen cambiario de Chile y el nuestro son muy parecidos.

La segunda diferencia crucial es que Chile tenía una política de ajuste salarial indizado a la tasa de inflación del año previo. Como la inflación venía bajando, el ajuste del momento en el salario nominal era mayor que la inflación del año, lo que elevó fuertemente los costos unitarios que, aunado a un tipo de cambio fijo, hizo perder toda competitividad a su sector externo. En los últimos años Costa Rica ha sido prudente en el aumento de salarios y hasta se ha acusado al gobierno de que el incremento en los mínimos ha sido inferior a la inflación (en verdad han sido parecidos). Por lo tanto, nuestra situación actual es muy distinta a la chilena de referencia.

En tercer lugar, en ese momento Chile sufría una fuerte especulación financiera y su control preventivo no era el más adecuado. Esta experiencia, que mucho sirvió como lección para mejorar nuestra prevención (como ha sido el fortalecimiento de nuestra AGEF), hacen que en Costa Rica esto no parezca ser un problema.

Finalmente, la alta dispersión entre la tasa de interés pasiva y activa en el país, más que el nivel de la primera, podría ser adecuadamente tratada, eliminando distorsiones que la provocan, lo cual requiere tomar medidas como, por ejemplo, eliminar el monopolio en los depósitos a la vista, promover banca extranjera para que opere aquí, acelerar reformas al Banco Central que están en una Comisión de la Asamblea Legislativa, entre otras medidas ya muy conocidas en nuestro medio, pues parece que son ciertos políticos quienes no quieren que avance la reforma requerida.

Elisa
20/03/2012, 11:59
1993-02-08-PERIODISTA EN LAS COLONIAS

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PERIODISTA EN LAS COLONIAS

La Nación, 08 de febrero de 1993.

Hace pocos días, cuando el Presidente de nuestra República viajaba por España, escuché un noticiero español en canal 40, transmitido por un canal de su monopolio oficial. En ese noticiero algún periodista formuló unos comentarios acerca de nuestra nación, que vale la pena conocerlos. Como la mayoría, sino todos nuestros telenoticieros, reproduce con identidad cansona las noticias de ese canal y como no creo que nuestras televisoras domésticas hayan contratado locutores con “ceceo” ibérico, esperé que reprodujeran esa noticia internacional de marras, pero, como no lo hicieron, creo que hasta ellos se dieron cuenta de la barbaridad transmitida por esa voz de España.

El periodista español dijo ̶ más o menos, porque no es textual lo que transcribo, aunque expongo la esencia de lo expresado ̶ después de ofrecer tomas de tugurios, tal vez para exponer a su mundo que aquí sólo eso existe, y de darnos la aburridora explicación de algún político, más candil de la calle que otra cosa, que la economía costarricense durante los últimos dos años había tenido tasas de crecimiento negativas, señaló que la inflación y la devaluación eran procesos totalmente descontrolados, con lo que ̶ y aquí viene el comercial que parece iluminar esta oscuridad del intelecto ̶ los grupos sindicales y la oposición socialdemócrata se sentían estimulados (lo cual no lo creo) para recuperar el poder en la próxima elección.

Independientemente del criterio de fraternidad que puede tener este socialista español ̶ porque debe serlo y perdónenme si me equivoco ̶ , la verdad es que tanta falsedad expuesta puede atribuirse a diversas razones, pero me parece más a unas que a otras. Podría pensarse que es la ignorancia de un periodista lo que le movió a decir tales falsedades sobre el comportamiento de nuestra economía, pero esta explicación es poco creíble, dado lo fácil que aquí resulta disponer de datos adecuados que muestran una situación palmariamente distinta de la que expresó. Si no recabó bien su información, entonces es un mal periodista y mejor haría dedicándose a otra cosa. Otra posible explicación de su conducta es la mala fe, si bien es algo difícil de probar, pero intuitivamente me parece que nos da buena razón de su comportamiento.

¿Qué hacer para que actúe con corrección el telediario TVI de España, medio de supuesta alta reputación y muy visto y copiado en nuestro país? Posiblemente debe enviársele la información adecuada sobre nuestra economía y señalar que la época de la ignorancia colonial hace ya mucho tiempo que pasó: creo que hemos crecido lo suficiente como para dejar de chuparnos el dedo.

Elisa
20/03/2012, 12:00
1993-02-17-EL MUNDO SIGUE CAMBIANDO

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EL MUNDO SIGUE CAMBIANDO

La Nación, 17 de febrero de 1993.

Tres acontecimientos recientes harán reflexionar a algunos conservadores locales relacionados con el social-estatismo. Me refiero a dos visitas al país, una del Ministro de Hacienda de México, Dr. Pedro Aspe, y otra del presidente del BID, Dr. Enrique Iglesias, así como una declaración de principios formulada por el nuevo presidente del Partido Laborista inglés, Mr. John Smith.

En cuanto a la exposición del ministro Aspe acerca de reformas económicas hechas en su país, tiene importantes lecciones prácticas para quienes en el Estado deben formular políticas económicas, así como para opositores, quienes deberían evolucionar su critica hacia cómo mejorar las cosas actuales, sin descarrilar nuestro progreso con dañinas trabas legislativas. Se llega a la conclusión de que México ha hecho un enorme esfuerzo para estabilizar su economía. Esto se ha reflejado en resultados tales como que, partiendo de una inflación de casi el 200 por ciento anual en 1982, se alcanzará este año una tasa del 7 por ciento o bien, que de un déficit público del 18% en aquel año, ya en 1992 se logró un ligero superávit. Pero sobre todo cómo su proceso de privatización ha permitido realizar el cambio de “un estado rico con un pueblo pobre” hacia el desarrollo de su verdadera función social, al proclamar el expositor que “el liberalismo social está en marcha en México”, donde ahora las comunidades tienen acceso a mayor educación, mejores vías, agua potable, vigilancia y otras cosas que inducen a pensar que estamos en presencia de una segunda revolución mexicana.

La visita del presidente del BID, quien públicamente alabó el esfuerzo y resultados obtenidos en nuestra economía durante los últimos años, sirvió para recordar a políticos social-estatistas que el mundo ha cambiado y que el BID está enteramente comprometido con el progreso de nuestras naciones, aún cuando ambiciones de campanario impulsen a ciertos políticos a oponerse, porque sí, sin pensar o por cálculo electorero, a todo lo que huela a liberalización.

Finalmente, John Smith, –¡que nombre más sencillo!– nuevo jefe del Partido Laborista de Inglaterra –casi nada, el papá del social-estatismo criollo– acaba de impulsar una nueva plataforma ideológica para su partido, la cual enfatiza la labor privada sobre la estatal y el pago al resultado del esfuerzo, en vez de la manutención del “pobrecito” (benevolencia usualmente trastocada, como en cuento de hadas, en un rico perceptor de rentas) y que, como dijo un comentarista, ideología que “John Major o Margaret Thatcher no tendrían problema alguno en suscribirla”. Así van las cosas: mientras la hora de la reflexión llegó al corazón laborista, algunos aquí creen que podrán ganar una elección impidiendo el progreso del pueblo.

Elisa
20/03/2012, 12:01
1993-02-25-ESTRATEGIA ULTRA-EXPORTADORA

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ESTRATEGIA ULTRA-EXPORTADORA

La Nación, 25 de febrero de 1993. Esta versión fue corregida en el párrafo segundo, tal como aparece aquí, en La Nación del 27 de febrero de 1993.

En algún círculo se ha dicho que la actual política cambiaria equivale a una sobrevaloración del colón. Se ha argüido que el tipo de cambio actual no refleja el precio de la divisa, lo que hace necesario devaluar al colón. Incluso se ha sugerido que se debe seguir una política cambiaria que subvalúe a nuestra moneda, para que así la exportación siga creciendo.

Otros hemos insistido en que el tipo de cambio adecuado (como en un régimen neutral, también llamado estrategia de promoción de exportaciones, pues elimina el sesgo antiexportador del proteccionismo) es el que determine el mercado, donde el tipo de cambio efectivo que recibe el exportador (lo cual incluye subsidios, CATs y similares), es aproximadamente igual al que paga el importador (que incorpora tarifas, el valor de restricciones al importar y otros similares) contrario a lo sucedido en un régimen sustitutivo de importaciones, en donde el tipo de cambio efectivo que se pagaba al importar era muy superior al que se percibía al exportar. Una estrategia ultra-exportadora sería aquella donde el tipo de cambio efectivo que recibe el exportador es muy superior al que paga el importador.

Esta última estrategia, como se ha insinuado, origina muchos problemas, a algunos de los cuales me referiré:
Primero: un régimen de neutralidad cambiaria da lugar, además de eliminar el sesgo antiexportador, a que haya una sustitución eficiente de importaciones. Al tipo de cambio de mercado hay actividades que resultan ser relativamente más rentables si se producen en el país. Si se subvalúa el colón, bajo el esquema ultra-exportador, relativamente se afecta esa sustitución eficiente de importaciones.

Segundo: la estrategia ultra-exportadora dirige más recursos de los socialmente deseables hacia la exportación (exportar pobreza, a veces se le llama). Hay actividades de exportación que, al tipo de cambio de mercado supuestamente inferior, no son rentables, pero sí lo serían si las autoridades devalúan arbitrariamente la moneda nacional, Es un proteccionismo vuelto al revés.

Tercero: afecta al consumidor doméstico, al encarecerle indebidamente los productos importados y no surgir una oferta (potencial) de bienes producidos internamente, que antes resultaban más baratos que los importados.

Cuarto: una manipulación del tipo de cambio por un Banco Central manda una señal equivocada al mercado. En el futuro el tipo de cambio podría ser ajustado según fueran las presiones (búsqueda de rentas) de ciertos grupos y nadie quita que sobrevalorar el colón vuelva a ser la regla, en vez de que, como ahora, sea el mercado el que determine su valor

Elisa
20/03/2012, 12:01
1993-04-01-OPORTUNISMO Y POLITIQUERÍA

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OPORTUNISMO Y POLITIQUERÍA

La Nación, 01 de abril de 1993.

Tal vez nadie mejor que don Miguel Ángel Agüero logró captar la inconsistencia de cierta cúpula liberacionista ante el PAE III, al hacer la siguiente pregunta: ¿Cómo es que el PAE I y el PAE II ambos puestos en gobiernos liberacionistas eran buenos, mientras que, ahora, el PAE III resulta que es malo?
La explicación parece ser más sencilla de lo que se cree: cierto grupo dentro de Liberación, como tiene relativamente poco que alegar sobre la reciente conducción económica del país, cree que atacando al PAE III se debilita al actual gobierno y se genera una oposición que captaría en la próxima elección.

Al atrasar la aprobación del PAE III creen que le hacen un grave daño al gobierno y que así los fondos de aquél no vendrían en esta administración, sino que los disfrutarían en una presunta de ellos ¿Extraña conducta, verdad? Se antepone el interés partidario al interés nacional. Así, es frecuente, por ejemplo, que a esos mismos opositores oportunistas al PAE se les escuche en otros países pedir la aplicación del PAE, pero cuando regresan nos dicen que hacerlo aquí representaría todo lo malsano que podría haber en la economía. Son los mismos quienes, si dirigen sus palabras al sector privado claman porque el Estado se reforme, pues el costo del ajuste lo ha tenido que pagar el sector privado, pero cuando, como con el PAE III, hay la oportunidad de poner en cintura la dispendiosidad administrativa y financiera públicas, corren a decirnos que ahora eso no vale pues lo que importa es ganar o como haya lugar.

En una no extraña simbiosis entre oportunismo y politiquería, debe inducir a meditar a personas allegadas a esa corriente política acerca de dónde es que yace la conveniencia para la nación: si en aquellos que preferirían ver un país hecho trizas en lo económico, en tanto eso les dé dividendos políticos o en aquellos dispuestos a realizar reformas indispensables, si bien dolorosas, para asegurar la estabilidad y crecimiento en el mediano y largo plazos, como es de esperar que se dé con la aprobación del PAE III.

Se observa la andanada contra el PAE III: los mismos (pero no todos; otros respetables académicos sí diferencian política de politiquería) quienes en otras ocasiones, cuando gobernaban, echaban panegíricos sobre la conveniencia del ajuste estructural, ahora se rasgan las vestiduras ̶ plañideras dejadas atrás por la historia ̶ tratando de evitarnos la peste del PAE III. ¿Acaso esos social-estatistas defensores del status quo merecen gobernarnos?

Elisa
20/03/2012, 12:02
1993-04-16-TERRORISMO PERIODÍSTICO

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TERRORISMO PERIODÍSTICO


La Nación, 16 de abril de 1993.

Cuando la melancólica izquierda marxista, así como algunos social-demócratas, testigos del derrumbe de sus prédicas estatistas, empezaron a referirse despectivamente al pensamiento liberal, adhiriéndole el prefijo “neo” ̶ sin explicar por qué, pero, eso sí, les servía para cultivar un mítico ogro come-niños ̶ escribí un artículo que pasó casi inadvertido, el cual reclamaba mayor seriedad intelectual a quienes soslayaban la discusión de ideas para ampararse en efectos impresionistas.

Al acalorarse nuestra campaña política, el empleo de la palabra neoliberal me recuerda años atrás, cuando para descalificar a alguna persona simplemente se le llamaba comunista, lo cual bastaba para ahorrarse el esfuerzo de pensar acerca de lo que el otro decía. Ahora se aplica la misma estrategia: “No usemos el cerebro; tan sólo acusémoslo de neoliberal”, esperando con ello descalificar ipso facto a quien ose divergir del pensamiento social-estatista (o neosocial-estatista o neocomunista, si es que le gustan los “neos”).

Me atrevo a señalar si es que por neoliberalismo entienden a un conjunto de ideas por el cual se busca, entre otras cosas, que prime mayor libertad económica, en donde el mercado juegue un papel más destacado que el que solía tener en regímenes intervencionistas, en que, por ejemplo, el presidente Monge en lo económico fue neoliberal al iniciar con el PAE I el desmantelamiento de estructuras socializantes; en que también don Oscar Arias ̶ de quien recuerdo que una vez me comentó don Adolfo Chadid que era más liberal que este articulista ̶ amparado al PAE II impulsó fuertemente el proceso de apertura comercial, de privatización y de desocialización de una economía que hoy algunos añoran. Y qué decir de don Rolando Araya, quien parece tener muy clarito por dónde es que evolucionan las ideas y, aunque no les guste a ciertos caracteres, don José María Figueres ha expuesto algunas ideas de corte “neoliberal”, que incluso provocaron que un colega precandidato quisiera echarlo de Liberación Nacional por renegar, ¡oh hereje!, de un ideario conservador.

Si no están convencidos del uso peyorativo que se hace de la palabra neoliberal ̶ usada, como lo evidencia el párrafo anterior, con claro fin electorero más que de un llamado a pensar ̶ basta leer un artículo de Carlos Cortés en La Nación del 24 de marzo, en donde señala a Urbina Lara como un “guerrillero yuppie, el terrorista neoliberal…”, insultando a quienes se nos podría encasillar como neoliberales, como este servidor o don Eduardo Ulibarri, entre muchos costarricenses, a que quien uno debe respetar por ser personas que, como tales, merecen recibirlo y que, de ninguna manera, son terroristas intelectuales.

Elisa
20/03/2012, 12:04
1993-04-26-LA LUCHA CONTRA LA INFLACIÓN

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LA LUCHA CONTRA LA INFLACIÓN

La Nación, 26 de abril de 1993. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 37-38.

Como enemigo público número uno se ha calificado a la inflación y no podía ser de otra manera, pues es uno de los impuestos más regresivos que hay, dado que son los grupos relativamente más pobres quienes mantienen mucha de su riqueza en dinero, el cual pierde valor con la inflación.

En la lucha contra la inflación, los “neoliberales” han sido muy claros. En esta administración se ha hecho un gran esfuerzo por reducirla de cerca de un 25 por ciento a más o menos un 10 por ciento en este año. Igualmente, en el gobierno neoliberal de don Oscar Arias, más que todo por su principal actor en el campo económico, don Eduardo Lizano, se sentaron muchas de las bases del orden monetario indispensable para tener éxito en esa batalla.

También me acuerdo cómo en la administración neoliberal de don José Joaquín Trejos, la lucha contra la inflación fue impulsada por los neoliberales de entonces –jóvenes ministros que le dieron honra, fama y habilidad para hacer bien las cosas a ese gobierno.

Ahora al PAE III se le rechaza en círculos más que políticos, electoreros, por ser “neoliberal” y mencionan una hipotética renegociación con el Banco Mundial cuando asuman su soñado gobierno. Ese afán cortoplacista de ver los árboles lamentablemente les impide ver el bosque. En estos momentos los gobiernos de las naciones ricas de la comunidad internacional –las que dan la ayuda externa– así como los organismos financieros multilaterales, como el Fondo Monetario y el Banco Mundial, han decidido trasladar casi todos sus fondos disponibles para sacar de la postración a las economías de la antigua Unión Soviética. Esto, para nosotros los ticos, quiere decir que cuando el hipotético nuevo gobierno renegocie otro anunciado PAE III –lo cual tomaría entre un año y medio y dos años– tal vez les den el sí, pero ya no habría plata para darles soporte. Esto es, terminarían con algo parecido al actual PAE III, pero ya el país no obtendría recursos que le permitirían amortiguar posibles efectos inconvenientes que en el corto plazo tiene el ajuste, así como tampoco se podrían resolver problemas que limitan al crecimiento económico del país.

Una parte sustancial de los fondos del PAE III se usarían para sufragar las pérdidas cambiarias del Banco Central, con lo cual disminuiría la emisión monetaria y con ello se reduciría aún más la inflación. Así se pondrá en práctica esa “justicia social” que muchos proclaman, pero que, en verdad, les importa un bledo. La lucha contra la inflación no es un asunto estrictamente neoliberal; es de todos los costarricenses con sentido común, quienes juzgan que para ese fin bien servirían los recursos del PAE III, cuando aún existen y para que no tengamos después que lamentar todos la miopía de ciertos políticos.

Elisa
20/03/2012, 12:05
1993-05-06-BACANAL NEOLIBERAL

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BACANAL NEOLIBERAL

La Nación, 06 de mayo de 1993. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 77-78.

Cuando hace tres años nos reunimos unos economistas para pensar acerca de las polìticas económicas que convendrían a nuestro país, un colega, buscando poder, se quejó públicamente, para ayudar a su imagen, de que se trataba de una “orgía neoliberal”. La palabrita había traspasado del ambiente neo-marxista universitario a la neo-social-democracia de los subsidios y privilegios. Si vio y escuchó por televisión el programa “Hacia una Nueva Iberoamérica: La Modernización del Estado”, para que ese intervencionista fuera consistente tendría que decirnos que ahora se presentó una “bacanal neoliberal”.

Los participantes en tal programa tienen suficientes credenciales para afirmar lo que dijeron y provienen del riñón de partidos políticos muy ligados (¿aún?) a la neo-social-democracia criolla, por lo que sus consejos le pueden ser útiles.

El moderador, don Enrique Iglesias, Presidente del BID, expresó, entre cosas muy interesantes, algo que sin duda lo hacen un “neoliberal”: “Nos va muy bien en América Latina con el libre comercio”. Don Enrique, ex Secretario de la CEPAL y destacado intelectual, fue Ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay en un gobierno reconocido como social-demócrata (o neo-social-demócrata como deberían decir los conservadores del terruño).

También participó don Pedro Aspe, Ministro de Hacienda de México, quien dijo, entre cosas que lo ponen a uno a pensar, que en su país se tenía un Estado rico y un pueblo pobre; que en la reforma del Estado exigió orden financiero, contener la inflación, quitar el proteccionismo y dar justicia en cuanto a igualdad de oportunidades y calificó la experiencia mexicana de “liberalismo social”. Me imagino que esto convierte al PRI en un partido “neoliberal”.

El socialismo Europeo lo representó el Ministro de Economía español don Carlos Solchaga, quien expuso la herejía “neoliberal” de que “hemos roto tabúes que identificaban a los Estados Social demócratas con la nacionalización” y que “el mercado tiene un gran papel que jugar en donde el Estado les define un marco regulatorio”. Con razón el líder de la Izquierda Unida española, Julio Anguita, dijo que el Partido Socialista y el Partido Popular (la oposición) ambos eran neoliberales.

A don Alejandro Foxley, del gobierno que sustituyó a Pinochet, se le debe haber hecho más difícil decir en ese programa que era posible la democracia en una economía abierta y con mercados, en donde hubiera una política social progresista en que se derrotara la inflación, me imagino por el temor de que se le adosara el término “neoliberal”, pues en tal cosa creemos muchos. El nuevo gobierno ha tenido la sabiduría, sin sacrificar la libertad política, de proseguir esencialmente la misma conducta económica del ogro Pinochet.

¿Y cuál fue el eco del partido político símbolo del social-estatismo de los cuarentas y cincuentas: el peronismo? Don Domingo Cavallo, Ministro de Economía de Argentina, expuso que la modernización económica era compatible con la justicia social y que había que ordenar las economías, principalmente luchando contra la inflación, que era el mayor enemigo de los pobres. Al leer ciertas revistas de Argentina, veo que allá, al igual que por aquí, la caverna del intelecto le critica… por ser “neoliberal”.

¿Es que acaso mucho de lo allí expuesto no es compartido por casi todos nuestros precandidatos, como para que, si son intelectualmente honorables, dejen de referirse peyorativamente a quien presenta ideas, por ser “neoliberal”… o es que, tal vez, ni siquiera notan que lo son o es que la ambición por el poder les hace ciegos y sordos, pero no mudos?

Elisa
20/03/2012, 12:06
1993-05-20-DELINCUENCIA NEOLIBERAL

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DELINCUENCIA NEOLIBERAL

La Nación, 20 de mayo de 1993.

No era de extrañar que el casi reciclado compañero de viaje, don Rodrigo Gutiérrez, dijera a la prensa que los actos de delincuencia que acaba de vivir el país de debían a las políticas “neoliberales”. Sí sorprende que un precandidato de Liberación Nacional, quien sostiene muchas ideas “neoliberales”, nos dijera en un debate por televisión que esas políticas habían producido pobreza y que esto provocaba la conocida racha de delitos, secuestros y cosas parecidas.

Siempre he pensado que los políticos –cualquiera su signo– son personas intelectualmente honorables y que no son capaces de decir idioteces, pero la verdad se va imponiendo: con contadísimas excepciones son capaces de eso y de más; no hay duda de que el fin que persiguen justifica los medios que emplean.

Primero: esos señores tendrían que explicarnos, y no sólo decírnoslo, cómo las políticas “neoliberales” son causa de delito. Deberían señalar específicamente cuáles de ellas o si todas provocan la delincuencia, además de mostrar con cifras, con datos, con números y no con creencias o especulaciones sin sustento, que lo que llaman “políticas neoliberales” originan pobreza, como si ésta no ha estado presente en la humanidad desde su mismo origen, de paso ofendiendo con ello al pobre pero honrado, como conocemos a muchas humildes personas que no son delincuentes.

Segundo: si las “políticas neoliberales” provocan delincuencia, deberían de mostrarnos cómo es que surge el crimen en países en donde no hay esas políticas –como en la URSS añorada, en donde se nos juraba que no había delitos, para descubrir luego que era todo lo contrario, o como en el Brasil de un “anti-neoliberalismo” campante, cuyos crímenes son harto conocidos.

En tercer lugar, esos señores deberían de explicarnos el papel que jugaron las políticas “neoliberales” en Costa Rica, en febrero de 1973, con los papaluchos y asociados, en todas esas cosas muy sabias, así como en los secuestros de Aizenman, de Cuco Arrieta y de la niña Yorleny Castro o en el asesinato de Kosuga o en el crimen de Alajuelita o en las muertes extrañas, que no por ello se olvidan. ¿Verdad que no había “políticas neoliberales”, en ese entonces?

Ha surgido una extraña obsesión en cierto medio –propia de épocas de oscurantismo, de piedras filosofales y dioses multimorfos, de la alquimia, brujería y astrología ̶ de adscribir todo lo que se considere inconveniente o malo a las “políticas neoliberales”, pero ni siquiera definen, quienes así lo dicen, qué son ellas ni cómo operan ni de que tratan, pues todo vale con el fin de obtener poder: en vez del dolor de razonar prefieren ampararse en la ignorancia. Seguro es que si esos señores sufrieran un aborto intelectual, le adscribirían la paternidad del mal engendro a las ideas “neoliberales”. Así es como, gracias a la politiquería, avanza el conocimiento en algunas personas.

Elisa
20/03/2012, 12:07
1993-05-27-UN DEBATE SOBRE IMPORTACIÓN DE GANADO

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UN DEBATE SOBRE IMPORTACIÓN DE GANADO

La Nación, 27 de mayo de 1993.

Los lectores posiblemente han visto una agitada polémica entre quienes desean prohibir la importación de ganado desde Nicaragua y quienes consideran que éstas más bien son convenientes para el interés nacional. Siempre me he preocupado cuando alguien quiere impedir que los costarricenses importemos algún bien, pues lo que posiblemente se busca es elevar los precios para su beneficio en contra del de los consumidores o, como me parece que en mucho puede ser lo que sucede, porque se actúa de manera impensada.
La realidad de un comercio libre en la economía mundial continúa imponiéndose y no se puede tapar el sol con el dedo creyendo que nuestro país es capaz de sustraerse de ella, realidad que se impone más aún en la difícil situación en que al momento se encuentra la actividad ganadera, pues, si se acepta la sugerencia de impedir la importación de ganado en pie, en lugar de mejorar se va a dar un empeoramiento notable de ese importante sector de la economía nacional.
La gran virtud que tiene el mercado mundial, específicamente el de los Estados Unidos, para nuestro ganadero eficiente es que de hecho es un mercado infinito. No me puedo imaginar que si Costa Rica decide exportar todo su ganado, sea capaz de bajar significativamente el precio internacional o el del mercado norteamericano. Esa característica tan especial de ese mercado es lo que me mueve a pensar que, tal vez, ciertos ganaderos nacionales, opuestos a la importación de ganado nica, en realidad no han meditado bien lo que significa la vigencia de sus propuestas, en el contexto del mercado actual de la carne.
Acerca de estas consideraciones es necesario plantear con toda claridad algunas reflexiones. En primer lugar, con el proceso de liberalización gradual que se ha venido dando en nuestra economía, en efecto el precio de la carne en el país es igual a su precio internacional. A diferencia de décadas pasadas, cuando al ganadero doméstico se le imponían precios internos altamente subsidiados para el consumo local o bien se le cargaban gravámenes de distinto tipo cuando exportaba, la realidad actual es que el precio está libre y la distancia parece ser casi la única diferencia que surge entre el precio de la carne puesta aquí y el de aquélla en el mercado mundial. Impedir la libre importación de ganado desde Nicaragua significa para el ganadero que, por una equivalencia de trato semejante, en cualquier momento alguien les va a fijar el precio interno o les cargará de impuestos onerosos, como algunos parecen añorar un pasado que ojalá no vuelva.
En segundo lugar, el acceso al mercado de los Estados Unidos opera en función de un registro histórico de nuestras exportaciones, Si, como ha sucedido, entre 1991 y 1992 se redujo la matanza de ganado nacional para la exportación en casi un 49 por ciento, además de que el hato nacional se ha reducido en un 20 por ciento, difícilmente el país podrá seguir cubriendo la cuota de acceso al mercado norteamericano que actualmente posee y, si no la llena, el país va a perderla en el futuro, reduciéndose aún más las posibilidades de acceso que hoy tiene a ese mercado. Esto es, no cubrir la cuota actual es casi un suicidio a plazo para nuestra industria ganadera. Precisamente lo que la importación de ganado de Nicaragua permite es que nuestra exportación a los Estados Unidos no caiga tanto. Según algunas estimaciones, de no ser por el ganado nica la pérdida en la exportación ha sido sólo de un 39 por ciento entre 1991 y 1992, con lo cual ese ganado lo que ha hecho es salvar un 10 por ciento de nuestra cuota actual.
En tercer lugar, es falso que la importación de ganado de Nicaragua a Costa Rica provoque un descenso en el precio interno de la carne. Eso sería cierto si Costa Rica no tuviera adónde exportar su ganado, como de hecho puede hacerlo ilimitadamente. Si existiera un mercado cautivo, en donde el único lugar en que el ganadero nacional puede vender es Costa Rica, entonces obviamente una importación de ganado bajaría el precio doméstico. No creo que la intención de cierto gremio ganadero sea la creación de un mercado cautivo que va en contra de la historia y del progreso. La realidad es que, en este caso concreto, lo que figuradamente hace el ganado nica es darse una paseadita por Costs Rica en su camino hacia los Estados Unidos, asegurando con ello, a futuro, que la actividad ganadera nuestra pueda tener acceso a tan rico mercado.
Antes de terminar, conviene recordar que, si bien es cierto que nuestro sistema de financiamiento para la crianza es aún muy ineficiente (por ejemplo, nuestros bancos no aceptan el ganado propio como garantía, lo cual parece ser un absurdo, pues cualquiera acepta el inventario de una firma como garante de un préstamo ), más absurdo sería volver al pasado, cuando en Costa Rica se tenía un precio interno de la carne que era casi la mitad del precio internacional, cuando la verdad es que hoy día lo que nos conviene hacer es usar toda nuestra capacidad productiva de plantas, de fincas y de empresarios, para exportar lo más que podamos. Lo que nos conviene es traer desde afuera todo el ganado que podamos ̶ que tenga permiso de acceso a los Estados Unidos y venga en buenas condiciones de salud ̶ y procesarlo aquí, agregándole valor, ampliando nuestra cuota de acceso a ese mercado y, con ello, asegurar la supervivencia de la actividad ganadera nacional, que hoy día está en problemas para suplir una oferta que nos asegure una cuota sustancial en el mercado norteamericano.
La escuela de la competencia es muy clara: se tiene que pensar cómo hacer para que la actividad sea más eficiente, luchar para eliminar distorsiones que el Estado impone de diversas maneras y que afectan negativamente esa tarea. El mundo ha cambiado notablemente y no es recurriendo al proteccionismo ni impidiendo la competencia como se van a enriquecer ̶ tarea ennoblecedora en la creación económica ̶ sino compitiendo con base en el ingenio en los mercado globales. La importancia del ganado nica, al contrario de lo que dicen algunos, es que más bien permitiría a nuestros ganaderos insertarse a largo plazo y de manera eficiente en las corrientes del competido comercio mundial: si nos dormimos, otros competidores tomarán nuestros lugares; tomarán la cuota de acceso al mercado norteamericano, dejándonos por fuera. ¿Acaso es eso lo que se quiere?

Elisa
20/03/2012, 12:07
1993-06-06-DON EDUARDO MORA Y EL NEOLIBERALISMO

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DON EDUARDO MORA Y EL NEOLIBERALISMO

La Nación, 06 de junio de 1993.

Dice la verdad don Eduardo Mora en su artículo “El neoliberalismo” publicado en La Nación del 24 de mayo, cuando señala que quien esto escribe “ha recurrido a las páginas de La Nación para solicitar que alguien le explique el significado de ‘neoliberalismo’”. Me ilusionó el título del ensayo publicado por el señor Mora, pues esperaba claridad, pero, al contario, continúa el vacío: él no explica al lector qué es “neoliberalismo”. No nos dice si esa gente come chiquitos crudos o cocinados; si son ateos o comunistas; si santifican el monopolio o la libre competencia; si estimulan la criminalidad o son creyentes en la pena de muerte; si creen en la democracia o en Pinochet o en Stalin; algo… Si bien don Eduardo tuvo el coraje de titular su artículo con esa palabrita, me deja incapaz de explicar a mis alumnos en la Universidad qué es el “neoliberalismo”, por si lo deben temer u odiar o anatematizar o, como hago yo, para que se rían de tanta tontera que se pronuncia sin costo aparente para quien las profiere. (Como sucede cuando una señora metida en la política dijo en una entrevista en la televisión que el sexismo y la discriminación contra la mujer eran resultado de las políticas neoliberales).

Elisa
20/03/2012, 12:08
1993-06-12-EL ODIO AL EXTRANJERO

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EL ODIO AL EXTRANJERO

La Nación, 12 de junio de 1993.

Las campañas políticas tienen la virtud de mostrar las grandes contradicciones en que incurren ciertas agrupaciones en su ansia de capturar votos. El 1º de junio escuché decir en una estación de radio a un economista ligado a la tendencia de Figueres que la inversión externa le provoca un gran daño al país, pues al comprar propiedad de costarricenses nos convertía en una nación de siervos en lugar de una de hombres libres. Suponía con desprecio que los ticos no saben qué hacer con el dinero proveniente de esas ventas, excepto dilapidarlo y no invertirlo en otros proyectos.

No se entiende cómo tal absurdo es compartido por otras personas que uno bien conoce y que se han declarado seguidores de esa tendencia, personas que, como el propio señor Figueres, han dado muestras de apreciar ampliamente la inversión externa y hasta participado en conjunto con ella, con lo cual difieren sustancialmente de lo dicho por ese economista metido a político. Así parece ser la politiquería de campanario, pero no deja de sorprender ver a connotadas personas aceptar ese ideario propio de socialistas de fines del siglo pasado o de los cuarenta en naciones fascistas, más que de un mundo moderno abierto y sin prejuicios en contra de los ahorros externos.

Para que no hable tanta tontera acerca de la inversión externa en nuestro país, voy a dar algunos datos, para cuya comprensión debo explicar que el Producto Nacional Bruto (PNB) es el valor de la producción de todos los bienes y servicios finales producidos por nacionales en la economía en un año dado, en tanto que el Producto Interno Bruto (PIB) es el valor de la producción de esos mismos bienes producidos en el territorio nacional.

Resulta que el PIB real creció en un 7.3% en 1992, que es casi tres veces el crecimiento real de 1991, que ascendió a un 2.3% y casi el doble que el promedio de crecimiento real del 4% durante el lapso 1982-1991. Lo interesante es que en la década 1982-1992, la contribución de los extranjeros a la producción dentro del país (lo que se mide por la diferencia entre el PIB y el PNB) ha ido declinando de un 12% del PIB en 1982, a un 8% en 1986-87, a un 3.3% en 1991 y similar en 1992. De esta manera, la producción que corresponde a los costarricenses ha ido aumentando en el lapso analizado. Esto quiere decir que cada vez es más importante el aporte de producción que hacen los nacionales en la producción total del país, lo que no parece indicar que nos estemos convirtiendo en una nación de siervos gracias a la inversión extranjera, sino que parece suceder todo lo contrario.

Elisa
20/03/2012, 12:09
1993-06-22-IMPORTANTES PERO AUSENTES

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IMPORTANTES PERO AUSENTES

La Nación, 22 de junio de 1993.

La opinión de ciertos gremios privados acerca de la aprobación del PAE III sin duda que reviste una importancia crucial para ayudar a que los políticos definan con claridad su posición con respecto a tan importante planteamiento económico. Esta conversación ha estado, no obstante, ausente del ambiente político.

Por ejemplo, me consta la insistencia con que la Cámara de Industrias pidió en un pasado muy reciente y en forma pública, al discutirse la conveniencia de integrarnos al comercio mundial, que el ajuste no sólo se hiciera con medidas que “afectaban” al sector que representa, sino que también éste llegara al sector público, para así eliminar distorsiones que eran un obstáculo para poder competir eficientemente. A esta política se le llamó, en diverso escritos de esa Cámara, de la “simultaneidad” con que debía llevarse a cabo el ajuste. El PAE III posee muchas condiciones que eliminan esas distorsiones (no todas las que pueda tenerse, pero contiene una muy significativa reforma estatal).

Lamentablemente, en momentos en que el país se puede ver beneficiado con una posición pública de la Cámara de Industrias a favor de esa “simultaneidad”, su opinión está ausente. ¿Qué podría estar pasando? ¿Se estarán imponiendo los intereses gremiales de corto plazo ante los nacionales que van más allá o se trata de un simple olvido?
Algo similar sucede con algunos otros gremios empresariales. Por ejemplo, ¿por qué las asociaciones que agrupan al sector financiero no dicen nada acerca de la necesidad de aprobar las recomendaciones contenidas en el PAE III y en otros préstamos del BID para realizar importantes reformas al sector? ¿Será que no les interesan las propuestas? ¿Será que no las consideran convenientes para el país? En estos momentos el silencio público no es deseable, pues, ante su indefinición explícita, bien puede algún político pensar que hay una ganancia electoral, al sugerir echar para atrás reformas convenientes tomadas en los últimos siete años.

Hay otra asociaciones que tampoco dicen nada sobre este asunto de la aprobación urgente del PAE III: cada una debe meditar al respecto y no esperar que alguien les pregunte públicamente: ¿Por qué guardan silencio? ¿Por qué no opinan? ¿Qué es lo que está pasando con sus dirigencias que nada le dicen al país, aunque tal vez lo hagan en conciliábulos?

Elisa
20/03/2012, 12:12
1993-07-15-JOSÉ MARÍA FIGUERES ES UN NEOLIBERAL

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JOSÉ MARÍA FIGUERES ES UN NEOLIBERAL

La Nación, 15 de julio de 1993. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 81-82.

Si bien no se me consideraría jamás como el Papa del neoliberalismo en Costa Rica, honor que por alguien ya le fue adjudicado a otro colega, cierta gente me podría ver como miembro del Sacro Colegio Cardenalicio del neoliberalismo criollo, de manera que, les guste o no, en cierta manera me veo habilitado para dar la ordenación a la vista, a quien puedo considerar como sacerdote de la secta neoliberal. Es por ello que me atrevo a afirmar que José María Figueres es neoliberal, a pesar del ataque que al neoliberalismo hacen algunos de sus más cercanos colaboradores, ante el disgusto privadamente patente de otros que desearían ser cercanos ayudantes, pero que ahora se les tiene en la llanura, tal vez porque políticamente tienen la marca del fierro de neoliberales.

El neoliberal sostiene que el Estado no debe meterse a producir bienes y servicios cuando lo pueden hacer mejor las personas. El neoliberal cree en la estabilidad de la economía, en la provisión de una infraestructura básica que permita el desarrollo de la economía, en especial de capital humano –educación y salud– que permita a los pueblos salir de su pobreza (tal como lo hicieron los liberales en nuestro siglo pasado). El neoliberal cree en la privatización de las empresas estatales productoras de bienes y servicios, en la cual deberán participar, en las más variadas formas, todos los diferentes grupos que integran nuestra sociedad (nada de exclusividades a nadie: sí libre participación para todos). El neoliberal considera que el Estado debe asegurar una red básica de educación y salud que permita el logro de igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. El neoliberal juzga que el Estado no debe tener más personal que el necesario –el cual es pagado por todos nosotros– y que el Estado debe de estar sujeto a reglas claras que permitan lograr eficiencia en la prestación de sus funciones básicas.
Cuando el individuo puede desempeñar mejor una labor que ahora la realiza el Estado, no debe impedírsele que lo pueda hacer.

El neoliberal estima que deben existir reglas de juego claras y permanentes para la inversión privada y, en general, para la libre actuación de las personas. El neoliberalismo considera que la inversión extranjera constituye un punto de apoyo complementario importante para la inversión nacional, supliendo el ahorro externo indispensable para acoplarse al nuestro, por lo cual no debe impedirse su participación en nuestra economía. El neoliberal opina que el presupuesto general del Estado debe tender hacia su equilibrio, donde no gaste más de lo que ingresa. El neoliberal juzga que la inflación no es la solución a nuestros problemas económicos y la considera el principal flagelo de la economía, en especial contra los grupos de menores ingresos y por ello debe mantenerse la moderación en la emisión monetaria. El neoliberal estima que los intereses no deben ser objeto de subsidios y que no se puede fomentar el ahorro cuando los que perciben las personas son inferiores a la inflación. El neoliberal profesa que el Estado no debe controlar precios, lo cual sólo da origen escaseces y mercados negros y, en el caso de prácticas monopólicas –ese odiado actor en las economías– cree que el Estado debe garantizar el mejor ambiente para que surja la competencia, que es el aliado verdadero y máximo de los consumidores.

El neoliberal piensa que el fin último en la economía es la satisfacción de los deseos y necesidades humanas y que no conviene producir porque sí, sino en función de ese consumidor. El neoliberal profesa que no deben ser burócratas estatales quienes definan qué sectores deben ser los protegidos, los subsidiados, los controlados, los regulados, a quienes se les fijarían sus precios, cuáles los favorecidos con descriminación preferencial, sino que sean reglas generales del mercado las que determinen el marco competitivo en que participen dichos actores: debe lucharse porque haya la mayor competencia posible en los mercados y, si aún así se presentan monopolios, que sean regulados adecuadamente por el Estado. El neoliberal no estima que el mejor interés del consumidor y el bienestar del costarricense residen en la erección de barreras arancelarias que otorgan una protección indebida a ciertos sectores de privilegio, sino que la universalidad de las reglas y una apertura mayor hacia la competencia son precisamente las que permiten lograr un mercado más amplio y una mayor satisfacción para el consumidor. El neoliberal sostiene que los gobiernos deben ser fiscalmente responsables y que no se deben acudir a la emisión monetaria del Banco Central para pagar tales aventuras financieras.

El neoliberal piensa en la conveniencia de una plena autonomía del Banco Central, en donde sus autoridades no sean simples “yes men” de la administración de turno, pues las directrices políticas muchas veces obnubilan al buen sentido económico de sus personeros: una mayor autonomía es garantía para los costarricenses de una conducción económica menos proclive a la emisión y a la inflación. El neoliberal opina que los procedimientos estatales deben ser flexibilizados al máximo, de manera que la tramitología y el permiso requerido para todo sean sustituidos por reglas generales, uniformes y de fácil cumplimiento para los ciudadanos. El neoliberal no cree que el Estado deba otorgar favores especiales, privilegios, prebendas, concesiones exclusivas, contratos especiales ni monopolios particularizados que favorecen a sectores definidos, todo en contra del bien común. El neoliberal no confía en sistemas tributarios engorrosos, plenos de huecos tributarios para favorecer a algunos y crear distorsiones, ni tampoco en impuestos que desincentivan el esfuerzo, el ahorro y la asunción de riesgos. El neoliberal opina que las políticas anticuadas del social-estatismo de otrora fueron particularmente más dañinas para los sectores más pobres de nuestro país (por ejemplo, la inflación) y que los programas de ajuste son ahora indispensables ante el descalabro del antiguo modelo de sustitución de importaciones. El neoliberal considera que es mejor que los programas de ayuda social se dirijan directamente hacia quienes lo necesitan –para el pobre del cual algunos hacen negocio político con su miseria– en vez de dar subsidios generalizados que más bien terminan por beneficiar en mucho a los sectores más ricos del país (como sucedía con los intereses subsidiados que se fueron en el “embancamiento”). El neoliberal piensa que es mejor que muchas decisiones que el Estado toma hoy por todos nosotros, más bien sean efectuadas por las familias y las personas; más que algún burócrata estirado en su escritorio –víctima a su vez de un sistema que no estimula el desarrollo personal– es el padre y la madre de familia quienes saben qué es lo que conviene a ellos y a sus hijos.

Estas son algunas de las cosas en que me parece creen estos tipos llamados neoliberales. Ahora bien, considero que don José María Figueres también cree en mucho de esto que lo convierte en un neoliberal. Y pregunto: ¿acaso ustedes también no creen en estas mismas cosas?

Elisa
20/03/2012, 12:12
1993-08-04-IRRESPONSABILIDAD ANTE EL PAÍS

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IRRESPONSABILIDAD ANTE EL PAÍS

La Nación, 04 de agosto de 1993.

Cuando don Eduardo Doryan señala en La Nación del 24 de junio, que “ la primera y más sensata ( de las opciones es) prescindir del PAE III y (que) …se obtendrían recursos externos, pero para proyectos específicos y sectoriales, se avanzaría en la agenda de cambio estructural, pero desde una perspectiva costarricense, y se mantendría una vinculación provechosa con el exterior”, no sólo nos cree tonticos a los demás sino que, también, es uno de los economistas ligados al candidato Figueres (triste es decirlo: de los más cercanos) que no están haciendo bien su tarea en torno al PAE III.

Es conveniente que tales señores den una revisadita a las proyecciones sobre las necesidades futuras de recursos que tendría un hipotético gobierno suyo, para echar por la borda, así porque así, los $350 millones que ofrecen el Banco Mundial y el BID y que el candidato Figueres ̶ mal aconsejado ̶ rechaza. Actualmente hay reservas sustanciales como para que, con toda tranquilidad, se concluya este año y mediados del otro sin requerir fondos externos (ya se acabo la bondad de la AID para con los dos gobiernos anteriores: ahora la realidad mundial se impone en las cuentas fiscales y de balanza de pagos). Pero el alto volumen de importaciones financiado con inversión privada externa y turismo no es inagotable; por ello, además del ajuste a largo plazo del tipo de cambio, determinado por el mercado, debe darse un acoplamiento con fondos externos, como los del PAE III, para mitigar el costo del ajuste a corto plazo. Bien se lo sintetizo su compañero Eduardo Lizano: “Es mejor hacer el ajuste con recursos, que sin ellos.“ (Hotel Fiesta, 9/7/93).

Tal vez esos desinformados consejeros harían bien en preguntar cómo le fue a un economista, compañero de partido y quien dicen anda detrás del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde le dijeron que el PAE III no era negociable, que Costa Rica o lo rechazaba (en su totalidad) o lo aceptaba. La realidad mundial se impone: los fondos a futuro van para las economías ex socialistas. Figueres, mal aconsejado, priva al país de fondos externos vitales y que en gran parte van dirigidos a programas sociales.

Esos asesores no han presentado formas alternativas, verosímiles y serias de financiamiento externo, por lo que el daño que se podría causar al país por la no aprobación del PAE III es enorme. Lo importante es que Costa Rica ̶ en especial la que no acepta esa conducta basada en el beneficio politiquero de corto plazo ̶ queda bien informada de que está frente a unos irresponsables, y desde ahora es necesario así señalárselo.

Elisa
20/03/2012, 12:13
1993-08-13-ALENTAR LA INCERTIDUMBRE

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ALENTAR LA INCERTIDUMBRE

La Nación, 13 de agosto de 1993.

Un resultado positivo del proceso de apertura y liberalización de nuestra economía son las señales claras que desde 1985 se han enviado al país, acerca de la orientación de nuestro orden económico en los años venideros. Entre lo pendiente de llevar a cabo han estado reformas sustanciales para reducir las distorsiones que causan ciertas acciones del Estado, lo cual se propone lograr con el PAE III.

La estabilidad, que en cierto grado hoy disfrutamos resultado de proseguir políticas monetarias, comerciales y fiscales adecuadas, ha sido un poderoso factor de atracción tanto para la inversión privada externa como la nacional (así como para repatriar mucho capital que se había ahuyentado por malas políticas económicas). Por ello me preocupó la posición expresada inicialmente por el señor José María Figueres de oponerse a la aprobación del PAE III, pues enviaba una nueva y distinta señal a los diversos participantes en nuestra economía, acerca de hacia dónde va su rumbo, en especial porque el PAE III busca lograr aquella “simultaneidad” en el ajuste que había sido urgida por muy diversos sectores del país.

Por más que se nos diga que dicha posición no se debía interpretar como un recule en la conducta aperturista y liberalizadora de Costa Rica, lo entonces expresado por don José María ̶ creo que mal aconsejado ̶ genera incertidumbre en la economía, lo cual tiene un efecto negativo sobre nuevas inversiones y generación de empleo en el país ̶ tenemos que competir por esos recursos con otras naciones que cada vez son más exitosas a causa de sus reformas estructurales ̶ a la vez que inhibe a muchas firmas ya establecidas de llevar a cabo nuevos planes de inversión, pues no saben con claridad si, en una eventual administración de don José María, se echaría para atrás en políticas económicas que básicamente se han efectuado durante las tres últimas administraciones.

El daño que se le hacía la país, al generarse dudas sobre su política económica por la no aprobación del PAE III, tenía que ser imputable a quienes estaban dispuestos a pensar qué presuntos beneficios de corto plazo resultaban ser más valiosos, que aquellos que a mediano y largo plazo recibe el país con la aprobación del PAE III. Por ello es que considero que el viaje de don José María al Banco Mundial ha sido muy positivo y ha regresado, ya no oponiéndose al PAE III, como lo hacía inicialmente, sino que ahora propone aprobar las leyes que le integran y que es lo que en esencia falta por hacer del PAE III. Ahora lo importante para reducir la incertidumbre a que me referí antes es saber que la propuesta no es un subterfugio para, de hecho, rechazar al PAE III por inanición, sino que se trata de una decisión clara a favor del progreso del país.

Elisa
20/03/2012, 12:14
1993-08-21-BALANCE DEL AJUSTE ESTRUCTURAL

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BALANCE DEL AJUSTE ESTRUCTURAL

La Nación, 21 de agosto de 1993.

El Ministerio de Planificación publicó recientemente el documento Costa Rica: Balance del Ajuste Estructural 1985/1991, elaborado por un grupo de siete profesionales de alta calidad, a quienes me honra reconocer tanto por sus conocimientos académicos como por su honradez intelectual. Este estudio ha pasado relativamente inadvertido por los medios de comunicación de nuestro país, por lo cual me permito, por lo menos, hacer referencia a sus conclusiones más importantes, las cuales son especialmente significativas a la luz de la discusión presentada en torno a la aprobación de un Tercer Préstamo de Ajuste Estructural.

Ese informe, el cual hace gala de técnicas de medición económica bastante elaboradas y de gran actualidad, señala como conclusión que, en el caso de Costa Rica y hasta 1991, “… el ajuste estructural ha rendido frutos satisfactorios en términos de crecimiento económico, diversificación productiva y de exportaciones, disminución moderada en la carga de la deuda y aumento en la generación de nuevos puestos de trabajo, con lo cual se abatieron las elevadas tasas de desempleo abierto presentes en la primera mitad de los ochentas”. (Op. Cit., p. 56).

Más claro no canta un gallo: en el único estudio efectuado para valorar los efectos sobre la economía nacional de los PAEs I y II, los hallazgos son satisfactorios. Por supuesto, alguien va a pedir que también se evalúen los efectos de los PAEs sobre la maternidad en Macho Ahorcado de Güelta de Jorco, pero ya uno sabe que tales trabajos se piden para atrasar el progreso de Costa Rica, al no aprobarse el Tercer Préstamo de Ajuste Estructural.

El informe citado continúa: “Consecuentemente es de esperarse que si estos resultados favorables son sostenidos en el tiempo y reforzados con nuevas medidas de transformación económica, las condiciones creadas facilitarían un desarrollo auto sostenido en el largo plazo, en particular si los desajustes económicos son atacados oportunamente por políticas correctas”. Lo que estos jóvenes economistas nos dicen es que debemos proseguir por la senda del ajuste estructural, al tiempo que estamos atentos a mantener una buena política económica que conserve nuestra estabilidad.

Rechazar el PAE III implica retroceder en nuestras posibilidades de crecimiento, caer en una tendencia al abandono de la estabilidad de nuestra economía y, sobre todo, que se brindan señales al mercado de que, en medio de la incertidumbre, se vislumbra un proceso de involución de la economía, con todos los efectos negativos que tendría sobre el empleo, la inversión y el bienestar, en general, de nuestro país.

Elisa
20/03/2012, 12:14
1993-09-05-DE NEOCONSERVADORES Y NEOLIBERALES

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DE NEOCONSERVADORES Y NEOLIBERALES

La Nación, 05 de setiembre de 1993. En La Nación del 03 de setiembre se indicó una corrección en el último párrafo del comentario original, tal como aparece aquí.

La televisión mostró a los conservadores rusos manifestándose en la antigua Plaza Roja y supuse que eran los adoradores del régimen zarista, pero me equivoqué: los conservadores amantes del ancien régime eran los ex comunistas. Con esto se darán cuenta del mal uso que con frecuencia se hace de las palabras. Por ello, mencionaré a gobernantes empeñados en seguir políticas neoliberales y notarán que se trata, en muchos casos, de social-demócratas a la antigua (los ex comunistas de Europa Oriental se empeñan en llamar social-demócratas a sus partidarios: qué enredo con los de aquí), de grupos políticos sin ideología definida, de social-estatistas, de social-cristianos y hasta dirigentes de grupos populistas fascistoides.

Citamos al gobierno de España de Felipe González, cuyo Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es de la más rancia estirpe social-demócrata. Don Felipe no cesa de recordar a sus ciudadanos que la reforma económica pasa por ampliar mercados, disminuir el papel del estado, entre otras cosas, que el censor de ideas no tardaría en tildar de insultante neoliberalismo.

Sigamos con un grupo político social-estatista: el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México, el cual, tanto en el gobierno de Salinas de Gortari con en el anterior, ha puesto en práctica ideas típicamente neoliberales (en el argot de la eminencia grisácea se trataría de infiltrados) y hasta se ha “osado” señalar que su movimiento es un “liberalismo social”.

El pensamiento cercano al fascismo tiene en Menem (otro pecador insensato) un liberal quien, como sus vecinos, Juan Carlos Wasmossi (de un partido sin ismos) de Paraguay, Sánchez de Losada (casi nada, del Movimiento Nacionalista Revolucionario) de Bolivia, ha abogado por los mercados, la competencia, la inversión privada externa, privatizar actividades del Estado y toda esa “monada” de herejías neoliberales.

Entre social-cristianos neoliberales pueden incluir a Cristiani de El Salvador (no, a Clinton no, si no lo quieren a pesar de que no deshizo, como lo auguraron los profetas del negativismo, el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá), y también a Fujimori y al Ecuador y el de Colombia y la lista sigue… pues hasta Fidel ya empieza a “tentarse” con el “bárbaro” capitalismo neoliberal. Tal vez la respuesta se encuentre en el intendente uruguayo Tabaré Vázquez. Preguntado éste, ante Leonel Brizola, Rodrigo Borja y Julio María Sanguinetti, quienes bien sabemos de dónde vienen, si “existen alternativas al neoliberalismo”, respondió: “Si existen esas alternativas, yo no las tengo…”.

Elisa
20/03/2012, 12:15
1993-09-13-BUENOS DIAS, VIETNAM

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BUENOS DÍAS, VIETNAM

La Nación, 13 de setiembre de 1993.

¿Sabía usted que la economía de Vietnam creció un 10 por ciento en 1991? ¿Qué la inversión extranjera de ese año fue de US $1.200 millones, más que en India o Corea? ¿Que se ha convertido en importador y en el tercer exportador de arroz del mundo?... Esa revolución se debe al abandono gradual del socialismo estatista y a reformas institucionales orientadas hacia la vigencia del mercado. Se quitaron los controles de precios y la fijación de salarios; se redujo notablemente el arancel proteccionista; se ha modernizado su régimen cambiario y se ha redefinido el papel del Estado para adaptar su economía a los requerimientos competitivos del comercio mundial, al cual se entró con paso seguro.

En tanto en nuestro medio el afán conservador del socialista, al contrario de sus parientes vietnamitas, está a punto de frenar el impulso liberalizador y hacer retroceder nuestra estructura económica hacia la vigencia de normas mercantilistas, enemigas del consumidor y favorecedoras de la concesión de privilegios ineficientes. Gracias a la obcecación de cierto círculo, la no aprobación del PAE III impedirá eliminar el mayor flagelo contra los pobres de nuestro país: la inflación. Parte de los recursos del PAE III se usarían para eliminar pérdidas del Banco Central, provocadas por deudas que tiene en dólares desde muchos años atrás. De no disponer de esos fondos, tales pérdidas serían cubiertas por emisión, lo cual, como lo saben tirios y troyanos, se traduce en inflación. De no tener esos recursos, difícilmente, cualquiera que sea el gobierno de turno, se tendría el control deseable de la oferta monetaria, llevándonos a la permanencia de tasas de inflación de dos dígitos, con el daño consecuente sobre todos nosotros y en especial sobre los más pobres del país.

Uno conversa de estos asuntos con personas afectas a grupos que se oponen a la aprobación del PAE III y, en privado, le señalan estar de acuerdo en que el país reciba estos fondos y ponga en práctica las políticas que contiene, pero, a la hora de las cosas, cuando deben expresar su sentir a quien debe conocerlo, para que se conozca su firme posición de conveniencia nacional, asumen una actitud timorata: la de espera y verás; aquella de “después de febrero lo haremos”, cuando ya el camino sí estará definitivamente cerrado. Ocultar el verdadero sentimiento no parece ser el camino que deban asumir esos señores, sino ser francos con lo que sus convicciones les exigen manifestar: que el PAE III le conviene al país y así deben saberlo, con toda claridad y firmeza, los líderes políticos que pretenden gobernar nuestra nación. ¿Habrá para Costa Rica un “buenos días, Vietnam”?

Elisa
20/03/2012, 12:16
1993-10-05-ESPERADAMENTE INESPERADO

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ESPERADAMENTE INESPERADO

La Nación, 05 de octubre de 1993.

El acuerdo firmado el 12 de setiembre entre el Gobierno de Israel y la Organización para la Liberalización Palestina (OLP) llena de enorme satisfacción a las personas que siempre esperaron que algún día llegara la paz al Oriente Medio, aunque el hecho de que esa negociación fuera en estos días sorprendió a casi todo el mundo. Ojala que este primer paso seguro, en medio de la cautela que exige la historia, sea el impulso hacia una verdadera marcha por la pacificación de la región aunque ya pronto surgirá el profeta del negativismo, quien nos dirá que estas son señales del fin del mundo, profesión que abunda a fines de cada siglo y que por suerte hasta el momento se ha visto frustrada en sus predicciones.

En una conversación reciente con un funcionario de un organismo multinacional en torno al incierto futuro de nuestro PAE III, gracias a la tozudez mostrada por oportunistas así como por ideólogos, quienes ciertamente desean enterrar al progreso en libertad y sustituirlo por el dirigismo social-estatista, me señaló que, en adición a la enorme demanda de recursos financieros en los mercados internacionales hacia las economías ex socialistas, si bien moderada por la lenta creación de las instituciones adecuadas, una solución al problema palestino-israelí probablemente implicará una demanda adicional de fondos, pues sí disponen de la estructura institucional adecuada para la inversión y una gran voluntad política internacional en su favor, por lo que 1994 sería muy exiguo en cuanto a la disponibilidad de fondos para aquellos otros países que usualmente los requieren.

Es aquí donde uno se pone a pensar ¿cómo irán a sustituir los opositores a la aprobación del PAE los $350 millones que están contenidos en dicho préstamo? Hasta el momento lo que han aseverado es que habrá fondos para proyectos específicos ̶ pero aún no nos mencionan de adónde ̶ dando por un hecho que los organismos multilaterales de crédito no les van a poner condiciones semejantes a las que ahora rechazan, pero, al mismo tiempo creen a pie juntillas que esos recursos estarán allí, esperándolos como a la paz en Oriente Medio, nada más para cuando a bien tengan usarlos. Probablemente sólo tendrán acceso a los sobrantes de las economías ex socialistas (¿creen ustedes que sobrará algo?), o a los que queden después de la ayuda masiva para el Oriente Medio. (De entrada, tan solo la Comunidad Económica Europea les ofreció un apoyo multimillonario.)

Es importante que algunos de los señores oponentes al PAEIII (por qué hay otros que, por el silencio, se oponen ahora con la ilusión de resucitarlo, como Lázaro, después de febrero, cuando ya nada quede por hacer) nos digan cómo reemplazarán esos recursos de ayuda multilateral o que por lo menos nos cuenten qué les dijeron durante su visita a Washington, cuando fueron allá a hablar del PAE III.

Elisa
20/03/2012, 12:17
1993-10-11-INFLACIÓN E ÍNDICE DE PRECIOS

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INFLACIÓN E ÍNDICE DE PRECIOS

La Nación, 11 de octubre de 1993. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 33-34.

Ha habido cuestionamientos, sobre todo en medios televisados, acerca de si el actual índice de precios al consumidor mide bien la inflación. En esos medios ha faltado un análisis correcto acerca de qué es dicho índice, qué es la inflación y qué hacen quienes miden dicho índice. Casi dan por descontado que no sirve para estimar la inflación e inducen a pensar que debe haber alguna manipulación gubernamental de las cifras logradas.

Para aclarar algo las cosas, señalo tres criticas hechas al índice de precios como indicador de la inflación: que es manipulado por el gobierno; que es obsoleto pues no incorpora ciertos bienes que han subido “mucho” y que está sesgado, pues incluye bienes que han tenido bajas inusuales y por tanto la inflación que expresa es menor a la “verdadera”.
La presunta manipulación gubernamental de las cifras puede ser aclarada si se pregunta en la Dirección de Estadísticas y Censo (a su directora, doña Virginia de Rodríguez, acerca de cuya filiación política y honestidad intelectual y técnica no hay dudas) si en la actual administración ha recibido órdenes de alterar los precios para que reflejen un incremento menor al real.
En cuanto a lo segundo, una amiga se quejó del índice de precios como indicador de la inflación porque no incluía los gastos en educación privada, que han aumentado mucho. El punto es que, el hacerse la canasta que sirve para estimar los precios (en 1975) tal erogación no era importante en el gasto familiar, lo cual ahora si podría serlo. Así como ciertos bienes con el paso del tiempo pasan a ser importantes en el gasto, otros dejan de serlo o varían en importancia, por lo que es crucial definir una nueva canasta de bienes para seguir el comportamiento de la inflación, lo cual se hará el año entrante, según se me ha informado. Debe recordarse que deducir cierta tasa de inflación a partir de una canasta es una técnica de extrapolación y en ningún lugar del mundo se le mide contabilizando los precios de todos los bienes. Si hay quejas por no incluir el precio de una cada vez más cara educación privada, alguien podría alegar que por qué no se incorpora en aquella un cada vez más barato servicio de computación.
Finalmente, quienes dicen que el índice está sesgado hacia abajo porque incluye, por ejemplo, a los cigarrillos que bajaron “mucho” hace unos meses, hacen caso omiso que en el pasado también subieron “mucho”; asimismo, que son –aunque no nos guste – importantes en el gasto de las personas y también que esa baja se dio de una sola vez por todas y que no ha sido continua. En síntesis, a ciertos economistas y a ciertos medios les ha fallado ser un poco más rigurosos en la forma en que se deben tratar estos asuntos y así contribuir a la educación de la ciudadanía.

Elisa
20/03/2012, 12:18
1994-01-12-ANÁLISIS DE LOS HECHOS

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ANÁLISIS DE LOS HECHOS

La Nación, 12 de enero de 1994. Este artículo fue firmado conjuntamente por Luis Mesalles, Jaime Gutiérrez, Alberto Franco, Pepita Echandi y Jorge Corrales, todos ex miembros de la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica.

A raíz de la merecida atención que a diario se manifiesta en los medios de comunicación por parte de las autoridades judiciales, políticas y del público en general sobre el quebranto del Banco Anglo, deseamos adelantar algunas reflexiones que puedan contribuir al análisis sereno y constructivo de los hechos. Nos anima la esperanza de que después de este gran debate nacional se logren instituir los correctivos necesarios para evitar una repetición de hechos similares.

En primer lugar, pensamos que es necesario situar el lugar que las leyes le otorgan a la junta directiva del Banco Central y a la AGEF en la labor de auditoría de las entidades financieras.

Contrario a una impresión generalizada, la junta directiva del Banco Central no tiene ninguna función de auditoría externa, excepto aquella que la Auditoría General de Entidades Financieras le somete para su decisión. Y esta decisión consiste en aprobar las recomendaciones de la AGEF porque votar en contra de la acción recomendada por la Auditoría conlleva responsabilidades serias contra los directores en caso de que su negligencia resultara en consecuencias serias para el sistema financiero. De tal manera, que la Directiva del Banco Central actúa no de iniciativa propia en materia de auditoría externa, sino que, por ley, debe responder a una iniciativa de la AGEF.

En el caso del Banco Anglo Costarricense, la AGEF le solicitó a la junta del Banco Central, el 31 de mayo de 1994, su autorización para presentarle al Consejo de Gobierno una solicitud de intervención de ese Banco. Esta fue la primera vez que la AGEF recomendó a la junta directiva tomar una acción terminante. Desde luego que, ya para entonces, la anterior junta directiva había concluido sus funciones.

La ley le señala a la AGEF una “desconcentración máxima” y su función es precisamente la de ser el brazo auditor de la junta directiva del Banco Central, que no puede actuar sin que la Auditoría exponga las razones y su recomendación para intervenir.

Pensamos que en el actual ambiente, poco propicio para la serena evaluación de los hechos, se puede llegar a conclusiones y reacciones contraproducentes. Deseamos recomendar que las personas involucradas en la investigación de la desventura del Banco Anglo no le pidan a la AGEF lo imposible. Debemos manifestar, que, en nuestra experiencia, la labor de auditoraje preventivo, puede evitar muchos de los daños que los malos manejos le pueden ocasionar a las instituciones financieras, pero ninguna auditoría puede evitar lo que le sucedió al Anglo. En el momento actual tenemos a la cabeza de la AGEF a un hombre que en los años en que nos tocó compartir responsabilidades, demostró una comprobada capacidad y honorabilidad y recomendamos que se le otorgue a sus sugerencias el valor que merecen, por el bien del sistema financiero.

Queremos ahora referirnos en términos más concretos a comentarios que aparecen en los medios de comunicación sobre la participación de la anterior junta directiva del Banco Central en la creación de AVC Valores.

En términos generales, la anterior junta directiva del Banco Central representó un pensamiento de apertura económica. Creímos que todas las instituciones financieras, bajo el control de la AGEF, deben tener un campo amplio de acción, limitado sólo por lo que la ley define. Fue dentro de ese marco que actuamos.

El 6 de octubre de 1993, el entonces gerente del Banco Anglo Costarricense, Carlos Hernán Robles, le envió una carta (S. G. 1276-93) al Presidente Ejecutivo del Banco Central, en la que informa sobre la adquisición del ciento por ciento de las acciones de AVC Valores efectuadas cinco meses antes, el 23 de mayo de 1993. En la discusión que la junta directiva tuvo al respecto, dimos por un hecho que la intención del Gerente era la que expresaba la comunicación: la creación de un almacén general de depósito, permitido por el artículo 73 de la Ley Orgánica del Sistema Financiero Nacional. La carta del Gerente del Anglo también se encargaba de subrayar que existía un precedente pues “ya un Banco del Estado cuenta con una sociedad anónima para operar un almacén general de depósitos”.

Carlos Hernández Rodríguez, anterior gerente del Banco Central (Oficio G 242-91), había manifestado que “no se requería permiso del instituto emisor” para ese propósito, de tal manera que, con estos antecedentes jurídicos y administrativos, como la carta del señor Robles tampoco solicitaba nuestra aprobación, nos limitamos a “tomar nota”. Así lo reconoce el auditor general de entidades financieras, Rafael Díaz Arias el 29 de setiembre de 1994, cuando declaró que “la junta directiva” “tomó nota” de la información bajo el entendido de que se trataba de una operación prevista en el (supracitado) artículo 73.”

Pero además, el procurador adjunto de la República, Farid Beirute, anteriormente había externado su criterio en el diario La República, que la compra de AVC Valores por el Anglo, “no ocupaba autorización del Banco Central”. El día 17 de julio de 1994, ya después de conocerse la magnitud del problema, don Farid opinó que no se podía, entonces, anticipar que AVC Valores “podía desnaturalizarse y dedicarse a otras actividades como la adquisición de títulos valores de la deuda externa de la República de Venezuela”.

Nosotros coincidimos con las apreciaciones del señor Beirute.

Finalmente, deseamos referirnos al proyecto del anterior Gerente del Banco Anglo por establecer el Anglo American Bank.

El 23 de marzo de 1994, el entonces gerente del BAC, Carlos Hernán Robles, le envió una carta al Presidente Ejecutivo del Banco Central para solicitarle “la anuencia” del Central para obtener “una licencia bancaria en Panamá, bajo la denominación Anglo American Bank”.

En la sesión número 4720-94 del 25 de marzo de 1994, la junta directiva, contando con la presencia de los licenciados Alfonso Guzmán Ch., auditor general de entidades financieras pro témpore, y del licenciado Fernando Hernández Q., consejero legal de la junta directiva, dispuso “tomar nota” de lo manifestado por el señor Robles en su carta del 23 de marzo. De esta carta tuvo conocimiento la AGEF. Para entonces, en el seno de la AGEF comenzaban salir a la superficie dudas sobre los estados financieros del Banco Anglo, correspondientes al año 1993.

Aunque ya el auditor general de entidades financieras, Rafael Díaz Arias, había objetado las utilidades declaradas por el Banco Anglo en 1993, todavía no se le había solicitado a la junta directiva del Banco Central, que actuara, puesto que la AGEF estaba en el proceso de recabar la información pertinente para una eventual presentación a la directiva del Central.

Dentro de la línea de política general que nuestra directiva promovió, no teníamos objeción a la creación de nuevos bancos en el interior o en el exterior del país. Es más, ya BICSA existía antes de que nosotros nos viéramos enfrentados a la solicitud de autorizar al Anglo American Bank. El precedente ya se había establecido. En lo que insistimos es que siempre estuvieran sujetos a la auditoría de la AGEF y al marco de la ley vigente. La razón por la cual la junta directiva del Banco Central nunca aprobó la creación del Anglo American Bank ̶ porque “tomar nota” no significa autorizarlo ̶ , es que no podíamos ignorar las objeciones que habían surgido.

Finalmente, fue la AGEF, sin cuyo dictamen la junta directiva del Banco Central no puede autorizar la creación de un banco, la que emitió la decisión final, al dar su criterio negativo a la obtención de esa licencia mediante nota del 4 de mayo de 1994 (N° 596-94), ya en el ocaso de la función del anterior junta directiva, El proyectado banco nunca vio la luz y no jugó ningún papel en el descalabro del Banco Anglo.