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Ver la Versión Completa : Artículos publicados en Diario La Nación 1980-1989



Elisa
13/03/2012, 14:37
Tenemos el agrado de presentarles los artículos que el Sr. Jorge Corrales Quesada publicó en el Diario La Nación de 1980 a 1989

Elisa
13/03/2012, 14:43
1981-04-21- LA LIMITACIÓN DEL GASTO ESTATAL-I


LA LIMITACIÓN DEL GASTO ESTATAL-I

La Nación, 21 de abril de 1981.

La tarea fundamental que tenemos los costarricenses es la definir el sistema de vida que queremos ahora y en los años venideros. Pienso en el hombre de Toynbee que avanza a partir de la crisis y es por ello que miro con optimismo a los años ochenta, que verán un escrutinio intenso del papel del Estado en la sociedad democrática moderna, lo que posiblemente resulte en un bienestar mayor para todos los costarricenses, al limitarse el espejismo que pretendió engañar nuestras conciencias: un freno al Estado que pretendió hacerlo todo bien y terminó haciéndolo todo mal.

Mi propuesta consiste en introducir un capítulo en la Constitución Política de la República, en el cual se limitaría el crecimiento del gasto estatal, que estaría ligado al crecimiento económico de país. De esta manera seria posible, al menos, mantener la participación relativa del Estado en la producción total de bienes y servicios por parte de los costarricenses. Se podría obtener una reducción en los impuestos, así como atenuar las presiones inflacionarias, cuyas disminuciones pasarían de ser utópicas declaraciones políticas a tangibles realidades. Esto podemos lograrlo si todos los ciudadanos estamos dispuestos a contribuir en un plan de limitación y eventual reducción del gasto estatal.

La propuesta es esencialmente la siguiente: limitar constitucionalmente el crecimiento del gasto estatal, de manera tal que el gasto de cada año dependa del gasto del año anterior, agregando un porcentaje de incremento a ese gasto en lo que aumenta la producción total del país. De esta forma, el tamaño del sector estatal no crecería más rápidamente que el tamaño del sector privado. Además, y esto es clave, si el sistema polìtico decidiera disminuir el gasto estatal en un año dado, esto reduciría el gasto del año siguiente.

El problema esencial del excesivo gasto estatal radica en que cada gasto especifico o particular es aceptado por sus propios méritos; tiene patrocinadores importantes y sensatos, pero esa misma aceptación de cada una de las partes por sí mismas, al ser ya sumadas no tiene la aceptación de esos mismos patrocinadores. Estamos de acuerdo en cada una de las partes pero no en la sumatoria del total. Por ello, es indispensable que se fije un total de gasto estatal y de ahí en adelante que se decida sobre las partes del mismo.

Muchas veces se ha sugerido simplemente balancear el presupuesto, pero esto no contribuye a resolver el problema, que es el tamaño relativo del Estado. Se podría simpatizar con los proponentes del presupuesto balanceado, pero su gran defecto consiste en que, si hay un gasto estatal equivalente a, digamos a manera de ejemplo, el 75% del ingreso de los costarricenses, entonces, a fin de financiar ese gasto sería necesario obtener impuestos en un 75% de lo que perciban los costarricenses en salarios, rentas, intereses y utilidades. Yo prefiero una organización sociopolítica en la cual el Estado, por ejemplo, gaste el 5% de la producción nacional, aún cuando el egreso esté totalmente desfinanciado, que una en que el Estado gaste el 75% del ingreso privado y el cual está totalmente financiado.

Es necesario dar algunos datos respecto al crecimiento relativo que el Estado costarricense ha tenido respecto a la producción total. En tanto que en 1957 la participación relativa del Estado respecto al Producto Nacional Bruto era del 12.8%, ya en 1979 alcanzó el 24.6%. En 22 años casi se duplicó el tamaño relativo del Estado. Y esto significa, ni más ni menos, que el Estado se va apropiando más y más del total de nuestra producción. Existen otros datos interesantes: en 1957 el total de salarios pagados en el sector público era del 16.4% de los totales de salarios pagados en el país. Para 1979, dicho porcentaje ascendió al 30.3% de ese total.

Nuestros principales grupos polìticos democráticos, con preferencias cada cual por distintos proyectos de gasto estatal, a fin de lograr cada cual lo suyo están dispuestos a apoyar o no obstaculizar o negociar entre sí sus preferencias de gasto.

Esto implica que cada una de las partes obtiene lo que desea, pero no el país, quien pierde al tener una proporción de gasto mayor que la que se consideraba deseable.
Creo que la experiencia histórica de Costa Rica nos dice que ésta no ha sido placentera en lo que al tamaño del Estado se refiere. Es por ello que una limitación constitucional al gasto estatal, ofrecería una posibilidad de enderezar lo que se nos ha desviado.

Elisa
13/03/2012, 14:43
1981-04-22-LA LIMITACIÓN DEL GASTO ESTATAL-II


LA LIMITACIÓN DEL GASTO ESTATAL-II
La Nación, 22 de abril de 1981.

El problema fundamental que debe ser analizado es la competencia por recursos entre el Estado y los individuos.

Los sectores privados, al efectuar demandas por los recursos productivos de la sociedad, se caracterizan por el conflicto y la competencia en la utilización de esos recursos. Es decir, se supone que, dada una cantidad de recursos, al utilizar un ente privado más de esos factores, lo hace a costas de los recursos que emplearía otro ente privado. Y, por ello, es necesaria la eficiencia en la asignación de factores por parte del sector privado, pues, de no ser así, por la naturaleza competitiva y de lucha por esos mismos recursos, esa entidad privada tendría pérdidas, que no es lo que desea por su propia razón de ser.

Caso contrario de conflicto o competencia por recursos ocurre con la acción económica en el Estado. Los incentivos no empujan hacia la lucha interna de las partes por los recursos escasos, sino que, al contrario, surgen acuerdos internos dentro del Estado a costas de una menor participación del sector privado en el producto nacional y de una mayor participación, por complemento, del Estado en ese mismo producto. El incentivo va dirigido no hacia el conflicto interno en el Estado, sino de éste hacia la sociedad como un todo.

Con una limitación constitucional como la que he propuesto, sería factible revertir el nocivo resultado que he señalado en el párrafo anterior. Ahora sí es posible, al fijar un límite, obligar a las instituciones estatales a que compitan entre sí por los recursos escasos, en vez de la despreocupación originada en una supuesta infinita transferencia de recursos del sector privado hacia el Estado. Al terminar esta complacencia se originaría el conflicto dentro del Estado y, por tanto, se promovería la búsqueda de la eficiencia en la organización de recursos, ahora “escasos” dentro del Estado. Ya no se trataría de simplemente mayores recursos para el Estado, sino de cómo tomar más una entidad estatal a costas de la otra, fijando invariable el total de gastos.

Una de las virtudes de la propuesta de limitación constitucional del gasto estatal es que ésta contribuye a disminuir el proceso inflacionario o, por lo menos, a atenuar los efectos colaterales derivados de la inflación.

La regla casi general, especialmente en los últimos años, es que los Estados débiles acuden a la emisión de dinero a fin de financiar el gasto estatal, cuando éste excede los ingresos tributarios o a la captación de recursos por medio de bonos. Usualmente nuestros Estados no son capaces de obtener los recursos necesarios por medio de impuestos, pues no sólo esto resulta impopular y resta votos, sino también por la relativa pobreza de las bases tributarias.

Es posible diseñar la propuesta de limitación constitucional al gasto del Estado, para que introduzca un poderoso desincentivo a la inflación y esta consistiría en ligar el crecimiento del Estado al crecimiento de la inflación, de manera tal que el Estado no aumentaría su gasto en el mismo porcentaje en que crece el producto nacional, sino en un por ciento menor a lo que aumenta la inflación. Así, el Estado quedaría limitado en su incontenible crecimiento, pues a mayor inflación se penalizaría el tamaño relativo del Estado.

Uno de los problemas más serios que afronta el hombre moderno en sus relaciones con el Estado, ha sido la cantidad de recursos que recientemente éste ha obtenido por la vía de los impuestos. La limitación constitucional al crecimiento del gasto estatal, que ahora estaría ligado al crecimiento de la producción nacional y que, con la estructura progresiva del impuesto de la renta, le brinda mayores recursos que el gasto autorizado, permite utilizar dos caminos en el uso del excedente tributario: o se reduciría la usualmente ya elevada deuda estatal, contribuyendo al saneamiento de los mercados de capitales, o se disminuirán los impuestos para recaudar lo estrictamente necesario para financiar el gasto constitucionalmente permitido.

Creo que la propuesta de limitación constitucional al gasto estatal nos ofrece una oportunidad positiva para transcurrir entre la Escila de mayor inflación y el Caribdis de mayores impuestos.

Elisa
13/03/2012, 14:44
1981-04-23-LA LIMITACIÓN DEL GASTO ESTATAL-III


LA LIMITACIÓN DEL GASTO ESTATAL-III
La Nación, 23 de abril de 1981.

Un elemento promotor de la actividad creciente del Estado es la creencia en la necesidad de la participación estatal para balancear o estabilizar la economía. Hoy día las técnicas de estabilización de Keynes, pregonadas allá por los años treinta, que brindó la base lógica a ese nuevo papel del Estado, no gozan de la preeminencia académica de que disfrutaron en el pasado y, aun en la práctica de la economía, cada vez su aplicación es menor si bien sus efectos ideológicos iniciales perduran en muchos lares.

El problema elemental es que el concepto de estabilización de la economía se convirtió en la caja de Pandora del gasto estatal. Teóricamente se justificó que la norma del gasto estatal en exceso de los ingresos tributarios fuera la máquina del crecimiento y del desarrollo y para los intelectuales era difícil ir contra ese “crecimiento y desarrollo”. Los hechos, y especialmente el fenómeno contemporáneo de simultaneidad de inflación y desempleo, han demostrado cómo el buen doctor Jekyll se convirtió en el malo señor Hyde; cómo el Estado benefactor se transformó en el gran Estado que cercena nuestras libertades; cómo el pensamiento keynesiano, que nos ofrecía el crecimiento autosostenido y siempre en ascenso, evolucionó hacia el estancamiento, la inflación y el desempleo.

La experiencia ha demostrado, casi hasta la saciedad, que constantemente se formulan declaraciones líricas y pomposas que buscan mejorar y hacer más eficiente nuestro aparato estatal y que, en la realidad, tal vez lo que se esté tratando es, quijotescamente, de derribar molinos de viento. Una reforma constitucional que limite el gasto estatal tendría varias características importantes: brindaría cierta duración, sería más mandataria, tendría un carácter extraordinario y fuera de lo común y, más importante, estaría al nivel de la autoridad máxima.

Me voy a permitir transcribir, dadas mis limitaciones en el campo de las leyes y a fin de que sirva de guía para adaptarlo a nuestro sistema legal constitucional, tal vez como parte de las Garantías Económicas del Ciudadano, paralelo inevitable de las Garantías Sociales, una propuesta de reforma constitucional que limita el gasto federal en los Estados Unidos preparado por el Comité de Redacción de la Reforma Constitucional:

Sección 1:
Para proteger el pueblo contra las cargas gubernamentales excesivas y promover políticas monetarias y fiscales sanas, los gastos totales del Gobierno de los Estados Unidos serán limitados.

a) Los gastos totales de cualquier año fiscal no se incrementarán en un porcentaje mayor que el incremento porcentual del producto nacional bruto nominal del último año calendario previo al inicio de dicho año fiscal. Los gastos totales incluirán tanto los gastos incluidos dentro del presupuesto, como los extrapresupuestarios y excluirán las redenciones de la deuda pública y gastos de emergencia.

b) Si la inflación del último año calendario que termina previo al inicio de cualquier año fiscal es mayor que el tres por ciento, el incremento porcentual permisible en los gastos totales para ese año fiscal, será reducido en una cuarta parte del exceso de la inflación sobre el tres por ciento. La inflación será medida por la diferencia entre el incremento porcentual del producto nacional bruto nominal y el incremento porcentual del producto nacional bruto real.

Sección 2:
Cuando para cualquier año fiscal, los ingresos totales recibidos por el gobierno de los Estados Unidos exceden los gastos totales, el excedente será utilizado para reducir la deuda pública de los Estados Unidos hasta que tal deuda sea eliminada.

Sección 3:
Posterior a la declaratoria de emergencia por parte del Presidente, el Congreso puede autorizar, por dos tercios del voto en ambas Cámaras, un gasto de emergencia de un monto específico en exceso del límite para el año fiscal vigente.

Sección 4:
El límite a los gastos totales puede ser variado en una cantidad específica por tres cuartos del voto en ambas Cámaras del Congreso, cuando sea aprobado por los Congresos de una mayoría de los varios Estados. La variación tendrá efecto en el año fiscal posterior a la aprobación.

Sección 5:
Para cada uno de los primeros seis años fiscales posteriores a la ratificación de este artículo, las donaciones totales a los Estados y los gobiernos locales no será una fracción inferior de los gastos totales que la de los tres años fiscales previos a la ratificación de este artículo. De ahí en adelante, si las donaciones son menores que esa fracción de los gastos totales, el límite sobre los gastos totales será reducido en un monto equivalente.

Sección 6:
El Gobierno de los Estados Unidos no requerirá directa o indirectamente que los Estados o los Gobiernos locales se comprometan en actividades adicionales o expendidas sin una compensación igual a los costos adicionales necesarios.

Sección 7:
Este artículo puede ser obligado a cumplirse por parte de uno o más miembros del Congreso en acción legal presentada ante el Corte Distrital de los Estados Unidos en el Distrito de Columbia, pero no por parte de cualesquiera otras personas. La acción legal nombrará como demandado al Ministro de Hacienda de los Estados Unidos, quien tendrá la autoridad sobre los gastos de cualquier unidad o agencia del Gobierno de los Estados Unidos, cuando sea requerido por orden de la corte de que cumpla con los señalamientos de este artículo. La orden de la corte no indicará los gastos específicos que deberán ser efectuados o reducidos. Los cambios necesarios para obedecer la orden de la corte serán realizados a más tardar antes de fines del tercer año fiscal pleno posterior a la orden de la Corte.

Espero que esta serie de tres ensayos sea útil para nuestra Patria, pues en verdad nuestra disyuntiva histórica está ya muy clara.

Elisa
13/03/2012, 14:47
1981-04-30-ALGUNAS CIFRAS SOBRE CHILE

ALGUNAS CIFRAS SOBRE CHILE
La Nación, 30 de abril de 1981.

En los últimos años han surgido muchos comentarios acerca de Chile, especialmente en lo referente a los campos económico y político. En este artículo presentamos algunos datos acerca de la evolución de la economía chilena durante la década de los años setenta. Pero, antes que todo, debemos señalar que el análisis se circunscribe a fenómenos económicos y no hacen referencia al tipo específico de organización política de esa nación; sin embargo, es fundamental señalar que el gobierno del señor Salvador Allende se inició en 1970 y concluyó a finales de 1973, en que asumió el poder el actual gobierno chileno.

Una medida muy significativa de la evolución de una economía es la tasa de crecimiento real de la producción (en este caso particular el dato se refiere al producto geográfico bruto real). Ésta, durante el período 1970-1972, creció a una tasa promedio anual real de 3.7%; para el lapso 1973-1975 disminuyó a una media anual real de 4.6%, pero, para el período 1976-1980, de nuevo aumentó a un promedio anual real de 7.3%, cifra nunca vista en la historia moderna de Chile.

Otra cifra interesante de mostrar es el comportamiento de los precios o de un indicador de inflación, denominado índice de precios a nivel del consumidor. Para el período 1970-1972, la inflación media anual de Chile creció en un 43.2%; en el lapso 1973-1975 la inflación alcanzó la asombrosa cifra de crecimiento anual media de 411.2%, pero ya para el período 1976-1979 la inflación empieza a reducirse sistemáticamente, hasta alcanzar una tasa de crecimiento anual promedia de 93.6%; en especial, durante los años 1978 y 1979 fue de 40.1% y 30.3%, respectivamente. Estimaciones preliminares para 1980 la sitúan en aproximadamente un 25% anual y, para 1981, proyecciones conservadoras la fijan en un 15% anual. El esfuerzo en este campo ha sido asombroso.

Un dato importante es la relación de déficit del sector público con respecto al producto interno bruto de Chile. Para el periodo 1970-1973, fue de un promedio anual de 12.5% (en 1973 llegó al límite histórico máximo de un 23.6%; es decir, el déficit fiscal llegó a ser de casi una cuarta parte del total de la producción nacional). Para el período 1974-1979 descendió a un promedio anual de sólo 2.9%. En 1979 fue de -2.3%; es decir ̶ casi un milagro en nuestra época ̶ más bien hubo un superávit gubernamental.

Un indicador de la apertura de la economía chilena puede verse en la relación importaciones más exportaciones como porcentaje de la producción total. Para los años 1970-1973 la relación promedio de apertura fue de 24.6%. El gran impacto de una apertura al exterior se presenta en los años 1974-1979, en que el cociente aumentó a un promedio de 40.1%; destacándose el año 1979, en que fue del 48.6% del total de la producción chilena.

Una cifra bastante significativa es la inversión como porcentaje de la producción nacional de Chile. Para el periodo 1970-1973, el cociente anual promedio fue de 12.5%, alcanzándose el récord histórico de 20 años en 1972 con el más bajo cociente de tan sólo 11.8%. Para los años 1974-1980, el cociente anual promedio fue de 15.2%, obteniéndose de nuevo el récord histórico de 20 años en 1980, pero esta vez con el más alto cociente de 17.9%.

Las cifras de los cambios en las reservas netas internacionales del Banco Central de Chile también son muy significativas. La tasa media anual de cambio en las reservas netas para el período 1970-1973 fue de -0.6%; o sea, descendieron. Para el período 1974-1978, la tasa media anual de cambio en las reservas netas aumentó en +1.5%, siendo positiva esta tasa a partir de 1976. Otro dato más: en 1980 el superávit de la balanza de pagos ascendió a $1.244 millones.

Otro dato valioso es la relación ahorro financiero con respecto a la producción nacional. Este cociente para el lapso 1971-1972 fue de sólo 5.6% en promedio anual, pero ya para el período 1973-1975 había ascendido a un promedio anual de 13.1%. Pero los datos más notorios se presentan para los años 1976-1980, en que la tasa media anual fue de 48.1%, destacándose 1980, en que ascendió a 75.8% de la producción interna de Chile.

El costo evidente del reajuste de Chile ha sido pagado fundamentalmente por el desempleo, aunque las cifras de que disponemos indican su naturaleza temporal, pues la tasa de desempleo se ido reduciendo de forma paulatina, de aproximadamente un 20% de la fuerza de trabajo en 1975 a un 12% del total a finales de la década; se estima, además, que para 1980 ascienda un 10% del total. Específicamente, la tasa de desempleo para el cuarto trimestre de 1980 fue de 10.1%, en tanto que en el primer trimestre de 1979 el dato fue de 16.5%. Los sueldos y salarios reales aumentaron en el período octubre 1979-octubre 1980 en 17.2%. Esto demuestra que Chile se orienta en la dirección correcta de solución a este serio problema.

Estos datos no han surgido de la nada. Son resultados de políticas económicas. Como hemos escuchado a algunos connotados empresarios lanzar fuertes acusaciones a los que alguna vez hemos propuesto la adopción de políticas económicas de mercado, les preguntamos, ¿por qué no invitan a algunos de sus colegas empresarios chilenos para que les narren lo que ha significado la reestructuración de la economía chilena y para que les expliquen las causas que originaron el desequilibrio?

Elisa
13/03/2012, 14:48
1981-05-09-EL FALSO ESPEJISMO DEL PRESUPUESTO BALANCEADO


EL FALSO ESPEJISMO DEL PRESUPUESTO BALANCEADO

La Nación, 09 de mayo de 1981.

La sabiduría convencional, aún muy persistente en Costa Rica y compartida por muchas excelentes personas, quienes desde mucho tiempo atrás han combatido el excesivo gasto estatal, ha dictado sobre la prudencia de mantener un presupuesto equilibrado. Aún nuestra misma Constitución hace obligatoria la necesidad de obtener recursos ordinarios para hacerle frente a los gastos del Estado. Y qué decir de las múltiples prédicas de grupos como la Asociación Nacional de Fomento Económico o las de editoriales de nuestros periódicos, entre muchos otros, que nos aconsejan, con prudencia sana, que los gastos del Estado tengan “contenido real”; o sea, que se financie con impuestos. Esencialmente, lo que han buscado, como ha sido lo frecuente con muchos políticos bien intencionados, es el equilibrio en el presupuesto: que no haya déficit y que, ojalá, surja un superávit.

No es que la idea de tener un presupuesto balanceado no sea respetable. Al contrario, desde Adam Smith, quien en su libro La Riqueza de las Naciones, ya había señalado su oposición a presupuestos desbalanceados, hasta la percepción de los ecos recientes de muchos compatriotas preocupados por el elevado déficit en el gasto estatal, son síntomas de una seria preocupación del hombre libre frente al crecimiento no controlado del Estado.

La limitación fundamental que tiene el enfoque del presupuesto balanceado es que, en realidad, no contribuye a la solución del problema, que lo es el tamaño relativo del Estado. Se podría simpatizar con los proponentes del presupuesto balanceado, pero su gran defecto consiste en que, si hay un gasto estatal equivalente a, digamos, el 75 por ciento del ingreso de los costarricenses, entonces, a fin de financiar es gasto, sería necesario extraer ingresos de los costarricenses; o sea, impuestos en un 75 por ciento de lo que perciben en salarios, rentas, intereses y utilidades. Yo prefiero una organización socio-económica en la cual el Estado, por ejemplo, gasta el 5 por ciento de la producción nacional, aún cuando el egreso esté totalmente desfinanciado, que una en que el Estado gasta el 75 por ciento del ingreso de los costarricenses y el cual está totalmente financiado.
De esta manera, las políticas basadas en presupuestos balanceados en realidad permiten cualquier nivel de gasto siempre y cuando existan tributos que lo respalden; en verdad lo que deseamos es un límite al crecimiento del Estado y no que éste sustraiga recursos de los individuos para satisfacer sus necesidades.

Es más, lo probable es que la simple decisión e balancear el presupuesto más bien podría conducir a un mayor gasto estatal. Esto porque, ante una situación inflacionaria, que significa la obtención, al menos en un principio, de mayores ingresos nominales, aunque no reales, y debido a la estructura progresiva del impuesto sobre la renta, permite que proporcionalmente el fisco reciba más recursos y, por la lógica del presupuesto balanceado, esto implicaría aumentar el gasto. El Estado tiene así una patente de corso para gastar.

El concepto de presupuesto balanceado tiene otro problema. Si bien es difícil, y así debe reconocerse desde el principio, tratar de controlar un lado de la ecuación (el gasto estatal), más difícil será el intento de controlar simultáneamente el otro miembro de la igualdad (o sea, también los impuestos). Y es apropiado señalar, sin pretender lucir como un escéptico, que no debemos despreciar a priori la habilidad de las estructuras burocráticas de generar artificios que se traducen en gastos y que, en realidad, aparentan ser otra cosa.

Por todas las razones que he enunciado, creo que el mejor intento para limitar al Leviatán surge no del concepto de presupuesto equilibrado o balanceado, sino más bien por la vía de la limitación constitucional al tamaño del Estado.

Elisa
13/03/2012, 14:50
1982-07-04-EL REGRESO DEL OLEODUCTO


EL REGRESO DEL OLEODUCTO

La Nación, 04 de julio de 1982.

Pueden surgir varias interpretaciones acerca del notorio cambio experimentado por algunos grupos nacionales, en la actitud hacia una posible construcción de un oleoducto interoceánico en Costa Rica.

Destaca lo sucedido con el otrora partido opositor, Liberación Nacional, en el que, al encontrarse gobernando al país, al menos algunos de sus más connotados miembros han expresado un apoyo muy decidido a favor de la instalación del oleoducto, en tanto que se opuso férreamente a ello en un pasado reciente. De este viraje, por supuesto, se excluye a Don José Figueres, quien desde una primera instancia expresó entusiastamente su aprobación a dicha construcción. Algunos podrán formular la hipótesis de que ya no tiene objeto poner obstáculos a lo que hubiera sido una destacada obra de la desaparecida Administración Carazo y que, por tanto, ahora la buena fortuna llega a las puertas de un gobierno liberacionista el cual cosechará todas las ganancias políticas derivadas del famoso oleoducto. Esta explicación supone una mezquina interpretación politiquera de Liberación Nacional, la cual contrasta con un supuesto beneficio nacional que se obligó a dejar de lado en la pasada administración.

La explicación anterior acerca del cambio de actitud ante la instalación del oleoducto no es la única. Así, puede argüirse que al estar más informado el ciudadano común acerca de la grave situación económica del país, ahora existe un mayor aprecio de los resultados económicos derivados del proyecto, en comparación con supuestos costos sociales (posibles conflictos militares, destrucción del medio ambiente, entre otros) que se originan por la instalación y operación del oleoducto en Costa Rica. Esto significa que los grupos opositores a la instalación del oleoducto en el país ahora sí lo ven como algo económicamente conveniente para la nación, aún cuando continúan conscientes y fieles creyentes en los resultados apocalípticos que algunos compatriotas vaticinaron, en caso de que el oleoducto se construyera en nuestro país.

Una tercera explicación de la variación de opiniones comentada es que se ha dado un proceso de maduración de la idea del oleoducto en Costa Rica, de manera que algunos de los mitos tejidos alrededor de su instalación han mostrado su verdadero rostro pleno de supersticiones y de hechicería, por lo que el proceso educativo experimentado se refleja, entonces, en una redefinición de las actitudes, de tal forma que ahora lógicamente los grupos son conscientes de su actitud positiva hacia el proyecto.

Creo que es muy posible que cada una de las tres explicaciones brindadas contribuya a formular la nueva actitud hacia el oleoducto, sin demérito de que algunos, a quienes el periodista Penabad, defensor de la instalación del oleoducto, llamo “conservadores”, continúen en su posición tradicional de “oponerse por oponerse”, a que Costa Rica al igual que tantas otras naciones del mundo pueda tener un oleoducto. Dado lo anterior, es factible que, para algunos, sea el interés politiquero el que aconseja bajar la cerviz ante el oleoducto, en tanto que, para otros, la alternativa a escoger por el país es clara y definida: el oleoducto nos da las divisas, el empleo y otras cosas necesarias para la supervivencia económica nacional –aunque para ellos el oleoducto sigue siendo “malo”. Y, finalmente, otros consideran que muchos grupos –que deseo sean la mayoría– racionalmente han decidido brindar su apoyo a la instalación del oleoducto en el país, por ser éste lógicamente conveniente para los intereses nacionales, una vez que las criticas lanzadas en el pasado han mostrado ser más que todo resultado de la ciencia-ficción y no del análisis técnico indispensable.

Dentro de la serie de mitos ensamblados alrededor de la posible construcción del oleoducto en Costa Rica, destaca el de la amenaza militar a que en consecuencia quedaría expuesta la nación. Incluso se mencionó que nuestro país podría ser víctima propicia para que se lanzara en su territorio una bomba nuclear que destruyera al “bendito” oleoducto. Es muy posible que este argumento fuera propuesto por ingenuos que consideran que, de no existir un oleoducto en Costa Rica, en una guerra nuclear –el holocausto final– se eximiría el país de sus resultados. O que cándidamente consideran que constituye un blanco militar de importancia vital, que puede requerir de una bomba atómica para su destrucción en caso de un conflicto nuclear. Esto último no pasa a ser una simple inocentada, pues para destruirlo –no es más que un tubo a pocos metros de la superficie de la tierra– se requiere tan sólo de un arma convencional, además de que dicho oleoducto jamás tendrá la importancia estratégica que sus opositores desean adscribirle. Me parece que este argumento más bien ha sido planteado como parte de una campaña de defensa de la “integridad” de Nicaragua, mientras se la entregaba a fuerzas extra-continentales. Después de todo, el oleoducto podría convertirse en un cinturón de castidad para Costa Rica ante la ejemplar “democratización” del vecino.

Entre los potenciales efectos nocivos del oleoducto se mencionó la catástrofe ecológica que se ocasionaría por un esporádico derrame de petróleo en nuestras costas. Si bien se puede estar de acuerdo en que tal derramamiento tiene graves efectos sobre la vida natural en el país, el argumento ha sido mal planteado. En primer lugar, la probabilidad de que el oleoducto –el tubo– estalle o sufra una grave fisura que riegue el aceite es sumamente pequeña. El mundo está recorrido por oleoductos y muy rara –rarísima– vez se ha visto que dejen escapar petróleo en cantidades sustanciales que afecten el medio ambiente.

En segundo lugar, el mayor riesgo de daño a la ecología sobreviene en el proceso de transporte marítimo del petróleo. Al aproximarse los barcos a las costas, en medio a veces de un mal tiempo, es cuando han surgido los accidentes que sobrecogen al espíritu humano. Nadie desea, a pesar de las mejoras tecnológicas recientes para corregir los daños, que un “Torrey Canyon” derrame su carga aceitosa en nuestras costas. Ahora bien, ¿cuál fue uno de los resultados de la oposición frenética que hubo hace un par de años en contra de la instalación del oleoducto en Costa Rica?

Que ahora esté en proceso de construcción en Panamá a lo largo de la frontera con Costa Rica. Esto significa que los barcos que traen el petróleo de Alaska para descargarlo en el puerto del Océano Pacífico y que luego se envía en otros barcos a la costa este de los Estados Unidos a partir de la terminal atlántica del oleoducto, recorren todas nuestras costas elevando enormemente el riesgo del daño ecológico a nuestro país. Como dice el pueblo: al que no quiere caldo, dos tazas. Panamá se quedó con las divisas, con el empleo y los negocios del oleoducto y Costa Rica asumió el riesgo mayor a su medio ambiente y, para los que creen en el “problema nuclear”, con los resultados derivados de la proximidad del oleoducto a la frontera costarricense (la radiación de una bomba atómica no reconoce el límite entre Panamá y Costa Rica).

El país debe de inmediato, ya sea por conveniencia politiquera, por razones de supervivencia económica o por un convencimiento racional de sus virtudes, proceder a evaluar seriamente la posibilidad de instalar un oleoducto. Nada más me permito aconsejar que la decisión de quién hará el proyecto sea efectuada con toda claridad. Por ejemplo, públicamente debe invitarse a todos los interesados potenciales a que planteen alguna propuesta al país y, una vez evaluadas económicamente las distintas opciones mediante los estudios de factibilidad apropiados, proceder a llevar a cabo aquel que satisfaga de la mejor manera posible al interés nacional de construir un oleoducto en Costa Rica.

Elisa
13/03/2012, 14:51
1982-07-26-SINDICALISTAS CONTRA COSTA RICA

SINDICALISTAS CONTRA COSTA RICA

La Nación, 26 de julio de 1982.

Lo que algunos líderes sindicales criollos ̶ enfatizo, algunos ̶ hacen en los Estados Unidos contra nuestro país les impone un nombre: malos patriotas. Resulta que allá ciertos grupos sindicales (la AFL-CIO) la emprendieron contra el movimiento solidarista e intentaron que su gobierno actuara contra Guatemala, nación adonde aquél se había extendido. Al caer el gobierno anterior y llegar al poder el antiguo procurador de los derechos humanos, señor Ramiro de León, por supuesto que la AFL-CIO no supo adónde meterse, pero rápidamente se acordaron que el solidarismo se originó en nuestro país y prestos actuaron contra nosotros.

Ante la declinación paulatina del sindicalismo y la voluntad mayoritaria de nuestros trabajadores de agruparse en el solidarismo (lo que nos les impide pertenecer a sindicatos, lo que pasa es que no los quieren), nuestro país se convirtió en el objetivo de la AFL-CIO, la cual ha actuado allá y aquí para que los Estados Unidos nos sancionen mediante una prohibición de nuestra exportación hacia aquel país.

Por supuesto que, de tener éxito, esos pocos líderes del sindicalismo criollo, los cuales públicamente han apoyado las gestiones de la AFL-CIO en los Estados Unidos, provocarían un enorme daño a todos los costarricenses quienes veríamos seriamente menoscabado nuestro modo de vida básico.

Como actualmente en los Estados Unidos no está muy claro el rumbo de sus políticas, es apropiado que nuestros más de 3,3 millones de costarricenses y con una fuerza de trabajo de 1,2 millones de trabajadores, empiece a recoger firmas en todos los pueblos, calles, empresas, ciudades y sitios, para mandárselas, con un lacito de libertad, a quienes en Estados Unidos pretendan perjudicarnos. ¿Qué impacto creen ustedes que tendría allá esa reacción de nuestro pueblo ante la nefasta presión de sus aún poderosos sindicatos?

La verdadera organización laboral y la empresarial deben empezar de inmediato, antes de que sea tarde, a promover esta acción cívica y, de paso, que los dirigentes de cierto movimiento político nacional recuerden a sus achichinques, la Rérum Novárum, que no pueden anteponer el interés egoísta de su grupo ̶ las diputaciones, mi amigo, las diputaciones ̶ y perjudicar tan bárbaramente al país como un todo.

Elisa
13/03/2012, 15:05
1982-12-01-LA ECONOMÍA DEL PRESIDENTE REAGAN-GASTO E INGRESOS PÚBLICOS
LA ECONOMÍA DEL PRESIDENTE REAGAN: GASTO E INGRESOS PÚBLICOS

La Nación, 01 de diciembre de 1982. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 83-85.

La próxima visita del Presidente Ronald Reagan a Costa Rica justifica exponer algunas de las políticas económicas que el mandatario norteamericano ha puesto en marcha o que, al menos, ha pretendido implantar en su país., También permite analizar la naturaleza de otra decisiones que se ha propuesto llevar a cabo durante su actual administración y que, posiblemente, tal vez hasta requiera de un segunda oportunidad como jefe del gobierno de los Estados Unidos.

Primero que nada, es indispensable recalcar que el presidente Reagan es un liberal. Liberal en el sentido correcto de la palabra, tal como la entiendo el costarricense. En los Estados Unidos, en cambio, la expresión liberal más bien define al social-estatista, al dirigista, al creyente en que sea el Estado el que logre los objetivos que se consideran deseables para el individuo. El liberal, cree, al contrario, en la libre acción voluntaria, espontánea, no coercitiva, no planeada por el Estado, por la cual esas mismas personas determinan los arreglos necesarios para el logro de la felicidad humana. En los Estados Unidos, a los creyente en la libertad, en el extenso sentido del término, se les ha llamado conservadores (así se define al presidente Reagan), en tanto que allá los liberales son más bien los promotores de las restricciones a la libertad, pretendiendo sustituir la libre actuación individual por la concentración del poder en manos del Estado u otros organismos supraindividuales. El presidente Reagan es un liberal, tal como lo conoce el costarricense y, por lo tanto, no es un social-estatista, ni un social-demócrata, ni un dirigista, ni un intervencionista.

Una vez aclarado lo anterior, como paso siguiente procedo a exponer los fundamentos básicos de las políticas económicas del presidente Reagan, a la que algunos llaman “reaganomics”.

Existe en estos momentos una visión distinta en la Casa Blanca de lo que tradicionalmente han sido los papeles del gasto público y de los impuestos en la economía nacional. Es así como el actual presidente del Consejo de Asesores Económicos del presidente Reagan, el economista Martin Feldstein, apropiadamente señala que “está en camino una importante revolución en el pensamiento económico: un retroceso de las ideas keynesianas que han dominado la política económica durante los últimos 35 años” (The Public Interest, No. 64, verano de 1 981).

El presidente Reagan, desde el inicio de su administración, tomó como caballo de batalla la reducción de los impuestos y del gasto público del gobierno federal de los Estados Unidos, como manera de estabilizar el serio problema inflacionario que aquejaba a su nación y cuya secuela inevitable, de desempleo constituye la dificultad mayor para el éxito de la posible política económico del señor Reagan.

La pregunta que inmediatamente surge es, ¿cómo, si el presidente Reagan siempre ha abogado por el equilibrio del presupuesto estatal, es posible, entonces, disminuir los impuestos, lo cual, se presume, reduce las entradas con el consecuente aumento del déficit presupuestario? Detrás de esta concepción tan opuesta al keynesianismo del establishment estatista, se encuentra no sólo la idea del economista Arthur Laffer de que la estructura tributaria de los Estados Unidos ya ha castigado tanto la producción, que una reducción de las tasas tributarias más bien la estimularía en un grado tal que los impuestos que recauda el Estado resultarían ser mucho mayores (unas tasas de impuestos menores aplicadas sobre bases mucho más amplias redundaría en recaudaciones más elevadas). También, existe simultáneamente una concepción acerca de la conducta del gasto del Estado, la cual se fundamenta en que éste gasta más, entre más ingresos percibe. De esta manera, resulta que la única forma de poder reducir el gasto del Estado lo es por una reducción de los ingresos que éste recibe.

Lo anteriormente expresado tiene una gran trascendencia para la apropiada comprensión de la actual política económica nacional, pues los proponentes de última hora a favor del presupuesto balanceado ̶ aquellos quienes en el pasado siempre gustaron de ser los grandes amigos del exagerado gasto público ̶ hoy día tratan, y así lo hacen, de cerrar la brecha entre los ingresos y los gastos aunque, de nuevo con espíritu estatista, sólo por el aumento de los tributos impositivos. De aquí que, aunque ahora prediquen el equilibrio del presupuesto estatal, el que sea por medio de un aumento de las recaudaciones de los impuestos, lo que va a provocar es que puedan disponer de más dinero para gastar, y esto no les va a forzar a reducir el gasto público, si desean hacer una realidad sus propuestas para equilibrar al fisco. El presidente Reagan, por éstas entre otras razones, ha endosado una sugerencia para que los Estados Unidos limiten constitucionalmente el crecimiento del gasto estatal. Sólo de tal manera podrá atarse al Leviatán. Quienes en Costa Rica hemos propuesto ideas como éstas, únicamente hemos encontrado el silencio de quienes definen la política económica actual, tal vez ello se deba a que en realidad no creen en un Estado limitado, sino que, al contario, confían tan sólo en un Estado que disponga de recursos casi ilimitados para poder gastarlos.

Elisa
13/03/2012, 15:12
1982-12-02-LA ECONOMIA DEL PRESIDENTE REAGAN-MEDIDAS CONTRA LA INFLACIÓN

LA ECONOMÍA DEL PRESIDENTE REAGAN: MEDIDAS CONTRA LA INFLACIÓN

La Nación, 02 de diciembre de 1982.

La reducción de los impuestos y del gasto estatal que el Presidente Reagan ha propuesto y llevado a cabo en su país, es parte complementaria del segundo elemento característico de su programa económico: la lucha contra la inflación.

Al iniciar su gobierno, el Presidente Reagan señaló a su pueblo que el enfrentamiento con la inflación iba a ser doloroso y que, lamentablemente, esa enfermedad, una vez arraigada en la economía, tardaba bastante tiempo en ser erradicada. Enfatizó, de igual manera, que el ajuste económico requerido necesariamente habría de provocar desempleo temporal en la economía norteamericana, precio que tendría que pagar la nación por los desafueros del gasto público y de emisión monetario que los social-estatistas del pasado habían llevado a cabo (¿Se acuerdan cuando Nixon proclamó que “ahora todos somos keynesianos”?).

A inicios de la administración del Presidente Reagan, se enfatizó en que las propuestas de la denominada economía del sector de la oferta (supply-side economics) contribuirían a la reducción de la inflación. Esto, en apariencia, hizo surgir un conflicto con los seguidores del llamado monetarismo (asociado fundamentalmente con las ideas del profesor Milton Friedman), quienes mantienen que el fenómeno inflacionario es de naturaleza esencialmente monetaria. La realidad es que no existe un conflicto de fondo entre los dos enfoques y, más que todo, de lo que se trata es de énfasis distintos en los resultados económicos a lo largo del tiempo. Las denominadas políticas económicas del sector de la oferta (a las cuales me referiré posteriormente), como tales no tienen efecto sobre la tasa de crecimiento de los precios, sino, más bien, sobre el nivel de precios. Esto es, no afecta la tasa de aumento de estos a lo largo del tiempo; o sea, no influye en la tendencia, sino sobre el grado o nivel en que se encuentran los precios. De aquí que en el largo plazo los enfoques de la economía de la oferta contribuyen a reducir los niveles de precios. Sin embargo, para que los precios no continúen creciendo, como resultado de una política monetaria estabilizadora es necesario controlar el crecimiento del dinero en la economía.

Dado lo anterior, aún cuando se ha criticado la volatilidad con que se ha conducido la política monetaria por parte del Banco Central de los Estados Unidos (llamado Sistema de Reserva Federal), ésta ha sido puesta en marcha recientemente de una manera cautelosa, lo cual evita los excesos inflacionarios de los creyentes en el keynesianismo, que tantos estragos aún causan en la economía norteamericana. Esa conducta monetaria mesurada, con un crecimiento bajo de los medios de pagos, ya ha permitido una reducción notoria de la inflación en los Estados Unidos, en donde, a partir de un crecimiento del índice de precios de aproximadamente un 15 por ciento anual en 1980, se ha reducido a una tasa estimada para este año del 5 1/2 por ciento anual. La introducción de la confianza que el ciudadano mantiene sobre la conducción apropiada de la política monetaria, al observar cómo las autoridades de la Reserva Federal se han resistido a las presiones de los grupos interesados en la existencia del crédito fácil y del expansionismo monetario, se ha reflejado en la reducción de las expectativas inflacionarias que el público mantiene, lo cual facilita el ajuste necesario para disminuir la tasa de crecimiento del nivel de precios.

La lección que de ello los costarricenses podemos derivar es que, sí queremos lograr la estabilización del crecimiento de los precios en nuestro país, es requisito indispensable que nuestro Banco Central conduzca su política monetaria fundamentada en un crecimiento bajo y estable de la oferta de dinero. Igualmente, que resista las presiones políticas para lograr el financiamiento de gasto publico por medio de una mayor emisión de dinero, así como las de aquellos quienes pretenden reducir artificialmente las tasas de interés, con el consiguiente efecto de lograr una mayor inflación, así como un empeoramiento en la mala distribución del ingreso. Por lo tanto, debe apoyarse cualquier esfuerzo por parte de las autoridades bancarias centrales por mantener una política monetaria sana, aunque ello sea a costa del interés particular que se tenga en un momento dado. Esencialmente es en nuestro Banco Central, cuyos directores supuestamente han de mantener su plena autonomía e independencia, en donde radica el éxito posible en la lucha anti-inflacionaria, pues de fracasar en tal esfuerzo no habrá forma por la cual se podrá evitar la debacle de nuestra economía, prosiguiendo el mismo cauce en que naciones sudamericanas se han visto inmersas.

La reducción dramática de la inflación en los Estados Unidos bajo la administración Reagan nos brinda una excelente lección sobre la forma de combatir ese flagelo de la humanidad. Por supuesto, para poder luchar contra la inflación, nuestras autoridades no sólo deben de manifestarse contra ella sino también aplicar las medidas correctas, aunque ello signifique lanzar por la borda ideas social-estatistas mantenidas en el pasado.

Elisa
13/03/2012, 15:14
1982-12-03-LA ECONOMIA DEL PRESIDENTE REAGAN-EL SECTOR DE LA OFERTA

LA ECONOMÍA DEL PRESIDENTE REAGAN: EL SECTOR DE LA OFERTA

La Nación, 03 de diciembre de 1982.

En los dos artículos anteriores hice referencia a dos de los puntuales básicos de la política económica del Presidente Reagan; en primer lugar, una reducción de los gastos e impuestos que percibe el Estado y, en segundo término, un crecimiento estable y bajo de la oferta de dinero en la economía. Con ello se pretende, fundamentalmente, reducir las serias presiones inflacionarias que han venido afectando a la economía norteamericana, con su secuela de altos niveles de desempleo.

El tercer fundamento de la política económica del Sr. Reagan descansa en lo que se ha dado en llamar economía del “Sector de la Oferta”. Esencialmente, se basa en tres ideas alternativas a las del keynesianismo tradicional acerca del desempleo, la formación de capital y del activismo estatal en la economía.

Al contrario de la concepción tradicional social–estatista, que considera que el desempleo es producto de la insuficiencia de demanda en la economía y que, por lo tanto, la receta para reducir el desempleo es aumentar la demanda en la economía, especialmente por un incremento del gasto del Estado, la tesis propuesta por los llamados economistas del sector de la oferta (y lo cual no es nada nuevo en el pensamiento económico) es que el desempleo surge esencialmente por la existencia de incentivos inapropiados para brindar empleo, así como por la presencia de barreras artificiales impuestas por el Estado. De aquí que uno de los propósitos, parcialmente llevado a cabo por el Presidente Reagan y obstaculizado en gran parte por dificultades políticas impuestas por los sectores social-estatistas del Congreso de los Estados Unidos, ha sido la corrección de los incentivos económicos hacia el logro de un mayor esfuerzo laboral, en vez del estimulo al ocio que tenían.

También dentro de este enfoque, el Presidente Reagan ha logrado un desmantelamiento parcial de una serie de restricciones a la producción que el Estado había impuesto sobre sus ciudadanos. Pero tal vez lo más importante es que las políticas monetarias y fiscales proseguidas por la Administración Reagan, se han orientado, en gran parte, a evitar que ocasionen de nuevo el grave daño de la década de los setenta: un activismo fiscal y monetario erróneo bajo el prurito de que así se creaba empleo, lo cual provocó, en realidad, la inflación y el desempleo simultáneos en la economía de los Estados Unidos, algo que era inexplicable bajo la tradicional teoría económica keynesiana, que es el fundamento ideológico de los social-estatistas.

En lo que se refiere a la concepción intervencionista acerca de la formación de capital y de su papel en la economía, nos dice el profesor Martin Feldstein, destacado economista cercano al presidente Reagan, que “el efecto más directo del pensamiento keynesiano ha sido retardar el proceso de formación de capital… hay no sólo falta de interés en los beneficios potenciales de la acumulación de capital, sino también franco temor al ahorro excesivo” (The Public Interest, N.64, verano de 1981). De aquí que la administración Reagan busque revertir la tendencia (debido a la inspiración keynesiana de los gobernantes) por la cual la tasa de ahorro de los Estados Unidos ha estado muy por debajo de las otras naciones, lo cual ha afectado al crecimiento de la productividad de la economía durante los últimos años. Para lograr este objetivo, el presidente Reagan ha mantenido una política firme de tasas de interés reales positivas –esto es, que se retribuya al ahorro y no que se estimule el consumo– así como también una disminución de las tasas marginales del impuesto sobre la renta, con el fin de estimular al ahorro, a la inversión y a la asunción de riesgos en la economía. Igualmente, la administración ha propuesto profundas reformas al sistema del Seguro Social, el cual, debido a su diseño, constituye un fuerte desestímulo a la formación de ahorros en la economía estadounidense.

Finalmente, el tercer elemento sujeto a revisión bajo la presidencia del Sr. Reagan, es la creencia keynesiana social-estatista en la virtud del activismo estatal para resolver todos los problemas sociales y económicos de las personas, utilizando para lograr estos objetivos no sólo los mecanismos fiscales de impuestos y gastos, sino también la creación de innumerables instituciones reguladores de la acción humana. Los resultados de los excesos en este sentido se han hecho patentes en los Estados Unidos (al igual que en Costa Rica durante las últimas década) lo cual ha provocado una actitud de mesura, especialmente por parte de la administración Reagan, frente a las supuestas virtudes del Estado para resolver los problemas socio-económicos de los ciudadanos. De aquí que se recurra, con un mayor énfasis que en años previos, a las virtudes de los mercados, los cuales reflejan la acción deseada por parte de la personas, para resolver más eficientemente sus problemas en comparación con lo que se lograría por medio del activismo estatal.

Dentro de las políticas económicas del presidente Reagan algunos buscan eliminar una serie de regulaciones estatales sobre la libre actividad de las personas, como una expresión contundente de la fe en la acción individual, aunque si bien falta mucho aún por hacer en este campo, como lo sería, por ejemplo, la eliminación de proteccionismo de su economía. Debe reconocerse que la apertura de la barrera arancelaria de los Estados Unidos hacia los países del área del Caribe, propuesta por el presidente Reagan, ha sido dificultada por sectores realmente conservadores en contubernio con social-estatistas demócratas dentro del Congreso de los Estados Unidos, aunque el Sr. Reagan, luchador incansable por sus ideas, continúa interesado en lograr el beneficio del comercio exterior para las naciones de la región caribeña.

Los liberales de Costa Rica le damos la bienvenida al Presidente Reagan, cuyas políticas económicas nos indican con optimismo que está utilizando “buena economía”. Sus ideas, obstaculizadas en la práctica tanto por la reacción proteccionista como por lo social-estatistas, nos sirven en gran parte como fuente de análisis de nuestra actual situación económica. El hecho de que social-demócratas del pasado ahora cuestionen sus ideas erróneas pretéritas e incursionen en los campos del liberalismo, debe de llenar de regocijo a los amantes de la libertad, quienes debemos estimular cualquier despertar que conduzca hacia esos rumbos. Con igual complacencia debemos recibir en nuestro país al liberal Presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan.

Elisa
13/03/2012, 15:16
1983-02-24-LA MITOLOGÍA DEL TIPO DE CAMBIO

LA MITOLOGÍA DEL TIPO DE CAMBIO

La Nación, 24 de febrero de 1983.

Tal vez la característica económica más destacada de la gestión del gobierno del Presidente Monge, sea el notorio descenso que ha experimentado el tipo de cambio del colón con respecto al dólar. Así, de los 65 colones que había que dar por cada dólar en mayo de 1982, en esta fecha el tipo de cambio es, aproximadamente, de 45 colones por dólar. Tan destacado descenso en el valor del dólar puede ser explicado por varias razones, entre ellas, por una repatriación de capitales nacionales que habían salido al exterior ante la incertidumbre existente a principios de 1982, por un aumento de préstamos del exterior, tal vez debido al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, por la mayor inclinación de este gobierno, en comparación con el anterior, hacia los Estados Unidos o bien por un aumento de nuestras exportaciones o un descenso de nuestras importaciones o, tal vez, por una disminución del crecimiento de los precios internos que la gente espera que suceda en el futuro.

Algunas de las anteriores explicaciones pueden tener cierta validez; pero en todo caso su significación no será analizada aquí, sino que, más bien, lo que se hará es brindar algunos consejos al actual gobierno, ya no tan social-demócrata y sí más liberal, a fin de evitarle un serio daño a la economía costarricense cuando se presenten, posiblemente, varios hechos que pueden dar el traste con la vigencia de un tipo de cambio de ¢ 45 por dólar (o menor, como lo quieren algunos).

Hay varios elementos que inducen a pensar que el tipo de cambio no va a sostenerse en su posición actual (y menos descender, como lo pretenden ciertas personas) y que la casi inevitabilidad de una devaluación adicional, puede dar el traste con las expectativas de estabilidad en la economía que actualmente mantienen muchas personas, especialmente fundamentadas en la mesura del Presidente Monge y de su Ministro de Hacienda en la conducción de la política económica. Esencialmente han adoptado un principio básico que los liberales costarricenses han venido manifestando desde hace bastante tiempo: que el crecimiento del Estado, al amparo de la filosofía social-estatista, tarde o temprano había de provocar una seria situación de deterioro de nuestro país. Las creencias en que la emisión de dinero constituye un estímulo para producir, en que el Estado es un buen y eficiente empresario en casi todos los niveles de actuación económica, en que el proteccionismo es el esquema que asegura la riqueza popular, entre otros dogmas de fe, finalmente han sido aceptadas como incorrectas y por ello las prédicas de algunos social-demócratas del pasado, nos recuerdan los manifiestos de siempre de la ANFE. En buena hora el pensamiento liberal (al menos en lo económico) es ampliamente expuesto como el fundamento económico de gran parte del programa de estabilización del actual gobierno.

Sin embargo, con el fin de evitar un daño mayor al país que el sufrido en los últimos tiempos, debe meditarse seriamente acerca de si la actual política económica proseguida conduce efectivamente a una estabilidad del tipo de cambio, como la vigente. Es necesario tener presente que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (la receta) está diseñado de manera tal que la inflación (la fiebre o calentura) de Costa Rica, que en 1982 ascendió a aproximadamente un 90%, había de llegar a ser de un 50% en 1983 y que, en función de esta premisa, las polìticas de gasto público (de impuestos y de endeudamiento), así como de emisión de dinero, han de ser congruentes con dicho crecimiento previsto de los precios, y así definido en el acuerdo antes dicho. Esto es, la medicina aplicada para reducir la calentura o fiebre se hará de manera paulatina, gradual y no de una sola vez, a manera de choque eléctrico. Por supuesto que todo esto tiene una relación sumamente estrecha con el tipo de cambio del colón con respecto al dólar, por las implicaciones que el ajuste gradual tiene sobre el crecimiento de la oferta de dinero y el comportamiento del gasto público.

Lo anterior puede verse de varias maneras: una de ellas es que si la emisión de dinero (y gasto público y endeudamiento) de Costa Rica, de acuerdo con los lineamientos del Fondo Monetario, ha de provocar una inflación que resulta ser bastante más elevada (se estima en un 50% en el acuerdo) que la de los principales países con los cuales nuestro país realiza su intercambio comercial (la inflación en los Estados Unidos es de un 4%, en Japón, el 7 ½ %; en el Salvador, 12%; en Honduras, 35%; en Guatemala, 20%, como ejemplos), se requiere necesariamente una redefinición de nuestra paridad cambiaria. De no ser así, nuestros costos, respecto a los de los otros países, serían muy altos, lo cual provoca un descenso de nuestras exportaciones y un correspondiente aumento de las importaciones. Por ejemplo, este resultado daría el traste con el tipo de cambio actual existente, a no ser que la nación disponga de suficientes reservas de divisas, las cuales son ya virtualmente nulas y con poquísimas posibilidades de incrementarse.

Otra forma de ver el mismo problema es que sí la oferta del dinero nacional crece más que la oferta de divisas (suponiendo dadas las demandas), los precios de una moneda en términos de la otra no se pueden mantener. El colón va a perder valor (devaluarse) en comparación con el dólar.

Dados los comentarios anteriores, la aseveración mitológica del Presidente Fait de que el tipo de cambio debe ser ¢32 por dólar (¿por qué no 1 a 1?), debe interpretarse como contradictoria con lo que eventualmente serán los hechos: una devaluada paridad cambiaria y la consiguiente pérdida de la credibilidad en el gobierno actual, la cual va a ser muy, pero muy, déficit de recuperar.

El consejo positivo que se le puede brindar al actual gobierno es que defina una política de ajuste del tipo de cambio, de manera tal que éste se ajuste según sean las posibilidades para exportar; o sea, que nuestra moneda no se revalúe, impidiendo satisfacer las necesidades de exportación por una pérdida de nuestra posición competitiva en los mercados internacionales. La contradicción de la actuales polìticas económicas de simultáneamente fijar un tipo de cambio (y más aún de pretender bajarlo), con una expansión de la oferta de dinero y del gasto público consistentes con una inflación interna mucho mayor que la del resto del mundo, hará explosión y entonces sí se podrá lamentar el no haber realizado el ajuste prudente, necesario y requerido. Debe, de una vez por todas, buscarse la consistencia y eliminarse la contradicción en las políticas.

Elisa
13/03/2012, 15:19
1983-03-07-UN MITO QUE NO SE CORRIGIÓ

UN MITO QUE NO SE CORRIGIÓ
La Nación, 07 de marzo de 1983.

En un reciente artículo titulado “La mitología del tipo de cambio”, que se publicó en este periódico el 24 de febrero, escribí lo siguiente: “Tal vez la característica económica más destacada de la gestión del gobierno del presidente Monge, sea el notorio descenso que ha experimentado el tipo de cambio del colón con respecto al dólar. Así, de los 65 colones que había que dar por cada dólar, en mayo de 1982, en este fecha el tipo de cambio es de, aproximadamente, 45 colones por dólar”.

La afirmación anterior está incorrecta y agradezco a un buen amigo, quien, muy temprano el mismo día en que salió la publicación antes citada, me llamó por teléfono para corregirme por tan seria equivocación. Resulta que, a principios de mayo de 1982, cuando el Gobierno actual asumió el poder, el tipo de cambio era de, aproximadamente, 48 colones por dólar y no fue sino hasta mediados de agosto, tres meses y medio después, cuando alcanzó la suma de, más o menos, 65 colones por dólar. De aquí que si comparamos la cifra de principios de mayo con la de aproximadamente 45 por dólar de esta fecha, en realidad el descenso que la paridad cambiaria ha tenido durante esta administración, es relativamente muy pequeña.

Esta última afirmación, sin embargo, debe ser calificada de acuerdo con lo observado durante el período de marras. Alguien puede alegar que el alza de mayo a agosto de 1982 fue provocada por los impulsos que ya tenía el tipo de cambio, así como por la estructura institucional heredada del gobierno anterior y que, por lo tanto, es un mérito de la actual administración el descenso que posteriormente ha tenido el tipo de cambio. Sin embargo, alguno más desconfiado puede considerar que el Gobierno actual dejó primero que el tipo de cambio continuara su ascenso entre mayo y agosto de 1982, para después devolverlo al valor que tenia al principio y, entonces, así acreditarse políticamente una victoria (tal vez pírrica a largo plazo) en la lucha contra la devaluación.

A mí, para sus propósitos, me da igual cualquiera que sea la explicación de ese fenómeno. Lo que más me preocupa es la creencia de algunos en que el tipo de cambio puede, necesariamente, mantenerse e incluso reducir cuando el país esta empeñado en un esfuerzo de estabilización de la economía, por medio de un ajuste inflacionario y gradual proceso en el cual los precios internos se espera que crezcan más rápidamente que los de los países con los cuales realizamos nuestro intercambio comercial, lo cual eventualmente requiere un ajuste de la paridad cambiaria; esto es, una devaluación.

La creencia en que algunas autoridades pueden manipular a su arbitrio el tipo de cambio es un ejemplo más del mito por el cual ciertos individuos creen que pueden, en realidad, determinar la conducta humana, de manera tal que se creen capaces de diseñar el comportamiento del hombre. Por ello, con esa visión de ingenieros sociales, consideran que fijar el tipo de cambio se resume en decir “que sea tal y tal” y que con eso basta para resolver el problema. No se dan cuenta, pues va contra su supuesta capacidad casi sobrehumana que presume el control de la conducta de los demás, de que el tipo de cambio es simplemente un resultado de fuerzas, de corrientes, de flujos, en un proceso en el cual las personas actúan, cada una según su interés particular, y se determina un precio que concilia los diversos intereses y capacidades. Esto es, hay un mercado en el cual el tipo de cambio es un resultado de fuerzas.

Los creyentes en el determinismo y en el activismo social consideran, como corolario de su mitología, que el tipo de cambio es una variable, una herramienta, a ser utilizada según su diseño o deseo de estabilización (o desestabilización) de una economía. Y olvidan que el tipo de cambio es reflejo del comportamiento, entre otras cosas, de la oferta de dinero en la economía y que, en tanto ésta siga creciendo, posiblemente ni el santo más bondadoso con el país va a poder evitar una eventual devaluación. Y cuando surja –violenta, grande y cruel ̶ el pueblo va a perder la confianza en las autoridades y ya, tal vez en ese entonces, no habrá árabes a los cuales echarles la culpa de nuestros propios errores, como ha sido la costumbre en los últimos años por parte de ciertos políticos. Una vez más, doy las gracias al amigo, quien certeramente corrigió mi previo error.

Elisa
13/03/2012, 15:20
1983-03-17-REFLEXIONES SOBRE EL SEL-TAC-FODEC


REFLEXIONES SOBRE EL SEL-TAC-FODEC

La Nación, 17 de marzo de 1983.

Llámese SEL, TAC, FODEC o lo que se quiera, la verdad es que estamos en presencia de un ejemplo del dicho de que “es una misma mona, pero con distinto rabo”. En última instancia lo que pretenden es que los patrones hagan efectivo el pago de las prestaciones a sus trabajadores y que esos fondos, despojados del uso que de ellos los empleados podrían hacer libremente, pasen a ser utilizados por la burocracia estatal, por más que ella nos aparezca disimulada.

El sistema vigente de las prestaciones es, en realidad, un sustituto para un seguro de desempleo, Algunos individuos, libre y voluntariamente, han decidido utilizar esos recursos para diverso fines que ellos consideran deseables. El movimiento Solidarista, sin coacción ni obligatoriedad de afiliación santificada por el Estado, ha logrado en mucha empresas satisfacer las necesidades de los trabajadores por medio de de los fondos de prestaciones y cesantía. El éxito del movimiento, creo, radica en su carácter voluntario, libre y espontáneo, de manera que el día en que sea obligatorio para algunos grupos de trabajadores, podría iniciarse el deterioro de ese excelente ejemplo exitoso de libre acción voluntaria.

Con el SEL, TAC O FODEC, el Estado pretende despojar a los trabajadores de la propiedad de esos recursos. No sólo existirá una peligrosa politización del buen uso de los recursos de los trabajadores, sino que más de un empresario, avivato y bien conectado, dueño de empresas quebradas, hará lo indecible para que sean “traspasadas” a los trabajadores. De esto hay que cuidarse, pues puede explicar la vocación negociadora de algunos empresarios, quienes, más que el bien del trabajador, lo que buscan, como es lógico, es su propio beneficio particular. Por supuesto, el Estado será el que facilitará ese proceso de traspaso.

Si lo que se desea es transformar por medio de una ley al actual sistema de cesantía por otra alternativa, hecho que en sí debe ser sumamente meditado, creo que lo conveniente es que simplemente se les den esos fondos a los trabajadores y que ellos dispongan ̶ son inteligentes, el solidarismo lo demuestra ̶ libremente de sus dineros, y que no se los expolie el burócrata de turno.

El SEL, TAC o FODEC, además de expropiar a los trabajadores de sus sueldos, va a significar un aumento de los impuestos a fin de poder pagar la parte correspondiente a los trabajadores del Estado y, por otra parte, va a provocar un aumento en los precios de los productos. Por ello, si al menos los recursos de la cesantía se los dan a los trabajadores, podrían hacer frente a esos nuevos gravámenes (más impuestos y alza en los precios); en cambio, si se los despoja de sus recursos, el pobre trabajador tendrá albarda sobre aparejo, quedará doblemente sacrificado.

Los social-estatistas nos dieron el Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) para resolver el problema de la pobreza. Los social-estatistas nos dieron las Asignaciones Familiares pare resolver el problema de la miseria y la desnutrición. Los social-estatistas nos quieren dar ahora el SEL/TAC/FODEC para, supuestamente, darle propiedad al obrero. Yo pregunto a los trabajadores si, con todas estas experiencias paternalistas de los social-estatistas de Costa Rica, ¿están dispuestos a que sus fondos se los tome el Estado? Si no es así, entonces deben luchar por lo que les pertenece y no dejar que lo que tanto esfuerzo les ha costado, sea el pasto en donde se regocijen las sagradas reses políticas de nuestro país. El trabajador no debe permitir que se convierta en el que ha de pagar el festín de quienes administran sus dineros. Son los trabajadores quienes deben disponer de las remuneraciones a sus esfuerzos. De no ser así, pasarán de ser unos trabajadores libres a siervos de la gleba, esclavos de quienes administran sus platas y deciden qué hacer con ellas, Hay cosas fundamentales que están en juego.

Elisa
13/03/2012, 15:21
1983-04-08-QUE SIGA EL VACILÓN


QUE SIGA, QUE SIGA EL VACILÓN

La Nación, 08 de abril de 1983.

Cada vez que el bien intencionado y poco acatado Ministro de Hacienda, don Federico Vargas, brinda una opinión acerca de la situación fiscal del país, ya sabemos lo que nos va a decir, pues su exposición sigue un ritual claro y definido.

Primero que nada don Federico nos habla del gran esfuerzo realizado por las autoridades para equilibrar el déficit del presupuesto, debido a los exorbitantes aumentos de impuestos, así como por ciertas medidas tendentes a reducir el gasto público.

A continuación don Federico nos anuncia que esa reducción del gasto tan sólo se ha dado en ciertos sectores del Estado y que en las instituciones autónomas (sin nombrarlas y sin darnos cifras), aún prima la impresión de que el país está en los años de las vacas gordas, desoyendo el consejo de don Federico de que la frugalidad en los egresos es una condición indispensable para tener éxito en la política de estabilización económica, en que se ha empeñado el Gobierno.

Luego don Federico nos explica que, si no se equilibra el presupuesto, habría emisiones monetarias inflacionarias que tanto mal le hacen al país y que, como el gobierno actual no quiere esa inflación, tendrá que buscar nuevos recursos para financiar al fisco.

Inmediatamente después don Federico nos menciona que existe el deseo manifiesto del gobierno de no aumentar el desempleo en el sector público y que, como las entidades autónomas no quieren reducir el gasto, entonces habrá que poner nuevos impuestos, a fin de brindar los recursos necesarios para que la maquinaria estatal continúe funcionando y no se tenga que despedir a sus empleados.

Corolario. Ya una subcomisión de la Comisión de Hacendarios de la Asamblea Legislativa aprobó más y nuevos impuestos. Se van a gravar las ganancias de capital, los dividendos, las remesas al exterior, los ingresos de las personas físicas y se ampliará la cobertura del impuesto sobre la renta. Y, por supuesto, no se les olvidó poner un impuesto sobre los premios de la lotería nacional.

En verdad la situación fiscal del país es grave. Pero el problema es que al enfermo se le quiere curar, matándolo y como en este país casi todo lo negocian ciertos sectores, ya veremos como, muy posiblemente, todos estos impuestos serán aprobados dada la cómoda mayoría de diputados con que cuenta el partido gobernante. (“Necesito muchos diputados para poder gobernar”).

Lo contradictorio de toda esa situación es que, en primer lugar, casi todos los funcionarios de este gobierno hablan de reducir el gasto público, pero no lo hacen. Se vuelven puras palabras. Sucede exactamente lo mismo cuando le dicen al país que se necesita exportar y producir y lo que inmediatamente hacen es llenar de impuestos a todo tipo de actividad productiva y, en especial, a aquella dedicada a la exportación. De veras que no se les puede entender.

En segundo lugar, quienes arguyen que no debe reducirse el gasto estatal para no crear desempleo en el sector público, bien saben que los nuevos e incrementados impuestos reducirán, en última instancia, el empleo en el sector privado, O sea, que en verdad lo que quieren es que continué la burocracia estatal (que es muchas veces la fuente de su poder), aunque sea a costas de la extinción del empleo privado.

Aparenta ser la hora de que ciertas entidades, especialmente las obreras, las que verán desaparecer sus fuentes de empleo, impidan que se negocie “todo” en este país. De otra forma, mientras siga el vacilón con el gasto público el desempleo y la inflación serán voraces comensales de nuestras mesas.

Elisa
13/03/2012, 15:22
1983-04-30-LA ECONOMÍA CHILENA EN UNA DÉCADA


LA ECONOMÍA CHILENA EN UNA DÉCADA

La Nación, 30 de abril de 1983.

Hechos recién sucedidos en el campo económico en Chile, me motivan a realizar un breve análisis acerca de la evolución de la economía chilena a partir de los años setenta a la fecha.

Esta exposición cubre específicamente varias secciones, que serán desarrolladas en varios artículos. El primero se refiere al Gobierno de Allende, el cual concluye con su caída en setiembre de 1973. El segundo describe las principales políticas económicas aplicadas durante el gobierno de Pinochet hasta la crisis de 1981 ̶ 1982. El tercero hace una evaluación de los resultados a esa fecha. En cuarto lugar, se analiza lo que en el campo económico han sido los factores cruciales en la explicación de la crisis chilena, y, finalmente, se comenta la forma en que las autoridades han decidido encararla y se compara, a grandes rasgos, con la actual situación de la economía costarricense.

Se puede aseverar que durante el gobierno de Allende (1970-1973), simplemente se intensificó en Chile el socialismo estatista que primaba desde los años treinta. Las principales características económicas de ese intervencionismo estatal pueden resumirse en las siguientes:

1. Un tipo de cambio sobrevaluado y mantenido artificialmente por esquemas proteccionistas, tanto arancelarios como no arancelarios (tales como cuotas de importación, subsidios a las exportaciones, entre otros)

2. Tasas de interés reales negativas, con el fin de que las autoridades puedan asignar, según su gusto, el crédito preferencial, dar subsidios a ciertos sectores, etcétera.

3. Fijación de precios, especialmente de los alimentos y de otros bienes relacionados con una supuesta “canasta básica” del consumidor o asalariado.

4. Políticas salariales orientadas a mantener los salarios en términos reales y redistribuir los ingresos ante la presencia de serios procesos inflacionarios, así como evitar que esos mismos incrementos salariales se conviertan en la fuente de la inflación.

5. Crecimiento y ampliación de la cobertura del Estado paternalista en el campo de los beneficios sociales.

6. El creciente sector público tuvo déficit financiados fundamentalmente por emisiones de dinero, así como por préstamos externos.

7. Con el fin de asignar los recursos según fuera el deseo estatal, se utilizaron esquemas de subsidios, cuotas, regulaciones, etcétera, los cuales en muchos casos tenían exenciones específicas.

A las anteriores características generales, presentes en todos los regímenes posteriores a la Gran Depresión, el gobierno de Allende tuvo algunas propias, las cuales son necesarias describir:

8. Reactivación de la economía que se encontraba en recesión a fines de los años sesenta, por medio de fuertes incrementos en el gasto público y en los niveles de salarios.

9. Incremento en el control de sectores de la economía (entre 1971 y 1973 el gobierno se apropió de casi 500 empresas).

10. Incremento en la porción de salarios como proporción del ingreso nacional.

11. Aceleración del proceso de reforma agraria iniciado por Frei (entre 1971 y 1973 se expropió una cuarta parte del total de la tierra agrícola chilena).

12. Reducción de la tasa de crecimiento de los precios lograda supuestamente por medio del control de precios, de la fijación del tipo de cambio y del congelamiento de las tarifas de servicios públicos.

De la anterior, es fácil colegir lo que en realidad terminó por suceder: a la caída de Allende la economía era un desastre. Las cifras siguientes pueden dar una idea clara de los resultados del experimento de Allende. Al terminar el período, la inflación era de aproximadamente 1.000 por ciento anual; el déficit del gobierno central era de más del 20 por ciento del Producto Nacional Bruto; el tipo de cambio en el mercado negro era de más de 10 veces el tipo oficial; las reservas internacionales netas eran negativas; la producción agrícola se había reducido a los niveles de principios de los sesentas; el Producto Nacional Bruto real y los salarios reales estaban muy por debajo de los niveles de 1970; la inversión estaba paralizada y las escaseces de numerosos productos eran la norma. En síntesis, las contradicciones inherentes a las políticas económicas de Allende hicieron explosión a finales de 1973.

Elisa
13/03/2012, 15:23
1983-05-06- LA REFORMA ECONÓMICA CHILENA

LA REFORMA ECONÓMICA CHILENA

La Nación, 06 de mayo de 1983.

La naturaleza del marco político chileno bajo la administración del Presidente Pinochet, permitió un mayor grado de libertad en la aplicación de las políticas económicas, en comparación con, por ejemplo, un régimen como el nuestro. De esta forma, el factor político no puede esgrimirse como razón para la no aplicación de ciertas políticas económicas, en el alcance y profundidad requeridos, al menos en el grado en que usualmente se limita en nuestra nación.

La reforma económica chilena comprendió fundamentalmente a tres áreas: apertura al exterior, estabilización de la inflación y reestructuración del sistema financiero.
La apertura comercial al exterior se caracteriza por una reducción drástica de los aranceles, los cuales, de un promedio del 84 por ciento sobre el valor de las importaciones en 1974, se redujeron gradualmente a una tasa única (y casi generalizada) del 10 por ciento en el segundo semestre de 1979. Paralelo al proceso de desmantelamiento del proteccionismo, se liberó la casi totalidad de precios controlados (había más de 3.000 productos con el precio fijado en 1973) a fin de permitir el libre funcionamiento de los mercados. Igualmente, se dio una apertura casi sin restricciones a la inversión extranjera directa y con un sistema de tipo tarifario, instituido a fines de los setentas, se permitió el ingreso de capitales al país (mayor encaje de acuerdo con la menor duración del préstamo), que sustituyó controles cuantitativos previamente existentes.

La política de apertura comercial estuvo en un inicio acompañada de una serie de reajustes en los tipos de cambios, proveyendo, a través de devaluaciones programadas, un incentivo para el crecimiento de las exportaciones que no fueran de cobre. Sin embargo, hacia mediados de 1979, las autoridades decidieron fijar el tipo de cambio en 39 escudos por dólar, a fin de que la inflación externa e interna pudieran converger hacia un nivel determinado. (Se trata de lograr, además, introducir una mayor predictibilidad a los precios de los bienes comercializados internacionalmente). En el caso de las exportaciones, si se exceptúa el cobre, éstas se duplican entre 1973-1974; las exportaciones industriales por sí solas se triplicaron. De 1974 a 1977 las exportaciones industriales se triplicaron en valor. En 1978, las exportaciones, excluyendo el cobre, crecieron en un 10 por ciento en términos reales.

En lo que respecta a la política anti-inflacionaria, la virtual eliminación del déficit del sector público hacia 1975 permitió que el crecimiento de la oferta de dinero fuera cada vez menor y no pudo serlo más por la gran entrada de fondos de corto plazo, la repatriación de capitales y el enorme incremento en las exportaciones no-tradicionales. Pero ya para 1976 la política monetaria se convirtió en la herramienta principal de la lucha anti-inflacionaria. El rápido descenso en el crecimiento de los precios se reflejó en una baja de las expectativas inflacionarias, lo cual se tradujo en un aumento de la demanda de dinero, lo que permitió a las autoridades moverse con mayor flexibilidad hacia la restauración de los niveles normales de liquidez en la economía. (La inflación se llegó a reducir, de la asombrosa hiperinflación de 1973 de casi un 1.000 % anual, a un 5,7% en agosto de 1982).
Sin embargo, la decisión de que el instrumento para combatir la inflación lo fuera la política monetaria, fue posteriormente (hacia mediados de 1979) ligada más bien a la definición acerca del tipo de cambio. Esto es, determinó que, al congelar el tipo de cambio con libertad de importación, los precios internos no podrían crecer más rápidamente que en lo que crecen los precios internacionales. (Esto se conoce como el enfoque monetario de la balanza de pagos). Es decir, del enfoque monetario de economía cerrada se utilizó el concepto de que la inflación interna era un resultado, ya no de la política monetaria interna, sino de las variaciones de los precios internacionales y de los cambios en el tipo de cambio. Si este último permanece fijo, entonces se igualan los cambios en los precios internos con los de los precios internacionales.

Otra área objeto de profunda reforma económica fue la financiera. Al caer Allende la mayoría de la banca era propiedad del Estado. El nuevo gobierno restauró la propiedad privada de ésta. Igualmente, dentro de la política financiera puesta en práctica, se liberó el tipo de interés a fin de que cubriera la tasa de inflación; también se suprimieron los controles de cartera y el plazo mínimo de los préstamos. De la misma manera, se abrió el mercado financiero a la banca internacional, la cual, de un banco que operaba en Chile en 1973, pasó a 12 bancos internacionales en 1981. Se esperaba que la reforma financiera permitiera los niveles de ahorro, así como la ampliación del crédito disponible para el sector privado, tanto proveniente del exterior como del interno.

Debe destacarse que, hacia 1975, la recesión mundial puso en seria prueba al naciente esquema económica de Chile, pues no sólo el precio del cobre sufrió un colapso (el precio real promedio del cobre en el período 1974-1978 era un 40% menor que el de los años 1971-1973), sino que también cesaron las fuentes de recursos externos. Esto provocó un descenso del 12% del Producto Geográfico Bruto de Chile. Sin embargo, tal como se verá en un posterior artículo, la economía chilena logró salir airosa de la seria recesión de los años 1975-1976

Elisa
13/03/2012, 15:26
1983-05-09-RESULTADOS ECONÓMICOS EN CHILE


RESULTADOS ECONÓMICOS EN CHILE

La Nación, 9 de mayo de 1983.

Uno de los problemas derivados de la apertura comercial proseguida por Chile fue el elevado desempleo generado por la reasignación de los factores productivos, debido a la necesidad de reajustar las expectativas y de absorber la nueva información necesaria para dedicarse a nuevas actividades que estimulen la demanda de trabajo. Adicionalmente, la enorme reducción de la burocracia estatal y un crecimiento de la oferta de trabajo (debido a las nuevas posibilidades de consumo e ingreso de la población chilena), provocaron una elevación de las tasas de desempleo.

Para aliviar la situación anterior, el proceso de reajuste arancelario se hizo en forma gradual, además de que se llevaron a cabo programas específicos de reajuste laboral, incluyendo subsidios transitorios al desempleo y programas de reentrenamiento de los desocupados. Igualmente, para mantener la continuidad empresarial, a las empresas que, por insuficiencias del mercado interno de capitales, sufrían problemas de reajuste se les brindó crédito que les permitiera readecuar sus actividades. En todo caso, la tasa de desempleo bajó casi de un 20 por ciento en 1976 a un 10,8 por ciento en 1981.

El crecimiento del Producto Geográfico Bruto de Chile fue bastante elevado, a pesar de que en el lapso 1973-1975 decreció en un promedio de 3,3 por ciento, debido al arrastre de la época de Allende y a la seria recesión internacional. Así, en el período 1976-1979 el crecimiento fue de más del 7 por ciento anual y en 1981 ascendió a 5.3 por ciento. (Entre 1973 y 1980, la economía creció en un 26 por ciento).

En lo que respecta a los salarios reales, no fue sino hasta 1978 cuando llegaron a ser equivalentes a aquellos de 1970. En 1981 aumentaron en un 7 por ciento. Debe señalarse que, a partir de 1974, los incrementos en los salarios estaban ligados al crecimiento del índice de precios al consumidor; pero el ajuste salarial se efectuaba en correspondencia con el crecimiento de los precios sucedido varios meses atrás. De esta manera, existía un rezago en los ajustes automáticos del salario nominal a la inflación que mantuviera los niveles de salarios reales.

Hacia mayo de 1975 se liberó de todo control al tipo de interés, como parte fundamental de la reforma financiera de Chile. Como resultado los tipos de interés se elevaron, cubriendo el crecimiento de los precios pero con el inconveniente de que las tasas de corto plazo se elevaron mucho en términos reales, debido muy posiblemente a la fuerza y a la intransigencia de las expectativas inflacionarias, que han tenido cierto atraso con respecto a los descensos efectivos en los precios, así como también por la variación en el esquema del comercio internacional, que introdujo incertidumbre en los sectores empresariales y, tal vez, a colusión entre un número limitado de instituciones.

Otros resultados interesantes del período son los referentes al comercio exterior. Chile tuvo una posición neta de reservas de -230 millones de dólares en 1973, a finales de 1978 era de +617 millones de dólares y de +2.340 millones de dólares en 1973 se elevó a 5,1 miles de millones de dólares en 1980. Al 30 de junio de 1982, las cifras, no enteramente comparables con las anteriores, ascendían a 13,5 miles de millones de dólares. Entre 1973 y 1980 el comercio exterior de Chile casi se cuadriplicó.

Finalmente, es importante destacar el logro obtenido en la situación fiscal del gobierno chileno. En tanto que en 1973 el gasto público era el 44,9 por ciento del Producto Geográfico Bruto; en 1981, llega a ser del 25,1 por ciento. El déficit en cuenta corriente en 1973 fue el 12 por ciento del Producto Geográfico Bruto y a partir de 1975 se obtuvo un superávit en ese rubro. No sólo esto se logró por la reducción radical del gasto público, como parte de la política de trasladar al sector privado la mayoría de las decisiones de asignación de los recursos, sino también por incrementos en los impuestos y en los precios de los servicios públicos, además de la privatización de empresas en manos del Estado.

Elisa
13/03/2012, 15:29
1983-05-18-LA CRISIS IRRUMPE EN CHILE

LA CRISIS IRRUMPE EN CHILE

La Nación, 18 de mayo 1983.

Ya en 1981 hay evidencias de crisis en la economía chilena. No sólo hay una declinación de los flujos de fondos externos, sino que las tasas reales de interés a corto plazo sufren un serio aumento en comparación con las del año previo. El Estado interviene ocho instituciones financieras y uno de los conglomerados más importantes experimenta graves dificultades. Por otra parte, el déficit de la balanza comercial asciende a 2.600 millones de dólares, reflejando tanto la falta de competitividad de las exportaciones chilenas, como el estado recesivo del comercio internacional, especialmente en el precio del cobre. Aún así, la economía chilena no parece verse afectada seriamente por la recesión internacional. De esta manera, el Producto Geográfico Bruto crece en un 5,3 por ciento y la inflación es de sólo 9,5 por ciento. En aquel año las reservas internacionales aumentan en otros 70 millones de dólares. Por otra parte, la tasa de desempleo baja a un 10,8 por ciento y los salarios reales aumentan en un 7 por ciento. EL fisco muestra en 1981 un superávit del 1,6 por ciento del Producto Geográfico Bruto. Por otra parte, ese año concluyó con una deuda externa a mediano y largo plazo de 12,6 miles de millones de dólares (creció en un 33.4% por ciento en el año), la que, sumada a la de corto plazo, da un total de 14,7 miles de millones de dólares.

En 1982 la situación ya es bien distinta. El Producto Geográfico Bruto disminuyó en aproximadamente un 13 por ciento con respecto al año anterior y, visto en términos per cápita y en dólares, se redujo en un 25 por ciento con respecto al año 1981. La producción industrial decayó en un 18 por ciento. La tasa de desempleo asciende de nuevo al 20 por ciento y el índice del salario real se reduce en un 16 por ciento con respecto al año previo. Muchas empresas sufren serias pérdidas de capital y poseen un endeudamiento mayor que el conveniente. Se inician, igualmente, negociaciones con el Fondo Monetario Internacional a fin de obtener los recursos financieros necesarios para solventar la mala situación. En resumen, la economía chilena sufre una grave crisis.

Varios factores pueden aducirse para explicar por qué una economía, previamente boyante como la de Chile, sufre tan serio descalabro. Varias de esas causas se deben a la situación recesiva de la economía mundial. Dentro de estas últimas debe destacarse el elevado tipo de interés internacional, cuyo servicio requería una proporción muy elevada de los ingresos por exportaciones y por préstamos al exterior. Por otra parte, estos recursos externos cesaron de llegar al ritmo que tuvieron en los años 80 y 81. Adicionalmente, el precio del cobre, principal fuente de ingresos de exportaciones de la economía chilena, llegó a niveles sumamente bajos, casi nunca vistos desde la post-guerra. El precio del cobre en 1982 tuvo un descenso del precio en dólares de más de un 15 por ciento. En tanto que durante el período 1975-1982, el precio promedio de la libra de cobre, en términos de dólares de 1982, fue de 97 centavos, en 1982 fue de 67 centavos.

La economía chilena perdió la competitividad internacional debido, principalmente, a dos decisiones internas de política económica. Una de ellas fue la fijación del tipo de cambio y, la otra, la indexación de los salarios. Esta última decisión estaba orientada a mantener los salarios reales de los trabajadores, de manera que el salario nominal se incrementaría según aumentara el índice de precios al consumidor. Sin embargo, este último usualmente es obtenido con cierto retraso. El problema se presentó cuando Chile tenia salarios reales compatibles apenas con los costos de oportunidad que le permitieran competir eficientemente en los mercados internacionales y, a pesar de que la inflación del momento estaba creciendo a tasas sumamente bajas, en comparación con, por ejemplo, las del año anterior, el ajuste indexado del salario nominal tomaba en cuenta el aumento mayor de la inflación del año previo. Así, Chile estaba aumentando fuertemente los salarios reales y esto puso a muchos de sus productos fuera de los mercados internacionales.

La fijación del tipo de cambio tuvo un efecto similar. En un momento dado, el escudo chileno tuvo una revaluación muy fuerte, de manera tal que se inhibieron las exportaciones chilenas y se estimuló la importación. El gran flujo de capitales del exterior hacia Chile ocultó durante los años 80 y 81 la sobrevaluación de la moneda nacional. Por supuesto, en la balanza comercial negativa se reflejó esta valoración artificial.

Estas dos causas, resultados del diseño de políticas internas, provocaron que uno de los factores explicativos del gran crecimiento económico de Chile a partir de 1975-1976, las exportaciones, ya no brindaran el mecanismo requerido para absorber la mano de obra excedente. Por supuesto, el tipo de cambio terminó por reajustarse, abandonándose la paridad arbitraria de 39 escudos por dólar. (La devaluación fue de casi un 90 por ciento; bastante parecida a la de Venezuela en dicho año).

Otro elemento causante de la seria recesión chilena fue la existencia de tipos de interés reales sumamente elevados y variables. Esto provocó, como era de esperar, una decisión de posponer los proyectos de inversión y, por lo tanto, afectó seriamente la capacidad de crecimiento de la economía chilena. Este fenómeno había sido detectado por una misión del Banco Mundial a Chile en 1977, la cual recomendó que “… en vista de la existencia aún de distorsiones en el mercado financiero, la misión cree todavía que puede haber existido, y puede aún existir, un caso a favor de fijar un tope a las tasas de interés real. El propósito no es el de reintroducir un subsidio de capital, sino para tomar en cuenta que las circunstancias inusuales de los años recientes, crean distorsiones en los mercados, que tienden a inhibir los niveles de inversión necesarios y deseables para llevar a cabo los objetivos de crecimiento de Chile” (p. 272). La tasa media de interés real fue del orden del 40 por ciento anual en el período 1975-81, variando entre el 12 por ciento y el 120 por ciento.

Un problema relacionado con el mercado financiero de Chile fue su gran concentración. Esto es, la competencia en los mercados financieros fue muy restringida. En períodos en que Chile tuvo una política crediticia restringida, muchos recursos financieros fueron utilizados, no en la creación de nuevos activos, sino en la adquisición de existentes. El Gobierno de Chile se vio obligado a intervenir alguno de estos conglomerados, quienes se prestaban casi exclusivamente dentro de sus propios grupos. La misión del Banco Mundial antes dicha urgió “…a las autoridades a que revisaran las regulaciones y leyes vigentes relacionadas con los lazos de propiedad y administración dentro del sector financiero y entre él y otros sectores…” (p. 272).

Lamentablemente, las autoridades chilenas no corrigieron a tiempo estos defectos y, tal como se verá en el próximo artículo, muchas de las medidas tomadas más bien son contraproducentes para el logro de una recuperación.

Elisa
13/03/2012, 15:32
1983-05-28-LOS NUBLADOS DE LA ECONOMÍA CHILENA


LOS NUBLADOS DE LA ECONOMÍA CHILENA

La Nación, 28 de mayo de 1983.

Las recientes decisiones del gobierno chileno para hacer frente a la crisis no parecen augurar buenos resultados, Evidentemente, los prospectos para este año y para los próximos, dependen de la capacidad de las autoridades para restaurar la confianza en el país, así como de la evolución de la situación económica internacional.
Por otra parte, correctamente se ha reajustado la paridad cambiaria, la cual ya no será fijada como anteriormente sucedió, sino que se mantendrá un tipo de cambio que permita la reactivación de la exportaciones, De hecho, la devaluación de casi un 90 por ciento y con una inflación de un 20 por ciento, ha resultado en una tasa real de cambio bastante elevada, lo cual se espera que origine un aumento en al exportaciones y en la actividad industrial sustitutiva de importaciones. Igualmente, se considera que la devaluación, en conjunto con programas de trabajos públicos estatales (gasto que de algún lado tendrá que financiarse), conducirá a una reducción de los elevados niveles de desempleo.

Las elevadas tasas reales de interés durante 1981 y 1982 reflejaron las condiciones monetarias estrictas y la decisión de que ellas fueran el mecanismo de ajuste económico por vía de la reducción del gasto que ello induciría. Tal reducción supuestamente provocaría bajas en los precios y los salarios, provocando la competitividad de las exportaciones y disminuyendo las importaciones. Sin embargo, por rigideces a la baja en precios y salarios y por la formación de expectativas sobre una eventual devaluación del tipo de cambio de ese entonces, tal ajuste en los precios y los salarios no se dio. Más bien, la reducción de gasto se tradujo en una disminución de la demanda de dinero y, por ende, aumentó violentamente la demanda interna.

El cambio en la política de intereses consistió en una reducción de su tasa real, así como en la presentación de reformas legales que introdujeran un mayor grado de competencia en el sector. Las autoridades buscan mantener tasas de interés moderadamente más elevadas que las tasas internacionales, dado el déficit de capital de Chile, a fin de atraer recursos externos y evitar la salida de capitales nacionales.

En el campo tributario se ha estimulado la inversión gravando relativamente más el consumo, en tanto que se exime al ahorro. Esto es, las nuevas leyes se concentran en gravar los ingresos destinados al consumo, en tanto que se elimina la imposición al ingreso que es ahorrado e invertido. La recapitalización de las empresas se hará más rápidamente al eximirse la imposición sobre las utilidades reinvertidas.

En el campo salarial, se ha definido una política que propenda a lograr el máximo nivel de empleo posible, en compatibilidad con la reactivación de la economía internacional. Debido a serios problema que provocó el esquema de indexación de los salarios en 1982, se restauró el sistema de negociación directa entre empresa y trabajadores, en el cual la base mínima para nuevas convenciones colectivas será los salarios mínimos y los beneficios sociales y no el anterior esquema de indexación y de ulterior negociación colectiva.

Estas fueron en esencia las propuestas formuladas por las autoridades chilenas en octubre de 1982. Pero, posteriormente, se han introducido otras políticas que harán más difícil la recuperación de la economía chilena. Principalmente, el fantasma del proteccionismo recorre el país y los aranceles han s ido aumentados, no por razones de política anti-dumping, sino más bien para volver a otorgar rentabilidad privilegiada a las empresas sustitutivas de importaciones. Esto afectará negativamente a las exportaciones chilenas al encarecerse los factores productivos por el proteccionismo, con la consiguiente pérdida de ventajas comparativas, además de desviar inversiones hacia el ahora relativamente más rentable sector sustitutivo de importaciones, en comparación con las actividades de exportación.

Otras políticas de dudosa capacidad de éxito son la reimposición de medidas cambiarias tendentes a reducir el uso de las reservas, además de que se presentarán déficits fiscales del gobierno central de -2.4 por ciento del Producto Doméstico Bruto, del cual se espera un leve aumento en 1983. Sin embargo, las autoridades aún mantienen la voluntad de reducir el gasto público, ya que el esfuerzo por reactivar el empleo por medio de trabajos públicos lo será por sustitución de gastos estatales hacia proyectos que absorban mano de obra.

El gobierno chileno, por otra parte, ha entrado directamente al rescate de empresas en la insolvencia, interviniéndolas y readecuando sus obligaciones. Desde noviembre de 1981, por ejemplo, ha intervenido doce instituciones financieras, de las cuales tres fueron ulteriormente vendidas y las nueve restantes liquidadas sin pérdidas para los depositantes o prestamistas extranjeros, cubriéndose las pérdidas principalmente por la vía de la emisión de dinero.

En síntesis, el panorama muestra que los nublados del día permanecerán durante bastante rato. En todo caso, no parece ser el fracaso de un modelo “liberal”, sino más bien la conjunción de la aplicación de políticas erróneas con la seria crisis de la economía mundial, lo que explica los graves problemas actuales de la economía chilena. La lección que las políticas y sucesos económicos de esa nación sudamericana pueden brindar a Costa Rica, es muy útil. Debe recordarse que la fijación del tipo de cambio, la indexación de salarios y los tipos de interés reales sumamente elevados fueron decisiones internas, propias, de las autoridades chilenas, las cuales explican mucho del fiasco económico.
Actualmente en nuestra nación, en apariencia, los tipos de interés reales son muy elevados y, acerca de eso, las autoridades (y los políticos oportunistas) ya han solicitado al Fondo Monetario Internacional que dé la aprobación para su reducción. En lo que se refiere al tipo de cambio, se ha elevado artificialmente el valor de la moneda nacional en comparación con el dólar y la pérdida de competitividad internacional que ello ocasiona, ya ha dado sus amargos frutos: las exportaciones continúan declinando y ya se empieza a restaurar la importación a los niveles previos. De la misma manera, la política salarial, al menos en el sector privado, y con cierto retraso en el sector público, como lo pueden aseverar los maestros, ha proseguido un sistema da ajuste que toma en cuenta los incrementos de los precios, aunque no formalmente se utilice un método de indexación. Incluso, es posible que en fechas recientes los aumentos en los salarios nominales sean mayores que los incrementos de los índices de precios.

La lección que podemos derivar de la experiencia chilena es sumamente valiosa, tanto para aprender lo exitoso, como para evitar costosos errores. Pero, tal vez, lo más importante es deducir de ella que la recuperación de una nación de las pesadillas social-estatistas es larga y dolorosa. La libertad se pierde fácilmente, pero después cuesta mucho recuperarla.

Elisa
13/03/2012, 15:40
1983-06-01-EL OMINOSO SILENCIO PETROLERO

EL OMINOSO SILENCIO PETROLERO


La Nación, 01 de junio de 1983. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 145-146.

¿Desde hace cuánto tiempo sabe el estimable lector que los precios del petróleo que compra Costa Rica sufrieron una fuerte baja? Sin embargo, el monopolio estatal de RECOPE aún no reduce los precios de los productos derivados de éste. Por supuesto, RECOPE ha de argüir que tal decisión depende del SNE (Servicio Nacional de Electricidad), pero, para el sufrido usuario, esto es de poca monta. En última instancia RECOPE y el SNE tienen un mismo patrono: el gobierno de Costa Rica. Esto significa que si los precios de los derivados del petróleo no han disminuido, es porque el Estado no lo ha querido hacer.

Es muy posible que la posposición o indolencia en reducir el precio de los derivados del petróleo tenga una razón esencialmente fiscal. Una vez más el Estado utiliza a RECOPE para que se convierta en una proveedora de recursos al fisco. De esta manera, se tiene un nuevo impuesto sin que la Asamblea Legislativa, que aparentemente ni pincha ni corta, haya tomado la decisión de imponer un nuevo gravámen en el país, función que constitucionalmente le compete en forma exclusiva. Incluso ya se escucha el runrún de que, lo que RECOPE logre por el sobreprecio de los derivados del petróleo, se utilizará para financiar el gasto de un ministerio por naturaleza devorador de recursos. En todo caso, el gobierno pone impuestos sin que la Asamblea Legislativa tenga nada que ver con ello (y eso que se juró respetar a la Constitución), que es lo más grave de toda esta situación.

Es importante destacar la desidia con que la opinión pública ha analizado este asunto. Esa dejadez intelectual sirve principalmente para acicatear la voracidad fiscal, para estimular la arrogancia burocrática “laseferiana” y para fomentar el desaliento de aquellos que aún creen que los impuestos sólo los puede fijar un poder legislativo. No se ha escuchado la voz de quienes con frecuencia se oponen al abuso y al atropello estatal y el mutismo de los polìticos opositores es aún más deprimente. El Estado recopiano se está haciendo inmune a la crítica, porque ella ahora está ausente.

Sin embargo, la reducción de los precios habrá de llegar, aunque tardíamente, y lo será en el momento en que sea necesario un golpe político, que tal vez haga olvidar como un soporífero el dolor de algún nuevo impuesto sobre la espalda del costarricense El “timing” es importante para el político; ni las rebajas ni las alzas de los precios deben ser realizadas si no lo son en el momento apropiado. Si se trata de una reducción debe capitalizarse políticamente tal bendición popular; si es un alza que pase lo más desapercibida posible, aunque no lo sea en la conciencia del burócrata.

A pesar de esa esperanza “electorera”, la bellaquería intelectual de los que deciden la rebaja permite la forja de ciudadanos de primera y de segunda categoría. Si usted tiene un Toyota de gasolina, por ejemplo, y lo usa para trabajar, pues usted no es productivo, según el burócrata. Sin embargo, si es afortunado y el azar lo ha favorecido con disponer de un Mercedes Benz de diesel, que lo usa para pasear, pues sí es productivo, de acuerdo con el político de turno. En dos palabras, a tanto tico que utiliza su carro de gasolina para trabajar o simplemente para ir al trabajo se le considera improductivo y por ello de acuerdo con el burócrata no debe estimularse el uso de sus vehículos con una reducción en el precio de la gasolina.

Se reducirá el precio del búnker, del diesel y de otros derivados, pero la gasolina muy posiblemente se mantenga igual o casi al mismo precio. Esto satisface la conciencia dirigista y retorcida del burócrata que discrimina arbitrariamente. Debemos preguntarnos ¿con qué autoridad se mantiene un sobreprecio a la gasolina?; ¿desde cuándo este precio excesivo, que es un impuesto, simple y llanamente, fue objeto de la bendición constitucional del Poder Legislativo? La respuesta afónica del burócrata y la vacía inquisitoriedad del ciudadano, supuestamente interesado en la cosa pública, podrían concatenarse en lo de siempre: el ciudadano amarrado frente al Estado devorador de hombres y conciencias.

Elisa
13/03/2012, 15:42
1983-06-25-LA GRAN CONSPIRACIÓN

LA GRAN CONSPIRACIÓN

La Nación, 25 de junio de 1983.

Es posible que este artículo ocasione que algún funcionario gubernamental manifieste que la conspiración de las extremas contra la institucionalidad del país, prosigue en una desenfrenada carrera hacia el suicidio colectivo.

Ni me he reunido en recóndito sitio con ese “conjurado extremista”, aunque no sé si de la izquierda o de la derecha, don Rodolfo Solano Orfila, ni tampoco me gusta abusar de mentalidades esquizofrénicas con delirio de persercusión, por lo cual, de una vez por todas, me sacudo de la acusación de sedición en que se me pueda implicar y hago caso al llamado del presidente Monge para formular una crítica sana al Poder Ejecutivo.

Con esta advertencia, de que no hay trama ni complot alguno, por esta vez hago referencia a la situación de la política gubernamental relacionada con el sector externo, pero, propiamente, en el campo administrativo. Parto, por supuesto, de que es deseable allegar más divisas al país, por medio de las exportaciones y de las inversiones privadas extranjeras. Igualmente, supongo que sí, por razones administrativas, no existe coordinación de las políticas del sector, entonces se está en presencia de un problema gubernamental deseable de corregirlo.

Como resultado de la importancia vital que para la actual administración tenía, y tiene, la generación de divisas en el país, se creó el Ministerio de Exportaciones y se decidió que la encabezara un experimentado administrador, el Dr. Mario Carvajal. Por cierto, don Mario parece haberse encaminado en su tarea por rumbos correctos, aún cuando le falta la parte más difícil de su gestión, cual es la puesta en práctica de sus ideas expresadas en diversas ocasiones.

A inicios de la Administración Monge, el anterior Ministerio de Economía, Industria y Comercio fue dividido en dos instituciones. Una de ellas, el Ministerio de Industria, Energía y Minas y, la otra, el Ministerio de Economía y Comercio. Esta última es la que interesa. Las direcciones que componen a ese Ministerio son las siguientes: Estadísticas y Censos, Comercio Interior, Integración Económica y Comercio Exterior. Aquí surge lo interesante: dos direcciones, la de Integración Económica y la de Comercio Exterior esencialmente tratan de asuntos relacionados con el intercambio internacional de bienes y servicios, que es una función a ser satisfecha por el recién creado Ministerio de las Exportaciones. Tal vez es conveniente que esas dos direcciones sean absorbidas por la institución que preside don Mario Carvajal y que el Ministerio de Economía y Comercio sea reducido al de Estadísticas y Fijación de Precios.

Igualmente, algunos organismos públicos encargados de las políticas de inversión extranjera están paralizados. El Centro para la Promoción de las Exportaciones y el Instituto Costarricense de Turismo son los entes públicos encargados de las decisiones de inversión en el país de los pensionados e inversionistas extranjeros. Sin embargo, Migración, que depende del Ministerio de Gobernación, quién sabe basada en qué leyes impide la entrega de pasaportes costarricenses a extranjeros que quieren invertir en Costa Rica, haciendo caso omiso a una situación de hecho: que es muy difícil que alguien invierta una fuerte suma de dinero en un país en el que espera residir, si ni tan siquiera tiene la certeza de que se le otorgará un documento que le permita entrar a ese país. Es urgente que este asunto se defina, pues otras naciones de América Latina buscando aliviar la crisis sí inteligentemente atraen a esas inversiones extranjeras.

Para que no se crea que esto es un complot, hago mías las palabras no sé por quien pronunciadas: “Cualquier cosa, menos la renuncia”, aunque en mi caso sea a la libre expresión, y no a la chamba gubernamental.

Elisa
13/03/2012, 15:44
1983-07-01-PAUL VOLCKER, EL MONETARISTA

PAUL VOLCKER, EL MONETARISTA

La Nación, 01 de julio de 1983.

Al volverse a nombrar al Sr. Paul Volcker, en esta ocasión por el republicano Reagan y en la anterior, por el demócrata Carter, como Presidente Ejecutivo del Banco Central de los Estados Unidos (Chairman of the Federal Reserve Board), mi estimado amigo y director del periódico La Nación, don Eduardo Ulibarri, me sugirió que escribiera algo acerca de tan destacado monetarista. Y esa invitación sí me causo un tremendo lío, pues, por ejemplo, el profesor Milton Friedman ha escrito varios artículos sobre el supuesto no-tan-monetarista Volcker, por lo que, en realidad, declaro mi ignorancia sobre el grado de “pureza” monetarista del Presidente Ejecutivo del Banco Central de los Estados Unidos.

Gracias a don Eduardo y The Wall Street Journal logré saber que el Sr. Volcker cree que “un crecimiento monetario excesivo nos pondría de regreso en la misma situación insatisfactoria de expectativas inflacionarias más profundamente arraigadas y de un mayor escepticismo acerca de la habilidad de nuestra nación para manejar sus asuntos económicos”. Esto califica al señor Volcker dentro de algunas de las variedades de monetarismos que, según un reciente artículo, se extienden desde los estilos radicales o exagerados, hasta los convencionales (¿?), pasando por los asimétricos y los de metas variables (sigo confundido).

Creo que, más que referirme al nombramiento del Sr. Volcker, es conveniente reseñar algunas de las proposiciones fundamentales de la llamada escuela monetarista, sin dejar de señalar que ésta no es nueva, ni es una invención del Fondo Monetario Internacional (FMI), ni del imperialismo yankee, pues los más puros monetaristas suelen encontrarse en la China Roja y en la URSS, y que, desde el siglo XVIII las ideas monetaristas tenían ya un papel importante en el pensamiento político-económico.

En general, los monetaristas han enunciado cuatro proposiciones de carácter científico; esto es, sujetas, con todas las limitaciones del caso, a la comprobación del método científico, que tratan de explicar, tres de ellas, cuál es la relación entre el crecimiento de la cantidad del dinero y el crecimiento del gasto agregado, la producción real y los precios y la cuarta propuesta acerca de si es factible controlar el crecimiento del dinero; esto es, si es posible aplicar política monetaria.

En primer lugar, en general los monetaristas sostienen que existe una relación permanente y estrecha entre el crecimiento de la cantidad de dinero y el aumento del gasto total de la economía.

En segundo lugar, los monetaristas afirman que la inflación es un fenómeno esencialmente monetario. Esto es, que el crecimiento sostenido de la generalidad de los precios tiene, básicamente, su causa en un aumento constante de la cantidad de dinero en la economía.

En tercer lugar, los cambios bruscos, de corto plazo, en la cantidad de dinero producen variaciones en la producción real, pero que, en el largo plazo (no aquel en que “todos estamos muertos”, sino en el que se refiere a una sucesión de cortos plazos), no existe relación entre un aumento en la cantidad de dinero y en la producción real, sino tan sólo con los precios.

Finalmente, se supone que las autoridades monetarias son capaces de controlar la tasa de crecimiento del dinero. De no ser así, las tres proposiciones anteriormente expuestas no tendrían importancia práctica alguna.

Ahora bien, en un reciente artículo de los economistas Dallas S. Batten y Courtenay C. Stone, ambos del Banco de Reserva Federal de San Louis, se analiza la vigencia de las cuatro proposiciones fundamentales monetaristas, aplicadas a la evolución de la economía norteamericana (Lamentablemente, en Costa Rica, ni siquiera el Banco Central tiene un modelo macroeconómico monetarista). Ambos autores concluyen que, al “contrario de recientes rumores acerca de la muerte del monetarismo, encontramos que las cuatro proposiciones puestas a prueba fueron tan válidas y útiles durante los últimos tres años, como lo fuera en los 20 años previos”.

En todo caso, para volver a la petición del amigo Ulibarri de referirme al nombramiento del señor Volcker como Presidente del Banco Central de los Estados Unidos, es muy evidente su éxito en la aplicación de una política monetaria estricta en el control de la inflación, la cual se redujo, de un 14% al asumir por primera vez su cargo, a cerca de un 4 por ciento a la fecha. Por supuesto, este es otro éxito del monetarismo; lo difícil para el Sr. Volcker ahora es cómo, ante la expectativa de grandes déficit gubernamentales, puede mantener la recuperación de la economía norteamericana, sin que se inicie otra vorágine inflacionaria. Muy posiblemente el Sr. Volcker continúe en su lucha contra la inflación apretando el freno monetario y urgiendo mesura en el gasto público.

Elisa
13/03/2012, 15:46
1983-07-12-LA FRONTERA TRIBUTARIA

LA FRONTERA TRIBUTARIA

La Nación, 12 de julio de 1983.

Existen diversas opiniones acerca de cuándo un país se dice ha llegado al límite en los impuestos que puede cargar sobre sus ciudadanos. Al menos en el campo de los economistas, todas las explicaciones aducidas no satisfacen, pues no explican plenamente cuándo se puede afirmar que una nación llegó al límite tributario.

Posiblemente por ello sea mejor hacerle caso al Presidente de la República, cuando don Luis Alberto nos señala que ya en Costa Rica no se pueden poner más impuestos. Tal vez él tiene presente la famosa rebelión anti-impuestos de la fiesta del té de Boston a finales del siglo XVIII, que fue precursora de la independencia de los Estados Unidos o bien la reciente revuelta, llamada de la proposición XIII, por la cual los ciudadanos del estado de California obligaron a sus autoridades a bajar los impuestos territoriales.

Pero, más que todo, creo que el Presidente de la República tiene en mente que más impuestos ocasionarán una seria reducción del esfuerzo productivo del país, elemento vital en el proceso de recuperación de nuestra economía. Claro que por esfuerzo productivo del país no debe entenderse únicamente a la creación de nuevas empresas o el incremento de la producción de las existentes, sino primordialmente el hecho de que mayores impuestos inciden negativamente en la oferta de trabajo y en la formación de ahorros, fundamentales en el proceso de inversión. Lo anterior quiere decir que la abstención del consumo (ahorro), ya no le rinde tanto beneficio a quien lo practica y que, al mismo tiempo, cualquier esfuerzo adicional que realice significa que el Estado proporcionalmente le quita más y más a la persona. Esto tiene como corolario que la producción, en vez de aumentar, tienda a disminuir, lo cual no desea, aparentemente, el Presidente Monge.

Sin embargo, el contraste entre la opinión que sobre este tema ha enunciado el Presidente de la República y la actuación de los diputados de su fracción, es evidente. El Presidente pugna por no aumentar los impuestos y los diputados lo primero que hacen es recetar una dosis cada vez mayor de gravámenes. Ejemplo reciente de ello es aquél sobre las remesas al exterior, así como uno, hipócritamente disimulado, que fija un impuesto adicional de ¢200 por vehículo (para esos señores progreso es que los ciudadanos anden en burro).

La situación anterior obliga a meditar sobre los alcances de esa actitud evidentemente conflictiva:
1.- O bien el Presidente veta ambas leyes y hace válida su afirmación de que no se le pondrán más impuestos a los ciudadanos costarricenses,
2.- o, alternativamente el Presidente firma ambas leyes, con lo cual su credibilidad, que hasta ahora esencialmente se mantiene, sufre un claro y serio deterioro.
Por otra parte, los diputados podrían:
1.- Resellar el veto que, como alternativa, puede haber ejecutado el Presidente, con lo cual se suscita una situación de conflicto frontal entre el Gobierno y su fracción liberacionista en la Asamblea; o
2.- no resellar el veto, con lo cual el país estaría seguro de que el Presidente de la República continúa controlando a sus propios diputados. (Se acuerdan: “Necesito muchos diputados para gobernar”.
Para terminar hay una duda que me salta al instante de escribir este artículo: se ha afirmado que el impuesto sobre las remesas va a rendir aproximadamente 400 millones de colones a ser utilizados en programas de, supuestamente, ayuda a la niñez. Por otro lado se ha dicho que los niños beneficiados con el programa son, aproximadamente, 400 mil. Lo anterior significa que se le dará, o gastará, en cada niño, mil colones. Con esta suma sabemos bien que quien más se beneficiaría son los burócratas encargados de los programas de ayuda a la niñez. Esto provoca que, en última instancia, los más entusiastas proponentes del programa sean aquellos encargados de ponerlo en práctica. Los padres de los niños podrían contribuir a resolver el problema evitando traer más hijos al mundo, aunque, después de todo, ese nuevo gasto público terminará por encarecer más la vida del costarricense, quien por tanto ahorrará en la fertilidad.

Elisa
13/03/2012, 15:50
1983-07-23-VIVE LA FRANCE SOCIALISTA VIVE LA FRANCE SOCIALISTA


La Nación, 23 de julio de 1983.

Decía Jean François Revel en su brillante libro El Estado Megalómano que “… todo socialista consecuente extraería, por el contrario, del examen de las críticas de derecha, una preciosa enseñanza; a saber: que toda llamada crítica de izquierda que apela a los hechos, aunque sean estos una disminución pasajera de los humildes, es en esencia una crítica de derecha… Sean cuales fueren, y vengan de donde vinieren, las críticas al socialismo son, pues, de derecha. Y esto implica el corolario de que nunca son dignas de ser tomadas en consideración”.

Lo que aquí en Costa Rica observamos con cierta fruición ideológica, si tomamos en cuenta la opinión del social-demócrata o socialista François Mitterrand acerca de los problemas políticos del área centroamericana, es como el patrocinio del Primer Ministro francés se orienta hacia las fuerzas marxistas de Nicaragua y de El Salvador. A su vez le niegan a su colega de la Internacional Socialista, el Partido Liberación Nacional, gobernante en Costa Rica, y al Partido Liberal de Honduras, también afecto a ella, el cariño y amor fraternal que se presupone es parte de esa especie de Tratado de Asistencia Recíproca ideológico, de que tanto hacen gala los social-estatistas de nuestra patria.

No es nada extraño que mucha de la explicación de ese nuevo amor de los “internacional-socialistas” franceses por el gobierno de Nicaragua y por los guerrilleros comunistas salvadoreños, sea encontrada en una especie de vuelta a la tierra o retorno a los orígenes marxistas que caracterizan a los social-demócratas del mundo. Puede ser, por otra parte, que alternativamente también esos franceses vean en el conflicto de América Central, una especie de guerra de liberación de esos pueblos contra la opresión y el imperialismo yankee (el mismo que los liberó de los nazis) y que, por lo tanto, el apoyo de los socialistas franceses por los movimientos marxistas en el área sea simplemente una extensión de la conciencia social y de la justicia y equidad que caracteriza, supuestamente, al pueblo francés.

Como creo que hay mucha explicación en esta última hipótesis acerca de la conducta observada por el gobernante social-estatista francés, en lo que a los sucesos de Centro América se refiere y, como según dicen algunos, yo no tengo conciencia social, ni interna ni internacionalista, estoy decidido a probar que esta última afirmación no es enteramente correcta, se me ocurre postular una sencilla idea que tal vez hará palidecer a los hermanos de la rosa socialista, aunque si bien calza con la actuación reciente de ese gremio político: crear un Comité Costarricense de Solidaridad con la Liberación de Córcega.

Córcega es una colonia de Francia: su pueblo, sus costumbres e identidad son distintos a los de la metrópoli. Este es uno de los argumentos aducidos en pro de la independencia en Córcega. Francia le niega el derecho al pueblo corso de darse su propio gobierno, de aquí que los heroicos guerrilleros insulares están dispuestos hasta sacrificar su vida, con el objeto de rescatar a la patria corsa de la invasión francesa. Francia tiene instaladas allí sus tropas con el fin de evitar que el pueblo corso logre satisfacer su aspiración de disponer de su propio gobierno. La bota militar imperialista impide y cohibe el derecho a la autodeterminación del pueblo. También hay prisioneros polìticos (y si no los hubiera, al igual que en Costa Rica, pues hay que inventarlos), cuyo delito único ha sido la posesión y utilización de armas para la liberación de su pueblo.

En todo caso, lo imperdonable históricamente es que “Francia” haya mandado a matar (al destierro) al hijo favorito de la isla: al gran emperador Napoleón. Es por ello que nosotros, los aborígenes del primitivo mundo centroamericano, debemos de luchar con ahínco por la liberación de Córcega y devolver a la patria a su legítimo gobernante: el Príncipe Napoleón. Tal vez el socialista Mitterrand (o alguno de sus a láteres) lleve este caso a la Internacional Socialista, donde estoy seguro se le dará un tratamiento igual al que han brindado a Puerto Rico: descolonización a la fuerza del imperialismo yankee. De no ser así, debemos recordar al social-estatista francés, que los casos de Córcega y de El Salvador son muy parecidos, pues, a pesar de la enorme distancia, simplemente nos obliga a exigir consistencia, Monsieur Mitterrand.

Elisa
13/03/2012, 16:17
1983-08-05-LAS LIBRERÍAS Y LA LITERATURA DE IZQUERDA

LAS LIBRERÍAS Y LA LITERATURA DE IZQUIERDA

La Nación, 05 de agosto de 1983.

Un día de estos se me ocurrió ir a dar una vuelta por alguna de las céntricas librerías de San José, en busca de un libro de Jean François Revel que me había recomendado entusiastamente un buen amigo.

Una vez allí sufrí una gran desilusión por el hecho de que tres empleados desconocían totalmente el nombre de tan famoso escritor contemporáneo. Pero mayor fue mi sorpresa cuando decidí buscar personalmente un libro de economía política que pudiera interesarme, y lo único que logré encontrar en esa sección fue una pléyade de obras de autores de izquierda. Así, por ejemplo, está gran parte de la literatura publicada por la Editorial Siglo XXI, la cual produce obras de Mandel, Poulantzas, Debray, entre muchos otros; allí también se encuentran muchas obras de la Editorial Grijalbo, la que posee libros de Shishkin, Engels, Kopnin, Borisov, Makarova y muchos otros más.

Caso interesante es el de alguna de la literatura editada en Costa Rica, como es la del Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI), que se supone sintetiza el pensamiento de la iglesia izquierdista. También en los estantes están las obras de la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA), la cual edita obras de simpatizantes izquierdistas, como Carcanholo, Almendárez, Posas, Quijano y muchos otros más y, en evidente simbiosis que a muchos llama la atención, aparecen otros de los izquierdistas Assmann, Gorostiaga, Hinkelammert, Trinidad y otros más, que resulta del esfuerzo conjunto del Departamento Ecuménico de Investigaciones (DEI) y de la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA). Como se dice: Dios los cría y el diablo los junta.

Normalmente estos autores izquierdistas lanzan sus iras de Júpiter tonante contra el sistema de mercado, el mismo que les protege anónimamente de la eventual coerción que puede ejercer contra ellos un Estado que no comparta sus opiniones. Es decir, sus vidas de autores, la difusión de sus ideas, su permanencia intelectual en el medio, persisten gracias a que hay una demanda (esa tan despreciada por los socialistas) de sus obras y que hay algún empresario (eso aún más despreciado por los socialistas) dispuesto a satisfacer esa demanda de los lectores. ¿Se concibe acaso que este autor, liberal por más señas, pueda vender libremente, sin ninguna coacción, sus libros por medio de librerías privadas en esos paraísos marxistoides, a los cuales son tan afectos los socialistas de la región? Creo que no podría hacerlo. Tal como dice el lema: Dios protege a los inocentes. En este caso, podríamos decir: el mercado protege a los socialistas.

Antes de que a algún termocéfalo se le ocurra decir que estoy abogando porque se retiren los libros de izquierda de los anaqueles de las librerías, deseo manifestar que, al contrario, quiero que existían más editoriales privadas dedicadas a la publicación de obras de cualquier tipo y naturaleza ideológica. Lo que sí me preocupa es saber que la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA) es mantenida, en parte, por los fondos de las universidades centroamericanas, entre ellas la Universidad de Costa Rica. Ésta, en última instancia, es también financiada con fondos de los contribuyentes nacionales, por lo cual resulta que EDUCA publica libros de clara ideología izquierdista, con fondos proporcionados parcialmente por el pueblo costarricense. Me pregunto si queremos los ticos financiar esa literatura izquierdista.

El contraste es evidente: los libros izquierdistas de EDUCA se venden gracias al sistema de mercado que tanto combaten y, al mismo tiempo, la literatura izquierdista de EDUCA es, en parte, financiada por los capitalistas (entre muchos) que pagamos los impuestos. Así, ¿quién no…?

Elisa
13/03/2012, 16:20
1983-08-20-JORGE CORRALES CENSOR DE LIBROS


JORGE CORRALES, CENSOR DE LIBROS

La Nación, 20 de agosto de 1983.

Mucho agradezco a don Sebastián Vaquerano que haya salido en defensa de la labor editorial y de pluralismo ideológico de la empresa Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA). En particular, mi agradecimiento se basa en que se sirvió leer mi artículo del día 5 de agosto de 1983, titulado “Las librerías y la literatura de izquierda”, pues ya había perdido la fe en que se le prestara atención a las opiniones que en nuestro país a veces algunos nos servimos expresar.

Pero vayamos al grano y analicemos la respuesta del Sr. Vaquerano. En primer lugar, atribuye a que no esté suficientemente informado para la formación de las opiniones que expresé sobre EDUCA. Y tal vez el Sr. Vaquerano tenga razón, porque no fui suficientemente explícito en mi artículo de que las obras de EDUCA que conozco son, fundamentalmente, aquellas de las denominadas ciencias sociales, que comprende economía, política, sociología y otras similares, en tanto que no hago referencia a las de teatro, poesía, literatura, etcétera, publicadas por la Editorial y cuyos nombres, amablemente, se sirvió reseñar el Sr. Vaquerano.

En segundo lugar, entre lo que más me interesa destacar está la afirmación del Sr. Vaquerano, la cual dice que “…a partir de 1980 se ha venido aplicando una política de disminución progresiva del subsidio otorgado por las universidades miembros del CSUCA hasta alcanzar, en este año, el autofinanciamiento pleno“. He aquí uno de los aspectos más importantes de la respuesta del Sr. Vaquerano, pues él reconoce que ha existido un subsidio, que aunque nos diga proviene de las universidades, en realidad es del costarricense, el centroamericano, en general, quienes han pagado el baile. Y temo que la editorial, y tomo deliberadamente este ejemplo, cuando editó la obra de mi apreciado ex profesor, Claudio Gutiérrez, “Teoría del método en las ciencias sociales”, no buscó la aprobación de quien ha pagado el baile: de quien ha brindado los recursos para EDUCA.
Por ello, lo más importante no es tanto la ideología del autor, sino que se utilicen fondos de una colectividad para producir obras, las que tal vez no le interesen a esa misma colectividad. Yo, como pagador de impuestos, podría preferir el libro de don Claudio, o el de mi otro ex profesor, don Constantino Láscaris, a las obras de Carcanholo o de Almendárez o de Posas o de otros, pues en última instancia soy yo, al igual que todos los que pagamos impuestos, quienes deseamos que se nos publique lo que preferimos.
Lo anterior se lograría si EDUCA fuera, como lo va a ser en este año, según dice el Sr. Vaquerano, una empresa privada en su forma de operación; esto es, sin subsidios públicos. En este caso, se publica lo que se demanda, lo que desea leer el lector y no lo que crea que prefiere, según el editor.

En las editoriales subsidiadas, si el editor se equivoca en la satisfacción de las necesidades del lector y publica obras que éste no desea, el editor sabe que la hacienda pública, el subsidio, el impuesto que pagamos, le permitirá encubrir su error, pues no quiebra y pierde su patrimonio. Esto no sucede con la actividad privada, sin subsidio, como es la nueva EDUCA a que se refiere el Sr. Vaquerano, pues sus publicaciones quedan sujetas al consumidor soberano. De manera que sólo me queda desearle suerte a esta nueva EDUCA y espero que podrá verse cómo indefectiblemente el mercado terminará por proteger al inocente, por medio de esa anonimidad y libertad que nos es tan querida a los liberales.

La respuesta del Sr. Vaquerano me gustó, hasta el último párrafo. Hasta entonces, sí guardaba respeto por las ideas, tal vez equivocadas, de este autor. Pero adonde no me agrada es cuando irónicamente me pide que revele “el título de las obras (que) a (mi) juicio… EDUCA no debió haber publicado en virtud de las concepciones políticas de sus autores”. Esta deleznable petición presupone que mi carácter deja de ser liberal, y más bien busca tratarme como un Torquemada renacido o mejor, como un piricuaco sandinista encargado de censurar al periódico La Prensa. Aquí se equivoca de plano el Sr. Vaquerano: en última instancia me importa un bledo cualesquiera sean las obras que publique EDUCA; eso sí, las de la nueva EDUCA, la que, dice el Sr. Vaquerano, alcanzará en este año el autofinanciamiento pleno. Pero en cuanto EDUCA publique obras que no son de mi agrado y se utilice mi dinero por vía de impuestos para financiar su edición, sí me verá inquieto y vigilante. Por supuesto, soy soberano en mi decisión de comprarlas o no, como sucede en un régimen de libertad de mercado. Por ello pregunté en mi artículo anterior si queremos los ticos financiar esa literatura izquierdista. El único precio que pensé tendría que pagar por formular esa majadera inquietud era “que a algún termocéfalo se le ocurra decir que estoy abogando porque se retiren los libros de izquierda de los anaqueles de las librerías…”

En todo caso, lo único que el Sr. Vaquerano quiere es darme el cargo poco honroso de censor de libros, aunque eso es más típico de un retrógrado oscurantista o de un estatizador socialista, de esos que ahora pululan por todos los rumbos, y no de este liberal, quien desea que sea el consumidor el que determine cuáles son los libros que han de publicar los editores, quienes así quedan sujetos a los riesgos empresariales derivados de sus propias acciones.

Elisa
13/03/2012, 16:23
1983-08-26-UN ARTÍCULO QUE DEBE ANALIZARSE

UN ARTÍCULO QUE DEBE ANALIZARSE


La Nación, 26 de agosto de 1983.

Varios días han pasado desde que el respetado economista Dr. Eduardo Lizano F., publicó en esta misma página un excelente artículo en que expresa, con el resumen requerido, un conjunto de ideas acerca de las posibilidades de crecimiento de la economía costarricense en un futuro relativamente cercano. Lamentablemente, por esa especie de modorra intelectual que ha invadido a muchos de ese gremio cuasi taumatúrgico, denominado “economistas”, las ideas de don Eduardo no han venido a más.

Tal vez me ilusionó la posibilidad de que en un casi inoperante Colegio de Economistas, cuyos directores, de vivir en el siglo XIII, determinarían que la tierra es plana, según resultado exclusivo de una encuesta que practicarán en su gremio, podría dedicar algo de su “valioso” tiempo al análisis de las ideas expuestas por don Eduardo. De la misma manera, pensé que tal vez los egregios economistas liberacionistas, especialmente algunos de los social-estatistas aún vigentes en ese partido, tendrían deseos de dedicar algunas octavillas al análisis de las revolucionarias (para nuestro enclenque medio) ideas del economista Lizano, especialmente por proceder ellas de uno de los intelectuales liberacionistas más destacados en su medio, y eso que no son muchísimos. Pero no, todo sigue igual en esta villa, en donde hasta la tradicional expresión de ideas en los periódicos, en este caso, volvió a la tierra del camposanto.

Me atrevo, para no dejar pasar esta oportunidad, a presentar algunas ideas que tiene relación con lo expuesto por don Eduardo en su artículo de reciente aparición, como es el papel de las exportaciones del país, a la luz de ciertas políticas económicas que está llevando a cabo el actual gobierno, así como en el marco de las propuestas del Banco Mundial para una reforma estructural de la economía nacional. Para efectos de este análisis, se puede partir de que las exportaciones son vitales en la recuperación de la economía del país y, a pesar de que numerosas naciones están en el mismo juego, que el esfuerzo del país se debe centrar en la colocación de ciertos montos aparentemente manejables de nuestras exportaciones. Sin embargo, existen tres políticas económicas proseguidas por el gobierno actual que conspiran contra el logro de ese objetivo.

La primera de ellas es la fijación de un precio a las exportaciones. Esto es, la determinación del tipo de cambio a un nivel menor que el vigente en el mercado, lo cual retarda cualquier proceso de exportaciones. La existencia reconocida de insuficiencia de divisas para satisfacer su demanda al precio vigente, es la mejor prueba de que el valor oficial de nuestra moneda es mayor que el verdadero. Debe proseguirse, en este sentido, una política económica que no fije el precio artificial a las exportaciones, si es que se desea incrementarlas.

En segundo lugar, sorprende que si las autoridades gubernamentales quieren exportar más, ellas mismas carguen constantemente de impuestos a la exportación. Tal vez ello resuelva un problema fiscal, pero ese enfoque parcial, tarde o temprano, se constituirá en una barrera a las exportaciones, lo cual se supone es el corazón del programa, si es que lo hay, de recuperación de la economía nacional.

Finalmente, el proteccionismo vigente sigue tan campante como Johnny Walker. La protección arancelaria se traduce en un impuesto a las exportaciones, al encarecerse el costo de los factores productivos, al ser artificialmente dedicados a la producción interna, lo cual excluye su utilización en el proceso de exportaciones.

Creo que, en tanto no se entre de lleno a la revisión de la política económica proseguida por el actual gobierno sobre el tipo de cambio, los impuestos a las exportaciones y la revisiòn del proteccionismo, nuestro esfuerzo será inútil, así como el de intelectuales de valía como don Eduardo Lizano. Con ello, lamentablemente, no se beneficiará el país de la recuperación de la economía norteamericana, surgida gracias a las políticas no social-estatistas sino liberales del Presidente Reagan.

Elisa
13/03/2012, 16:25
1983-09-03-LA MISMA MONA, CON DISTINTO RABO

LA MISMA MONA, CON DISTINTO RABO

La Nación, 03 de setiembre de 1983.

Si bien aún no ha concluido el sainete de los aumentos salariales del sector público, es bueno, por aquello del registro, referirse a varios aspectos de tan trillado espectáculo.
Cuando se planteó el aumento de los salarios (merecido o no, no es este el caso) de los empleados del Instituto Nacional de Seguros, el Ministerio de Hacienda, preocupado por el efecto disparador que sobre el gasto público total significaba su aprobación, se opuso a ello, como igualmente lo hizo el Consejo Económico y, tengo entendido, la Procuraduría General de la República. Pero, como la cuerda política siempre se rompe por lo más delgado, el Consejo de Gobierno aprobó el aumento de ¢450 al mes que propugnaba el INS, puesto que sí se tenía contenido económico suficiente.

El anterior rompimiento del naipe provocó que otros grupos de asalariados, los de la Refinadora Costarricense de Petróleo (RECOPE) y los del Banco Nacional, alegaran que, en tanto existieran suficientes recursos propios en sus instituciones, el aumento podría exceder a los ¢450 en que, se suponía, estaba plantado el gobierno de la República. Caso sorprendente fue el del Banco Anglo, cuyo Presidente de la Junta Directiva, el Sr. Araya Westover, manifestó por la Prensa Libre, aunque algo hermético, que de un aumento mayor de los ¢450 mensuales ya la Casa Presidencial tenía conocimiento.

En un giro de 180 grados, la lenidad mostrada por las autoridades gubernamentales en el caso de las barricadas anti-ICE, se vio transformada en una firme posición de que no se aceptaría ningún aumento mayor de los ¢450 para los empleados públicos. Y hasta aplausos cosechó esa posición tan guayacana. Pero como a veces los políticos pretenden engañar a todo el mundo, todo el tiempo, se hace necesario formular unas observaciones acerca de los “acuerdos” logrados por el gobierno con los grupos huelguistas.

Se ha mencionado que tanto a los maestros como a los trabajadores de RECOPE, no se les aumentará el salario en más de los ¢450 mensuales, como era la posición totémica del gobierno, pero ello lleva adicionado un incremento debido a la nueva escala salarial que se aplicaría. ¿Estaremos en presencia de una misma mona, pero con distinto rabo? He aquí las preguntas de fondo: ¿Cuánto le costaba al país un aumento de ¢1.500 mensuales solamente y cuánto le cuesta ahora con uno de ¢450 mensuales más la nueva escala salarial? ¿Tendrán los acuerdos negociados un efecto sobre la emisión de dinero, con el consiguiente efecto inflacionario? ¿Están estos aumentos comprendidos dentro de los lineamientos acordados con el Fondo Monetario Internacional? ¿Se aumentarán los impuestos para financiar este incremento en el gasto público? ¿Tendrán efecto estas alzas salariales sobre los precios que se les cobran a los usuarios de los servicios públicos, tales como electricidad, luz, agua, teléfonos, gasolina y diesel? ¿Repercutirá esta nueva política salarial sobre el monto de la deuda pública? Esperamos que a estas preguntas no se les apliquen aquello de quien calla, otorga.

Elisa
13/03/2012, 16:26
1983-09-24-EMPECEMOS A ACLARAR LO DE NUESTRA NEUTRALIDAD

EMPECEMOS A ACLARAR LO DE NUESTRA NEUTRALIDAD

La Nación, 24 de setiembre de 1983.

La tan traída y llevada neutralidad de Costa Rica en los conflictos internacionales poco la he entendido, explicación que se debe encontrar en mi grave falta de conocimiento del derecho internacional. Es por ello que me tengo que declarar ignorante acerca de la conveniencia de que nuestro país se declare neutral bajo los lineamiento (o, apenas, esbozos) expresados por nuestras autoridades.

Sin embargo, como ciudadano costarricense tengo la intención de formular algunas preguntitas sencillas, a lo cual tengo todo el derecho, pues es mi neutralidad de costarricense la que se está definiendo. Debo, antes de hacerlas, aclarar que, tal como lo han dicho los gobernantes actuales, no se trata de una neutralidad ideológica, pues el país comparte los principios de la democracia occidental. Es decir, el fondo del asunto es el concepto de nuestra neutralidad ante los conflictos bélicos.

Primera pregunta: si somos miembros del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), por el cual, según entiendo, la agresión de algún país extra-regional contra uno de América, significa que esa agresión la es contra todos los del continente; entonces, si, por ejemplo, la U.R.S.S. ataca a Brasil, ¿permanecería neutral Costa Rica desde el punto de vista bélico? Supongo que lo de asistencia recíproca se refiere a que la agresión contra una de las naciones americanas es eventualmente repelida por las armas y hombres y mujeres de todos los demás países firmantes del pacto.

Segunda pregunta: si la respuesta a la pregunta anterior es un simple y llano “sí”, ¿no significa, entonces, que, de hecho, nos estamos saliendo del pacto de asistencia recíproca?
Tercera pregunta: si partimos de que la posición esbozada en la introducción a la primera pregunta, es la que Costa Rica mantiene ahora, entonces, ¿si Costa Rica es agredida por una potencia extranjera, debemos esperar con certeza que las demás naciones de América envíen sus tropas para defendernos de la agresión extranjera?

Pregunta final: ¿qué previsiones, bajo el alero de la declaratoria de neutralidad objeto de estos comentarios, ha tomado nuestro gobierno si, “por si acaso o por lo que sea”, Nicaragua invade a Costa Rica?

Espero que, por favor, alguien aclare estos nublados que cruzan mi mente, pues el silencio, ese ominoso silencio tan frecuente en Costa Rica, no sirve como respuesta.

Elisa
13/03/2012, 16:27
1983-10-01-REFORMA BANCARIA


REFORMA BANCARIA

La Nación, 01 de octubre de 1983.

En estos días se han formulado algunos comentarios acerca de las virtudes de nuestra banca estatizada. Algunos de ellos son favorables a ésta; los más propugnan por la existencia simultánea y en igualdad de condiciones de la banca comercial privada.

Desde hace ya bastante rato, casi desde que se inició el actual gobierno, se creó una comisión encargada de evaluar nuestro sistema de banca nacionalizada. Dicha comisión no ha formulado aún ninguna opinión concreta acerca de esos entes financieros, aunque miembros prominentes de ella sí han efectuado comentarios públicos, supongo que en carácter personal, que lo llevan a uno a la conclusión de que las cosas no parecen estar lo bien que creen algunos.

En todo caso, al menos los comentarios que realizó el Lic. William Hayden, bastante conocedor de asuntos financieros, tanto ante un grupo de empresarios reunidos en la Sala Kamakiri, como ante un conjunto de personas en los salones de La Nación, y que este periódico reprodujo recientemente, me obliga a pensar que ojalá dicha comisión fuera ampliada, para que tenga el aporte de gente familiarizada con asuntos bancarios y que, ciertamente, no formen parte del grupo político en el poder.

Actualmente la comisión mencionada está compuesta por personas todas sumamente capaces y conocedoras, algunas en un grado mayor que otras, de los asuntos financieros de nuestra banca estatizada. Personalmente, conozco a gran número de ellos, así como también estoy enterado de su afiliación política: todos son liberacionistas.
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Me he puesto a pensar que la situación de nuestra banca puede ser tan crítica, que su solución va a exigir el concurso de muchos costarricenses (tal vez algo de ese consenso, del que a veces nos habla el Presidente Monge). Es por ello que no entiendo por qué sólo liberacionistas conocedores de asuntos financieros integran dicha comisión. Un mal pensado podría imaginar que lo que se trata es de hacer lo que hace el gato con sus heces: echarle tierra o esconderla. Pero creo que esta concepción ofende la calidad profesional de los integrantes de esa comisión.

Tal vez, sea, más bien, que en el gobierno actual, que fue el que nombró la comisión mencionada, se considera que los únicos capaces de diagnosticar sobre nuestro sistema bancario son los liberacionistas (ah, criatura mía) y que los de otras tiendas políticas no conocen del asunto o no están capacitados para ello. ¿No creen los amigos lectores que tal vez esa comisión se vería enriquecida con la presencia de no liberacionistas conocedores de banca, como por ejemplo, don Álvaro Hernández Piedra, don Miguel Ángel Rodríguez, don Jorge Guardia, don Alberto Di Mare o don Oscar Barahona, entre otros? No puedo pensar que hasta para evaluar un sistema bancario nacional (que, de paso, para bien o para mal, es responsabilidad de todos los costarricenses) se requiere del sectarismo político y no necesariamente del aporte inteligente de ciudadanos afectos a diferentes tendencias políticas, distintas de la actualmente gobernante.

Elisa
13/03/2012, 17:16
1983-10-14-EL SOLIDARISMO REGRESA A LA TIERRA

EL SOLIDARISMO REGRESA A LA TIERRA

La Nación, 14 de octubre de 1983.

En los funerales de los cristianos, normalmente, al regresar a la tierra para no volver jamás al mundo de los vivos, se destacan sus virtudes humanas. En el jargón de la Asamblea Legislativa, cuando se envía un proyecto de nuevo al estudio de la Comisión respectiva, sin que se estipule su retorno obligado a la votación en el plenario de la Asamblea, se dice que a ese proyecto se le ha dado un entierro de primera clase. Creo que hay cierta similitud entre el regreso a la tierra de los seres vivos y el entierro de primera clase, entre coros de algunas hipócritas alabanzas, sucedido recientemente con el proyecto de la ley para dar marco legal adecuado al movimiento solidarista.

La actitud de los comunistas frente al solidarismo es explicable, pues muestra lo contrario del dogma marxiano de la inevitable lucha de clases, que es la savia intelectual de algunos de Pueblo Unido y sustento de otros, quienes aunque se dicen profesar en otro partido político o ser independientes, en realidad son corifeos del rojismo criollo y de la internacional. Una vez más, don Arnoldo Ferreto, quien debe ser nombrado “diputado del año”, por el poder y control que se ha mostrado ejercer sobre nuestra Asamblea Legislativa, quien recientemente logró evitar la condena por la inmisericorde destrucción de un avión civil de pasajeros por una paloma de la paz soviética, pudo manipular el envío a Comisión del proyecto de ley para el solidarismo.

En todo caso, si descontamos la ya prevista posición de los camaradas, sí vale la pena analizar la de algunos políticos criollos, quienes, al menos en esa reciente sesión de la Asamblea Legislativa, regaron verde bilis contra ciudadanos deseosos de evitar que el Estado se apropie de sus haberes.

La liberofobia de algunos (subrayo, algunos) diputados de Liberación Nacional tiene su sustento en una especie de “yoísmo” social, sin la cual no les es posible concebir ninguna acción social humana que surja espontáneamente y no como resultado de sus actos deliberados. Esto es, creen que la sociedad sólo puede tener un orden, si es dictado por el poder ejercido de algún individuo y jamás como algo no planificado o dirigido. Ejemplos abundan: uno, el obrero costarricense no sabe o no ahorra, si no es por la existencia del Banco Popular, creación de “algunos”. Dos, los costarricenses no pueden o no ejercen la caridad privada: ello debe socializarse por medio de “mí” creación, del IMAS. Tres, los obreros no pueden ser dueños de sus prestaciones, porque las botan o bien, si desearán ser dueños de empresas, el “Partido” debería crear algo, y llámelo SEL, TAC, FODEC o lo que sea, para resolver esa espontánea y “anómala” libertad de contratación.

Claro, lo que pasa es que estos señores “creadores del orden social”, presuponen que el mundo organizado y civilizado existe porque ellos lo crearon, tal vez debido a que identifican a la sociedad con el Estado: el Estado es la sociedad. No pueden concebir, entonces, que el movimiento solidarista haya visto la luz como resultado de la libre y espontánea negociación entre las partes. Patrones y trabajadores se ponen de acuerdo para resolver sus problemas, capitalizar, crear riqueza, actuar en la empresa y hasta llegar a ser dueños de ésta. Y de ello, ningún partido, así como ningún político, quienes desearían ponerle la placa de “obra de su administración”, pueden reclamar la paternidad del solidarismo. Han sido ciudadanos privados, más o menos anónimos, quienes no han querido caer en las garras de la demagogia politiquera, que con suma frecuencia hiere nuestros oídos.

Creo que los solidaristas se han enfrentado, tal vez sin quererlo, con ese monstruo devorador de nuestras conciencias: el social-estatismo paternalista. Los solidaristas han demostrado ser afectos a la libertad y no a la coacción; al libre albedrío y no al paternalismo esclavizante. Cuando los vuelvan a buscar, recuérdenles cuáles son los principios que orientan al solidarismo. Así, aquellos que pretenden cancelárselos tan sólo porque son contrarios a sus designios social-estatistas, podrán darse cuenta de que el hombre libre en nuestro país aún existe, a pesar de que estos no les deben nada a los nuevos fariseos del Poder. Porque pronto vendrán donde ustedes… dentro de dos años.

Elisa
13/03/2012, 17:17
1983-10-19-NUESTRA POLÍTICA EXTERIOR

NUESTRA POLÍTICA EXTERIOR

La Nación, 19 de octubre de 1983.

En verdad que algunos liberacionistas connotados nos confunden cuando tratan el tema de nuestra política exterior. Debo ser claro que de ese embrollo se excluye al canciller, don Fernando Volio, quien, al contrario de algunos de sus copartidarios, ha sido diáfano, concreto y definido en lo que se refiere a nuestras relaciones externas.

Poco antes de dar inicio el actual gobierno, un prominente ministro me comentó que, ante el desastre económico y financiero que heredaban de la Administración Carazo, la recuperación y estabilidad la lograrían con la ayuda, principalmente, de México y Venezuela. Se traslucía de esa opinión que la solidaridad financiera la esperaban encontrar en los entonces ricos países petroleros de América Latina, dejando en un segundo plano a los Estados Unidos, que tradicionalmente había sido el proveedor de los préstamos blandos, las donaciones y los obsequios. Por otra parte, de los organismos internacionales se esperaba que continuaran en el desempeño de papel “positivo”, tal como se había mostrado hasta la fecha.

¿Cuál fue la sorpresa de ese Ministro? Pues que la economía mexicana se fue a pique y que Venezuela está a punto de brindarle compañía abismal. (Nótese que Carazo no estuvo gobernando a México, ni a Venezuela. ¿No será que el problema no es tanto de personas, como de ideologías? Los liberacionistas social-estatistas mejor omiten opinar acera de este conflicto intelectual). Por supuesto, el tío Sam, sonriente y caritativo, nos tendió la mano. Casi apuesto a que mi amigo social-estatista ahora le prende velitas al gobierno norteamericano, en tanto que ha relegado casi al olvido la ayuda económica de los pobres, pero solidarios, países ex ricos de América.

Así son las cosas para algunos políticos liberacionistas, quienes antes no podían ver a los “gringos yankees”, ahora no saben, por dicha, qué hacer con ellos. Y menos aceptaban los verdes a un gobierno republicano, pues todas sus simpatías se volcaban hacia Franklin Delano Roosevelt, pasando por John F. Kennedy, hasta llegar a Carter. Pero jamás se “tragaban” a un gobierno liberal republicano. Reagan era, para algunos liberacionistas, expresión del capitalismo de mercado llevado al extremo y, por tanto, contrario a sus ideas social-estatistas. Para bien del país algunos han cambiado de parecer acerca del Sr. Reagan, aunque tal vez lo sea más en apariencia que en realidad. Si pudieran votar en las próximas elecciones en los Estados Unidos, lo harían con gusto por Mr. Mc Govern, de la izquierda política norteamericana o bien por el sindicalista Mondale, en tanto que al Sr. Reagan le brindarían la sonrisa cuando reciben la ayuda.

A mí don José Figueres ya no me sorprende. Últimamente es bastante consistente. En una entrevista en el noticiero de Canal 2 se dejó decir que si los Estados Unidos querían tumbar a un gobierno (el nica) que lo hicieran directamente, pero que se dejara de pagar mercenarios (probablemente se refirió a los contrarrevolucionarios), que ya estaban pasados de moda. En la pantalla de televisión se observaba el rostro de don Oscar Arias, detrás del anciano ex presidente. No pude descifrar si la mirada de don Oscar era de simplona aceptación de lo que decía el señor Figueres o si, más bien, se trataba de un rostro de poco disimulado dolor, aquel dolor de tener que aceptar lo que escuchaban sus oídos, al mismo tiempo que era impotente para oponerse a las ideas caducas del Sr. Figueres, pues de hacerlo así corría el riesgo de perder esa precandidatura que tanto le ha costado políticamente. Así anda la percepción de algunos prominentes dirigentes de Liberación Nacional acerca de la polìtica externa de Costa Rica.

Elisa
13/03/2012, 17:18
1983-10-26- LA HORA DEL JUICIO CASI HA LLEGADO

LA HORA DEL JUICIO CASI HA LLEGADO

La Nación, 26 de octubre de 1983. Reproducido en Roberto García, compilador, “Tribuna Nacional: 25 Años de la Página 15 de La Nación”, 1993, p. p. 94-96 y en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 117-119.

Con frecuencia se repite la célebre frase de John Maynard Keynes, “en el largo plazo, todos estamos muertos”, para justificar las acciones que se centran en el presente y que no toman en cuenta las posibles consecuencias de ellas en el futuro.

En múltiples ocasiones, en un pasado no muy lejano, algunos de nuestros empresarios no dudaron en utilizar el poder de coacción que puede ejercer el Estado, para obtener de él pingües ganancias particulares en el corto plazo. Así fue como estuvieron de acuerdo, muchas veces, en negociar impuestos en su monto y forma, promover la creación de instituciones burocráticas, propiciar la erección de barreras arancelarias proteccionistas, aceptar la implantación de sobretasas cambiarias, solicitar controles de precios, negociar las tasas de gravámenes a las exportaciones, entre muchas otras posibilidades de intervención estatal creadora de privilegios, dignas de taumaturgos de alcurnia, que van desde cosas tan pueriles, como la posibilidad de “codearse” con los gobernantes de turno, hasta otros de gran “valor” financiero, como fue la protección monopólica traducida, en última instancia, en ganancias logradas no por la habilidad empresarial sino por la ausencia de competencia, en perjuicio directo del consumidor y del pueblo costarricense.

Qué importó, y más de uno revisará su conciencia, negociar con los gobernantes para que, por ejemplo, en lugar de aumentar un impuesto en un 10 por ciento, se lograra, “exitosamente”, que fuera de tan sólo un 5 por ciento, pues ello sí era factible pagarlo, aunque esa posibilidad más bien fuera la de ese negociador, en contraposición con la incapacidad de hacerlo por todo un pueblo, en cuyo nombre se negociaba ese impuesto.

Los principios pasaban a segundo plano y hasta se aceptó la terminología Orwelliana de llamar “derechos” (derechos de exportación, por ejemplo) a la simple exacción tributaria. El interés particular primó (tal vez así son siempre las cosas), sustituyendo al bien común. Por supuesto, los “negociadores” formaron parte de comisiones, grupos asesores, entre otros, y no dudaron en ningún momento en reconocer que el Estado podría serles útil en su crecimiento, siempre y cuando fuera en favor de cierto grupo
predeterminado.

No hace mucho tiempo, un amigo me dijo, cariacontecido tal vez por un arrepentimiento tardío, que “esto (¿el país?), ya se lo llevó la porra; que casi no era posible ni trabajar y menos aún tener ganancias”. Lo miré con tristeza pues tal vez era cierto aquello del demasiado tarde, pues él, directa o indirectamente, coadyuvó a que el Estado, del cual se quejaba amargamente, experimentara un violento proceso de agigantamiento y que ahora le exigía, como tributo, el sacrificio de un coparticipe de esa misma expansión.
¿Cuántos de quienes “negociaron” no obtuvieron fácil acceso a las puertas abiertas del crédito subsidiado, al préstamo expedito, al aval de todos los costarricenses, a través del Estado, para sus aventuras económicas? Ahora tenemos que pagar las consecuencias. El Estado exige, en este momento, para su supervivencia gigantesca, el óbolo del pueblo empobrecido, quien ahora tiene que hacer frente a las cuentas del Leviatán.

Son muchos los que claman a los cuatro vientos que es necesario disminuir el tamaño de ese Estado a punto de destruirnos a todos, a pesar de que, en el pasado, y deben asumir su responsabilidad ante la historia, fueron ellos mismos los propiciadores directos del enorme aparato estatal. Ahora, algunos políticos y algunos empresarios piden a voces que se cercene al monstruoso Estado. Los primeros, lo hacen, unos para estar de moda y capitalizar voces electorales, en tanto que otros, porque se dieron cuenta de lo que crearon. Algunos hombres de empresa lo dicen porque ya están sintiendo que se equivocaron al creer que el Estado les iba a resultar gratuito en el largo plazo; ya ven claramente que éste tiene un costo, y alto en verdad, por lo que ahora tienen que encarar la pasada de la cuenta por tanta gollería adquirida.

Estaba en la naturaleza de ese empresario tratar de obtener un monopolio y para ello acudió al Estado para que éste se lo asegurara. Ahora el Estado cobra por ese privilegio otorgado. ¿Y pensar que aún a estas alturas todavía algunos empresarios discuten acerca de la necesidad de efectivamente promover un cambio estructural que permita a los costarricenses vivir en paz, con justicia y libertad, sin la creación de odiosas castas de privilegio?

Elisa
13/03/2012, 17:19
1983-11-10-TAL VEZ AHORA SÍ HAYA UNA EXPLICACIÓN
TAL VEZ AHORA SÍ HAYA UNA EXPLICACIÓN

La Nación, 10 de noviembre de 1983.

En una entrevista realizada al Ministro de la Presidencia, un reportero le preguntó algo, más o menos así: “El Presidente Monge en el pasado acusó a los comunistas de querer desestabilizar a nuestro gobierno. Ahora se afirma que, con el fraude por la facturación anómala de nuestro comercio exterior, los empresarios atentan contra la estabilidad del país. ¿Cómo compara esta situación?”. La respuesta no me interesa, porque conozco bastante bien cómo el funcionario responde cuando así le conviene y calla cuando sucede lo contrario. Lo que me preocupa es la pregunta del reportero, pues a todas luces refleja la magnitud y la gravedad de las afirmaciones del gobierno.

Quiero dar algunas cifras que lanzan varias dudas sobre la veracidad de las afirmaciones de los principales personeros de este gobierno, de que existe una sobrefacturación de las importaciones y una subfacturación de nuestras exportaciones, que puede significar que 400 millones de dólares no entran al país. Si me equivoco en mi análisis que me perdonen, si pueden, los señores del gobierno y, si están bien las cifras, que den disculpas a todos los exportadores e importadores del país. Las cifras básicas las obtengo de la empresa Consultores Económicos y Legales (COUNSEL), a la que brindo mi agradecimiento.
Las exportaciones de 1983 se estiman en 803.2 millones de dólares, desglosadas de la siguiente manera:

Café…………………………………………………………………… $ 219.9 millones
Azúcar………………………………………………………………… $ 17.8 millones
Fertilizantes…………………………………………………………… $ 5.9 millones
Banano…………………………………………………………........... $ 207.0 millones
Carne……………… …………………………………………........... $ 32.5 millones
Cacao……………… …………………………………………........... $ 0.4 millones
Otros………………………………………………………………….... $ 319.7 millones

Las exportaciones de los tres primeros rubros (café, azúcar y fertilizantes) están estrictamente reguladas por el Estado, que es el exportador por medio de la Oficina del Café, La Liga de la Caña y FERTICA. Esto equivale al 30.3 por ciento del total de nuestras exportaciones; o sea, 243.6 millones de dólares.

En lo que respecta al banano, que equivale al 25.8 por ciento de las exportaciones totales de Costa Rica, de acuerdo con el decreto 12446 MEIC de 3 de abril de 1981, el precio está fijado en $3.40 la caja FOB; o sea, si el precio es menor tiene que liquidar exportaciones en el país a ese precio y, si es mayor, es “ganancia” que queda afuera. En todo caso, ese es el precio que fija nuestro sapiente Estado.

Las exportaciones de carne son el 4 por ciento del total. Aquí existe la Comisión Reguladora de la Carne, la cual, entre otras funciones, tiene como misión evitar precisamente que el exportador realice las ventas a un precio superior al que usa para liquidar al agricultor por las exportaciones. Esto es, evitar que se lo “tiren” por una subfacturación.
Si sumamos los rubros de exportaciones de café, azúcar, fertilizantes (controlados directamente por el Estado), de banano (fijado el precio de exportación por decreto) y de carne (con un mecanismo privado autorregulador) nos da un total de $483.1 millones; o sea, el 60.1 por ciento del total de nuestras exportaciones. Como el gobierno afirmó que “el fenómeno de la subfacturaciòn que afecta el ingreso de las divisas, podría ser del 15 por ciento…”, si aplico este porcentaje a la cifra de exportaciones de $803.2 millones, da un dato de $120.5 millones. Ahora bien, esos 120.5 millones de dólares equivalen al 37,6 por ciento del total de exportaciones, excluyendo los rubros arriba señalados que están regulados directa o indirectamente por la acción estatal. O sea, que lógicamente lo posible de evadir es el 37,6 por ciento del total de las exportaciones no controlables. ¿Se imaginan ustedes si esta suma es siquiera cercanamente posible?

Ahora, veamos las importaciones de Costa Rica, que, según la firma COUNSEL, se estima ascienden a 930 millones de dólares en este año. De estas, el 40 por ciento son del sector público y el 60 por ciento privadas. Como el gobierno afirma que “la subfacturación (de las importaciones) asciende a un 30%”, me daría que el monto es de $279 millones. (Nótese que estos 279 millones de dólares más los 120.5 millones de dólares de sobrefacturación de exportaciones, según el gobierno, dan casi los 400 millones de dólares de evasión de que hablan las autoridades gubernamentales). Pues bien, el 60% de las importaciones no estatales asciende a $558 millones, por lo que los $279 millones de sobrefacturación equivaldrían al 50% de esas importaciones. De nuevo, ¿Cree alguien del Gobierno en esas cifras? Se podría alegar que, posiblemente, entonces la sobrefacturación de las importaciones y la subfacturación de las exportaciones sea realizada por el Estado, cosa de por si sorprendente.

Supongo que lo que pasa es que el Gobierno está sintiendo la fuerte oposición del sector privado costarricense al enorme y deficitario gasto público y ahora quiere echarle encima a la opinión pública. ¿Será que ya se murió el amor?

Elisa
13/03/2012, 17:20
1983-11-24-AL FIN LO PODRÉ VER


AL FIN LO PODRÉ VER

La Nación, 24 de noviembre de 1983.

Nuestra gente de campo dice que las culebras son unas bichas tan, pero tan malas, que se muerden a sí mismas. La verdad es que, posiblemente, lo que el reptil hace es ayudar a quitarse la piel, la muda, como la llaman, pues debe ser muy engorroso deshacerse de esa especie de malla o de blue jean tan tallado. Sin embargo, la fábula popular, sencilla en esencia, tiene una excelente aplicación en un plano mucho más amplio y aparentemente más significativo en la Costa Rica actual.

Con cada año que pasa el envío del presupuesto de la República a la Asamblea Legislativa ocasiona una serie de actos, cuyo patetismo va in crescendo. Desde la famosa destapada del candidato del Kamakiri, hasta las comisiones asesoras de algunos, no todos, ex ministros de Hacienda, resultan ser muestras patéticas de la importancia que tiene el ritual político de noviembre, debido al envío del cobro por el servicio del Estado a sus ciudadanos. (No existe en la Tierra nada gratuito).

Pero este año se está llegando al máximo de la comicidad presupuestaria, pues, ante las presiones del “villano” Fondo Monetario, llegamos a la conclusión de que si los ticos queremos un Estado grande, macro-cósmico, pues, entonces, que lo paguemos, en grande, en macro-sumas. Esto es, no podemos tenerlo enorme, dadivoso, proveedor, prohijador de bondades a los elegidos y, al mismo tiempo, pagar apenas un poquito por toda esa gama de virtudes derrochadas.

La genialidad consiste en aplicar el principio de la bicha mala al Estado. Esto es, al igual que las culebras folclóricas, nuestro Estado se va devorar a sí mismo. Y esto no es broma. Al genio legislador se le ocurrió que, como el gobierno central tiene un déficit que asusta hasta a los social-estatistas de Liberación, hay que comerse al resto del Estado y quitarle presupuesto al Estado descentralizado. La culebra se comió a sí misma.

Durante mucho tiempo deseé ver esto. Al fin los costarricenses podremos descansar en paz. Lo que los enemigos del estatismo no pudimos lograr en cuanto a la reducción del Leviatán, lo va a hacer éste por nosotros. El Estado, bicho malo como la culebra, se está destruyendo a sí mismo, y en buen ahora. Los costarricenses debemos estar agradecidos con los cerebrales legisladores, quienes sin reducir el gasto público por ir contra sus principios, están logrando el milagro del pan y de los peces, sólo que a la inversa.

Elisa
13/03/2012, 17:20
1984-01-12-LA APERTURA A SINIESTRA

LA APERTURA A SINIESTRA

La Nación 12 de enero de 1984.

En estos últimos meses nuestro gobierno ha sufrido una serie de cambios, que lo obligan a uno a meditar si no estamos en presencia de un desplazamiento hacia la izquierda, de un gobierno que hasta ese entonces parecía mantener una posición de balance ideológico.

El primer hecho lo constituye la salida del entonces canciller de la República, don Fernando Volio, quien se había caracterizado por llevar a cabo una labor sin ambages de ninguna índole, en lo que se refiere a la defensa de la soberanía nacional así como en la lucha por la libertad en contraposición con el totalitarismo comunistoide. A pesar de que, pocos días antes, el presidente Monge decía brindarle su apoyo, no tardó en “bajarle el piso”, accediendo a los deseos de los “piricuacófilos” enquistados en el gobierno.
El segundo hecho lo fue la decisión de criticar al gobierno de los Estados Unidos por la invasión de Granada, por medio del voto que ejerció el delegado de Costa Rica en las Naciones Unidas, don Fernando Zumbado, quién sabe por instrucciones de qué persona. De esta manera, lo que mucho apreció el enemigo del comunismo, el gobierno de Costa Rica lo condenó con esa típica retórica de la Internacional Socialista.

El tercer indicador del acercamiento hacia la izquierda lo fueron unas declaraciones infortunadas del Presidente, en que acusó al Fondo Monetario Internacional de imponer políticas económicas costosas al país. El paciente acusa al médico por sus enfermedades. A mí me parece que, más bien, el Fondo Monetario Internacional ya se dio cuenta de que este gobierno quiere continuar con un Estado mucho más grande que lo que permite nuestra economía, que no se toman medidas que ciertamente estabilicen el tipo de cambio, aparte de la de solicitar más y más ayuda externa, especialmente a los Estados Unidos, y que no se está dando ningún proceso de reforma estructural de nuestra economía, como lo atestiguan recientes afirmaciones del Ministro de las Exportaciones, con lo que lograría un repunte de nuestra problemática situación económica.

Finalmente, el heredero de Johnny Echeverría, don Ángel Edmundo Solano, parece estar empeñado en que su afecto por los nicaragüenses sea elemento de conflicto entre los costarricenses. Yo no entiendo cómo es posible que se combata en suelo costarricense durante siete días por tropas extranjeras y que el Ministerio de Seguridad lo dé a conocer ni que el mismo ministro se irrite porque otro, más confiable, sí se lo haga saber al país. Algo huele a podrido, no en Dinamarca sino en Costa Rica.
Tal vez habrá que esperar que el presidente Monge deje de asumir una actitud momificada en Pozos de Santa Ana. Ya es hora de que se ponga el

Elisa
13/03/2012, 17:21
1984-01-20-LA AYUDA EXTERNA DE DON HENRY

LA AYUDA EXTERNA DE DON HENRY

La Nación, 20 de enero de 1984.

Después de leer el Informe de la Comisión Kissinger para Centroamérica, el cual, en términos generales, me produjo una gran satisfacción, hubo un aspecto que vino a reforzar mis dudas acerca de la bondad de la ayuda económica, así porque sí, para un país como Costa Rica.

Tal vez una muy breve descripción de cómo ciertos hogares, afectados por el vicio o enfermedad del alcoholismo, deciden resolver el problema, al menos en parte, nos dé una idea de por qué, tal vez, la ayuda extranjera a Costa Rica, más que una cura a la economía enferma, ocasiona una lenta y dolorosa agonía. Así, en algunos casos, con tal que el borrachito de la casa no se aleje durante mucho tiempo y haga sus “tortas” lejos del hogar, mejor se le mantiene “encerrado”, pero, eso sí, con su botellita de guaro a la par. Así se logra que el alcohólico no se vaya de la casa, pero tampoco, que se cure el vicioso o el enfermo.

En cuanto a Costa Rica, si ciertos países amigos continúan dándole ayuda sin ninguna condición que tienda a mejorar nuestra condición económica, nos pasará la del borracho: contento y en la casa, pero borracho.

Desde hace más de cuatro años, casi desde 1978, muchos organismos internacionales capacitados, así como muchas personas de este país, y también capacitadas, han venido señalando una serie de problemas de nuestra economía cuya existencia es una gran parte causa de males económicos. Es más, muchos estatistas del pasado, son ahora connotados enemigos del monstruo en que creyeron: o, al menos, por sus declaraciones quién sabe qué tan francas así lo parecen ser.

Por ello, a cada rato escucha uno cómo nuestros gobernantes –algunos de ellos–dicen que hay que frenar el gasto estatal, reducir los impuestos, estimular la producción, promover las exportaciones, reducir el paternalismo, revisar el proteccionismo arancelario, eliminar subsidios, reducir la burocracia, quitar la viajadera de los funcionarios, eliminar los déficits del sector público, disminuir la emisión monetaria, estimular al individuo, en contraste con el Estado y, la verdad, poco si algo se ha hecho para lograr esto. Por ejemplo, recientes declaraciones del Ministro de Exportaciones son testimonio de la permanencia de los obstáculos para exportar, y así podríamos brindar otros ejemplos.

Pero regresemos a la propuesta de ayuda de don Henry. Mal sería que se nos dieran recursos para continuar con este estatismo gigantesco, en que nuestros políticos, especialmente los del actual partido político gobernante entre otros social-estatistas, nos han sumido. Es muy posible que la voracidad fiscal de nuestro Estado no llegue a un límite si se le suelta plata desde afuera. (Es muy factible que Costa Rica sea el país que grava más fuertemente la renta de las empresas, a pesar de que se anda de la Ceca a la Meca atrayendo inversiones).

Si la ayuda externa del señor Kissinger sólo va a permitir la gastadera y el crecimiento estatal, casi es preferible que “no me ayudes, compadre”.

Elisa
13/03/2012, 17:22
1984-01-23-DE NUEVO CON EL BANCO POPULAR
DE NUEVO CON EL BANCO POPULAR

La Nación, 23 de enero de 1984.

Hace varios años, pero no muchos, me dio por escribir acerca del Banco Popular. Por supuesto, muy poco bueno se podía decir de él en ese entonces, tal como parece sucede en estos días. En aquella época, la crítica al Banco Popular fue contestada con insultos, pero ahora, al volver a referirme a esa institución, dado que ciertos personajes ya no tienen nada que ver allí y han sido sustituidos por personas más dispuestas, creo, a escuchar el derecho ciudadano a juzgar la cosa pública, me atrevo a plantar una serie de inquietudes sobre lo que es mío de hecho, aunque por dicha en una pequeña parte, como cotizante obligatorio que soy del Banco.

Partiendo de que el sistema democrático es el menos malo, en comparación con otras alternativas y, al mismo tiempo, suponiendo que las actuales autoridades del Banco comparten este criterio, me voy a permitir hacerles una propuesta que, aunque parezca algo descabellada, puede constituir un gran paso en la participación popular, tan cacareada por algunos, en la cosa pública. Esto es, preguntémosles a los obreros y trabajadores cotizantes, a todos ellos, si prefieren que siga el Banco Popular o que esos fondos, que ahora pagan ellos y sus patronos, pasen a ser de su propiedad como parte de su salario. Así estaremos seguros de que los trabajadores desean, en verdad, que el Banco Popular continúe o no su existencia.

Creo que, si se hiciera algo de lo propuesto, mucho ganaría la vida ciudadana. Además, dado que ahora casi nadie alaba los paternalismos, lo cual implica que creemos que los obreros y trabajadores son capaces de decidir correctamente qué hacer con su salario tan bien ganado, la existencia del Banco Popular durante más de una década ha brindado el tiempo suficiente para que los costarricenses puedan juzgar si éste, con su sistema de cotización obligatoria, es o no necesario a juicio de esos mismos obreros y trabajadores costarricenses, quienes son los que, en última instancia, están apechugando con lo bueno y lo malo que pasa en esa institución. ¿Están dispuestas las autoridades del Banco Popular a someter a esa institución a una prueba tan democrática?

De paso, dado que los señores que actualmente manejan los asuntos del Banco han manifestado que todo se hará a la luz del día, puesto que en fechas recientes han sucedido cosas no muy claras en esa institución, me permito hacerles la solicitud formal para que den una lista al país ̶ cosa que de por sí sería muy sana ̶ de todas las operaciones realizadas durante los últimos dos años, que excedan de más de un millón de colones, por supuesto que en conjunto. Esto, espero, será de gran ayuda a la institución, dado que, ante el silencio de la investigación, existen runrunes y rumores no muy buenos, tal vez justificados por las experiencias pasadas en ese Banco, pero que, ahora, surgen con gran profusión y que incluso provocaron una fuerte salida de recursos del Banco. ¿No creen las actuales autoridades que una explicación en este sentido, entre otras, es más que merecida por los costarricenses quienes ven disminuidos sus salarios con tal de cotizar al Banco? Tienen ustedes, señores, la palabra.

Elisa
13/03/2012, 17:23
1984-02-06-DOS HECHOS RECIENTES

DOS HECHOS RECIENTES

La Nación, 06 de febrero de 1984.

En el Parlamento alemán, el Ministro de Relaciones Exteriores, Hans Dietrich Genscher, planteó una vez más, frente a la insistencia de los social-demócratas alemanes, que la ayuda de ese país hacia Nicaragua continuara en suspenso. Aparentemente Alemania había aprobado un préstamo a Nicaragua por 14 millones de dólares, pero, ante la situación en Nicaragua, caracterizada por la ausencia del pluralismo político (lo que hay son unas turecas), restricción a la propiedad privada y evidente inclinación hacia el bloque comunista, el nuevo gobierno demócrata- cristiano-liberal de Alemania, suspendió la ayuda mientras no se regresara a los orígenes de la revolución antisomocista.

Lo que en el plano interno de Alemania ha sucedido respecto a la ayuda a Nicaragua, nos debe llamar a la meditación, pues los social-demócratas “piricuacófilos” (amigos de los piricuacos), son los grandes compañeros, ni más ni menos, que de los social-demócratas criollos, por medio de la Internacional Socialista. De veras que este pobre gobierno nuestro se gasta cada amiguito que da grima. ¿Cuándo el partido Liberación Nacional, que en gran parte no comulga mucho con los piricuacófilos de la Internacional Socialista, le dirá a sus representantes que mejor se queden en casa –y tal vez hasta resulten ser candidatos presidenciales– en lugar de andar con tan ingratas compañías? ¡Vaya usted a saberlo!, ya en Liberación no hay ideología.

El segundo hecho, y el que más debe preocuparnos, es el viraje polìtico de nuestro gobierno respecto a la traída de un grupo de ingenieros del ejército de los Estados Unidos, quienes nos iban a ayudar a desarrollar nuestra zona norte.

Aparentemente tales ingenieros, estaba acordado, vendrían a construir una serie de caminos y de obras en el norte del país, pero súbitamente, de nuevo, algunos piricuacófilos pegaron el grito al cielo de que ello era violatorio de nuestra “neutralidad” o que, al menos, así lo aparentaba ser.

Esto motivó a nuestro zigzagueante gobierno, a pedir a los representantes de Estados Unidos, que sí nos ayudaban que lo fuera en la zona sur del país. En dos palabras, se les dijo que eran bienvenidos, pero no tan bienvenidos.

La pregunta lógica es sí nuestros gobernantes, en realidad, saben lo que están haciendo. ¿Será que el concepto de soberanía es ya tan difuso como el de neutralidad? ¿Si nosotros, en pleno ejercicio de nuestra soberanía, por medio del gobierno, considerábamos deseable, necesario, conveniente para los intereses del país, que ingresaran tales señores a construir obras, por qué, ante temores de una opinión pública internacional, la cual, orquestada normalmente, le hace el juego a Nicaragua a la vez que denigran a nuestro país, deciden nuestras autoridades cambiar de opinión? ¿Se acabó nuestra soberanía?...

Elisa
13/03/2012, 17:24
1984-02-13-UN VOTO PARA EL PRESIDENTE REAGAN

UN VOTO PARA EL PRESIDENTE REAGAN

La Nación, 13 de febrero de 1984.

Las próximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos tienen una trascendencia especial para el futuro político de Costa Rica, para que pueda ermanecer como una nación libre, independiente y democrática.

Recientemente el Presidente Reagan anunció que se postulaba para su reelección como dirigente político de su nación. Si bien desde hace buen rato se descontaba que Reagan aceptaría la candidatura del Partido Republicano para las próximas elecciones, no fue sino hasta hace pocos días que decidió emprender tal tarea. Aún, en el campo contrario, el Partido Demócrata no ha definido quién ha de enfrentarse al actual mandatario y se encuentra enfrascado en una lucha sumamente violenta, que haría palidecer a las del Partido Liberación Nacional.

Es muy importante, considerando las alternativas que se han presentado por parte del Partido Demócrata, que el Presidente Reagan sea reelecto como mandatario de su nación. Por ello, discrepo de la opinión del Presidente Monge, quien recientemente, el día primero de este mes, dijo que con o sin Reagan en el poder “no habrá cambio en la política norteamericana hacia el nuestro”.

La anterior discrepancia se debe a que, si bien el Partido Demócrata de los Estados Unidos ha sido “amigo” tradicional del Partido Liberación Nacional, en contraste con el Partido Republicano de Reagan, que es visto por los liberacionistas (algunos, no todos) como el de los retrógrados conservadores, de los ricos y poderosos, entre otros calificativos, el gobierno de Reagan con sus actos se ha convertido en un verdadero defensor de la seguridad de Costa Rica, lo cual se traduce en la posibilidad de la trascendencia de la vida y manera de ser del costarricense en Centro América.

Muchos de los candidatos demócratas han manifestado una actitud tibia hacia el régimen embrio-totalitario de Nicaragua, así como antes los grupos guerrilleros de la extrema izquierda en El Salvador. La posibilidad de que un presidente nuevo en los Estados Unidos provenga del grupo político demócrata, en vez de Reagan, lanza una gran duda sobre la seguridad futura del país, ante naciones izquierdistas entonces ya fuertemente enquistadas en Centro América. La posición de equilibrio del Presidente Reagan de fortalecer la democracia en Centro América, con vigencia de los derechos humanos, es la mejor garantía para el país. Esto es, no se cambia de caballo en medio del río.

Sabiendo que el costarricense promedio tiene aprecio por el Presidente Reagan y que ve como vital su reelección como Presidente de los Estados Unidos y, al mismo tiempo, conociendo que todos nosotros tenemos amigos en ese país ̶ cuyo color político no siempre es el del Partido Republicano ̶ me permito hacer una sugerencia a todos los connacionales: escribámosles a cada uno de esos amigos acerca de cómo nuestro futuro y el de Costa Rica como nación libre, dependen en gran medida de la permanencia del señor Reagan como presidente de su país, por lo que el voto de ellos en pro de Reagan, será un voto de apoyo a Costa Rica.

Elisa
13/03/2012, 17:25
1984-02-18-LA DOCTRINA DE LOS DOCUMENTOS CON RESPALDO REAL

LA DOCTRINA DE LOS DOCUMENTOS CON RESPALDO REAL

La Nación, 18 de febrero de 1984. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 56-57.

La doctrina de los documentos con respaldo real es una de las falacias que más ha durado en la historia del pensamiento económico. La primera vez que se expuso data de más de 250 años, y, a pesar de que el error ha sido evidenciado en innumerables ocasiones, como el ave fénix que se rehusa morir, aparece de nuevo bajo distintos nombres, tales como el principio del reflujo en otros países y, en otros, como en Costa Rica, bajo el lema de “emisión con respaldo” o “dinero para aceitar la economía”.

Como aún en nuestro medio hay personas que basan su razonamiento a favor de una política monetaria activa, con sustento en la doctrina de los documentos con respaldo real, es necesario explicar en qué consiste. En esencia trata de relacionar la cantidad de dinero en una economía con su producción, por medio de la documentación comercial de corto plazo a que da lugar esa misma producción. Así, se asegura que se va a generar los medios de pago que permitan la adquisición de esa producción y que la cantidad de dinero se ajusta, pasiva y automáticamente, a las necesidades legítimas y propias de la producción y del comercio.

Como corolario de lo anterior, tal doctrina mantiene que, en tanto los bancos comerciales lleven a cabo préstamos garantizados con documentos comerciales sólidos y de corto plazo (o, como lo propuso John Law hace más de 250 años, ligando documentos al valor de la tierra), la emisión de dinero será exactamente apropiada, en el sentido de que su oferta variará de acuerdo con la producción real, de manera tal que siempre habrá el dinero suficiente para adquirir esa producción a los precios vigentes. Esto significa que la emisión de dinero con sustento en préstamos para financiar las transacciones o producción real, no será causal de inflación.

Hasta aquí todo suena muy bien; sin embargo, la teoría anterior es errónea, puesto que trata a los precios como datos, en vez de reconocerse que estos varían directamente, según lo haga la oferta de dinero. Ello significa que la demanda de préstamos de los productores y comerciantes no depende tan sólo de la cantidad de transacciones reales de bienes y servicios que llevan a cabo, tal como lo postula la falaz teoría que aquí se analiza, sino que también depende de su valor nominal; esto es, está en función de los niveles de precios a que son llevadas a cabo. Por ejemplo, la demanda de préstamos no depende de la cantidad de, digamos naranjas, sino del valor (precio por cantidad) de éstas. Si aumentan de precio (aumenta el valor), sin que varíe la cantidad, provocará un aumento de la demanda de préstamos, tan sólo para llevar a cabo las mismas transacciones reales (cantidad de naranjas).

Por supuesto, si los precios empiezan a aumentar, con el fin de financiar un mismo nivel real de transacciones, se requiere de un financiamiento creciente que, bajo el criterio de la errónea doctrina que se analiza, conduce a un aumento de la masa monetaria y, consecuentemente, a un incremento del proceso inflacionario. De paso, este fue el fundamento de la política monetaria proseguida por el Banco Central de Alemania a principios de los años veinte, la cual culminó en una de las hiperinflaciones más astronómicas de la historia moderna.

El tema tiene cierta relevancia para Costa Rica, pues, aún cuando la doctrina de los documentos con respaldo real forma parte del esqueleto ideológico de la obra de don José Figueres, La Pobreza de las Naciones, este libro ha causado poco impacto en el pensamiento de los economistas costarricenses; sin embargo, con cierta frecuencia se escuchan opiniones embriónicas acerca de que el Banco Central debería de emitir la cantidad de dinero que fuera necesaria, para mantener un tipo de interés bajo. Esto es, ni más ni menos, equivalente a la doctrina de los documentos con respaldo real en cuanto a sus efectos finales; más inflación derivada del error de utilizar una variable no controlada (el diferencial entre la tasa de interés buscada o deseada y aquella del mercado) que sirva como guía para regular la cantidad de dinero existente en una economía.

Elisa
13/03/2012, 17:26
1984-02-23-EL NUEVO SECRETARIO DEL PLN

EL NUEVO SECRETARIO DEL PLN


La Nación, 23 de febrero de 1984.

Después de una “reñidísima” disputa interna en el Partido Liberación Nacional, el nuevo ungido resultó ser el Ingeniero Rolando Araya Monge, quien así se perfila como el candidato liberacionista de 1990 para Presidente de la República de Costa Rica.

Es interesante, después del aburrido despliegue de tarjetas en los principales periódicos del país, en que ciertas municipalidades agradecen al joven ministro su “buena” labor de gasto de los dineros de los pueblos, observar cómo no fue sino hasta en el último momento cuando el delfín decidió deslizarse de su trono ministerial. Si algún favor puedo hacer, es citar un pensamiento del filósofo inglés Edmund Burke, contenido en su libro Reflexiones acerca de la Revolución en Francia, publicado en 1789, la cual reza así: “la adulación corrompe tanto al que la recibe, como al que la da, y la lisonja no es más útil al pueblo que a los reyes”.

Más debe servir a los interesados en el futuro desarrollo de este país, conocer cómo piensa el nuevo secretario del partido Liberación Nacional, pues, para bien o para mal, desde esa posición, además del trampolín político a que da lugar, ejercerá una influencia importante no sólo sobre los miembros de ese partido político, sino también, se quiera o no, sobre el destino de todos los costarricenses.

A mediados de los años setenta, el diputado de ese entonces, Rolando Araya Monge, dijo lo siguiente en la Asamblea Legislativa: “No nos presentemos al pueblo de Costa Rica ofreciendo las cosas, para luego venir aquí a hacer otras. Le decimos claramente lo que somos, le ofrecemos la ideología del socialismo democrático como bandera de lucha para resolver los problema de las clases marginadas del país.” Y agregó, después de esa declaración de sinceridad de que lo que él ofrece, lo cumple y haciendo suyas las palabras de la ideología de la juventud de su partido: “Sostenemos que la propiedad debe fundamentarse en elevados valores éticos y no en aquellos que como el lucro envilecen al hombre. Por eso, rechazamos el individualismo y el capitalismo como base de la organización económica y social. Estimamos que no puede existir democracia sin socialismo, ni socialismo sin democracia. Es por eso que aspiramos al socialismo como sistema de organización económica y social.” Y añadió, lo cual yo subrayo, “Entendemos por socialismo aquel sistema donde exista la propiedad colectiva de los medios de producción; la propiedad también colectiva del excedente que resta después de que la sociedad satisfaga sus necesidades de consumo, entre tanto perseguimos un sistema socializado…” suavizándolo con lo siguiente, “en que las principales fuentes y medios de producción estén en manos de la sociedad y en el que dentro de una planificación socialista, la empresa privada colabora en la producción con un punto de vista social. Sostenemos que el socialismo se debe aplicar dentro del sistema de relaciones políticas, en que se expresa la democracia bien entendida y a través de la ley democráticamente establecida”. Hasta aquí lo interesante de lo que Rolando Araya Monge manifiesta y que debe hace pensar a los costarricenses, especialmente a los liberacionistas, quienes se encuentran “entusiasmados” por tanta joya intelectual, como la dicha por Rolando Araya Monge.

Elisa
13/03/2012, 17:27
1984-03-13-INFELICES OCURRENCIAS

INFELICES OCURRENCIAS

La Nación, 13 de marzo de 1984.

En un pasado sumamente reciente, un ex columnista de este periódico se refirió a las políticas económicas –o el remedio de éstas– del gobierno anterior, como “felices ocurrencias”. Es muy posible que tan distinguido escritor tuviera razón en darles ese calificativo; sin embargo, como yo creo que es de esperar que, al menos, los funcionarios aprendan de los errores de otros, no se habrían de repetir tales desaguisados.

Como estos gobernantes enfatizaron que se eliminarían, aunque paulatinamente, los subsidios, me ha llamado mucho la atención la noticia reciente de que las pérdidas del Consejo Nacional de Producción en este año pueden ascender a más de mil millones de colones ( en números, para que se vea bien; ¢1.000.000.000.00), Debe recordarse que estas pérdidas se originan esencialmente en los subsidios a los granos básicos, en lo que a su producción se refiere, y, en algunos pocos casos, al consumidor, quien se supone paga menos de lo que cuesta el producto. Debe tenerse presente que del dicho al hecho, hay mucho trecho, pero, más que todo, que esos mil milloncitos de colones tendrán que ser pagados por todos los costarricenses, aunque nuestros politicazos toquen bombos y platillos acerca del éxito del regreso a la tierra.

Yo creo que hay de ocurrencias a ocurrencias. Una sumamente infeliz fue la que surgió de la mente del Ministerio de Economía y Comercio, quien señaló públicamente que, para pagar el déficit (ven: había que pagarlo) derivado de los subsidios que el Estado otorga por medio del Consejo Nacional de la Producción, una buena alternativa era gravar con un impuesto las colocaciones de bonos y certificados del gobierno en el público. Creo que, para que lo vayan sabiendo, el impuesto será de un 10%.

A mí siempre me ha parecido sumamente sorprendente que nuestro sistema tributario permita dejar de pagar por los intereses obtenidos por los fondos que la gente presta al gobierno, en tanto que se grava a otras fuentes de ingresos; pero tengo entendido que esa exención surgía por obra y gracia del propio Estado, el cual así obtenía recursos de los ciudadanos, quienes de otra manera, a menos que se aumentaran los intereses, no canalizarían los fondos para la gastadera oficial.

Al menos, en parte, en eso consiste la infeliz ocurrencia. Para pagar la torta del Consejo se pone el impuesto antes dicho, pero, el Estado, para que la gente le siga prestando, tendrá que aumentar el pago de los intereses. Y así todo queda igual. Mi temor es que, si los genios financieros creen que pueden poner en práctica aquello de “chocolate sin cacao”, lo que se va a provocar es una estampida de horror, de fondos ahora depositados en los Bancos Comerciales o en bonos del Estado hacia el exterior, o bien hacia actividades privadas que le den un rendimiento neto después de impuestos, mucho mayor que el pagado por el Estado.

En realidad, no sé de dónde surgen tantas infelices ocurrencias; tal vez sea porque ciertas personas bastante inteligentes se han dado cuenta de que el gigante estatal, que tanto ayudaron a crear, teñía pies de barro y, al observar su derrumbe, creen que con Resistol pueden evitarlo.

Elisa
13/03/2012, 17:28
1984-03-19-EN TORNO A LA ETERNA REFORMA EDUCATIVA

EN TORNO A LA ETERNA REFORMA EDUCATIVA
La Nación, 19 de marzo de 1984.

Con suma frecuencia se escuchan opiniones sumamente críticas del Estado de nuestra educación; al menos de la primaria y la secundaria.

En realidad, esas opiniones sólo han venido a reforzar una creencia que había forjado durante mis años de profesor universitario, al darme cuenta del estado catastrófico – intelectualmente hablando– que demostraban ciertos estudiantes, por todos los poros y en todo momento. Nada más permítaseme brindar un ejemplo de la “realidad real”, como aseveraba un profesional, quien también, hace mucho, pasó por nuestras escuelas. Un alumno, hace varios meses, en un examen, escribió lo siguiente: …de vía a ver…, cuando lo que el “pobrecito” –eufemismo que se usa para excusar al ignorante– lo que quería decir era: …debía haber… Sobran las palabras para expresar mi desaliento y preocupación acerca de los frutos de nuestro sistema educativo. Y, antes de alguien me diga, que ese analfabeto, disfrazado de universitario, era la excepción, lamento tener que señalar que, más que excepción, parece la regla.

Me complació mucho que recientemente se celebró una reunión pública en el cual diversas personas y, en especial, maestros, se dedicaron al análisis del estado de nuestra educación, pues, aunque algún escéptico puede afirmar que no hay que tener mucha fe, la decisión de que permanentemente se mantuviera la vigilancia pública de nuestra educación, constituye un gran avance en lo que a una reforma posible de ella se refiere.

Como maestro y profesor universitario, deseoso de tener cada vez más y mejores estudiantes, quisiera con toda buena intención formular una propuesta que creo puede contribuir notablemente a mejorar la educación de nuestro pueblo. Tal vez, por ser radicalmente sencilla, más que recibirla con interés, será rechazada en ese marasmo mediocre que consume a nuestra nación, pero, mantengo la esperanza de que al menos algún maestro decida estudiarla.

En esencia, lo que propongo es que nuestro sistema educativo descanse sobre una base eminentemente popular. Esto es, que las comunidades definan el tipo de educación que desea que los estudiantes reciban. Evidentemente, de lo que aquí se está hablando es que cada una de las escuelas pase a depender, casi en su totalidad, de las comunidades. Así, los padres de familia se organizarían para contratar a los profesores que ellos desean, que se estudie bajo los textos que ellos consideren convenientes; eso es, que toda la organización de nuestra educación sea de la responsabilidad de las comunidades, libres de escoger, en vez de tener que proseguir los dictados de las autoridades estatales en esta materia.

Los recursos que el país canaliza para la educación pública –y los cuales pagamos todos los costarricenses– se distribuirán según cada escuela y de acuerdo con el número de alumnos. La comunidad se organizaría bajo criterios no remunerados, pues debe ser muy honroso contribuir a la educación de los hijos. E imagínense el enorme ahorro de recursos que tendría el país, pues el presupuesto del Ministerio de Educación, de la parte que actualmente se gasta en maestros y funcionarios que no enseñan pues trabajan como empleados en ese Ministerio, podría dedicarse o darlo a esas comunidades para invertirlos en educación o bien para reducir los impuestos al sufrido costarricense o, al menos, para disminuir el gasto público.

Mucho podría elaborarse a partir de esta antigua sugerencia, pero si he puesto el dedo en la llaga, que el llamado del maestro para la participación ciudadana en este espinoso asunto me sirva como excusa.

Elisa
13/03/2012, 17:30
1984-03-23-EL BARREAL LLEGÓ AL CEREBRO

EL BARREAL LLEGÓ AL CEREBRO

La Nación, 23 de marzo de 1984.

En verdad que hay personas, a las cuales no se les puede culpar en la totalidad, que en muchas ocasiones dan opiniones sobre cosas acerca de las cuales no conocen ni jota.
Un ejemplo de lo anterior lo constituye la aseveración del diputado liberacionista Rodrigo Mora, quien dijo que se debía gravar los intereses de los depósitos a plazo fijo, porque “este sector que tiene los depósitos de las instituciones financieras, son gentes que han obtenido ganancias de dineros ociosos y es importante en este momento aplicarles un impuesto directo”.

Normalmente, en los cursos que doy en la Universidad de Costa Rica, suelo pedir a mis alumnos en los exámenes que analicen algunas tonterías que expresan, sobre temas económicos, algunos políticos, quienes creen que todo es gratuito. De esta forma, mis alumnos aprenden dos cosas básicas: en primer lugar, que la Economía es aplicable a hechos cotidianos, ordinarios, corrientes de la vida diaria y, en segundo lugar, que la mejor actitud que pueden asumir ante el político es la del escepticismo sano. Debo agregar que, como un corolario, espero que mis estudiantes se diviertan analizando la estulticia que contienen ciertas afirmaciones. De esta manera se logra algo de humor en este arroz amargo en que estamos sumidos.

Veamos algunas de las “ideas “del diputado Mora. Afirma que los depositantes son “gentes que han obtenido ganancias de dinero ociosos”. Pues bien, es muy posible que mi alumno del curso más elemental de Economía deba explicar qué es el ahorro; esto es, de la parte del ingreso que recibe la persona aquélla que no es consumida o gastada. Este ahorro normalmente es depositado en instituciones financieras especializadas, las cuales se encargan de retribuir ̶ pagar un interés– por el ahorro de la persona, de manera tal que el interés puede ser visto como un pago por la abstención del consumo. Lo anterior quiere decir, en lenguaje sencillo, que como todo ser humano puede tener las cosas hoy (gastar todo su ingreso hoy: consumirlo) debe existir un estímulo para no hacerlo ahora sino después. Hay que retribuirle para que no prefiera tener “pájaro en mano, que cien volando”.

Ahora bien, ese banco presta esos recursos a personas que así lo requieran, ya sea para consumir más o bien para invertir esos fondos en actividades reproductivas. Así se logra mucho del ciclo ahorro-inversión que es característico de cualquier sistema económico, en el cual los entes que efectúan el ahorro son formalmente distintos de los que llevan a cabo la inversión.

En todo caso, lo importante es que el diputado Mora tiene la visión de que el ahorro (traducido en depósitos en las instituciones financieras) es resultado de ganancias de dineros ociosos. Esto no lo entiende nadie: si un productor de café de Palmares obtiene ¢100.000 de su parcela y, sí en producir eso gastó ¢70.000, ese “dinero ocioso” que menciona el diputado Rodrigo Mora es lo que se traduce en ahorro, el cual surge por la diferencia entre ingresos y gastos. Por supuesto, de ocioso no tiene nada; al contrario, es resultado de un esfuerzo, de un riesgo, hasta del azar, y de la abstención de consumir todo el ingreso recibido.

No sólo se desconoce el papel del ahorro en la colectividad, sino que el diputado Mora, al igual que sus copartidarios de Liberación Nacional, consideran oportuno aplicar un impuesto directo a los depósitos antes mencionados. Entiendo que el partido Liberación Nacional, bajo el sabio liderazgo del nuevo ungido, al igual que el diputado Mora, ya pensaron que, sí se pone ese nuevo impuesto a los intereses de los certificados, lo cual reduce el rendimiento neto del ahorrante, no tendrá el Estado que compensar esta baja. O sea, que si no se retribuye al ahorrante un rendimiento neto semejante, sacará sus ahorros prestados al Estado para dedicarlos a otra cosa o bien para que sirvan como una inversión en el extranjero. No estoy muy seguro de que los “cuadros pensantes” de los “hombres que todo lo tienen para gobernar” hayan logrado la piedra filosofal.

Elisa
13/03/2012, 17:38
1984-03-27-LIBERTAD Y TOLERANCIA

LIBERTAD Y TOLERANCIA

La Nación, 27 de marzo de 1984. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 227-228.

Apunta Irving Kristol en su libro Two Cheers for Capitalism (Dos aplausos para el capitalismo), que “el verdadero enemigo del capitalismo liberal hoy día no lo es tanto el socialismo, como lo es el nihilismo”. La interesante tesis del liberal –en el correcto y buen sentido de la palabra– Kristol se basa en que, después de todo, para el liberal capitalista el nihilismo se traduce simplemente en otra nueva oportunidad para hacer negocios.

Estos comentarios interesantes de Kristol, que le permiten realizar una interesante crítica a la tradición liberal del capitalismo así como a las virtudes burguesas, nos pueden servir más bien para explicar un fenómeno frecuentemente analizado en Costa Rica, en especial con un gran coraje intelectual por pensadores como don Thelmo Vargas, quien recientemente, en esta misma página, señaló que aquí hay empresarios que hacen “antesala en los ministerios y otras oficinas de gobierno para obtener privilegios para sus empresas o para su gremio”, en vez de dedicarse a ser más eficientes empresarios.

Yo creo que esos “antesalistas”, devoradores de privilegios son consistentes con criterios de maximización de utilidades, aunque si bien en el corto plazo. Esto es, lo que esos “empresarios” hacen es ver cómo, por medio de la sanción estatal que permite ese privilegio, logran una posición de monopolio o cuasi-monopolio en nuestro medio. Por ejemplo, si partimos de que el empresario no es tonto; o sea, que prefiere las ganancias a las pérdidas y si el Estado, después de cierto ritual, le otorga un privilegio por el cual aumenta sus utilidades, al mismo tiempo que se impone un costo que paga el resto de la colectividad, lo racional es que para lograrlo se dedique a hacer antesala en los ministerios y otras oficinas de gobierno. De no hacerlo así, dejarían de tener, o disminuirían, sus utilidades. Es la decisión del Estado de otorgar el privilegio lo que debe enardecer al ciudadano liberal, especialmente por las connotaciones morales de esas concesiones, las que normalmente van en contra de las mayorías pobres y a favor de las minorías menos pobres.

Si al empresario se le han fijado reglas por las cuales, después de satisfacer ciertos criterios, se les otorga una renta especial, está en su derecho a solicitar ese privilegio que da el Estado. Es por ello que, como enemigo del privilegio al igual que lo es don Thelmo, me opongo a que el Estado los conceda. Por ello creo que lo que en verdad lastima los buenos principios de las virtudes liberales, es ver a esos mismos empresarios, advertidos de que la concesión de los privilegios en que holgazanean, será causa de la destrucción del sistema de libertades, buscan el mantenimiento y la ampliación de esos tratos preferenciales que en definitiva conspiran contra el bien común.

En síntesis, lo odioso es, por una parte, la existencia del Estado que otorga bienes para unos pocos, en contraposición de males (costos), para las mayorías; en tanto que, por otra parte, los empresarios del privilegio, advertidos de su conducta impropia, continúan pensando que el Estado no es sino una oportunidad adicional de hacer otro negocio espléndido.

Es por esto último que uno bien sabe por qué ciertas instituciones, verdadera y honestamente dedicadas al mantenimiento y fortalecimiento de la libertad en todos los campos, como lo es, por ejemplo, la Asociación Nacional de Fomento Económico (ANFE), no gozan siempre del aprecio de ciertos gremios, si bien estos mismos consideran que dicha institución debe existir, casi vegetar apenas, para que en esta última instancia muestre con inteligencia como los empresarios son el pilar sobre el cual descansa el progreso económico. La existencia de, por ejemplo, la ANFE, según esos “empresarios” de referencia, sirve para que los estudiosos en cierto momento puedan brindarles ayuda intelectual, dado que honestamente reconocen sus limitaciones en ese campo (o, lo que es lo mismo, creen en la división del trabajo).

Sin embargo, ínclito en sus ideas, don Thelmo debe mantener la esperanza de que, algún día, esos empresarios reconozcan su miopía, puesto que, como se evidencia recientemente en nuestro país, hasta los social-estatistas de antaño flirtean con el mercado y las ideas de libertad asociadas con éste, aunque, conociendo las poses de algunos tal vez convenga mantener un escepticismo vigilante de sus conductas públicas.

Elisa
13/03/2012, 17:39
1984-04-07-LA COMUNIDAD Y LA EDUCACIÓN
LA COMUNIDAD Y LA EDUCACIÓN

La Nación, 07 de abril de 1984.

En su excelente libro El Crepúsculo de la Autoridad (Twilight of Authority), el pensador liberal Robert Nisbet, nos dice lo siguiente: “Pienso es enteramente posible en los años venideros, si la soberanía nacional continúa debilitándose, si los tipos más universales de organizaciones económicas y sociales continúan aumentando en la escena mundial, que florezca la comunidad local en todo lado. En ese entonces tendremos la oportunidad de ver qué tan constrictivo, qué tan sofocante, ha sido el Estado nacional moderno en su impacto sobre la diversidad local y regional.”

No hace mucho en este periódico propuse una idea que se me ocurrió que, tal vez, podría ser de utilidad para tanto “reformador” interesado en nuestro proceso educativo. En esa mediocridad típica naufragó la ocurrencia, pues ni siquiera el maestro, quien tal vez es el interesado más directo, se refirió a ella, para bien o para mal. Esencialmente, la propuesta –embriónicamente sencilla– consistía en eliminar casi en su totalidad el centralismo educativo, representado por el Ministerio de Educación, para que la responsabilidad y la tarea de educar revirtieran a las comunidades.

Hay tres hechos recientes que refuerzan mi creencia en la capacidad de las comunidades de dirigir la educación, de manera tal que ésta se adapte a las necesidades de los estudiantes y de sus padres. El primero de ellos es la insólita manifestación de niños de cinco y seis años, junto con sus padres, para que las autoridades centrales y centralizadoras tuvieran a bien admitirlos en los cursos educativos de lógica secuencia. Por supuesto, en ese deterioro o decadencia de la autoridad nacional que actualmente estamos viviendo, primó la fuerza de las voces de padres e hijos en protesta callejera y desesperada. Si la educación dependiera de las decisiones de una comunidad local, estoy casi seguro de que ese problema no habría surgido, pues serían los propios padres de familia quienes determinarían las normas de admisión de los estudiantes, bajo reglas previas y definidas.

Más divertido –pero no para padres y alumnos– fue lo sucedido también recientemente en la escuela Buenaventura Corrales. Padres, alumnos y maestros comprendieron que ciertas puertas cerradas ponían en serio peligro a los niños. El órgano central decidió que las puertas fueran cerradas y, de nuevo, en ese caldo de cultivo de anarquía que esas medidas centralistas provocan, no fue sino hasta que los padres, niños y maestros tomaron la escuela y paralizaron las clases, que los burócratas del Ministerio corrieron a ver de qué se trataba el problema (alegaron inocente desconocimiento del asunto). Por supuesto, si la educación fuera controlada por la comunidad local, esta sangre no hubiera llegado al río.

Finalmente, el oráculo de los planificadores del centrípeto Ministerio, nos ha dicho que habrá excesos de oferta y de demanda de maestros en diversas escuelas. Si existiera la libre contratación de los educadores por parte de las comunidades, es muy factible –con la información apropiada– que tales situaciones no se presenten, pues ellas son resultado de la política de centralización de la educación.

Podría seguir analizando muchos casos, pero tal vez el efecto más importante de mi propuesta sea el rescate por parte de las familias de la educación de sus hijos y, de paso, que muchos maestros se dediquen a enseñar y no a calentar escritorios de Ministerios.

Elisa
13/03/2012, 17:40
1984-04-13-UN CONSEJO A TIEMPO

UN CONSEJO A TIEMPO

La Nación 13 de abril de 1984.

Con una tozudez que impresiona, el Poder Ejecutivo ha decidido enviar, de nuevo, el proyecto denominado SEL a la Asamblea Legislativa.

Pero más que esa porfía, sorprende que este Gobierno, que tanto ha dicho estar contra del paternalismo, el estatismo, el dirigismo y, en general, a favor de todo lo que signifique disminuir el papel del Estado en nuestro país, ahora haga válida esa fibra ideológica que siempre ha caracterizado al Partido Liberación Nacional: que el social-estatismo es la única forma en que conciben puede vivir el costarricense. Muchos ingenuos en Costa Rica identificaron al nuevo amanecer mongista con un destierro de las ideas socializantes, aunque lo que se ha observado es un uso sutil de “decir una cosa, para hacer otra”. Es por ello que, actualmente, empieza a permear una creciente desilusión ante los actos de los actuales gobernantes.

Un ejemplo de esta lenta, pero segura, inserción del socialismo en Costa Rica, lo constituye la creación del SEL, en la cual los social-estatistas gobernantes se aprovechan de la debilidad en los principios –y de las finanzas– de algunas personas y grupos privados, quienes están dispuestos a negociar cualquier cosa que, en el corto plazo, se traduzca en más ganancias o menos pérdidas.

Casi se puede construir un paradigma de lo sucedido con el proceso político de negociaciones para la creación del SEL. Es muy posible que a dichos sectores se les haya ofrecido que todas, o casi todas, las reformas que proponen se hagan al proyecto original del SEL, serán incorporadas en la ley de su creación definitiva. Posiblemente la mayoría parlamentaria respetará el acuerdo, aún cuando nunca hay plena seguridad de que así sea, conociendo las dotes de volubilidad de algunos de esos caracteres. Sin embargo, aquí no está el meollo del asunto.

La importancia vital de la creación del SEL para algunos políticos de turno radica en que éste constituye una base sumamente poderosa para el ejercicio del poder político. Un ejemplo de lo que va a suceder con el SEL, nos lo da lo que actualmente está pasando con las Asignaciones Familiares: pregunten ustedes a los diputados de don Oscar Arias si están satisfechos con la forma en que se están distribuyendo las prebendas de las Asignaciones Familiares, con la graciosa inspiración paternalista de otro precandidato –el oficial– de ese partido. Esto es, si bien por el momento la nueva ley del SEL puede incorporar muchos caramelos para endulzar la furia bien intencionada de algunos grupos, nada asegura que después el “monstrito” no sacará las uñas. Y esto se logra con simples reformas de procedimientos o de leyes, si ulteriormente así se deseara.

Yo espero que los grupos que actualmente han manifestado su oposición a la creación del SEL se mantengan firmes en ésta. Deben pensar, por un momento, en los principios y no en las conveniencias pasajeras, que a la larga resultan ser sumamente onerosas para el hombre libre. Tienen la obligación moral e histórica de mostrar a los gobernantes, que ellos detentan el poder por deseo del pueblo, y que, todo lo contrario, si lo que pretenden es ampliar su poder político personal, ese pueblo perfectamente puede exigirles cuentas.

Elisa
13/03/2012, 17:41
1984-04-26-LA LEY DE LA JUNGLA

LA LEY DE LA JUNGLA

La Nación, 26 de abril de 1984. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 153-154.

Recientemente asistí a una mesa redonda organizada por la Cámara de Comercio e Industria de Desamparados, que trató sobre el control de precios.

Un distinguido abogado participante señaló algo más o menos así: que el sistema de mercado o capitalista conduce a una ley de la jungla, en que el fuerte se come al débil y que, para evitar esa “injusticia”, se hace necesario que el Estado intervenga y participe activamente para eliminar esta situación inconveniente.
En realidad, lo expresado, o algo semejante, es producto, por una parte, de la incomprensión de lo que es el sistema de mercado o capitalista y, por otra, de un deseo de que la acción estatal corrija el error, cuando en realidad muchas veces, y casi las más, ella más bien produce una serie de situaciones no deseables.

Con suma claridad nos señala el pensador Friedrich A. Hayek que el mecanismo de mercado se trata de un juego “tanto de certeza como de suerte, y que sirve para obtener de cada participe la máxima contribución a un fondo común del que cada cual obtendrá una parte incierta.” El error del abogado participante en dicha reunión, estuvo, por una parte, en presuponer que el resultado de ese juego que es el mecanismo de mercado, necesariamente se trata de una ley de la jungla, en que el pequeño desaparece devorado por el grande. Sin embargo, no existe, a priori, ninguna razón para que ello sea así y, es más, en innumerables ocasiones es el pequeño el que ahora satisface lo que desea el mercado, el que desplaza a un grande en ese mercado competitivo, quien ya no cumple con los deseos de ese mercado.

Muy relacionada con la concepción anterior está la idea de que el mercado es anárquico, lo cual conduce a que el Estado debe ordenar tal situación. Pero, una vez más, lo que el intervencionista no comprende es que el sistema de mercado, a través de los precios, conduce a una coordinación asombrosa de las partes participantes en él. Tal como no indica Wilhelm Röpke, “la anarquía política conduce invariablemente al caos. Pero la anarquía en economía, extrañamente, produce un resultado opuesto: un cosmos ordenado”.

El segundo punto de vista erróneo del abogado antes citado está en creer que la intervención del Estado conduce a la eliminación de lo que él juzga inconveniente en un orden económico. Si presuponemos que lo indeseable es el monopolio o la coacción contra los consumidores, mi impresión es que, generalmente, esto surge cuando el Estado interviene para impedir la competencia, la que daría al traste con las ganancias monopólicas. Esto se da porque el Estado santifica legalmente la creación de privilegios contra el consumidor. Por ejemplo, el proteccionismo brinda ganancias monopólicas a muchos participantes en la economía, quienes no están sujetos a la competencia de supuestamente más eficientes productores internacionales. Otros, ejemplos, de gran importancia en Costa Rica, lo son RECOPE, el Instituto Nacional de Seguros, el ICE, entre otros, cuya existencia pública, que les permite cobrar un precio por su producto mayor que el que surgiría bajo la competencia, está en la propia virtud monopólica del Estado.
En síntesis, lo expresado por el respetable abogado falla tanto al desconocer qué es un sistema de mercado, como por la ingenuidad desplegada al creer que el mayor distorsionador, el Estado, es una especie de enviado celestial, que está por encima de lo justo y de lo injusto.

Elisa
13/03/2012, 17:41
1984-04-29-NI TUS NI MUS

NI TUS NI MUS

La Nación, 29 de abril de 1989.

Hace unos cuantos días, el Lic. Don Alberto Di Mare nos manifestó profunda preocupación, en esta misma página, por las políticas gubernamentales acerca de los granos básicos. Nos dijo que el reciente incremento en el precio de la harina y de los frijoles, en comparación con un descenso relativo en el del arroz, empujaría a los grupos más pobres de nuestro país a una creciente desnutrición.

Don Alberto no erró esta vez. Me propuse averiguar cuál era, en promedio, el contenido proteínico de los frijoles, de la harina de trigo y del arroz sin cáscara, como tradicionalmente los consumimos los costarricenses. En una porción de 100 gramos, se me informó que, aproximadamente, 22.5 gramos de frijoles son proteínas, en tanto que en la harina de trigo, el equivalente es de 11.7 gramos. Pero que el del arroz sin cáscara es de tan sólo 6.7 gramos.

Todos los datos anteriores confirman la preocupación del licenciado Di Mare, de que los más desvalidos, quienes ahora obtienen la proteína de los frijoles y de la harina de trigo, al encarecerse relativamente estos productos comprarán menos de ellos, en tanto que, al abaratarse artificiosamente el arroz, los pobres adquirirán más de este grano. La sustitución descrita incidirá fuertemente en las proteínas que toman los grupos de ingresos más bajos, por lo que es muy posible que crezca la desnutrición entre ellos.
Ahora bien, los costarricenses debemos tener muy claro que es la política estatal artificial de otorgar subsidios a la producción de granos básicos, y en especial al arroz, lo que ocasionó las nefastas medidas señaladas por don Alberto Di Mare para allegar recursos al torpe y deficitario Consejo Nacional de la Producción. Esto no sólo pone de manifiesto que el ansiado social-estatismo de algunos, cuya existencia la conciben en función de una abstracta justicia social, en última instancia la revierten contra muchos de los grupos de ingresos más bajos del país.

Esto último es un obvio corolario del afán de los politiqueros de turno por capitalizar los votos: normalmente esos grupos de ingresos más bajos no manifiestan concretamente su oposición informada a medidas inclementes como las expuestas. En cambio, ciertos grupos poderosos, vocal y financieramente, sí deben ser acariciados por el maximizador de votos. A los pobres les dicen: ¡les bajamos el arroz como compensación! Y a los ricos subsidiados les mantienen el privilegio. ¿No creen que haya razón para cierta furia y angustia?

Yo me imaginé que en una reciente reunión de médicos, preocupados por la nutrición y de su ausencia, se diría algo para amansar la conciencia de los impolutos. Pero, ni tus, ni mus. Todo en la misma mediocridad de siempre… Lo siento, don Alberto.

Elisa
13/03/2012, 17:42
1984-05-09-EL ARROZ AMARGO

EL ARROZ AMARGO

La Nación, 09 de mayo de 1984.

¿Por qué será que en Costa Rica todo se hace, o se sugiere que se haga, a medias? ¿Por qué será que en nuestro país las posiciones son, muy frecuentemente, mejor descritas como “a medias tintas”? Un ejemplo de esto es la actitud de las autoridades gubernamentales con respecto al gravísimo problema de la producción de arroz. Veamos, para entender algo del asunto, ciertos aspectos básicos relacionados con la producción:

Primero, muchas de las autoridades de este gobierno creen, al igual que los productores subsidiados, que lo importante es producir per se. Por supuesto que esto es un absurdo. Nadie, creo, se atrevería a decir que si lo importante es producir como tal, pues entonces que se ponga a todos los ticos a fabricar lanzas de pejibaye o sombreros de Davy Crocket o hula-hulas o banderitas del Partido Unificación Nacional. Lo importante destacar es que cada vez que se produce algo se deja de producir alguna otra cosa. Así, en el caso específico que trato, la producción de arroz utiliza recursos, tales como tierra, trabajo, máquinas, etcétera que, entonces, no se emplean en la producción de otras cosas. De esta manera, no tiene sentido producir arroz, por producir arroz.

En segundo lugar, el que siembra viento cosecha tempestades. Si el gobierno decidió subsidiar la siembra del arroz, ahora no le debe extrañar que se siembre mucho. Primero el Estado envió una señal, por medio de un precio artificialmente alto para que los agricultores sembraran arroz y, ahora, el mismo Estado se muestra preocupado por las grandes erogaciones y pérdidas que dicho subsidio ocasiona. Lo que pasa es que los funcionarios gubernamentales utilizan el precio político, en vez del precio económico en la asignación de nuestros recursos escasos.

En tercer lugar, es triste que un pueblo empobrecido tenga que pagar las consecuencias de la estulticia de las autoridades gubernamentales, quienes concedieron el privilegio a grupos específicos y concretos de productores. Así, yo no entiendo cómo, por ejemplo, el economista Eduardo Lizano, en un artículo titulado “¿Médicos y arroceros…, camino de la servidumbre?”, publicado en esta misma página el 1º de mayo pasado, sugiere que “Si bien el consumidor costarricense tendrá que sufragar el subsidio de los arroceros, éste debería limitarse al arroz de consumo interno”. Yo pregunto: ¿Por qué tiene el consumidor costarricense que subsidiar al productor de arroz? ¿Qué razón económica y moral hay para ello se dé?

En cuarto lugar, por lo que los productores de arroz deberían de luchar es porque se elimine el proteccionismo de aquellas actividades que producen bienes y servicios más caros, que lo que serían de no existir ese proteccionismo. No es correcto lo que afirma don Eduardo Lizano, – cuando, en el artículo antes citado, dice que “Si se protege (aranceles aduaneros, subsidios) a los productores de camisas y alambres de púas, no queda claro por qué no proteger también al arrocero”. A mi me parece que la cosa es al revés.

Más bien ¿por qué es que se protege deliberadamente a algunos? Esto es, más bien ¿por qué no pedir que se le quite la protección a los otros en lugar de generalizar ésta? El error del fondo es que, como bien sabe don Eduardo, no se puede proteger a todo mundo, todo el tiempo. De esta manera, lo conveniente no es generalizar el proteccionismo, sino más bien eliminarlo donde lo haya. Y en esto podemos empezar por el arroz.

Elisa
13/03/2012, 17:43
1984-05-14-UN GOBIERNO RISIBLE

UN GOBIERNO RISIBLE

La Nación, 14 de mayo de 1984.

Recientes declaraciones del Viceministro de Gobernación, don Enrique Chacón, en las cuales se defiende de los infundios de la aristocracia sandinista, obligan a pensar a los interesados en los destinos de nuestro país, acerca de la amenaza del comunismo a nuestra nación.

Según se afirma en la crómica del periódico La Nación del sábado 28 de abril, el respetado viceministro indicó que “la arrogancia en su contra es parte de una escalada del sandinismo que culminó una primera etapa de la salida del Canciller Fernando Volio del Gobierno costarricense”.

Lo anterior me sorprende pues no sólo proviene de un miembro muy prominente del Gobierno actual, sino que su afirmación entraña una seria acusación a la política de ese mismo Gobierno. Esto es, si la salida de don Fernando Volio se debe a una escalada sandinista, aviados estamos, pues entonces quiere decir que la decisión de este gobierno para echar a don Fernando fue presionada por el sandinismo, lo cual deja en entredicho la voluntad gubernamental de ejercer la soberanía nacional.

Eso me lo olí desde hace bastante tiempo: es evidente, dentro del actual Gobierno, la existencia de un arroz con mango en lo que a nuestra posición frente a los sandinistas se refiere. La existencia de una fracción piricuacófila que obviamente fue la provocadora de la caída del Canciller Volio, nos refleja, por una parte, una dualidad inconveniente ante lo que muy apropiadamente define en el comentario antes citado, el propio Viceministro Chacón: “El público no se decide. Hay palanganeo. Se es comunista o se es demócrata”.

De esta manera, no sólo el mayor palanganeo lo encuentra el público en el propio gobierno, sino que, por otra parte, esta actitud ha puesto al desnudo una triste realidad: la ausencia de un liderazgo y mando por parte del propio Presidente de la República, quien tolera que sucedan estas cosas, Creo que este es el meollo del asunto: el Presidente de la República es el propio y único responsable de los actos de sus funcionarios más próximos. Si estos, como resultado de la “escalada del sandinismo” destituyen al preclaro ciudadano Fernando Volio de su función de Canciller, luego, esa responsabilidad recae sobre el propio Presidente, quien, por tanto, se convierte en víctima inocentona o en actor directo de la “escalada sandinista”.

Lo que ha pasado en Costa Rica es que el Gobierno ha mostrado una nociva indefinición ante el Gobierno sandinista, Juega, con acusaciones que nunca se le responden, de defensa de nuestra soberanía ante la acción sandinista; pero no se apresta, ante el diálogo de un vocero y de un sordomudo, a llevar el asunto al foro de la Organización de los Estados Americanos o a otros medios más apropiados. Su opus magna, la declaratoria de neutralidad, lo único que ha logrado es dejar a un pueblo amante de la libertad y creyente en los principios que caracterizan la civilización occidental, en un estado de indefensión absoluta ante el expansionismo marxista, Esa es la razón de ser de una tragedia nacional.

Elisa
13/03/2012, 17:45
1984-05-21-PALABRAS QUE HARÁN HISTORIA

PALABRAS QUE HARÁN HISTORIA

La Nación, 21 de mayo de 1984.

En la revista Time del pasado 16 de abri aparece un pensamiento de la más sagrada estirpe revolucionaria, el cual ha de sentar, sin duda alguna, las bases filosóficas e ideológicas del sandinismo. Fueron pronunciadas y reveladas por el eximio intelectual Tomás Borge Martínez, conspicuo pensador entre los no menos educados y cultos nueve comandantes, quienes hoy gobiernan a Nicaragua. El pensamiento “tomasiano” ̶ llamémoslo así, pues su grandiosidad se lo merece ̶ encontró su máxima expresión en la siguiente declaración: “La lucha de clases puede ser vista, ya sea desde el punto de vista del odio o desde el punto de vista del amor. La coerción del Estado es un acto de amor”.

¡Qué diferente hubiera sido el juicio universal, errado y malintencionado, si se hubiera tenido presente el precepto tomasiano ante la actuación de Hitler frente a los judíos y otros, que no fue más que un simple acto de amor: de coacción del Estado!

También, bajo el manto protector de la sabiduría del amor tomasiano, el innoble enjuiciamiento del mundo a los actos del adorablemente amoroso Stalin, debería ser juzgado como un simple y sencillo acto de defensa del Estado ante sus enemigos ¡y vean si erró Stalin, que dejó con vida al desleal Kruschov!

En verdad, la sabiduría del magín del comandante Borge debe servirnos como base para analizar las grandes dimensiones del comportamiento humano. Veamos algunos ejemplos, los cuales enriquecen la nueva filosofía sandinista, tomados de cierta literatura pre-tomasiana:
La guerra es la paz.
La libertad es la esclavitud.
Dios es poder.
Dos y dos son cinco.
La ignorancia es la fuerza.

Es evidente, a partir de estas nobles ideas, que en realidad tenemos la grandiosa oportunidad de amar el pensamiento del general Tomás, el cual, sin duda laguna, será fuente y fundamento de toda la sabiduría sandinista, más y mucho más allá del año 2000. Les conviene a ciertos decadentes amantes de las tradiciones burguesas, comprender el seguro futuro, amorosamente totalitario, que nos depara el pensamiento tomasiano, el cual, indefectiblemente, supera con creces a aquél contenido en el libro rojo del gran jefe Mao.
La real vivencia de la sabiduría tomasiana se encuentra en la obra proto-tomasiana de George Orwell, cuando en su libro 1984, Winston Smith “echa una mirada al enorme rostro de Big Brother, el símbolo del totalitarismo. Cuarenta años le había tomado aprender qué clase de sonrisa estaba escondida detrás del bigote oscuro. ¡Oh cruel e innecesario malentendido! ¡Oh terco y buscado autoexilio del pecho amoroso! Dos lágrimas olorosas a ginebra se deslizaban por los lados de su nariz. Pero, estaba bien, todo estaba bien, la lucha había terminado. Él había logrado la victoria ante sí mismo. Él amaba a Big Brother”.

Hay que ir aprendiendo a amar al noble y sublime pensamiento del insigne filósofo e intelectual Tomás Borge. De no hacerlo así, merecemos ser alfabetizados por otro amoroso sandinista(o cubano, que da lo mismo). Recuérdese que, después de todo, tal como nos dice el adorable Tomás Borge, “La coerción del Estado es una acto de amor”.

Elisa
13/03/2012, 17:46
1984-05-27-LA MARCHA POR LA ENTREGA
LA MARCHA POR LA ENTREGA

La Nación, 27 de mayo de 1984.

Mucho me divirtió ver una reciente fotografía publicada en este periódico, en la cual aparecen los rostros complacidamente sonrientes de ciertos jerarcas del Partido Liberación Nacional, a la par de la tez, aún más alegre, del diputado piricuacófilo Sergio Erick Ardón. Esa fotografía, la que muchos costarricenses guardamos con gran afecto, nos dice más, pero mucho más, que todas las palabras que pueden escribirse en relación con la marcha por la entrega del país.

Dentro de mucho de la insania del estatuto de indefensión en que nos ha colocado este gobierno ante los comandantes sandinistas, está la falacia, arduamente propalada y difundida, tanto por ciertos miembros del Gobierno, como por los extremistas de izquierda, de que si un ciudadano está en contra del estatuto de neutralidad, lo es porque desea provocar la guerra contra el Gobierno de Nicaragua.

Esta mentira, lanzada a los cuatro vientos por elementos de la Juventud Liberacionista, parece más bien haber surgido de las catacumbas ideológicas del Ministerio de Propaganda nazi, que de costarricenses. Con ella se pretende hacer ver al pueblo que la única opción que nos queda ante el armamentismo nica, es permanecer absurda e irreparablemente indefensos.

En verdad, a los costarricenses no nos interesa meternos a pelear con los sandinistas; deseamos seguir bregando en paz: pero no la paz mal entendida, la del cobarde que no sabe defender ideales ni cosas. Más bien, al contrario, según recientes declaraciones que formuló a este periódico el comandante Ortega Saavedra, se deduce de ellas que, lo que a los sandinistas les conviene es una Costa Rica igual que Finlandia, en la cual la soberanía queda supeditada a la de Nicaragua. Y, para lograr ello, la mejor forma es mantener a Costa Rica indefensa y a su merced.

La vocación por la paz no es un sinónimo de una inclinación por la estupidez, si bien ciertos sicarios de la Internacional Socialista lo único que buscan es, por medio de esas marchas, embaucar a costarricenses bien intencionados. Sus miradas de zopilotes ensoberbecidos reflejan el alma vacua que surge de una entrega de la nación. No pasará mucho tiempo sin que esos mismos directores de orquesta cedentes del país, apelen a que concordemos con aquellos que mancillan nuestra integridad territorial. Su vocación por la rendición es prolija en argucias. Hoy es por la paz, mañana por el comunismo y, pasado mañana, por cualquier otra cosa. ¡Cuántos frutos no dan ciertos árboles!

El costarricense debe estar presto a no escuchar a los engatusadores cantos de sirena; ni el de los piricuacófilos, ni el de los tontos útiles, ni el de los lerdos de ideas. Que esos pretendidos sobornos intelectuales no oculten, bajo frases que pretenden apelar al ser costarricense, la clara y diáfana diferencia entre el amor a la paz y a la libertad y la entrega de nuestros valores, haberes y familias, a los primitivos comandantes sandinistas. La quinta-columna es hábil por su naturaleza, pero los ciudadanos debemos ser más astutos en reconocer su falsedad, para lograr así evitar la mordida de la serpiente.

Elisa
13/03/2012, 17:47
1984-06-01-ECHARLE LA CULPA AL FMI

ECHARLE LA CULPA AL FMI

La Nación, 01 de junio de 1984.

Recientes declaraciones del Ministro de Hacienda, Porfirio Morera, las cuales fueron transcritas en la Nación, son un claro ejemplo de querer responsabilizar al Fondo Monetario Internacional (FMI), de hechos por los cuales el gobierno debería de asumir su competencia.

El Ministro de Hacienda asevera que la nueva carga de impuestos a la gasolina y a los ahorros en certificados de depósito, se debe a que el Fondo Monetario exige al gobierno la creación de esos u otros gravámenes. ¡Falso; enteramente falso! Lo que el Fondo Monetario Internacional exige, dentro del esquema general del acuerdo con Costa Rica, es que se guarde una proporción entre el déficit del gobierno y la producción nacional. Como el déficit es, en sencillo, la diferencia entre lo que le entra al gobierno (por ejemplo, por los impuestos) y lo que gasta, nada exige que esa diferencia sea subsanada por medio de un aumento de los impuestos. Ello puede conceptualmente también ser logrado, si así lo quisieran las autoridades gubernamentales, reduciendo el gasto público.

Pero la verdad, claramente expresada, es que este gobierno quiere cumplir con el Fondo Monetario Internacional por la vía del aumento de los impuestos y no por la ruta de la reducción del gasto. Y así lo han dicho distintas autoridades gubernamentales en diversas ocasiones. Dicen que no quieren reducir el gasto público, porque ello ocasionaría desempleo y que esto va contra la dignidad del hombre.

Tal visión de los gobernantes actuales, de mantener un gasto público alto a fin de no provocar desempleo, es errónea, pues se concentra en la parte y olvida al todo. Esto es, si bien puede ser cierto que el empleo en el gobierno aumenta o se mantiene gracias a los incrementos en los impuestos, esto último provoca una reducción del gasto y la inversión privada, lo cual eventualmente se refleja en una disminución del empleo en el sector privado. O sea, a lo más que puede aspirarse es a socializar o estatizar al empleo en Costa Rica, pero el empleo total no va a aumentar, como lo pretenden hacernos creer. Una vez más, el grupo de gobernantes es así consistente con su filosofía social-estatista de antaño, de la que, por momentos, se creyó que evolucionaría, cuando más bien lo que se está dando es un regreso al pasado conservador socializante.

Creo que ya aburre el cuento de que todas las medidas indeseables que se deben tomar en el país, se originan en el Fondo Monetario Internacional. En verdad, éste lo que hace es, una vez que ha sido llamado por el país, señalar las políticas económicas a proseguir, si es que el país desea arreglar su problema económico y ser, de nuevo, sujeto de crédito internacional. El querer “echarle los muertos” al Fondo Monetario, por parte de nuestras autoridades gubernamentales, es un engaño politiquero, pues bien saben que mucha de la verdadera responsabilidad del descalabro financiero del país yace en el gigantismo estatal, que el Partido Liberación Nacional y su ideología social estatista impuso en Costa Rica durante los últimos treinta años.

Elisa
13/03/2012, 17:48
1984-06-11-LA RECIENTE DEVALUACIÓN DEL TIPO DE CAMBIO

LA RECIENTE DEVALUACIÓN DEL TIPO DE CAMBIO

La Nación, 11 de junio de 1984.

Hace más o menos año y medio estalló una pugna –que no tenía que ver nada con ninguna inocente precandidatura– entre el entonces presidente del Banco Central, don Carlos Manuel Castillo y el Vicepresidente, don Alberto Fait. Este último sostenía que el tipo de cambio del colón con respecto al dólar debería de fijarse en ¢36 (nunca dijo cómo llegó a ese número cabalístico), en tanto que el doctor Castillo enfatizó que tal posición era absurda, en especial porque ya no era posible casar al colón con un tipo de cambio específico, enterrando de esta manera otro mito del anticuado Liberación Nacional.

Por otra parte, ya en el reciente fragor de la campaña política interna al liberacionismo, el precandidato, don Oscar Arias, criticó la estabilidad monetaria del colón al ¢43.65, lo cual, de paso, causó hasta la irritación del flemático presidente Monge, al afirmar don Oscar que la pretendida estabilidad se debía en alto grado a la ayuda financiera brindada por el Gobierno de los Estados Unidos a Costa Rica, minimizando el esfuerzo del presidente ejecutivo del Banco Central.

Estos dos encuentros cara a cara entre los precandidatos son claras expresiones de la enorme confusión que existe por esos lares con respecto a una política cambiaria consistente. Si bien son pocos los pensadores economistas dentro de Liberación Nacional, quienes aún piensan en un tipo de cambio fijo del colón con respecto al dólar, lamentablemente en sus actos existe un dejo de aprecio por la obsoleta política del tipo de cambio fijo, tal como lo muestra el deseo frustrado del Ing. Fait de que este fuera de ¢36 por dólar o bien la campaña política del doctor Castillo, la cual parece haberse montado en el barco de la estabilidad cambiaria y el cual recientemente empezó a hacer agua.

Si bien es cierto que el tipo de cambio de ¢43.65 era escasamente un 10% inferior al que se encontraron a la salida del Gobierno del señor Carazo, la administración Castillo (en el Banco Central) había sido vista como la artífice de la estabilidad cambiaria, aunque, sin duda alguna, debido a la gran inyección de divisas por parte del Gobierno de los Estados Unidos. Sin embargo, dejó para su heredero (alguien había que poner para que pagara los platos rotos) sufrir las consecuencias de una política de exagerado gasto público y de emisión de dinero, una vez que se terminó el primer acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Y a esto se unió la aplicación práctica del llamado mongista de la campaña del 82, de que necesitaba muchos diputados para gobernar, quienes ahora no han podido boicotear en grado mayor a la denominada ley de la moneda, cuya aprobación permitiría la reanundación de la ayuda del Gobierno de los Estados Unidos, la cual se ha de traducir en mantener estable el tipo de cambio.

Tengo la impresión de que las serias grietas que se están presentando en el andamiaje de la estabilización monetaria del país, están empezando a mostrar sus primeros resultados, los cuales eran de esperar, pues no sólo no existía una firme convicción de las autoridades gubernamentales acerca de la importancia de un tipo de cambio flexible, sino que también el estado mongista continuó su expansión en los gastos, en los impuestos y en la emisión de dinero. Ya deben de estar pensando a quien “echarle los muertos”, pero ello una vez más apunta tan sólo a la falta de convicciones y de voluntad de mesura de los gobernantes, pero más que todo al deseo de seguir gastando irresponsablemente, a diestra y siniestra, como han sido sus características de muchos años.

Elisa
13/03/2012, 17:49
1984-06-22-EL CAOS EN TORNO A LA LEY DE LA MONEDA

EL CAOS EN TORNO A LA LEY DE LA MONEDA

La Nación, 22 de junio de 1984. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 53-55.

No se me ocurrió un título más apropiado a lo que es un esfuerzo por tratar de aclarar una serie de confusiones en torno a ciertas reformas que se han presentado ante la Asamblea Legislativa, las cuales tratan, por una parte, de definir la posibilidad de que bancos comerciales privados puedan recibir fondos por medio del Banco Central, provenientes, fundamentalmente, de la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID), así como con la existencia de una política cambiaria más apropiada en las circunstancias actuales de la economía costarricense. Por ser éste un problema relativamente complejo para la generalidad de las personas, trataré de analizar, en la forma más sencilla posible, qué es lo que hay detrás de las denominadas reformas a la Ley de la Moneda.

El gran diferendo acerca de este tema, surgido dentro de la fracción de Liberación Nacional en la Asamblea Legislativa, se fundamenta en que, además de la aprobación de la denominada Ley de la Moneda, se desea efectuar cierta variación a la Ley Orgánica del Banco Central. Para nuestros efectos, entonces, no es importante si se está de acuerdo o no que sea una variación a la Ley de la Moneda o a la Ley Orgánica del Banco Central, sino que, tal como veremos a continuación, existe una confusión de fondo en ciertas personas, quienes, en tanto que desean ciertas cosas, quieren, al mismo tiempo, obtener lo contrario. Para entender la complicación lógica que ataca a ciertas personas, tales como don Julio Jurado y otros diputados liberacionistas, me permito formular ciertas premisas que nos faculten hacer, tal vez, surgir la luz en esta neblina.
Primeramente, el problema tiene su origen en que nadie involucrado en el asunto quiere perder dinero ante una posible devaluación del colón. Ni los prestamistas extranjeros, ni el Banco Central, ni los Bancos comerciales, ni los que le piden prestado, desean perder plata con una posible devaluación.


En segundo lugar, el país necesita urgentemente recibir los ingresos de divisas por préstamos extranjeros. Sin embargo, los que nos prestan dólares del exterior, también desean que les devuelvan dólares.

En tercer lugar, el Gobierno actual ha definido, como política económica, que sólo se permitirán transacciones en moneda nacional. Esto es, no se aceptarán, para todos los efectos prácticos, transacciones en que las partes puedan acordar el pago en otra moneda distinta al colón costarricense. Este aspecto es sumamente importante para entender el desaguisado.

En cuarto lugar, a partir de lo anterior, los bancos comerciales no pueden prestar en dólares a sus clientes, aún cuando estos últimos estuvieran anuentes a ello.

El problema de lo que el común de la ciudadanía ha conocido como la Ley de la Moneda, aunque poco tenga que ver con ésta, se fundamenta en que los entes internacionales que nos van a prestar dólares, desean que se les devuelvan dólares. Por otra parte, estos préstamos serían dados al Banco Central para que sirva como intermediario de esos fondos hacia los bancos comerciales, fundamentalmente privados. Pero, el Banco Central, debido a la premisa 3 arriba expuesta, de hecho se constituye en el garante del valor de la reserva, pues, dada la política económica que han definido las autoridades bancarias gubernamentales, se define la obligatoriedad de transar en la unidad monetaria nacional y no, por ejemplo, en dólares. Entonces, lógicamente, el Banco Central tiene que responsabilizarse del valor de la moneda extranjera en términos de la moneda nacional. Si no fuera así, entonces, ¿qué sentido tendría la prohibición antes citada?

Por supuesto, el riesgo cambiario no lo corren ni los bancos comerciales, ni los que piden prestado a dichos bancos. El riesgo de una devaluación la tiene que correr, inevitablemente, el Banco Central, y, ante esas posibles pérdidas, a través de impuestos, todos los costarricenses.


El odontólogo don Julio Jurado pregunta muy preocupado si ¿es justo, entonces, que, ante una devaluación –muchos hablan de eso ahora– el riesgo cambiario lo corra el Banco Central y, por lo tanto, todos los costarricenses, en vez de ser los bancos comerciales o quienes les piden plata en préstamo? Lamentablemente tiene que ser así, pues la otra premisa, por la cual se prohíben las transacciones en moneda extranjera, hace imposible que dicho riesgo sea asumido por otras partes distintas al Banco Central. Lo triste es que personas como don Julio Jurado quieren un imposible, dados sus dogmas monetarios poco claros, al arrogarse por ley el Banco Central, el monopolio en la compra y venta de divisas.

Por supuesto que hay una solución, pero el credo principal de la política económica de este gobierno da un inevitable traspié: que se deje a los individuos transar libremente en la moneda en que lo deseen. Así los riesgos lo corren quienes así lo desean y no se verá, al contrario, a todo un pueblo pagar los errores de fe de ciertos pseudo-economistas. No se olviden que en economía hay una ley inexorable: no existe nada gratuito; todo tiene un costo.

Finalmente, don Julio haría bien teniendo presente que, si el Banco Central no emitiera dinero en exceso de lo requerido para un crecimiento estable de la economía nacional, la consiguiente inflación no se traduciría en una devaluación. Es por ello que, me parece, dada la “colonización” forzosa que ha buscado este gobierno, sea el Banco Central el que pague el riesgo cambiario y no el pueblo como un todo. Por supuesto, como las tortas del Banco Central también las pagaremos por medio de impuestos, entonces, ¿por qué don Julio mejor no amarra a la entidad que nos causa el problema: el Banco Central que emite dinero en exceso, en vez de atarnos de pies y manos a todos los costarricenses?

Elisa
13/03/2012, 17:49
1984-06-29-UNA CRÍTICA INJUSTA

UNA CRÍTICA INJUSTA

La Nación, 29 de junio de 1984.

Uno de mis primeros artículos publicados en la prensa nacional fue una censura a las políticas económicas propiciadas, en ese entonces, por el Ministro de Planificación, don Marco Antonio López. Señalaba allí la necesidad de la disciplina monetaria y fiscal de parte del gobierno de turno, a fin de evitar un serio problema inflacionario en el país.
En mi libro, publicado en 1981, De la Pobreza a la Abundancia en Costa Rica, dediqué una fuerte crítica a la útil exposición del Lic. López en la revista Contacto, asociada con ciertos círculos social-estatistas del país, en la cual éste defendía los argumentos usualmente expuestos para promover la existencia de las empresas estatales. Allí recogí el guante que lanzó el Lic. López Agüero, al titular su artículo con el llamado de que era “Necesario un debate ideológico sobre empresas estatales”. Como es usual en nuestro medio, el debate nunca se llevó a cabo y las empresas estatales prosiguen tan campantes como Johnny Walker.

Siempre la discusión de las nociones del señor López me han dado tema para escribir, siendo críticas de ellas la mayoría de las opiniones que he vertido. Me parece que, al menos en lo que a comentarios sobre las ideas y actuaciones del Sr. López se refiere, nunca he sido deliberadamente injusto en mis apreciaciones. Don Marco Antonio López recientemente externó una serie de opiniones en este periódico, acerca de las cuales pensaba referirme, tal como siempre está expuesto quien se mete a funcionario público. Sin embargo, hubo posteriormente un hecho, el cual creo que merece ser expuesto a la opinión pública, que me motivó a variar mi curso planeado.

No sé si es bueno o conveniente para el país que su máxima autoridad bancaria, en este caso específico, don Marco A. López, presidente ejecutivo del Banco Central, se refiera públicamente en la forma en que lo hizo, en relación con los serios problemas monetarios que actualmente atraviesa Costa Rica. Allí manifestó un sentimiento muy humano: dijo, ante los problemas descritos, que él “también estaba atemorizado” y que la situación del país era delicada.

Hasta aquí todo bien, pero no faltará alguno quien crea que el señor López mejor hubiera permanecido callado. Pero ello no justifica lo expresado posteriormente, en este mismo periódico, por un alto dirigente y afecto al actual precandidato de Liberación Nacional y ex presidente ejecutivo del Banco Central, Dr. Carlos Manuel Castillo. Así, el ex viceministro de Hacienda, Luis Fernando Díaz, señaló que “la actual emergencia en la estructura de la economía nacional” tiene su causa en “la falta de continuidad entre quienes ejercieron el mando económico del país en los dos primeros años del Gobierno, y quienes lo asumieron después”.

Lo anterior, a conciencia, es inaceptable. Don Marco A. López no ha cambiado nada de la política económica impresa en el Banco Central por don Carlos Manuel Castillo. Fue este último quien aseguró al país, al abandonar su cargo para dedicarse a la política, que lo dejaba económicamente estabilizado y pleno de reservas. Para bien o para mal, su sucesor en la presidencia del Banco Central, don Marco López, no ha cambiado en nada el engorro que le heredó el Dr. Castillo.

Si la mentada estabilidad de nuestra economía permanece, ello se debe fundamentalmente a la dispendiosidad del Gobierno de los Estados Unidos, pues, tal como claramente nos lo recordó el señor Oscar Arias, el origen de nuestro equilibrio está al norte del Río Grande, para satisfacción de los escépticos sanos. Por otra parte, el mejor ejemplo de ello, la muestra más palmaria de lo aquí dicho, lo constituye la última actitud del Gobierno de los Estados Unidos, ante el desaguisado en la Asamblea Legislativa por la no aprobación de la Ley de la Moneda y leyes conexas.

Si, por otra parte, se desmorona la mal llamada estabilidad, deberá ser atribuida a la inconsistencia política de gasto exuberante y de emisión exagerada de dinero, asociados con el artificioso mantenimiento de un tipo de cambio irreal y, por supuesto, a que el Tío Sam nos deje continuar con nuestras aberraciones económicas. Pero tal desmoche de nuestra estabilidad jamás puede adscribirse a las decisiones de los sucesores de don Carlos Manuel Castillo, aunque tal vez sí por omisión. Al contrario, querer cargárseles por recibir una mala y costosa herencia, es una injusticia y merecen mejor suerte que la expresada en la no tan velada crítica que lanzó el compañero de campaña del ex presidente del Banco Central.

Elisa
13/03/2012, 17:50
1984-07-04-LA MAROMA

LA MAROMA

La Nación, 4 de julio de 1984.

Este es el título de una muy agradable obra escrita por don Avel Josco, seudómino del autor. El tema es sumamente serio, pues trata, ni más ni menos, de la lucha contra el privilegio de un grupo –reducido por cierto– que utiliza al aparato estatal para garantizar jugosas ganancias a costas del bien común.

En la ficticia Cuesta Mucho, vemos desfilar ciertos no graciosos personajes bastante conocidos en nuestro medio, en una constante confabulación en contra del público. Aquella conspiración no trata, como nos podría hacer pensar el momento actual, en tratar de imponer un gobierno o tendencia, sino algo mucho más simple y, tal vez, hasta más nefasto: ¿Cómo hacer que cierto grupo de agricultores se vean obligados a utilizar forzosamente un producto empleado en las cosechas?

La solución del dilema es sencilla. Hay que conseguir que el Estado santifique el monopolio, impidiendo cualquier intento de la competencia por producir un bien parecido o similar. Bueno, para lograr este fin lo único que los conspiradores tienen que hacer es saber rodearse y asesorarse adecuadamente y es aquí donde uno puede traslucir tantos personajes, que hoy día no sólo transitan en nuestras calles sino hasta en la jet set internacional, pero tan maiceritos como todos nosotros.
La tragedia es comedia en la obra: no sólo vemos, como decía Lord Acton, “que el poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente”, sino que la existencia del monopolio, el cual es nocivo a los intereses del consumidor, sólo tiene vigencia en cuanto a que el Estado así lo otorgue. Por ello, las risas que la Maroma nos provoca lamentablemente casi se trocan en llanto, al darnos cuenta que, más que en presencia de un caso aislado, estamos frente a un mal muy generalizado. Esto me recuerda lo que una vez me dijo un amigo: “Yo estoy en contra de todos los monopolios, excepto del mío”. Tal vez la esencia del problema, tratado con muy fino humor por don Abel Josco, está en la posibilidad discrecional del Estado de otorgar el privilegio monopólico. Es por ello que surge el bussiness (bisnes) de la conexión, de la influencia, del contacto, del chorizo… ¿y el consumidor?, como siempre, confiando en la existencia de la competencia para que se le brinde la oportunidad de escoger, en tanto que el Estado dice protegerlo, impidiéndola. La Maroma es un libro que nos enseña, en la carne propia de los costarricenses, por qué estamos mejor cuando podemos escoger, bienaventuranza que nos desaparece cuando el Estado y sus intermediarios otorgan el monopolio; esto es, la protección a cierto privilegio de las fuerzas de la competencia.

No sé si este libro se encuentra en nuestras librerías, pero este valioso esfuerzo de un costarricense por traducir al humor, frías, pero valiosas ideas, de ciertos economistas, merece ser recompensado por la lectura de sus compatriotas. Si a alguien le interesa el libro – por supuesto que despreciado por el “establishment” de los iluminados intelectualoides de nuestro medio– escríbale a don Avel al Apartado 1, Guadalupe, Goicoechea, para que le informe adónde está en venta

Elisa
13/03/2012, 17:51
1984-07-07-LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD REVISITADAS

LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD REVISITADAS

La Nación, 07 de julio de 1984 y como comentario en Radio Monumental, 09 de julio de 1984.

Hace casi 10 años escribí un artículo en la página 15 de La Nación al cual bauticé con el nombre de “Libertad y Responsabilidad”. Lo empecé con una cita de George Bernard Shaw, de su libro Hombre y Superhombre: Máximas para los Revolucionarios, la cual dice así: “La libertad significa responsabilidad, por eso la mayoría de los humanos la temen.”
Hechos recientes que giran en torno a las declaraciones de cierto ministro, por dicha transitorio como todo en la vida, le dan nuevos bríos a los conceptos esenciales de la libertad del hombre y la responsabilidad que esta conlleva.

Creo que es muy importante recordar a ciertos funcionarios la esencia del concepto de libertad: aquel estado o “condición de los hombres en cuya virtud la coacción que algunos ejercen sobre los demás, queda reducida, en el ámbito social, al mínimo”. En resumen, “independencia frente a la voluntad arbitraria de un tercero”.
La libertad es una, universal, aunque muchas veces le agregamos calificativos como libertad de expresión o de prensa o de movimiento; pero, en general, entendemos libertad únicamente con referencia a la ausencia de coacción. El Estado tiene el monopolio de ésta, precisamente porque la amenaza de su coacción es lo que evita que se ejerza la de un individuo sobre otro. Simultáneamente queremos que la coacción que puede ejercer el poder público sea la mínima posible y que quede sujeta a normas generales aceptadas y conocidas, a fin de proteger al individuo de la coacción del Estado.

¡Basta de disquisiciones filosóficas! En general, los costarricenses sentimos que, dentro de nuestra libertad, podemos movilizarnos en nuestro territorio sin que ninguna autoridad, representante del ejercicio de la coacción estatal, nos lo impida. Por supuesto, esto en tanto entendamos que no estamos poniendo en peligro la libertad de otros o la existencia del Estado, entre otras cosas. Si así fuere, se supone que hay normas que el Estado debe proseguir para impedir, en este caso de referencia, el movimiento de las personas por el territorio nacional. (Esto sería una suspensión de garantías constitucionales o algo por el estilo).

En Costa Rica las garantías constitucionales no están suspendidas. Tenemos libertad para movilizarnos dentro de nuestro territorio, de aquí que la reciente acción contra un avión nacional efectuada por autoridades estatales, no es ni puede ser justificada por ese mismo Estado. Es inmoral presuponer que la libertad de un ciudadano es mayor que o menor que la de otro ciudadano. No se trata ̶ ¡oh demagogia! ̶ de escoger entre la libertad de un aviador y la de un humilde policía, si no de la libertad del ciudadano ante la coacción indebida ejercitada por el Estado.

Tal vez a ese funcionario no le quedó otra alternativa que tratar de deshacerse de la responsabilidad de actos como los sucedidos, que hieren en su fundamento a la vida en libertad de los costarricenses. Esto es explicable: si el concepto de libertad no es entendido, ¿cómo va a entender el de ser responsable de los actos ejercidos libremente?
Creo que a ciertas personas les hace falta una bequita en nuestras universidades, donde tal vez don Fernando Volio o don Fernando Guier les expliquen un poco de lo que es libertad y responsabilidad.

Elisa
13/03/2012, 17:55
1984-07-16-LA COLONIZACIÓN DE COSTA RICA

LA COLONIZACIÓN DE COSTA RICA

La Nación, 16 de julio de 1984. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 58-59.

No se trata de un tema que con mayor aptitud vería mi antiguo profesor de historia de las instituciones de Costa Rica, don Carlos Meléndez. Se trata de que, aparentemente, los costarricenses nos veremos obligados a realizar todas nuestras transacciones en la moneda nacional.
Si nos despojamos de vestiduras patrioteras, podemos preguntarnos: ¿es conveniente que los costarricenses tengan que realizar todo tipo de actos que involucren intercambio de dinero únicamente por medio de los colones?

Evidentemente, si nuestra orgullosa moneda nacional tuviera un valor estable a lo largo del tiempo, todos estaríamos seguros de que ese almacenamiento de valor que la moneda posee, se mantendría con el paso del tiempo. Como todos lo sabemos, sin embargo, si hay inflación ese valor que tiene el colón se va perdiendo. Un colón de hoy posiblemente compre menos dentro de un año.

Ahora bien, existen numerosas transacciones en que la “plata” no entra en un mismo instante. Por ejemplo, si usted es un profesional y negocia con su cliente que éste le pague cierto monto al final del trabajo, no recibirá ingresos en esta fecha, sino hasta en algún momento en el futuro. Otro ejemplo: si usted ahorra hoy para tener una pensión en el futuro, paga en colones de esta fecha, pero recibe colones devaluados muchos años después. Si nos ponemos a pensar, en realidad existen numerosísimas transacciones que poseen este carácter.

Cuando la inflación se presenta –especialmente en el grado en que la vivimos– las personas tratarán de protegerse de este flagelo, traduciendo sus haberes, los frutos de sus esfuerzos, en una moneda que le conserve su valor. Esto explica por qué tanto costarricense se deshace de sus colones para obtener dólares. Esto es, ante el temor de que el colón pierda su valor, tratará de buscar amparo en una moneda que no se deteriore o que no lo haga en un grado semejante.

Creo que todos los costarricenses estamos de acuerdo en que no es justo imponer una pérdida a las personas que confían en nuestro colón, así como que no debemos juzgarlos si ellos desean protegerse de un mal (deshacerse del colón que pierde valor ante otra moneda). Lo que creo lógico es ver cómo se logra estabilidad en el valor de nuestra moneda, pero estabilidad de veras, no la ficción actual.

Nuestros sesudos diputados lo que quieren es que los costarricenses suframos en carne propia el empobrecimiento que nos acarrea una devaluación del colón. Nos quieren obligar a que no podamos protegernos ante la devaluación. Esto lo logran con la colonización: que todas las transacciones tengan que efectuarse en colones es una pieza vital de las reformas a la ley de moneda y leyes similares que ahora se discuten en la Asamblea Legislativa. Debemos darles las gracias a esos señores diputados por obligarnos a empobrecernos.

Elisa
13/03/2012, 17:56
1984-07-22-UNA LECCIÓN DE LA HISTORIA

UNA LECCIÓN DE LA HISTORIA

La Nación, 22 de julio de 1984. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 151-152.

Ahora, cuando de nuevo se levanta en el país un debate acerca de virtudes supuestas del control de precios, cuando gremios sindicales alzan como una de sus banderas ̶ ésta injustificada; otras de gran valía ̶ la congelación de los precios de la canasta básica, cuando gremios lambiscones, o tal vez atemorizados, dan públicas las gracias a los burócratas por un aumento irrisorio en el precio del producto controlado, es necesario que la inteligencia y la lógica primen ante la superstición y la ignorancia.

Como el mito de la virtud de la fijación de precios tiene más de cuatro mil años de edad, tal vez describir un ejemplo sencillo de tan prolija historia de errores, contribuya a que los que se consideran pensadores, ponderen la estulticia de esa política de control de precios.

A finales del siglo XVI, Amberes, la ciudad más grande de Bélgica, sufrió el ataque de las fuerzas de la España católica, dirigidas por Alejandro Farnesio, Duque de Parma. En un principio la acción bélica de Alejandro Farnesio no pudo lograr la caída de la ciudad, a pesar de que se le tenía totalmente rodeada, con la excepción del río Scheldt, que llega a ella.

Era evidente que el sitio de la ciudad provocó la escasez de alimentos, con el consiguiente efecto de aumentar los precios. En tanto estos se dieron, los mercaderes siempre trajeron viandas a la ciudad por medio del río, aunque fuera en medio del ataque de las tropas del Duque de Parma.

Sin embargo, en cierto momento los “padres de la ciudad de Amberes”, preocupados por los elevados precios, decidieron pasar una ley que fijaba los precios de cada uno de los alimentos. Y aquí vino lo esperado. Tal como dice el historiador John Fiske en su libro El Mundo No Visto y Otros Ensayos, “las consecuencias de esta política fueron dobles… Pasó mucho tiempo antes de que el Duque de Parma, quien tenía sitiada a la ciudad, tuviera éxito en bloquear al río Scheldt, de manera tal que se impidiera la entrada de barcos cargados con comida. El maíz y las carnes preservadas podrían haber entrado rápidamente a la ciudad sitiada, en miles de toneladas. Sin embargo, ningún mercader se habría arriesgado a que su barco fuera hundido por las baterías del Duque, para encontrar un mercado no mejor que otros a los que podrían acudir sin ningún riesgo… Si las provisiones en Amberes hubieran tenido un precio más alto, hubieran sido llevadas mucho más allá. Fue así como la ciudad, por su propia estupidez, se bloqueó a sí misma con más efectividad que lo podía haber hecho el Duque de Parma… En segundo lugar, los precios reducidos por ley no provocaron ninguna moderación de parte de los ciudadanos. Nadie sintió que fuera necesario economizar. De manera quela ciudad vivió alegremente hasta que se acabaron las provisiones.”

Creo que es poco lo que se puede agregar a lo descrito por el historiador Fiske: lástima que en nuestro medio existan tantos funcionarios, de Ministros para abajo, así como grupos organizados quienes no estudian la historia de cuatro mil años de experiencia con los controles de precios. Si se educaran un poquito, tal vez no dirían ni harían tantas sonseras, que en última instancia provocan la miseria y la escasez en los pueblos.

Elisa
13/03/2012, 17:57
1984-08-11-AHÍ VIENE EL LOBO

AHÍ VIENE EL LOBO…

La Nación, 11 de agosto de 1984.

Casi todos conocemos la historia del pastorcillo quien se reía a costas del susto de los demás aldeanos, cuando gritaba que ya venía el lobo y todo era “de mentiras”. Cuando al fin se presentó el lobo y llamó pidiendo auxilio, nadie acudió pues supusieron que era otro engaño. El pobre pastorcillo terminó en el estómago del lobo y, estoy seguro, curado de las bromas a sus compañeros de aldea.

Desde hace días ciertos funcionarios de este gobierno, amparados a la magnanimidad con que siempre los ha tratado la opinión pública, han venido señalando que la extrema derecha o que la extrema izquierda quieren apearse a este gobierno. La irresponsabilidad radica en que nunca, que yo sepa, se han señalado concretamente, con nombres y apellidos o pelos y señales, quiénes son los cristianos que desean que don Luis Alberto cese en su agotadora labor y se dedique a un bien merecido descanso.

Es evidente que el clímax de esa charlatanería pública se acaba de lograr recientemente en esta patria chica, cuando nuestro imponderable Ministro de Seguridad, don Ángel Edmundo Solano, aseveró que las tropas del país estaban acuarteladas, debido, de nuevo ̶ ¡oh irreprimible tentación hemicefálica! ̶ a los extremistas de derecha y de izquierda, Por supuesto, el “coco” y la “llorona” se han confabulado para asustar a los inocenticos chiquilines de la Casa Presidencial.

Tal vez es que tengo muy poco sentido del humor o, más bien, de apreciación acerca de cuándo nuestros flamantes funcionarios de gobierno nos hablan en broma; pero no deja de ser, en broma o en serio, más macabra que las humoradas de Hitchcock, a fuer de que el costarricenses, desde hace bastante rato, esté bien nervioso por la conducta pública de ciertos funcionarios de ese gobierno, y entre ellos destaca el propio Ministro de Seguridad, quienes no parecen inspirar mucha confianza.

Yo no entiendo quién desea deshacerse de nuestro tranquilo y placentero gobernante, don Luis Alberto Monge, si, después de todo, como es la tradición y la costumbre en Costa Rica, será como ex Presidente que los connacionales tendremos un agradable o ingrato recuerdo de nuestro conductor de cuatro años. Más triste es la usual situación de olvido a que se destina a ciertos ex Ministros, en tanto que a pocos de ellos se les recuerda con gracia, pero a otros con desgracia.

Si don Ángel Edmundo buscó la gracia antes de que se retirara como Ministro, antes de que don Luis Alberto entregara el poder a su sucesor, pues falló; el macabro humor del señor Ministro de Seguridad no fue nunca un acto gracioso, divertido o simpático. Más bien irritan, aburren, molestan, tantos intentos histriónicos, dignos de bufonadas circenses.

Elisa
13/03/2012, 17:57
1984-08-27-UNA SUGERENCIA A LA CÁMARA DE COMERCIO

UNA SUGERENCIA A LA CÁMARA DE COMERCIO

La Nación, 27 de agosto de 1984.

Recientemente, en una reunión de amigos se trajo a colación el problema que muchos de ellos han sufrido, de que a veces compran ciertos productos bajo ciertas condiciones y que, en ocasiones, la calidad no era la asegurada o las condiciones en que supuestamente se adquirieron resultaron ser distintas, posteriormente. En general, muchos de los allí presentes estuvieron de acuerdo en que, en algunas ocasiones, se sentían defraudados por el comerciante.

El economista les aseveró que una vez que se les engañaba, no volverían a comprarle al atracador. Sin embargo, la respuesta apropiada fue que, si bien ello era cierto, muchas otras personas que no tenían conocimiento de estos hechos caerían incautamente en manos de esos empresarios poco escrupulosos.

El abogado les comentó que, quienes se sentían estafados, podrían acudir a los tribunales respectivos para presentar la denuncia de esas prácticas. Sin embargo, de nueva la respuesta apropiada fue que, normalmente, los afectados no desean incurrir en los atrasos y enredos que un proceso judicial conlleva, además de que, usualmente, al que ellos se refieren trata de artículos de poca monta.

Una idea que circuló en la reunión, la cual comparto con entusiasmo, es que en Costa Rica, al igual que sucede en ciertos países con un desarrollo comercial superior al de nuestro país, en los cuales las prácticas del intercambio se entretejen en innumerables grados de complejidad, se llegue a tener cierto grado institucional de sanción moral a los comerciantes que utilizan prácticas en detrimento de la buena fe del consumidor.

Ejemplo de lo anterior es en Estados Unidos el llamado Better Business Bureau, que casi viene a ser una dependencia de la Cámara de Comercio de las diversas localidades. Ante esa especie de tribunal de ética empresarial, los ciudadanos plantean sus inquietudes cuando consideran que son objeto de una práctica inconveniente e indeseable en el giro del comercio. La sanción pública de ese empresario normalmente significa un enorme costo en su negocio, por lo que o bien se abstiene de proseguir en sus prácticas o queda fuera del giro de los negocios.

Esta sugerencia pública, de un consumidor a la Cámara de Comercio, debe servir para que esa institución, de la cual tengo el mejor concepto, trascienda de ser defensora valiosa e indispensable de los intereses de sus asociados, para convertirse también en una guía ética de la conducta de sus miembros, para beneficio de los consumidores.

Al saber de las excelentes relaciones que, por ejemplo, la Cámara de Comercio de Costa Rica mantiene con la de Minnesota, tal vez sería apropiado que se informaran como operan en aquel país organismos empresariales que protegen también al consumidor.

Elisa
13/03/2012, 17:58
1984-09-02-A LA SALIDA DE DON ALFONSO CARRO

A LA SALIDA DE DON ALFONSO CARRO

La Nación, 02 de setiembre de 1984.

En el libro de don Constantino Láscaris, Desarrollo de las Ideas Filosóficas en Costa Rica, en su capítulo dedicado al social-estatismo, nos señala que Alfonso Carro, “de gran vitalidad concentrada, es hoy día (1965), en filosofía política, el pensador de mayor envergadura en el país… pertenece a la corriente costarricense que busca en el intervencionismo planificador la solución a los problemas sociales”. (P. 256)

El mismo don Alfonso Carro, mucho más maduro intelectualmente y ciertamente, más perspicaz, en una célebre entrevista publicada en la revista Crónica Universitaria, de la Universidad Autónoma de Centro América, nos advierte que está “plenamente consciente… de que nosotros vamos efectivamente al camino de servidumbre, usando el título de la obra de Hayek”. Y agrega, “Cada vez yo me siento menos libre, tengo que silenciarme muchas veces en Costa Rica cuando yo quisiera hablar. Hay una penetración tal en todas las esferas de la vida, que solamente es típica del Estado totalitario, que por propia definición es un Estado que no deja margen de libertad y que incluso llega a introducirse por mecanismos sicológicos y otras técnicas de esta naturaleza en la conciencia del hombre”. Y continúa: “Y eso es lo que yo diría que es más grave que los problemas económicos que son sumamente serios, y que nos van a exigir muchos años en rectificaciones a los costarricenses. Porque yo diría que para mí lo más inquietante es precisamente ese problema de la libertad y el eventual camino de servidumbre que podemos estar transitando los costarricenses en estos momentos”.

Ahora que don Alfonso Carro dice que regresa a su vida profesional ̶ e intelectual, agrego yo ̶ al dejar su cargo de Ministro de Gobernación, debido a una mojigata decisión presidencial de continuar en una indefinición sin fin, lo cual lo llevó a sacrificar a su más preclaro pensador para satisfacer las angustias existenciales de la izquierda liberacionista, nada más deseo que don Alfonso, con la pluma en alto y la frente más aún, emprenda la lucha contra ese todopoderoso Estado que él bien conoce.

Estoy seguro de que don Alfonso es sincero en su posición ante el moderno Leviatán que nos lleva camino a la servidumbre, de que no se trata de una persona, la cual, para obtener el favor electoral de un sector del Partido Liberación Nacional opuesto al estatismo, hoy despotrica como buen oportunista, contra todo lo que representa el Estado que en mucho contribuyó a crear ese partido. Al costarricense culto ya le debe estar zumbando el magin, al escuchar a tanto estatista tronar contra el Papá Estado ahora que están preparando otro engaño ideológico para las próximas elecciones. ¿Piensa acaso alguien que las palabras de Carlos Manuel Castillo contra el tamaño del Estado son abigarradamente sinceras? ¿No nos recuerdan, más bien, una promesa incumplida de un político de turno? ¿También, no resuenan las palabras de Alberto Fait en el mismo sentido, pero, de nuevo, con el mismo propósito electorero ausente de convicción? ¿Don Oscar Arias, también, no contribuyó profusamente al engrandecimiento del Estado? ¿Será el mismo que ahora nos dice que el modelo social-estatista se agotó?

El pensamiento liberal moderno ̶ que pronto se mencionará en nuestro medio como socialcristiano ̶ ha enfatizado esa angustia del hombre ante la coerción del Estado. No desde que este último era omnipresente, sino desde que fundamentamos la necesidad de vida en libertad, como condición indispensable para la felicidad de un pueblo. Ahora que don Alfonso Carro vuelve a su vida privada, víctima de ese mismo social-estatismo, no me queda más que, pleno de esperanza, desear que se dedique a educar a sus compañeros de Partido, acerca de las virtudes de la vida intelectual burguesa.

Elisa
13/03/2012, 17:59
1984-09-25-DOS HECHOS DESAGRADABLES

DOS HECHOS DESAGRADABLES

La Nación, 25 de setiembre de 1984.

En días recientes se pudo observar dos intentos claros de restringir la libertad de expresión en nuestro país. Primeramente, dos diputadas del partido Liberación Nacional se mostraron sumamente airadas en declaraciones recogidas en este mismo periódico, por las expresiones del periodista Otto Fonseca acerca de la calidad de los diputados que actualmente integran nuestra Asamblea Legislativa.

En segundo lugar, más notoria fue la actuación de ciertos burócratas del Sistema de Radio y Televisión estatales, quienes pretendieron acallar las opiniones de muchos costarricenses que se expresan en el programa de Juanito Martín Guijarro, Charlas de Café.

El primer hecho deleznable es el intento de diputadas de acallar lo que, en buena conciencia, cree el periodista Fonseca que está mal con el Parlamento. Si sus opiniones maltrataron el honor de esas ciudadanas, pues el camino de los tribunales está expedito, pero creo que los que les preocupó no las conduce a ese extremo. La verdad es que nuestro Poder Legislativo va de picada y no es apelando a gloria pasada, ni al nombre de la institución, como se pueden borrar los hechos bochornosos que dieron lugar a lo que el periodista Fonseca comentó.

En vez de quejarse por la opinión de ese periodista, las dos diputadas de Liberación Nacional mejor se hubieran preocupado por analizar por qué es que el costarricense, según nos los manifestó públicamente el propio Presidente Monge, cada vez tiene menos fe en la Asamblea Legislativa. Si ello lo hubieran hecho, en lugar de proceder con sentimentalismo higadoso se habrían dado cuenta de que, en ciertos momentos, la Asamblea Legislativa se ha convertido en un circo, en donde ciertos diputados no han dado la talla que su pueblo y los ciudadanos que los eligieron, esperaban de ellos. Duele decirlo, pero algunos diputados muestran más imaginación en legislar de lo que no saben y sobre lo que no se debe, que los productores de “La isla de la fantasía”, en tanto que otros no dudan en hacer gala de una clara ignorancia, a pesar de estar formalmente educados, no sólo acerca de lo que hablan sino también de lo que dicen sus compañeros más cultos. El problema, en síntesis, no está en la invención del periodista, sino en ciertos diputados, aunque de ellos pretendan ahora eliminar la calentura y no la infección.

Caso parecido es lo sucedido con el deseo de limitar el programa de don Juanito Martín, Charlas de Café. La verdad es que allí se dice lo que desea expresar la ciudadanía, aunque no siempre con la sabiduría e inteligencia que ello requiere. Pero tratar de acallar la voz del público, por el acto rebuscado pero prepotente del burócrata ansioso de satisfacer a cierto partido y a ciertos políticos, no es de ninguna manera, aceptable para el costarricense.

Los dos casos descritos son síntomas de un mal, que, creo, se irá presentando con mayor peso con el paso del tiempo, como es el deseo del burócrata estatista de permanecer querido por el pueblo, aunque sea acallando a los que dudan de la supuesta virtud del político enquistado en el poder, a quien debe recordársele que el tiempo pasa rápido.

Elisa
13/03/2012, 18:00
1984-10-04-EGOÍSMO Y CAPITALISMO DEMOCRÁTICO

EGOÍSMO Y CAPITALISMO DEMOCRÁTICO

La Nación, 04 de octubre de 1984.

Es muy posible que los economistas de profesión hayamos contribuido a la impresión de que el capitalismo tiene como fundamento la existencia de un hombre egoísta. El análisis del consumidor, en la moderna teoría económica, se basa en la presunta existencia de un individuo que hace máxima su utilidad, en tanto que está sujeto a un ingreso o presupuesto dado. El caso es que el consumidor estará en equilibrio cuando la utilidad marginal por colón gastado sea igual para todos los bienes. La maximización de la utilidad individual es el objetivo del modelo analítico del economista. Pues bien, los críticos del sistema capitalista afirman, algunos basados en el análisis suscintamente descrito, la naturaleza esencialmente egoísta del sistema, al cual se oponen con fundamentos usualmente de naturaleza ética. De aquí que, considero que es necesario expandir más en lo que puede ser la función utilidad de los agentes económicos involucrados en un sistema capitalista.

Creo que la mejor descripción del problema se presenta en el excelente libro de Michael Novak. El Espíritu del Capitalismo Democrático, el cual nos dice lo siguiente. “Según la teoría (liberal), la motivación económica del individuo procede de su interés racional. Sin embargo, la misma teoría sostiene que ese interés propio va mucho allá de un mero solipsismo de absorción y consideración por uno mismo. Es enteramente congruente con el temor del pensamiento de Adam Smith, reconocer que si la mayoría de los carniceros y panaderos soportan la sangre y el calor de sus trabajos cotidianos, no lo hacen por sí mismos solamente, sino en beneficio de sus familias. El “amor a sí mismo” que menciona Smith debe tomarse en un sentido amplio y no en sentido estrecho, de modo que incluya ciertas formas de benevolencia natural, de obligación hacia los demás y de ambiciones centradas en otras personas y no solamente en uno”.

Según lo anterior, los críticos del sistema capitalista, por la santificación que supuestamente efectúa del egoísmo, deben recalificar sus análisis, a fin de tomar en cuenta la naturaleza esencialmente comunitaria del individuo en las sociedades abiertas, al igual que nos permite intentar una respuesta a la preocupación de Wilhelm Röpke, quien nos inducía a la reflexión en su obra Economía de la Sociedad Libre, al mencionar que “la gran pregunta de nuestro tiempo es si hemos sido tan descuidados y pródigos en el uso de nuestras reservas morales, que ya no es posible renovar esos impulsos vitales de nuestro sistema económico y si aún es posible descubrir nuevas fuentes de fuerza moral”.

Elisa
13/03/2012, 18:00
1984-10-13-VER PARA CREER

VER PARA CREER

La Nación, 13 de octubre de 1984. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 268-269.

“Ver para creer”, afirmó cierta vez un santo varón de la Iglesia y ahora, con menos fe, nos la repite Willy Brandt. En su visita, por suerte para el país muy corta, el ex canciller alemán dio un palmo de narices a todos aquellos que esperaban que el anciano político fuera a dar un espaldarazo a la democracia liberal costarricense, al simultáneamente mostrar aprecio por el proto-totalitario sandinismo al norte de nuestro país.

Pero, ¿hubo, en verdad, ingenuos que esperaban que el sumo sacerdote de la Internacional Socialista, dejara de lado su sentimentalismo marxista de juventud y abrazara al experimento liberal de nuestra nación? Si por sus frutos los conoceréis, lo presunto era que el social-demócrata diera el apoyo por omisión, por silencio, por callarse, al gobierno de los nueve comandantes, el cual, después de todo, representa muchos de los ideales del internacional-socialismo, aunque en Costa Rica sus obispos nos lo hayan ocultado: sean marxistas con un poquito de libertad, reza el consejo a los comandantes por parte de la Internacional Socialista. Pero, ante todo, no suelten el poder.

El socialismo democrático, nos indicó Reinhold Niebhur, quien se definió como un participante de éste en cierto momento de su vida, “en realidad representaba una domesticación y revisión del marxismo ortodoxo a fin de amoldarlo a los marcos de una sociedad libre… casi todos los socialistas democráticos creían en la socialización de la totalidad de las industrias básicas… Cada vez más, los partidos socialistas fueron modificando sus objetivos y procurando una mayor justicia e igualdad a través de medidas de seguridad social y de políticas tributarias; la sociedad política intervenía así en la sociedad democrática donde la centralización del poder generaba privilegios extraordinarios”.

Don Willy Brandt sigue constantemente con este bagaje ideológico y es por ello que no se atreve a señalar la naturaleza proto-totalitaria del actual régimen nicaragüense, si allá, limpiando la paja del arroz, se cree en la nacionalización de la industria, en el anti-imperialismo (norteamericano, tan sólo), en el “hombre nuevo y puro”, resultante del engendro socialista, aunque lo que falta, tan sólo, es un poquito de “domesticación” a la barbarie marxista, para darle el “toque” o decoración de ciertas libertades burguesas.
Por eso último es lo que lucha el artífice de la Ostpolitik, no por la libertad y la democracia, sino por el cosmético elemento de las libertades occidentales, en un modelo socialista. Si la masa de elogiadores sin pensamiento, pero con mucha presunción intelectual, esperaba conocer a un viejito afecto a las tradiciones liberales semejantes a las que mantenemos los costarricenses, se equivocaron de plano: el parasitismo de ciertos intelectuales en las sociedades capitalistas es notorio, como más estridente lo es el apego a contingencias ideológicas obsoletas y trasnochadas, el cual queda tan sólo para cierta naciones “subdesarrolladas y atrasadas”. El capitalismo es para los pueblos que aman el progreso; tan sólo para ellos y no para todos.

Elisa
13/03/2012, 18:01
1984-10-15-LIBERACIÓN Y GOBIERNO SANDINISTA


LIBERACIÓN Y EL GOBIERNO SANDINISTA

La Nación, 15 de octubre de 1984.

El fragor de la campaña presidencial que se avecina, contribuye a obscurecer el panorama de la actuación del gobierno de Costa Rica y de ciertos partidos políticos en el advenimiento, y posterior mantenimiento, del gobierno filocomunista de Nicaragua.

Parto, en el análisis de este tema, de tres premisas básicas: en primer lugar, que los costarricenses, al igual que muchos ciudadanos libres de América y del mundo, deseábamos la caída de la dictadura de Anastasio Somoza; en segundo lugar, que los costarricenses demócratas miramos con repudio al gobierno pro-comunista que en Nicaragua han instaurado los sandinistas y, en tercer lugar, que los costarricenses rechazamos la intervención directa y participativa del gobierno anterior en la caída de Somoza; esto es, que creemos en el principio de la no intervención (ahora prostituído con el bello término de neutralidad).

Dado lo anterior, en vista de que ciertos personajes polìticos del partido Liberación Nacional, ante la inminencia de la candidatura presidencial por el partido Unidad Social Cristiano del Lic. Rafael Ángel Calderón Fournier, se presentan ahora muy puros en su actuación en el conflicto nicaragüense, se hace impostergable, al menos para tener elementos de juicio para los historiadores, que se haga luz sobre la actuación del partido Liberación en la entronización del gobierno sandinista.

En la caída del Gobierno de Somoza, y subsecuente ascenso del sandinismo, fue notoria la participación directa del partido Liberación Nacional. El mismo José Figueres con franqueza lo expreso así en los actos de celebración del primer aniversario de la caída de Somoza y recientemente reiteró su participación activa en la caída del dictador nicaragüense. Este coraje y valentía de don Pepe no es compartido por los miembros de su partido, quienes, a la caza de votos, ahora ocultan esos actos a que se refiere don Pepe.

Muchos diputados de ese entonces apoyaban a las fuerzas de Edén Pastora e incluso miembros de la Juventud Liberacionista organizaban caravanas para que sus miembros entregaran vituallas y alimentos a las fuerzas de Pastora. Pero lo anterior es meramente anecdótico: lo importante es que, en todo momento, las decisiones personales de don Rodrigo Carazo en lo referente a su participación en la caída de Somoza, fueron conocidas por su gran amigo, asesor y colaborador, don Josè Figueres, presidente del Partido Liberación Nacional. En buena hora estos dos políticos establecieron un puente entre los dos principales grupos democráticos de Costa Rica, pues la casi inevitable invasión de Somoza requería de la defensa integra de la mayoría de la nación. De aquí que, le guste o no le guste al costarricense, se dio una participación muy directa de jerarcas del partido Liberación en la caída de Somoza.

En el campo internacional, el sandinismo requería de un fuerte apoyo “democrático” a inicios de su gobierno y, ni más ni menos, tanto el principio, como hasta ahora, ha sido la Internacional Socialista, además de los países comunistas, la que le han brindado todo el apoyo al nuevo gobierno de Nicaragua. Bueno, el partido Liberación Nacional es miembro de la Internacional Socialista. Incluso uno de sus vicepresidentes ̶ posición muy notoria ̶ lo es un prominente e inquieto dirigente del mismo partido Liberación Nacional.

No es mi afán, ni mi interés, defender las actuaciones de nadie en lo que concierne a la participación activa de costarricenses en la caída del gobierno de Somoza y en la defensa del nuevo gobierno sandinista. Lo que no me gusta es que, ahora, ciertos personajes de la política nacional ̶ activos hasta la médula en ese conflicto ̶ salgan dándose golpes de pecho y hablando del pecado ajeno, cuando muy bien saben que, de sepulcros blanqueados, está harto el costarricense.

Elisa
13/03/2012, 18:02
1984-10-24-LA IMPORTANCIA DE LOS PRINCIPIOS

LA IMPORTANCIA DE LOS PRINCIPIOS

La Nación, 28 de octubre de 1984.

Recientemente, por medio de este periódico, el licenciado Germán Serrano Pinto, cuya labor en el Instituto Nacional de Seguros le brindó enorme experiencia en el ramo, nos señaló que era conveniente que el monopolio de los seguros en el país, que actualmente detenta el Estado, fuera disuelto en aras del beneficio para toda la colectividad.
Hasta aquí todo iba muy bien, me parecía, pues ya era hora de que ciertos gigantes con pies de barro, fueran sometidos a la refrescante brisa de la libertad; sin embargo, ¡qué desilusión!, porque de inmediato don Germán calificó su afirmación anterior, al agregar que la competencia a Instituto Nacional de Seguros sólo debería de provenir de los entes cooperativos, pues en ellos no primaba el espíritu de lucro.

Esta borrada con el codo de lo escrito por la mano, nos viene en ración doble. Por una parte, el Lic. Serrano presupone, no ya la competencia virtuosa en sí, sino más bien que sea restringida o limitada a ciertos componentes de nuestra economía. Es algo así como aseverar que el Saprissa jugaría contra el Alajuela, siempre y cuando se excluya a Luis Raquel Ledezma. La competencia a medias casi siempre ha servido más para garantizar, en una especie de “sin querer, queriendo”, la vigencia de algún privilegio estatal concedido a una persona o a un ente, puesto que la concurrencia libre es sólo libre a medias. Es decir, no es verdadera competencia sino más bien una distribución de las tajadas de un mercado cautivo.

Pero más grave es la razón en que se fundamenta don Germán para proponer la posibilidad de vender el servicio de seguros a los ciudadanos por parte de las cooperativas. Esto es porque ellas, nos aseveró, no persiguen fines de lucro, en tanto que otras formas de organización económica, agrego yo, sí tienen dicho objetivo en mente.
No sólo no parece ser cierta la afirmación de que las cooperativas no persigan fines de lucro ̶ terminología aparte ̶ sino que también no veo que de malo hay en la búsqueda del lucro, tal que impida el acceso a un mercado de seguros a quienes actúan de acuerdo con él. Después de todo, la prosecución de ganancias o el lucro, es un elemento perfectamente aceptable en la conducta económica y la actividad de los seguros es, ni más ni menos, una posible empresa económica más.

De los señalado por don Germán, no puedo deducir, con tan poco elemento, que abrigue una hostilidad previamente no expresada hacia la búsqueda de utilidades y al espíritu del capitalismo, aunque sí una ligereza en la apreciación de las motivaciones en una economía de mercado. Pero, más que todo, la expresión de don Germán es un sobrecogedor ejemplo de la importancia de tener fundamentos ideológicos consistentes en el quehacer político cotidiano.

Elisa
13/03/2012, 18:03
1984-11-12-LOS ENORMES AFECTOS POLÍTICOS

LOS ENORMES AFECTOS POLÍTICOS

La Nación, 12 de noviembre de 1984.

Por supuesto que me ha alegrado enormemente la victoria del Presidente Ronald Reagan en las recientes elecciones de los Estados Unidos. No sólo me encuentro muy cercano a las ideas propuestas por el Sr. Reagan, sino que, también, un artículo escrito hace varios meses en esta página, por el cual solicitaba el apoyo del costarricense para la reelección del Presidente Reagan, me valió mi primer y muy honroso premio por mis trabajos periodísticos. Ni más ni menos, que el imparcial periódico Universidad me otorgó el “Zapallo de Lata”, por el afecto que manifesté por el señor Reagan.

Creo que las dos razones anteriores para expresar mi satisfacción por la barrida de los republicanos, son una base sólida y firme de aprecio político. No en vano, sino todo lo contrario, he manifestado que el Presidente Reagan ha comprendido, en un amplio grado, la amenaza que para las instituciones costarricenses significan las posiciones ideológicas que mantienen los sandino-comunistas en nuestra vecindad. Es por ello que, espero, por cuatro años más tendremos un Presidente de los Estados Unidos firme en sus convicciones de aprecio del individuo, de la libre empresa, de los ideales democrático-liberales que caracterizan a nuestra nación y, muy especialmente, conocedor de cómo el social-estatismo puede, lentamente, corroer la fibra social de las sociedades libres.

Semejante afecto político-ideológico manifestó el partido Liberación Nacional, en una página pagada en el periódico La Nación el domingo 4 de noviembre. Allí se señaló, sin ambages, sin rodeos, sin circunloquios, el enorme afecto político que el Partido Liberación Nacional mantiene por el ex canciller alemán Willy Brandt. La defensa que el Partido Liberación Nacional efectúa del mismo Willy Brandt, quien alabó las elecciones “amplias y puras” del sandinismo en Nicaragua, del mismo quien criticó las elecciones en El Salvador, es una muestra clara y concreta del apego que Liberación Nacional tiene por el Presidente de la Internacional Socialista. Me imagino que les mortificó la crítica de don Enrique Benavides o la de don Julio Rodríguez o la de este servidor. Después de todo, a su dios olímpico, a su Júpiter tonante, al supremo sacerdote de la Internacional Socialista, no le llega la veleidad humana, aunque a este mísero humano, don Willy más bien le parece un piricuacófilo al servicio del estatismo, que un estadista “nobelizado”.

Pero, bueno, así son los apegos y los afectos políticos y entiendo bien el aprecio que Liberación mantiene por el Sr. Brandt, al igual que concibo el cariño que postulan por la Internacional Socialista. Y también comprendo el entrañable apasionamiento que Liberación Nacional ha mantenido, durante muchos años, por sus compañeros y solidarios copartidarios del Partido Demócrata de los Estados Unidos. Siempre Liberación fue amigo de los Demócratas y contrario al partido de los “reaccionarios” y de los “ricos ultra-conservadores” de los Estados Unidos: el Partido Republicano.

Lo que no entiendo, lo que no acabo de comprender, lo que me confunde, es ver cómo prominentes miembros de ese mismo Partido Liberación Nacional, empezando por los tres notables precandidatos de turno y no olvidando al Presidente Monge, se encuentran ahora sonrientes, orondos, por la victoria del enemigo ideológico de su propio partido Liberación Nacional. Jano tiene muchas caras.

Elisa
13/03/2012, 18:03
1984-11-15-DIOS MÍO HAZME DIPUTADO

DIOS MÍO: ¡HAZME DIPUTADO!

La Nación, 15 de noviembre de 1984.

No puede pasar inadvertido el trámite que tiene en la Asamblea Legislativa el actual presupuesto ordinario y primer extraordinario de gastos del Gobierno Central de la República para 1985.

Lamentablemente, veremos cómo aquello de “pa’eso tenemos la mayoría” se reflejará en nuestra vida cotidiana. Los diputados oficialistas han presentado un presupuesto de gastos que, entre otras cosas, se caracteriza por un elevado volumen, un insuficiente monto ̶ irreal ̶ de lo que se gastará el año entrante y una prosecución de la política de este Gobierno de subsanar la gastadera con más y más impuestos. La disciplina fiscal está perdida y sólo nos queda clamar porque el médico que está tratando de corregir la drogadicción a la inflación que caracteriza a nuestro Estado, el Fondo Monetario Internacional, llegue a tiempo para impedir la pérdida de la “paz social”, que es el cuento de moda para detener cualquier refreno a los apetitos de gasto de este Gobierno.

A pesar de que el relajo de estos presupuestos del gobierno central, a lo cual debemos sumar lo que el resto del Estado pretende gastar y que se estima ascienda a más de cien mil millones de colones, es la mejor indicación de que nuestros actuales gobernantes, así como aquellos precandidatos del partido oficial, en realidad no dicen verdad cuando afirman que es necesario detener el crecimiento del Estado, pues, más bien, prosiguen en su política social-estatista, no es esta la razón por la cual hago mi petición a Tatica Dios para que me haga diputado.

Mi sueño dorado de pensionarme antes de que las canas ya cubran toda mi cabeza, antes de que las piernas no flaqueen por mis años transcurridos en duro y arduo trabajo, está a punto de ser una realidad. Aún bastante pichoncito, cualquier ciudadano costarricense que llegue a ser diputado, amén de otros cuantos añitos sacrificados al servicio del pueblo en un puesto estatal, podrá tener el mérito suficiente para que este pobre pueblo le pase su cheque mensual como diputado pensionado.

Esa oportunidad histórica ̶ e histriónica ̶ se la tenemos que agradecer al diputado liberacionista don Gerardo Mora, actual presidente de la comisión legislativa en la que se cocinó el manjar celestial, pues ahora se creará una nueva clase de mantenidos, jóvenes y rozagantes: el premio de pensionados por la sacrificada labor diputadil. Por favor, Diosito, no me dejes por fuera: cuénteme entre los nuevos elegidos al disfrute de la cornucopia pública, eterna y degradante.

Elisa
13/03/2012, 18:04
1984-12-12-FUE HACE UNOS CINCUENTA AÑOS

FUE HACE UNOS CINCUENTA AÑOS

(Primero de una serie de artículos sobre el economista John Maynard Keynes)

La Nación, 12 de diciembre de 1984. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 3-4.

Fue hace más o menos cincuenta años; específicamente, en 1936, cuando surgió a la luz pública el libro de John Maynard Keynes, La Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero. A Keynes se le conoce más por esta obra que por otras, y según algunos mejores, publicadas previamente, tales como Un Tratado sobre Reforma Monetaria (1923), Las Consecuencias Económicas de la Paz (1919) y Un Tratado acerca del Dinero (1930).

La importancia de la obra más destacada de Keynes –La Teoría General ̶ radica en que permitió presentar una explicación congruente del fenómeno que caracterizaba, en ese entonces, a la economía mundial, Esto es, la severa depresión y su consiguiente desempleo, que aquejaba a las economías industriales de Occidente.

Sin que signifique consumirse en honduras técnicas, se presenta un muy breve repaso del paradigma o modelo o análisis que efectuaban los llamados economistas “clásicos” acerca del sistema económico de mercado. Según ellos, el sistema de precios o de mercado era capaz de lograr, por sí mismo, un nivel de equilibrio en el cual hay simultáneamente pleno empleo de los recursos productivos. Esto es, mantenían que la oferta; o sea, la producción, siempre tendría una demanda tal que en las economías no se presentarían excedentes de esa producción sin vender (o sea, no habrá una acumulación indeseada de inventarios). El pleno empleo siempre se lograba en tanto existiera flexibilidad, tanto al alza como a la baja, de los salarios.

En forma más sencilla, los clásicos consideraban que si, por ejemplo, había más gente buscando empleo que disponibilidad de estos, entonces, por un movimiento natural los salarios descenderían, lo cual eliminaría el exceso de oferentes en el mercado de trabajo. La situación inversa surgía cuando se presentaba mayor disponibilidad de empleos que personas deseosas de ocuparlos: el consiguiente aumento de salarios provocaba la solución al problema.

En este paradigma, la persistencia del desempleo puede tan sólo ser atribuible a la existencia de fuerzas que obstaculizan el funcionamiento del mercado, tales como leyes acerca de salarios mínimos u otras políticas de protección sindical.

La impresionante figura intelectual de Keynes surge en momentos en que, en las denominadas economías de mercado, se presentaba la llamada “Depresión de los Años Treinta” y él ofrece un marco conceptual de análisis que permite explicar el fenómeno observado de una elevada y persistente desocupación.

En resumen, la propuesta keynesiana explicaba el severo problema de desempleo como debido a la insuficiente demanda sobre la producción de las naciones. Esto es, al contrario del análisis clásico, postuló que el serio problema del desempleo que se observaba, tenía su origen en que no existía un nivel suficiente de ingresos de las familias, tal que permitiera adquirir la producción de la economía. Él señaló que, bajo ciertas condiciones, debido a que los ahorrantes eran personas distintas de los inversionistas y, por tanto, sujetos a influencias diferentes, la demanda total de los consumidores y de los inversionistas era insuficiente para comprar toda la producción de esa economía, dando lugar a la posibilidad de un nivel permanente de desocupación, lo cual era inconcebible bajo el análisis clásico.

Elisa
13/03/2012, 18:05
1984-12-19-LOS FUNDAMENTOS DEL PENSAMIENTO KEYNESIANO

LOS FUNDAMENTOS DEL PENSAMIENTO KEYNESIANO

(Segundo de una serie de artículos sobre el economista John Maynard Keynes)
La Nación, 19 de diciembre de 1984.

Si alguien considera que fue fácil que el pensamiento y credo keynesiano fuera abrazado por el Presidente Franklin Delano Roosevelt, pues está equivocado. No sólo el candidato presidencial por el Partido Demócrata atacó las políticas de gasto público excesivo del entonces Presidente republicano Herbert Hoover, allá por 1932, sino que ,también, el ya Presidente Roosevelt, al conocer a Keynes, le dijo a la amiga en común y su Ministra de Trabajo, Frances Perkins, que “había visto a su amigo Keynes. Él me dejó una jerigonza completa de datos. Debe ser un matemático en vez de un economista político”.

La impresión que a Roosevelt le causó Keynes fue igualmente decepcionante. Le dijo a la misma Perkins que él había “supuesto que el Presidente era más literato, económicamente hablando”.

Sin embargo, las ideas de Keynes posteriormente ejercieron una enorme influencia en el gabinete del Presidente Roosevelt y se le acreditó con haber logrado con sus recetas “levantar a los países occidentales de la depresión de los años treinta, que había sido provocada por un colapso casi completo de la demanda, tanto en los Estados Unidos, como en Europa”. Las ideas de Keynes estuvieron en boga durante cuarenta años más, hasta que nuevas concepciones han colocado en una esquina a sus fundamentos.
¿Cuáles fueron las principales ideas propuestas por Keynes a las economías occidentales para salir de la depresión? La concepción fundamental del Keynes del “Tratado General” es que es factible que una economía llegue a un nivel de equilibrio, pero inferior al de ingreso de pleno empleo. Esto es, que la demanda agregada sea insuficiente para adquirir toda la producción.

Sin embargo, por medio de la aplicación de política fiscal ̶ específicamente, aumento del gasto público o bien disminución de los impuestos ̶ era viable manipular un aumento de la demanda agregada en la economía, de manera tal que esa demanda fuera compatible con la oferta y, por lo tanto, con la plena ocupación de los factores productivos, especialmente el trabajo.

Sí, al contrario de lo que postulaban los economistas clásicos, el mercado no conducía automáticamente a un equilibrio del sistema económico con pleno empleo, entonces, era necesaria una participación activa del Estado; específicamente, por medio del gasto apropiado, para que éste fuera consistente con el pleno empleo. Si bien conceptualmente era posible lograr el mismo resultado de incremento de la demanda agregada, por medio de una reducción de los impuestos, con el consiguiente aumento en el ingreso disponible privado y el consecuente aumento en el gasto de los particulares, Keynes no creía en la posibilidad práctica de esta segunda opción, pues, en ese entonces, en los Estados Unidos las tasas sobre el impuesto de la renta eran más bien “bajas”, por lo que su reducción no era muy “viable”. Esto le conducía a la prosecución de una política fiscal expansiva por medio, principalmente, del incremento del gasto público.

El presupuesto de la administración Roosevelt de 1937 contenía una reducción en el gasto público, lo cual coincidió con una seria recesión, lo que vino a dar una mayor aceptación a la propuesta keynesiana, que aconsejaba la política económica contraria. Fue así como la existencia de un déficit del gobierno (exceso de gasto público sobre la recaudación de impuestos) llegó a ser vista como deseable, lo cual, hasta ese entonces, se consideraba como nocivo para la economía.

El epítome de la recomendación keynesiana en los Estados Unidos se plasmó en su ley sobre el desempleo, en la cual se santificó la obligación del Estado de proseguir políticas económicas que crearan empleo. Un connotado keynesiano, el profesor Alvin Hansen señaló, en 1955, que “si en la prosecución de la estabilidad de los precios, permitimos y aún promovemos, una cantidad considerable de desocupación, fracasaremos entonces en lograr el crecimiento de que somos capaces.”

Elisa
13/03/2012, 18:06
1984-12-24-UNO MAS UNO, NO SUMAN DOS


UNO MAS UNO, NO SUMAN DOS

La Nación, 24 de diciembre de 1984.

Con el viejo dicho político que encabeza este articulo, se refirió el ex presidente Oduber al pacto entre los precandidatos liberacionistas Alberto Fait y Oscar Arias.
En otras palabras, la expectativa del licenciado Oduber es que, como hay amores que matan, el apoyo que Fait le brindó a Arias más bien puede significar un descenso en el respaldo político de Liberación Nacional a la candidatura de don Oscar.

Es muy posible que la sagaz observación del ex presidente Oduber tenga algo de cierto. Por una parte, muchos de los elementos que apoyaban la candidatura de Fait forman parte de la denominada “minifalda”, por lo que el apoyo e integración de estos a las filas del arismo crea muchos anticuerpos en ese grupo, pues no debe olvidarse que, en un principio, el señor Arias enfatizó una posición aparentemente definida en contra de todo lo que oliera a sandino-comunismo. El apoyo de las “sandías” a la candidatura de Arias evidentemente ha dado lugar a cierta inclinación de sectores liberacionistas hacia las filas del Candidato Calderón Fournier, quien sí ha definido una actitud concreta en contra de la elevación a rango constitucional de la denominada proclama de la neutralidad, además de oponerse al proceso de Contadora y, muy especialmente, es inmune a la lepra ideológica de la Internacional Socialista, en lo que se refiere a la posición que ésta ha asumido en el conflicto centroamericano.

También a muchos partidarios del arismo les ha molestado la fusión con el señor Fait, por el hecho de que el precandidato Arias en todo momento ha enfatizado su lucha contra prácticas viciadas en el partido Liberación Nacional, las cuales, hasta hace pocos días, se señaló en esos mismos círculos aristas, estaban presentes, tanto en la fracción castillista, como, y muy importante, en la entonces tendencia de Fait. Súbitamente, al obtener el apoyo de Fait, el precandidato Arias dio un giro de 90 grados y encontró todo tipo de virtudes políticas en su ex contendor. Este viraje no ha sido aceptado por muchos de los partidarios iniciales del arismo, quienes ahora se encuentran sumamente frustrados por el arreglo.
Igualmente, el mismo concepto de fusión o componenda o arreglo o martingala, a lo cual incluso algunos castillistas se refirieron como práctica “paquista”, olvidando que muchos de los tamales de don Paco Calderón fueron arreglados con el liberacionismo, ha causado cierto estupor en la filas del liberacionismo arista, pues estos seguidores, en muchos casos, estaban con don Oscar Arias, pensando en que él era contrario a esas mismas prácticas. En todo caso, el acuerdo ha tenido la virtud de colocar en el primer lugar del “Hit Parade” de la política, a la vieja canción de la Billos´s Caracas Boys: “Ni se compra, ni se vende”.

No deja de ser un hecho que, al igual que el arismo, el grupo de don Carlos Manuel Castillo trató de lograr un acuerdo con el ya desaparecido movimiento de Fait (R.I.P., aunque sea tan sólo por un rato). De aquí que, tal como lo apuntó atinadamente una persona amiga, a un irritado compañero castillista: “ustedes están bravos porque Arias se les adelantó: porque les comió el mandado”.

En conclusión, las aguas están turbias. El barreal es enorme. Las idas y venidas proliferan. Y tardará mucho rato para que todo vuelva a su nivel; para que el agua se aclare de nuevo; para que el barro se asiente. Sin embargo, si se puede concluir una cosa: si por la víspera se saca el día, podemos imaginarnos qué clase de gobierno sería el de don Carlos Manuel Arias Fait.

Elisa
13/03/2012, 18:11
1985-01-07-ALGUNOS ERRORES DEL PENSAMIENTO KEYNESIANO

ALGUNOS ERRORES DEL PENSAMIENTO KEYNESIANO

(Tercero de una serie de artículos sobre el economista John Maynard Keynes)
La Nación, 07de enero de 1985. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 7-8.

A la muerte física de John Maynard Keynes en 1946, su pensamiento reinaba en las aulas, la academia y la política. Pocos, considerados los anatemas de entonces, enclaustrados en la Universidad de Chicago y en la persona del Premio Nobel de Economía, Friedrich von Hayek, se atrevían a disputar el pensamiento del economista inglés. Sin embargo, con el paso del tiempo, los desacreditados de esa época recuperaron la reputación intelectual.

Hayek dijo una vez que “como el único consistente anti-keynesiano de los últimos treinta años, mi reputación se ha recuperado considerablemente. Cuando era muy joven, tan sólo los muy ancianos creían aún en la economía clásica del mercado. Ahora que estoy viejo (tiene 85 años de edad) súbitamente los jóvenes la descubren de nuevo”.

Toca ahora explicar ¿cuál o cuáles han sido los errores de Keynes y de sus seguidores, que ha provocado ese redescubrimiento de las virtudes del análisis clásico de la economía?

Una vez se le preguntó al profesor Hayek cuál había sido el error básico de Keynes, Él respondió: “Hemos descubierto que no es posible, con cualquier cantidad sustancial de inflación, mantener el pleno empleo”.

A partir del trabajo del profesor A. W. Phillips, a finales de la década de los cincuenta, se creyó por los economistas keynesianos y, por supuesto, también por los políticos estatistas, que, por medio de las herramientas de la política fiscal, herencia de la ideas de Keynes, era factible optar entre una inflación baja pero con un desempleo alto y una inflación elevada pero asociada con una desocupación baja.

La receta era que, si se deseaba tener un desempleo bajo, ello era posible a cambio de una elevada inflación y, si se prefería una baja inflación, sería a costa de un alto desempleo. Los políticos, pensando en que los desocupados muy posiblemente votarían contra el partido gobernante, prefirieron o eligieron el bajo desempleo pero con elevada inflación, como su piedra económica fundamental.

El problema surgió cuando simultáneamente se presentaron altas tasas de inflación y elevadas tasas de desocupación. El pensamiento de Hayek ̶ que no era posible disminuir la inflación sin provocar desempleo ̶ se presentó con dolorosa evidencia. Nos recordó Hayek que “… en el largo plazo, tal inflación hace inevitable mucho más desempleo que aquel que originalmente se diseñó prever”.

La más contundente demostración del fracaso de las ideas de los keynesianos, quienes políticamente se caracterizaron por abogar por un crecimiento del Estado, de los impuestos y de una multifacética e intrincada variedad de intervencionismos estatales, surge de la cándida opinión del social-demócrata o laborista inglés, el ex Primer Ministro James Callaghan, quien dijo lo siguiente: “Creíamos que se podía pagar la salida de una depresión e incrementar el empleo, reduciendo los impuestos y aumentando el gasto público. Les digo con todo el candor que esa opción ya no existe y que, si existió alguna vez, sólo trabajó inyectando una dosis mayor de inflación en la economía, seguida por un nivel más alto de desempleo. Esa es la historia de los últimos veinte años”.

Un artículo de Thomas M. Humphrey titulado “Keynes acerca de la Inflación”, sostiene la tesis de que el profesor de Cambridge se opuso fuerte y continuamente a la inflación y que, aún después de publicada La Teoría General, la cual contiene los gérmenes del espíritu inflacionista de los últimos cincuenta años, Keynes escribió en el Times de Londres, en 1937, que la elevada tasa de desempleo de ese entonces, la cual era un 12.5 por ciento de la fuerza de trabajo, aún con lo alta que era, le hacía creer que “estamos llegando o hemos llegado al punto donde no hay mucha ventaja en un estimulo ulterior…” a la economía.

No en vano, dado lo anterior, el profesor Hayek nos señaló que, si Keynes aún viviera, “… sería uno de los luchadores determinados contra la inflación”.

Elisa
13/03/2012, 18:12
1985-01-18-EXPECTATIVAS RACIONALES Y PENSAMIENTO KEYNESIANO

EXPECTATIVAS RACIONALES Y PENSAMIENTO KEYNESIANO

(Cuarto de una serie de artículos sobre el economista John Maynard Keynes)
La Nación, 18 de enero de 1985. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 9-11.

Debido al sesgo inflacionario que las políticas keynesianas de pleno empleo a toda costa dieron lugar, se creó una excesiva tendencia a la virtud del gasto, en contraste con el estímulo a la frugalidad y al ahorro. La filosofía keynesiana, basada en que la insuficiencia del gasto impide el logro del pleno empleo, tiene su contraparte en que, si se quiere el logro del pleno empleo, se hace necesario estimular el gasto o, lo que es lo mismo, desanimar el ahorro. Pero el efecto que ello ocasiona sobre los bajos niveles de ahorro, se ha traducido en una escasa formación de capital y, por ende, en poca inversión privada de las empresas. Los trabajos de Martin Feldstein, ex consejero económico del Presidente Ronald Reagan, han mostrado, por ejemplo y para los Estados Unidos, el efecto negativo sobre el ahorro privado de los sistemas de seguridad social, que ha ocasionado que las existencias de capital del país sean menores que las que surgirían si tales esquemas no existieran.

Las ideas de Keynes acerca de cómo era factible mover una economía de una situación de equilibrio, pero a menos de los ingresos consistentes con el pleno empleo, hacia una que gozara de la plena ocupación de los factores productivos, dieron lugar a una serie de posibilidades de “ajuste refinado” en los cambios necesarios de las diversas variables macroeconómicas, de manera tal que se pudiera lograr las magnitudes económicas deseadas. Era algo así como la posibilidad de ajuste que se da al sonido de una estación de radio, por medio de la manipulación del “dial”. Este afinamiento de las políticas, en calidad y magnitud, para lograr un objetivo deseado, ha sido sumamente criticado en tiempos recientes.

Así, no sólo es difícil que las autoridades gubernamentales logren conocer la naturaleza de una coyuntura económica (por ejemplo, si hay recesión o inflación o ambas), sino que, también, el grado y la aplicación de la política fiscal toma tiempo (por ejemplo, que los diputados se decidan a actuar), además de que, posiblemente, al causar efecto la política económica escogida, puede que las circunstancias económicas hayan variado, pudiendo requerirse, tal vez, hasta la aplicación de una política económica totalmente contraria. Todo esto conduce a muchos estudiosos de la economía a sugerir que la aplicación de la política económica se fundamente en reglas pre-establecidas, en vez de estar sujeta a la decisión de las autoridades gubernamentales. En todo caso, para estos efectos, ésta es una seria objeción a la aplicación de la política keynesiana de “refinamiento” en el uso y grado de variables económicas.

Se pueden señalar numerosas críticas a la teoría general de Keynes en lo que se refiere a la validez empírica de sus modelos, tales como, por ejemplo, la inexistencia del fenómeno conocido como “la trampa de liquidez” keynesiana o, también, a la seria limitación predictiva de la función consumo que definió Keynes en su libro clásico. Sin embargo, ello conduce a rumbos teóricos algo complejos para estas exposiciones. A pesar de lo anterior, vale la pena mostrar las más recientes objeciones a los esquemas keynesianos, provenientes de la denominada escuela de las expectativas racionales.
Tal vez la forma más sencilla para explicar este concepto sea por medio de un ejemplo: si, tal como sucede en estos lares y en estos días, los políticos de turno prometen reducir la inflación y, al mismo tiempo, prosiguen cursos que, más bien, van a acelerarla, tal como lo sería un crecimiento del gasto público financiado por una también incrementada emisión de dinero, la gente va a entender rápidamente qué es lo que está sucediendo: que la inflación irá en aumento. Puesto que con una inflación se penaliza a quien ahorra, esto provocará que el público gaste su dinero más rápidamente, apenas al recibirlo. Tal como dice el profesor Gary Lucas, de la Universidad de Chicago: “La cantidad real de bienes y servicios disponibles no puede ser manipulada efectivamente por interferencias de corto plazo en los mercados. Tales políticas se basan en la premisa de que nosotros, el Gobierno, podemos hacer que la gente trabaje más duro, invierta más o realice algún objetivo deseado. Pero las personas son escépticas, de manera tal que dichas políticas ya no sirven más. El público también ha perdido la confianza en los prospectos de una política estable en el futuro, debido a que a las políticas monetarias han oscilado en todos los lugares”.

Como consejo lógico, los proponentes del análisis económico basado en la teoría de las expectativas racionales, sugieren que el gobierno adopte políticas firmes y estables en el largo plazo, de manera tal que las personas actúen en función de esas políticas económicas consistentes.

Elisa
13/03/2012, 18:13
1985-01-28-EL KEYNESIANISMO EN COSTA RICA

EL KEYNESIANISMO EN COSTA RICA

(Quinto y último de una serie de artículos sobre el economista John Maynard Keynes)

La Nación, 28 de enero de 1985. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 12-13.

Una frase que el profesor Milton Friedman le atribuye a Abraham Lincoln, muestra la esencia del concepto que subyace a la teoría de las expectativas racionales: “Usted puede engañar a toda la gente durante algún tiempo; usted puede engañar a parte de la gente durante todo el tiempo; pero usted no puede engañar a toda la gente durante todo el tiempo”.

El esquema de la expectativas racionales acaba de tirar por la borda a todo el activismo de la política económica de gasto público basada en Keynes y, al contrario, insiste en la necesidad de que, por ejemplo, el Banco Central anuncie y mantenga una política de crecimiento de la oferta de dinero consistente con el incremento de la producción nacional, pero que se apegue a lo anunciado. Las personas, tarde o temprano, reaccionan a dicha política, lo cual permitirá que la inflación sea vencida con un pequeño riesgo de tener que incurrir en una seria recesión.

Los economistas profesionales hemos visto en los últimos años el derrumbe del estatismo y del dirigismo a que dio lugar el pensamiento de Keynes y, especialmente, el de algunos de sus discípulos y seguidores.

El rescate intelectual de las ideas del profesor Friedrich von Hayek, así como el monetarismo de la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago, en especial, gracias a la labor titánica del profesor Friedman, han permitido que sean ahora el fundamento del moderno análisis macroeconómico.

Lo lamentable es que, aún hoy día, ciertos políticos y ciertos desactualizados economistas, continúan en su afán por defender el crecimiento del Leviatán en contraposición con la libre acción humana. Sin embargo, en lo que se refiere a Costa Rica, se debe ser optimista, por supuesto, en el campo académico, acerca de una revisión de concepciones económicas obsoletas. Debe recordarse cuando en la Escuela de Economía de la Universidad de Costa Rica se empezaron a divulgar ciertas ideas acerca de las virtudes del libre mercado, en contraste con las ideas social-estatistas del “establishment” Keynesiano, que reinaba allí en ese entonces, principalmente por la herencia intelectual del licenciado Rodrigo Facio, quien se había convertido en un promotor de las ideas de Keynes.

Después de todo, don Rodrigo Facio casi sólo tuvo la oportunidad de estudiar lo que era la moda de entonces, en los más reconocidos claustros académicos del mundo: el pensamiento del preclaro economista de Cambridge.

Las ideas liberales fueron recibidas con amabilidad en la Escuela de Economía de la Universidad de Costa Rica, pero, humanamente, hubo cierta resistencia intelectual al nuevo pensamiento. Sin embargo, hoy día gozan de enorme respecto académico, aún cuando esas nuevas ideas son, mucha veces, utilizadas por ciertos políticos quienes, ahora, suenan muy liberales, aunque más parece que no por convencimiento, sino por oportunismo electoral. Ahora casi todos estos políticos hablan mal del enorme crecimiento del Estado costarricense, el cual se agigantó al amparo de las ideas Keynesianas y que, ellos mismos, impulsaron con todo el rigor. Si bien se puede esperar que esos políticos traduzcan en hechos sus actuales palabras, se debe mantener el escepticismo acerca de las promesas electoreras, que no son producto de una verdadera y educada reflexión, sino más bien de un deseo de proseguir con el engaño estatista, al cual han querido someter al costarricense durante los últimos treinta años.

Elisa
13/03/2012, 18:14
1985-02-13-LA UNIDAD DEL SER LIBERAL

LA UNIDAD DEL SER LIBERAL

La Nación, 13 de febrero de 1985.

Don Guido Fernández nos dijo una vez lo siguiente: “Una de las características del filósofo liberal es que él se sienta autorizado, quién sabe por qué prerrogativa especialísima, para contradecirse; para decir una cosa una vez y pocos días después estar en desacuerdo consigo mismo. Es una forma de diversidad y disparidad que se ejemplifica, en primer término, consigo mismo. El liberal ve el mundo en conflicto y en competencia y, por lo tanto, reclama el derecho de entrar en competencia y en conflicto consigo mismo.” Liberalismo: 20 años de ANFE, 1984, p. 76.

Es evidente que la tolerancia de nosotros, quienes nos consideramos liberales, hacia otros que no lo son, sea el dilema ideológico más interesante que uno enfrenta, en especial cuando ese otro busca la disolución y eliminación del sistema de libertad. Por supuesto, la decisión política del licenciado Guido Fernández de abandonar sus tiendas políticas de casi siempre, para acogerse al abrigo de aquellas que tanto criticó y en las que tanto se le odió por su penetrante liberalismo, en contraste con el social-estatismo, tiene que ser vista con suma tolerancia. Después de todo, y como eternos liberales que somos, debemos peguntarnos ¿y si estamos equivocados y don Guido está en lo correcto?
Sin embargo, y en especial en ciertos momentos de la vida de las personas y de los pueblos, cuando surgen vientos procelosos que intentan arrastrarnos a los hombres hacia llanuras sin fin u honduras sin límites, esas mismas personas y pueblos buscan que ciertas personas les sirvan cómo un poste, como un árbol, que les facilite el asirse en tiempos tormentosos. Así, muchos pueden haber visto en Guido Fernández un baluarte del pensamiento liberal de buena cepa, de encarnación de nuestros valores y tradiciones y no en los de oportunidad electorera y de diletantismo pseudo-intelectual.

De aquí que lo que a uno le puede doler es el giro dado por el señor Fernández, de acogerse notoriamente al abrigo del converso en una nueva fe, que otrora cuestionó, con razón y no con pasión. Si el poste, si el árbol, al cual nos asimos es arrastrado por el viento, se nos cuestiona la fe en las verdaderas actitudes y fundamentos del actuar de aquellas columnas erguidas y señeras. Lo obliga a uno a meditar acerca de cosas tan pueriles como si habremos de poder mirar a los ojos, con el cariño y el aprecio de otrora, a quien en el pasado uno le depositó la confianza, hasta otras menos ordinarias como el “¡ Et tu quoque, fili !” del César asesinado.

En una columna ̶ supongo que “escrita a la carrera” pues aún no salíamos del asombro que nos provocó la decisión política de don Guido ̶ del día jueves 7 de enero de 1985, don Enrique Benavides escribió lo siguiente, al referirse al liberal Guido Fernández: “Pero un liberal más en lo filosófico que en lo económico”. Lo que don Enrique muestra es, en verdad, desconocer que don Guido Fernández es, simplemente, un liberal, y que no existe un liberal en fútbol, pero no en damas o un liberal en sociología, pero no en política. Don Guido Fernández desde la Asociación Nacional de Fomento Económico (ANFE), desde La Nación, en lo personal, en innumerables ocasiones, durante treinta años enfatizó siempre que la libertad es una; que no existen “mucha libertades”. Si el liberalismo es aquel “sistema de principios” de que nos hablaba Benjamín Constant, no podría decirse que don Guido Fernández fue liberal en filosofía, pero no en economía o en tauromaquia. Él ha sido consistente creyente en ese sistema de principios.

Dado lo anterior no creo que don Enrique Benavides justifique la buena o mala ̶ vaya usted a juzgar ̶ decisión política del licenciado Guido Fernández. En lo que a mi atañe: Paris no bien vale una misa; una diputación no requiere de una genuflexión y el que no se nos dé una vicepresidencia, que cambiemos nuestra conciencia.

Elisa
13/03/2012, 18:15
1985-03-02-EDUCACIÓN Y AUTORIDAD

EDUCACIÓN Y AUTORIDAD

La Nación, 02 de marzo de 1985. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 261-263.

“No puede existir ley, en el sentido de reglas de conducta universales, que no determine límites a los dominios de la libertad, al dictar reglas que permiten a cada uno determinar donde él es libre para actuar.”

Friedrich A. Hayek, Ley, Legislación y Libertad, Vol. I: Reglas y Orden
A pesar de cierto reino de le mediocracia, en nuestro país no puede pasar inadvertido el interesante ensayo de don Fernando Volio Jiménez, publicado en esta misma sección el 29 de enero de 1985, y cuyo título me he permitido usar en este comentario.

Es valioso, en estos momentos cruciales en que redefinimos rumbos políticos en nuestro país, que don Fernando exponga la necesidad de “reconciliar la libertad con la autoridad”. Sin duda alguna, este apasionante tema debe provocar la reacción intelectual de los denominados liberales, pues, aparte de la trascendencia que de por sí tiene en nuestro mundo de ideas, don Fernando nos trae las que al respecto mantuvo don Rodrigo Facio allá por 1941, para poner “de relieve los principales errores del liberalismo”.
Muy posiblemente un ensayo sobre la exposición de don Fernando no sea suficiente para analizar tan jugoso comentario, por lo que en esta oportunidad deseo referirme tan sólo a uno de los que don Rodrigo Facio consideró errores del liberalismo; concretamente, que el orden liberal se centraba en “el estudio apologético del orden existente”.

En mi libro De la Pobreza a la Abundancia en Costa Rica señalé que “es el Estado intervencionista, el paternalista y el protector, el que no vacilará en acudir a infinidad de mecanismos que, de una u otra forma, inhiben el ajuste necesario. El Estado paternalista buscará prevenir la competencia a fin de que se mantenga el status quo, de manera tal que los rigores que implica el cambio no afecten lo establecido.” Muchas veces me he puesto a pensar en la importancia de la diferencia que hay entre el pensamiento conservador y la idea liberal. La esencia de dicha diferencia radica que el pensamiento liberal, en contraposición con el conservador, valora la experiencia, la tradición y la costumbre, pero no las convierte en determinantes de una acción inmovilizadora. Así, si bien es cierto que de la tradición conservadora se debe apreciar lo ya probado ̶ y ojalá por largo tiempo ̶ ello no requiere que bajo un orden liberal se efectúe la apología del orden existente. Al contrario, el pensamiento liberal “difiere del conservadurismo precisamente en este su modo franco y objetivo de enfrentarse con la ignorancia y reconocer lo poco que sabemos, rehuyendo todo argumento de autoridad y cualquier explicación de índole sobrenatural, cuando la razón se muestra incapaz de resolver determinada cuestión”, nos recuerda atinadamente Friedrich Hayek en su libro Los Fundamentos de la Libertad.

En mi opinión, en nuestro medio me parece que, más bien, los apologetas del orden existente los encuentra uno en ciertas tendencias social-estatistas, en las cuales se busca el mantenimiento de los sistemas de privilegio resultantes de una acción dirigista y paternalista del Estado. Por ejemplo, han sido los pensadores liberales los que, desde hace bastante tiempo, han objetado las prácticas públicas de conceder un privilegio, por la ausencia deliberada de la competencia, originado en el proteccionismo arancelario. A la fecha se ve cómo vientos frescos, otrora promotores en gran escala y sin complejos de índole alguna de nuestro esquema proteccionista, ahora vuelven sus ojos hacia la introducción de las virtudes de la libre competencia internacional.

Otro ejemplo que creo que será útil en mostrar la actitud que diferencia al liberal de los verdaderos apologetas del orden existente, quienes parecen encontrarse en tiendas en donde se adora a una presunta justicia social, consiste en la posición mostrada ante la intervención creciente del Estado en los aspectos de la educación. La necesidad de introducir en nuestra nación la competencia en la educación universitaria por medio de entidades privadas fue perfectamente entendida por el distinguido ex Ministro de Educación, don Fernando Volio, sin cuya ayuda difícilmente hubiera surgido la Universidad Autónoma de Centro América, ante el embate de las fuerzas conservadoras de nuestras universidades estatales tradicionales, las cuales no miraron con buena vista que surgiera una anhelada y refrescante competencia.

En resumen, cabe meditar si en realidad no son los defensores del status quo, quienes propugnan el mantenimiento del privilegio, del dirigismo y de la acción controladora de la libertad individual, los que prosiguen fundándose en algunas de las ideas expresadas por don Rodrigo Facio, en tanto que otros, los inconformes liberales, son quienes ciertamente han buscado una ampliación en el rango de posibilidades para elegir libremente. Esto es, me parece que, más bien, los apologetas del orden existente los halla uno en las tiendas en donde se considera necesario que el Estado dirija, en vez de los que pregonamos que el Estado sea limitado en sus actos.

Elisa
13/03/2012, 18:16
1985-03-10-LOS COSTOS DE NUESTRO PETRÓLEO

LOS COSTOS DE NUESTRO PETRÓLEO

La Nación, 10 de marzo de 1985.

Me tocó una vez observar cómo un ex Presidente de la República temblaba de preocupación al darse un incremento pavoroso en el precio internacional del petróleo. En realidad, las administraciones de los señores Figueres, Oduber y Carazo fueron violentamente sacudidas por el fuerte incremento sufrido en los mercados internacionales del petróleo y sus derivados. Por supuesto, el costo incrementado del petróleo nos fue trasladado a los costarricenses de diversas formas. En la administración Figueres, fundamentalmente por un mucho mayor incremento en los precios de los derivados y, en las dos subsecuentes, tanto por violentas inflaciones como por aumentos en los precios de los productos petroleros.

La administración del Presidente Monge ha sido afortunada ̶ supuestamente afortunada ̶ en que el petróleo, en vez de subir, más bien ha experimentado una tendencia al descenso. En realidad, economistas como, por ejemplo, Milton Friedman habían predicho que, tarde o temprano, el cartel de los productores de petróleo terminaría por resquebrajarse, lo que produciría una reducción en los precios de ese bien.

Cuando el precio del petróleo ascendió vertiginosamente, envió dos señales al mercado: por una parte, que el consumidor debía reducir su consumo y, principalmente, buscar otros sustitutos energéticos, en tanto que, por otra parte, se debía acelerar la exploración de nuevos yacimientos petrolíferos.

A la fecha, los resultados del sistema de precios son irresistiblemente reveladores: en primer lugar, las reservas mundiales de petróleo, como porcentaje de la producción, han aumentado sustancialmente en los últimos dos años. Tan sólo en los países no comunistas, en 1979 se conocía de reservas de 30 años con respecto a la producción, en tanto que, a la fecha, es un tercio mayor; o sea, 40 años de reservas en relación con la producción.

En segundo lugar, los consumidores racionales se propusieron y lograron economías en el uso del petróleo más caro y así la demanda en el período de 1971-1983 se redujo en un 13 por ciento.

Estos dos elementos combinados han provocado un descenso en los precios internacionales del petróleo, el cual se espera que continúe disminuyendo en los próximos meses. Una vez que pase el fuerte invierno en el Hemisferio Norte, se estima que el precio del petróleo se habrá reducido de $29 que ha fijado el cartel de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), hasta $25. En los Estados Unidos, por ejemplo, ya se vende, generalmente, la gasolina a precios muy inferiores a un dólar el galón y la competencia cada vez más provoca tendencias a la baja en dicho precio.

Si a la abundancia de oferta, con respecto a la demanda de petróleo, unimos la grave situación económica de algunas de las naciones productoras y exportadoras de petróleo, las cuales enfrentan serios problemas de déficit en sus balanzas comerciales, así como enormes deudas externas que deben amortizar, tal reducción en el precio del petróleo parece inevitable.

Mientras tanto en nuestro país RECOPE nos mantiene, como era de esperarse en toda situación monopólica, con la soga en nuestros cuellos. Así, no sería nada raro que continuaremos pagando la gasolina a casi dos dólares el galón, que sigamos sujetos al acuerdo petrolero con México y Venezuela, el cual podría estar quedando desfasado en lo que a la baja de los precios mundiales se refiere, pero no habrá de sorprendernos que, más bien, el Gobierno que ha sido cobijado con la baja en el precio mundial de los hidrocarburos, nos los vaya a aumentar bien pronto. Paciencia es lo que debemos tener: algún día Recope tendrá competencia.

Elisa
13/03/2012, 18:17
1985-03-23-MESURA EN LA DEMANDA DE CRÉDITO

MESURA EN LA DEMANDA DE CRÉDITO

La Nación, 23 de marzo de 1985.

En las últimas semanas, en distintas formas, se ha pedido públicamente a las autoridades del Banco Central que incrementen el crédito destinado a las actividades productivas, Se ha manifestado que, de no ser así, nuestro país sufrirá una espantosa escasez de bienes y servicios, con el consiguiente empobrecimiento del ciudadano.
Creo que muchas de estas demandas surgen por desconocer el efecto negativo que un exceso de crédito puede ocasionar en la economía, aunque si bien otras peticiones pueden deberse al enorme negocio que surge al pedir prestado a un interés relativamente bajo, que incluso en algunos casos ni siquiera cubre el grado de inflación en el país. Sin embargo, cualesquiera que sea el objetivo final de los petentes, es bueno hacer un recordatorio de los males que un exceso de crédito puede tener sobre el exiguo equilibrio económico de nuestro país.

Don José Figueres una vez escribió lo siguiente en su libro La Pobreza de las Naciones: “Ambas emisiones (de dinero) estimulan la demanda de mercaderías y servicios, pero:
a) El primer género simplemente aumenta el poder de compra del público, sin poner más gente a trabajar y, por lo tanto, sin incrementar la producción. En consecuencia, esta emisión tiende a elevar los precios.

b) El segundo género se usa para ocupar más trabajadores, empresarios y materiales. Al haber más gente recibiendo ingresos, la demanda total aumenta. Pero, puesto que un hombre que trabaja produce más de lo que come, la producción total aumenta más que la demanda total. Por lo tanto esta emisión tiende a moderar el alza de los precios. (Pág. 209)

En mi libro Inflación y Control de Precios señalé que “Doctrinas tales como la enunciada por don José Figueres, fueron una de las razones fundamentales por las que las autoridades monetarias alemanas emitieron dinero, provocando la hiperinflación (en los años 1919-1923. En este último, la inflación fue de aproximadamente un 300.000 por ciento anual)… El argumento de que no existe un exceso de dinero emitido en la economía, en tanto se efectúe para financiar actividades productivas, es esencialmente falaz, pues confunde la producción real (es decir, la cantidad) con el precio. Esto es el dinero no distingue entre lo que es el componente real de la producción… de lo que es el precio de esa producción… Así, al emitirse nuevo dinero en la economía, éste compite por la adquisición de los bienes y servicios ya producidos y ejerce tan sólo un aumento en los precios.” (Pág. 98).

En esta oportunidad, el argumento que antes expuso el señor Figueres (argumento, de paso, sumamente viejo y gastado) es ahora manifestado por grupos de productores del país. Tal vez contribuya a moderar sus peticiones, recordarles la experiencia sufrida en nuestro país durante la inflación de los años 1974-1984, período en que se distorsionó el concepto de valor en nuestro país, con la consiguiente pérdida de producción y de bienestar de la ciudadanía.

La alternativa que tiene el Banco Central es clara: o emite el dinero que se requiere para satisfacer esas ”demandas de crédito”, con la consecuente inflación que ello ocasiona, o bien procede a moderar el crecimiento del crédito (cantidad de dinero en la economía), asegurándose la estabilidad del país a mediano y largo plazo, aunque, en el corto, provoque una liquidez restringida en la economía” Los enemigos de la inflación preferimos el segundo curso y, casi estoy seguro, comprendido esto por muchos de los grupos petentes, ellos también endosarán la primera opción.

Sin embargo, existe una alternativa por la cual pueden optar los grupos de productores, a fin de que la escasez de crédito sea menos restrictiva para sus actividades; lamentablemente, aún en períodos recientes, el Banco Central (el Sistema Bancario Nacional) ha sido una fuente importante de crédito para el gobierno (incluso en cierto momento hasta se distorsionó el plan de intenciones con el Fondo Monetario, al jugar en dos períodos crediticios con el enorme financiamiento al fisco). Si se elimina el crédito del Banco Central al gasto público, estos recursos podrían dedicarse a las actividades productivas del sector privado sin que se provoque un proceso inflacionario en la economía nacional, mucho mayor del ya de por sí elevado que tenemos.

Espero que estas ideas sean útiles para evitar un enorme daño al país. Al desatarse los viento políticos en Costa Rica, ya los oportunistas ofrecen crédito de la Ceca a la Meca, con aquella irresponsabilidad rayana en locura que caracterizó nuestro pasado reciente. Esos políticos siempre piensan que, después de todo, será el próximo gobierno (pero el mismo país) quien cargará con el muerto del jolgorio crediticio.

Ya el Presidente Monge anunció que había divergencias de criterio acerca del crédito entre el Banco Central y el gobierno y que en la próxima semana se tiene que llegar a un acuerdo. Indicó que “… con todo respeto para la autonomía del Banco Central… (pero) no hemos renunciado a la posibilidad de flexibilizar la política y atender, en alguna medida, las demandas de crédito que están planteando…”. Ojalá le recuerden al Presidente Monge lo cruel que puede ser un proceso inflacionario y, entonces, estoy seguro, primará la mesura antes que la politiquería.

Elisa
13/03/2012, 18:17
1985-04-02-UN EJEMPLO DE LA CONSPIRACIÓN LIBERAL

UN EJEMPLO DE LA CONSPIRACIÓN LIBERAL

La Nación, 02 de abril de 1985.

Como se que más de un pueblerino de inmediato va a decir que una propuesta de Jorge Corrales a los dos principales candidatos a la presidencia de la República (en orden alfabético) don Oscar Arias y don Rafael Ángel Calderón, es un buen ejemplo de la “conspiración liberal” para infiltrarse en nuestras instituciones partidistas democráticas. En realidad, ello me importa un bledo, por lo que procedo a invitar a ambos caballeros para que se pongan de acuerdo, tan sólo, en dos cositas simples y sencillas, con el compromiso de que, quienquiera que sea el vencedor, recibirá el apoyo de ambos partidos políticos en estos dos temas.

Me refiero a la necesidad de crear un servicio exterior o cuerpo diplomático profesional, así como evitar la sustitución de nuestros cuerpos diplomáticos y de seguridad interna, cada cuatro años con los cambios normales de gobierno a los que los costarricenses estamos tan acostumbrados.

Sin demérito de honorables ciudadanos quienes han llenado de orgullo a la Patria por la forma en que la han representado en el extranjero, sabemos ̶ y no hay por qué negar con hipocresía lo de todos conocido ̶ que, en muchas ocasiones, al llegar al gobierno un nuevo grupo político distinto del anterior, se sustituye a los embajadores representantes del régimen derrotado, a fin de colocar a muchas personas afectas políticas del vencedor. Esto, que a muchos les puede parecer natural, ha provocado ̶ como una vez memorable lo analizó el amigo Julio Rodríguez ̶ que nuestra representación externa nos avergüence por la impericia, la osadía y la incultura de algunos palurdos quienes confunden diplomacia con el amaneramiento y la flexibilidad en el espinazo.

Caso distinto al anterior, aunque similar en sus orígenes, es el despido masivo que se da en nuestra fuerza pública, al cambiar de partido político en el gobierno de la República. Es más, tan evidente es este fenómeno que, cada cuatro años, de rigor se presenta una manifestación de los policías destituidos ante el Ministerio de Hacienda para que ese ente, por lástima, incluya una partida en el presupuesto de la República que contenga recursos para el pago de sus prestaciones.
Siempre que un partido político está en el gobierno, le oiremos clamando su extrema “preocupación” por la necesidad imposible de satisfacer de que se profesionalice nuestro servicio exterior y que se evite la sustitución masiva ̶ politiquera ̶ de los ya preparados policías.
Por supuesto, esa preocupación es tan sólo cuando pueden asegurarse que sus copartidarios quedarán integrados en el próximo gobierno de sus opositores, pero la ansiedad es efímera, al convertirse ellos en el partido de la oposición y aspirantes “a volver”.

La propuesta es muy concreta: como todavía no se sabe a ciencia cierta quién va a quedar como gobernante de Costa Rica en el período 1986-1192, ¿por qué no se ponen de acuerdo los dos únicos principales candidatos para apoyar la institución de un cuerpo diplomático profesionalizado y de una policía estable, ya sea que ganen o pierdan las elecciones? Espero que esta idea de un “liberal” sea acogida por (en orden alfabético estricto) don Oscar Arias y por don Rafael Ángel Caderón, a riesgo de que alguien crea que se trata de un hilo más de la trama de la gran “conspiración liberal”.

Elisa
13/03/2012, 18:18
1985-04-19-EL MERCADO Y EL CRISTIANO

EL MERCADO Y EL CRISTIANO

La Nación, 19 de abril de 1985. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 67-68.

Tengo la impresión que mucho de la discusión acerca de las virtudes del mercado, en el contexto de un pensamiento cristiano, se debe a una ignorancia acerca de cuál es la función que desempeña la institución en el bienestar y en el progreso del hombre. Acudir a una cita de lo expresado por la desacreditada reunión de obispos de Puebla, nos refleja tres cosas:

Primero, lo que significa descuidar y no actualizar el estudio de los hechos. Esto, en especial, porque la famosa reunión poblana, de una buena intención cristiana, se ha convertido en el caballo de Troya de la denominada Teología de la Liberación, mediante el dogma de criticar a un sistema por las fallas humanas, en vez de aprovechar un sistema que ofrece el máximo de libertades, ya sea para actual bien o mal. Así, tal como señaló el Cardenal Ratzinger, en Orígenes, del 13 de setiembre de 1984, “Las estructuras, ya sean buenas o malas, son el resultado de las acciones de los hombres y así son consecuencia más que causas. La raíz, del mal, entonces, yace en personas libres y responsables…”
Lo anterior, sumamente claro y al grano, pone de manifiesto la necesidad de actualizar nuestros conocimientos acerca de la teología cristiana, a fin de no confundir el papel de un sistema de mercado, falible como todo lo humano, pero tal vez el más útil “para dar de comer y de beber”.
Segundo, se desconoce la utilidad de un mercado dentro de la teología cristiana. “Un sistema de economía política imita las demandas de las caritas instando a los hombres a esforzarse, a crear, a inventar, a producir y distribuir, a elevar la base material del bien común. Se funda en el realismo. Respecto a los individuos como tales. Confiere a la vida comunal actividad o intensidad multiplicidad y empeño voluntario. El objetivo supremo de la economía política del capitalismo democrático es estar imbuido de caritas. Dentro de un sistema tal, se considera a cada persona como una fuente originadora de intelección y de acción, de acción y de amor; pero cada uno es también parte de todos los demás”. Michael Novak, El Espíritu del Capitalismo Democrático, p.p.382 y 383.

Tercero, se requiere, más que inteligencia, buena disposición para analizar los hechos. Así, recientemente un querido amigo criticó acremente el hecho de que ciertas empresas privadas utilizaron –creo que en Europa– tejidos fetales para elaborar cremas de belleza. Lamentablemente, hecho particularmente espernible y horroroso, le sirvió para generalizarlo como crítica al sistema del mercado. De nuevo, “El mercado es una institución social que expresa la naturaleza social de la humanidad. Respeta la libertad de cada participante, al mismo tiempo que liga a cada uno a través de una herramienta social… Para estar claros, en las sociedades libres, así como en las que no lo son, algunos complacerán los gustos más bajos de otros, tales como la pornografía, la prostitución u otras formas bajas de comercio. Pero el comercio es un sistema de servicio a otros. Es, tan abierto el abuso, como lo es la libertad, como a lo noble…” Comisión de Laicos acerca de la Enseñanza Católica Social y la Economía de los Estados Unidos, Hacia el Futuro: Pensamiento social católico y la economía de los Estados Unidos, una carta de los laicos, p. 42.

En resumen, antes de condenar al sistema de mercado, como opuesto a la doctrina social de la Iglesia Católica, debe de empezarse por conocer la propia doctrina social de esa Iglesia; luego, conocer lo que es el mercado y, finalmente, entender por qué, después de todo, como señaló Walter Lippman en La Gran Sociedad, los humanos construimos un sistema que “por primera vez en la historia humana (logró) una manera de producir riqueza, en la cual la buena fortuna de otros multiplicó la nuestra propia y la regla de oro fue económicamente sólida.”

Elisa
13/03/2012, 18:19
1985-04-25-El RITMO DE LA LIBERALIZACIÓN

EL RITMO DE LA LIBERALIZACIÓN

La Nación, 25 de abril de 1985. Por error del periódico, esta es la segunda parte del artículo “La Liberalización de la Economía” publicado el 12 julio de 1985. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 100-101.

En un seminario celebrado en la República Dominicana del 22 al 24 de marzo de este año, se plantearon, entre otros temas, el de la rapidez con que se debería de liberalizar el sector externo de la economía de un país “pequeño”. En concreto, el profesor Sebastián Edwards, de la Universidad de California en Los Angeles, presentó un trabajo titulado “El orden de la liberación del sector externo en los países en desarrollo” y él mismo, en conjunto con el economista del Banco Mundial, Sweder van Wijnbergen, produjo el trabajo que lleva por título “Los efectos sobre el bienestar de la liberalización de los mercados de bienes y de capitales: consecuencias de escenarios con diferentes secuencias”.

Además de estos dos importantes artículos, en dicho seminario se presentaron otros que tratan de este tema tan significativo para nuestro futuro económico, pero vale la pena consignar los hallazgos del profesor Edwards. En su obra en conjunto con Van Wijnbergen, escriben que, basados en “recientes trabajos acerca de la relación entre tarifas temporales y el ahorro privado… para analizar la pregunta de si se debe proseguir el gradualismo versus el “shock” en la liberalización del comercio de bienes, para el caso en que el racionamiento externo recae desproporcionadamente sobre la inversión, (establecemos) sin ambigüedad que bajo esas circunstancias el gradualismo es la estrategia óptima. La mayor parte de los ejemplos de liberalización del comercio tomaron lugar bajo restricciones de la balanza de pagos; en la mayoría de los casos de restricción de la balanza externa, la inversión asume una participación desproporcionada de la carga del ajuste; por ello esta conclusión es de gran significación política. (P. 24).

Un segundo tema de gran importancia, además de lo tratado sobre la velocidad del ajuste, es el referido al marco del proceso de liberalización. Esto es, ¿se debe proceder a liberalizar primeramente la cuenta de capital de la balanza de pagos y posteriormente la cuenta comercial? ¿Deberá procederse a la inversa; esto es, primero la parte comercial y después la de capitales?

Sobre el tema existe alguna experiencia histórica, pues, por ejemplo, Chile abrió primeramente su cuenta corriente, en tanto que Argentina y Uruguay procedieron a hacerlo primero con sus cuentas de capitales. El profesor Edwards nos indica sus interesantes conclusiones: “…tanto la evidencia histórica como las consideraciones teóricas… sugieren que una estrategia más prudente se basaría en la liberalización de la cuenta corriente en primer lugar… la experiencia con flujos de capital desestabilizadores que siguen inmediatamente una liberalización de las cuentas de capital generalmente han sido negativas… y han puesto en peligro otros aspectos del paquete de reformas. Algunas de estas experiencias también sugieren que la cuenta de capital deberá abrirse lentamente… Tan sólo después de que se hayan tomado los pasos iniciales hacia la estabilización y el ajuste externo, y se haya abierto la cuenta comercial lentamente, se deberían liberalizar las restricciones a la cuenta de capital.”

Por supuesto que aún nuestro conocimiento es muy limitado para poder definir un conjunto concreto de las reglas que se deben proseguir en un esquema de liberalización y, sí no queremos pecar de conservadores, debemos tener en mente el elevado costo que actualmente significa a nuestras naciones el esquema proteccionista. Tan sólo si queremos, como dice don Miguel Ángel Rodríguez en una respuesta a un editorial del 1º de abril del periódico La República, evitar que se trate el tema por ser un problema delicado “y enterrar la cabeza en la arena”, lo cual nos conduce a un conservadurismo estéril y complaciente ante la miseria y pobreza de las naciones, no debemos ignorar los consejos del profesor Edwards antes citados. Esto es, al no existir en Costa Rica un planteamiento lógico, congruente, alternativo al esquema de liberalización, que trata de eliminar los impedimentos para que funcione la eficiencia del sistema de precios, debemos tener presente la experiencia histórica y los fundamentos teóricos a que hacen referencia los trabajos citados, entre otros, del profesor Edwards.

En un artículo ulterior, me referiré a la necesidad de la consistencia política de los esquemas de liberalización.

Elisa
13/03/2012, 18:19
1985-05-12-LA LIBERALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA

LA LIBERALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA

La Nación, 12 de mayo de 1985. Por error del periódico, esta es la primera parte del artículo “El Ritmo de la Liberalización” publicado el 25 abril de 1985. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 95-96.

Parece ser que un hecho que los principales grupos políticos nacionales se van comprometiendo por un proceso de liberalización de la economía nacional, pues aparentemente vislumbran que esa es la única alternativa de que disponen, si desean que se dé un incremento en la producción y bienestar nacional. Por supuesto, en los dos partidos políticos más importantes –Unidad Social Cristiana y Liberación Nacional– algunos connotados, y otros menos notorios personajes, se han opuesto a la definición de liberalizar las relaciones económicas. Igualmente, aunque supuestamente no miembro de algún grupo político importante, el editorialista económico del periódico La República también considera que la posición liberalizadora impondrá un costo social sumamente elevado a los costarricenses.

No interesa, en realidad, analizar los argumentos –o, más bien, la ausencia de estos ̶ para oponerse al establecimiento de programas liberalizadores, por lo cual este análisis se orienta al establecimiento de campos de acción comunes en tales programas, de manera que puedan ser realizados oportuna y eficientemente.

Puede definirse al proceso de liberalización como la eliminación de aspectos que impidan el libre (y eficiente) operar del mercado. Esto es, que se incremente el papel del mercado en la organización económica y que se reduzcan barreras que impidan el libre comercio internacional, así como los movimientos de capitales. Se puede pensar que ambos partidos políticos están, en mayor o menor grado, interesados en lograr un mayor papel del mercado en la definición de qué, cómo y para quién producir la multiplicidad de bienes y servicios, lo cual, por ejemplo, les ha conducido a proponer una reducción arancelaria, privatización de actividades, venta de las empresas de CODESA, introducción de cierta competencia –aún muy limitada– a la banca estatizada y, en general, a tratar de mantener alejado al Estado de nuevas actividades que pueden ser llevadas a cabo por el mercado privado. Qué tanto de esta nueva actitud en algunos lares, se debe a un convencimiento de que estrategias opuestas a la liberalización han provocado enormes costos sociales, y no a la necesidad de contar con la ayuda internacional a cambio de medidas liberalizadoras, es muy importante tenerlo en cuenta, en especial a la hora de contar con programas creíbles y consistentes para el logro del proceso de liberalización.

En todo caso, si partimos de que, como aparenta ser, existe un deseo de que se proceda a una liberalización de nuestra economía, deben empezar a sentarse ciertas premisas acerca de la velocidad y la forma en que debe de llevarse a cabo dicho proceso.

Primeramente, debe definirse claramente el grado de rapidez con que se efectúan los procesos de liberalización de la economía. Esto es, si debe introducirse el cambio gradualmente o en forma de “shock” (de un riendazo, como lo expresa un amigo).

Este tema es de mucha trascendencia, pues no es por un capricho de un grupo gobernante de turno, o por los consejeros de éste, que debe definirse el grado, sino en función de criterios de naturaleza económica y política que brinden orientación al proceso.

Hace varios años le pregunté a la distinguida economista Anne Krueger acerca de la intensidad con que debería llevarse a cabo el proceso liberalizador. Ella me contestó que, en ese momento, en 1981, no había suficiente conocimiento por parte de economistas y formuladores de política, para indicar cierto camino acerca de la velocidad con que debería llevarse a cabo tal proceso. Me afirmó que, sin duda alguna, éste era uno de los temas a los cuales deberían, en el cortísimo plazo, referirse los estudiosos.
Ya tenemos, en 1885 algunos resultados interesantes, a los cuales me referiré en un próximo artículo.

Elisa
13/03/2012, 18:20
1985-05-21-CONSISTENCIA DE LA LIBERALIZACIÓN

CONSISTENCIA DE LA LIBERALIZACIÓN

La Nación, 21 de mayo de 1985. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 97-99.

Uno de los problemas más importantes que encararán las autoridades encargadas de indicar el camino para el proceso de liberalización de nuestra economía, es la necesidad de que sus políticas sean consistentes. Nunca se me olvida la expresión “Usted puede engañar a toda la gente, durante algún tiempo; usted puede engañar a parte de la gente durante todo el tiempo; pero usted no puede engañar durante todo el tiempo.” Si tenemos presente el dictum de Lincoln, podemos entender la importancia de que los agentes económicos perciban consistencia en las políticas de liberalización que se propongan. De no existir dicha consistencia, puede darse el traste con un esquema de liberalización que, de otra forma, se consideraría deseable.

Debe tenerse presente, por parte de las autoridades y más generalmente por el público interesado, que los esquemas de liberalización no son ni sencillos ni exentos de costos en el corto plazo. De aquí que sea vital que cualquier programa contenga la consistencia necesaria, para evitar que agentes económicos racionales actúen y pongan en sería duda el éxito potencial del programa, al notar que, con una elevada probabilidad, las políticas económicas inicialmente propuestas serán eventualmente cambiadas e incluso revertidas.

Tan importante es lo anterior, que estas concepciones que proponen la incorporación de agentes que formulan expectativas racionales ̶ recuerde la frase de Lincoln que citara al introducir este artículo ̶ forman parte del corazón del pensamiento moderno económico sobre política macroeconómica (por supuesto, siempre lo ha sido en la microeconomía).

Ello significa que los planes económicos de un proceso de liberalización deben ser previamente conocidos, a fin de permitir actuar eficientemente a los agentes económicos. Si se quiere, se debe hablar de una especie de plan maestro, sin que se confunda este término con la ineficiente atrocidad de la planificación central, tan cara a los socialistas y estatizantes. No sólo dicho plan maestro debe contener los objetivos principales de un programa de liberalización, sino también la secuencia del mismo y, muy especialmente, la disposición de las autoridades de tomar las decisiones en el momento oportuno. Es evidente que, en un sistema democrático como el nuestro, esto requiere la colaboración definitiva entre los principales grupos políticos esencialmente liberales ̶ en el sentido más laxo de la palabra; esto es, alejando el término de connotaciones ideológicas; lo que una vez dijo Fernando Trejos Escalante: que el costarricense es esencialmente liberal ̶ de manera tal que los costos, que se presentan usualmente al inicio del programa, así como los que surgen provenientes del exterior al abrirse la economía previamente cerrada, puedan ser sobrellevados exitosamente.

Un excelente trabajo de Mohsin S. Khan, del Fondo Monetario Internacional, en conjunto con Roberto Zahler de la CEPAL, titulado “Liberalización comercial y financiera en el contexto de choques externos y políticas económicas inconsistentes”, basado en la enorme experiencia obtenida con los programas de liberalización en el Cono Sur, nos indica que “las posibilidades de éxito en los experimentos de liberalización, fueron enormemente disminuidas una vez que empeoro el panorama internacional. Los problemas fueron ulteriormente exacerbados por la adopción de políticas domésticas que aparentemente trabajaron en contradicción con la política de liberalización. Hablando con toda amplitud, parece ser que una combinación juiciosa de financiamiento externo, en el uso de las reservas internacionales y en el ajuste doméstico, sería requerida a inicios del programa para compensar o minimizar los efectos de cualquier choque externo que puede ocurrir… una administración de la demanda por medio de restricción fiscal y monetaria, emparejada con una política más flexible sobre el tipo de cambio, parecen ser instrumentos obvios de ajuste en las circunstancias en que un grupo de países en desarrollo se encontró a sí mismo a finales de los setentas y principios de los ochentas”. (P. 39).

La importancia de las propuestas de un pacto social, tal y como ha sido solicitado por ciertos grupos en el país, radica en que puede ofrecerse un marco supra partidista y por encima de circunstancias electorales, a fin de introducir un marco lógico y consistente para un programa de liberalización, el cual parece ser la única opción viable para nuestro país, sí se desea que se continúe en el camino del progreso económico y social para todos. A partir de la reconocidamente precaria estabilidad de nuestra economía, la alternativa es clara y única; de aquí que exista una enorme responsabilidad histórica en manos de los que forman nuestra política: deben escoger entre la pobreza o la abundancia.

Elisa
13/03/2012, 18:21
1985-06-03-FEMINISMO, POLITIQUERÍA Y DISCRIMINACIÓN

FEMINISMO, POLITIQUERÍA Y DISCRIMINACIÓN

La Nación, 03 de junio de 1985.

Uno de los temas más traídos en la actual campaña electoral es el tratamiento de la mujer dentro de la política.

A mí siempre me ha preocupado la acción deliberada del Estado de promover la justicia según ese mismo Estado la haya definido. Por ejemplo: alguien puede considerar como injusto que los gordos no lleguen a ganar carreras y, por lo tanto, se requiere que el Estado legisle que los gordos deben ser declarados, en cierta proporción, ganadores de ciertas carreras.

Otro ejemplo, ya en el campo político, es que, ante la poca representación de digamos, ciegos, sordos, mudos, flacos, chinos o sonrientes, se decida, con base en esas condiciones, que deba elegirse a cierta cuota de ciudadanos que reúnan dichas características.

El problema es muy serio para dejarlo a los vaivenes oportunistas de una campaña política. Esto porque, por una parte, puede ser reflejo de una manipulación de un sector de electores, quienes pueden ser atraídos, supuestamente, por la posibilidad de mejorar su posición económica y social ante la colectividad como un todo, por el simple hecho de tener una característica particular. Pero, por otra parte, porque la acción de considerar deseable que una persona, por esa característica particular, tenga el poder de decidir, oculta la verdadera naturaleza de la discriminación.

Ambos reflejos –manipulación y ocultamiento– contribuyen, en mi opinión, a preservar males que se supone se desea eliminar o cambiar. Veámos un ejemplo de cómo una política de acción deliberada del Estado puede trastrocar un fin supuestamente deseable en una colectividad. En los Estados Unidos, en los años sesentas y posteriores, se decidió que los fondos de ayuda del gobierno federal a las universidades estarían condicionados en sus montos, a que las universidades eligieran entre los profesores a miembros de grupos “minoritarios”, supuestamente sujetos a discriminación. Tales grupos eran, entre otros, mujeres, chicanos; o sea, norteamericanos de origen mexicano, negros y orientales. Sobre esto se le preguntó al profesor Thomás Sowell, economista de la Universidad de Stanford –y negro– ¿cuál era la opinión? El negro profesor Sowell contestó que lo que más le dolía a él, como negro, era pensar que su nombramiento como profesor universitario se debía a su color y no por su capacidad o por sus méritos.

La rebelión en el alma de ese ser humano –el negro profesor Sowell– me brinda la innegable oportunidad de pensar si la elección de una mujer en un puesto público, en esta oportunidad electorera, se debe más a su naturaleza y condición física, distinta geografía del macho, que a sus méritos intelectuales y morales. Ojalá que nadie proponga que los gordos y bigotudos tengamos que ser electos por ser gordos y bigotudos: ello ofende los méritos de gordos y bigotones… o de mujeres.

Elisa
13/03/2012, 18:22
1985-06-16-SOBRE LA DEMOCRACIA Y LA DEMOCRATIZACIÓN

SOBRE LA DEMOCRACIA Y LA “DEMOCRATIZACIÓN”

La Nación, 16 de junio de 1985.


Gracias al sistema de información denominado Intercambio, llegó a mis manos el excelente artículo de Pierre Manent titulado “La democracia en América”, acerca del texto clásico sobre la libertad. En él se lee lo siguiente: “Lo que Tocqueville (famoso autor de la Democracia en América) temió fue que la obsesión por proteger sus derechos podría llevar al individuo a encerrarse en sí mismo y a oponerse a las transgresiones no sólo del estado o de su vecino, sino de la verdad, lo bueno y lo bello. Si se diera este caso, las democracias no sobrevivirán o morirán de la misma manera que murieron las viles religiones, filosofías y artes de eras pasadas. Lo que está pasando en muchas sociedades democráticas de Europa y en América del Norte, subraya esta ansiedad de Tocqueville. Por ejemplo, en la actualidad tenemos la erosión del criterio de excelencia en las universidades y en ciertas tendencias del movimiento feminista.”

En Costa Rica uno de los temas más tratados es la denominada “democratización” de los partidos políticos, cuya significación se ve resaltada por la proximidad de nuestras elecciones. Los candidatos de los dos principales movimientos electorales proclaman su adhesión incondicional al proceso que ellos llaman “democratización”, por el cual se entiende, supongo, la apertura en igualdad de condiciones a los miembros de esos partidos para optar por figurar en un puesto de elección popular.

La realidad parece ser muy distinta, lo cual indica, en cierta forma, que los candidatos buscan un equilibrio entre los resultados de una democratización, la que puede dar lugar a lo falso, lo malo y lo feo, y el mantenimiento de cierto criterio de excelencia que deben satisfacer nuestros candidatos a diputados. Llámese a esto último “meritocracia” o “sugerencia del candidato” o “dedo”, creo que lo que pretende es influir en los resultados de una simple consecución de una mayoría electoral ̶ llamada democratización ̶ que puede ser meramente el resultado de intereses siniestros.

Ello nos lo recuerda Friedrich Hayek, cuando señala que “Democracia… se está convirtiendo cada vez más en el nombre para denominar el mismo proceso de la compra de votos, al aplacar y remunerar aquellos intereses especiales, que en épocas más inocentes denominaron ‘intereses siniestros’”. Es por ello que me pregunto, ¿si tal proceso de democratización, en el que se dicen empeñados los principales partidos políticos, no es sino un nombre conveniente para equilibrar intereses? Y lo peor, ¿no serán algunos de esos intereses, los de grupos que desean dar forma a la sociedad según sus deseos especiales?

¡Qué difícil es el equilibrio entre el “dedo” y el fetichismo que se llama “democratización”! Pero, al fin y al cabo, ¿no es falsa una democracia en la cual ni siquiera sabemos quién es la persona que nos representa en la Asamblea Legislativa, pues aún impera la concepción de manada, al tener el costarricense que votar por el grupo inseparable, infraccionado, indivisible, de candidatos a diputados que a bien nos presenta un partido político? Las democracia debe evolucionar y las fuerzas conservadoras nos pueden impedir la libertad para elegir.

Elisa
13/03/2012, 18:23
1985-06-30-CAMBIO TECNOLÓGICO Y VENTAJA COMPARATIVA

CAMBIO TECNOLÓGICO Y VENTAJA COMPARATIVA

La Nación, 30 de junio de 1985.

Dentro de la oscuridad y tristeza que embarga al país en estos días, una noticia publicada en el periódico La Nación del lunes 24 de junio de este año alimenta un poco nuestro golpeado optimismo.

Me refiero concretamente a que una empresa nacional Cibernética y Tecnología (CIBERTEC S.A), ha logrado fabricar el primer electrocardiógrafo computarizado en el país. En verdad, producir por producir no tiene sentido. Así, por ejemplo, es conceptualmente posible que, dado el enorme capital humano de que dispone el país en diversos ramas del conocimiento, se puedan producir satélites –reitero que como ejemplo– y cohetes para enviarlos en órbita alrededor de la Tierra. Pero, lo significativo es que tal producción se logre hacer eficientemente, en comparación con lo que cuesta producirlo en otros países.

Así, en el ejemplo tratado, lo importante es que, en apariencia, la producción del electrocardiógrafo en Costa Rica es notoriamente más barato que su costo en el mercado internacional. Así, se afirma que en Costa Rica “tiene un costo total de $1.200, precio que lo hace competitivo con otros grupos similares importados, cuyo valor llega hasta 5 mil dólares.”

Estos últimos datos son realmente estimulantes, pues así no sólo se muestra la capacidad tecnológica del país en electrocardiógrafos computarizados, sino que parece existir una ventaja comparativa en la producción de dicho bien, el cual parece ser competitivamente apropiado para los mercados internacionales. Sin duda alguna, los costarricenses debemos regocijarnos del éxito tecnológico de la empresa CIBERTEC, pero también por su habilidad de producir su bien con eficiencia económica.

Todo lo expuesto tiene una alta significación en nuestro medio: por una parte, el caso descrito es demostrativo de que nuestro país no es únicamente capaz de producir eficientemente el café, tal como lo consideran algunos, quienes alegan que, tal vez, Costa Rica sólo es relativamente eficiente en la producción de ese grano y, por otra parte, nos indica que la ventaja comparativa no es algo estático, inmovible, en el tiempo.

Al contrario, una de las razones que hemos esgrimido, desde hace tiempo y no por estar en la moda, como lo hacen algunos, para tener esperanzas en la liberalización de nuestro comercio exterior, es que ello nos permitirá determinar en donde radican nuestras ventajas comparativas, lo cual, a la fecha, es actualmente difícil, debido a las numerosas distorsiones existentes en nuestro sistema de precios, por la intervención del Estado en él.

Por otra parte, para contrición de los creyentes en el statu quo, la concepción de las ventajas comparativas no es algo estático, sino dinámico. Para ver esto, un buen ejemplo lo es la industria automotriz de los Estados Unidos, la cual se considera que poseía ventaja comparativa con respecto al resto del mundo. Pero fue desplazada por la eficiencia productiva de los japoneses. Sin embargo, ni lerdos ni perezosos, esos gigantes empresariales de los Estados Unidos están tomando medidas para revertir el fenómeno. Así, la General Motors acaba de adquirir las empresas Data Corporation y Hughes Aircraft, a fin de diseñar el carro del futuro, lo cual les permitiría recuperar la temporalmente perdida ventaja comparativa.

Elisa
13/03/2012, 18:41
1985-07-06-ACTUALIDAD DEL CONTROL DE PRECIOS

ACTUALIDAD DEL CONTROL DE PRECIOS

La Nación, 06 de julio de 1985. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 167-168.

El gobierno decidió aumentos en los precios de varios artículos de consumo y de insumos.
Sin embargo, si se tratara de tan sólo un ligero incremento en tales precios, la situación gubernamental sería menos difícil. Pero el Estado ha cometido el error de ir posponiendo los ajustes de precios, incluso retrasando dicho incremento hasta por dos años. Esto es, ahora se da el seriesísimo problema de que los incrementos son muy grandes, pues son el resultado de un proceso acumulativo de varios años en que no se han ajustado los precios: una especie de represa o retén o acumulación que termina por desbordarse, por convertirse en un alud casi imparable.

Las razones de esta posposición para encarar la verdad, radican en la íntima relación que hay entre los aumentos de los precios y los incrementos salariales que ocasiona. En especial, es muy significativo en las finanzas del sector público, pues si se da un aumento en los precios, el Estado tendrá casi que inmediatamente que incrementar el gasto público debido a las alzas de sus planillas.

Como parte del programa de estabilización en que se ha visto involucrado el gobierno ̶ tal vez por imposición del Fondo Monetario, como cree aquel decaído político, o tal vez por convencimiento de las autoridades gubernamentales, quienes de no hacerlo no recibirían platas del exterior; vaya usted a saberlo ̶ repito, el gobierno ha tenido que reducir su déficit ̶ gastos corrientes menos ingresos tributarios ̶ como porcentaje de la producción nacional.

Para ello pudo haber optado por reducir el gasto público, pero prefirió escoger la alternativa de aumentar los impuestos a fin de reducir su déficit. De aquí que, al aumentar los precios, el gobierno se ve sometido a una fuerte presión salarial que, muy posiblemente, le obligue a tomar medidas, según acuerdos con el Fondo, que no serían las electoralmente más convenientes en este momento.

Dado lo anterior, la maroma gubernamental se orientó a posponer al máximo posible los ya sumamente retrasados aumentos, de manera tal que, según la sabiduría económica, deberían de haberse realizado al día siguiente después de las elecciones de febrero. De esta manera, creen, no se perjudicaba al candidato oficial ante los alegatos de que el gobierno actual aumenta los precios para afectar a los consumidores.

Pero, tal como dijo Lincoln: “usted puede engañar a toda la gente durante algún tiempo; usted puede engañar a parte de la gente durante todo el tiempo, pero usted no puede engañar a toda la gente durante todo el tiempo.” O, como dijo por aquí otro sagaz político, pero quien a menudo olvida su propia receta ̶ o mentirilla que ahora aceptaría su propio pueblo ̶ “ya nadie engaña nadie”.

Elisa
13/03/2012, 18:42
1985-07-16-EL ELECTOR MERECE UNA MEJOR SUERTE

EL ELECTOR MERECE UNA MEJOR SUERTE

La Nación, 16 de julio de 1985.

Una condición fundamental para el éxito de un sistema democrático-liberal, es que el elector esté lo mejor informado posible en cuanto a las opciones electorales sobre las cuales ha de votar. En este sentido, existe en la actual campaña electoral, al momento en que esto se escribe, un gran vacío en cuanto a la información que se brinda al elector potencial acerca de cuáles son las posiciones de los partidos políticos más importantes, con respecto a diferentes temas.

Es vital, en el proceso de fortalecimiento de nuestra democracia-liberal, que los dos partidos políticos más importantes del país y con opción de ganar las elecciones ̶ Unidad Social Cristiana y Liberación Nacional ̶ se manifiesten concretamente acerca de una serie de temas a los cuales elector costarricense le otorga una enorme importancia. En este sentido, es crucial que los diversos grupos de trabajo y potenciales dirigentes gubernamentales ̶ a quienes debemos ir conociendo ̶ se pronuncien e intercambien opiniones sobre estos temas. El debate de estos grupos o dirigentes ̶ no necesariamente tiene que ser el de los candidatos presidenciales, aunque en su momento deben hacerlo ̶ es una manera muy valiosa por la cual se ayudaría a definir las opciones que encaramos muchos electores.

Sin que sea en modo alguno exhaustiva, creo que los siguientes tópicos forman parte integral de una lista de temas acerca de los cuales los costarricenses esperamos ansiosos las definiciones políticas.
1.- Hasta ahora la corrupción ha sido tema de referencia en el pseudo-debate político realizado a la fecha; sin embargo, falta mucho por definir, en especial soluciones al grave problema, sobre el cual ambos candidatos, Arias y Calderón, consideran que es imprescindible encararlo.

2.- La recuperación económica y el relanzamiento de la economía nacional es un tema sobre el cual aún se conoce poco por parte del elector.
3.- No debe soslayarse el hasta ahora muy callado problema de la inmigración en Costa Rica. Casi un 10 por ciento de la población del país no es de origen costarricense y se amerita saber hasta qué grado puede Costa Rica, sin que peligre la manera de ser tradicional del costarricense, seguir absorbiendo una inmigración incontrolada de extranjeros.

4.- Poco se ha dicho de cómo los partidos políticos principales piensan tratar el gravísimo problema de la delincuencia, tanto la nacional como la internacional, íntimamente relacionadas con el trasiego de drogas.

5.- Y también es necesario que se defina la posición de los dos principales grupos políticos sobre el tema de la tenencia de tierra, su posición ante la propiedad privada y la denominada reforma agraria.

6.- Los problemas derivados del crecimiento urbano ̶ posiblemente agravados por la inmigración de extranjeros ̶ deben ser analizados por los partidos políticos principales. Temas tales como la escasez de agua en el Área Metropolitana no deben ser dejados de lado por nuestros potenciales gobernantes.

7.- Es muy importante que los candidatos definan su posición ante la situación de las relaciones internacionales de nuestro país. En especial, las relaciones de los partidos políticos con las denominadas “internacionales”, así cómo nuestra posición de democracia liberal vis a vis las denominadas nuevas democracias del cono sur, deben ser esbozadas sin tapujos ni cobijas, para que el elector costarricense sepa a qué atenerse cuando emita su voto.

8.- Íntimamente relacionado con el punto anterior, la forma en que los dos principales partidos políticos piensan encarar el gravísimo problema de nuestras relaciones con el gobierno de Nicaragua, debe ser diáfanamente expuesta ante el costarricense.
9.- La posible necesidad de que Costa Rica tenga que armarse para su defensa ̶ reitero, su defensa ̶ debe ser públicamente analizada por los dos principales partidos democráticos del país. Lo que no se perdona es que le oculten la verdad a un pueblo.

10.- Finalmente, y no por ello el menos importante, los dos principales partidos políticos deben definir sus posiciones ante el sistema educativo formal en el país. Son muchísimos ̶ y tal vez hasta insuficientes ̶ los recursos que los costarricenses canalizamos hacia nuestra educación formal, la cual muchas veces no aparece dar resultados acordes con el esfuerzo nacional.

Los diez temas antes citados, repito, no son exhaustivos, ni una sola persona ̶ tal vez sólo Dios ̶ puede resolver todos estos problemas, Si, tal como dicen los dos candidatos presidenciales más importantes, requieren de la ayuda de los costarricenses, los electores tan sólo podrán brindarla si se les informa adecuadamente acerca de sus posiciones. Los dos principales grupos políticos aseveran tener propuestas de solución y equipos de personas capaces de brindar guías a los costarricenses. Empecemos por oír cuáles son las posiciones de estos grupos de costarricenses bien preparados y bien intencionados, De esta manera podremos votar con mayor información y educación.

Elisa
13/03/2012, 18:43
1985-07-22-PROBLEMAS ADMINISTRATIVOS EN LACSA

PROBLEMAS ADMINISTRATIVOS EN LACSA

La Nación, 22 de julio de 1985.

LACSA se caracteriza por ser una de las empresas nacionales que posee mayor número de accionistas: estos ascienden a casi 4.000 y serían más si consideramos que la Asociación Solidarista de Empleados de LACSA agrupa a un número considerable de miembros y, al ser ésta socia de la empresa, hace que sus agrupados incrementen el número de dueños de LACSA, generalmente pequeños ahorradores.

Es por ello, considero, muy importante que se conozca una serie de elementos económico-financieros y administrativos que caracterizan a la empresa de la cual somos propietarios.
Es fundamental destacar que son varias las razones por las que acudo a este medio, para informar a los accionistas y, en especial, a aquellos que me mandaron para que evaluara a la empresa y, posteriormente, les informara de mi opinión; específicamente, los llamados accionistas independientes o no miembros de la Asociación de Accionistas de LACSA. En primer lugar, el presidente ejecutivo de la empresa, señor Otto Escalante, hace casi dos semanas dijo, públicamente y antes de que yo me refiriera de igual forma, en el programa Telenoticias, que la Comisión Evaluadora no señalaba responsabilidades a la actual administración de LACSA. Al efectuar esta aseveración, el señor Escalante desvirtuaba gran parte del trabajo efectuado y evaluado por la Comisión. Dicha actuación, obviamente, exigió de mi parte una aclaración a los numerosos accionistas, sobre cuál fue la labor efectuada por la Comisión que ellos mismos habían pedido.

En segundo lugar, se pospuso indefinidamente, por parte de la administración de LACSA, la asamblea de accionistas, en la cual debía informar a mis representados sobre los hallazgos en la empresa. Existía un mandato de la asamblea de accionistas para que ese informe se diera con un límite de 90 días, pero la administración pospuso que los dueños de la empresa escucharan lo que ellos deseaban conocer acerca de la situación de LACSA.

Fundamentalmente estas dos razones, entre otras, me movieron a buscar un medio por el cual los accionistas de LACSA pudieran conocer nuestras impresiones y es por esto que empiezo por exponer algunos de los problemas más significativos de la empresa, a fin de que los accionistas consideren cuáles son algunos de los factores más importantes que puedan explicar la enorme pérdida sucedida a su inversión.

Uno de los aspectos más interesantes detectados en la empresa y síntoma de la mala administración de la misma, es el de las cuentas y documentos por cobrar por LACSA a las agencias de viajes y de carga, Debe señalarse que el análisis se efectúa al 28 de febrero de 1985, fecha en que se decidió cortar para efectos de disponer de información en un momento dado.

A esa fecha, en lo que se refiere a las cuentas y documentos por cobrar a agencias de viajes y de carga, se debía aproximadamente ¢25,4 millones, que en una muy elevada proporción ̶ aproximadamente el 70 por ciento ̶ era recuperable a 120 días y más, lo cual refleja un cobro sumamente lento de dichas cuentas, en especial dado el precario estado del flujo de caja de la empresa.

Por otra parte, la Comisión consideró que se había manifestado una excesiva flexibilidad por parte de la administración de LACSA en lo que se refiere a las políticas de crédito y de cobro con las agencias de viajes y de carga. Lamentablemente, la administración no procedió a una reorganización de este ramo, sino hasta en los últimos meses, los cual simplemente mueve a preguntarse ¿por qué esa preocupación sino hasta en los últimos meses y no desde el momento en que se presentaron esos problemas?

Adicionalmente, la Comisión, únicamente en lo que se refiere al tema de los documentos y efectos por cobrar a agencias de viajes y clientes, determinó lo siguiente:
1. Que se producían renegociaciones de pagarés, aún cuando la agencia no había efectuado el primer abono del acuerdo anterior. De nuevo, lamentablemente, no es sino hasta en la actualidad cuando la administración dice señalar correctivos a esta infeliz situación.

2. Que no había una política determinada para regular el plazo y el tipo de interés de los documentos por cobrar antes indicados. Tristemente, una vez más, la administración “está implementando” ̶ hasta ahora ̶ estas políticas por escrito y en forma integral, según ella misma lo señala.

3. Que se había aceptado pagarés con garantías insuficientes, lo cual, lógicamente, dificultaba la recuperación de los fondos adeudados. Otra vez, lamentablemente, no es sino hasta recientemente que la administración dice haber reorganizado este sector para evitar hechos como los expuestos.
4. Que arreglos de pago efectuados con varias agencias tienen atrasos que oscilan de 4 meses hasta 4 años, sin que se hubieran tomado medidas al respecto. De nuevo, lastimosamente, no es sino hasta recientemente que la administración dice haber tomado medidas al respecto.

5. Que algunas de las transacciones realizadas con estas agencias no contaban con los documentos originales, lo cual hacía imposible la recuperación de los fondos adeudados. Se repite, por parte de la administración, que ha tomado medidas para corregir estas actuaciones, pero se debe preguntar ¿por qué sucedieron hechos como estos?, ¿dónde estaba la administración que cuidara que no sucedieran estos desaguisados tan costosos para la empresa?

6. Que algunos pagarés de estas acciones no contaban con la firma de los fiadores ni con los timbres de ley. Se vuelve a señalar, por parte de la administración, que ha sido corregido, pero que sucedió en algunos pocos casos, lo cual obliga, otra vez, a manifestar que una buena administración jamás debería haber permitido que no se contara ̶ ¡casi nada! ̶ con la firma de los deudores.

Más se puede señalar sobre este tema de las cuentas y documentos por cobrar a las agencias de viajes y de carga por LACSA, pero este rosario se hace muy extenso Tan sólo para terminar, que el accionista medite si había o no administración; si algunas de las medidas que ahora dice haber tomado la administración, no debía haberlas efectuado mucho antes; que hubo casos que nunca debían haber sucedido, si hubiera existido buena administración en su empresa LACSA.

Elisa
13/03/2012, 18:44
1985-08-02-NOTAS SOBRE EL AUMENTO DE PRECIOS

NOTAS SOBRE EL AUMENTO DE PRECIOS

La Nación, 02 de agosto de 1985.

Como corolario de la anacrónica política de fijación de precios, el controlador de precios de turno enfrenta la políticamente difícil situación de explicar ante los consumidores, los aumentos de precios que tuvo que otorgar, frente a la alternativa, en caso de no haberlo hecho, de provocar la escasez.

Esto es, el controlador de precios debe explicar a los consumidores, quienes esperaban la inmutabilidad de los valores debido a la presunta garantía estatal, por qué se ha visto obligado a incrementarlos y en especial si ese aumento es considerado muy elevado.

Y es aquí cuando se presentan las situaciones bufonescas. Veamos algunas de ellas: El Estado asevera, por una parte, que el aumento en los precios se dio porque, de no hacerlo así, se provocaría un grave desabastecimiento en el país. Esto es, el Estado es consciente de que si fija un precio inferior al del mercado, habrá escasez; es decir, al precio fijado la cantidad ofrecida es inferior a la cantidad demandada. Pero, por otra parte, simultáneamente, ese mismo Estado señala que los aumentos recientes en los precios se han dado porque esos productos no han tenido incrementos en más de un año. Esto es, el Estado se declara culpable de no haber otorgado los aumentos en el momento oportuno para impedir los problemas de abastecimiento.
Otra situación divertida: El Estado se ufana del hecho de que, tan sólo, aumentó el precio de cinco productos, en tanto que había recibido solicitudes para incrementárselo a veinticinco de ellos. Pero, entonces, hay lugar para formular las siguientes –incómodas– preguntas:
1.- ¿Es qué esos veinte productos han tenido aumentos de precios en el último año, de manera que según el Estado no es necesaria otra alza?
2.- ¿Es qué estos veinte productos no han sufrido aumentos en los costos que ameriten, según los métodos y sistemas de la fijación estatal de precios, un incremento de estos?
3.- ¿Es qué esos veinte productos son fabricados por empresas que, por alguna especie de gracia divina o concesión de los hados, son inmunes al fenómeno de inflación que sufre nuestra economía?
4.- Si no es necesario el aumento en los precios de esos veinte productos que señala el Estado, ¿nos garantizaría éste que no habrá desabastecimiento, ni desaparición de empresas, ni empobrecimiento de los trabajadores en ellas empleados? En resumen, ¿el Estado nos daría la palabra de que no es estrictamente necesario el aumento en los precios para asegurarnos la oferta de los bienes controlados?

Pero hay más contradicciones: tal como sabe cualquier estudiante inteligente de Fundamentos de Economía, la inflación es el aumento sostenido de la generalidad de los precios. Por ello, si en un año, según nos asevera el propio Estado, la inflación –algo subestimada por el control de precios ̶ anda por allí del 15 por ciento, es de esperar, en promedio, que los precios de los productos fijados por ley habrán de subir en ese 15 por ciento. Sin embargo, el omnipotente Estado se rehúsa reconocerlo así.

La realidad es que todo este jolgorio surge por un hecho elemental: el gobierno ha sustituido el precio económico –aquel que resulta de las condiciones del mercado ̶ por el precio político ̶ aquél que surge del deseo o voluntad arbitraria del burócrata de turno. En tanto se dé este desaguisado, tendremos el placer de observar a los funcionarios gubernamentales tratando de explicar lo ridículamente imposible; algo así como la cuadratura del círculo.

Elisa
13/03/2012, 18:47
1985-08-09-SOBRE TIPOS DE CAMBIO

SOBRE TIPOS DE CAMBIO

La Nación, 09 de agosto de 1985. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 45-47.

Cualquier estudiante sujeto a exámenes entiende el concepto de promedio ponderado. Veamos un ejemplo de esto, que a algunos se les hace difícil comprender. Imaginémonos que a ese estudiante se le dice que tendrá que hacer dos exámenes parciales y uno final que vale tres veces.

El alumno, supongamos, obtiene las siguientes notas: 75 en el primer parcial, 95 en el segundo parcial y 80 en el examen final. Ahora bien, ¿cuál es la nota promedio que sacó nuestro estudiante? Pues muy sencillo; el cálculo sería el siguiente:
75(1) + 95 (1) + 80 (3) = 410 = 82
1 + 1 + 3 5
Esto es, nuestro estudiante obtuvo un promedio ponderado de 82 en su curso.

Todo este conjunto de tan simples cálculos nos va a permitir explicar algo relacionado con el tipo de cambio del colón con respecto al dólar, pues acerca de esta cifra se ha tejido bastante ficción. Según algunos, en mayo de 1982 el tipo de cambio del colón con respecto al dólar era de, aproximadamente, ¢60 por dólar; según otros era mayor y otras personas aseveran que era de un monto menor. Todo depende, muy posiblemente, de quién fuera el amable intermediario de ese entonces con quien trató el declarante.
Para deshacer todo este entuerto, utilizado en los últimos días por tanto político de turno, me atreví a solicitar la amistosa colaboración del colega Ronulfo Jiménez, de la prestigiosa Academia de Centro América y compañero de la Escuela de Economía de la Universidad de Costa Rica, para que me documentara acerca de lo que fácilmente intuía: que en eso del tipo de cambio vigente en mayo de 1982 ciertos caracteres estaban distorsionando las cifras.

Así, logré obtener valiosa información proveniente de la Sección de Cuentas Nacionales del destacado Departamento de Investigaciones y Estadística del Banco Central de Costa Rica, en un cuadrito titulado “Costa Rica: tipos de cambio con relación al US dólar”. Si perdonamos la mala redacción de este título, podemos entender que en él se encuentra muy valiosa información. Lo que los técnicos del Banco Central hicieron fue lo mismo que realicé con el ejemplo de mi estudiante: determinaron cuál era el tipo de cambio ponderado en distintas fechas, pues debido a que en cierto momento se tenía tres tipos de cambio ̶ el oficial, el interbancario y el libre ̶ había que tomar en cuenta la significación o importancia de cada uno de estos tipos de cambio.

Los técnicos del Banco Central muy posiblemente tomaron las cantidades de transacciones en dólares que se efectuaban en cada uno de esos tres tipos de cambio y obtuvieron lo que ellos llaman en el cuadrito de marras, “el promedio ponderado de los tres mercados” (oficial, interbancario y libre). Y los resultados interesantes empiezan a aflorar:

1.- En mayo de 1982 ̶ mes final del carazato ̶ el tipo de cambio del colón con respecto al dólar para la compra era de ¢38,52 y para la venta de ¢40,05. Como puede ver el lector, muy lejos de los ¢60 y tantos que algunos mencionan a los cuatro vientos.
2.- El tipo de cambio libre más salto ̶ ¢62,67 para la compra y de ¢65,52 para la venta ̶ se dio en julio de 1982, a tres meses del mongeato (por aquello de la equivalencia en la terminología).

3.- El tipo de cambio ponderado, por ejemplo, a diciembre de 1984 (preliminar) es, según los técnicos del Banco Central, de ¢47,15 para la compra y de ¢47,66 para la venta.

4.- Dado ̶ y este es uno de los grandes méritos de la actual administración y del Fondo Monetario Internacional ̶ que el tipo de cambio básicamente se ha unificado (el libre es, más menos, un 5 por ciento más alto que el precio señalado por el Banco Central), casi que podemos aseverar que el tipo de cambio actual del colón con respecto al dólar es ¢50,85 para la compra y de ¢51,35 para la venta.

5.- Lo indicado en el punto anterior parece señalarnos que el colón se ha devaluado en un 28,2 por ciento desde la salida de la administración anterior.
En conclusión, espero que esa información sirva para varias cosas: primero, introducir cierta disciplina elemental a las aseveraciones de ciertas personas; segundo, evitar que al lector se le intente rodar con cifras manipuladas y, tercero, que se mantenga cierto apego a la verdad de algunos hechos.

Elisa
13/03/2012, 18:48
1985-08-12-LOS ACUERDOS NACIONALES

LOS ACUERDOS NACIONALES

La Nación, 12 de agosto de 1985.

En nuestro país parece que cada vez existe mayor convicción de que ciertos asuntos de interés nacional deben estar por encima de las circunstancias político-partidistas. Tal convencimiento se debe, muy posiblemente, a que el costarricense considera que el simple interés electorero conspira contra los legítimos beneficios para la nación. Aprecia que la normal rotación en el gobierno de los dos principales partidos políticos del país ̶ los social-cristianos y los social-demócratas ̶ afecta al bien común, al variar con ella en muchas ocasiones las políticas sobre aspectos en que se considera necesaria cierta continuidad gubernamental.

Este gobierno ha tenido la valiosa característica de que, al menos en un aspecto vital para el país, ha sido sabio al definir una política “bipartidista”, lo que le imprime cierta naturaleza “nacional” a la seguridad de Costa Rica, según me hizo conocer cierta persona enterada de estos asuntos.

Sin duda alguna, por lo general el costarricense se mantiene muy preocupado por los asuntos de la seguridad del país, a la luz de la vecindad potencialmente agresora y a la voracidad que caracteriza al marxismo imperialista.

El hecho de que los dos principales partidos políticos sean activos conocedores de los asuntos de seguridad nacional, le otorga al costarricense un mayor grado de confianza acerca del feliz manejo de tan delicados asuntos.

Igualmente trascendente ̶ aunque debo decir que, lamentablemente, casi siempre ha sido una especie de canto de cisne del gobierno saliente ̶ puede ser el acuerdo entre nuestros dos principales grupos políticos para que el país disponga de un muy capacitado servicio exterior.

Los costarricenses hemos sido testigos de cómo, muchas veces y con notorias excepciones, el cuerpo diplomático nacional simplemente ha sido utilizado para ubicar a los afectos políticos del partido vencedor en la más reciente contienda electoral. Evidentemente, esto se ha traducido en la existencia de un cuerpo diplomático poco capacitado para realizar una labor exitosa en defensa de los intereses nacionales ante la comunidad internacional, el cual, incluso, ha mostrado una incapacidad palpable en el enfrentamiento de los conspiradores internacionales contrarios a la democracia liberal que nos caracteriza.

En estos días, tanto el Canciller de la República, don Carlos José Gutiérrez, como algunos conocedores de nuestra diplomacia y quienes pertenecen al grupo social-cristiano, han expresado que es fundamental para el bien nacional que se capacite a nuestro servicio exterior, de manera tal que se inmunice en algo de los vaivenes político-electoreros.
Ahora bien, deseo aprovechar esta oportunidad para proponer públicamente una especie de acuerdo nacional o “bipartidario”, si así se le quiere llamar, en un ramo muy importante para el bienestar nacional. Uno de los problemas más serios en el campo de la política económica ha sido que el puesto clave de Presidente Ejecutivo de Banco Central, al igual que otras posiciones de naturaleza bastante técnica, está sujeto al meneo electorero.

Así, sin rubor, puedo afirmar que, en ciertas ocasiones el puesto de rector máximo de nuestra banca central ha sido ocupado por personas, más que en virtud de su capacidad, sabiduría y conocimientos de temas económicos, por el afecto político al partido de turno en el gobierno.

Lo anterior ha significado que, en muchas ocasiones, las recomendaciones técnicas hayan cedido su lugar a las pasiones electoreras, las cuales han resultado ser muy onerosas para el país. Ahora existe la ubérrima oportunidad de que nuestros principales partidos políticos contribuyan a “despolitizar” ̶ hecho a todas luces muy conveniente ̶ al Banco Central.

La presencia del doctor Eduardo Lizano Fait, cuya preferencia política es irrelevante señalar, en la Presidencia Ejecutiva del Banco Central ha rendido enormes dividendos al país. No sólo incuestionablemente él es una persona ducha y conocedora de los asuntos de naturaleza económica, sin que es muy libre de dogmatismos estériles, que muchas veces obscurecen el debate inteligente. Sí además se agrega el hecho de que don Eduardo goza de la confianza de su propio partido político, así como de la de los principales economistas del grupo social-cristiano y, en general, de la de los costarricenses relativamente alejados de los temas electorales, él constituye un valioso activo nacional especialmente en momentos de tanta trascendencia para la economía del país.

Adicionalmente, los principales organismos internacionales, los que tienen una enorme relación con los asuntos económicos de Costa Rica, han encontrado en el Dr. Lizano un interlocutor confiable y capaz. La permanencia del Dr. Eduardo Lizano en esa posición, por encima de los posibles resultados electorales, es una garantía para el país en la conducción de los asuntos económicos, además de que constituiría el primer paso hacia la despolitización de nuestra principal institución bancaria, hecho muy deseable para el bienestar del país.

¿Desaprovecharán los políticos esta grandiosa oportunidad que podría permitir al país estar mejor o bien continuarán haciendo de la Presidencia Ejecutiva del Banco Central el nocivo feudo de épocas pasadas? Aprovechar esta excelente oportunidad en bien del país parece ser la más sabia decisión y así me permito sugerirlo a los políticos a que lo hagan.

Elisa
13/03/2012, 18:50
1985-08-16-TRIBULACIONES DE UN CHINO EN LA CHINA

TRIBULACIONES DE UN CHINO EN LA CHINA

La Nación, 16 de agosto de 1985.

No se trata de un ensayo acerca del libro de Julio Verne, que con tanta alegría leímos en años idos. Más bien, mi escrito se refiere a las últimas declaraciones de don Fernando Naranjo, publicadas en este período el pasado 5 de agosto.

Allí don Fernando señaló, refiriéndose a los programas promovidos por CINDE, que “eso es lo que nos diferencia del planteamiento liberal: no creemos que simplemente con eliminar obstáculos y dejar al sector privado libre, se generará el crecimiento que Costa Rica necesita… Nuestro esquema es intervencionista, clara y definitivamente, donde la acción oficial favorecerá a la empresa privada en el proceso de transformación.”

Hay muchas cosas que se pueden decir de esta declaración de fe y de praxis cindeísta, pero, para empezar, la pregunta lógica que hay que formularle al ahora dirigista redivivo Fernando Naranjo, es: ¿qué nos garantiza que la acción estatal conoce más y mejor que la libre acción de las múltiples partes actuantes en la economía? Esto es, ¿y si se equivoca don Fernando al hacer que el Estado dirija la acción de la empresa privada a lo que él considera deseable?

Pero, hay más. Preguntémosle a don Fernando: ¿quién nos garantiza que el Estado estará libre de la influencia de sectores que se quieren aprovechar de ese activismo estatal, para lograr su propio beneficio a costas de la colectividad? Esto es, ¿no estaremos en presencia, con esta acción dirigista que orienta la filosofía del CINDE según nos dice don Fernando, de un reestreno del pasado proteccionista que él mismo se ha encargado –algo tarde, es cierto– de señalarnos que es necesario transformar?

Tal vez sea bueno recordar las palabras de ese liberal, quien precisamente preside el gobierno que tan generoso ha sido en dotar de fondos a CINDE. Me refiero a Ronald Reagan, quien al contrario de lo que piensa don Fernando sobre el papel intervencionista del Estado, lanzó su célebre afirmación: “Get the government off our backs (Quitemos al gobierno de nuestras espaldas). O también nos puede servir de recordatorio, cuando Reagan indicó que creía que “podemos embarcarnos en una nueva era de reformas en este país y en una nueva era de renovación… Una era que reorganizará la relación existente entre le ciudadano y el Gobierno, que hará que de nuevo el Gobierno deba responder ante el pueblo, que revitalizará el valor de la familia, el trabajo y la vecindad y que restaurará nuestras instituciones sociales privadas e independientes… estas instituciones y no el Gobierno son las fuentes de nuestro progreso económico y social como pueblo”.

Es por lo anterior que me veo sorprendido por la afirmación del doctor Naranjo, de que los programas de CINDE son “clara y definitivamente” intervencionistas; cuando habíamos entendido, desde ya buen rato, de que más bien el objetivo de CINDE era eliminar una serie de taras económicas heredadas de un pasado social-estatista.
Pongámosle cuentas al rosario: proteccionismo arancelario excesivo, estructura tributaria orientada a la maximización de ingresos para el fisco, trabas burocráticas en la obtención de divisas, tipo de cambio fijo e inmutable, crecimiento de la burocracia estatal, gigantismo del tamaño del Estado con respecto a nuestra producción, excesiva emisión de dinero… ¿Sigo…?

No me queda más que pensar que mi buen amigo don Guido Fernández se equivocó cuando mencionó a don Fernando Naranjo como un economista liberal en Liberación Nacional… o bien estamos en presencia de las tribulaciones de un chino en la China tratando de diferenciarse de los demás, por aquello de que ser liberal es vergonzante para algunos liberales.

Elisa
13/03/2012, 18:51
1985-09-01-EL FMI Y LA DEUDA LATINOAMERICANA

EL FMI Y LA DEUDA LATINOAMERICANA

La Nación, 01 de setiembre de 1985.

Según las cifras contenidas en la publicación “La crisis financiera de Cuba: el reporte secreto del Banco Nacional de Cuba”, este país tiene una deuda con las naciones occidentales de aproximadamente 3.300 millones de dólares, en tanto que se estima que la obligación con los países socialistas asciende a 22.000 millones de dólares. Sin duda algunas, en términos per cápita, la deuda externa de Cuba parece ser la más elevada de Latinoamérica. Sin embargo, la actuación de Fidel Castro, orientada a que los países de América Latina entren en mora de pago de su deuda externa, sin duda alguna no se origina en un interés egoísta de Castro de no pagar esos 25.000 millones y más de dólares. Más bien su interés se centra en crear un serio caos financiero a nuestros endeudados países, que si no honran sus deudas, muy difícilmente podrían recibir recursos externos, indispensables para un crecimiento económico estable.

De aquí que Fidel, después de todo lo que busca es provocar un caos en nuestras naciones, abogando contra las medidas de austeridad que promueve el Fondo Monetario Internacional, requisito para la recuperación de los países de América Latina.

Por supuesto que la intención de Fidel es que sus ideas caigan en un suelo fértil; sin embargo, es notorio que en Latinoamérica cada gobernante que recién asume el poder lo primero que hace es lamentarse de las restrictivas políticas del Fondo y promete que tratará de evitar su imposición a toda costa. Pero, al fin y al cabo, gobernantes como Sarney, Sanguinetti, Alfonsín, Febres Cordero –y no tardará el señor Alan García del Perú– aceptan la realidad de que, si bien los ajustes que se le proponen tienen sus costos, las opciones resultan ser más caras tanto en lo económico como en lo político.

Debe reconocerse que las propuestas del Fondo Monetario para naciones en las circunstancias de la generalidad de las de América Latina son duras, difíciles, bastante incómodas, especialmente para gobernantes acostumbrados a la dispendiosidad del gasto público, pues la conveniencia de ellas suele verse en el largo plazo, en tanto que el político suele respirar en el corto.

En algún lado leí que el presidente Reagan tiene una plaquita en su escritorio en la cual se lee: “Puedes llegar a hacer mucho si no te importa quién se lleve la fama”. Por eso, tal vez a algún político le puede interesar un concepto ligeramente diferente de lo que sucede actualmente en las negociaciones entre el FMI y sus gobiernos. Estas no toman en cuenta, en muchas ocasiones, ese incentivo tan pedestre para algunos, pero tan útilmente explicativo para otros: el sistema de maximización de ganancias que en política puede tener una contraparte interesante. Así imaginémonos un conjunto de acuerdos posibles con el Fondo Monetario Internacional, en los cuales existe un plan de incentivos graduados, de manera tal que, para aquellas naciones que, en una primera instancia, estén dispuestas a tomar medidas más restrictivas, en la siguiente ronda de acuerdos se les premie con una mayor laxitud en las subsiguientes medidas restrictivas. Pero, por supuesto, este conjunto de opciones de políticas debe ser plenamente especificado desde sus inicios y, también, para el caso de “malos” comportamientos, presentar el plan de “desincentivos” para los políticos.

Evidentemente esta es una propuesta sumamente rudimentaria, pero creo que nuestra la virtud de presentar incentivos “político-electorales”, para aquellos gobernantes que estén dispuestos a tomar las amargas medicinas necesarias que recomienda el Fondo, pero también se le expresa con claridad al político, quien a veces prefiere proseguir en el diletantismo y en la permanente búsqueda de ver cómo se escapa, qué podría sucederle con su comportamiento de “únicamente vale el corto plazo”.

Puede ser que esta vez Fidel no se salga con la suya, pero algunas ideas como las propuestas harían menos costosa la observancia de las difíciles medidas del Fondo y, por lo tanto, más caras las aventuras de Castro.

Elisa
13/03/2012, 18:57
1985-09-09-CANASTA DE CONFUSIONES
CANASTA DE CONFUSIONES

La Nación, 09 de setiembre de 1985.

En La Nación del miércoles 21 de agosto se consignan unas declaraciones muy importantes del Ministro de Planificación, licenciado Juan Manuel Villasuso. En esencia, el funcionario se opone a la propuesta de que el Banco Central varíe la metodología, hasta ahora empleada, para determinar el tipo de cambio de nuestra moneda con respecto al dólar.

Actualmente, según lo acordado con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central devalúa nuestra moneda en tanto que, entre otros factores, nuestra tasa de inflación exceda a aquélla de la economía norteamericana.

La propuesta, que adelantó el presidente el Banco Central se está estudiando en dicha institución, ligaría el valor externo de nuestra moneda o una “canasta” ponderada de las diversas monedas de los principales países, con los cuales realizamos nuestro comercio internacional.
El ministro Villasuso se opone a esta idea basado en las siguientes consideraciones, que él mismo expresó:
1.- Porque el Fondo Monetario Internacional “ha dicho que les gustaría ver una modificación en la metodología que se usa para fijar el tipo de cambio”.
2.- Por ser “inconveniente, porque una nueva metodología podría significar alteraciones importantes en el tipo de cambio” y,
3.- Porque se rompe el compromiso adquirido entre el Gobierno de Costa Rica y el Fondo Monetario Internacional y “nosotros debemos hacer que se cumplan los compromisos que asumen con nosotros”.

La posición expresada por el Ministro Villasuso sin duda alguna mueve a la reflexión. En primer lugar, el mensaje que envía el Ministro a la ciudadanía costarricense es claro: sí por una parte el FMI “presiona” por variar un sistema, lo cual originaria una mayor devaluación que la actualmente llevada, significa, ni más ni menos, que el Fondo Monetario considera insuficiente nuestro grado de devaluación, por lo que ̶ a las realidades económicas ̶ tarde o temprano debemos encarar una mayor devaluación. Como tengo la impresión de que actualmente nuestra política económica ̶ y a esto se debe gran parte de su relativa bondad ̶ se origina en la “presión” del Fondo, es muy posible que tengamos una fuertecita devaluación en los próximos meses, según lo hace entrever el ministro Villasuso.

En segundo lugar, no entiendo la posición expresada por el Ministro Villasuso de salvaguardar la santidad del contrato con el FMI. Por supuesto, los contratos deben ser respetados, pero estos pueden ser variados si las partes encuentran conveniente hacerlo así. En este sentido, un ejemplo sencillo puede ser útil: imaginemos que un médico considera que su paciente canceroso puede recuperarse de la enfermedad con cierta dosis de rayos o de qumioterapia. Resulta que con esas dosis, el paciente no se recupera a un ritmo deseable. Entonces, el médico le aconseja al paciente que es necesario, digamos, duplicar la dosis de rayos o de tratamiento a base de químicos. Según la lógica del ministro Villasuso, el paciente deberá alegarle al médico que, de seguir su consejo, se violaría el contrato sacrosanto inicial. Dicha lógica del Ministro no toma en cuenta la posibilidad de que el paciente gane ̶ se cura ̶ si sigue el nuevo consejo, esto es, que las partes estén ̶ para beneficio mutuo ̶ dispuestas a variar el contrato. La lógica del Ministro nos lleva a un corolario: el paciente mantendrá el contrato… desde su tumba.

En tercer lugar, lo que motiva la acción del Ministro es su creencia de que una mayor devaluación no va a provocar un aumento de las exportaciones. Tal vez ello sea cierto, pues es un asunto empírico, pero sí es de lógica que, si se mantiene sobrevaluado el colón ̶ tal como es la premisa que mueve la propuesta de variación en la metodología para definir el tipo de cambio ̶ menos se habrá de exportar y más se habrá de importar. Esto es, el ministro Villasuso confunde la magnitud de las variaciones en los flujos del comercio internacional con la dirección de los mismos.

Me parece que lo que en verdad hay detrás de todo este embrollo es el deseo del ministro Villasuso de mantener artificialmente bajo el tipo de cambio, cuando las realidades económicas empujan a una mayor devaluación de la moneda, en comparación con aquella llevada hasta la fecha por el actual gobierno. Sin duda alguna, se pretende aún tapar el sol con el dedo.

Elisa
13/03/2012, 18:58
1985-09-24-ERRÓNEAS BUENAS INTENCIONES

ERRÓNEAS BUENAS INTENCIONES

La Nación, 24 de setiembre de 1985.

Actualmente se encuentra en trámite en la Asamblea Legislativa un proyecto denominado Ley de Garantía Sindical, el cual, entre otras cosas, busca que se reforme el actual Código de Trabajo, para que se aumente en dos meses más posteriores al parto, el período de descanso remunerado.

Puede suponerse que hay la buena intención del legislador de ayudar a la madre embarazada a sobrellevar su nueva situación; sin embargo, la pregunta que lógicamente debemos formularnos es, ¿cuáles podrían ser las consecuencias de estas propuestas? Repito, no tengo interés en cuestionar las motivaciones de los proponentes de esta nueva legislación, la que, al menos en apariencia, se puede considerar que satisface el requisito que se impone a la hermandad entre los hombres.

¿Será suficiente con tener buenas intenciones? Por supuesto que con este artículo corro el riesgo de satisfacer al que desea mostrar que Jorge Corrales es un insensible a la miseria ajena, lo cual es de esperarse de un trasnochado creyente en la ley de la selva; o bien, para estar de moda con los apetitos de los politiquillos de turno, que así es como piensa un liberal. Sin embargo, lo que trato es de señalar mi preferencia por una mente fría, al servicio de un corazón ardiente, la cual contrasta con una mente ardiente al servicio de un corazón ardiente, que caracteriza a los bien intencionados de siempre.

¿De qué nos puede servir el análisis económico en este caso? Qué el resultado más probable, por el cual se eleva el pago por el trabajo de la mujer lactante –y, en general, de todas las mujeres potencialmente madres– sea el de provocar un descenso en el empleo de estas mujeres. Esto es, que la buena intención de ayudar a las madres embarazadas por medio de la legislación propuesta se transforma en un desempleo de aquéllas que se pretendió ayudar.

Simplemente, a la hora de contratar trabajo, el patrono toma en cuenta el costo que para su empresa significa el embarazo de una mujer y, en condiciones de igualdad, preferirá darles empleo a mujeres de mayor edad o bien a hombres. Es más, con el embarazo se pierde continuidad en el trabajo e incluso puede ocurrir que, en cierto momento, la mujer decida quedarse en su hogar y no proseguir en el empleo remunerado. Esto tiene como consecuencia que aquella enorme experiencia laboral adquirida en la empresa, se pierda. Ante esta circunstancia –todo lo demás igual– se preferirá dar empleo a quienes no presentan este problema.

Esto lo señaló muy bien Benjamín Rogge, quien explicó que “Nuestro mayor enemigo es aquel quien (ya sea por buena intención o por maldad) es totalmente desconsiderado al hecho de que hay un proceso en marcha en los asuntos económicos del ser humano, de que los efectos están relacionados con las causas, y que en este proceso es un gran dato de experiencia humana”. Evidentemente – y que se pregunte esto el bien intencionado legislador– ¿de qué le sirve a una madre lactante que se le reconozcan más meses de incapacidad, si ello tiene consecuencia de que se le dificulte encontrar empleo? De la respuesta que se brinde el legislador –y también todos nosotros– depende que podamos asegurar empleo, ingresos, bienestar y salud a la familia de una madre lactante, lo cual, supongo, es lo que todos deseamos obtener. Tiene que ser que el infierno esté pavimentado de buenas intenciones.

Elisa
13/03/2012, 19:04
1985-10-08-ANUNCIO A LOS COOPERATIVISTAS

ANUNCIO A LOS COOPERATIVISTAS

La Nación, 08 de octubre de 1985.

Con este título contesta Mario Carvajal a las observaciones contenidas en una artículo mío en la página 15. Quiero referirme a su respuesta.
1.- Reconozco que me equivoqué: Sobreestimé la capacidad y el don de gentes de Mario Carvajal. Por ello esperaba una respuesta a mi artículo y no el terrorismo intelectual que esgrime, el cual parece estar de moda.
2.- No se preocupe Mario Carvajal porque yo vaya a ocupar un puesto público en un próximo gobierno. De su desliz de freudiana derrota, sólo puedo aseverar que es Mario Carvajal el que pretende una diputación; no es este servidor, quien está muy tranquilo.
3.- Lo de “economista anarquista” surgió cuando Mario Carvajal conspiraba contra el interés del consumidor, al organizar un cartel de productores de cuero: CAVEAT EMPTOR.
4.- Tal vez si Mario Carvajal cooperativizara la inteligencia se podría dar cuenta de que, aún en ese caso, siempre le conviene hacer máximas las ganancias y no desperdiciar sus escasos recursos en pobres intentos de respuesta a mis comentarios.
R.I.P.

Elisa
13/03/2012, 19:05
1985-10-18-EL ENREDO DEL ARROZ

EL ENREDO DEL ARROZ

La Nación, 18 de octubre de 1985.

Recientemente hubo una huelga de productores de arroz en las zonas de Parrita y de Quepos; igualmente, los productores arroceros del Atlántico acudieron al ya cansino cierre de las vías, a fin de presionar al gobierno para que les resolviera el problema de su producción. Y, me atrevo a vaticinar, en tanto prosiga la situación tal como actualmente se encuentra, proliferarán las protestas y las manifestaciones de los arroceros en todo el país.

La razón de lo anterior es muy sencillo: es un vivo ejemplo de la arrogancia gubernamental de querer sustituir al precio económico por el precio político. Es la propia actuación del Estado la que provoca la situaciòn lamentable antes descrita, al inmiscuirse en la actividad productiva, con precios de sustentación en unos casos y máximos al consumidor, en otros.

El Estado, por metiche, ahora no sabe qué hacer y las medidas que ahora toma para resolver estos problemas de su propia creación, tan sólo motivan hilaridad por la incongruencia e insapiencia de los funcionarios gubernamentales, quienes ahora se ven presos de las garras del monstruo de su propia creación.

Hace poco, el Estado elevó el precio de sustentación o de garantía mínima al productor. Sin embargo, al mismo tiempo, decidió no aumentar el precio de venta del industrial al comerciante y, por ende, al consumidor. Para hacer el caso más divertido, el precio nuevo de sustentación es superior al precio de venta del industrial al comerciante.

¿Cómo funcionó la imaginación burocrática para resolver este nudo gordiano? La genialidad indicó que el precio más elevado al consumidor, acorde con el nuevo más alto de sustentación al productor, entraría, casualmente, en vigencia en febrero del año entrante, pues se disponía de excedentes al precio viejo. Y, mientras tanto, que el industrial le pagara al agricultor el precio nuevo de sustentación más alto y a aquél el gobierno le reconocería, por medio de una nueva invención llamada “comercializadora”, las pérdidas que habría que incurrir temporalmente, al verse el industrial del arroz obligado a vender más barato de lo que le pagó al agricultor.

Por supuesto, no se requiere mucha imaginación para adivinar lo que habría de suceder, especialmente, tal como usted y yo lo sabemos, los participantes en el proceso económico no son tontos, como suele suponerlo el burócrata. Los industriales, ante la incertidumbre sobre la certeza de sus ingresos debido a la política gubernamental, estarán dispuestos tan sólo a pagar a los agricultores el viejo precio de sustentación y, tal vez, les ofrecerán un reconocimiento adicional cuando el Estado les entregue los fondos por medio de la comercializadora.

Los agricultores no pueden retener el arroz: este es muy perecedero y la humedad les ocasiona graves daños. Como no lo pueden hacer en sake, tendrán que entregarlo a los industriales al viejo precio, por aquello de que “del ahogado, el sombrero”, esto es, aún con pérdidas.

La verdad es que el gobierno creó su propio problema el elevar el precio de sustentación al agricultor y no hacerlo para el consumidor. Y aquí está el meollo del asunto: ¿Se imaginan ustedes por qué este gobierno no eleva ahora el precio al consumidor y asevera que lo hará en febrero de 1986? No se requiere ser un genio para darse cuenta que se trata de evitar el aumento antes de las elecciones de principios de febrero, con el presunto objetivo de evitar una pérdida mayor de votos al partido de sus querencias. En dos palabras, parece que lo que importa es una campaña y lo demás vale un bledo. Estos políticos creen que los consumidores somos tontitos, como para no darnos cuenta de la jugada politiquera entre manos, cuya irresponsabilidad se verá premiada con situaciones indeseables para todos los costarricenses. ¡Hasta cuando cesará el Estado y sus rémoras polítícas de querer sustituir el precio económico por el precio político!

Elisa
13/03/2012, 19:06
1985-10-31-CON GUSTO RECOJO EL GUANTE

CON GUSTO RECOJO EL GUANTE

La Nación, 31 de octubre de 1985.

Normalmente la primera lección que reciben los alumnos de Elementos de Economía de la Universidad de Costa Rica, versa acerca del concepto del “homo economicus” y del papel analítico de la maximización de utilidades en el comportamiento del consumidor y, por extensión, de la empresa.

En este caso, será esta la segunda lección pues una primera ya la recibió don Mario Carvajal. Es interesante, sin duda alguna, poner en evidencia errores elementales, pero lo es más aún sacar claridad de la oscuridad de polemistas. En este caso existe un enredo pavoroso en la mente de don Mario Carvajal, entre el papel analítico de la hipótesis de la maximización de utilidades y la creencia que él atribuye a los liberales de que el enriquecimiento es el único fin del hombre.

Lo que sucede en esta ciencia, que de paso se incluye en la categoría de los premios Nobel, es que se formulan hipótesis orientadas a explicar una realidad muy compleja. El concepto de maximización de utilidades es empleado por innumerables economistas liberales, no liberales, conservadores, estatistas y hasta socializantes. Son simples herramientas que el economista emplea para explicar un fenómeno observado; ya sea, por ejemplo, en empresas de capital, en cooperativas, en asociaciones y en muchas otras más.

Por supuesto que en la mente del ser humano existen actitudes muy diferentes y variadas de las del “homo economicus” a que nos hemos referido, pero lo importante es que lo que la economía no busca predecir es una forma específica de comportamiento humano, sino, más bien, describir un proceso de explicación científicamente estructurado de las diferentes formas en las cuales se integran y reconcilian los varios y divergentes planos de comportamiento de las personas. Lo que mi interlocutor no comprende es que habrá una mayor eficiencia social si los intereses divergentes de los participantes en el proceso económico –intereses propios o personales– pueden dirigirse hacia objetivos mutuamente benéficos, tal como claramente lo explicó aquel economista llamado Adam Smith.

Pero, hay más, la creencia de don Mario de que, según los liberales, lo único que interesa al hombre es su enriquecimiento, indica una enorme ignorancia: el individuo debe actuar dentro de un marco legal en que se respeta la propiedad y los derechos de terceros o bien puede incluir dentro de sus objetivos la mejora del bienestar de los demás, entre muchas otras cosas. ¿Cómo puede ignorar mi oponente los estudios de aquel economista de Chicago –que para Carvajal ya es un pecado– Gary Becker, en los que utiliza en su análisis variables tales como la estructura de la familia, el bienestar de la comunidad, el de los hijos, etcétera, todo dentro de modelos de análisis económico de maximización de la utilidad del consumidor?

El concepto de utilidad no es estrictamente monetario, como lo supone don Mario, sino que trata de todo tipo de beneficios, ya sean pecuniarios o no. Veamos un ejemplo de ello: Yo considero que existe un beneficio en el hecho de que don Mario Carvajal escriba lo que escribe, pues de la muestra de sus errores –y de los nuestros– es como puede avanzar la ciencia y progresar el hombre. Este es un típico beneficio o forma de lucro, según la concepción de don Mario, que él no toma en consideración al referirse al análisis económico.

Este enredo del señor Carvajal lo conduce a generalizar el instrumental del economista al pensamiento liberal como un todo. Como yo incorporo a la caridad dentro de mi función de utilidad, nada más haré una breve referencia al embrollo “carvajaliano”: los que estamos a favor de la libertad económica no lo es tan sólo por su gran eficiencia en la organización de recursos escasos, ni por sus enormes éxitos en asegurar progreso económico a las naciones, sino porque es consistente con principios morales que a mí me parecen fundamentales en la vida civilizada. Tal es el caso de la libertad individual; esto es, que no haya coerción a unas personas por parte de otras, de la necesidad de que la persona sea responsable de sus actos, así como que el ser humano es imperfecto y, por lo tanto, que es limitado.

Tal vez toda la confusión de don Mario surge por el hecho de que él no es economista. Esto no quiere decir que para opinar sobre estos temas se requiera haber pasado cursos de Economía en una universidad: una gran parte del avance científico se debe a la intuición de verdaderos sabios. En este caso, desafortunadamente para el país y para la ciencia, no creo que don Mario haya sido dotado por la naturaleza para tal empresa, lo cual soy el primero en lamentar.

Elisa
13/03/2012, 19:07
1985-11-01-UN JUEGO POLÍTICO
UN JUEGO POLÍTICO

La Nación, 01 de noviembre de 1985.

Yo puedo aceptar que sea tonto, pero se me hace cuesta arriba que don Mario no entienda que también él puede ser paradigma de tan distinguido gremio. Don Mario Carvajal, en su ensayo de cálculo electorero, pretende que Jorge Corrales le diga que hay que poner impuestos a las cooperativas y a otros tipos de empresas. Pero me rehúso a jugar su juego. En primer lugar, en mi artículo original nunca hice referencia a temas tributarios y, en segundo lugar, lo que mi oponente busca es poder decir: “Ven, Jorge Corrales dijo esto y lo otro; como Jorge Corrales es miembro de un partido político, luego ese partido hará lo que dice Corrales”.

Falaz; falaz en todo momento. Primeramente, con gusto indicaré mis preferencias personales acerca de parte de nuestro sistema tributario, pero, en segundo lugar, y considero que es lo más importante, es tan sólo mi opinión y nada más. No es la de ningún partido político y espero tan sólo que sean algunos de los neo-Chicago Boy’s, que incómodamente nadan en el maremágnum ideológico de Liberación Nacional, quienes tomen en cuenta mis humildes ̶ y tal vez erradas ̶ opiniones sobre tributación de las empresas en Costa Rica.

Considero que las exageradamente altas tasas de tributación de la renta a nuestras empresas, que en mucho se deben a la solución social-estatista de Liberación Nacional de aumentar los impuestos, en vez de de reducir el gasto público, son un factor decididamente negativo para la reactivación económica de nuestro país. Aquí le falló el propósito electorero a don Mario Carvajal: yo no creo que se le deba poner arbitrariamente un impuesto sobre la renta a las cooperativas. Así respondo a su “desinteresada preocupación” de que ciertos economistas liberales propongamos nuevos impuestos.

Lo anterior debe ser claramente definido: estoy a favor de que las empresas ̶ de todo tipo, de toda naturaleza, cualquiera que sea la herramienta que el ser humano ha escogido libremente para llevar a cabo sus negocios ̶ no paguen el impuesto sobre la renta. Considero deseable que nuestro sistema tributario vaya evolucionando hacia uno en que no se penalice al ser humano por lo que agrega a la producción del país, sino más bien que se promueva el ahorro y la frugalidad, gravando a las personas por lo que retiran de la economía. Esto los economistas lo conocemos como impuesto al gasto, que, de paso, la versión moderna la propuso hace más de treinta años, no un Chicago Boy, lo cual horrorizaría a mi interlocutor, sino el profesor inglés Nicholas Kaldor, quien por mucho tiempo fue afecto al partido Laborista de Inglaterra, hermano putativo del social-estatista Liberación Nacional.

Por otra parte, manifiesto mi aprecio por una norma elemental en lo que se refiere al análisis tributario: aquella de la equidad horizontal o del tratamiento igual de los iguales o de tratamiento uniforme a personas similarmente situadas. Si a esta concepción ̶ la cual creo que muchos costarricenses comparten ̶ unimos la seria preocupación por la existencia de un Estado creciente y profundamente gastador, creo que el llamado camino del futuro es diáfanamente claro: ¿por qué, en vez de propugnar por más recursos por medio de impuestos para ese Estado dispendioso, que parece se acerca más a la filosofía social-estatista de mi interlocutor, no buscamos cómo reducir el Leviatán y disminuir los impuestos, entre ellos los gravámenes sobre cualquier tipo de empresas, cualesquiera sea su forma de propiedad y composición de su patrimonio?

Elisa
13/03/2012, 19:08
1985-11-06-LA INTENCIÓN NO ES LO QUE VALE

LA INTENCIÓN NO ES LO QUE VALE

La Nación, 06 de noviembre de 1985.

Un caso que presencié recientemente en una empresa me motiva a escribir este artículo, el cual, espero, ha de contribuir en algo para resaltar el divorcio que se presenta entre la realidad económica de un mercado y los deseos supuestamente bien intencionados de los políticos de alterar las relaciones libremente contratadas en esos mercados.
Existe una legislación que señala que los trabajadores entre 15 y 18 años no pueden trabajar más de 42 horas a la semana. Normalmente la jornada laboral en el país es de 48 horas por semana y así ajustan las empresas, generalmente, su plan de producción.

Pues bien, hace poco una empresa del país recibió la visita de un funcionario de un ministerio, quien señaló que en ella laboraban ilegalmente 48 horas a la semana, aproximadamente un 20 por ciento de sus trabajadores, quienes tenían entre 15 y 18 años de edad. Estos trabajadores laboraban en esa empresa debido, principalmente, a su parentesco y amistad con empleados de mayor edad, quienes les habían ayudado a conseguir empleo en esa empresa.

Por supuesto, la compañía había invertido un gran esfuerzo en entrenar a estos jóvenes en las diversas tareas que allí realizaban. Estos habían superado la etapa de simple mano de obra bruta y en ellos se había incorporado, por así decirlo, un enorme capital humano expresado en conocimientos y una elevada productividad en sus trabajos. Eran ya lo que comúnmente se les llama trabajadores calificados.

Al patrono se le señaló que, si quería que esa fuerza laboral continuara trabajando allí, debería reducir su jornada a 42 horas por semana, aún cuando libremente esos trabajadores deseaban continuar haciéndolo por 48 horas a la semana (el ingreso es preferido por ellos al ocio o al hambre). Como la línea de producción es continua y se requiere de la labor coordinada de todo el personal, además de que sus compromisos de producción le exigen una tarea de 48 horas semanales, al patrono se le hacía imposible cumplir con el pedido del funcionario gubernamental y el burócrata le señaló que, entonces, se vería obligado a despedir al 20 por ciento de su mano de obra. La respuesta que yo esperé del funcionario ante lo que le decía el dueño de la empresa fue la que efectivamente dio: “Esto a mí no me importa; eso no es problema mío”.

Por supuesto que no era “ese” un problema del empleado gubernamental: así está en la legislación. Ahora bien, esa legislación, posiblemente muy bien intencionada, demuestra claramente cómo el deseo de “proteger” a los trabajadores, muy posiblemente termina por causar más daño a quienes intentó proteger. Estos trabajadores ̶ generalmente mujeres ̶ tienen ahora muy pocas opciones de encontrar un trabajo equivalente al que tenían: unas de ellas me manifestaron que la alternativa sería ahora quedarse en la casa haciendo oficio ̶ sin remuneración ̶ o buscar otra cosa, aunque fuera más mal pagada. ¡Imagínese el lector cuáles serán algunas de las alternativas que tendrán ante sí estas jovencitas, condenadas a esas circunstancias por unas leyes diseñadas para “protegerlas”!

La intención no es lo que vale: estas jóvenes no sólo han de perder su trabajo, su ingreso familiar ̶ indispensable para comer en muchos casos ̶ su dignidad personal, su conocimiento adquirido a mucho costo, el cual se puede “herrumbrar” durante esos años en que no pueden trabajar en lo aprendido, sino que también se sentirán menguadas en su libertad de escoger y de elegir algo distinto de la miseria y la pobreza que ocasiona el desempleo. La pobreza no se elimina con leyes. La miseria no desaparece con buenas intenciones. Estas jóvenes desocupadas por la ley que pretende protegerlas, ya saben que la intención no es lo que vale. Me parece que estos bien intencionados legisladores han de caber en el séptimo círculo del infierno de Dante, por aquello de la grave violencia que ejercen contra el prójimo.

Elisa
13/03/2012, 19:09
1985-11-15-NO AL ODIO

NO AL ODIO

La Nación, 15 de noviembre de 1985.

Lo más posible es que todos sepan de quien estoy hablando. Voy a razonar en abstracto qué es lo que podemos hacer los costarricenses ante quienes deliberadamente, con bastardos fines político-electoreros, buscan renacer odios del pasado.

Una de las mayores virtudes de nuestro pueblo, la cual se vive sin haber sido creada por nadie como un proyecto deliberado de ingeniería social, es que en estos últimos cuarenta años ha logrado desterrar el odio que naturalmente surgió de la lucha fratricida de entonces.

Tal vez esa habilidad histórica de nuestra nación es lo que más le ha permitido progresar en relativa paz y en relativa libertad. Casi dos generaciones han pasado desde la lucha violenta entre hermanos y hoy orgullosos podemos mostrar si somos inmunes al virus del odio, que hoy alguien pretende reinstalar en nuestras almas.

Son muchas las familias en las que un padre pertenece a un grupo político y el otro es miembro de su oponente. Estos padres, los dos, sabrán decirle “no al odio”.
Son muchas las familias en las que, en tanto que en un hijo milita en unas huestes políticas, el padre mantiene su afecto por otras tiendas. Padres e hijos, cubiertos del amor filial que nutre a la familia costarricense sabrán al unísono decirle “no al odio”.

En nuestra vida, son demasiados los compañeros con quienes participamos en el quehacer diario en las más diversas formas, quienes no comparten nuestra opinión política, en tanto que otros son afectos a nuestra posición electoral.

Ese amor fraternal, de compañeros en la fecunda labor, es el antídoto que le facultará decir “no al odio”.


En nuestras actividades empresariales encontramos socios que son partícipes de alguna actitud ideológica, en tanto que otros piensan de manera distinta. Ese espíritu de solidaridad entre socios es la savia que les permitirá decir “no al odio”.

Veamos a nuestro alrededor, miremos a nuestros parientes, esposos, hijos, padres; observemos a nuestros compañeros, a nuestros vecinos, a nuestros socios, a quienes laboran en tantas actividades lado a lado con todos nosotros. ¿Verdad que no es con odio como les vemos, simplemente porque tienen otra posición electoral? ¿Verdad que no es el odio el que nutre nuestras almas al pensar distinto de algunos de ellos?

Si respondemos sí a los dos últimas preguntas, estaremos seguros de que el odio que algunos pregonan no hará mella en nuestra fibra social, en nuestros hogares, en nuestras iglesias, en nuestros lugares de trabajo, en nuestra patria. Estaremos seguros que privará el “no al odio”.

Ahora, más que nunca, debemos los costarricenses estar alertas ante las amenazas a nuestra institucionalidad. El engendro del odio entre connacionales, sólo serviría para dividir a nuestra colectividad y en río revuelto ganancia de pescadores. Nuestra fracturación interna, como resultado de la inyección del odio, sobre serviría al sandino-comunismo, que vería en Costa Rica una fruta madura, fácil de apropiársela. Al decir “no al odio”, los costarricenses le decimos “no al sandino-comunismo”.

Elisa
13/03/2012, 19:10
1985-11-22-RECIENTES CAMBIOS EN EL CNP

RECIENTES CAMBIOS EN EL C. N. P.

La Nación, 22 de noviembre de 1985.

En verdad considero que la intempestiva salida del ingeniero Jorge Torres como Presidente Ejecutivo del Consejo Nacional de Producción, puede ser síntoma de una reversión de la política de esa institución, en lo que se refiere a un abandono paulatino del intervencionismo estatal en esa esfera.

Un reciente seminario sobre temas agrícolas organizado por la Asociación Nacional de Fomento Económico (ANFE) permitió conocer una serie de decisiones llevada a cabo fundamentalmente por el ingeniero Torres, pero inspiradas en decisiones financieras del Banco Central conducentes a que nuestro sector agrícola de granos básicas fuera, progresivamente, objeto de los incentivos a la eficiencia que provoca la competencia internacional.

Lamentablemente, una política tan bien intencionada estaba destinada al fracaso cuando autoridades políticas gubernamentales querían lograr lo imposible: un precio de sustentación más elevado para el productor, en tanto que no habría de aumentar el precio del grano procesado y, por ende, al consumidor. Por supuesto, esta ficción estatista se habría de trocar en una realidad tarde o temprano y ya pronto verá el costarricenses cómo el arroz tendrá que pagarlo más caro ̶ muy posiblemente recién pasadas las elecciones ̶ en gran parte debido al incremento decretado por el gobierno en los precios de sustentación.

La tragicomedia ha ido evolucionando y era ya la hora del sacrificio: la salida del ingeniero Torres se debe a la voluntad de ciertos políticos de impedir el funcionamiento lógico del mercado, que aquél ya había logrado conocer. No era posible cubrir el sol con un dedo: no era posible elevar el precio de sustentación sin elevar el precio al consumidor.

Todas estas circunstancias no sorprenden a quienes podemos señalar la experiencia fallida de 4.000 años de historia del control de precios. Por ahí del año 2.000 antes de Cristo, el faraón Henku intentó controlar el precio de los granos básicos: “Durante siglos el gobernante egipcio luchó por mantener el control de las cosechas de granos, al saber que el control de la alimentación es el control de las vidas. Utilizando el pretexto de prevenir la hambruna, el gobierno gradualmente reguló más y más la producción de granos; la regulación condujo a la dirección y finalmente a la misma propiedad; la tierra se convirtió en propiedad del monarca y le fue alquilada por la clase agrícola.” (R. L. Schuettinger y E. F. Butler, Forty Centuries of Wage and Price Controls, p. p. 9-10).

Sin duda alguna, nosotros no tendremos que esperar muchos años para obtener las contorsiones estatales ante la fijación de precios; nada más nos ha requerido 4 años y 4 presidentes ejecutivos del Consejo Nacional de Producción intentando encontrar el rumbo en el océano del absurdo, que nos muestra el denominado programa de “Volvamos a la Tierra”.

Elisa
13/03/2012, 19:11
1985-12-28-TOMO PARTIDO

TOMO PARTIDO

La Nación, 28 de diciembre de 1985.

Una expresión de algunos amigos periodistas, en el sentido de que en ciertos comentarios públicos este servidor tomaba partido, me ha motivado para, después de varias semanas de no hacerlo, abusar de la paciencia de los apreciados lectores de la página quince, para tal vez aburrirlos con mis pesares personales. En verdad, a mi me agrada tomar partido; es más, a veces hasta me parece muy importante que me defina en ciertos aspectos.

Tal vez es que esos fraternos periodistas consideran que, como comentarista, gratuito en algunos casos, percibiendo honorarios en otros, debe ser uno un aséptico a las definiciones: una especie de gris blancuzco teñido de negro. Me parece que lo contrario más bien puede ser loable. Después de todo, las ideas tienen consecuencias.

Lo que uno trata es que ellas sean buenas, en el sentido de ampliar las posibilidades de elección de las personas. Si uno considera que, bien o mal, contribuye a la extensión y ampliación del pensamiento, pues, entonces, ¿por qué no definirse ante ciertas ideas, ante ciertos hechos?

Tal vez lo que mis bien intencionados consejeros tenían en mente es que este comentarista y dador de opiniones no se definiera en el momento electoral. Bueno, creo que ello es secundario y, posiblemente, más bien el virtuoso debate político, en esta aún mejorable democracia, permita o haga proclive una mayor definición en el ideario de las personas.
Los que consideran que un comentarista debe permanecer impolutamente indefinido un partido político en un período electoral, simplemente expresan una opinión más –y quién sabe si hasta contradictoria con sus propias y humanas acciones– pero en eso queda; en ser una simple pretensión vacua.

La campaña electoral ofrece una importante oportunidad al lector –después de todo se elige a los gobernantes de varios años, capaces de ejercitar la coacción del Estado– es por ello que considero que, más que nunca, es vital que sea un elector informado, que tenga la oportunidad de distinguir los matices y los pareceres diversos si lo fueran y, también, ¿por qué no?, que aprecie los rasgos del demagogo si los hubiera. De manera que, correcta o incorrectamente, quien escribe sus opiniones puede arrogarse su derecho, su libertad de definirse y de expresar lo que le parece, civilizadamente y si a bien lo tienen los dueños del medio de información. La virtud de la libertad de expresión es que, algún otro, si a bien lo tiene, puede expresar una opinión contraria y que muestre el error de quien difiere de pareceres.

Por todo esto, yo me defino: me defino por los valores de la libertad y, en este caso particular, de la expresión, de manera que ruego que se me deje libre de definirme. Estoy en mi derecho a equivocarme: es por ello que creo en la libertad y no en la coacción, en el control y en la socialización de las conciencias.

Elisa
13/03/2012, 19:12
1986-01-15-PANEM ET CIRCENSES

PANEM ET CIRCENSES

La Nación, 15 de enero de 1986.

Pan y circo. Así se refirió Juvenal a los romanos en decadencia, quienes sólo pedían trigo y espectáculos gratuitos en el foro de Roma.

Por supuesto que el demagogo, ni lerdo ni perezoso, se aventuraba a satisfacer los apetitos de la masa plebeya y les ofrecía pan y circo. Después de todo, tal vez ese era un precio bajo para conservar un poder que parecía esfumarse.

Me parece ver al emperador romano, rodeado de sus aduladores, levantar sus manos pulidas y refinadas y asentir a la petición de las masas para que se les diera pan y circo. El emperador, como no era un tonto, se dio cuenta de que era más fácil complacer de antemano las peticiones esperadas y empezó a ofrecer… ¡Era tan cómodo convertirse en demagogo!

Si el lector decide algún día ser candidato a la jefatura del gobierno, puede pensar en lo sencillo que es: si hay un problema de escasez de vivienda, proclamar que en su administración no la va a haber más, sólo que sin decir cómo va a lograrlo. Que si hay un problema de empleo, anunciar a la muchedumbre que bajo su mandato se eliminará la desocupación, por supuesto que sin decir qué artes de taumaturgo empleará para eliminar el desempleo. Y si fuera necesario hablar ante los campesinos, pues les ofrece tierras para todos y si lo que sobra es tierra, pues se crearán más campesinos. Si les habla a los deportistas, les promete un “astrodome” o un coliseo deportivo, obviamente sin mostrar de dónde saldrán los recursos para lograrlo. Si hay que ir a conversar a una escuela, no basta con ofrecerle todo un juego de computadoras; se les promete a todas las escuelas sin importar de dónde vendrá la plata para ello. Y así… todo es tan fácil.

Nada más falta el decorado del foro. ¿Cómo lograr que la masa venga a adorar al posible dios emperador y exaltar así su naturaleza omnipresente y omnipoderosa?
El circo. El amigo lector, pretendiente al mandato divino, puede atraer a este humano ofreciéndole tal vez a Michael Jackson o a Madonna o a Rubén Blades o a Iris Chacón, desvelada. Quizás así el pueblo muerda el anzuelo y acuda a los mítines de glorificación. Tan sólo me permito brindar un consejo al amigo lector que pretende trocarse en emperador: no crea que la masa va allá porque le adoran; tal vez sea que van tan sólo porque les gusta el circo. A veces cuesta menospreciar la bondad de un pueblo, pues aunque se le considere plebeyo y de apetitos bajos a ser satisfechos, sus individuos piensan y reconocen el engaño del demagogo.

Elisa
13/03/2012, 19:13
1986-01-27-EL ESTADO INTERVENCIONISTA

EL ESTADO INTERVENCIONISTA

La Nación, 27 de enero de 1986. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 115-116.

Sin duda alguna, ciertos sectores políticos de nuestro país continúan creyendo, dogmáticamente, en las virtudes del intervencionismo estatal. Claramente lo mostró recientemente don Thelmo Vargas, en un artículo en esta misma página, basado en los escritos de un borrador de programa de cierta agrupación política. Se continúa, en este boceto que no vio la luz, insistiendo en la intervención del Estado como una herramienta capaz de resolver los fracasos del mercado.

El dogma socialista intervencionista radica en que creen irreflexivamente en que la intervención estatal, per se, es capaz de mejorar los resultados que pueden ser imperfectos de una economía del mercado. Esto es, que la acción del burócrata, por sí misma, es capaz de lograr el óptimo pleno que no es factible obtener en un imperfecto sistema de mercado. El economista acepta que, si se presentan distorsiones en el mercado, existe un argumento para la intervención estatal, pero ello está muy lejos de ser un argumento de que esa intervención estatal sea más eficiente que la alternativa, además de indicarnos ello, como todo en la vida, que la intervención del Estado tiene un costo.

Recientes acontecimientos, en muy diversos órdenes económicos, parecen indicar un hecho muy significativo: el creciente abandono del sistema de planificación central y la evolución hacia órdenes económicos en que más decisiones son efectuadas por entes descentralizados; esto es, individuos y empresas, en contraste con un ministerio de la planificación. Tal como lo señaló el distinguido economista Miguel Ángel Rodríguez, el problema con la economía de la decisión central radica en que “carece de un medio racional de cálculo que le permita asignar en forma óptima los recursos de que dispone, a fin de satisfacer al máximo las necesidades de la comunidad”. (Tomado de El Mito de la Racionalidad del Socialismo, p.29).

Sin embargo, ciertos grupos continúan creyendo que la autoridad central es omnisciente; que todo lo sabe; que calcula mejor y que es también omnipotente –para que pueda llevar a cabo sus deseos, aunque sea lo contrario de lo que otras personas desean hacer– a la vez que benévolo; o sea, que busca el bien del pueblo y no del Estado en sí.
Tal vez una de las expresiones más lapidarias sobre este tema fue la formulada por el economista Deepak Lal, quien indicó que “Por la experiencia de gran número de países en desarrollo en el período de posguerra, sería un justo criterio profesional decir que la mayor parte de las distorsiones graves no se deben a imperfecciones inherentes del mecanismo del mercado, sino a las intervenciones irracionales del gobierno…” (Tomado de Finanzas y Desarrollo, junio de 1985, p.13).

La lección que podemos derivar los costarricenses del consejo del economista Lal radica en que no debemos caer en el mito de la intervención estatal como solución a los problemas que pueden surgir de las ineficiencias del mercado y tener presente, en especial nuestros gobernantes, tanto los actuales, como los que pronto elegiremos, que la actuación del Estado tiene un costo. Además, que muchas veces es la propia acción del Estado la que nos impide tener un mayor bienestar social y privado.

El tema es de profunda trascendencia, pues si se tiene claro el papel que debe cumplir el Estado en nuestro orden económico, se debe tener cuidado de que, los que de una forma u otra activamente participan en la acción gubernamental, tengan igualmente límpidas esta concepciones y así nos evitaremos costosos errores que tendremos todos que pagar, tarde o temprano.

Elisa
13/03/2012, 19:14
1986-01-31-EL EPÍTOME DE LA DECADENCIA

EL EPÍTOME DE LA DECADENCIA

La Nación, 31 de enero de 1986.

Don Manuel Felipe Calvo publicó recientemente un artículo en este periódico sobre el programa económico del Partido Unidad. ¡Cómo me alegra que el sueño maléfico de José Figueres de pegarle fuego a La Nación no se haya trocado en realidad y es así como un seguidor del partido que preside el moderno Eróstrato, acude a la libre expresión de ideas en ese periódico, aunque, en verdad, lo que menos presenta don Felipe, son ideas!

Comprendo la preocupación de don Felipe Calvo debido a la ausencia de un programa por parte del Partido Liberación Nacional. Simplemente debe recordarse cuántas veces se nos aseveró que tal folleto vería pronto la luz, que estaba en la imprenta y que en poco tiempo el país podría nutrirse del sabio conocimiento de los presuntos grupos de estudio de Liberación Nacional. Pero ya en el atardecer de esta campaña no aparecen los sabios y astros luminarios, quienes siempre, se nos dijo, alimentarían al país con nuevas ideas.

Pero aún hay más. Para que vean que la zarzuela nos entretiene mucho, cabe preguntarse: “¿Dónde estarán nuestros mozos que a la cita no quieren venir?”. En la Escuela de Economía de la Universidad de Costa Rica, la asociación estudiantil AIESEC trató de organizar un debate acerca de los programas económicos del partido Unidad Social Cristiana y del partido Liberación Nacional. Se trataba con ello que los estudiantes pudieran comparar planteamientos serios de naturaleza económica y que manifestaran sus inquietudes intelectuales. Por parte de los social-cristianos aceptó participar el Dr. Miguel Ángel Rodríguez y por los social-demócratas, el Dr. Fernando Zumbado. Como moderador accedió concurrir un respetado y reconocido director de un noticiero de la televisión. ¡Cuál no sería la sorpresa cuando el debate no se pudo realizar, porque el partido Liberación desautorizó al señor Zumbado para que participara! Simplemente el partido de los social-demócratas no tenía ni ideas ni programas que llevar a cabo en un remoto gobierno suyo.

Claramente, no podían debatir, puesto que la vaciedad de planteamientos les impedía el libro juego de ideas.

Todos esto se corrobora con el hecho de que Liberación, dicen que ahora jefeado por alguien superdotado, por primera vez en su historia política se presenta ante el elector sin un programa de gobierno… Reina el silencio, don Manuel Felipe…

Para que vean la elevación intelectual del artículo del señor Calvo, me permito transcribir lo dicho por él “…el concepto de la “nueva economía” es una gran incógnita, y esas ideas con gran facilidad podrían ser catalogadas de caducas”. Si algo es “incógnito”, es que es desconocido y, si así lo fuere, ¿cómo lo desconocido puede ser catalogado de caduco? Por ejemplo, es desconocido el Programa del Partido Liberación Nacional. Por ejemplo, las pretendidas ideas que aquí expresa don Manuel Felipe son caducas; esto es, chochean, se arruinan o acaban por antiguas y gastadas, como dice el diccionario de la Real Academia.

Elisa
13/03/2012, 19:15
1986-02-19-AYUDA EXTERNA Y CAMBIO ESTRUCTURAL

AYUDA EXTERNA Y CAMBIO ESTRUCTURAL

La Nación, 19 de febrero de 1986.

Uno de los temas económicos de mayor trascendencia que habrá de enfrentar el país es el denominado cambio estructural. Por él se entiende, fundamentalmente, al proceso por el cual la economía costarricense variaría su esquema productivo de uno de sustitución de importaciones, con base en un arancel proteccionista, hacia otro orientado hacia el comercio internacional.

Dentro de las medidas que se deberían de tomar está la reducción del actual arancel, cuyas altas tasas de imposición inducen a que en la economía se produzca hacia el mercado interno, en vez de dirigir la producción hacia aquellas actividades en que el país puede tener ventaja comparativa.

El actual esquema proteccionista está siendo objeto de revisión y de hecho la nueva legislación sobre el tema se orienta hacia una reducción de tales impuestos sobre la importación. Se supone que esta reducción de gravámenes arancelarios inducirá a nuevas actividades productivas a dirigirse hacia el mercado externo, en vez de hacerlo, tal como sucede actualmente, hacia el mercado interno.

Sin embargo, la pregunta que cabe formularse es ¿si tal reducción arancelaria sería suficiente para que las nuevas empresas se dirijan hacia el mercado externo? Tal vez uno de los defectos más grandes de la actual reforma arancelaria está en que continúa siendo altamente proteccionista, además de que no se indica el proceso de reducción arancelaria de manera tal que, clara y definidamente, indique al potencial inversionista o bien a aquel interesado en readaptar el sentido de producción de su actual empresa, si desaparecerá el sesgo o incentivo de producir hacia adentro, en vez de hacia el mercado internacional.

El error de la actual reducción arancelaria es que puede dar la impresión de que se trata de una acción “de una sola vez por todas” y si la nueva protección es suficientemente elevada para mantener el actual sistema productivo, jamás se revertirá el sesgo antiexportador que actualmente caracteriza a nuestro esquema productivo.

Dado lo anterior, la reforma conveniente debe de orientarse hacia una definición del proceso gradual de desgravación arancelaria, que indique claramente el comportamiento esperado en cuanto al sentido de la inversión. De otra manera se continuaría en el “nadadito de perro”, que ha caracterizado nuestra “reforma” arancelaria, que a lo más ha servido para indicar el exagerado grado de protección en ciertos sectores de nuestra economía, más no a que señale un camino claro de reasignación de nuestros recursos productivos.

Esta actitud de indefinición la he encontrado en ciertos círculos en los cuales se considera conveniente una reforma arancelaria, siempre y cuando no ocasione la desaparición de alguna actividad productiva nacional. Evidentemente, si ello no sucediera ¿de dónde habrían de surgir los recursos liberados para ser utilizados en las nuevas actividades productivas dedicadas a la exportación? Pensar de otra manera es no entender el concepto de reforma estructural o bien, si se entiende el concepto, entonces, se está en presencia del mantenimiento de privilegios indeseables que algunos pueden querer conservar o tal vez no se considera conveniente para el país que se lleve a cabo tal cambio estructural.

Elisa
13/03/2012, 19:16
1986-02-23-EL PAPEL DE LA AYUDA EXTERNA

EL PAPEL DE LA AYUDA EXTERNA

La Nación, 23 de febrero de 1986. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 215-217.

En apariencia nuestras actuales, y es mi esperanza que las entrantes, autoridades gubernamentales están de acuerdo con la necesidad de llevar a cabo una reestructuración de nuestro aparato productivo, en especial conforme con algunos de los lineamientos expresados en mi anterior artículo sobre el tema. Los acuerdos de nuestro país con el Banco Mundial y, de refilón, con el Fondo Monetario Internacional y, supuestamente, con la Agencia Internacional de Desarrollo, están dirigidos a que nuestra nación lleve a cabo principalmente una reforma arancelaria, de manera tal que la reducción de los impuestos a las importaciones dirija nuestra producción hacia el mercado internacional, en vez de hacerlo hacia lo interno, como actualmente sucede.

Sin embargo, en verdad es poco lo que nuestro país ̶ más bien, nuestras autoridades gubernamentales ̶ han hecho para llevar a cabo tal reforma.

Esto puede deberse en parte ̶ y mi impresión es que hay mucho de ello ̶ a que ciertas autoridades encargadas de nuestra política económica no están convencidas de la bondad de que nuestro país efectúe la reforma estructural en mención. Esta preocupación puede ser intelectualmente honesta, pero lo que me pone a pensar es si esas autoridades gubernamentales, supuestamente encargadas, directa o indirectamente, del plan de reforma estructural, estén dispuestas a ponerlo en marcha.

Creo que mucho de nuestro problema radica, entonces, en la falta de convencimiento de ciertas autoridades acerca de la bondad de los programas de redefinición arancelaria, lo cual puede ser un serio obstáculo para un gobierno que, supuestamente, desea tal cambio de nuestra estructura productiva.

Pero me parece que gran parte del problema radica en el papel que puede estar jugando la ayuda externa a nuestro país, de manera tal que inhibe cualquier decisión que, de no haberla, tendrían que tomar nuestras autoridades de gobierno. De las primeras cosas que aprendí cuando joven estudiante fue valorar cuándo la ayuda externa era verdaderamente una ayuda y no una jáquima sobre cualquier esfuerzo de desarrollo nacional. Así, la ya por dicha desaparecida, pero aún muy publicitada, Alianza para el Progreso, fue uno de los obstáculos más serios al progreso de nuestras naciones, al insistir ̶ quién podía resistir el óleo de dólares ̶ en un papel sumamente activo e intervencionista del Estado en nuestras economías nacionales. Gran parte del progreso del Estado en nuestras naciones se debió a la alianza con otro gran Estado allende nuestras fronteras.

De aquí que me atrevo a pensar si no es posible que la enorme ayuda recibida en los últimos años por nuestro gobierno haya provocado un seductor adormecimiento de nuestras autoridades en lo que se refiere a la necesidad ̶ si es que en verdad se desea progresar ̶ de llevar a cabo una reforma de nuestra estructura productiva. Es factible que las expresiones ̶ y firmas ̶ de nuestras autoridades hayan sido condición sine qua non el país obtiene recursos de organismos internacionales, pero que, en verdad, no hay un convencimiento de la bondad de las propuestas de reforma arancelaria.

Tal vez el fenómeno descrito puede ser un buen ejemplo de lo que el economista Peter Bauer se atrevió a decir, que “la ayuda (externa) contribuye o aún permite que los gobiernos prosigan políticas que patentemente retardan el crecimiento y exacerban la pobreza… Permite a los gobiernos proseguir políticas extremadamente dañinas aún durante muchos años, debido a que la entrada de fondos oculta de la población, por lo menos temporalmente, lo peor de los efectos de sus políticas”. (Peter Bauer, Reality and Rethoric, p. 46 y p. p. 50-51).

¿Será retórica la posición de nuestras actuales autoridades gubernamentales en lo que se refiere al cambio estructural necesario en nuestro país? ¿Continuarán los flujos de ayuda externa, casi sin condición, de manera tal que nuestras autoridades de gobierno podrán continuar con apoyos verbales o escritos para no ser cumplidos, si fuera posible, sin tener que llevar a cabo supuestamente deseables reformas a nuestro actual proceso productivo?

En apariencia (envidia ha de tener el ex Presidente Carazo) nuestro país se beneficiará de un alza en el precio del café y de una baja en el precio del petróleo (que aparentemente no nos beneficiará a los consumidores, pero sí al Estado). Tal vez la mejor oportunidad histórica que se le presenta al gobierno del señor Oscar Arias radica en que mucho del costo del ajuste puede ser paliado inteligentemente con esta cuasi-bonanza que ya nos anuncian ciertas autoridades gubernamentales. Tan sólo nos queda desear que el señor Arias aproveche esta oportunidad, pues nuestra nación se beneficiaría al poder llevar a cabo una forma más eficiente de producir. Ojalá que la ayuda externa, aunque difícil por la legislación Gramm-Rudman en los Estado Unidos, pero muy posiblemente todavía abundante por la situación nicaragüense, no nos impida salir de la pobreza hacia la abundancia.

Elisa
13/03/2012, 19:17
1986-03-14-UN ESTADO FUERA DE PROPORCIÓN

UN ESTADO FUERA DE PROPORCIÓN

La Nación, 14 de marzo de 1986.

La reciente decisión del Consejo de Gobierno de mantener los altos precios de los combustibles en Costa Rica, a pesar de la violenta caída de los precios internacionales del petróleo, pone en evidencia, en notoria proporción, la arbitrariedad del estado monopólico.

En verdad el monopolio no lo es de RECOPE. La empresa simplemente está sujeta a los ucases provenientes del ilustrado Consejo de Gobierno, el cual, en ejercicio de potestad imperial, dicta, urbi et orbi, que los costarricenses tendremos que pagar cierto precio por el producto que refina una de sus empresas subordinadas, la cual, administrativamente, ni pincha, ni corta.

Ahora bien, lo importante es reclamar el derecho de los costarricenses ̶ productores y consumidores ̶ de beneficiarse del descenso internacional de los precios del petróleo. No se necesita languidecer en el ocaso de los últimos días, para emitir la reciente historia nacional de los precios de nuestros combustibles. Pocos días habían pasado del primer embargo de los árabes a los embarques del petróleo, enviando su precio a magnitudes entonces insospechadas, cuando ya nuestra expedita RECOPE ̶ o mejor dicho, su dueño, el Consejo de Gobierno ̶ nos había recetado la amarga medicina del incremento de la gasolina, del diesel y de otros derivados. Y si tan frágil memoria se tiene, recuerden los apuros del ex presidente Figueres para que los costarricenses pagáramos los nuevos precios de RECOPE.
El desfile de desmadejados ex presidentes anunciando a los costarricenses los dolorosos aumentos en el precio de los combustibles, prosiguió con los licenciados Oduber y Carazo. Y a regañadientes, pero pacíficamente, el pueblo se rasgó sus bolsillos para pagar los costos del petróleo. ¡Tiene alguien la osadía de olvidar esos tiempos tan dolorosos!
El precio del petróleo ha descendido en los últimos meses en aproximadamente un 60%. El colón costarricense se ha devaluado en lo que va de esta administración en algo más de un 35%. A simple vista, no se puede argüir que el precio de la gasolina deba mantenerse para compensar la devaluación del colón. La verdad es que, en colones, el precio de la gasolina y de otros derivados debe reducirse, como primera aproximación, en un 25%. No hay excusas para no hacerlo. Así como los costarricenses sufrimos un enorme impacto negativo en nuestros presupuestos cuando en el pasado se elevó el precio internacional del petróleo, con la misma base moral de entonces debería actualmente reducirse el precio de la gasolina y del diesel.
De mantenerse la inmisericorde posición del Leviatán monopólico, explotando al máximo al pobre consumidor nacional de derivados de petróleo, surgirán, entre otras, las siguientes consecuencias:
1.- El producto nacional perderá competitividad internacional, al resultar más costosos nuestros productos en comparación con los producidos en el exterior, en donde el petróleo sí se ha reducido en su precio.
2.- El costo relativamente menor de los productos importados, debido al descenso en el precio del petróleo en sus países, hará que incrementemos la importación de estos, al mismo tiempo que reducimos el consumo de los bienes producidos internamente.
3.- Los consumidores costarricenses, especialmente de grupos de ingreso medio que tanto utilizan sus pequeños vehículos para trasladarse ̶ y quienes tal vez no forman parte de la cohorte de funcionarios gubernamentales quienes disponen de vehículos y gasolina gratis para ellos, pero pagados por todos los costarricenses ̶ continuarán con un ingreso real menor que el que podrían tener; en dos palabras, se les obliga a seguir empobrecidos.
4.- Los costarricenses tendremos muy presentes a los gobernantes, quienes si nos aumentaron el petróleo cuando éste subió en los mercados internacionales, causa de mucha angustia y dolor en los hogares, ahora, al bajar en esos mismos mercados internacionales, los gobernantes administradores del Estado monopolista, se niegan a darnos un respiro en esta vida dura y difícil, Ojala no los olvidemos.

Elisa
13/03/2012, 19:18
1986-03-15-LOS DIPUTADOS DIOSES

LOS DIPUTADOS DIOSES

La Nación, 15 de marzo de 1986.

Tal vez haya sido una buena cosa que ciertos diputados, celosos omnipresentes en nuestras vidas, hayan decidido incorporar en el seno de su frenético cajón de pasiones, una prohibición para que el costarricense anuncie cigarrillos y licores. Ello ha permitido que muchos ciudadanos, posiblemente desinteresados en la potestad ejercida por los legisladores de introducir normas no presupuestarias en leyes destinadas a ese fin exclusivo, manifiesten, justamente airados, que esa práctica es violatoria de elementales procesos de legislación en nuestro país.

Yo, como en lo particular me interesa poco el caso concreto antes referido, sí agradezco este intento de coerción diputadil para luchar por el principio ̶ que creo que más vale ̶ de la forma en que se debe legislar en nuestro país. No se trata de que tal o cual diputado sea más o menos sabio; tampoco de si un terrenalmente poderoso jefe de comisión de la Asamblea es capaz de analizar con sorprendente soltura acerca de los componentes del halo del cometa Halley o de las virtudes de una regulación de naturaleza económica o de los impactos ante los tratados internacionales que ocasionaría una ley de neutralidad perpetua, o lo que sea. Se trata de que es capaz de pontificar sobre cualquier cosa, puesto que se siente superior en su conocimiento a todos los ciudadanos cuya conducta legisla.

No en vano Tácito señaló que “Entre más corrupta es la República, más son las leyes.” Este es precisamente el caso que sucede con la introducción en dicha legislación de normas que nada tienen que ver con los presupuestos de la República. La corrupción consiste en que diputados son capaces de legislar sin que se sigan procedimientos socialmente aceptados ̶ e incorporados en procedimientos y leyes ̶ para definir nuevas reglas legales. Muy posiblemente los procedimientos para legislar en nuestro país se han establecido para proteger a las personas del abuso. Si se desea vivir libremente bajo las leyes debe limitarse su creación. Perfectamente se puede eliminar la libertad bajo un sistema de leyes; esto es, se está dejando de proteger a las personas del abuso.

No sólo debe restringirse el rango sobre el cual los humanos personificados en diputados pueden legislar (ley no hace justicia), sino que también se deben establecer métodos para hacer leyes (esto es, casi diría que descubrirlas). El parlamento (Asamblea Legislativa) precisamente es la institución en la cual se formulan leyes, pero sujeto a frenos y contrapesos. En el parlamento se supone que el proceso de generar leyes sufre un profundo escrutinio para asegurar al ciudadano de la bondad de la ley. Sin embargo, los diputados, dioses olímpicos, eliminan los procesos esperados por los gobernados e imponen sus férreas (y muy posiblemente equivocadas) voluntades a un pueblo domado.

Rousseau, en su Discurso sobre la Desigualdad, ya había enfatizado cómo los atenienses perdieron su democracia debido a que las leyes surgieron para complacer las vanidades diputadiles o de grupos de personas deseosas de coaccionar a los demás ciudadanos. Se olvidó así algo elemental: la virtud de una Ley reside en su edad, en su permanencia, en su fundamentalismo; aquellos principios pétreos casi inmutables nos dan la Ley, no la voluntad pasajera del hijo de vecino convertido en Dios diputado.

Elisa
13/03/2012, 19:19
1986-03-19-UN ASPECTO DE LA AYUDA EXTERIOR

UN ASPECTO DE LA AYUDA EXTERIOR

La Nación, 19 de marzo de 1986.

Una de las mejores pruebas de la interdependencia de las naciones se habrá de ver en el momento en que se redefinan algunas de las prácticas de la llamada banca multilateral de desarrollo. Pondrá en el candelero la visión de aldea o de finquita, porque, a como nos hemos ido acostumbrando los costarricenses, se mostrará la clara relación que existe entre la ayuda externa y el desarrollo posible de nuestras naciones.

Tal vez no sólo es oportuno que en estos días se celebre en nuestro país la reunión de accionistas de una institución bancaria de ayuda multilateral, el Banco Interamericano de Desarrollo, para observar un despliegue gubernamental en busca de más ayuda externa para Costa Rica, sino porque es muy seguro que el espíritu invisible pero omnipresente en esa reunión, sea el de la conveniencia de la ayuda multilateral, en la forma en que instituciones internacionales similares la otorgan a los denominados países subdesarrollados.

No interesa en este momento cuestionarse si la ayuda extranjera a los países pobres más bien constituye un obstáculo para que esas naciones logren su desarrollo, sino plantear algunas de las reformas que se pueden considerar deseables en esas instituciones multilaterales de ayuda. En primer lugar, la ayuda de esas entidades se ha orientado hacia el fortalecimiento del aparato estatal de nuestros países, lo cual ha provocado, por una parte, la disminución de las posibilidades de crecimiento de nuestras naciones, sino que, por otra, ha causado que recursos internos luego tengan que destinarse al mantenimiento de ese armatoste estatal que la ayuda externa permitió crear. La solución, al menos parcial, deseable a este problema, es que las instituciones multilaterales de ayuda no la otorguen al Estado, sino a las personas o empresas; esto es, a las familias; al sector privado: que se destine a ampliar las posibilidades de elección de los ciudadanos de los países pobres y no que se fortalezca a quien más bien restringe esas opciones.

En segundo lugar, la ayuda externa multilateral puede ser un catalizador de la defensa de los ciudadanos ante políticas dispendiosas ̶ no ya aquellas originadas en la propia ayuda externa ̶ de nuestros gobiernos. Abundan ejemplos en nuestro medio de los resultados de la demagogia estatista que ha dado lugar a la quiebra de las economías de nuestras naciones. Redefinir la ayuda multilateral para que nuestros países pongan en marcha planes de reforma económica ̶ generalmente traducidos a que el Estado salga de la economía en que se ha enquistado ̶ es a todas luces una buena ayuda a nuestras naciones.

En tercer lugar, la ayuda externa ha dado lugar a una creciente politización de la vida en nuestros países. Como señala Jacques Ellul, “pensar que todo es político, esconder todo al usar esta palabra, poner todo en manos del Estado, acudir al Estado en todas las circunstancias, subordinar los problemas del individuo a aquellos del grupo, creer que los asuntos políticos están en el nivel de todo mundo y que todo mundo está calificado para tratar con ellos…”, sin duda alguna se ve estimulado ̶ savia nutriente ̶ por una ayuda externa que nos induce a creer que no puede haber desarrollo sin ella; por una ayuda externa que más bien nos empuja al mantenimiento del ocio y de prácticas conservadoras que impiden la aventura económica de los hombres libres; que patrocinan el mantenimiento de instituciones que obstaculizan las prácticas eficientes del mercado. El regalo nos hace conformistas. El obsequio blando, concesional, nos convierte en pordioseros profesionales. La ausencia de costos nos induce a pensar en el mundo de la cornucopia y en la ilimitada utópica e irrestricta abundancia ante nuestras necesidades y deseos. Tal vez, mejor no me ayudes, compadre.

Elisa
13/03/2012, 19:20
1986-04-07-EL HORROR A LA COMPETENCIA

EL HORROR A LA COMPETENCIA

La Nación, 07 de abril de 1986. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 251-252.

En verdad nunca he podido comprender, en toda su extensión, la conducta de ciertas autoridades de nuestras universidades públicas, cuando se trata de introducir competencia a un campo tan importante en la formación del ciudadano costarricense, cual es el de la educación universitaria.

Más incomprensible es aún la posición que, ante la competencia universitaria, asumen las autoridades de universidades estatales recién creadas –esto es, distintas a la casi cincuentona Universidad de Costa Rica– cuyo surgimiento a la Academia casi se vio frustrada por el afán monopolista de las autoridades de la Universidad de Costa Rica. Tal vez ahora, al sentirse ya partícipes de la distribución de oportunidades cautivas, con derechos presuntamente adquiridos, ya no creen en la competencia que estimularon en el pasado, como razón principal para promover la excelencia académica.

La posibilidad de que nuestro país cuente con otra universidad más nos debe causar regocijo y orgullo a todas las personas que creemos, por una parte, en la virtud de la vida en libertad y consiguientemente, en la competencia que estimula al hombre a mejorarse constantemente.

La denominada EARTH (Escuela Agrícola de la Región Tropical Húmeda) debe contar con el apoyo de la ciudadanía deseosa de que se amplíen las posibilidades de elección en nuestra sociedad y, en especial, de aquellos que, de una forma u otra, hemos estado ligados o relacionados con el quehacer universitario, para que tenga una fructífera existencia en nuestro país.

¿Qué enorme satisfacción y beneficio nos brinda a los maestros universitarios que existan mayores opciones para nuestros estudiantes? Y, si pensamos en nuestros intereses particulares, nos beneficiamos del pluralismo y de la competencia que surgiría si existieran más universidades en nuestro medio. Después de todo, es la competencia en la búsqueda de la verdad, aquello que Gottfried Dietze consideró como el “valor supremo de la universidad”, lo que nos estimula en nuestra labor de educadores, a fin de que, se supone, se traduzca en una ampliación de las perspectivas de las personas y en los medios con que valoran.

Lamentablemente en nuestras universidades y particularmente en la de Costa Rica, a veces los profesores nos encontramos con pretensiones de los administradores de que la labor de enseñanza se refleje no en la calidad o la excelencia de ésta, sino en la satisfacción de criterios numéricos, tales como, por ejemplo que la “Escuela” no “deje” más allá del promedio de rechazados en otras escuelas, sin preguntarse si está satisfaciendo el objetivo principalísimo de la búsqueda de la verdad.

La declinación de la excelencia en nuestras universidades, el posible retroceso en la calidad de la enseñanza, parece ser, en mi opinión, más importante en llamar la atención de los actuales administradores de las universidades estatales, que el deseo de otras personas de dedicarse, a su manera, a la búsqueda de la verdad, como también es la razón de la EARTH para surgir a la vida.

La envidia, la promoción del monopolio u oligopolio, la castración de las iniciativas, el impedimento de la libre acción individual, la promoción del oscurantismo del presunto saber impoluto que surge de la ausencia del contraste de ideas, no son normas que enorgullezcan a la Academia universitaria o, al menos, a algunos y, notoriamente, los administradores del establishment: ¿por qué temerle a la competencia? ¿No es mejor que más bien la estimulemos?

Elisa
13/03/2012, 19:21
1986-04-11-UN ESTADO ARREVESADO

UN ESTADO ARREVESADO

La Nación, 11 de abril de 1986.

Un pequeño incidente que me sucedió hace varias semanas, unido a recientes hechos de gran violencia y a declaraciones de uno de los más prominentes funcionarios encargados de la represión en el país, el director del OIJ, pusieron de manifiesto que, en lo que a funciones propias del Estado, aquí anda todo “patas p’arriba”.

En mi caso particular, alertado por la presencia de supuestos ladrones, llamé por teléfono a quienes se suponen sirven en estos casos, las radio-patrullas. Resulta que, como respuesta a mi llamado, me dijo el encargado de guardia que las cercanías de San Pedro no se cubrían en su vigilancia: que esa tarea le correspondía a la Guardia Rural. En ese cuerpo policial se me comentó que la única patrulla de la que disponía se encontraba ̶ era Miércoles Santo ̶ en la tarea de cerrar las cantinas y que, si pasaba por la central, me la enviarían.
Al rato se presentaron dos pintorescos policías en una escandalosa motocicleta, cuyo ruido alertaría, sin duda alguna, a cualquier delincuente. Logré saber que en muchas circunstancias son los propios policías quienes deben comprar la gasolina de la moto, amén de pagar las reparaciones del vehículo, por falta de recursos y de presupuestos.

El ejemplo anterior, que por suerte no pasó a más, puso en toda su desnudez que algo anda mal, pero muy mal, en lo que se refiere a la seguridad de la ciudanía costarricense.

Recuerdo muy bien lo que señala Adam Smith en su clásico, La Riqueza de las Naciones, acerca de cuáles eran las funciones básicas del Estado: “De acuerdo con el sistema de libertad natural, el soberano tiene tan sólo tres obligaciones por atender, es cierto que son tres deberes de gran importancia, pero sencillos e inteligibles al entendimiento humano común: primero, el deber de proteger a la sociedad de la violencia y la invasión de otras sociedades independientes; segundo, el deber de proteger, tanto como sea posible, a cada miembro de la sociedad de la injusticia o la opresión de cada uno de los otros miembros de ella, o el deber de establecer una administración exacta de la justicia y, tercero, el deber de erigir y mantener ciertos trabajos públicos y ciertas instituciones públicas, que nunca serán del interés del individuo o de un pequeño número de individuos, de erigir o mantener.”
La forma en que los costarricenses hemos decidido forjar nuestro Estado parece, estar, más bien, al revés.

No sólo es notorio que, a la fecha, se cuenta aún con pocas garantías de defensa ante la violencia posible de otras sociedades hacia la nuestra, sino que, también y con semejante evidencia, nuestro Estado ha descuidado notoriamente su carácter represivo de la agresión de unos miembros de nuestra sociedad hacia otras personas de ésta. Si se descuidan las funciones propias del Estado, en tanto que se amplían hacia áreas propias de la libre acción del hombre, simplemente estaremos evolucionando hacia el Estado Hobessiano o tal vez hacia la anarquía de sociedades primitivas. Todos estos acontecimientos deben provocar profunda meditación a la ciudadanía costarricense, no sólo cuando suceden hechos de violencia excesiva que provocan furia en los corazones, sino cuando se puede razonar sobre el trastrueque de las funciones de nuestro Estado, a fin de que éste retorne a sus funciones esenciales desde el desperdigamiento omnicomprensivo en que se encuentra actualmente.

Elisa
13/03/2012, 19:22
1986-04-26-DE NUEVO SOBRE EL PETRÓLEO

DE NUEVO SOBRE EL PETRÓLEO


La Nación, 26 de abril de 1986.


El domingo 10 de marzo de 1985 ̶ hace más de un año ̶ señalé en un artículo titulado “Los costos de nuestro petróleo”, en esta misma página 15, que era inevitable la baja internacional del petróleo, aún cuando lamentablemente los costarricenses no nos beneficiaríamos con ella debido a las políticas monopólicas de RECOPE. Mi respetado amigo, el Presidente Ejecutivo de esa empresa, don Roberto Dobles, me envió un informa bastante amplio en el cual él manifiesta sus dudas acerca de que, lo que en ese entonces se consideraba un disminución leve del petróleo, fuera a convertirse en algo más permanente y de mayor magnitud que la disminución observada en esa época.

Para suerte ̶ aún no sé de quién ̶ el precio del petróleo disminuyó de $29 a $25 el barril en marzo de 1985 y, un año después, bajó a doce o trece dólares el barril.

El problema serio que ahora tiene el Gobierno no es propiamente el de México, Venezuela o Libia, quienes ven disminuidos notoriamente los ingresos de divisas, sino propiamente qué hacer con los enormes excedentes que tendrá RECOPE ante la gigantesca reducción del precio del combustible importado, pero no trasladado a los usuarios nacionales.

En síntesis, ya es un problema de Estado decidir qué se hará con el óleo, con el maná llovido del cielo. Las propuestas de los chupópteros oficiales de oficio no han sido escasas y, para verdades el tiempo, así veremos cómo proliferarán las sanguijuelas del erario, tratando de alimentar sus proyectos e intereses personales a costas del sacrificio de toda la colectividad. No nos sorprendan las peticiones para que RECOPE, o lo que queda de ella, financie el monumento a los herederos de Kaddafy o para la Universidad Palapas o para la carretera frente a la finca del gamonal de provincia o bien que se otorguen para estudiar los efectos del paso del cometa Halley y su incidencia sobre la paz social de Costa Rica. La plétora de sanguijuelas es tan sólo sobrepasada por su proclividad al gasto de lo ajeno.

Hace varios años, los diplomáticos establecidos en Costa Rica, encabezados por su decano de entonces, creo que era el Nuncio Apostólico, ante el excesivo precio que RECOPE cobraba por la gasolina nacional, muy superior a los costos de entonces, solicitaron al gobierno de Costa Rica que se les disminuyera a ellos el precio de los combustibles, alegando que el sobreprecio era, clara y simplemente, un impuesto disfrazado y que, de acuerdo con los tratados diplomáticos no se deberían cobrar tales gravámenes. No recuerdo en qué terminó tal petición: si se les entregaron de los famosos “cupones” para uso gratuito o, en este caso, sin impuesto sobre la gasolina o que otra solución surgió en nuestra imaginación cartaga.

Lo que sí fue evidente para los diplomáticos, y para algunos ticos siempre lo ha sido así, es que RECOPE, por medio de un subterfugio, cobraba impuestos sin que ellos hubieran sido aprobados por nuestra Asamblea Legislativa, tal como es lo aceptado por los costarricenses.

Este impuesto ha ido creciendo cada vez más y más.

La omnifagia del Estado no parece conocer límites. Lamentablemente, con nuestro silencio los costarricenses estimulamos el engrandecimiento del Leviatán. Tan notorio como el silencio de un personaje de nuestro folclor, llamado el Procurador del Consumidor, quien muy posiblemente esté muy ocupado en averiguar qué tanto afecta al presupuesto de la familia costarricense el sexo de las mariposas, pero no observa ̶ no hay peor ciego que el que no quiere ver ̶ el bárbaro abuso del Estado costarricense en lo que se refiere a los precios del petróleo, cobrado por intermedio de su exactor RECOPE.

Elisa
14/03/2012, 13:54
1986-05-12-FALSAS PROMESAS
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FALSAS PROMESAS

La Nación, 12 de mayo de 1986.

Es muy común que los políticos formulen promesas con el único propósito de ser incumplidas. ¿Quién sabe qué seria de muchos de nosotros, criticones aficionados, si ese espécimen del zoológico humano, el político engañador, siquiera el camino del dinosaurio y del dodo? Tal vez sería la mejor muestra de que el hombre puede construir su quimera paradisiaca en este mundo terreno.

La información brindada por ciertos amigos acerca de un hecho reciente, son una prueba palmaria más de esa actitud proclive de ciertos funcionarios o gobernantes, de decir una cosa para precisamente hacer todo lo contrario. Ciertamente no me refiero a los pactos suscritos entre el Gobierno de Costa Rica y el Banco Mundial acerca de reducir los aranceles, ni para detener una burocracia galopante que se hincha con cada gobierno que pasa, ni tampoco hablo de las eternas pérdidas del Consejo Nacional de Producción, pérdidas incurridas por todo un pueblo para promover a unos cuantos.

Estoy hablando de algo más sutil y que se ha mantenido bastante tapado en nuestro medio. Me imagino que la ciudadanía costarricense ha oído decir a las autoridades de este gobierno –escribo esto en la era de la cornucopia y de la abundancia futura– que privatizarían las empresas gubernamentales, pues no sólo eran contrarios –Anfistas conversos– al estado empresario sin ton ni son, sino que también esa decisión le permitió al gobierno del señor Monge percibir una hemorragia de dólares del gobierno de los Estados Unidos. Después de todo, el amable señor Reagan veía en la administración social-demócrata nacional un émulo en chiquito del viraje estatizante de los MItterand-europeos: el gobierno social-estatista se revirtió de la era socializante epitomizada en la ley Prieto, para convertirse en un supuesto ansioso vendedor de empresas estatales.
Aunque algún escéptico podría señalar que la administración Monge privatizó al blanco paquidermo de ALUNASA como caso único, pudiendo haberlo hecho con todas las demás del repertorio de CODESA, todo parecía indicar que ciertamente se trataba de un proceso impostergable y, en especial, de cumplimiento de un compromiso señalado ante los costarricenses y, sobre todo, con el estadounidense que nos ha transferido, vía impuestos, los frutos de sus esfuerzos para que los ticos nos quitáramos de encima las jáquimas que nos autoimpusimos.

Ahora bien, una de las formas ya conocida por las autoridades gubernamentales de deshacerse de sus empresas estatales o más bien de disminuir su inversión en tales empresas, consiste en que el Estado no participa cuando la empresa estatal aumenta su capital. De esta forma, dado el nuevo capital aumentado, la participación del Estado disminuye, lo cual es deseable, si efectivamente se desea que estas actividades vayan paulatinamente quedando en manos privadas.
CODESA era dueña del 40 por ciento del capital accionario de la Bolsa Nacional de Valores –esto es aparte de su total propiedad de un puesto que negocia en tal bolsa.

Recientemente se duplicó el capital de la Bolsa Nacional de Valores y se les ofreció a los accionistas existentes que aportaran el capital en su parte proporcional, de manera tal que su participación relativa no variara. Esto es, si CODESA no aportaba lo que le correspondía, su participación social se reduciría, conceptualmente, a un 20 por ciento del total.

Sin duda alguna, se estaba en presencia de una manera elegante de reducir la intervención del Estado en actividades empresariales típicamente de naturaleza privada.

Lo sorprendente de esto fue que CODESA, se me ha informado, aportó el capital necesario para mantener su proporción en la empresa Bolsa Nacional de Valores. La lección que podemos derivar de esto tantos creyentes en la voluntad estatal de proseguir con la privatización, es que nos encontramos en presencia de una prueba clara y concreta, de que tal promesa tan sólo era útil para que los “gringos” les soltaran más plata al gobierno de Costa Rica.
Vaya tomadura de pelo que nos dieron a tantos…

Elisa
14/03/2012, 13:56
1986-06-13-PARA VERDADES, EL TIEMPO

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PARA VERDADES EL TIEMPO

La Nación, 13 de junio de 1986.

Muchas veces debe dejarse que pase mucho, pero mucho tiempo, para darse cuenta de la bondad de aquel decir: las ideas tiene consecuencias.

Recuerdo en el prefacio al libro de Robert. L. Schuettinger y Eamonn F. Butler, Cuarenta Siglos de Controles de Precios y Salarios, que David Meiselman se preguntaba ¿por qué, refiriéndose al control de precios, a pesar de los fracasos repetidos, los gobiernos, con el apoyo aparente de muchos ciudadanos, continúan con esa práctica?
Por supuesto que la realidad de la repetición ad nauseam del error podría provocar cierta angustia en algunos ante tan evidente desidia de los políticos; pero, sin embargo, de vez en cuando, aquí en nuestro pequeño terruño se presentan manifestaciones de personas de valía, quienes van corrigiendo errores de antaño.

Claro que hay mucho de cierto aprecio por la enseñanza de parte de mi persona que me mueve a mostrar cierta satisfacción incapaz de ocultar, pero, aparte de mi muy limitada naturaleza mortal, también se tiene un corazón que recuerda luchas por ideales en años pasados.

A finales del mes de mayo, el doctor Fernando Naranjo, Ministro de Hacienda, en conferencia de prensa señaló que consideraba que era muy importante que Costa Rica revisara su política de cargas sociales, pues ellas elevaban el costo de la mano de obra y nuestro país así perdía competitividad internacional.

Estas palabras del colega Naranjo me hicieron recordar una vieja lucha que diera en el pasado, allá por los inicios del año de 1973, para que el proyecto de Asignaciones Familiares no fuera financiado por un impuesto a la planilla. La batalla la perdí, aunque más bien creo que la perdió el trabajador costarricense.

Lo divertido es que en aquel entonces, el amigo Naranjo señalaba ante mi crítica al financiamiento propuesto, que no era correcto que ello fuera a provocar desocupación, lo cual implícitamente suponía que la cantidad demandada de trabajo no habría de disminuir.

Hoy día (me rehúso a decir “hoy en día” como ahora les ha dado por decir repetidamente a los politiquillos del momento) don Fernando, atinadamente, señala el efecto nocivo de gravar a los salarios, lo cual encarece nuestro factor de producción relativamente abundante. Pasó el tiempo el cual me dio la razón, y el buen análisis económico se mantuvo. Tan sólo le deseo éxito al doctor Naranjo en tan útil cruzada.

Por otra parte, en el editorial del periódico La Nación del día 2 de junio del presente año, al referirse a la nueva política gubernamental de fijación de salarios en el sector privado, se menciona que “los salarios llegaron a constituir un factor de costo inflacionario por crecer en términos reales más rápidamente que la producción”. Es un error suponer que los aumentos de salarios es un factor de costo causal de inflación, como se deduce del párrafo transcrito y de la lectura del editorial.

Sigue siendo una de las proposiciones más establecidas en Economía, que la inflación es un fenómeno originado en el crecimiento excesivo de la cantidad de dinero.

Los proponentes de que la inflación tiene su origen en un aumento de los costos, deben tener presente lo que una vez señaló Irving Fisher: “Obviamente no es suficiente una explicación de un alza general de los precios, que simplemente explica un precio en términos de otro precio”. (Stabilizing the Dollar in Purchasing Power, p. 3). Evidentemente el salario no es más que otro precio, el del trabajo.

Tan sólo espero el paso del tiempo, para que se deje de lado la creencia de que los aumentos salariales son causa de inflación: su causa, más bien, esta vivita y coleando, frente a la esquina de Radio Monumental.

Elisa
14/03/2012, 13:57
1986-06-15-ACERCA DE DOS CONCEPTOS DE LIBERTAD

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ACERCA DE “DOS CONCEPTOS DE LIBERTAD”

La Nación, 15 de junio de 1986. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 242-245.

Creo que el artículo de Patricia Rodríguez, “Dos conceptos de libertad”, publicando en la página 15 del 29 de mayo pasado, contribuye notoriamente, por vía de comparación, a elevar la calidad intelectual de esa página. No sólo nos aleja un poco de la modorra de la mediocracia, sino que azuza al pensamiento, lo cual ya es meritorio; alejar el oportunismo no deja de ser una virtud en nuestro medio.

La clara diferencia que establece entre la concepción de libertad, tal como lo entiende Locke en contraste con Rousseau, contribuye a resolver la preocupación externada por Lord Acton en la introducción a su Historia de la Libertad en la Antigüedad. “Ningún obstáculo ha sido tan constante, o tan difícil de vencer, como la incertidumbre y confusión en lo que toca a la naturaleza de la libertad. Si los intereses hostiles le han traído mucho daño, las falsas ideas le han traído mucho más”.

Parte del problema está en el uso del concepto de “libertad negativa”. Hobbes concretamente define que “la libertad, significa propiamente, la ausencia de oposición; por oposición doy a entender impedimentos externos al movimiento” (Leviatán, capítulo XXI). En el lenguaje común o usual, la palabra “negativa” tiene una connotación peyorativa o derogatoria, que le resta aprecio al verdadero sentido de libertad como un negativo.

Sin embargo, creo que es mayor la confusión que introduce, al menos en mi limitada mente, la ensayista Rodríguez, cuando concluye lo siguiente: “ … debe tenerse en cuenta que, en nuestros tiempos, hablar solamente de libertades negativas es irresponsable, debido a la cantidad de necesidades sociales que debe llenar el Estado, sobre todo en países en que sus ciudadanos, por el nivel de educación alcanzado y por la inexistencia de un campo efectivo para la realización individual, todavía necesitan esa ayuda”.
Hay varios aspectos que comentar aquí. En primer lugar, no me queda claro por qué hablar solamente de libertades negativas es irresponsable. Considero, al contrario, que el concepto de libertad negativa es la única forma posible de tratar el tema, sin caer en lo que la ensayista Rodríguez llama el iluminismo de los creyentes en la libertad positiva, por el cual imponen su verdad a quienes incluso no la entienden.

Me parece más bien que es una posición razonable o responsable la expresada por Friedrich Hayek, en su libro, Law Legislation and Liberty, en que nos recuerda de que “la razón fundamental por la cual lo mejor que un gobierno puede dar a un gran sociedad de hombres libres, es negativo, es la inalterable ignorancia de una sola mente, o una organización que pueda dirigir la acción humana, sobre la multitud inmesurable de hechos particulares que debe determinar el orden de sus actividades. Tan sólo los tontos creen que lo saben todo, pero hay muchos de ellos. Esta ignorancia es la causa por la cual el gobierno puede tan sólo asistir (o tal vez hacer posible) la formación de un modelo o estructura abstracto en el cual las varias expectativas de los miembros, aproximadamente, hacen juego las unas con las otras, a través de hacer que esos miembros observen ciertas reglas negativas o prohibiciones que son independientes de propósitos particulares”.

Todo lo anterior, nos conduce no sólo a evitar ese mal uso de “negativo”, sino que también impide los intentos constructivistas por los cuales se pervierte el ideal básico de la libertad como ausencia de coacción.

El segundo aspecto de la conclusión del interesante ensayo de Patricia Rodríguez, y lo cual no me cuadra en mi pobre mente, es cuando señala que “hay una cantidad de necesidades sociales que debe llenar el Estado”. Tal vez sea mi deformación de economista y lo que me mueve a pensar que, al contrario, existe infinidad de necesidades sociales que son satisfechas por las personas actuando libremente y que, más bien, es la intervención del Estado lo que muchas veces impide que las partes contraten libremente (en lo cual ambas partes ganan).
Ahora mismo se me ocurre pensar la infinidad de necesidades sociales –esto es, en el conglomerado humano– que cotidianamente me satisfacen los más variados caracteres individuales y que, me parece, preferiría no fueran sustituidos por la acción estatal: mi mecánico que arregla mi carro, mi carnicero que me vende carne, mi panadero que me suple el pan, mi pulpero que me vende tantas y tantas cosas. Ni para qué seguir dando ejemplos que estoy seguro serán multiplicados por los lectores.

Tampoco me aclara mucho que tal ayuda estatal se tenga que brindar cuando, como indica la ensayista Rodríguez, no exista un nivel de educación elevado de los ciudadanos o que no haya un campo efectivo para la realización individual.

Si se parte de que no existe un “nivel educacional adecuado”, entonces, ¿qué nos puede garantizar que los gobernantes que nos imponen su libertad positiva –esto es, su voluntad y sus gustos– tengan el nivel necesariamente superior al de la población como un todo? Y, aún si así lo fuera, ¿no podría darse aquello de que en país de ciegos el tuerto es rey? Pero, tuerto, al fin y al cabo. Pero, aún más, si no existe un ser humano superdotado quien pueda tener todo el conocimiento de hechos particulares que determinan el orden social, entonces, ¿no se estaría en presencia de un gigante con pies de barro –el Estado– el cual pretende, con la ignorancia propia de los humanos y de sus instituciones, sustituir la infinidad de decisiones dispersas de miradas de individuos, cada cual muy posiblemente con un conocimiento superior de lo concreto que el que posee el todo planificador totalitario?

Finalmente, cuando la autora Rodríguez menciona la necesidad de asegurar un campo efectivo para la realización individual, es necesario señalar que el concepto de libertad al cual nos hemos venido refiriendo, tanto este servidor, como la distinguida ensayista, trata no del problema interno de la libertad de albedrío (freedom of will), sino del problema externo de la libertad de acción del hombre, que es algo político. Así “en tanto interpretemos la libertad como autonomía, no cruzamos el umbral de la política; no porque la autonomía no sea esencial, sino porque es una presuposición subjetiva de la libertad política”, nos dice Giovanni Sartori en un excelente ensayo “Liberty and Law”, en el libro The Politicization of Society. Yo me atrevo a agregar que Sajarov es libre en el Gulag. Libertad de conciencia, bajo barras; así queda clara la diferencia de conceptos.

En resumen: el ensayo de Patricia Rodríguez no debería quedar inadvertido, más que todo por lo claro y coherente de la explicación. A veces uno se entristece porque ensayos como el de Rodríguez, entre otros, queden sumergidos en los fangales de la mediocracia. Pero, algunas flores nacen; la interesante exposición de Patricia Rodríguez es una de las que estimulan a sacudir las mentes ociosas.

Elisa
14/03/2012, 13:58
1986-06-19-UN VALIOSO ESFUERZO EDITORIAL
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UN VALIOSO ESFUERZO EDITORIAL

La Nación, 19 de junio de 1986.

Editado por las generosas manos de María Rosa de Bonilla, recientemente vio la luz la obra Colección de Leyes y Decretos Administrativos, producida por la firma de esta plaza, Cultur Art.

Esta edición está caracterizada por el buen gusto y excelente presentación, que imprime un goce intelectual a su lectura, al mismo tiempo que nos acerca a un placer visual y, simultáneamente, nos muestra ser de una enorme utilidad práctica para el ciudadano deseoso de laborar en áreas afines a las relaciones entre el hombre y el Estado.
En numerosas ocasiones los profesionales y los empresarios y, en general, los ciudadanos, nos vemos enfrentados en nuestras tareas a una serie de interacciones con el Estado, por lo que nos involucramos en un conjunto de normas y procedimientos que regulan los sistemas administrativos de nuestro país. Es por ello que esta valiosa colección de leyes y decretos nos facilita la comprensión y actuación en esa importante relación con la cosa pública.

La imprenta hace tratable mucho de nuestro actuar cotidiano en este complicado campo: el libro comentado tiene la virtud de ser una obra de consulta indispensable para el análisis de una serie de temas, los cuales se presentan ordenados y, muy especialmente, al día en lo que trata de la legislación relevante.

Así, por ejemplo, incorpora un capítulo dedicado a normas arancelarias que son vitales para cualquier persona activa en el campo del comercio internacional. Esta sección del libro culmina con el actual Convenio sobre el Régimen Arancelario y Aduanero Centroamericano, que es el intento más reciente de los países del área para racionalizar sus esquemas tributarios sobre las importaciones. Además, se incluye el provechoso Anexo A de dicho Convenio, el cual contiene, entre otras cosas de importancia, todas las partidas arancelarias con el correspondiente nuevo impuesto ad valorem sobre el valor CIF de las importaciones.

Igualmente conveniente es el llamado Anexo B al Convenio de referencia, el cual se presenta en la obra que comento. Este anexo define los elementos integrantes del llamado “Precio Normal”, que se emplea por las autoridades aduaneras en la aplicación del impuesto ad valorem antes mencionado, así como los procedimientos necesarios para la determinación de los valores aduaneros.

También es importante disponer de la legislación conocida como Código Tributario, el cual se incorpora en la obra de recopilación a que nos referimos. Este código constituye la norma general del derecho tributario del país, por lo cual surge evidente la importancia que para el ciudadano tiene su conocimiento.
No debo omitir mencionar que el libro comentado incluye toda la legislación cardinal en lo que trata de la contratación administrativa con el Estado, tanto en lo que se refiere a la Ley de Administración Financiera como al Reglamento de la Contratación Administrativa, al igual que las regulaciones para ajustes de precios de los contratos de construcción con empresas nacionales.

Debe mencionarse finalmente que, además de otros documentos importantes que incluye la obra, posee una presentación de concordancias que facilita enormemente el trabajo del lector, además de un útil índice de toda la legislación presentada en esta importante recopilación.

Sin duda laguna, la obra Colección de Leyes y Decretos Administrativos se ha de convertir en un compañero inseparable para muchos profesionales ligados a diversas empresas y en labores de asesoría, así como de aquellos ciudadanos deseosos de contar con un conjunto ordenado de normas que regulan el área jurídico-administrativa.

Elisa
14/03/2012, 13:59
1986-07-10-ADAM SMITH DIRECTOR DE ADUANAS
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ADAM SMITH, DIRECTOR DE ADUANAS

La Nación, 10 de julio de 1986.

Interesado en las gestiones de muchos costarricenses para arreglar nuestro sistema aduanero, que vio su epítome en la intervención del Ministro de Hacienda, don Fernando Naranjo, y con el deseo de ayudar en los buenos propósitos que al respecto se tiene en mente, acudí a aquella fuente de saber tan útil como es el pensamiento de Adam Smith. Posiblemente al hacerlo corría el riesgo del prejuicio ̶ aquello de que como se trata de liberales, liberaloides o neoliberales, debía ipso facto descartarse ̶ pero, pensé, que, tal vez algunas sugerencias Smithianas podrían ayudar en el esfuerzo nacional que encabeza el Ministro de Hacienda.

Al empezar a revisar algunos libros, ¡vaya menuda sorpresa que me llevé! Por supuesto que el preclaro liberal, enemigo del mercantilismo y del social-estatismo, tenía algunas buenas recetas para nuestra enfermedad aduanera, que posteriormente brindaré. Pero lo que no sabía o recordaba era que Adam Smith en los últimos años de su vida fue director de aduanas en Escocia.

¡Traición a los liberales: el sumo sacerdote de los despreciables “laseferianos”, casi en el ocaso de su vida, no dudó en trocar sus ideales opuestos a las exacciones por un bien remunerado salario de empleado público y, peor aún, como aduanero encargado de poner impuestos ̶ obstáculos, trabas, barreras ̶ al libre comercio, de cuya bondad dos había convencido!

Se requiere de la calma de tirios y troyanos. Aparte de la buena remuneración del cargo ̶ evitaba, en apariencia, la tentación ̶ de seiscientas libras esterlinas al año, de las buenas de esa época, Smith pudo, en los últimos años de su vida, al asumir se cargo en Edimburgo, estar cerca de sus amigos y, en especial, de su madre enferma, pues, tal vez, ser soltero de por vida le provocaba una soledad incómoda.

Pero, después de todo se busca la consistencia de las ideas: Adam Smith no predicó que se eliminaran totalmente las tarifas y las aduanas. Sus quejas principales ̶ y vean lo actuales que son ̶ eran acerca de la arbitrariedad e impredecibilidad con que se imponían los aranceles, además de los altos costos de la administración de tales impuestos y de cómo se manipulaban para favorecer a monopolios y grupos de privilegio: algo así como nuestros exentos o exonerados de hoy.

Las reglas tributarias de Adam Smith ̶ certidumbre, conveniencia, no arbitrariedad, pago proporcional a sus habilidades, costos de administración bajos ̶ continúan engalanando los textos importantes de finanzas públicas.

Y la puesta en práctica de Adam Smith, el hombre, el director de aduanas, desde Panmure House en Edimburgo, de algunas de estas ideas le alegraron de cómo durante su administración se logró reducir el costo de recaudación de los impuestos, sin que tuvieran que aumentar ni las tasas ni los impuestos. Simplemente: mayor eficiencia.
Por supuesto que Adam Smith no consideraba inmoral per que se adquirieran bienes de contrabando. En su clásico La Riqueza de las Naciones escribió:

“…No mucha gente tiene escrúpulos acerca del contrabando, cuando sin perjurar, encuentra alguna oportunidad segura y fácil de hacerlo. Pretender tener algún escrúpulo acerca de la compra de bienes de contrabando… sería visto en la mayoría de los países como una de esas piezas pedantes de la hipocresía, que, en vez de ganar crédito con alguien, sirve tan sólo para exponer a la persona afecta a hacerlo como un pícaro mayor de lo que es la mayoría de sus vecinos.”

El embrollo que se ha hecho con nuestro sistema aduanero no creo que pueda ser resuelto, como algunos han sugerido sin llegar al meollo del asunto, en vez de revolotear en el marasmo de las indefiniciones, con la buena intención de colocar ángeles en vez de humanos, con revisar los papeles, con hurgar en procedimientos ahora obsoletos para cambiarlo por otros mejores. Cierto es que, con la excepción de la imposibilidad angelical, todas estas medidas contribuyen en algo a resolver el problema. Pero ello equivale a aliviar los dolores del cáncer sin extirpar al cangrejo. Tal vez para lograr lo último nos sirva de guía el consejo del aduanero Smith, quien de nuevo, en La Riqueza de las Naciones, indicó:

“Altos impuesto, algunas veces al disminuir el consumo de los productos gravados, y otras veces al estimular el contrabando, frecuentemente dan lugar a una recaudación menor para el gobierno que la que se obtendría con impuestos más moderados.”

Aquí está la lección: como escolares podemos beneficiarnos de la enseñanza. Ahora, a ponerla en práctica sin titubeos, vacilaciones o flaquezas.

Elisa
14/03/2012, 14:01
1986-07-18-MONSEÑOR ARRIETA NO APROBARÍA MI CURSO

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MONSEÑOR ARRIETA NO APROBARÍA MI CURSOLa Nación, 18 de julio de 1986.

En diversas ocasiones el pastor de la grey católica, monseñor Román Arrieta, ha intervenido públicamente en asuntos acerca de los cuales es tan limitado como cualquier otro ser humano. Sin embargo, por su condición de jefe de la Iglesia Católica sus palabras tienen una enorme trascendencia para muchos costarricenses.

En un pasado algo reciente, su preclara actividad política en favor de un partido determinado levantó preocupación en la conciencia de muchos ciudadanos ̶ buenos católicos, por lo que puedo saber ̶ acerca de si al mantener un afecto político por otra agrupación, ello les trasladaba a un campo distinto al del abrigo de la madre Iglesia.

Después de todo, la hiperactiva participación partidaria del jefe del catolicismo costarricense a favor de un grupo concreto, no dejó de incomodar a quienes mantenían opiniones muy distintas, tal vez tan sólo obscurecidas por la ambición del poder. Muchos de estos buenos católicos costarricenses consideran que la función de un sacerdote atañe, principalmente, en su esencia, a temas de naturaleza religiosa y no de política electoral partidista.

Monseñor Arrieta, tal vez presionado muchas veces por esa misión de comentarista semanal y deseoso de no faltar en ese apostolado, recientemente hizo algunas prédicas de naturaleza económica. Lo triste del caso es que ̶ como humanos limitados que somos ̶ nos explica las cosas de una manera tal que aparenta conocer mucho del tema, cuando en realidad impresiona su desconocimiento del mismo.

El primer sábado de este mes, Monseñor decidió referirse en su charla semanal al tema de los salarios ̶ tema trascedente en estos instantes de arduas negociaciones entre partes interesadas. Y dijo, entre muchas otras cosas, más o menos lo siguiente, después de aconsejar cautela en las solicitudes de los sindicatos para aumentar los salarios, porque de no ser así, “habría una fuerte emisión de dinero: la oferta aumenta, la demanda baja y los precios se elevan”.

Como profesor de la materia en la Universidad de Costa Rica ̶ y creo que cualquier estudiante de elementos de Economía así lo debe saber, por lo menos en mi curso ̶ debo aconsejar a mis estudiantes y al público en general que no presten atención al Monseñor Arrieta metido en lides de economista. En primer lugar, el efecto de la emisión excesiva de dinero en la economía es precisamente lo contrario de lo indicado por Monseñor Arrieta: provocaría un aumento en la demanda agregada y hasta puede pensarse que una disminución en la oferta, pero, en todo caso, es por ello que aumenta la generalidad de los precios. En segundo lugar, si fuera cierto lo que dice por Monseñor ̶ que un aumento en la cantidad de dinero provoca un alza en la oferta y una baja en la demanda ̶ ello más bien lo que provocaría sería una reducción de la generalidad de los precios; esto es, lo contrario de la inflación.

En realidad no tengo interés en darle una lección de elementos de Economía a Monseñor Arrieta. Más bien me veo motivado a hacer este artículo por dos razones: la primera de ellas, que debo aconsejar a mis actuales y futuros alumnos de Economía que sean escépticos ̶ escépticos sanos ̶ acerca de mucho que se dice acerca de esta materia y que, aún cuando algunos pueden saber mucho de otras cosas, son tan humanamente limitados en otras, lo cual es necesario recordarlo. En segundo lugar, creo que es conveniente que a Monseñor Arrieta se le respete por su condición de sacerdote, pero, por supuesto, no por la de economista: ojalá que a este fin contribuya este sacerdote con mesura y silencio de sabio.

Elisa
14/03/2012, 14:02
1986-08-07-UNA NOTA AL PIE DEL ATÚN

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UNA NOTA AL PIE DEL ATÚN

La Nación, 07 de agosto de 1986.

El reciente debate en la Asamblea Legislativa acerca del llamado contrato atunero, llamó mi atención por diversas razones. En esta oportunidad quiero referirme a una de ellas, cual es la cita que la presidenta de la Asamblea Legislativa, doña Rosemary Karpinsky, hizo de la obra de Sir Henry Maine, Gobierno Popular.

Da la casualidad que, en el momento en que don Rosemary hacía tal referencia, motivado por la lectura de la recopilación de don Fernando Volio “Democracia: valores y principios”, me encontraba sumergido en ese libro de Sir Henry Maine. Por ello, cuando doña Rosemary mencionó la obra más connotada del inglés, de inmediato me propuse leer con más cuidado lo escrito por él.

Pero todo el asunto más bien me confundió. Veamos qué fue lo que la presidenta de la Asamblea Legislativa dijo: “…como apunta Sir Henry Maine en su obra Gobierno Popular, la democracia supone que el mejor de los modos de decidir los asuntos públicos, los de mayor importancia, es plantear tales cuestiones a todo el pueblo o una parte de lo que más ampliamente sea posible. Y continúa doña Rosemary con sus propias palabras: “Eso significa la formulación de política por la mayoría que sea directamente por los votantes mismos o indirectamente por sus representantes electos, mediante voto mayoritario…”.

Debo confesar que busqué y busqué en mi edición del libro (Popular Government, Liberty Classics, Indianapolis, 1976) las palabras exactas que citara doña Rosemary y, lamentablemente, nos las encontré, muy probablemente debido ello a mi mala naturaleza detectivesca, pero, en todo caso, el no hallazgo es irrelevante para mis consideraciones, por lo que parto, para despejar el camino, de que efectivamente la afirmación hecha por doña Rosemary es propiedad de Sir Henry Maine.

Donde sí hallo un problema en la referencia de la presidenta de la Asamblea Legislativa es en su deducción de que lo expresado por Maine “significa la formulación de política por la mayoría que sea directamente por los votantes mismos o indirectamente por sus representantes electos, mediante voto mayoritario.” Doña Rosemary pretende mostrar que la afirmación de Maine necesariamente conduce, y basta leer su intervención de ese día en la Asamblea Legislativa, a que la política se formula con el voto mayoritario, precisamente de mitad más uno (doña Rosemary habla de “mayoría absoluta de votos presentes”).

Lamentablemente, de lo presuntamente dicho por Henry Maine no se deduce lo que concluye doña Rosemary, además de que sir Henry no parece haberse mostrado en sus escritos como gran aficionado a sistemas políticos de votación que deciden por “una mitad más uno”.

Así, primeramente, aún si fuere cierto, como supuestamente lo señala Maine, que “la democracia supone que el mejor de los modos de decidir los asuntos públicos, los de mayor importancia es plantear tales cuestiones a todo el pueblo o una parte de lo que más ampliamente sea posible”, no se deduce necesariamente de ello que la simple mayoría ̶ mitad más uno, como lo propone doña Rosemary ̶ sea lo que irrestrictamente formula la política.

Es concebible que, si bien pueden plantearse los asuntos públicos lo más ampliamente posible, perfectamente en una democracia ellos también pueden decidirse por algo más que una supuestamente virtuosa mayoría de mitad más uno. Abundan los tratados, entre los cuales, puede deducirse, está el propio libro Gobierno Popular de Sir Henry Maine, en los que se especifica la necesidad de ciertas votaciones calificadas para evitar el error de una presuntamente justa, por derecho propio, mayoría de mitad más uno.

Además, basta citar algunas de las ideas de Henry Sumner Maine acerca de la democracia, para que nos ayude, aún más, a comprender el non sequitor de doña Rosemary. Así, él señaló que “…cuanto más se comprueban las dificultades de los gobiernos de multitudes, y cuanto más cuidadosamente se examinan las influencias que actúan sobre ellos, más fuerte crece la duda acerca de la infalibilidad de legislaturas electas popularmente”. (P. 183, “The Age of Progress”, en Popular Government).

Igualmente, Maine señala que “…cuando esta mayoría multitudinaria es llamada al Gobierno para el propósito de que promueva su propia felicidad, se hace ahora evidente que, independientemente de la enorme dificultad de obtener alguna conclusión de una multitud de hombres, no hay seguridad de que esta multitud sabrá cuál es su propia felicidad, ni cómo puede ser promovida.” (P. 171, “The Age of Progress”, en Popular Government).

Para terminar, Maine nos recuerda que democracia es “simplemente y solamente una forma de gobierno. Es el gobierno del Estado por los muchos, opuestos, de acuerdo con el antiguo análisis griego, a su gobierno por los pocos y su gobierno por uno. El límite entre los pocos y los muchos y, de nuevo, entre las variedades de los muchos, es necesariamente indeterminado, pero, después de todo, la democracia permanece como una simple forma de gobierno…”. (P. 80, “The Nature of Democracy”, en Popular Government).

Tal vez a doña Rosemary le hubiera resultado más útil emplear los argumentos expuestos por Rousseau o Bentham para justificar su “mitad más uno” como norma de votación en la democracia, pero no a Sir Henry Maine, quien precisamente se caracteriza por su escepticismo ante el moderno fenómeno político de la democracia y la susceptibilidad a que evolucione hacia una dictadura, como mucho nos lo recuerda el caso de Napoleón.

Así, el demócrata Maine, al que nos refiere doña Rosemary, no duda un instante en señalarnos que “…algunas veces ha pensado que uno de los principales inconvenientes que tiene la democracia moderna es que, mientras da a luz al despotismo con la mayor facilidad, no parece ser capaz de producir una aristocracia, aunque es la forma de ascendencia política y social de la cual hasta ahora ha surgido todo progreso.” (P. 1990, “The Age of Progress”, en Popular Government).

Elisa
14/03/2012, 14:04
1986-08-18-EL OCASO DEL SOCIALISMO

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EL OCASO DEL SOCIALISMOLa Nación, 18 de agosto de 1986.

Parece ser inevitable que, después de un amanecer, surge el atardecer. No me importa si se le quiere llamar privatización o liberalización, si por ello se refieren a la toma de medidas liberales o, como despectivamente les llaman, aunque al mismo tiempo sean sus férreos promotores, decisiones “liberaloides”. Tal vez sea mejor decirle pan al pan y vino al vino: se trata de la incorporación gradual de medidas capitalistas en nuestra organización económica, caracterizada hasta la fecha por esquemas socialistas y, particularmente, por lo que don Constantino Láscariz en su libro Desarrollo de la Ideas Filosóficas en Costa Rica, una vez llamó el “Socialestatismo”.

El apego por los esquemas socializantes, basados en la acción estatal que reemplaza al actuar individual, al fuerte control de la economía por parte del gobierno y a la inclinación por la propiedad colectiva de los medios de producción, estimulado en el pasado reciente por algunos, ha sufrido un giro bastante interesante durante los últimos días y hoy se les observa tomando medidas económicas orientadas a la promoción de la iniciativa individual, estimulando el uso de los mecanismos del sistema de mercado ̶ que paradójicamente aún ciertos caracteres llaman “vil dejar que la oferta y la demanda determinen el precio” ̶ así como enfatizando la propiedad privada en vez de la estatal y la búsqueda de utilidades como rector de la ciencia económica y social, en muchos casos.

Recuerdo cuando no hace mucho tiempo en las aulas de la Universidad de Costa Rica, no únicamente en las de la Escuela de Economía, la moda intelectual consistía en el impulso de esquemas socializantes, tales como reforma agraria integral, universidades necesarias, programas globales de planificación central o “dirigisme”, la necesaria y “justa” fijación gubernamental de multiplicidad de precios, algunos de ellos sumamente importantes en la economía, como los salarios, tipos de interés, alquileres, entre otros, todo ello dentro del marco ideológico socialista de la acción colectiva que suplanta la acción individual, especialmente en el campo de la economía. (De paso, si algún lector desea confirmar esta impresión, le recomiendo la lectura de un ensayo de la figura más destacada del pensamiento social-estatista de ese entonces, Rodrigo Facio, “Autoridad y Libertad”, el cual se puede encontrar en la recopilación de Fernando Volio, Democracia: Valores y Principios).

Un largo, meándrico, y sobre todo costoso camino ha tenido que recorrer nuestro país para que los apologetas del nuevo orden, aquellos quienes previamente atacaban esas mismas políticas y aún lo hacen cuando se trata de desprestigiar a los defensores permanentes de las nuevas ideas, en estos momentos, de distintas formas y en buena hora, promueven esquemas orientados a que sea el mercado y no la suficiencia del presunto omnisapiente planificador, el que asigne los recursos productivos escasos en diferentes actividades alternativas y que defina todo tipo de políticas económicas del país.

Un ejemplo concreto de un cambio oportuno es la nueva política anunciada por el gobierno de la República en torno a CODESA. La aplaudo, pues creo que revierte un pecado original. La propuesta adelantada consiste en la venta o liquidación ininterrumpida de las empresas de CODESA, la no realización de nuevas inversiones ni la puesta en marcha de empresas estatales adicionales, así como que la entidad no contraerá nuevas obligaciones ni brindará nuevos avales. Queda en manos del segundo Vicepresidente de la República, don Jorge Manuel Dengo, vigilar porque estos tres grandes lineamientos sean efectivamente llevados a cabo por las autoridades de esa empresa gubernamental.

Me siento alegro de que no sea el intervencionismo y el paternalismo de la Ley Prieto, promovida por el social-estatismo de hace varios años, el que prime, sino que, al contrario, los vientos de liberalización se entronicen en la casa de los dinosaurios blancos. Sumamente orgullosos deben sentirse quienes ahora, al igual que algunos en el pasado lo estimulamos, intentan que la empresa privada sea la que asuma las funciones empresariales del Estado, personificadas en CODESA, así como que algunas autoridades, quienes ni siquiera el riesgo individual desean asumir, sean objeto de su liquidación y desaparición terráquea.

Quiero brindar un par de consejos a estos promotores de medidas liberalizadoras. En primer lugar, aún dentro de su propio seno político encontrarán enemigos, algunos nobles, frente a frente, en tanto que otros, ocultos en el oportunismo politiquero harán lo indecible para que fracasen en su bien orientado propósito. Las burocracias, agarradas de la carne del presupuesto estatal como garrapatas succionadoras, se opondrán a los esfuerzos de privatización, sin duda alguna pensando en su propio interés y empleo y clamarán por la desaparición de los puestos, los cuales en primera instancia nunca deberían de haber sido creados. Muchos cercanos proveedores y asesores de esas empresas estatales también formarán parte del coro del “statu quo”, que únicamente les garantiza una renta económica de recursos provenientes del erario.

En segundo lugar, un problema serio que enfrentarán esos ciudadanos responsables del manejo de fondos públicos, es la necesidad de que las medidas liberalizadoras en su sector, formen parte de un esquema necesariamente más amplio dentro del aparato estatal. Así, por ejemplo, poco valdrá que se intente incorporar la iniciativa individual en FERTICA, si, al mismo tiempo, el Estado fija arbitrariamente el precio de los fertilizantes en el país. Las iniciativas individuales funcionan precisamente porque desean obtener utilidades y, por consiguiente, aborrecen las pérdidas. Ello es lo que mueve a ser eficiente. En contraste, el administrador estatista no tiene ese incentivo. (Confirmar al propio Gorbachov, quien en el epítome de su nación socialista ha dicho que los administradores deben buscar esquemas de “descentralización” ̶ el eufemismo de por allá ̶ a fin de que la economía soviética pueda crecer).

Es por ello que si el Estado, por algún otro lado y por otras medidas contradictorias, frenan ese estímulo creador de la iniciativa individual, de nada valdrá el esfuerzo nacional en busca de la eficiencia. Y, aunque no me lo perdonen los estatistas de oficio, debo señalar que esa actitud de dependencia del paternalismo del Estado se hace presente en ciertos grupos, quienes algunas veces se escudan en ̶ ¡qué falta hace don Constantino Láscariz en esta mediocridad! ̶ , que algunos tienen cierto aire de “porecitos (sic)”, para que se les exima del vigorizante aire competitivo, cuya omisión se traduce, tarde o temprano, en costos mayores para la colectividad como un todo y en los que no se debería de incurrir como principio.

Finalmente, muchos costarricenses debemos ser conscientes de que estas nuevas fuerzas liberalizadoras ̶ y que se vayan silenciando los que con desprecio hablan de “liberaloides” ̶ no son irreversibles. Lo mejor que les podría suceder a ciertos enquistados socializantes es que sus mismos compañeros de partido fracasen en sus intentos. Ello exige dos cosas: primeramente, que quienes no forman parte de ese grupo gubernamental que impulsa los cambios liberalizadores, estén prestos a señalar cuando faltan medidas complementarias a las impulsadas o bien cuando es más palabras que acciones lo que se propone. Ya en el pasado se ha sufrido de medidas liberalizadoras a medias, que han servido para que los enemigos de ellas se apeguen a presuntos fracasos para desprestigiar las ideas de libertad. Pero, en verdad, no fracasa lo que no se pone en práctica. Las personas medianamente preparadas y cultas deben plantear claramente lo que falta en un programa liberalizador como el observado, para que así tenga éxito y no se vaya a culpar de su fracaso precisamente por lo que se omite.

En segundo lugar, quienes en verdad creen en los buenos propósitos por parte de las autoridades gubernamentales a que nos hemos referido y que, por el contrario, no se trata de una nueva forma de exprimir el erario de los Estados Unidos y al de agencias multilaterales de ayuda, deben ser consistentes, persuasivos, perseverantes y, sobre todo, librados de dogmas partidarios, para promover exitosamente las ideas comentadas. Muchas veces es mejor que se diga: de algo sirvió y no de que de algo se sirvió.
Las nuevas autoridades de CODESA y la política sobre ella anunciada por este gobierno deben contar con nuestro apoyo y, sobre todo, con buena suerte: los escollo son muchos y los enemigos desde adentro, son más.

Elisa
14/03/2012, 14:05
1986-08-27-IDENTIDAD GOBIERNO-PARTIDO

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IDENTIDAD GOBIERNO-PARTIDO

La Nación, 27 de agosto de 1986.

A veces se presentan ciertos acontecimientos ante los ojos de las personas, sobre los cuales vale la pena que puedan dedicarles un momento de su reflexión, a fin de que se logren evitar males mayores que los actuales en la conducción de la cosa pública.

Un hecho significativo se presentó recientemente en la televisión, en el programa Fuego Cruzado, durante un debate entre los doctores Miguel Ángel Rodríguez y Carlos Manuel Castillo. En el curso del diálogo, el economista Rodríguez manifestó su preocupación ciudadana porque ciertas cifras, que allí indicó, mostraban un alto grado de financiamiento bancario al gobierno, en la época crucial de finales de la campaña política recién pasada, lo cual pudo haber influido en la victoria política de un grupo específico, Don Miguel Ángel Rodríguez señaló que, de ser así, se haría evidente una práctica muy peligrosa, cual es la identificación del gobierno de la República con un partido político, hecho que incluso corre a contrapelo de nuestro ordenamiento jurídico. El Dr. Rodríguez fue mesurado en sus aseveraciones y dijo que valía la pena que se investigara la posibilidad de que hubiera sucedido el problema que expuso, tal como lo estaba haciendo cierto grupo de diputados del principal partido de oposición.

Harto sorprendente, al menos para algunos, resultó ser la reacción del interlocutor, don Carlos Manuel Castillo, ante las aseveraciones de don Miguel Ángel Rodríguez: don Carlos Manuel dijo que de ser cierto lo que don Miguel Ángel señalaba, pues en buena hora, porque eso significaba que se hubiera elegido al Partido Liberación Nacional en contraste con el Partido Unidad Social Cristiana, para proseguir gobernando.

En Costa Rica una de las principales características de su régimen jurídico es precisamente la necesaria separación entre el gobierno de todos los costarricenses y el interés concreto o particular de un partido político específico. A la par nuestra, en Nicaragua, se puede observar lo que significa para la libertad ciudadana, la identificación entre el gobierno de la República y el partido político sandinista. México es otro ejemplo evidente ante nuestros ojos.

Sin duda alguna, la concepción totalitaria que en ese momento exhibió don Carlos Manuel Castillo al identificar al gobierno con el partido, más puede atribuirse a una torpeza que, espero, a un deseo patente de usar los recursos públicos, por medio del gobierno, en beneficio del partido de su preferencia, pues, de ser así, significaría una aspiración de extirpar tradiciones democráticas que a los costarricenses nos ha costado muchos años forjar.

Espero que lo que el señor Castillo afirmó en ese programa de la televisión no sea una prueba clara de lo que H. L. Mencken escribió una vez: “Lo que subyace todo esto, creo, es un sentido profundo del antagonismo fundamental entre el gobierno y el pueblo al cual gobierna. (El gobierno) es interpretado, no como un comité de ciudadanos escogidos para llevar a cabo los asuntos comunales de la población como un todo, sino como una corporación separada y autónoma, dedicada principalmente a explotar a la población para el beneficio de sus propios miembros”. (H. L. Mencken, A Mencken Chrestomathy, citado en Murray N. Rothbard, “H. L. Mencken: The Joyous Libertarian”, The New Individualistic Review, Vol. 2, No. 2, verano de 1962, p. 18).

Lo que preocupa es que, casi simultáneamente a lo actuado por don Carlos Manuel Castillo, el diputado don José Miguel Corrales había lanzado por la prensa la admonitoria expresión de que Liberación gobernaría por veinte o treinta años más. Es por ello que los ciudadanos debemos estar conscientes de los deseos en el uso de los fondos del gobierno para la entronización de un partido gobernante hasta el fin de los siglos, lo cual parece habernos sido anunciado por estos dos políticos.

Puede esperarse que. tanto don Carlos Manuel Castillo, como don José Miguel Corrales, reciban algunos consejos de sus copartidarios deseosos del mantenimiento del pluralismo en nuestro país, acerca de lo que podría esperarse con la vigencia de un gobierno identificado con un partido político en Costa Rica, como ellos dos parecen desearlo. Además, de parte de la generalidad de la ciudadanía deberá brindarse un profundo rechazo a los deseos hegemónicos de estos dos simples costarricenses más.

Elisa
14/03/2012, 14:06
1986-09-26-PROMESAS FIRMADAS

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PROMESAS FIRMADASLa Nación, 26 de setiembre de 1986.

La publicación en La Nación del día 24 de setiembre del llamado “Manifiesto de Santa Cruz”, entre otras cosas solicita que la anunciada política gubernamental sobre el sector agrícola incorpore el “contenido económico de los decretos vigentes del gobierno anterior”.

En verdad resulta interesante la situación que el actual gobierno enfrenta, como resultado de algunas decisiones tomadas por la administración anterior, amén de algunas propias, y que se relacionan con el cumplimiento de ofrecimientos firmados por las autoridades gubernamentales ante grupos específicos de presión.

No me interesa referirme al tema de la política agrícola en sí ̶ ese es otro arroz ̶ sino a la actitud de los gobiernos de ofrecer y hasta de firmar documentos por los cuales se comprometen al logro de ciertos objetivos concretos, lo cual muy posiblemente les permiten aplacar presiones momentáneas, en tanto que posponen las decisiones políticamente espinosas y que tristemente son las que tiene que asumir ante el pueblo un gobierno que se precie de responsable.

Si algún grupo de presión bloquea alguna calle a fin de lograr, por ejemplo, que se construya cierta carretera, verbigracia la del Atlántico o el suministro adecuado y seguro de agua en la frontera sur, casi de inmediato para tratar el tema se forma alguna comisión gubernamental, generalmente de nivel intermedio, en la cual no participan los jerarcas máximos, quienes así se cubren ante un posible fracaso de las negociaciones.

Como resultado de esa comisión se firma alguna promesa de cumplimiento por parte del gobierno y así se satisfacen las peticiones de la comunidad involucrada. Aquí ya sí aparece firmando el jerarca máximo, quien, después de los abrazos de rigor, regresa a su mullido sillón ministerial a meditar cómo logrará cumplir lo firmado o bien cómo le dará vuelta a las promesas para acarrearlas hasta el fin de siglo.

Lo que sucedió con los agricultores a finales de la administración anterior tiene ribetes que lo clasifican dentro de la comedia politiquera usual del ministro del gobierno liberacionista, quien, como parte de su esfuerzo para elegir al candidato de su partido político ̶ a confesión de parte me siento relevado de las pruebas ̶ procede a firmar una serie de decretos por los cuales se otorga a los agricultores todo tipo de ayuda financiera y bancaria entre otras cosas. Lamentablemente las autoridades del Banco Central callan sobre la imposibilidad de cumplir con lo que el gobierno central firmó y las ilusiones de los créditos baratos, de las tasas de interés subsidiadas, la posposición ad infinitum de las deudas con los bancos y toda la pulpería de donaciones baratas, de las que el gobierno, con habilidad digna de los mejores magos del mundo, puede hacer gala y regalo en época de elecciones, sólo se reflejan en pupilas con signos de colones, pues yo no sirven las deudas en dólares.

Y cuando las ilusiones pasajeras se muestran en la cruda y esplendorosa realidad, surge la petición, una entre muchas otras más, para que se dote de contenido económico al ofrecimiento insatisfecho. Dotaciones que sin duda alguna provendrán del bolsillo de todos y cada uno de los costarricenses. Así todo resulta hasta divertido.
Sin embargo, no contaban con que también el gobierno anterior firmó otras promesas y precisamente no con quien votaba, sino con quien le proveía mucha de la plata que casi le iba a asegurar el fin último del gobernante: retener el poder.

Existe un convenio entre el gobierno de los Estados Unidos de América y el gobierno de Costa Rica para la venta de productos agrícolas, dado en San José de Costs Rica el 29 de noviembre de 1985 y que debe estar en algún archivo de la Asamblea Legislativa, con la firma de las mismas autoridades que posiblemente endosaron los anteriores ofrecimientos a los agricultores, Bueno, lo interesante es que en este convenio, conocido popularmente como P. L. 480, y por el cual se nos dio mucha de la plata necesaria para la comedera del país, se lee lo siguiente:

“El CNP y el MEC (Ministerio de Economía y Comercio) eliminarán todos lo subsidios para granos básicos en cada nivel de transacción. En otras palabras, el precio de venta a los mayoristas, detallistas y consumidores, cubrirá al CNP todos los costos de adquisición, transporte, manejo y gastos administrativos y financieros relacionados con los granos básicos. Dichos subsidios se eliminarán a más tardar el 31 de diciembre de 1986”.

Bueno, queda ahora por ver si también se cumplirá esta promesa firmada por las autoridades gubernamentales, aunque se alegará que se trataba de otros caracteres, pero… si el gobierno sigue siendo el mismo.

Elisa
14/03/2012, 14:07
1986-10-11-EL CAMINO AL FUTURO
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EL CAMINO AL FUTURO

La Nación, 11 de octubre de 1986.

En días recientes se han escuchado algunos comentarios de parte de diversos ciudadanos relacionados con las posibles reformas que se deben introducir a la actual Ley de Inquilinato.

En esencia, todos parecen estar de acuerdo con que es necesario cambiar la legislación vigente sobre el tema, pero a la hora de las cosas muestran un divorcio entre sus afanes reformistas y el mantenimiento del statu quo. Predican que es necesario eliminar las políticas de control de los alquileres de las viviendas por el efecto nocivo que causan en la economía, pero al mismo tiempo, basados en ese curalotodo llamado “justicia social”, propugnan porque no haya libertad de contratación en el caso de viviendas de tipo “popular”, cualquier cosa que eso signifique.

Se puede aceptar esa preocupación de parte de ciertos ciudadanos para que no se afecte a los grupos de menos ingresos que actualmente alquilan vivienda. Estoy seguro de que, en general, ninguno de nosotros desea que, en serio, se perjudique al más débil. Pero aunque se parta de esa buena voluntad, deducir que la forma de evitar el daño a los más desvalidos, quienes arriendan vivienda, consiste precisamente en congelar los alquileres, simplemente refleja un desconocimiento de cómo es que opera ese mercado.
Muchas personas, entre las cuales creo que hay un número significativo de ellas cuyos ingresos precisamente los calificaría como entre los relativamente pobres de nuestra colectividad, ahorran (invierten) durante mucho tiempo para construirse una casa para alquilar y asegurarse de esta manera una renta en el futuro. Interesa destacar que la decisión de construir una casa para alquilar se toma en comparación con otras maneras en las cuales las personas podrían colocar el resultado de gastar menos de lo que ingresan; esto es, sus ahorros.

Así, es factible que dirijan sus fondos a comprar un certificado de depósito en un banco, una acción de una empresa, una máquina que le sirva para producir bienes futuros o lo que sea y, por supuesto, una vivienda para alquilarla. El lector puede imaginar la multiplicidad de inversiones que un ciudadano puede escoger llevar a cabo.

Ahora bien, para ver cuál inversión efectuar, la persona evalúa, entre otras cosas, los distintos rendimientos de los proyectos que tiene en mente, De manera que, si por alguna disposición legal se fija un máximo al alquiler de vivienda, muy posiblemente decida no invertir en ella, sino que, por el contrario, dirige sus ahorros hacia otras actividades en las cuales nos existe limitación por parte de leyes como la mencionada.

Las propuestas para reformar la Ley de Inquilinato, de forma tal que se libere del control de los alquileres a viviendas que tengan más allá de cierto valor y que presuntamente serían alquiladas por personas de ingresos medio-altos, en tanto que se sujete al control de aquellas que supuestamente alquilan los grupos de menores ingresos, tiene un bemol sumamente interesante y, a la vez, triste.

Parece que, de alguna forma u otra, los costarricenses están decididos a que se dediquen muchos recursos escasos de nuestra economía hacia la construcción de vivienda, en especial de aquella que algunos llaman de tipo popular. Evidentemente, para ello se requiere que del esfuerzo se haga partícipe al ciudadano privado, Esto es, que invierta en este tipo de viviendas, que ahorre para construir más casas para los grupos de bajos ingresos, que en vez de dedicar sus recursos hacia otras actividades se haga partícipe de la solución del supuestamente alto déficit de vivienda en el país.

La otra alternativa es que el Estado decida construir por el sólo tales viviendas, pero, al fin y al cabo, el resultado es semejante, y si no peor, pues de algún lado éste tiene que percibir recursos con qué hacerlas, lo cual significa que habrá de acudir a inflación, impuestos, endeudamiento o una mezcla, pero que, en todo caso, se traduce en el hecho de que al dirigir recursos hacia vivienda, ello le impide usar esos mismos fondos en otras actividades, tales como, por ejemplo, hospitales, maestros, escuelas, carreteras, etcétera. El problema no se resuelve simplemente cambiando de constructor.

Pues bien, ¿de qué manera cree el lector que actuarán nuestros ahorrantes-inversionistas en vivienda, si se mantiene el control de los alquileres de las casas “populares”? Mejor dedicará sus recursos a construir vivienda para grupos no pobres; esto es, para los de ingresos medios-altos, cuyas moradas no están reguladas. De esta manera, si se prosigue con la política de “ayudar” a los desvalidos por medio de la fijación de los alquileres de las casas que arriendan, lo único de lo cual sus promotores podrán estar seguros es que no habrá nuevas viviendas para esos sectores, al canalizarse la inversión hacia otras actividades. Este es un ejemplo claro del “no me ayudes, compadre”.
Pero, aún hay más. Si se congela el alquiler de las actuales viviendas para gentes relativamente “pobres”, el dueño de éstas tratará, por muchos medios, de obtener un rendimiento semejante al que puede lograr en otras actividades, Esto es, buscará acelerar la depreciación de las actuales casas de alquiler y la forma más sencilla de hacerlo es no dándole el tratamiento adecuado a las casas o bien trasladando el costo de los arreglos a los actuales inquilinos. En todo caso, de nuevo se perjudica a las personas de menores recursos que arriendan casas.

Hay muchas otras razones por las cuales los bien intencionados propósitos de ciertas personas de mantener fijos los alquileres de las casas resultan ser un absurdo de gran monta. En todo caso, debe tenerse presente el divorcio entre los buenos propósitos y las buenas acciones. De no ser así, resultará que el camino al futuro, al igual que el camino al infierno, se encontrará pavimentado de buenas intenciones… y sin casas para los grupos más desvalidos del país.

Elisa
14/03/2012, 14:08
1986-10-23-JAMES BUCHANAN PREMIO NOBEL

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JAMES BUCHANAN, PREMIO NOBEL

La Nación, 23 de octubre de 1986.

Me produjo una enorme alegría que se otorgara el Premio Nobel de Economía para 1986, al destacado erudito James M. Buchanan, ahora de la Universidad George Mason, en Fairfax, Virginia.

Las razones de mi profunda satisfacción son muy variadas y van, desde mi conocimiento personal de Buchanan, hasta la incorporación de una valiosa joya más del pensamiento liberal que se honra con el Premio Nobel.

Hace pocos días tuve la oportunidad de exponer a mis apreciados alumnos de la Universidad de Costa Rica, la principal razón por la cual la Academia Sueca de Ciencias decidió premiar a Buchanan; específicamente, por su valioso aporte en la formación de una teoría positiva de la política.

Leí a mis estudiantes algo de lo que Buchanan considera es su labor en ese campo del conocimiento. Nos dice: “se hace crecientemente evidente que los avances teóricos importantes en la explicación del fenómeno político han sido efectuados primariamente por aquellos quienes enfocan la materia desde el punto de vista de los economistas. El científico político tradicionalmente no ha incorporado una teoría del comportamiento humano en su estructura del proceso político… El economista… trae con él un postulado de comportamiento básico. Está capacitado, por medio de su uso, para formular hipótesis que son conceptualmente refutables… se puede aseverar que tiene una teoría de la política, sobre la manera en la cual se comportan los hombres para la toma de decisiones colectivas”. (“Economics and Its Scientific Neighbors”, en James Buchanan, What Should Economists Do?, Liberty Press, Indianapolis, U.S.A., 1979, p.p. 131-132).

Además de mi complacencia por el galardón al aporte intelectual de Buchanan, constituye un eslabón más en la cadena de reconocimientos que, en el mundo civilizado tan alejado de la mediocracia nacional, se les ha brindado a economistas liberales. Buchanan es un destacado miembro de la Sociedad Mont Pelerin, la cual incorpora a muchos pensadores de todo el orbe, quienes tienen como una de sus metas fundamentales la promoción de las ideas de libertad; esto es, a riesgo de que se sonrojen algunos pseudo intelectuales de nuestro medio, quienes con harta frecuencia hacen uso de palabras sin pensar en su significado, como es acerca de la idea liberal.

Buchanan se une a otros destacados liberales miembros de la Mont Pelerin, en haber sido honrados con el Premio Nobel en Economía. Comparte tal honor con Friedrich Hayek, George Stigler y Milton Friedman así como la creencia en la necesidad vital de la libertad para el hombre y la consiguiente limitación necesaria del poder del Estado.
Una lección inmediata en nuestro medio la constituye el Premio Nobel para Buchanan, para quienes con miopía, más propia de gnomos que de pensadores, emplean las palabras liberal o neo-liberal. Muchas ideas que se pueden cobijar bajo este alero, son propuestas y hasta puestas en marcha por diversas personas militantes de los partidos políticos democráticos de nuestro medio. Sin embargo, con visión chata e increíble, algunos de estos caracteres se niegan a reconocer sus propias ideas y, por el contrario, acuden a desembarazarse de opiniones por medio de la crítica apriorística, impensada, sin meditación alguna y hasta despectiva. Sé que con ello reflejan un desconocimiento de lo que constituye la idea liberal.

Al pensamiento liberal se le pretende equiparar por parte de algunos grupos y personas de nuestro medio, como el “coco” de nuestros niños, con el Lucifer de los pecaminosos, con la “segua” o la “tulevieja” de nuestros campesinos. Divierte ver cómo ciertos intelectualoides del montón, se desviven por decir que lo que hacen o piensan es, por definición, bueno o conveniente, pues es lo contrario del presuntamente malévolo ideario liberal. Pero, si uno los observa con cuidado, se da cuenta de que, en verdad, algunas ideas que expresan son, de hecho, de estirpe liberal y mucha de su práctica es llevada a cabo bajo la inspiración ideológica de la libertad, aunque ello les avergüenza.
Su interés radica en aprovechar una supuesta oportunidad politiquera al criticar la idea liberal, si bien, al hacerlo, reflejan su ignorancia, demuestran su acomodamiento, su oportunismo, su búsqueda insensata y desesperada de votos para tener más poder. Para ello apelan al horror, al mal, a la animadversión al pecado, al temor a las pérdidas, que en mucho caracteriza al ser humano. La falsedad de ciertos intelectos en nuestro medio surge con notoria evidencia en estas últimas épocas.

Para nuestra suerte, el reconocimiento mundial al ideario de Buchanan es tan refrescante para nuestros espíritus, como lo eran las aspersiones en la piscina de Siloé, que está a la puerta de Jerusalem. Tan placentero es ese homenaje, como lo son las propias palabras de Buchanan: “El hombre quiere la libertad para llegar a ser el hombre que desea ser. Él lo hace precisamente así porque no sabe qué hombre querrá llegar a ser con el paso del tiempo… El hombre no sólo quiere la libertad para maximizar su utilidad o aquella de la sociedad de la cual es parte. El quiere la libertad para llegar a ser el hombre que desea llegar a ser.” (James Buchanan, “Natural and Artifactual Man”, en What Should Economists Do?, Op. Cit., p. 112. La letra cursiva es del autor).

Elisa
14/03/2012, 14:09
1986-10-29-LA ABOMINABLE OBSCURIDAD

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LA ABOMINABLE OBSCURIDADLa Nación, 29 de octubre de 1986.

En el período La Nación del día 10 de octubre de este año, aparece una información la cual debería de llamar la atención de todas aquellas personas que en algo valoran el derecho humano a estar libremente informado. Me refiero específicamente a la prohibición, por parte de una entidad estatal, para que algunos canales de televisión que se ven en Costa Rica transmitan anuncios en inglés, en tanto que se les obliga a que lo hagan en español.

Los costarricenses ciertamente le estamos muy agradecidos a Canal 19 por darnos la oportunidad de recibir, sin pago, información que de otra manera no obtendríamos. La labor que el señor Erick Roy realiza no podía pasar inadvertida para el censor de turno, quien ahora ha decidido que los costarricenses no nos beneficiemos de esa tarea callada, silenciosa y sin el autobombo de los politiquillos de turno, quienes nos aburren cada vez más y más con sus aventuras y ocurrencias. Con un pequeño ajuste a nuestros televisores los costarricenses hemos podido estar en contacto con los avances de otras culturas, lo cual no solamente nos permite educarnos en nuestros hogares, sino también mantenernos informados de hechos, los cuales, no sé por qué ni cómo, son juzgados inconvenientes para los controladores de las decisiones del hombre libre en nuestro país.

Yo no entiendo cuáles pueden ser los motivos para que los funcionarios del Ministerio de Gobernación hayan decidido prohibir los anuncios en inglés que transmite Canal 19.

Tal vez ello se origina en que los ticos podemos así darnos cuenta de que los intereses que se cobran en los Estados Unidos por el financiamiento de la compra de un carro oscilan entre un 2.8 y 0% los cuales contrastan con los astronómicos de por aquí. O, tal vez, que a los censores les molesta que los costarricenses, gracias a Canal 19, sepamos que un carro decente cuesta allá unos ocho mil dólares, mientras que en Costa Rica, gracias a los abismales impuestos, se triplica en su costo al comprarlo. Puede ser que lo que empuje al censor del Ministerio de Gobernación para actuar de la manera descrita sea que le molesta el ejercicio de la libertad del costarricense, al poder zafarse de las “cadenas” obligadas en la televisión nacional que nos imponen los políticos actuales y que ahora el gobierno puede considerar que tenemos que soportarlas en silencio.
Los costarricenses tenemos el derecho de saber que es lo que pasa en el resto del mundo, tenemos un derecho inalienable a estar bien informados, tenemos derecho a disfrutar de la posibilidad de escoger, tenemos el derecho de elegir qué tipo de televisión, programas y anuncios recibimos en nuestros hogares. Al hacerlo así no violamos ningún derecho a otras personas.

La medida del Departamento de Control de Radio del Ministerio de Gobernación afecta estos derechos humanos en nuestro país. Es por ello que apelo a las personas u organismos que velan por la salvaguarda de los derechos del ciudadano, para que impidan esta violación tan flagrante de nuestras libertades básicas.

No se puede permitir que el Estado condene a los costarricenses a los abismos de la obscuridad que nos quiere imponer por medio de la censura estatal, con la que pretende someternos a una restricción forzosa, no buscada por los hombres libres, de obligarnos a ver la televisión que el burócrata desea que miremos y en la forma que él considera apropiada. Mucho bien harían tales gobernantes en luchar porque el ciudadano tenga mayores posibilidades de escoger, en vez de pretender restringir su elección y su información, como es lo típico del pensamiento totalitario.

Elisa
14/03/2012, 14:10
1986-11-14-REFORMA AL IMPUESTO A LA RENTA

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REFORMA AL IMPUESTO DE LA RENTA

La Nación, 14 de noviembre de 1986. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 136-138.

Una serie de reformas, que actualmente se están llevando a cabo en la Asamblea Legislativa, acerca de la legislación vigente sobre impuestos a los ingresos, no debe pasar inadvertida por el ciudadano común y corriente. La tentación de los legisladores y políticos de manipular el sistema tributario para imponer sus valores es tan grande, que se requiere una meridiana claridad acerca de sus propósitos, a fin de que las personas no continúen siendo el pato de la fiesta. Me propongo, por lo tanto, ir formulando, en diversos artículos, una serie de comentarios respecto a algunas variaciones que se han propuesto a la ley del impuesto sobre la renta.

La reforma que el Gobierno ha planteado a la actual legislación, está encaminada a la disminución de una elevada progresividad en esos gravámenes, lo cual, se ha dicho, constituye un enorme freno para las posibilidades de desarrollo de nuestra economía. Aparentemente este propósito es plausible, pues la tasa marginal del impuesto a los ingresos –esto es, la tasa máxima de impuesto que se aplica al incremento último de los ingresos– es tan alta, que hace que los diversos agentes económicos que participan en la economía actúen de una manera opuesta a lo que sería deseable, si se quiere que aumente el valor de nuestra producción de bienes y servicios.

Esta nueva visión acerca del papel nocivo de la extrema progresividad del impuesto a los ingresos sobre el desarrollo económico, tiene su origen en la moderna literatura del llamado enfoque de oferta, muy ligado al presidente Reagan, el cual rescata ideas que el propio Adam Smith, Juan Bautista Say o James Mill habían formulado sobre el papel del Estado en la economía. Era importante que, intelectualmente, se diera un debate tal en nuestro medio, pues durante mucho tiempo nuestra filosofía sobre el tema estuvo sumamente influenciada por el intervencionismo social-estatista del pensamiento keynesiano, que, en nuestras aulas universitarias, Rodrigo Facio se había encargado de popularizar.

La actual propuesta de reforma tributaria, tiene mucho de su fundamento en algunos de los maduros postulados del liberalismo económico y constituye un ejemplo más de la renovación que se está dando en ciertos círculos de ideología estatista, cuyas normas han requerido el paso de los años, para que se vayan amoldando a la sana y virtuosa experiencia.

Los proponentes de tales medidas de reforma tributaria, han enfatizado que con ellas se logrará una mejora a los incentivos para el logro de una mayor producción en nuestra economía. Si bien comparto tal orientación, es necesario que manifieste algunas preocupaciones que mantengo, pues creo que mucho de la decisión de los diputados de nuestra Asamblea Legislativa, dependerá de la medición posible de los efectos proclamados que habrá de traer la reforma tributaria. Después de todo, se supone que los congresistas son personas que desearán estar bien informados, a fin de tomar las decisiones que, a su buen juicio, consideran correctas y convenientes para el interés nacional.

Si, tal como se ha manifestado por parte de los proponentes de la reforma tributaria, el actual impuesto sobre los ingresos constituye un grave freno a la formación de ahorros indispensable para la generación de capital y, por ende, para el crecimiento de la producción nacional, entonces, me pregunto ¿si ello es cierto, dado el enorme grado de exoneraciones y exenciones que para este propósito actualmente da la ley? En otras palabras ¿si es cierto que la actual legislación en verdad constituye el freno pregonado al ahorro, dada la proliferación de exenciones y exoneraciones de tal gravamen en nuestra economía?
En segundo lugar, si las autoridades consideran que el actual impuesto sobre la renta contribuye a incentivar el ocio en vez del esfuerzo y, por lo tanto, es un freno a nuestro crecimiento económico, pregunto ¿si se ha estimado tal efecto sobre nuestra economía?, o, equivalentemente ¿si se tiene alguna medición acerca de la magnitud de nuestra economía subterránea, originada por las tasas marginales tan elevadas del impuesto sobre la renta y no por otras razones?
También cabe la pregunta de si es cierto, como lo indican las autoridades patrocinadoras del nuevo proyecto, que con la reforma se propone aumentar la asunción de riesgos en la economía, si se tiene alguna idea acerca de si la actual legislación, efectivamente, evita que las personas estén dispuestas a asumir riesgos.

Tengo el temor de que no existen estos datos elementales y vitales que aseguren la conveniencia de la reforma propuesta y lo cual debía ser la base para que se impulse seriamente un cambio tributario en nuestro país. Actuar de otra manera, es sustentarse en la ignorancia y en el deseo de hacer algo, aunque no se sepa qué es lo que se está haciendo.

Elisa
14/03/2012, 14:12
1986-11-28-GRAVE PROBLEMA CON EL IMPUESTO DE LA RENTA

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GRAVE PROBLEMA CON EL IMPUESTO A LA RENTA

La Nación, 28 de noviembre de 1986. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 133-135.

Uno de los problemas más serios que tiene la actual legislación sobre el impuesto a los ingresos es el tratamiento notoriamente diferencial que se practica sobre las diversas formas en que los ciudadanos perciben sus ingresos. El efecto de esta discriminación es que, por ejemplo, algunos grupos que reciben cierto tipo de ingresos gravados en la legislación actual, como es el caso de quienes obtienen salarios, miran al tributo como una carga odiosa, al compararla con el tratamiento de exoneración total que la ley brinda a otros tipos de ingresos, tales, como por ejemplo, aquellos que resultan de los rendimientos de bonos del Estado.

Una de las normas elementales por las cuales se evalúa la equidad de un sistema tributario es aquélla que señala que se debe dar un tratamiento igual a los iguales. En este caso quienes perciben un tipo de ingresos (salarios) deberían ser tratados de la misma manera que quienes perciban ingresos de distinta forma (rendimientos o intereses de bonos). Después de todo, para efectos prácticos, tan ingreso es el salario como lo es el rendimiento de los cupones de los bonos.

El problema tiene su origen en la manía del Estado de discriminar contra algunos ciudadanos, mediante prácticas que evitan –y espero que en esta oportunidad se entiende lo que quiere decir igualdad ante la Ley– que se dé un trato igual a las personas en lo que se refiere al impuesto a los ingresos. Así, para allegarse recursos que muy posiblemente el Estado de otra manera no podría recibir, se acudió al camino más expedito, cual fue el de exonerar a los rendimientos de los bonos del fisco del impuesto sobre la renta y de esta manera se creó un hoyo tributario que, evidentemente, dada la progresividad del gravamen, favorece más a quienes más ingresos tienen.

De paso, esta decisión colocó en posición desventajosa a los sectores productivos que hacen uso del mercado de bonos para obtener recursos, quienes así se vieron obligados a aumentar las tasas brutas de rendimiento en sus documentos de deuda, a fin de poder ser competitivos con la ferocidad fiscal, pero con ello se encareció el costo de sus fondos emprestados.

La situación, sin embargo, se le ha enmarañado al fisco, lo cual, de paso, ha puesto en evidencia una vez más que sigue siendo sabia aquella proposición de que no existe nada gratis en la vida. La vasta exoneración de ingresos no sujetos al impuesto ha provocado una muy seria erosión de la base sobre la cual descansa este gravámen, con lo que estas recaudaciones han ido perdiendo el dinamismo necesario y aún han experimentado un preocupante descenso.

Tan grave es el fenómeno que el mismo Estado se ha visto compelido a reformar el actual impuesto cuyas propuestas se conocen en una comisión de la Asamblea Legislativa, a fin de que, al menos en parte, se puedan restaurar las bases tributarias. Sin embargo, aparte del ejemplo ya mencionado de la exoneración no justificada de los dividendos de los bonos del gobierno, existen muchos otros elementos que han conducido a una situación casi caótica en las finanzas del Estado. Se podrían presentar muchos casos del tratamiento desigual entronizado en la actual ley de los impuestos sobre los ingresos, pero, en esta oportunidad, quiere referirme tan sólo a uno de ellos.

A mí se me hace muy difícil entender las razones en las que se fundamenta la decisión estatal de eximir del impuesto a los ingresos, a cierto tipo de empresas cuando todas las demás si son objeto del gravámen. Me refiero al caso concreto de la modalidad costarricense en la llamada empresa cooperativa y a otras similares, a las cuales se les otorga un tratamiento tributario diferente de las llamadas sociedades mercantiles.

Lo que no entiendo es por qué la diferencia en el trato cuando uno y otro tipo de empresas están sujetas a los mismos esquemas de pérdidas o ganancias, no importando sí a las de las cooperativas se les designa con otro nombre. Este tipo de privilegio es sólo uno más de las formas por las cuales se ha ido desnaturalizando aquel principio elemental vigente en las sociedades civilizadas, como es el de la igualdad ante la ley.

Si bien se arguye que la decisión de exonerarlas surge del deseo total de impulsar este tipo de empresas, cabe plantearse la pregunta de lo que podía suceder si en nuestra colectividad se llegara a un cooperativismo en un grado sumo, lo cual reduciría sustancialmente los ingresos del fisco. Esto provocaría que, entonces, se recargaran las cargas tributarias sobre otros sectores de la economía, ya de por sí altamente gravados, a fin de satisfacer una meta de gasto público.

Se asevera que en esta decisión de promover a las cooperativas, aunque sea a costa de crear serios problemas al fisco, se encuentra el deseo de poder político de algunos de sus promotores, pero considero que debemos negarnos a creer que ello sea así. Sin embargo, tal vez la respuesta más clara a nuestra duda nos la ha brindado el propio Ministro de Hacienda, quien manifestó su profunda preocupación por la no eliminación de este privilegio de las cooperativas, que había solicitado en la reforma a la ley del impuesto sobre la renta que remitió a la Asamblea Legislativa. El privilegio de la exoneración fue objeto de una restauración asombrosa y rápida en la comisión legislativa encargada de analizar las propuestas tributarias de ese Ministerio.

La frustración del Ministro Naranjo y de respetables funcionarios del Ministerio de Hacienda trae a la luz aquella conducta fácilmente explicable, de quienes a la hora de eliminar los privilegios odiosos siempre están en favor de que se recorten todos excepto los propios o que directamente les impulsan en sus ambiciones personales.

Elisa
14/03/2012, 14:17
1986-12-10-AGENDA OBSCURA

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AGENDA OBSCURA

La Nación, 10 de diciembre de 1986.

En diversos medios de comunicación, cuatro días después de serles entregada a algunos dirigentes del Partido Unidad, se presentó la agenda que el Presidente Arias propone para el diálogo con el licenciado Rafael Ángel Calderón. Debe recordarse que el “diálogo” no es ni un cogobierno ni tampoco una transferencia de responsabilidades propias de la administración de don Oscar Arias hacia el principal partido de la oposición.

El mensaje parece ser que ahora la pelota está en la cancha de la Unidad, puesto que ya disponen de una propuesta oficial de temas y, para que los dirigentes de ese partido no pierdan la credibilidad que les tiene el público, deben apurarse a evaluar dichas proposiciones y presentar las propias que consideren necesarias para el bien del país.
Sin embargo, hay un tema que no aparece claramente definido en la agenda que propone el Gobierno, cual es el de la redefinición de nuestro endeble aparato productivo. Y ello, considero, es crucial para valorar las futuras posibilidades de crecimiento de la economía nacional y, por consiguiente, de bienestar posible para los ciudadanos este país.
Ciertos hechos recientes han complicado las señales que reciben los costarricenses acerca de las definiciones que necesariamente debe tomar el Gobierno en este campo. Me refiero concretamente al reciente y aún latente conflicto entre ciertos sectores del Gobierno, en lo que se trata de la necesidad que tiene esta nación de tomar una posición, diáfana y sin soslayo, ante el proteccionismo excesivo de nuestra economía.

Por una parte, el Gobierno tiene una fracción que encabeza el Ministro de Agricultura, señor Alberto Esquivel, la cual manifiesta que es vital para el país –y de cajón se agrega que de su “paz social” el que se continúe brindando protección al agro– esto es, que el Gobierno haga que resulten más caros los productos nacionales, protegidos frente a los importados –y en ello es secundada por políticos como Carlos Manuel Castillo, Daniel Oduber y Rodrigo Carazo, entre otros de menor peso específico.
Por otra parte, otro grupo del Gobierno, representado por don Fernando Naranjo, Ministro de Hacienda, y don Eduardo Lizano, presidente ejecutivo del Banco Central, se encuentra preocupado por los compromisos previos de Costa Rica con organismos internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y en sus posiciones son secundados por muchos políticos, quienes no se atreven, eso sí, a apoyarlos públicamente.

Los señores Naranjo y Lizano promueven la búsqueda de la eficiencia en la producción nacional por medio del acicate de la competencia internacional, la prosecución de las ventajas comparativas del país e impedir el absurdo de quienes creen que Costa Rica debe producir de todo.

El lector comprende bien la virtud de esa posición cuando se le pregunta si considera lógico que él debe producir todo lo que consume –el Ministro de Agricultura dijo que “debemos producir todo lo que nos comemos”– en vez de especializarse en lo que considera produce mejor y lo intercambia con lo que generan más eficientemente otros que actúan en la economía; por ejemplo, su panadero, su carnicero, etcétera.

La no definición del Gobierno sobre este tema tan álgido que tal vez sólo podrá encontrar paralelo en el “laseferianismo” abúlico de la administración Monge. Considero que ello no debe ser así, puesto que la nación se encuentra ayuna de una definición en sus derroteros, de manera que el Presidente de la República está, por su condición, obligado a definir cuál es la posición de su administración sobre este asunto tan importante para la salud económica presente y futura del país.

El Gobierno debe presentar, sin tapujos, cuáles son sus ideas sobre el tamaño y papel del Estado en nuestra economía. El esfuerzo para la privatización de las empresas estatales en Costa Rica parece ser compartido por los principales partidos democráticos de esta nación, aún cuando la extrema lentitud con que se lleva a cabo hace necesario lanzar al aire el grito de “por sus frutos los conoceréis”.

Pero, hoy surge una serie de problemas claramente derivados de un abultado presupuesto de gastos del Estado, recientemente presentado ante nuestra Asamblea Legislativa, y que exige una moderación de parte del fisco. Sin embargo, este tema de vital importancia aparece ausente de la agenda que propone el presidente Arias, aunque, como lo dijo una vez un glorioso padre de la patria o diputado, “está explícitamente tácito”.

El problema de la economía costarricense no se circunscribe tan sólo a uno acerca de la deuda externa de Costa Rica, que era obligado que se presentara en la agenda en mención, pero ¡como si alguien se fuera a oponer a que las autoridades del país negociaran mejores términos y plazos en nuestras obligaciones! Nuestros problemas económicos van más, pero mucho más, allá del bejuco en que estamos. Lo crucial es definir si nuestra economía se reorienta hacia la exportación o si continúa canalizando su esfuerzo productivo hacia los mercados internos cautivos o protegidos.

A mi me agrada citar al economista socialista Abba Lerner –un socialista serio– en cierto grado para evitar que me digan que sólo leo libros de pensadores liberales, que, según algunos ya es un pecado –dicen que enturbia la mente, que ocasiona que salgan colmillos en las quijadas superiores y hasta que se abandone cualquier tipo de sentimientos. Lerner me enseño cómo un impuesto a la importación, tarde o temprano, se traduce en un impuesto a la exportación.

Quienes arguyen que un esquema de liberalización nunca podrá funcionar, puesto que no habrá las divisas necesarias para importar esos bienes, precisamente ignoran esta clara concepción de Lerner: es el proteccionismo el que afecta a las exportaciones, el cual impide que se generen las divisas suficientes para que el país pueda realizar sus importaciones.

Simplemente, es impostergable una definición del Gobierno sobre el tema crucial del proteccionismo, acerca de si nuestra economía debe continuar promoviendo el uso de los escasos recursos productivos que poseemos, hacia el mercado interno o, por el contrario, si debe dirigir su esfuerzo productivo hacia las exportaciones. Si sobre esta definición persiste la obscuridad, más negro se pone ese camino al futuro.

Elisa
14/03/2012, 14:19
1986-12-23-LA BUENA IMITACIÓN

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LA BUENA IMITACIÓN

La Nación, 23 de diciembre de 1986.

Uno de los hechos que sobresalen en la reciente visita del Presidente Arias a los Estados Unidos, puede pasar inadvertido en nuestro medio, pero creo conveniente que se le rescate de la relativa obscuridad en que se encuentra.

Me refiero al regalo que, se dijo, el Presidente de Costa Rica le llevó a su colega, el Presidente de los Estados Unidos, como muestra del afecto y aprecio personal que a este último se le tiene. El presente era muy sencillo, pero a la vez muy valioso, pues no sólo expresa una de las mejores muestras del arte contemporáneo costarricense, sino que, también, en el mercado se cotiza con gran estimación: una de las pinturas de don Francisco Amighetti fue el donativo de nuestro pueblo, por intermedio de don Oscar Arias, al Presidente Reagan.

Tan apreciada ofrenda me sirvió para recordar un hecho interesante de la democracia norteamericana: cualquier regalo que reciba el Presidente de los Estados Unidos, en el ejercicio de su función, que exceda de un monto ̶ si mal no recuerdo, de cincuenta dólares ̶ debe entregarlo al Estado al concluir sus tareas.
De esta manera, el rico obsequio que don Oscar le dio al Presidente Reagan muy probablemente al terminar su período presidencial ̶ puesto que, sin duda, tiene un valor en el mercado del arte que excede a esa ínfima suma ̶ irá a engrosar las arcas del gobierno de los Estados Unidos y así el ciudadano común y corriente Ronald Reagan, una vez fuera del gobierno, para admirar la obra de don Francisco tendrá que hacerlo, no en la privacidad de su casa, sino en alguna sala que atesorará los regalos que recibió cuando gobernó esa nación.

Me imagino que, si, por ejemplo, el gobernante Reagan recibe regalos, tales como un valioso Mercedes Benz plateado o una esplendorosa mansión en las afueras semi-rurales de la capital o una potranca de buen paso, al final de su administración tendrá que entregarlos al gobierno de los Estados Unidos, con lo cual se le privará de su uso personal, un vez en la particularidad de la llanura ciudadana.

La reflexión sobre el tema conduce a una pregunta básica: ¿por qué será que el Presidente de los Estados Unidos se ve obligado a ceder los regalos relativamente “caros” que recibe durante sus funciones de gobernante? O bien, ¿cómo vería el pueblo norteamericano que su Presidente ̶ incluyendo durante aquel período en que es electo, pero cuando aún no asume su función ̶ se le den obsequios muy valiosos por parte de amigos o correligionarios o gobiernos extranjeros o lo que sea?

Me da la impresión de que todo se resume en cierto escepticismo y desconfianza sanas hacia el poder, que a veces se presenta con notoria claridad en dicha nación. Alexis de Tocqueville, en su reconocido libro La Democracia en América, nos puede dar la clave a las preguntas anteriores (ver su capítulo XX, titulado “Del Negocio de los Cargos Públicos en Ciertas Naciones Democráticas”), cuando nos refiere a que si “el comercio y la industria, obstaculizados en su desarrollo, no ofrecen sino medios difíciles y lentos de hacer fortuna, los ciudadanos que se creen incapaces de mejorar su suerte por sí mismos recurren tumultuosamente al jefe de Estado para pedir ayuda. Aumentar su bienestar a expensas del tesoro público les parece, si no el único camino, al menos el más fácil y cómodo para salir de una situación que no le satisface; la búsqueda de plazas de la administración se convierte en la ocupación que cuenta con mayor número de seguidores”.

Tocqueville indica: “Así sucede, sobre todo, en las grandes monarquías centralizadas…” y agrega luego: “No diré ahora que esta persecución universal e inmoderada de las funciones públicas constituya un gran mal social; que aniquila en cada ciudadano el espíritu de independencia y que difunde por toda la nación un genio venal y servil; que asfixia las virtudes viriles; tampoco haré hincapié en que una ocupación de esa especie resulta improductiva y agita el país sin fertilizarlo, todo esto se comprende fácilmente”.

Pero Tocqueville brinda el puntillazo necesario cuando nos alecciona de que quiere “… subrayar que el gobierne que favorece semejante tendencia arriesga su tranquilidad e incluso pone su vida en peligro”. El magisterio está en que el pueblo norteamericano, como lo ejemplifica la prohibición de la retención de los regalos que reciben sus gobernantes, sí desea mantener la tranquilidad y conservar el gobierno necesario. Los costarricenses podríamos aprender humildemente esta lección, para así perfeccionar nuestra siempre mejorable democracia. Sólo falta que alguien decida actuar, no en su propio bien, sino en el de la probidad de la nación, como sucede en los Estados Unidos. Y, por favor, no me hagan reír, diciéndome que quienes lo harán son los diputados, cuando, tal vez, conviene que el actor sea el propio Presidente Arias, quien sí dispone de una valiosa oportunidad para brindar un caro ejemplo a ciertos futuros y pasados gobernantes de nuestro país.

Elisa
14/03/2012, 14:20
1987-01-04-ELUDIR RESPSONSABILIDADES

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ELUDIR RESPONSABILIDADES

La Nación, 04 de enero de 1987.

Ya en varias ocasiones he escuchado al Ministro de Planificación, señor Ottón Solís, decir que es responsabilidad de aquellos quienes pregonan la disminución del tamaño del Estado, indicarle a él en cuáles sectores se deben aplicar los recortes y, particularmente, en qué actividades públicas se deben recortar empleos. E inmediatamente califica de irresponsables a quienes no se atreven a complacer sus peticiones, lo cual le liberaría de la ingrata tarea de tener que ser él quien disminuya el aparato estatal.
Algunas notas al pie de página deseo señalar al dedicado empleado público y la primera de ellas es que, precisamente, tengo entendido que una de las funciones más importantes del Ministerio de Planificación Nacional (primordialmente “Gubernamental”, le indicaría) es la de determinar las actividades en que se debe concentrar el Estado, lo cual, obviamente, tiene que ver con las prioridades de acción pública, las cuales se reflejan en el tamaño del Estado en el país.

El quid del asunto que plantea el Ministro está en aseverar que la redefinición de las funciones y tamaño del Estado en nuestra economía, implican necesariamente un recorte de personal en el gobierno. Este dogma le ha dado enormes dividendos a ciertos grupos políticos, los cuales cobijan al señor Solís, e intenta que este acto de fe ciega se perpetúe como un mecanismo que justifique la acción del gobierno de don Oscar Arias.

Es lamentable que don Ottón intente continuar inculcando en todos los costarricenses, la creencia irracional de que la reducción del tamaño del Estado se logra exclusivamente a costa del desempleo de connacionales: pero dicha superstición ni es eterna ni se la traga la totalidad de nuestro pueblo. Por ello, aún hay esperanza de que el cambio estructural, que tanto anhelamos algunos quienes lo hemos endosado y en el cual participan, en bastante grado, integrantes del actual gobierno, pueda ser llevado a cabo en relativamente corto plazo, pues en aquél puede estar fundado el progreso futuro de nuestra nación.

En segundo lugar, la propia administración del Presidente Arias, y no dudo en recordárselo al ministro Solís, ha manifestado en diversas ocasiones que es necesario redefinir claramente el papel del Estado en Costa Rica, de manera tal que no constituya un obstáculo al crecimiento y desarrollo del país. Muchas personas han manifestado la necesidad de reformular el planteamiento que el Partido Liberación Nacional ha sostenido durante muchos años acerca de la actividad del Estado y, precisamente, acercándolo a posiciones que en otras ocasiones se calificaron de liberales.

Para este propósito, se ha expresado la necesidad de que la empleomanía gubernamental no continúe creciendo y, si mal no recuerdo, la subalterna más inmediata del señor Solís, la señora Sandra Piszk, Viceministra de Planificación, recientemente formuló propuestas para que se privatizara una serie de actividades que actualmente lleva a cabo el Estado costarricense y que, bajo su propuesta, serían llevadas a cabo por los actuales empleados públicos, quienes para este propósito formarían cooperativas o empresas privadas o algo llamado auto-gestión. Todas estas formas de asociación son privadas y es algo que desde hace años los liberales de nuestro país han venido solicitando que se realice.

En tercer lugar, don Ottón Solís, al solicitar que los críticos del gigantismo estatal le indiquen quiénes deberían ser despedidos del gobierno y en qué actividades públicas, elude la responsabilidad que él tiene como Ministro de Planificación. Precisamente, si fuera la voluntad u obligación del gobierno del señor Arias reducir trabajos en el sector público ̶ hecho que creo que ni la actual administración ni tampoco los social-cristianos han pregonado ̶ sería al Ministerio de Planificación a quien le correspondería realizar dicha tarea. Pedir que otros lo hagan por él, equivaldría a que el Ministro de Transportes, don Guillermo Constenla, le pidiera a los costarricenses que le digan cuáles obras públicas debe llevar a cabo, en qué zonas deben construirse las carreteras o cuáles puentes deben erigirse en qué ríos. O sería semejante a que el Ministro de Salud, don Edgar Mohs, surgiera pidiéndole a los ticos que le indiquen cómo debería vacunar a los paisanos o que le indiquen qué medicina preventiva aplicaría ante la invasión del dengue.

Sí me voy a atrever a sugerir un puesto público que podría eliminarse en el Estado: dado que el Ministro de Planificación tiene como una de sus obligaciones puntualizar cuáles son las actividades que deben de redefinirse dentro de la reestructuración de nuestro aparato productivo, aún cuando ello pueda requerir desocupar personas en el Estado o reubicarlas o privatizar ciertas tareas, precisamente con el concurso de actuales empleados públicos, y puesto que el señor Solís insiste en que sean otros quienes le definan tan incómodas obligaciones, pues, entonces, que se elimine el puesto de Ministro de Planificación y que, tal vez, esa responsabilidad que ahora pretende eludir sea llevada a cabo por otro ministro, tal vez el de la Presidencia, quien me atrevo a pensar que no pensaría en soslayar sus nuevos empeños.

Elisa
14/03/2012, 14:22
1987-01-11-LAS CORTESÍAS

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LAS CORTESÍAS

La Nación, 11 de enero de 1987.

Más que agregar leña a la hoguera, como temió don Oscar Arias en sus recientes y ampliamente divulgadas declaraciones sobre las “cortesías”, a lo que contribuyen es a disminuir el fulgor de una inteligencia por muchos valorada. Porque sólo así puede interpretarse lo que creo es una muestra de un claro deseo de manipular las conciencias de los ciudadanos, de manera que lo negro aparezca como blanco y lo blanco lo presenta como negro, cuando, en realidad, el campo en que se juega es de un gris claroscuro.
El Presidente de la República le dijo a los costarricenses que él está de acuerdo con la restauración de las cortesías en la zona fronteriza sur del país, a fin de que los pobres de esta nación puedan realizar allí sus compras, puesto que en Costa Rica resultan ser sumamente caras, debido a los elevados impuestos que tienen que pagar.

Es encomiable la preocupación que por los relativamente más pobres mantiene el Presidente de la República, pero hay algo extraño, sumamente extraño, en su argumentación, por lo cual no convence la sinceridad de lo expresado. La causa, según acepta don Oscar, que impide el mejoramiento o el bienestar de esos pobres es el caudal de impuestos sobre la importación de una serie de bienes, impuestos que son gravados por obra y gracia de las cortes del Estado costarricense. Por otra parte, la concesión graciosa de las cortesías, como lo dijo claramente el Contralor de la República, don Rafael Ángel Chinchilla, beneficia a los grandes y poderosos contrabandistas y a una serie de apegados, quienes surgen gracias al sistema de altos impuestos a la importación.

Por lo tanto, lo lógico, a todas luces, sería que el gobernante, de inmediato, a fin de satisfacer sus bien fundadas preocupaciones por el bienestar de los más pobres y por la honorabilidad comercial, decida reducir los impuestos a las importaciones de esos bienes, en vez de proseguir por el camino tortuoso de la concesión de más cortesías.

Recuérdese que, en nuestro régimen tributario de “patas p’arriba”, el Poder Legislativo puede reducir los impuestos sobre el consumo, de manera tal que no podrá argumentarse que, al menos en parte, la reducción requerida de gravámenes sea imposible de realizar a corto plazo.

Si se me permite emplear un símil, la idea de don Oscar de otorgar cortesías, como compensación por los altos impuestos que el Estado grava sobre el costarricense, equivale a que un matón del Estado nos ponga encima de nuestro pecho su aplastante pie ¡el impuesto!, lo cual nos afecta la respiración ¡el derecho a vivir, a consumir, a satisfacer nuestras necesidades y deseos! Para aliviar tan pesada carga, decide no quitarnos su extremidad de encima, sino dar a algunos un linimento ¡las cortesías! para aliviar los malestares y los moretones que les causó. Y, de paso, tendrán que darle al matón las gracias por el despliegue de “conciencia social”. Todo esto podría causar hilaridad, pero la realidad es aún más cruel: el propio gobierno del señor Arias anda promoviendo aumentar esos mismos impuestos; esto es, el matón quiere apretarnos aún más. En todo caso, la politiquería barata del montón ̶ perorata a ultranza ̶ debe invitar a la reflexión ciudadana, a fin de que vayamos separando la paja del arroz.

Elisa
14/03/2012, 14:28
1987-02-03-ÉTICA Y TRIBUTACIÓN

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ÉTICA Y TRIBUTACIÓN

La Nación, 03 de febrero de 1987.

Cada vez que en Costa Rica las autoridades gubernamentales tratan de poner nuevos impuestos o de aumentar los ya existentes ̶ cosa que muy a menudo sucede ̶ se yerguen siempre con el viejo cuento de que, con esa mayor imposición por fin se logrará eliminar el eterno problema de los déficit en el gasto público. Pero, además, ahora esos mismos políticos asumen una actitud francamente moralista en lo que trata de las nuevas cargas y para ello se revisten de ropajes de Robin Hoods justicieros o de ángeles de espadas flamígeras o de desfacedores de entuertos.

El más reciente paquete de impuestos adicionales con que se nos quiere recetar a los costarricenses ̶ pero le apuesto que no será el último ̶ ha servido para que esos gobernantes acudan a emplear esa vieja rutina tributaria con el propósito entendible de que la propuesta que nos presentan sea una muestra clara y contundente del logro de una mayor igualdad atributaría. Y nos repiten, con instancia cansona, que quien más tiene, debe pagar más impuestos. Esto en la doctrina tributaria, se conoce como la “equidad vertical”.

No voy a discutir sobre si se tiene o no una base lógica que brinde sustento a la posición ética, de que deben pagar más impuestos quienes más tienen, sino que señalo que de la anterior premisa se deriva lo que en la doctrina tributaria se conoce como “equidad horizontal”. Esto es, que si se acepta que “pague más quien más tiene”, entonces debe aceptarse su corolario de que “paguen lo mismo, quienes tienen igual”.

Y aquí es donde me confunde la alharaca disfrazada de moralidad y justicia social, como la llaman los politiquillos de siempre, cuando uno encuentra una gran cantidad de contradicciones en las propuestas de los tributos que, velis nolis, nos quieren recetar los alcabaleros de turno. Permítaseme tan sólo brindar unos ejemplos, sin que se me exima de la posibilidad de mostrar más, pero muchos más, casos semejantes.

Si se acepta que quienes “tienen igual, deben pagar igual”, entonces, si, por ejemplo, la persona A decide mantener su riqueza en forma de vivienda -está en su derecho o es que no es libre y está sujeto a que alguien se le imponga a su innata libertad-, mientras que la persona B decide, dado su libre albedrío, mantenerla en forma de, digamos, ropajes de alto valor (vestidos Botany 500, corbatas Christian Dior, zapatos Bally’s, ¿verdad que da envidia?) y si ambas personas mantienen un mismo monto de su riqueza , ¿cuál es el criterio moral que sirve de sustento para que, con los nuevos gravámenes que se proponen, tan sólo A pague en tanto que B es exonerado?
Pero aún hay más. Se atreverá alguien a preguntarle a esos “hombres justos” que le expliquen cómo, si tan sólo se les sigue en su criterio de que “pague más impuestos, quien más puede”, calza el hecho de que con la nueva legislación se propone reducir los impuestos a los grupos de alta riqueza, específicamente a las empresas de elevados ingresos, en tanto que se eleva significativamente el gravamen que pagan las empresas relativamente pequeñas, las cuales tienen menos ingresos.

Estos ejemplos muestran descarnadamente una verdad. Después de todo, los señores que quieren ponernos impuestos no son, ni más ni menos, que otras personas de carne y hueso como usted y como yo y que lo único que tratan de hacer es imponernos sus juicios de valor acerca de lo que constituye lo justo y lo que no lo es. ¿Será que los alcabaleros están ungidos de alguna potestad divina que tan sólo a ellos les permite ver qué es lo moral y qué es lo inmoral? ¿Será que los constructores de impuestos pueden distinguir mejor que cualquier residente de esta República, cuando un acto es ético y cuando no lo es?

A mi preocupa “ver a políticos llevando a cabo lo que ellos creen que son medidas útiles para el pueblo apelando a favorecer algunos e infringiendo los derechos de otros, esperando regenerar al mundo al decidir de qué manera y en qué grado los hombres ejercerán sus facultades” como magníficamente lo señaló Auberon Herbert en un artículo titulado expresivamente “Un político a la vista del cielo”. Tal vez algún día, aún cuando esté muy lejano, dejarán que el hombre goce plenamente de su derecho a la vida, en cuanto a que pueda disfrutar de la posesión de las cosas que hacen posible que sea agradable y deseable, que encuentre su cielo, y que el político se vaya a las antípodas.

Elisa
14/03/2012, 14:29
1987-02-14-DIÁLOGO VEHICULAR


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DIÁLOGO VEHICULAR
La Nación, 14 de febrero de 1987.


A manera de introducción para este diálogo, el cual intento transcribir de la manera lo más fielmente posible ̶ o sea, adaptado para los lectores ̶ debo señalar, es obvio, que mi amigo no se llama Automedonte Chasqueado, pero, después de todo, el nombre es lo de menos. Lo que sí me interesante destacar es que la conversación que con él tuve transcurrió en los términos siguientes o algo parecidos:

Automedonte Chasqueado:
Con esto de los impuestos a los vehículos, se me afirmó de buena fuente que los diputados en la Asamblea Legislativa van a votarlo a favor, pero que ellos se van a eximir del pago del impuesto al ruedo en la nueva ley. ¿Cree usted que esa inmoralidad sea cierta?
Yo:
Creo que jamás, pero jamás, harían una cosa tan inmoral como la que a usted le dijeron. Yo conozco a muchos de ellos, casi a todos y, en general, me dan la impresión de ser personas muy correctas, por lo que creo que esa es una bola infame, pues los diputados ante todo ven el bien de la nación y no su privilegio personal.

Automedonte Chasqueado:
Figúrese que con el nuevo paquete de impuestos, en lo que trata de los carros, el valor sobre el cual se pone el impuesto será fijado por algún personero de la Tributación; se ha dicho que será sobre el valor de mercado del carro. ¿Qué le parece el enredo para determinar los valores y la posibilidad de abuso?

Yo:
Lo dudo. En primer lugar, dejar que otra persona, tan de carne y hueso como usted o como yo, le diga cuál es el valor de determinado modelo de carro, sin duda alguna que se presta para desastres de todo tipo. Eso sucede siempre que se deja al arbitrio de algún administrador decidir el valor del impuesto.

Pero, además, me parece imposible que se fije el “valor de mercado del vehículo” pues, después de todo, cada carro es cada carro. Por ejemplo, al igual que algunos seres humanos, que se ven muy bien por fuera, pero quienes tienen almas más negras que la boca de un lobo, hay carros que se ven todos chaineaditos pero la máquina no sirve para nada. O, al revés, dos carros iguales en todo, pero uno ellos está golpeado, como buen cliente que es de ciertos parqueos, lo que haría que éste valga mucho menos que el otro, Sin duda alguna que se va a requerir de magos en el gobierno, quienes nos puedan decir cuál es el valor de mercado de cada uno de los casi 100.000 chunches que circulan en Costa Rica. ¿Se imagina el enredo cuando quieran hacer tabla rasa con las valoraciones de los carros para efectos del impuesto?

Automedonte Chasqueado:

Otra cosa que he entendido de todo este asunto de los nuevos impuestos es que el Ministerio de Hacienda ha dicho que lo ponen para reducir el déficit; sin embargo, tanto en la tele como en mucha otras ocasiones, ha afirmado que la plata que ingreso por este impuesto a los carros “se utilizará en los programas de caminos vecinales y mantenimiento de carreteras”. Y diay, ¿entonces no hay tal reducción del déficit sino más bien de lo que se trata es de mantener la gastadera?

Yo:
Bueno, eso es parte del cuentazo con este nuevo paquete de impuestos. Dicen que se trata de aumentos en los impuestos para reducir la diferencia entre los gastos y los ingresos del gobierno, pero, al mismo tiempo, nos dicen que lo que se recaude se va a gastar ̶ generalmente señalan que es para algo bueno. Todo esto no reduce el déficit. Así pretenden que la gente se trague el cuento, pero la verdad es que, como dijo una vez un señor: “Se puede engañar a toda la gente durante algún tiempo, se puede engañar a parte de la gente durante todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo mundo durante todo el tiempo.” Tal vez tan sólo nos queda rogar que, cuando se nos quiera rodar, lo hagan con más fineza.
Automedonte Chasqueado:

A mí, si me ponen a pagar estos nuevos impuestos lo que me va a dar es envidia, puesto que muchos empleados del Gobierno andan en carros muy buenos, y, sin embargo, no pagarán el nuevo impuesto…
Yo:
La envida es mala consejera; ya ve, para promover estos nuevos impuestos muchas de las altas autoridades del gobierno precisamente han estimulado que exista la envidia. Pero, no sigamos por ese camino, sino que, más bien, amparado a aquel lema gubernamental de que “paguen los que más pueden”, por lo menos podemos sugerir que los funcionarios del Estado a quienes se les tiene asignado un carro para su servicio personal, paguen de sus sueldos este impuesto, al igual que como lo haremos todos nosotros. Y para ayudar a evitar que crezca el gasto público y por lo tanto el déficit fiscal, que no se les aumenten los sueldos a esos funcionarios, a manera de compensación por el desembolso, al tener entonces que pagar el impuesto de los carros. Parece justo, ¿verdad?
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Automedonte Chasqueado:
Parece que han salido algunas ideas buenas y como me han dicho que lo que tratan de provocar es un diálogo entre gobernantes y gobernados, tan sólo me queda decirle, don Jorge, que ojalá algún día tenga usted un carro bien bueno para que se deshaga de la cacharpa que tiene.

Yo:
Eso es lo triste, don Automedonte, que no sólo los carros ya son muy caros por el montón de impuestos que ahora tienen, impuestos que han sido implantados por el mismo gobierno y que ahora más bien quieren aumentarlos, sino que cada vez más se dificulta a quienes no los tienen, aunque trabajen mucho, poder disponer de ciertas cosas en la vida, pues ellas parecen ser pecado a los ojos de algunos.

Elisa
14/03/2012, 14:31
1987-02-27-UN IMPUESTO A LA CULTURA


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UN IMPUESTO A LA CULTURA
La Nación, 27 de febrero de 1987. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 257-258.

Recientemente me informó un amigo, quien se dedica a la edición de libros, sobre un aumento que se ha dado, por la voluntad del Estado, en los impuestos al papel, lo cual tiene una muy seria repercusión sobre los precios de los libros que se editan en el país.

Ni más ni menos que por la volición de nuestros gobernantes es que se grava con un impuesto a la manifestación de nuestra cultura, pues prefieren otorgar un gracioso proteccionismo a una empresa privada que impedir el aumento en los costos de la palabra impresa, lo cual nos obstaculiza a los consumidores disfrutar de la lectura y todo lo que de ella pueda derivarse.

Resulta que ahora, a partir de una reciente decisión de los alcabaleros, el papel “offset”, el cual se emplea en la elaboración de los textos, pagará en Costa Rica un impuesto del 30% y el papel couché, que se usa en las portadas de los libros, tendrá un gravamen del 35% si ambos se importan de fuera del área de Centro América. Esto provoca que debido al proteccionismo el precio del papel centroamericano puede aumentar en esos porcentajes, en comparación con el precio que tendrían si se importaran de fuera del área. De esta manera, se nos obliga a consumir un papel más caro.

Pero eso no es nada. Resulta que estos dos impuestos en mención son mucho menores en Nicaragua, el país de los comandantes incultos, en donde el papel para textos paga tan sólo un 20% y el para carátulas un 5%. A veces le entran a uno dudas acerca de la calidad de las luces que pueden estar brillando en ciertos cerebros… y que no son precisamente los que están bajo las cachuchas de los nueve comandantes.

Se considera que el aumento en los costos de los papeles para texto y portadas se traducirá en un aumento de casi un 28% en el precio final de los libros. Esto se debe a los sistemas de cotizaciones de costo más margen, por lo que la elevación de la base sobre la cual se calcula el margen, debido al impuesto, tiene un efecto multiplicado en los costos del producto final. Los negociadores del arancel centroamericano se adelantaron a los proponentes del paquetazo tributario, a quienes ya sólo les falta poner impuestos a la respiración, pero a ellos no se les había ocurrido o no se habían atrevido gravar a los libros.

A las personas a las cuales se les ocurrió proteger la actividad papelera se les olvido un pequeño detalle, por lo cual, tarde o temprano, veremos intentos para cerrar este hueco, que nos brinda a los consumidores alguna libertad para escoger. Resulta que, como los libros importados no tienen casi impuestos –o no los tienen del todo, de lo cual no estoy muy seguro– los costarricenses tendremos que mandar a hacer nuestros libros en el extranjero e importarlos para poder venderlos en el país. Todo esto por la bendita protección que el Estado dispensa a algunos, pero que, evidentemente, va contra el bien de la colectividad.

Pero hay más. En Costa Rica a las editoriales estatales se les exime de los impuestos en mención. Esta política hace que se castigue a la libre emisión privada del pensamiento ante la dispensa y el privilegio con que cuentan las entidades estatales. ¿No creen que uno resulta ser muy inocentón al creer que en Costa Rica prima la igualdad ante la Ley? ¿No considera el lector que es algo peligroso para la defensa de la libertad de las personas, el hecho de que se les encarezca artificialmente la emisión escrita de sus pensamientos, en tanto que lo que el Estado considera conveniente publicar recibe un subsidio por la exoneración de los gravámenes? ¿Qué pasará si Usted desea publicar una obra que no es del agrado del Estado, el cual se niega a editarla en sus imprentas y así Usted se ve obligado a hacerlo en imprentas privadas, las cuales tienen, por el impuesto, un costo mayor?

Creo que lo descrito es un excelente ejemplo del estado de indefensión al que las personas continuamente vamos ingresando, ante la absorción gradual de nuestras vidas y haciendas por parte del Estado. Y lo más triste es que esta desvalidez a lo que conduce es a la obscuridad de la Edad de Piedra, donde los trogloditas no disponían del libro, pero no por los impuestos, sino por ese primitivismo al que se nos quiere involucionar, por obra y gracia de los gobernantes ansiosos de poner gravámenes a diestra y siniestra.

Elisa
14/03/2012, 14:32
1987-03-17-LA COMMEDIA NON È FINITA

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LA COMMEDIA NON È FINITA

La Nación, 17 de marzo de 1987.

Predecir el comportamiento futuro de los diputados de nuestra Asamblea Legislativa en torno al llamado paquete tributario, parece ser una tarea titánica. Pero, después de todo, al así hacerlo se permite una cierta irresponsabilidad a quienes nos atrevemos a opinar sobre el tema, por lo que voy a intentar un visión del comportamiento diputadil al respecto.

Para ello me baso en algunos de los estudios del economista James M. Buchanan, a quien el premio Nobel le fue precisamente otorgado por los aportes de esa disciplina en la explicación de los fenómenos políticos y que, si se me permite, pueden resumirse en la incorporación de hipótesis de maximización de votos o de utilidad de los actores en ese mismo proceso político, lo cual hace evolucionar a la disciplina de la política del mero campo normativo en que secularmente se hallaba, hacia el de la ciencia positiva.
El destino del impuesto a los vehículos que el Poder Ejecutivo intenta ejecutar contra los ciudadanos, posiblemente sea el más fácil de predecir y por ello me centraré en él, dejando de lado el análisis del resto de los fardos del paquete tributario. Como por esos azares predeterminados de la vida, los señores diputados poseen la exención de los impuestos para la adquisición de sus carros, a diferencia del ciudadano común y corriente. Ello provoca un estímulo –“la ley de la demanda”- para la adquisición de vehículos relativamente caros, pero abaratados por esa exención diputadil de los gravámenes a los automotores.

Como este impuesto que propone el Ministerio de Hacienda intenta gravar con un monto absoluto mayor a los carros lujosos (mientras que los carros de los pobres, de menor valor, tenderán a pagar un impuesto proporcionalmente mucho mayor), es predecible lo siguiente: los diputados disminuirán los montos altos a los impuestos que se proponen sobre los vehículos lujosos, argüirán que impuestos tan elevados son inaceptables, mientras que las tasas bajas actualmente propuestas por el Ministerio de Hacienda sobre los vehículos de menor valor, sí son consideradas apropiadas, aunque, tal como se ha mencionado, son relativamente más altas con respecto al valor de los carros.

En última instancia, el político deriva su poder del uso de la coerción en la recolección de impuestos y en la forma en que el Estado gasta tales recursos ganados por las personas. Por ello, de alguna forma, buscará allegar fondos al fisco, siempre y cuando no les afecte en su propio y bien ganado ingreso o riqueza.
Lo que se espera suceda en la Asamblea Legislativa con el gravamen a los carros, significa que la progresividad presunta de ese impuesto, como lo proclamara a diestra y siniestra el gobierno de la mediocracia, y cuya falsedad desenmascarara recientemente el economista Miguel Ángel Rodríguez, más bien se hará más regresiva. Esto es, los relativamente pobra pagarán proporcionalmente aún mucho más por su carro, que lo que se pagará por un carro caro poseído por los de presunta mayor solvencia o gozosos de exenciones de privilegio.

De lo anterior surgen algunas conclusiones interesantes. Primero, que la hipótesis de Buchanan -que los políticos maximizan, como cualquier otro ser humano, su propio beneficio- nos puede ser útil para explicar cierto comportamiento de estos agentes políticos. Segundo, que la disminución esperada de los impuestos a los vehículos favorecerá precisamente a aquellos que posiblemente adquieran los diputados, gracias a la exoneración privilegiada de la cual disfrutan. Tercero, que el tal paquete de impuestos, que se intentó aprobar bajo el prurito demagógico de que “quienes más tienen, más paguen”, ciertamente con el comportamiento diputadil esperado en el caso de los gravámenes a los carros, se traducirá en una mayor carga tributaria relativa para los grupos de ingresos medios y bajos y en una reducción en el monto de impuestos correspondiente a los grupos de mayores recursos.

Deje al amigo lector que medite sobre el destino que seguirá en la Asamblea Legislativa el trámite de los restantes impuestos que forman parte del paquetazo. Le sugiero tener presente, eso sí, el gran valor predictivo de las hipótesis de Buchanan, acerca de la naturaleza maximizadora de la utilidad de los políticos, tan igual a la suya o a la mía, a fin de explicar fenómenos aparentemente incomprensibles, pero, después de todo, relativamente fáciles de entender.

Elisa
14/03/2012, 14:33
1987-03-29-CRIMEN Y CASTIGO

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CRIMEN Y CASTIGO: CON DOLOR POR EL AMIGO FALLECIDO

La Nación, 29 de marzo de 1987.

Hace relativamente poco tiempo, nuestra comunidad se conmovió por el vil asesinato de una niñita en las inmediaciones de Chapulín de Escazú; poco tiempo después el estupor nos abrumó por la muerte violenta y salvaje de un grupo de costarricenses en las cercanías del Monte de la Cruz. Recientemente, balas asesinas truncaron la joven vida de Diego Trejos, llenando de dolor no sólo a sus familiares sino a muchos quienes tuvimos el placer de conocerle.

Traigo esto a colación porque parece que ya va siendo hora de que los connacionales planteemos, inteligentemente, el grave problema que significa la delincuencia que asola a nuestro país, tema que lamentablemente parece que sólo mueve las conciencias cuando suceden actos como los descritos, mientras que el temor y la angustia se van apoderando cada vez más del buen ciudadano, quien percibe un aura de indefensión crecientemente mayor, como resultado de las actuales políticas estatales al respecto.
No es cierto, como dijo un abogado, creo que de apellido Castro, en un programa de televisión, ante la petición de costarricenses, familiares en su dolor, de que se aumentaran las penas que se imponían a los criminales. El jurisconsulto alegó que esa era una petición entendible por las circunstancias familiares, pero incomprensible por el poco valor científico que tenía. Es por ello que, en esta oportunidad, hago uso de ciertos conocimientos de una disciplina considerada científica, como es la economía, que pueden ayudarnos a los costarricenses a resolver, en parte, el problema de la delincuencia y presento algunas consideraciones que considero son útiles y contrarias a lo dicho por ese abogado.

La crítica tiene aspectos económicos y, tal como ha sido analizado en años relativamente recientes por distinguidos economistas, se ha tratado de mostrar evidencia de que si se aumentan las penas por la comisión de delitos, el crimen disminuye. Estas conclusiones corren contrarias a la sabiduría convencional, especialmente vigente en el campo de los sociólogos, quienes, en esencia, sostienen que los criminales o eran enfermos, quienes requieren del tratamiento necesario, o bien resultaban de un medio ambiente deprimido en que se criaron y que, por lo tanto, las penas no constituían un freno a sus actos de criminalidad.

Por el contrario, la hipótesis que han adelantado ciertos economistas (Gary Becker, en su artículo clásico, “Crime and Punishment: An Empirical Analysis” en The Journal of Political Economy, 76, marzo-abril de 1968 y Gordon Tullock, “The Welfare Costs of Tariffs, Monopolies and Theft”, en Western Economic Journal, 5, junio de 1967), de que los criminales son simples personas quienes obtienen ganancias por la violación de la ley, de manera que, si se aumentan los costos de cometer el crimen, como, por ejemplo, incrementando los períodos de prisión, elevando la posibilidad de que el criminal vaya a dar a la cárcel y que no esperen un pronto perdón en la prisión, tenderían a reducir la cantidad de crímenes.

La bondad de las argumentaciones evoluciona hasta el campo empírico; específicamente, si los criminales, ya sean “locos” o seres racionales, reaccionan ante esos mismos costos. De ser así, el consejo que por muchos años se había dado a nuestras autoridades, de que la forma de tratar la criminalidad se fundamenta en cambiar el medio ambiente en el que se crió el criminal y lo cual le conduce a la comisión del delito, estaba básicamente errado y que, más bien, ese consejo podría ser un factor que estimulaba la acción criminal.

Uno de los primeros estudios empíricos ̶ científicos si ello le sirve al abogado mencionado a principios de este artículo ̶ incluso dirigido por un sociólogo, Jack P. Gibbs, “Crime and Punishment and Deterrence”, en Southwestern Social Science Quarterly, 48, marzo de 1965, concurre a las conclusiones de que un aumento del costo (las penas) disminuye la criminalidad, como lo encontrara Leibowitz. Muchos han sido los hallazgos basados en las propuestas de los economistas, que, en general, muestran con fuerza la hipótesis de la disminución del crimen por un aumento en sus costos.

Tan sólo deseo que tantas personas de buenas intenciones, a quienes les gusta pensar y meditar acerca de estos temas, acojan algunas de estas evidencias presentadas inicialmente por economistas y posteriormente por otros intelectuales, y que sirvan a la hora de revisar nuestra legislación criminal. Esto no es sólo un consuelo al dolor de amigos, sino esencialmente promover una forma más civilizada de vida que los costarricenses podemos legar a nuestros hijos y futuros descendientes.

Elisa
14/03/2012, 14:34
1987-04-11-VOLVER, VOLVER...

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VOLVER, VOLVER…

La Nación, 11 de abril de 1987.

Ojala, pudiera decir que el affaire del regreso de don Eduardo Lizano a la Presidencia Ejecutiva del Banco Central, es una simple comedia que nos ha hecho pasar un rato bien divertido. Tampoco tiene visos de tragedia, pues las lágrimas derramadas, al momento, han sido muy pocas. Más bien creo que de todo esto se pueden derivar algunas conclusiones, que podrían servir al lector para lograr una explicación de todo este intríngulis.

Tardó bastante el Presidente Arias en reconocer el enorme daño que se le hacía al país con la salida del Banco Central de don Eduardo Lizano. No sólo éste brindaba cierto dejo de tranquilidad en lo interno, sino que, también, los organismos internacionales ya se habían acostumbrado ̶ y negociado ̶ al estilo del respetado economista. Lo preocupante de todo esto es la tardanza del Presidente en darle el apoyo a don Eduardo, puesto que ya en el pasado se lo había negado o lo había omitido, lo cual, para efectos prácticos, resulta ser lo mismo. Una explicación del porqué este cambio de rumbo presidencial puede deberse al primer efecto positivo del nuevo cerebro sustituto del Ministerio de Planificación, la Colina 2000, la cual, encargada de asesorar al Presidente, le hizo ver que su bien cuidada y pulida imagen política podría verse cariada y el resultado lógico no se hizo esperar. Volver, volver… aunque permitió que el asunto llegara a un embrollo desagradable.

Pero hay otra lección que debe tener muy de cerca don Oscar Arias. El país requiere que su Presidente no tan sólo ̶ casi únicamente ̶ le ponga atención a los problemas de vivienda y de las relaciones con Nicaragua, los cuales parecen haberse constituido en los dos únicos polos de interés del gobernante. El estado desastroso de la economía solicitaba, desde hacia ya bastante rato, una definición presidencial acerca de la conveniencia de proseguir cierto tipo de políticas y era tan sólo la insistencia de don Eduardo Lizano ̶ poco velada, por cierto, para que la entendieran muchas personas ̶ lo que podía mover al Presidente a tomar en cuenta que su gobierno no puede descansar meramente en dos cosas: vivienda y Nicaragua.

A resultas del retorno, don Eduardo tiene ahora, supuestamente, el poder para llevar a cabo lo que tanto ha venido predicando a los costarricenses, de manera que la retoma le imprime una muy elevada responsabilidad ante la ciudadanía. Don Eduardo, quien de lerdo no tiene un pelo, es muy consciente de esta obligación. Pero, aunque en apariencia se le ha otorgado el mandato, la realidad política puede ser otra bien distinta. El presidente Arias ha insistido en que, antes de partir su actual Ministro de Agricultura, deje firmado el proyecto FODEA, el cual, precisamente, se convierte en un serio obstáculo para la conducción de la política monetaria y crediticia del Banco Central.
El FODEA significará un congelamiento de recursos prestables en la banca comercial estatal, la cual no verá el reciclaje de fondos necesarios para hacer frente a demandas de crédito para financiar nuevos proyectos, lo cual pone más en entredicho cualquier posible recuperación de la economía. Con el FODEA se introduce lo que se denomina el fenómeno del riesgo moral, pues al abaratarse la renegociación de deudas, empresas agrícolas que no tenían necesidad de ella y estaban dispuestas a cancelar sus obligaciones, ahora se verán motivadas a hacerlo, lo que provocará mayores presiones para la emisión de dinero, a fin de enfrentar las nuevas necesidades de liquidez. De esta manera, aunque en apariencia a don Eduardo se le da luz verde, sale de nuevo al campo de fuego, pero con tarjeta amarilla, que fácilmente puede madurar hacia el indeseable rojo.

Un problema, que en parte, afecta al gobierno de Oscar Arias, es que Liberación es un partido en permanente elección. Es tal el afán de muchos por llegar a la candidatura presidencial por ese grupo, que no parece haberle dado la atención necesaria a los problemas de la economía.

La salida de don Eduardo Lizano había sido interpretada, incluso en círculos muy cercanos a don Oscar (otro signo evidente de la poca atención que el Presidente le dio a los asuntos económicos), como una victoria de la fracción castillista-oduberista dentro de su gobierno, por lo cual, el retorno del Dr. Lizano, se ha visto como un retomar del poder por los afectos aristas.

La situación con la salida de don Eduardo había llegado a una complicación tal, que incluso un ministro, sorprendentemente bastante castillista por cierto, le había presentado al Presidente su renuncia, motivado, posiblemente, por la mala impresión que la salida del Dr. Lizano había provocado en los negociadores internacionales, así como por la desafortunada alusión de tomadores de café y comedores de tostel que a los economistas había hecho el Ministro de Agricultura. Aún cuando fue a éste a quien terminó doliéndole el estómago por lo que otros se yantaron.

Elisa
14/03/2012, 14:35
1987-04-19-PEGA, PERO ESCUCHA

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PEGA, PERO ESCUCHA

La Nación, 19 de abril de 1987.

Un hecho reciente acaecido en el seno de la Comisión de Asuntos Hacendarios en la Asamblea Legislativa, debe ser objeto de atención por parte de las personas celosas de la función de un parlamento en una democracia.

Por un deseo expreso de la mayoría dominante del partido oficial en dicha comisión, en cierto momento se decidió que los ciudadanos no podríamos presentar nuestra opinión verbal ante dicho comité, acerca de las intenciones del Gobierno de imponer más gravámenes a los costarricenses, incorporados en el llamado paquete tributario. Alegaron que si así lo deseaban hacer los grupos interesados, podrían presentar a la comisión de la Asamblea sus opiniones por escrito, a fin de evitar un presunto boicot al paso acelerado con que se deseaba aprobar dicho proyecto de ley de impuestos.

Casualmente, en los mismos días en que algunos diputados pretendían limitar la función de dar audiencia a la ciudadanía en la Asamblea y particularmente en la comisión, personas conocedoras y sapientes de estos asuntos, en un seminario patrocinado por ese mismo cuerpo político, enfatizaban la importancia que tiene el parlamento en una democracia y específicamente la cercanía que ella debe tener con el pueblo que elige a sus representantes ante una Asamblea Legislativa.

Este paradójico acontecimiento no puede ser explicado sino por el aprisionamiento en una especie de creencia de “pa’ eso tenemos la mayoría” que prima en la mente de algunos de nuestros legisladores, a quienes más bien se hace muy convenientes recordarles el ligamen histórico que existe entre la representación en una Asamblea y la capacidad que tiene de poner impuestos (aquella “no taxation without representation” que dio vida a la revolución americana) por una parte, en tanto que, por la otra, que esos legisladores fueron electos sus representantes por los ciudadanos ante el Congreso, de quienes por lo menos se espera que les escuchen en sus quejas y pareceres sobre los temas que se tratan en la Asamblea.

El reciente seminario promovido por el parlamento tiene una enseñanza para los costarricenses y en especial para ciertos diputados hiper-sensitivos, la cual se relaciona con lo expresado en los párrafos anteriores. Independientemente de los intereses personales que puedan tener los expositores y de que puedan estar o no en lo correcto, muchos de los oradores expresaron fuertes críticas a nuestro actual sistema legislativo.

En algunas oportunidades, cuando se han expresado reparos al Congreso, ciertos diputados se han referido a ellos como intentos de desestabilizar al parlamento o como pretensiones de rebajarlo en su magna función. Con estos arrebatos diputadiles se ha intentado descalificar las quejas de personas acerca del funcionamiento de nuestra Asamblea, de manera que la lección que menciono espero sea bien aprendida por los diputados de piel fina, quienes deben ser bien conscientes de la obligación que tienen de escuchar al pueblo que los eligió, para que así éste les pueda transmitir cómodamente sus opiniones acerca de todo lo que sucede en un parlamento, lo cual se supone irá en beneficio de los gobernados.

Para bien popular, la minoría en la Asamblea Legislativa hizo meditar a la mayoría para que ella se retractara de una intención de impedir que el pueblo, la ciudadanía, las personas, expresaran su criterio y su satisfacción acerca del proyecto de mayores impuestos, que el Poder Ejecutivo ha enviado para que parlamento lo decida aprobar o rechazar. Este es un buen paso en un largo camino, en el cual debe tenerse siempre presente el origen y función de un parlamento en una democracia.

Si se quiere que los costarricenses respetemos a nuestra Asamblea Legislativa o que, según lo consideran algunos, se restaure tal reverencia, lo primero que precisamente debe hacer ese parlamento es mostrar diáfanamente a los ciudadanos que a ellos se les escucha, y con el debido respeto, en todo lo que tenga que ver con el gobierno del pueblo. Así entendemos la cesión de nuestra soberanía para nuestro propio bien.

Elisa
14/03/2012, 14:36
1987-05-07-VIOLACIÓN A LA PROPIEDAD

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VIOLACIÓN A LA PROPIEDAD

La Nación, 07 de mayo de 1987.

No creo ser injusto cuando señalo que en Costa Rica hay evidencia creciente de que se está entrando en un proceso de deterioro de las relaciones elementales entre gobernantes y gobernados. No sé si esto se debe al deterioro paulatino de la situación económica del país o al simple crecimiento del tamaño de nuestra población, los cuales ahora impiden que existan las relaciones casi personales entre autoridad y súbdito que caracterizaron a nuestro pasado. Pero hay un hecho que deseo exponer que espero, por una parte, sirva de alerta a la ciudadanía de lo que los gobernantes sin freno pueden hacerles, en tanto que, por la otra, promueva la reflexión en esos gobernantes del significado de sus obligaciones para con la ciudadanía.

Con el propósito de descansar durante la Semana Santa, mi hermano, en unión de algunos de sus familiares, se dirigió a la región del Atlántico Sur, allá por Puerto Viejo. Entre las pertenencias que llevaban desde San José se encontraba un radio portátil, el cual recientemente le había sido regalado por su hija, quien se lo compró hace un par de meses en San Andrés y que le costó, aproximadamente, unos 25 dólares. El suegro de mi hermano llevaba un ventilador comprado hacía menos de una semana antes en San José, en Coronado y Compañía, en la Avenida Central de esa ciudad, con el único objetivo de tener un alivio del enorme calor esperado en las playas del Atlántico.

Para ir a Puerto Viejo se pasa por un lugar llamado Hone Creek, a casi 50 kilómetros de la frontera con Panamá, en donde existe un puesto de vigilancia de la Guardia Rural, dependencia del Ministerio de Gobernación y Policía. De hecho, los ciudadanos viajan al sur de Limón sin ningún problema ni advertencia de que exista algún impedimento para transportar cosas a esa zona del país y menos que se hay instituido algún estado de sitio o cosa por el estilo, por el cual se interrumpen las garantías ciudadanas presentes en la Constitución de la República.

En varias oportunidades, al dirigirse a distintos lugares de la zona, mi hermano y sus familiares pasaron por el puesto de la Guardia Rural de Hone Creek, transportando el radio, pues el ventilador se quedaba en la cabina en que moraban, y nunca los guardianes, con celo de cancerberos, les dijeron algo acerca de alguna prohibición vigente a la propiedad privada de los costarricenses en el territorio nacional.

El problema surgió cuando ellos emprendieron el viaje de regreso al Valle Central. Al pasar por ese puesto de la Guardia Rural, la autoridad decidió decomisar el radio portátil y el ventilador porque ambos eran nuevos y presunto contrabando de Panamá. Mi hermano alegó que ese radio, si bien era nuevo, había sido comprado en San Andrés por su pequeña hija, quien no disponía recibo de él y que no se le había advertido, al salir del territorio libre de Costa Rica al norte de Hone Creek, que era necesario declarar todo lo nuevo que se poseía y que se transportaba al vedado territorio costarricense al sur de Hone Creek.

Entre llantos de mi pequeña sobrina, pues lo quitaban lo que le había regalado a su padre, el guardia rural decomisó el pequeño radio, les entregó un recibo y le dijo sonriente, por su gran triunfo al decomisar el enorme contrabando, que lo retirara en Limón, contra la presentación de la factura de compra del radio. Igual hizo con el ventilador del suegro de mi hermano. En síntesis, a mi hermano y sus familiares se les declaró culpables antes de que comprobaran que eran inocentes, con kafkiana reversión del principio elemental de justicia en la sociedad civilizada.

Todo esto es un claro abuso por parte de las autoridades del Ministerio de Gobernación y Policía, quienes así violan el derecho elemental de los costarricenses de tener propiedad privada en el país. Era evidente que la familia de mi hermano se encontraba de vacaciones en la zona sur de Limón y hasta en varias ocasiones, durante es descanso, había trasegado tal radio por el puesto de vigilancia de la Guardia Rural.

Tal vez el error de mi hermano consistió en no tener la compañía de algún asesor gubernamental que le facilitara el paso por la garita de vigilancia y que, de esa manera, se hiciera saber a los policías que la Constitución aún está vigente en la nación. Las autoridades del Ministerio de Gobernación no pueden guardar silencio ante esta denuncia pública por un abuso cometido. En tanto no se prohíba el ejercicio constitucional de nuestros derechos, una conducta de gobernantes como la descrita tan sólo puede fomentar en nosotros la necesidad de atarlos aún más, para que sepan que la ley se hizo precisamente para proteger a las personas del abuso del Estado.

Elisa
14/03/2012, 14:37
1987-05-18-LA LIBERTAD Y ARIAS

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LA LIBERTAD Y ARIAS

La Nación, 18 de mayo de 1987.

Más interesante que el discurso que pronunció ante la Asamblea Legislativa el primero de mayo, fueron las declaraciones brindadas por nuestro Presidente durante una visita, ese mismo día, a la barra de prensa del Congreso.

Don Oscar citó un frase que él indicó creer es de Hans Kelsen, la cual señala que “La libertad oprime, la ley libera”. De esta manera don Oscar trató de enderezar un ataque a quienes han defendido el sistema de mercado; de esto dijo no saber si ciertamente quienes lo promueven lo hacían porque querían monopolios.
Varias explicaciones podrán darse a fin de entender por qué el Presidente dio esas desajustadas declaraciones, cuando algo que ha caracterizado a su gobierno, en días recientes, precisamente lo es el resurgimiento de quienes han pregonado por una mayor introducción de la libertad del mercado en nuestra economía, lo cual se considera aumenta el bienestar de los pobladores de la nación.

Y no me refiero tan sólo a la rehabilitación de don Eduardo Lizano, quien en asocio de los “Eduardo’s Boys” ha sido calificado de ̶ ¡horror de los horrores! ̶ anfista por sus mismos compañeros de partido. El propio Presidente ha dicho que deben privatizarse ̶ esto es, sujetarlas al mercado ̶ con mayor ahínco las empresas de CODESA. También la reciente política, tal vez no surgida por convicción, sino por necesidad, que intenta llevar a cabo el Ministerio de Planificación, por la cual funciones estatales serían llevadas a cabo privadamente por expertos funcionarios públicos, son claro reflejo de ese mayor papel de la libertad del mercado como sustituto del osificado socialismo, aún existente en parte de la agrupación política a que pertenece don Oscar. Y podría citar muchos otros ejemplos de la creciente y bienvenida liberalización del social-estatismo local.

Una de las posibles explicaciones acerca de la conducta presidencial podría encontrarse en la aparición en este periódico, precisamente ese primero de mayo, de una tarjeta pagada por algunos de sus copartidarios, quienes, bajo el título de “Liberacionistas: ¿Qué nos pasa?”, fustigan al gobierno de don Oscar por dejar que la “derecha” se apodere de su partido, al olvidarse de los principios socialdemócratas. Don Oscar, entonces, decide atacar a esa indeseable “derecha” a fin de asegurarse una influencia que desea persevere dentro de esa agrupación política.

Claro que con ello, pues no somos tonticos, ataca a algunos de sus compañeros de gobierno; en especial, no logra cubrir varios de sus principales actos gubernamentales con el ropaje socialdemócrata que pretende darle, puesto que pocos pueden creer que las medidas provienen de esas tiendas ideológicas. Si esa fue la motivación presidencial, lo único que me produce su declaración antes citada, es la conmiseración por la pérdida de tiempo y el afán malabarista que sus propios compañeros de partido le ocasionan y que, a la vez, le haga perder la credibilidad ante el pueblo.

Si, por el contrario, las palabras de don Oscar reflejan una convicción de que la libertad oprime y que la ley libera, lo cual, de paso, es la expresión ideológica del socialismo, a lo cual da lugar el positivismo legal de Kelsen, entonces lo deseable sería que cesara de hablar tanto de la libertad, puesto que, por su convicción, ella es opresora y que, por lo tanto, defina su gobierno si lo conveniente es restringir esa libertad para monopolizar mediante leyes que él nos proponga. De manera que o se es honesto con las convicciones estatizantes o se deja de intentar engañar a los ciudadanos, al hacerse una cosa y decirse otra.

Finalmente, si es que don Oscar Arias con sus declaraciones no busca, por una parte, apagar aquella tarjea de quienes promueven Volver a las catacumbas, ni que, por la otra, tampoco es oportunista, entonces, lo es porque ciertamente él cree que la libertad oprime, lo cual sugiere que nos explique a los costarricenses qué es lo que nuestro Presidente cree es el papel de la libertad en nuestra sociedad. Así podríamos conocer lo que en verdad piensa.

Elisa
14/03/2012, 14:38
[B]1987-05-22-COLINA 2.000

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COLINA 2.000[/B

]La Nación, 22 de mayo de 1987.

Tal vez fue el mismo pedante que inventó aquello de PALINA o de Balcón Verde, quien ahora tuvo la pesadez de llamar Colina 2.000 a otro proyecto de gasto gubernamental. Este oculto inventor sencillamente es consistente con el notorio cultivo de plástico, de la forma, de las apariencias, con que la mediocracia pretende esconder sus verrugas intelectuales. Pero, la mona, aunque se vista de seda, mona se queda, a pesar de que se le verá, con aire enfatuado mientras da un chasquido pseudo-intelectualoide con sus labios, pronunciar esas palabras abretesesámicas: ¡Colina 2.000!, bajo la pretensión de que la sabiduría y la sapiencia se adquieren tan sólo con acudir a tapujos. Tal vez ello sea posible en ciertas sociedades predispuestas a la licencia y a las petulantes formaciones de hombres nuevos, pero, ¿no sé por qué aún?, me resisto a creer que la nuestra sea como aquéllas.

Además de uno que otro soñador con bandas presidenciales, tan sólo fue don Danilo Jiménez Veiga quien expuso al país lo que, según su parecer, significa la tal Colina 2.000. Lo escuché atentamente y, tratando de ser un buen transcriptor de sus ideas, me dio la impresión de que la Colina 2.000 sería un poderoso banco de datos y de información para el Presidente de la República, quien, en última instancia y basado en tal fuente, tomaría las decisiones de política.

Así, de acuerdo con un ejemplo que don Danilo brindó, en el caso de la reciente petición de aumento en el precio de la leche, se le suministraría la información necesaria a un poderoso computador de la Colina 2.000, acerca de los diversos costos involucrados, pero además se mediría el impacto que sobre otra serie de variables puede tener dicho aumento de precios. Toda esta información se le entregaría a don Oscar, quien responsablemente tomaría él la decisión de otorgar o no el aumento o en qué porción de lo solicitado.

Lo interesante de todo esto es que la Colina 2.000 se perfila, por una parte, como la sustituta de una serie de labores que actualmente se realiza en diversas dependencias del Estado y, si es que ahora no se hacen bien, entonces lo lógico es que se busque su corrección. Pero, además, me parece estrecha la concepción que se tiene de este nuevo ente público (¿?) de simple recopilador de información, justificación que se pretende gracias a la palabra mágica de computador, que ya ni a nosotros, los ignorantes del café con tostel, nos impresiona tanto como tal vez lo espera el político.

Me tiene despreocupado que un cristiano se vaya a ganar ¢412.500 o algo similar en la Colina 2.000; mucha de esa crítica se hace por envidia, pues nada más cabe pensar los aficionados que somos los ticos en buscar esas chambas internacionales tan bien pagadas; tampoco me preocupa que el mandado no se lo lleve ningún compatriota nuestro y que lo sea un extranjero, quien tal vez pueda resultar mucho mejor que tanto advenedizo nacional.

Lo que sí debe ponernos a pensar es otro hecho relacionado con el financiamiento del programa de la visión cósmica: si los recursos que se van a gastar son una donación de las Naciones Unidas, sin que se exija una contrapartida nacional, no se crea que, por ser en apariencia regalados, debe ser bienvenido el programa de la mente trascendente. No se olvide que, como país contribuyente a las Naciones Unidas, todos los ticos somos parte de quienes mantenemos esa burocracia internacional, la cual recorre todos los rumbos del orbe, a veces para sumirnos en el desconsuelo y en el retraso con sus acciones y sugerencias acerca de cómo debemos vivir. Recuérdese que en esta vida no existe nada gratuito.

Hay dos cosas que me estimulan a brindarle un caluroso apoyo al proyecto de la lontananza sin límites y no corran los malpensados que ya agarré allí alguna asesoría, pues no formo parte del clan del monopsonio político. Primero, que, como funcionarios de las Naciones Unidas, los pitonisos del oráculo de Curridabat tendrán un pasaporte cuya portada dirá, en letras destacadas, Laissez Passer. Pues bien, ya podríamos los ticos ganarnos la mitad de las indulgencias, pues a dichos funcionarios, quienes generalmente son muy contrarios al liberalismo, poco les faltará para que les estampen el Laissez Faire de las Naciones Unidas.

En segundo lugar, por las explicaciones que se han dado acerca del programa de la mirada futurista, me he dado cuenta de que muchas de las funciones que de él se esperan son más propias de un Ministerio de Planificación, como el que ya existe en Costa Rica. Por ello es que, dadas las estimaciones de gastos que se dice tendrá la Colina 2.000 y las que ya se conocen del Ministerio de Planificación, corro a darle un fuerte sí a la primera, siempre y cuando signifique el cierre del segundo. De esta manera el país obtendrá un enorme ahorro en sus recursos escasos que ahora gasta y eso ya es una ganancia cierta para Costa Rica. El problema evoluciona hacia adónde reubicarán a los receptores del favor imperial.

Elisa
14/03/2012, 14:39
1987-06-05-LAS 80.000 VIVIENDAS

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LAS 80.000 VIVIENDAS

La Nación, 05 de junio de 1987.

Circula por estos caminos de Dios, el chiste de que lo que tiene que hacer el próximo candidato presidencial del Partido Unidad, a fin de ganar las elecciones de 1990, es simplemente ofrecer amueblar las 80.000 viviendas prometidas por la administración de don Oscar Arias.

El chiste no parece estar muy alejado de la percepción de que lo que el político hace es prometer ganancias para grupos particulares concretos, a expensas de los recursos de todos los costarricenses, quienes son los que pagan ese reparto, de manera tal que, con ello, esos políticos se garantizan una maximización de los votos. Sin embargo, el programa de vivienda en mención también refleja una triste realidad que se impone sobre esas bien intencionadas promesas, cual es que los efectos totales de él no parecen haber sido plenamente contemplados por aquellos quienes profirieron el ofrecimiento.

En una reunión reciente en la cual participaron algunos altos funcionarios del Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU), organismo tradicionalmente encargado de esos programas de desarrollo habitacional y urbano, así como otras personas quienes hasta muy recientemente laboraron en esa entidad, en donde desempeñaron puestos de eleva responsabilidad, quedó patente el hecho de que la promesa de construir 80.000 viviendas durante la administración de don Oscar Arias, en caso de ser cumplida dará origen a una serie de resultados de un enorme impacto en la economía, los cuales no han sido contemplados en toda la extensión por esos mismos promotores del plan de construcción de casas.

El problema que enfrenta al país no radica tan sólo en construir las 80.000 casas y que ello basta para resolver una situación considerada indeseable, pues con esa decisión se afecta la provisión de una serie de servicios básicos indispensables, que están asociados con esas nuevas construcciones. Esto es, se requiere, entre otros, del suministro de servicios de transporte, de la creación de nuevos centros educativos, lo cual incluye, además, la de educadores, así como la generación de servicios hospitalarios, adicionado a los impostergables de agua, electricidad y hasta de telefonía, además de la forja de empleos para la población reubicada. En síntesis, el problema por resolver transciende al de una simple construcción de casas, el cual se traslada hacia el concepto de desarrollo urbano, que posee dimensiones mucho más amplias que el primero.

Uno de los participantes en dicha reunión, un distinguido arquitecto urbanista, señaló que, por cada 3 colones que se gastan en vivienda, se requiere de 7 colones adicionales para el suministro indispensable de servicios para esa vivienda, tales como agua, educación, salud, transporte, empleo, electricidad, etcétera. Ello quiere decir que, si se lleva a cabo la construcción de las 80.000 viviendas y si se supone que cada una de éstas, en promedio, cuesta unos ¢300.000, dicho programa requeriría de un monto total de 24.000.000.000 de colones. Pero, adicionalmente, nuestra colectividad tendrá, idealmente, que generar recursos adicionales por 56.000.000.000 de colones como soporte al programa de vivienda en mención, pero, se nos informó en esa tertulia, esto no ha sido tomado en cuenta por los actuales encargados de vigilar que la promesa de don Oscar Arias se convierta en una realidad.

De ser así, lo que el próximo candidato presidencial de la oposición tiene que hacer para ganar esas elecciones, no es ofrecer amueblar las 80.0000 casas sino asegurar, aunque sea en alguna porción, la respuesta correcta a los graves problemas originados por este programa de construcción. Sin duda alguna, la demanda de servicios públicos, tales como agua, electricidad, educación, además del transporte público, deberá ser satisfecha y, por supuesto, como no existe nada gratis, los recursos por 56 mil millones de colones habrán de venir de algún lado.

Una conclusión que puede derivarse de este asunto de las 80.000 viviendas es que, si bien es relativamente fácil decir que se construirán esas casas en cuatro años, lo cual , en si, no es nada del otro mundo, más compleja y costosa resulta la solución al problema del suministro de todos esos servicios públicos indispensables, asociado con la construcción de dichas casas y parece ser que, lamentablemente, tal jáquima deberá ser enfrentada por otro gobernante, pero, claro, pagada por todos nosotros.

Elisa
14/03/2012, 15:53
1987-06-25-RESPONSABILIDAD GUBERNAMENTAL

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RESPONSABILIDAD GUBERNAMENTALLa Nación, 25 de junio de 1987.

Recientemente en los Estados Unidos, la Corte Suprema de esa nación decidió que, si las medidas reguladoras de urbanización afectaban el valor de una propiedad privada, el daño ocasionado podría ser pagado por las autoridades gubernamentales a sus propietarios, cuando tales decisiones públicas afectan el uso de esas propiedades, aunque sea temporalmente.

Hay bastante que hacer en nuestro medio al respecto, pues parece que en muchas ocasiones los daños que causan las autoridades gubernamentales y que afectan los derechos de las personas, las víctimas no son objeto de compensación, tal vez porque los propios ofendidos no acuden a probar nuestras leyes ante las respectivas cortes de justicia.

El derecho no es mi campo profesional; sin embargo, como mucho de él es sentido común, me atrevo, como ciudadano, a plantear dos casos en los que es factible pensar que existe una clara responsabilidad gubernamental, por lo cual los ciudadanos perjudicados podrían acudir a las leyes a fin de recibir su justa compensación. No me refiero a actos cometidos deliberadamente por los diferentes cuerpos públicos en perjuicio de personas, sino más bien a actos que se cometen por omisión, por no cumplir adecuadamente con la función asignada a la institución gubernamental como parte integral de su razón de ser.

En un reciente incendio se informó que, en las horas de la madrugada en que sucedió, no salió agua por los hidrantes, por lo que ésta se tuvo que buscar en zonas muy lejanas a la conflagración, lo cual hizo perder valioso tiempo a los bomberos en el combate a las llamas. Se deduce de la información que la falta de agua permitió que el incendio fuera mayor de lo debido y eso originó cuantiosas pérdidas a las propiedades privadas.

Existe un organismo gubernamental que se encarga del suministro adecuado, oportuno y suficiente de agua. El Instituto Nacional de Acueductos y Alcantarillados es la entidad encargada de brindar a los ciudadanos esos servicios, así como de proveer el líquido a los hidrantes para combatir los incendios. Se espera que ese suministro de agua sea adecuado, permanente, con la necesaria regularidad y que, tan sólo en circunstancias excepcionales, le falte a la ciudadanía. Incluso si por razones de, supóngase, algún daño en las tuberías el suministro se ve afectado, la ciudadanía debe ser informada adecuadamente de ello y, muy en especial, los cuerpos de bomberos encargados de apagar los incendios.

Yo me pregunto: ¿hay o no responsabilidad del Instituto Nacional de Acueductos y Alcantarillados por la falta de agua en el combate del incendio al que hago mención? ¿Puede el ciudadano perjudicado enjuiciar a esa entidad gubernamental por el daño incrementado por la ausencia de agua en los hidrantes y obtener de esa entidad la compensación debida? ¿No es que existe, después de todo, un contrato implícito entre el ciudadano, quien paga mensual y a tiempo los recibos de agua, y la entidad estatal que, a cambio, se compromete a un suministro adecuado y oportuno de agua y que, de faltar, da lugar a una ruptura unilateral de ese contrato, con el agravante de ello?
Me permito dar otro ejemplo en la misma vena. El mal estado de las calles de la ciudad de San José es ya un lugar común. Pero me da la impresión de que los huecos han llegado a un cierto grado de profundidad y de forma, que provocan daños cuantiosos a los vehículos que tienen la desgracia de caer en ellos. En general, no existe siquiera un aviso de que el vehículo se encuentra en peligro de sufrir un daño serio, si tropieza con estas oquedades en las vías públicas.

Yo me pregunto: ¿los que circulamos por estas calles de Dios y que sufrimos daños en nuestros automóviles por caer en sus huecos, tenemos derecho a una compensación por lo sufrido? ¿No es cierto que, después de todo, de múltiples formas los ciudadanos pagamos impuestos para que el Estado cumpla con la obligación de mantener en buen estado a las calles? Y si no lo hace, ¿comete el Estado un daño por omisión? Se privó de darles el mantenimiento adecuado y, si esos huecos están en proceso de ser arreglados, tampoco se le avisó al conductor del peligro que enfrentaba. (Por ello me parece muy apropiada y oportuna la demanda de daños que, creo, unos familiares de las víctimas de accidentes recientes en la vía a Jacó, han puesto contra las entidades encargadas responsables).

Creo que si las personas están más dispuestas a defender sus derechos y sus haberes ante la incapacidad, por acción o por omisión de los entes gubernamentales, ello dará como resultado una mayor responsabilidad en el cumplimiento de las obligaciones esenciales que tienen los gobernantes con los ciudadanos.

Elisa
14/03/2012, 15:54
1987-07-14-CAPITALISMO MEDIEVAL

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CAPITALISMO MEDIEVAL

La Nación, 14 de julio de 1987.

El canal 4 posee dos programas de entrevistas, uno de ellos bastante mediocre; el otro realizado con un mayor conocimiento, cultivo e inteligencia. Precisamente en una presentación reciente de éste último, se entrevistó al señor Alberto Faith, quien no sólo resulta de interés oírlo por tratarse del jefe de la fracción de uno de los partidos mayoritarios en la Asamblea Legislativa, sino, también, porque ha dado muestras constantes de su deseo de llegar a la Presidencia de la República.

Don Alberto se dejó decir, en dicho programa, que él no cree que la economía se debe dejar a la libre oferta y demanda, porque ello conduce a una verdadera ley de la selva, tal como fue el capitalismo que caracteriza a la Edad Media. En esta oportunidad deseo plantear algunas dudas sobre eso que se llama “ley de la selva”, por una parte, en tanto que, por la otra, deseo manifestar algo acerca del orden económico capitalista que, según don Alberto, se dio en la Edad Media.

Sobre lo primero, ya se ha hecho un trillo bastante transitado que los enemigos del mercado señalan diciendo que su vigencia convertiría el orden económico en una verdadera jungla. Es muy posible que tal creencia surja de alguna concepción de que, si a los individuos se les deja actuar libremente; esto es, que tengan libertad para contratar, necesariamente conduce a que los más fuertes se coman al más débil. A esto se le llaman la vigencia de la ley de la selva. Como corolario de su creencia, esas personas postulan que la acción del Estado es necesaria para evitar que se dé tal canibalismo social que posee el capitalismo.

Sin embargo, quienes aseveran que bajo el capitalismo resulta inevitable la ley de la selva, no responden claramente a ciertas preguntas que me atrevo hacerle a don Alberto.
En primer lugar, ¿existe alguna prueba empírica de que en las sociedades, que en cierto momento se han acercado más a los órdenes económicos de decisión descentralizada, se haya presentado esa mortalidad social que se presume sucede bajo las reglas de la ley de la jungla?

En segundo lugar, dado que en una sociedad de mercado, las partes contratan voluntariamente, ¿puede deducirse que, necesariamente, cuando una persona gana la otra pierde, para concluir de ello que el orden del mercado conduce a la desaparición del pequeño por el grande?
En tercer lugar, si fuere cierto que en las sociedades capitalistas rige la ley de la selva, ¿por qué es mayor el progreso que, en general, ha tenido la humanidad bajo este tipo de orden económico, al contrario de lo que sucede bajo sistemas de decisión centralizada, que precisamente se introducen para sustituir esa presunta “ley de la selva” del capitalismo?

En cuarto lugar, ¿qué razón tiene el señor Faith para aseverar que, bajo un orden distinto del capitalismo, se garantiza que se minimice esa llamada “ley de la selva”, que, según él, inevitablemente surge con un orden de mercado? Sobre esto último, quisiera que me brindara datos históricos, tales que den pie a su justificación.
La segunda parte de la aseveración de don Alberto, la de regresar al capitalismo de la Edad Media, debo atribuirlo a la ignorancia, lo cual uno espera que le suceda a personas de relativa incultura y no a alguien que pretende una investidura tan importante como es la de Presidente de la República. Precisamente, las características esenciales de la Edad Media son contrarias de las del capitalismo, puesto que en ella no sólo se impide el libre movimiento de las personas (laissez passer) sino que, también, se prohibía que la producción fuera a gusto de las personas (laissez faire). El liberalismo, conjuntamente con el capitalismo, fue exactamente una reacción contra todas aquellas ataduras que el Estado imponía a los ciudadanos, dándoles de esta manera la oportunidad de satisfacer sus deseos y necesidades, según ellos lo quisieran.

Puede ser que no gusten las premisas en que se sustenta el capitalismo, como aparentemente le ocurre a don Alberto, pero para argumentar sobre ello es necesario conocer los fenómenos sociales y económicos que caracterizan al orden capitalista. Yo sugiero empezar por repasar la historia y por conocer, en esencia, lo que es el capitalismo. ¿Qué tal si con respecto a esto último se parte de la lectura de La Riqueza de las Naciones de Adam Smith? Puede ser un buen principio.

Elisa
14/03/2012, 15:55
1987-07-31-CARRO POPULAR PARA LOS DIPUTADOS


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CARRO POPULAR PARA LOS DIPUTADOS

La Nación, 31 de julio de 1987.

El tema de reducción de los impuestos a los vehículos, en especial de aquellos que algún diputado de magín rebuscado decidió bautizar con un genérico “carro popular”, sencillamente se las trae.

Siempre me ha parecido que los criterios por los cuales algún diputado discrimina y es capaz de generar una ley que santifica sus preferencias personales, no deja de ser injusta, pues introduce un sesgo en lo que debería ser la conducta estrictamente privada de los ciudadanos. Es bien sabido que en nuestro país los gobiernos social-estatistas, de los cuales ahora algunos aparentan renegar con ciertos actos, elevaron el monto de los impuestos a los vehículos en forma escandalosa, además de que introdujeron discriminaciones odiosas que, al fin de cuentas, han salido a la luz con todos sus efectos perniciosos, los cuales eran perfectamente predecibles.

Como resultado de los montos de tributos excesivamente altos a los vehículos, se ha tendido a forjar un gran negocio, perfectamente predecible, de acuerdo con la conducta humana esperada de tanto buen ciudadano: rogar a Dios y al partido político de turno o a algún organismo internacional, que sea él uno de los privilegiados exentos de pagar impuesto a los vehículos. Esto porque hay una gran ganancia personal al poder disponer, en comparación con otros ciudadanos de esta república, un vehículo exonerado vis a vis en contraste con pagar la plétora de impuestos que todos conocemos.

También ha resultado en un serio problema la discriminación arbitraria en los impuestos a diferentes vehículos, lo cual ha originado una “pickupizacion” de la flotilla de los costarricenses. Lo que empezó como una cosa “buena” dentro del diseño de algunos legisladores, por lo cual se trató en forma relativamente favorable, desde el punto de vista de los impuestos, a los llamados pick ups, todo con el fin de ahorrar el gasto nacional en combustibles (no me acuerdo si también se dijo que era para ayudar a los medianos y a los pequeños “algos” o para democratizar a la economía: vaya usted a saber qué demagógica floritura envolvió el sesgo del gobernante de entonces), terminó por convertirse no sólo en una pesadilla de seguridad, sino que, paradójicamente, más bien aumentó el gasto total en combustibles, lo cual hoy mueve a los diputados a equilibrar los impuestos entre los pick ups y los carros comunes y corrientes.

Pero, ¿cree usted que los “padres de la patria” aprendieron una buena lección a partir de sus yerros pasados? Parece que no del todo: continúan en su afán de discriminar entre vehículos llamados populares –que tengan menos de 1.300 centímetros cúbicos y que valgan, simultáneamente, como máximo, $5.000, y otros que tal vez reúnen sólo una de esas condiciones o bien ninguna de ellas. Lo absurdo de esta planificación intelectual de algunos diputados, es que vehículos que nos podían resultar más baratos a los costarricenses, pero que no cumplen el minimum minimorum de los 1.300 c.c., se ven perjudicados por el tratamiento tributario discriminatorio que han diseñado esos diputados. De esta manera, no se podrán importar porque no pueden competir con los otros vehículos relativamente favorecidos, con los cual los costarricenses terminaremos por pagar más por los carros, que lo que podríamos si se actuara con un poco de equidad.

Una reducción en los impuestos de ciertos vehículos caros contribuiría a reducir el privilegio de aquellos que tienen ahora una exoneración de gravámenes. Pongamos un ejemplo, que nos sirva tan sólo para indicar ciertos órdenes de magnitudes. Un Mercedes Benz de lujo puede costar unos $25.000, lo cual al tipo de cambio actual de 63 por dólar, nos da un valor equivalente de ¢1.575.000; sin embargo, el impuesto, más o menos, sobre dicho vehículo equivale a cuatro veces su valor; esto es, un costarricense sin privilegio que quisiera comprar tal vehículo, tendría que pagar por él, con todo e impuestos, la suma de ¢6.300.000.

Lo anterior significa que el privilegiado logra tener un vehículo que, en nuestro mercado, vale ¢6.300.000, pagando tan sólo –dada la bendita exoneración de impuestos que procede– la suma ¢1.575.000; es decir, tiene una ganancia de capital de ¢4.725.000: su privilegio vale, en este ejemplo, la bicoca de ¢4.725.000.

Lo que al lector le puede preocupar, para el caso concreto de nuestros representantes ante la Asamblea Legislativa, es si una diputación, imitando al famoso “París, bien vale una misa”, no vale algo menos de ¢4.725.000. Estos hechos no nos parecen bien. Evidentemente, la decisión de reducir los impuestos a los carros de lujo causan un serio perjuicio a todos los actuales favorecidos con las exenciones y entre ellos están, muy posiblemente, algunos de los mismos encargados de legislar al respecto. Por ejemplo, si se decidieran reducir a la mitad los actuales impuestos a los vehículos de lujo, en el ejemplo descrito, su ganancia de capital se reduciría a la suma de ¢2.362.500. Parece que hay un sistema perverso que empuja a que tal reducción en los gravámenes no se dé.

Si, tal como siempre se nos ha aseverado, nuestros diputados son por excelencia los representantes populares, me permito sugerir que ellos también se vean limitados a tener un auto popular. De esta manera mostrarán más esa característica de verdaderamente “popular” con que se les adorna y no la de privilegio como sucede ahora.
Creo que con ello tendrían mucha mayor autoridad moral ante gran cantidad de conciudadanos, quienes ahora, si queremos pensar mal y, dado que estamos en nuestro derecho a hacerlo así, aunque ciertamente tal vez ello no sea tan “malo”, no pensaremos que una diputación puede ser buscada, no para “servir a un país”, como tan solícitos son muchos para aseverarlo, sino más bien para servirse a sí mismos. Si esta última forma de conducta es parte integral de “esa naturaleza humana”, deberíamos tratar de que los intereses personales de los privilegiados diputados se acercaran más a los intereses de la sociedad. Tal vez un carro popular para los representantes populares sea una solución verdaderamente conveniente, para el grave problema de riesgo moral que ahora enfrentamos.

Elisa
14/03/2012, 15:59
1987-08-10-VIDA POPULAR

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VIDA POPULAR

La Nación, 10 de agosto de 1987.

Parte de lo interesante, sucedido en torno a los debates legislativos para reducir los impuestos que recaen sobre cierto tipo de vehículos, es no sólo la denominación de “popular” (arbitraria sin duda) con que se clasifica a algunos automóviles y motocicletas, sino, más que todo, el trasfondo del concepto “popular” y la relación que ello tiene con respecto a los impuestos cobrados a los bienes o servicios de la economía.
Un grupo de personas, desde hace ya bastante tiempo, hemos sostenido la tesis de que el exceso de impuestos sobre ciertos bienes y servicios, privan al consumidor nacional del disfrute, al cual tienen derecho, de los frutos del desarrollo de la civilización humana. Esta tesis, combatida tanto por quienes se favorecen con el gasto o con el privilegio de la protección estatal, así como por aquellos quienes disfrutan del poder que el político ejerce sobre el hombre de la calle, es ahora claramente esbozada por algunos social-estatistas de antaño. El mejor ejemplo de esta nueva actitud es la reciente prédica diputadil, muy disputada en su paternidad, que busca eliminar el impuesto a cierto tipo de carros y motocicletas que se han bautizado como “populares”.
Tal propuesta legislativa se sustenta, resulta obvio, en que se hace necesario que a esos vehículos populares se les reduzcan los impuestos vigentes, introducidos en el pasado por el Estado costarricense, a fin de que se abaraten, de manera tal que, ahora, el “pueblo” los pueda adquirir. Esto quiere decir que crece el convencimiento de que dichos impuestos han encarecido artificialmente los precios de los bienes y servicios importados, lo cual ha impedido que el “pueblo” pueda consumirlos, lo que, según los promotores de la popularización de los automóviles, se considera ahora deseable que suceda.
Me parece que, sin embargo, en la vida del ser humano hay algo más que la simple satisfacción que se obtiene por tener un carro o una moto “popular”. Esto es, que las posibilidades de disfrute al cual tiene derecho el ser humano, posiblemente trascienden a aquellas que se derivan del consumo de tan sólo estos dos bienes y que, ciertamente, haya muchos otros, cuyo consumo le brinda una mayor satisfacción relativa. Si ello fuera así, entonces, los diputados harían bien en ir mucho más allá de la desgravación de los vehículos llamados populares y tratar, por una acción semejante, de que el ser humano pueda estar en capacidad de disfrutar de una vida más “popular”, por la vía de una reducción más generalizada de impuestos a los distintos bienes y servicios.
Veamos algunos ejemplos al respecto: Tal vez el lector considera que la satisfacción que un pueblo obtiene de su alimentación es más importante que la que logra al disponer de un vehículo popular, Si así lo fuera –y eso yo no lo sé– entonces, lógicamente estaría a favor de reducir los impuestos que recaen sobre la alimentación del ciudadano. Una de las formas por la cual se grava un impuesto a un bien es por medio de la prohibición gubernamental de importarlo. El caso concreto de los granos básicos en nuestro país es una muestra patente de la existencia de un impuesto por el camino de la prohibición, que impide que el ciudadano disfrute plenamente del consumo de un producto, el cual podría resultar más barato que lo que ahora paga. Lo que el diputado, interesado en la vida popular, debería de hacer es permitir que los ciudadanos, libremente, sin impuestos, ni prohibiciones, puedan importar los granos básicos que necesitan o desean.
Otro ejemplo tal vez resulta útil. Puede ser que el lector considere que la vida de las personas pobres de nuestro país podría estar mejor, si se les facilita que adquieran ciertas medicinas más baratas que lo que ahora les cuesta. Sin embargo, algunos medicamentos tienen impuestos que encarecen su valor más allá de lo que resulta si se importan libres del pago de impuestos. Tal vez, de nuevo, nuestro representante popular puede coadyuvar en el logro de una vida más popular que los costarricenses, si quita los impuestos que pesan sobre las medicinas.
En síntesis, parece que la idea de “popularizar” la vida de las personas, por medio de una reducción de los impuestos que pagan, tal como desde hace mucho, pero mucho, tiempo se ha venido propugnando por ciertos grupos defensores de los consumidores (esto es, de los ciudadanos en cuanto adquirientes de los innumerables bienes y servicios), va cayendo en terreno cada vez más fértil. Si ya resulta claro que los impuestos conspiran contra el bienestar de los consumidores, es hora de que se dé una lucha por la eliminación de tales gravámenes y que se combata cualquier forma de incremento de ellos. Así se puede lograr impedir que se afecte nuestro elemental derecho al disfrute de todos aquellos productos que surgen del desarrollo de la civilización del hombre y que algunas medidas gubernamentales, tales como los impuestos, han pretendido cercenar.

Elisa
14/03/2012, 15:59
1987-08-22-REFORMA A LA CONTRALORÍA

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REFORMA A LA CONTRALORÍA

La Nación, 22 de agosto de 1984.

Ahora que se ha llegado a una solución en la Asamblea Legislativa en torno al nombramiento del Contralor de la República, que en su seno se efectúa, no debe dejarse de lado una propuesta que circuló en ella, en ciertos álgidos momentos, promovida, creo, por el diputado Jorge Rossi. En esencia lo que la propuesta de don Jorge Rossi señala es que la elección del Contralor de la República no se efectúe como lo dice la actual Constitución, por una simple mayoría; esto es, por la mitad más uno de los votos de los diputados, sino que sea realizada por una mayoría calificada de dos tercios de los votos de los congresistas.

La virtud de esta idea radica en el reconocimiento, por una parte, de la importancia institucional que para nuestro país tiene la función del Contralor de la República, lo cual no sólo es evidente por el abrumador trabajo que se ha demando de ella en los últimos tiempos, sino por las esperanzas que muchos ciudadanos guardan sobre una eficiente y correcta función fiscalizadora de la gestión pública. Además, la propuesta en mención reconoce un papel significativo y deseable para la mayoría opositora, cualquiera que ella sea, en la elección del Contralor de la República.

La propuesta es sumamente importante, no sólo si se le mira desde el punto de vista de una circunstancia nacional, cual fue la reciente elección del Contralor, sino también si es valorada desde un marco más amplio, cual es la defensa de los derechos de las minorías en un régimen democrático.

En nuestro país, en este momento, parece evidente que los ciudadanos confían más en un Contralor de la República que no tenga ligámenes estrechos con algún partido político concreto, el cual, en ese instante, puede disponer de una mayoría simple en la Asamblea Legislativa. No debe olvidarse que una función esencial de ese Contralor es, precisamente, el control de los actos de los gobernantes y, por lo tanto, su independencia y ausencia de compromisos partidarios le otorgan una mayor diafanidad a su labor.
Es igualmente importante refrenar el impulso populista de algunos, quienes creen a pie juntillas en aquello de “pa´eso tenemos la mayoría”, especialmente en lo que trata del nombramiento del Contralor de la República. Vale la pena recordar algo que nos dice John Stuart Mill en su libro Consideraciones sobre el Gobierno Representativo: “La democracia, como se concibe por lo común y como se ha practicado hasta ahora, es el gobierno del pueblo entero por una simple mayoría del pueblo, representado parcialmente… (ella) es un gobierno de privilegio a favor de la mayoría numérica, que por sí sola representa la única voz en el Estado… El hecho de que la minoría debe rendirse a la mayoría, el número menor al mayor, es una idea familiar, por lo tanto, los hombres creen que no tienen necesidad de esforzar más su pensamiento, y no se les ocurre que puede haber algún término medio entre permitir al menor número ser tan poderoso como el mayor, y borrar del todo al número menor” (UACA, Colección Clásicos de la Democracia, 1987, p.134).

La propuesta de don Jorge Rossi refleja el problema del cual nos habla Mill: simplemente que parece conveniente, para el bien común, que ciertas cosas, en vez de decidirse en nuestra Asamblea por una simple mayoría, podrían resultar mejores si se lograra una mayor amplitud en el apoyo que le den los representantes del pueblo. De esta forma, se limpian sospechas malsanas y se obtiene una mayor confianza entre todos nosotros, al reconocerse que ciertas personas llegan a posiciones de vital importancia, no por el favor político de una mayoría simple sino, por algo que trasciende a un causal “pa´eso tenemos la mayoría”. Es más, a un funcionario nombrado así, le cabe un mayor orgullo, a la vez que se le impregna de una mayor responsabilidad, que es lo que, creo, los costarricenses deseamos que suceda.

Elisa
14/03/2012, 16:01
1987-09-10-UNA LECCIÓN ELEMENTAL DE ECONOMÍA
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UNA LECCIÓN ELEMENTAL DE ECONOMÍA

La Nación, 10 de setiembre de 1987. Fue escrito en conjunto con el Dr. Ricardo Monge González.

A ambos nos ha llamado la tención, como profesores universitarios de economía, la confusión tan frecuente que se hace de eficiencia económica y eficiencia técnica. Decimos esto a propósito de recientes artículos publicados en La Nación en torno al proteccionismo de la economía costarricense.

Para explicar lo que se entiende por eficiencia económica, así como por eficiencia técnica, deseamos presentar un ejemplo que nos muestre, con toda la claridad posible que se merece, la diferencia fundamental que hay entre estos dos conceptos.
Así, en Costa Rica, en una hectárea de café se produce, aproximadamente, un promedio de 30 fanegas. El costo de producción promedio de cada fanega es de aproximadamente, ¢2.200 y el precio promedio que recibe el agricultor por dicha fanega es de, más o menos, ¢4.500.

De lo anterior surgen dos datos importantes: 1) que la producción por hectárea es de 30 fanegas y, 2) que el costo de producción de cada fanega es de ¢2.200. A partir de este ejemplo, por contrate con el que a continuación se presenta, se puede ver, con toda claridad, la diferencia que hay entre los conceptos de eficiencia económica y eficiencia técnica.

En los Estados Unidos, en el estado de Florida, se podría lograr una mayor eficiencia técnica en la producción de café que la que tiene Costa Rica. Por ejemplo, suponga que se producen 45 fanegas por hectárea. ¿Cómo se lograría esto? Muy sencillo: simplemente se podrían tomar las siguientes medidas, las que, sin duda, no son exhaustivas:
a) Se podría poner una hectárea de terreno bajo el sistema de invernadero (si quisiera hacerse para 1.000 hectáreas, también podrían ponerlas bajo el sistema de invernadero). El primer impacto importante es que con ello aumenta la producción de café, pues se protege a las plantas del viento (es decir, no se necesitan tapa-vientos).

b) Como el exceso de lluvias, la insuficiencia o el atraso de éstas, puede causar un enorme daño a la producción de café, se podría poner un sistema computarizado y automático que regule la cantidad exacta y apropiada de agua requerida en la distintas etapas de crecimiento de la planta, de manera que logremos, por contraste, un sustancial aumento de la producción de café.

c) El “ojo de gallo”, la “roya”, la “mancha”, los “nemátodos” y toda la colección de enfermedades que normalmente se presentan en los cafetales, serían minimizadas o eliminadas bajo rigurosos controles, por el uso de los más modernos agroquímicos que la ciencia humana nos puede ofrecer (incluso, nos imaginamos, del campo nuclear surgirían numerosas aplicaciones).

d) Como la tierra de Florida en general no es la más propicia para la siembra del café, podría conseguirse de otros lados, sin duda alguna que de Costa Rica o bien de Colombia, y obtener así tierras de origen volcánico, porosas, ricas en elementos mayores, que nos permitan lograr esa gran cosecha de café en Florida.
e) Puesto que existe una relación muy directa entre la altura y la calidad del café (eso lo sabemos muy bien los ticos) y como Florida, como también lo sabemos, está casi a nivel del mar, en el sistema de invernadero se podría reproducir la elevación adecuada y la presión atmosférica necesaria (igual que como se hace en las cabinas presurizadas de los aviones), lo cual permitiría obtener la mayor y mejor producción de café posible en la Florida.

f) También es muy importante ver la variedad de los cafetos que se siembren, de manera que, estamos seguros, al precio “adecuado” los productores de Florida pueden conseguir las muy escasas variedades de catuai y catimor, que parecen ser las que ahora dan mayores rendimientos.

g) Finalmente, como uno de los problemas más ”serios” que se tiene en la recolección del café en Costa Rica, es que el grano que se cae se fermenta en el suelo, por lo cual se requiere del uso intensivo de la mano de obra para su recolección, esta situación puede resolverse en la plantación eficientemente técnica de Florida, con la introducción de máquinas robotizadas que recolecten el café y que, automáticamente, lo seleccionen por tamaño y grado de maduración.
Estimamos que ya el lector cuidadoso se habrá dado cuenta de que la producción por hectárea de café en la Florida es técnicamente más eficiente que lo que es la producción por hectárea en Costa Rica, puesto que habrá notado que, con todas las condiciones señaladas, la producción por hectárea en Florida excederá las 30 fanegas que se obtienen, dadas sus condiciones, en Costa Rica.

Por supuesto, que el lector cuidadoso tiene que haberes formulado una pregunta clave: ¿Cuánto cuesta producir las más de 30 hectáreas de café por hectárea, sembrado en Florida? Esto es, el lector cuidadoso ya habrá encontrado la clave para la eficiencia económica. Para quienes aún no se han formulado esta pregunta, el lector cuidadoso deberá decirle que, ciertamente, esas más de 30 fanegas de café que se obtienen por hectárea en la Florida, costarán mucho, pero muchísimo, más que los ¢65.000 (¢2.200 por 30 fanegas) que le cuesta producirlas a los costarricenses.

Tan sólo esperamos que este simple ejemplo elemental ayude a aclarar a ciertas personas la diferencia fundamental que existe entre los conceptos de eficiencia técnica y eficiencia económica, a fin de que los utilicen correctamente cuando se discuta sobre el tema del proteccionismo en nuestro país.

Elisa
14/03/2012, 16:02
1987-09-13-OBSESIÓN POLÍTICA

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OBSESIÓN POLÍTICA

La Nación, 13 de setiembre de 1987.

Hace poco releía un excelente artículo de Frank Chodorov, titulado “Washington: A Psicosis”, el cual forma parte del libro Fugitive Essays, uno de mis favoritos. En él Chodorov trata de explicar cómo en Washington, Meca de los políticos, y lo cual ciertamente es aplicable a todo ese género de ciudadanos, existe una mentalidad muy particular acerca de la vida.

Dice Chodorov que “El polìtico vive de los impuestos. No que sus emolumentos personales se deriven de gravámenes a la producción, sino que el mundo entero en que él se mueve y encuentra reposo espiritual, es así sustentado… si los impuestos fueran abolidos, todo el mundo político sufriría un colapso, llevando consigo a su modelo de pensamiento. Ciertamente sufriría un desbalance mental. Por lo tanto, la imposición es de necesidad una obsesión en la psique del político… La institución resta por los cuatro costados en el axioma de que alguien debe regir a algún otro… Por lo tanto, suprema en el modelo del pensamiento del cosmos político está la doctrina del poder…” (Op. Cit., Liberty Press, Indianapolis, U.S.A., 1980, p. 49).

Recientes declaraciones del Presidente Arias, dan la impresión de que quienes de una u otra manera nos oponemos a sus deseos de gastar los recursos que producimos todos los costarricenses, somos una gavilla de delincuentes, enemigos de la paz, protectores de fuerzas guerrilleras en nuestro país y chupadores de los recursos del erario público, con lo cual se nos intenta descalificar en nuestro parecer de que más impuestos en este país, en vez de asegurar una paz social, la cual el gobernante la identifica más bien con la paz de los dispensadores del gasto, va a provocar serios daños a las economías familiares, actuales y futuras, y a la de Costa Rica, como un todo.
No es necesario que el Presidente, con poca elegancia y delicadeza, tenga que recordar a los empresarios que ellos también como muchos otros, reciben un subsidio –el llamado CAT– para tratar de obligarlos a quemar incienso y mirra en la adoración pública del paquete de impuestos que el Presidente patrocina. Me da la impresión que el gobernante considera que ya porque el país le da un subsidio a ciertos empresarios –y no a todos, a propósito– ello automáticamente les convierte en empleados públicos o en servidores palaciegos, a quienes supone que únicamente piensan en términos de ese subsidio y que la dignidad, que como personas poseen, es secundaria a la dispensa del privilegio imperial, el cual debe ser obedecido a ciegas.

¿Será que se piensa que una victoria en el campo de la política internacional le convierte, automáticamente, en un líder indiscutible, incapaz de equivocarse, conocedor de todo y ante todos? ¿Será que estima que en esta pequeña nación existen dos tipos de ciudadanos: unos, quienes todo lo aprueban sin siquiera pensar en la posibilidad de su error, recordándome aquello que alguien una vez dijo de otro: el maestro habló… y basta; en tanto que hay los otros, los villanos, los malos hijos, los egoístas, los guerreristas, quienes cometen el pecado capital de creer que el poder imperial se equivoca al poner más impuestos a los nacionales?

El cargo –que el Presidente públicamente lanzó– que quienes nos oponemos a su paquete tributario somos los mismos quienes guardamos silencio “para criticar el que no cediéramos para que los rebeldes nicaragüenses no utilizaran nuestro territorio”, es más bien una acusación muy seria contra el Presidente Monge, quien siempre aseveró que en nuestro país no había luchadores por la libertad de Nicaragua y eso se lo creímos los costarricenses. Esa actitud de crítica al anterior Presidente ya la he observado cuando, al referirse a los recientes acuerdos de paz y al retiro de la acusación de Nicaragua contra Costa Rica, diversas autoridades de este gobierno han dicho que ahora no hay ataques contra Nicaragua desde nuestro país. ¿Es que, entonces, los hubo en la administración anterior?

Creo es muy conveniente que se sepa que en la vida no existe nada seguro, excepto la muerte y los impuestos. Si luchamos contra la muerte, también podemos hacerlo, dignamente, contra los impuestos y ni el chantaje ni la amenaza pueden hacernos cambiar nuestra opinión, de que en tanto en el palacio imperial reina la abundancia, en muchos hogares prima la frugalidad y que los costarricenses estamos en nuestro derecho, y tal vez hasta en nuestra obligación, de así decírselo al César.

Elisa
14/03/2012, 16:02
1987-09-19-IMPUESTOS CONTRA EL PUEBLO

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IMPUESTOS CONTRA EL PUEBLO

La Nación, 19 de setiembre de 1987.

Quiero, al margen de mucho que he escrito acerca del amargo tema de los impuestos en Costa Rica, referirme a dos aspectos que ponen en evidencia la naturaleza del Leviatán, ansioso de recaudar gravámenes de lo que el costarricense bien se ha ganado con su esfuerzo.

El primero de ellos trata de la afirmación efectuada en diversas oportunidades por numerosas autoridades gubernamentales, de que el paquete de impuestos ̶ espada de Damocles que pende sobre el alma y el bolsillo de los costarricenses ̶ sirve para restituirle al Gobierno Central lo que ha “perdido” por reducciones de su gasto y por los subsidios que ha concedido. Así, alegan que el paquete sirve para reponer la disminución que en la carga tributaria del país ha sufrido el Gobierno Central.
Quienes hemos alegado que no es cierto que esa carga tributaria ha disminuido y que más bien se ha incrementado en los últimos años, hemos hecho referencia a que deben de incorporarse en esa medición los sobreprecios de los productos que vende RECOPE, entre otros similares, que en última instancia van a parar a los bolsillos de ese Gobierno Central. Con ello se verá claramente que, en los últimos años, esa carga, en vez de haber disminuido, más bien ha tenido un incremento.

La reciente decisión del gobierno de aumentar los precios de la gasolina, del búnker, del agua, de la electricidad, de los teléfonos, entre otros, por la no aprobación del paquete tributario en la Asamblea Legislativa, pone en clara evidencia que las decisiones gubernamentales que elevan artificialmente los precios de los bienes públicos que él monopoliza, tienen una naturaleza eminentemente impositiva, lo cual comprueba que la carga tributaria en el país no ha disminuido, sino todo lo contrario.

Pero esta situación palmaria tiene otro efecto de importancia si es que algo lo tiene en el reino de la mediocracia ̶ como es que se están poniendo impuestos en el país sin que medie el principio de que ello es potestad de la Asamblea Legislativa. ¿Se atreverá alguien a cuestionar esto en nuestras Cortes? ¿Se atreverá el desvanecido procurador del consumidor a hacer lo que de él se espera que haga; cual es defender a los consumidores del abuso?
Otro ejemplo de cómo se legisla contra el pueblo es la reciente decisión del Gobierno de exigir que los vehículos tengan cinturones de seguridad. Independientemente de la bondad o no de esa “exigencia” para satisfacer los deseos protectores de algún burócrata, resulta interesante observar el enorme negocio que el fisco hará a costas de los costarricenses, quienes muy probablemente decidamos amarrarnos en nuestros carros.

Los cinturones de seguridad entran a nuestro país bajo la partida arancelaria 62-05-80-00 que trata de otros artículos confeccionados con tejidos, distintos de correas y cinturones de seguridad para trabajadores. Esa partida paga, según me informó un perito arancelario, un impuesto a la importación del 100%, así como el 3% de la ley 6966, pero además paga un 75% de impuesto de consumo y un 10% a las ventas.

Sí, según me he podido enterar, el valor CIF de la importación de un cinturón para carros asciende a, aproximadamente, ¢200, ello da que los impuestos arancelarios son de ¢206. Sobre el nuevo valor de ¢406 el producto paga el impuesto de consumo, que se eleva a ¢304,50. Si se supone que el vendedor tiene un margen de ganancias del 20%, el impuesto de ventas asciende a ¢85,25. Esto es, el consumidor paga un precio final de ¢937,85, de lo cual el fisco recauda ¢597,75; así, el 63,5% del precio son impuestos que pagamos los consumidores al obligársenos a usar un cinturón de seguridad.

Evidentemente, tan sólo desde el punto de vista de los ingresos tributarios que recaudaría el fisco, la medida de obligar a la gente a usar cinturones de seguridad en sus carros, se las trae. A uno le da la impresión de que la decisión de obligar a la gente no surge tanto por el deseo bienintencionado de “prevenirle” de daños, sino que más bien es porque le sirve al Estado para recaudar más tributos. ¿Verdad que el negocio resulta redondo a costas de todos nosotros?

Elisa
14/03/2012, 16:03
1987-10-01-AJUSTE TRIBUTARIO EN LA DIRECCIÓN CORRECTA

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AJUSTE TRIBUTARIO EN LA DIRECCIÓN CORRECTA

La Nación, 01 de octubre de 1987.

Recientemente las autoridades del Ministerio de Hacienda anunciaron al país un reajuste en el pago que los ciudadanos hacemos del impuesto sobre la renta, a fin de adecuarlo al simple fenómeno inflacionario.

Dicho ajuste comprende, fundamentalmente, un aumento de la deducción básica –esto es, que tan sólo quien tenga entradas anuales superiores a una cifra indicada, tendrá que pagar el impuesto sobre la renta– de ¢240.000 a ¢300.000 de ingresos anuales; o sea, que el deducible aceptado para la declaración de renta del período fiscal 1986-87, se incrementó en un 25%. Adicionalmente, se dictaminó un aumento en el crédito por el pago de impuestos por la persona, su cónyuge y sus familiares dependientes.
Lo importante de ese sistema es que muestra que el pago del impuesto sobre la renta se puede adecuar a la inflación, la cual se refleja no en un aumento en el ingreso real de los ciudadanos, lo que supuestamente es la base del impuesto sobre la renta. Este es un buen principio en el proceso de indización de los impuestos, a fin de evitar que injustamente el ciudadano sea objeto del gravamen a sus ingresos, cuando el aumento en estos últimos se ha debido a un proceso inflacionario que realmente no le beneficia en su poder adquisitivo real, sino que, tan sólo, le hace aparecer un ingreso nominal mucho mayor que lo que realmente obtuvo en ese año.

Lo importante es que, en la reciente reforma a la tabla para calcular el impuesto sobre la renta, anunciada por la Dirección de la Tributación Directa del Ministerio de Hacienda, se incorpora un ajuste de suma significación aunque en un grado harto pequeño, el cual se les había sido solicitado desde hace mucho tiempo que formara parte de nuestro sistema tributario, por parte de algunos economistas del grupo denominado liberal.
Específicamente, los tramos en los cuales se aplicaban las tasas progresivas del impuesto a los ingresos, habían permanecido invariables durante muchos años, incluso en períodos de elevada inflación, lo cual significaba que un ciudadano, ante tal inmutabilidad, tendría (y tuvo que hacerlo en años anteriores) que pagar más en impuestos que lo que realmente le correspondería liquidar, si toda la estructura tributaria del impuesto sobre la renta fuera ajustada por el simple proceso inflacionario de la economía.

Por ejemplo, si en un primer año hipotético, una persona estaba en el rango de la tabla para el pago de impuesto sobre la renta, que va del exceso de ¢125.000 a ¢155.000 anuales, por ello pagaba una tasa marginal del 10%. Suponga ahora que en el período de un año la inflación en la economía es del 25%. Por este simple fenómeno inflacionario la persona puede “saltar” al rango de impuestos que, en la antigua tabla en mención, va del exceso de ¢155.000 a ¢200.000 anuales. Con ello tendría que pagar una tasa marginal del 14%; esto es, por el simple proceso inflacionario sufriría un aumento en su tasa marginal del pago del impuesto a los ingresos, de un 40%.

Evidentemente, en términos reales; esto es, en términos del poder adquisitivo de su ingreso, cada ciudadano debería pagar lo mismo en ambas circunstancias; sin embargo, puesto que los rangos de la tabla de cálculo de los impuestos al ingreso no eran ajustados por la tasa de inflación y al ser estos rangos objeto de un impuesto progresivamente creciente, ello hacía que la persona terminara pagando más que lo que sería sí, por ejemplo, ese rango se ajustara por el proceso inflacionario. Así, en el caso antes citado, era indispensable que el rango que va de ¢125.000 a ¢155.000 fuera ajustado (al igual que con todos los demás rangos de dicha tabla) de ¢125.000 a ¢193.750, sobre el cual se debería pagar la tasa del 10% inicialmente definida.

Lo único lamentable de esta reciente reforma es que debería de haberse hecho desde hace muchos, pero muchos años, y ahora tan sólo ajusta los rangos de la tabla mencionada en aproximadamente un 10%, mientras que, si se toma en cuenta que dichos rangos no han sido variados desde hace más o menos una década, la inflación en tal período puede haber llegado a ser, en general, de un 400%. Esto es, el ajuste ahora realizado va en la dirección correcta pero, lamentablemente, se hace tan sólo en un grado insignificante, si se mide con respecto a la inflación que hemos sufrido los costarricenses durante estos años.

En todo caso, medidas como las mencionadas deberían ser emuladas en lo que se refiere a otros tributos. No sólo en la Asamblea Legislativa pende sobre nosotros el ominoso paquete tributario, el cual, entre otras características nefastas grava las bases tributarias en términos nominales y no reales, sino que, también, hay muchos otros impuestos –creo que incluso en el mismo gravamen a los ingresos– que poseen tan nociva peculiaridad.

El Ministerio de Hacienda debe ser encomiado por tan atinada decisión de corregir esta injusticia tributaria y tan sólo le instamos a que lo haga en la magnitud necesaria, de manera tal que permita compensar el daño previo que nos causó la inamovilidad de los rangos de la tabla, usados para calcular el impuesto sobre los ingresos de los costarricenses, ante la enorme inflación que venimos sufriendo desde 1974.

Elisa
14/03/2012, 16:05
1987-10-15-EL CONTROL DE LOS ALQUILERES

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EL CONTROL DE LOS ALQUILERES

La Nación, 15 de octubre de 1987.

Quienes creemos que las ideas tienen consecuencias, vemos con sumo interés el reciente debate legislativo en torno a la reforma de la ley de inquilinato. El debate es predeciblemente emotivo, cargado de valoraciones altamente subjetivas y en ocasiones fundamentado no en el razonamiento lógico, sino en meras apreciaciones acerca de lo que alguien puede considerar como deseable para los demás.


Por ello considero que puede ser de utilidad que medite acerca de aspectos relacionados con las políticas de fijación de alquileres, tales como los que se encuentran en nuestra ley de inquilinato, que, aunque bien intencionados, pueden, por el contrario, dar lugar a graves daños al bienestar de quienes se pretende proteger con esa legislación.
Debido al espacio naturalmente limitado que posee una columna periodística debo restringir mi exposición a cubrir algunos asuntos fundamentales que están en juego y, si alguien deseara un mayor detalle, podría acudir a la lectura de mi libro Inflación y Control de Precios, publicado en 1984, el cual contiene una sección específica y más amplia que trata acerca del tema de los controles de alquileres.

El asunto tema fundamental es si la política de fijación de los alquileres conduce a un incremento en la producción de viviendas y edificaciones para los inquilinos. Existe mucha evidencia ̶ cosa no estudiada a plenitud en Costa Rica ̶ de que la política de fijar topes a los alquileres, conduce en el largo plazo a un descenso en la oferta de construcción para tales propósitos y a corto plazo a un deterioro de las viviendas ya construidas. En ambos casos se perjudica a los inquilinos que se pretendió proteger con esa legislación, quienes entonces encontrarán a su disposición una menor cantidad de lugares para alquilar.

Debe tenerse presente que la decisión de una persona de invertir en una edificación para alquilar, es sopesada, en última instancia, con otras posibilidades de inversión que ella tenga y si, por una política de regulación de alquileres, se disminuye la rentabilidad del proyecto para ser alquilado, desviará sus recursos hacia otras actividades que le den un mayor rendimiento comparativo, afectando con esta decisión el monto que se invierte en viviendas e instalaciones de alquiler.

Para las construcciones o casas ya edificadas, la existencia de una política de control de alquileres hace que el dueño tienda a depreciarla aceleradamente; esto es, que no le dé el mantenimiento necesario, que no dedique sus recursos a conservar la propiedad, de manera tal que, ante los ingresos fijados por la política de control de alquileres, pueda reducir sus gasto, en especial de aquellos destinados a mantener al activo en buen estado físico, el cual ya se ha desvalorizado desde el punto de vista económico debido a la decisión de controlar sus réditos. Este deterioro no sólo afecta a la vivienda de alquiler controlado, sino que también daña a aquéllas que son propiedad de sus habitantes, puesto que se ubican en barriadas o vecindarios que son derruidos como resultado de esa política errónea.

El segundo tema de importancia es si es cierto que los inquilinos son los pobres y que los dueños son los de altos ingresos, Esto es bastante discutible. He conocido dos estudios ̶ para dos ciudades de los Estados Unidos, puesto que en Costa Rica no se sabe nada al respecto y quien algo asevere es mera especulación ̶ en los cuales resultado va en contra de la creencia generalizada. Es factible pensar que en nuestro medio muchas familias de ingresos medios o bajos han querido preservar sus ahorros, por la vía de la construcción de una vivienda para alquilarla y asegurar cierto nivel de ingresos en su ancianidad. Si los alquileres son fijados, estas personas verían disminuido su patrimonio, con lo cual aumentarían las penurias en los años en que no generen ingresos corrientes en un volumen lo suficientemente elevado.

En tercer lugar, las políticas de control de alquileres tienden a inmovilizar a las familias, quienes, incluso ante posibilidades de mejorar su situación económica si se trasladaran a otro lugar de trabajo y de morada, se ven frenadas de hacerlo, pues perderían el derecho de tener una vivienda de alquileres regulados y tener, alternativamente, que buscar una casa en la cual se empezaría por pagar un alquiler de mercado.

No debe olvidarse, por otra parte, que, ante los problemas de regulación de alquileres, los dueños pueden introducir medidas discriminatorias, tales como raciales, de origen étnico o de tamaño de la familia, de manera tal que con ellas consideran que se puede asegurar que sus inquilinos no le deteriorarán su casa o el vecindario.

Se podrían observar muchas otras cosas más acerca de lo equivocada que es una política de control de alquileres; sin embargo, lo importante es que si ciertamente se quiere proteger a los más desvalidos, es necesario que ellos puedan contar con casas para alquilar y si se fija un alquiler tope no habrá muchos dispuestos a invertir en ese renglón, con la consiguiente disminución de la oferta a que puedan tener acceso los relativamente más pobres.

A veces se sugiere que las casas de “interés social” permanezcan bajo el control de alquileres, en tanto que las otras viviendas no lo sean. De ser ello así, provocará que se construyan relativamente más de estas últimas y menos casas de interés social. ¿Verdad que esto resulta contrario a todas las prédicas que se dicen para asegurar un mayor bienestar para los desvalidos? ¿Verdad que esta última sugerencia más bien afecta a los pobres, quienes ahora dispondrán de menos casas para alquilar, en tanto que beneficia a los más ricos, quienes ahora encontrarán más viviendas para ellos alquilarlas? ¿Verdad que con esa política se da un divorcio entre la realidad y las buenas intenciones?

Elisa
14/03/2012, 16:05
1987-11-03-ACUERDO ACERCA DEL AJUSTE ESTRUCTURAL

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ACUERDO ACERCA DEL AJUSTE ESTRUCTURAL

La Nación, 03 de noviembre de 1987.

Me da la impresión de que es necesario que en nuestro país se dé un acuerdo entre los dos principales grupos políticos acerca del llamado cambio estructural de nuestra economía. Son varias las razones que me mueven a considerar que tal negociado se ha de dar y que, tal vez, lo sea en un plazo inferior al creído.

En primer lugar, parece que hay un convencimiento, al menos entre los economistas más destacados, de que el ajuste estructural en las líneas conocidas en nuestro medio parece ser la única forma de lograr un crecimiento sostenido de nuestra economía, amén de que la alternativa del statu quo en que vivimos, tan sólo parece asegurar un pantanoso futuro.

En segundo lugar, por más que se nos haya querido meter el cuento de que sin el paquete tributario no había acuerdo posible con el Fondo Monetario, el Banco Mundial y otra serie de agencias de semejante naturaleza, la verdad es que el primer préstamo de ajuste estructural que se le dio a Costa Rica fue incumplido en algunos casos y a medias en otros, y como esos funcionarios no son tan tonticos como algunos lo creen, ya se han dado cuenta de que en mucho se les rodó. Por lo tanto, parece que lo que sucede ahora es que esos organismos internacionales le hablan muy en serio a nuestro país; si quieren el apoyo financiero (la plata) para el ajuste estructural, pues que en verdad lo hagan y no que nada más se queden con esos fondos, como parece derivarse de la experiencia anterior.

En tercer lugar, ya ciertos altos funcionarios del gobierno han manifestado que el acuerdo de ajuste estructural en nuestra economía requiere del concurso del principal partido de oposición, si es que se desea llevar a cabo con cierto éxito de manera que, en la entente cordiale que ahora parece primar en nuestro medio político, tal paso sirve como el lógico siguiente.


Todo esto me provoca tres comentarios. Primero, que parece que el ajuste estructural en nuestra economía es evidentemente necesario e impostergable. Sobre esto creo que hay coincidencia entre los economistas del gobierno y los de la Unidad. Tal ajuste estructural va a requerir de una reducción de los aranceles proteccionistas, de la eliminación de la dispersión en las tasas de protección, de una revisión de los actuales esquemas de subsidios, de un ajuste apropiado en nuestro tipo de cambio, de una mejora sustancial a nuestro esquema financiero y, punto muy importante, de una disminución clara y notoria en el déficit del sector público.

En segundo lugar, el ajuste tiene, además de virtudes que por el momento omito, el problema de que temporalmente se provoca desempleo en aquellas actividades que anteriormente resultaban competitivas gracias al exceso de protección. La experiencia en otros países es que tal aumento temporal en la desocupación ha sido inferior a lo previsto, pero el hecho es que, y ello deriva de la propia naturaleza del reajuste estructural, éste será un serio problema que deberán enfrentan los gobernantes. (El otro es la lógica presión de los grupos que se ven afectados por las medidas que eliminan o restringen las rentas que el proteccionismo les ha brindado).

En tercer lugar –y he aquí el dilema– la diferencia fundamental entre ambos grupos de economistas parece estar en la forma de disminuir el déficit del sector público. Posiblemente por una tradición social-estatista (la cual parece pesar menos ahora), pero más que todo por un deseo de conservar un poder político derivado de la acción de los entes públicos, los economistas y, creo que principalmente, los políticos de Liberación están a favor de reducir el déficit por la vía del aumento de los impuestos; esto es, por el camino de la reducción del ingreso disponible de las familias del país, en tanto que los de la Unidad se inclinan por una disminución del gasto público, para poner en cintura al déficit gubernamental.

El tema de la negociación parece ser claro: la Unidad posiblemente brinde el apoyo al plan de reestructuración de la economía, lo cual le complace al gobierno, pero a cambio de ello exige no más impuestos y sí una reducción del gasto público. Liberación, por el contrario, empuja bajo su responsabilidad de gobernante el reajuste estructural, lo cual complace a la Unidad, pero busca usar más el mecanismo financiero de los impuestos para reducir el déficit fiscal. En síntesis; el ser o no ser radica en la forma en que se financiará el déficit gubernamental.

En todo caso, si la Unidad quiere mantener la impresión de que no es una versión diluida del social-estatismo y que la diferencia con Liberación es sustancial y no de mera palabrería abundantemente barata, deberá afianzarse en que no se aumenten los impuestos y que Liberación se vea forzada, a cambio del apoyo de la Unidad al plan de ajuste estructural, a reducir el gasto público. Parece que, en este caso, si Liberación accede y la Unidad lo quiere, se puede obtener un resultado beneficioso para el país.

Elisa
14/03/2012, 16:06
1987-11-09-CINTURONES TRIBUTARIOS

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CINTURONES TRIBUTARIOS

La Nación, 09 de noviembre de 1987.

Creo que la mayoría de los costarricenses nos hemos enterado de la reciente decisión del Ministerio de Obras Públicas de amarrarnos a los cinturones de los carros. Sin embargo, pocos saben que también se obligará a la gente a quitar de los vehículos unas canoas que nos protegen de las lluvias y que igualmente se nos forzará a instalar dos espejos retrovisores externos (casi la totalidad de los vehículos tienen uno solo de ellos), además de otras majaderías e imposiciones por el estilo. Todo esto es el resultado de la decisión de una especie de Dios Todopoderoso que ha decidido hasta cuidar por la vida de cada uno de nosotros, sin importarle cuánto nos va a acostar avituallar nuestro carro para complacer así su instinto protector.

Lo más cruel del caso es que esa obligación que el Estado impone a los ciudadanos tiene un matiz más prosaico: el fisco, nada más por los cinturones de seguridad, va a recaudar aproximadamente ¢20.000.000 en impuestos. Esto es, además de forzarnos a amarrarnos ̶ cosa que la haga quien así lo quiera ̶ tendremos que pagar impuestos por esa atadura obligatoria (y no tengo idea cuánto más por el espejito adicional).

Pero esa crueldad induce la tristeza: estoy aburrido de insistir ante ciertas autoridades políticas, tales como diputados, y ante periodistas, entre otros, para que, por lo menos, pidan que se quite la totalidad de impuestos que pesan sobre los cinturones de seguridad, a fin de aligerar en algo la carga a los contribuyentes. Todos estos políticos “igualiticos”, del mismo corte, dicen que esa es una decisión correcta, conveniente, necesaria, que “gana puntos políticamente”, etcétera, pero ninguno hace nada al respecto. Y ya el día del inicio está próximo: después del 12 de diciembre, quienes no estemos amarrados en nuestros carros, podremos ser objeto de jugosas multas: una mayor recaudación para el fisco voraz.

El tema no es lo intrascendente como lo puede parecer. Algunas personas me han aseverado que los cinturones de seguridad pueden, en algunos casos, aumentar el daño a las personas; por ejemplo, que en cierto tipo de choques la persona puede tener dificultad para liberarse del amarre, lo que puede resultar de vida o muerte en un incendio del vehículo. Yo pregunto, ¿ante tales circunstancias puede el Ministerio de Obras Públicas ser condenado por los daños que se ocasiona a las personas ante la obligación de amarrarse con el cinturón?

Pero, aún hay más. Si fuere cierto, como alegan las autoridades del MOPT, que el objetivo de obligar a las personas a amarrarse con el cinturón de seguridad es el de disminuir la gravedad de los accidente, yo pregunto: ¿reducirá el Instituto Nacional de Seguros el costo de las primas de las pólizas de seguro contra accidentes de automóvil, al bajarse el valor y gravedad de los daños?

Y aún más. Si el propósito de las autoridades del MOPT es el de reducir los daños por accidentes, para lo cual nos obligan a usar tal cinturón, pregunto: ¿existe algún estudio que demuestre que la reducción de los daños por el uso del cinturón, dado su costo, es menor que la reducción en daños que podría lograrse si se rellenaran los huecos en las calles, si se instalaran las señales apropiadas, si se fortalecieran los cuerpos de vigilancia del tránsito, entre muchas otras alternativas, y tomando en cuenta su costo?
Tengo la desagradable impresión de que, en esto de los cinturones de seguridad, lo que muy en el fondo se tiene es el deseo muy personal de algún funcionario, quien cree que ello es lo conveniente, aunque no sepa por qué es así y quien, además, se siente muy satisfecho al obligar a otros a gastar en lo que a ese funcionario le parece personalmente deseable.

Elisa
14/03/2012, 16:07
1987-11-25-INDIGNACIÓN POPULAR

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INDIGNACIÓN POPULAR

La Nación, 25 de noviembre de 1987.

Indignados, muchos costarricenses pudimos leer en la página 6 de La Nación del día miércoles 18 de noviembre, bajo el encabezado “Diputados exoneran sus autos de nuevos impuestos”, que los congresistas Erlin Valderramos, Ademar Vega y Federico Villalobos, de la Unidad; y Alfonso Estevanovich, Gilda González, Fabio Molina, Víctor Julio Román, Antonio Tacsan, Johnny Ramírez y Leonel Villalobos, de Liberación Nacional, además de otros cuyas firmas aparecen ilegibles, presentaron una moción, la cual fue acogida, por la que se exime a los diputados, así como a los diplomáticos de nuestro país que laboren en el exterior, para que, cuando quieran vender el vehículo que obtuvieron libre de gravámenes, no tengan que pagar el impuesto del 70% sobre el valor del carro, el cual está incluido en el paquete tributario que actualmente se discute en la Asamblea Legislativa.

Hay una palabra que usted y yo sabemos que califica este hecho descrito, pero, lamentablemente, por esa ley mordaza, que prima cada vez con mayor intensidad en nuestro medio, no podemos escribirla, porque de hacerlo nos meten a la cárcel, nos arruinan, nos acaban y nos quitan nuestros bienes y haberes. Me basta, y le basta al pueblo, que ella se pueda pronunciar, aunque sea en nuestros adentros, pues usted y yo, amigo lector, sabemos claramente cuál es esa palabra apropiada que califica actos como el expuesto.

Usted, amigo lector, y yo, tenemos que trabajar duro para obtener los ingresos que nos permitan comprar un carro, que nos sirva para laborar o para el merecido disfrute personal. Usted y yo, amigo lector, tenemos que pagar elevados impuestos de importación al comprar un carro. Los diputados y los diplomáticos nuestros en el exterior no tienen que pagar todos los impuestos, que usted y yo sí tenemos que pagar. Ahora, con el paquete tributario, se busca que, cuando esos diputados y esos diplomáticos vendan a otras personas, el carro que adquirieron exento de impuestos, también estén sujetos a un gravamen del 70% sobre el valor de ese vehículo, el cual es muy, pero muy, inferior a lo que usted y yo, amigo lector, tenemos que pagar en impuestos por nuestro carro.

Se considera que con este impuesto, se evita en algo el negocio que significa vender libre de impuestos el carro, que se le exonera al funcionario o diputado, cuya liberación inicial se le da, supuestamente, como una retribución a su labor, pero no como un medio para hacer un negocito que le dé grandes ganancias por su condición de privilegio. Esto es, dicha exoneración no es para comerciar el vehículo, sino para que ese individuo lo disfrute personalmente. Esta exención a mí no me gusta, como tampoco a muchos costarricenses. Ella es lamentable, pero ya está entre los privilegios que la legislación les da a algunos costarricenses y no a todos los ciudadanos de la república.
Supongo que a usted, amigo lector, tal como a mí me sucede, le hierve la sangre cuando se da cuenta de la forma en que, en el nuevo paquete tributario, se ha tratado todo este asunto de los impuestos a los vehículos. Ante la exoneración que disfrutan los diputados ̶ de paso sería muy útil que a los ciudadanos se nos diera a conocer la lista de las marcas y de los tipos de vehículos que ellos han comprado amparados al privilegio ̶ cuando en el paquete tributario inicial se propuso el pago de impuestos al ruedo, de manera tal que los vehículos más valiosos paguen mayor gravamen, se presentó el primer acto de eso que usted y yo sabemos como se llama, pero que no podemos escribirlo: se redujo sustancialmente el impuesto a los carros de lujo ̶ que recae sobre esos que los diputados y diplomáticos generalmente traen al país, amparados a las leyes de privilegio ̶ de manera tal que, ahora, en el actual paquete que se discute en la Asamblea Legislativa los carros de los pobres aparecen pagando proporcionalmente más que los de lujo.

Ahora, viene la segunda parte de eso que usted y yo sabemos como se le llama, pero que no podemos escribirlo: para facilitar el negocio de vender esos carros exonerados de los diputados y diplomáticos, a otros quienes no tienen nada que ver con la función de diputado o diplomático, los congresistas mencionados al inicio de este artículo, piden que se elimine el impuesto a la transacción de sus carros de privilegio.

En mi opinión estos actos de los diputados son una excitación para que los ciudadanos y, en especial, los jóvenes de nuestro país, valoren a la Asamblea Legislativa en el nivel más bajo, que es el más merecido; estos actos de esos diputados son un estímulo para que el pueblo mire cómo esos señores no piensan en el interés nacional, sino en los suyos propios; estas actuaciones de los diputados son una muestra clara de la mediocridad que campea en quienes legislan en nuestro país; estos hechos llevados a cabo por ciertos diputados, nos dicen diafánamente que están dispuestos a sujetarnos a más y más impuestos, en tanto que ellos, como príncipes, como dioses, como privilegiados, por encima de los ciudadanos comunes y corrientes, si están exentos de los nuevos tributos. Usted y yo sabemos cómo se llama a todo esto, pero no podemos escribirlo.

Yo le pido un favor a todos mis lectores, quienes en tantas ocasiones me estimulan para que escriba. Creo que lo que está sucediendo en la Asamblea Legislativa debe ser impedido a toda costa. No se debe permitir que la función legislativa se convierta en un mercado de privilegio para los mismos quienes allí legislan. Es hora de poner coto a tanta gollería. Si usted comparte mi angustia, mi desazón y mi preocupación; si usted considera que todos estos actos corroen la fibra moral de la nación; si usted piensa que, al igual que con Batista en Cuba, todas esas actuaciones de ciertos diputados ocasionan que la juventud se forme una concepción de la democracia, que no es la que ciertamente le adorna y que, en cierto tiempo, ello puede dar lugar a que crean que tan sólo por la violencia se pueden erradicar estos males del privilegio; repito, si usted, amigo lector, comparte lo que hoy he escrito, por favor, llame sobre esto a la Asamblea Legislativa, envíe un telegrama a algún diputado, escriba una carta manifestando su indignación ante estos hechos impropios, incorrectos y… la palabra que usted y yo sabemos que califica estos actos bochornosos de algunos diputados de la Asamblea Legislativa.

Si les manifestamos nuestra indignación, puede ser que se detenga esta marea que nos inunda. Si no lo hacemos, les estaremos indicando a esos diputados que el camino está abierto para que ellos puedan proseguir legislando en su propio beneficio y peculio. De nuestros actos, en estos momentos, amigo lector, puede depender el futuro de la vigencia de la moral en nuestro país.

Elisa
14/03/2012, 16:08
1987-12-01-OBLIGATORIEDAD CON IMPUESTOS

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OBLIGATORIEDAD CON IMPUESTOS

La Nación, 01 de diciembre de 1987.

Una vez más nuestro burócrata omniprotector ha señalado que definitivamente los costarricenses tendremos que poner en todos nuestros carros un espejo lateral, adicional al que ya tenemos en nuestro vehículo. Con esto enfatiza que lo único que paternalmente le interesa es asegurar benévolamente nuestra seguridad personal.

Lo que el protector no le ha dicho a los costarricenses es cuánto vamos a pagar de impuestos, al tener que comprar obligatoriamente un espejo retrovisor adicional, aún cuando ya se tenga uno panorámico en el centro del carro. Resulta que un espejo lateral paga 5% de impuesto a la importación, además de un 3% por la Ley No. 6966; también paga un 20% de impuesto al consumo y, finalmente, un 10% de gravamen sobre las ventas.

Si se parte de que un espejo tiene un valor de importación de, aproximadamente, ¢300 y se vende al consumidor en ¢620, pagará un total de impuestos por cada espejo de ¢149. Esto es, más de un 20% del precio del espejo, que como comprador usted va a pagar, termina en las arcas del Estado. ¿Verdad que el negocio para el fisco hambriento se vislumbra redondo? Si se parte de que unos 67.500 carros actualmente no tienen el segundo espejo retrovisor ̶ el que según el burócrata se debe colocar a la derecha de su vehículo ̶ al obligársenos a usarlo va a recaudar la friolera de, aproximadamente, 10 millones de colones en impuestos.

No sé si la intención de los nuevos jerarcas es obligar a los costarricenses a que consumamos ciertas cosas que le aseguren recursos al Estado. Puede resultar un gran negocio para cada entidad gubernamental hacer este jueguito de obligar a los costarricenses a consumir algo: para cumplir con ello tendremos que pagar impuestos, los cuales serán trasladados, como premio, a la ingeniosidad ministerial, a esa dependencia para que pueda ella gastar en sus proyectos preferidos durante estos años de encinturonada austeridad.

El afán protector paternalista, por el cual se nos quita de encima esa obligación de ser ciudadanos responsables de tomar nuestras propias decisiones, puede conducir a caminos muy tortuosos. Imaginémonos, por ejemplo, que, con el fin de “protegernos” del Sida, el Ministro del ramo decide, por aquello de la moda, que todo los costarricenses ̶ supongo que sólo quienes hayan pasado la pubertad ̶ deberían de usar cinturones de castidad ̶ no me pregunten cómo haría para controlar si lo usamos o no. Estos cinturones, por supuesto, están gravados con impuestos a la importación, los de la ley 6966, los de consumo y los de ventas, bajo el supuesto de que también no tiene que pagar una sobretasa.

¡Cuánto no recaudará el fisco si se nos obliga a todos a usar cinturones de castidad; se “protege” a los costarricenses; se reducen los costos de las pólizas de vida y se tranquiliza la conciencia del todopoderoso y omnipresente protector de la salud nacional! Ahora bien, esto de coaccionarnos al uso de los cinturones de castidad es tan sólo una primera idea. Por ejemplo, también se podría forzar a los costarricenses a que llevemos una obligatoria “dieta balanceada” para protegernos de los daños del infarto y de otras enfermedades. Así se nos protege, se nos cuida, se reducen los costos al Seguro Social, andamos todos más esbeltos, aunque tal vez menos contentos: vaya usted a saberlo. Y el fisco se aprovecha para poner impuestos a esa dieta balanceada. El amigo lector puede sugerir muchos otros ejemplos, pero sin duda que todos ellos contribuyen a mostrar el absurdo en que ese burócrata paternalista se ha metido.

Es muy probable que el actual Ministro de Hacienda tenga contados su días de funcionario público, si no se pone a tono con esta moda de obligar a los costarricenses a consumir cosas cargadas de impuestos. Su falta de imaginación puede poner en entredicho cualquier intento de balancear su desaforado presupuesto. Su pecado puede haber sido no darse cuenta de que, si se lanza un decreto ̶ semejante al de los cinturones de seguridad y al del espejito del otro lado del carro ̶ podría llenar sus arcas con los impuestos que obligadamente tendríamos que pagar. Y si el amigo lector posee un carro y quiere aún sufrir más, pues le recuerdo que tiene que pagar más o menos ¢500 por la instalación de cada espejito en el taller de su preferencia. ¡Que viva la obligatoriedad con impuestos!

Elisa
14/03/2012, 16:09
1987-12-27-SUPERVISIÓN FINANCIERA

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SUPERVISIÓN FINANCIERA

La Nación, 27 de diciembre de 1987. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 60-62.

Cada vez que se presenta la quiebra de una entidad financiera, se deja escuchar una serie de clamores para que ellas sean objeto de regulación gubernamental. Como tales pedidos parecen abundar en nuestro medio, tal vez algunas consideraciones pueden servir para atemperar ciertas peticiones que a veces se escuchan, a la vez que se brinda una perspectiva apropiada para la regulación, de manera tal que no se regrese a las prácticas primitivas de socialización total del crédito en nuestro medio, con las nefastas consecuencias que ello ha tenido en nuestro país.

En primer lugar, es muy importante indicar que no todas las entidades financieras tienen serios problemas para hacer frente a sus obligaciones con los depositantes. Si bien es cierto que las recientes políticas de astringencia de la liquidez tomadas por el Banco Central, a petición del Ministerio de Hacienda, han provocado que la situación de muchas de estas entidades sea difícil, de ninguna manera su situación es crítica y menos aún que estén a las puertas de quiebras masivas. Es de esperar que tales financieras logren capear el temporal de la restricción monetaria.

En segundo lugar, en nuestro medio muchas financieras son objeto de control por parte de la Auditoria General de Bancos y si eso sirve de consuelo a los depositantes en ellas, de alguna manera las obligaciones de esos organismos y las capacidades de hacerles frente ya son objeto de cierto control gubernamental, por intermedio de esa dependencia del Banco Central.

En tercer lugar, los problemas que se han presentado recientemente se refieren a financieras que no están reguladas por la Auditoría General de Bancos, lo cual parece indicar que, de alguna manera, se confía en que este tipo de control puede evitar el tipo de acontecimientos como el sucedido.

A partir de lo anterior, me permito plantear algunas sugerencias que podrían, sin violentar la libertad de elección de las personas, brindar un poco de confianza en el delicado mercado financiero nacional.

Primeramente, que todas aquellas entidades que captan recursos financieros de parte del público y que prestan al menos un 50% de ellos a terceros, estén sometidas a la regulación de la Auditoría General de Bancos.

Segundo, que todas aquellas entidades que públicamente soliciten fondos prestables de parte del público y que no califiquen en lo del 50% arriba mencionado, deben hacer saber explícitamente en la publicidad que efectúan para captar tales recursos, que no están sujetas al control de la Auditoría General de Bancos. Además, deben hacer saber, por escrito en los documentos que respondan por los dineros que les presta el público, en un tamaño de letra tal que no pase inadvertida, que no están sujetas a la regulación de la Auditoría General de Bancos.

Tercero, es de suma importancia que las entidades financieras del paìs se avoquen de inmediato a la creación de un sistema de aseguramiento de los depósitos de sus clientes, similar al “Federal Deposit Insurance Corporation” (FDIC) de los Estados Unidos, por el cual se les asegura a las personas la devolución de sus depósitos, hasta un cierto monto, en caso de quiebra o insolvencia de las empresas financieras a las cuales se le entregaron los fondos y que integran este sistema de aseguramiento.

Creo que de esta manera se les da libertad a las personas para colocar sus fondos en la entidad financiera que les dé la gana y no sólo en aquellas que formen parte de un cartel u oligopolio regulado por el Estado. Al mismo tiempo, al ciudadano se le brinda la información adecuada para saber en qué cantidad está depositando sus recursos financieros bajo su entera responsabilidad. Esto es, si por ejemplo, una persona está dispuesta a asumir un riesgo elevado al colocar sus fondos en una empresa financiera no regulada por la Auditoría General de Bancos, hecho del cual se la ha informado plenamente, a cambio de un mayor rendimiento o interés por sus recursos, en comparación con el que podría obtener en entidades financieras reguladas, si después no obtiene la devolución de su fondos, pues que él asuma la plena responsabilidad por la decisión informada que tomó.

También, este sistema de controlar tan sólo a las entidades financieras que presten a terceros más de un 50% de los recursos obtenidos en préstamo, le permite a la Auditoría General de Bancos llevar el control requerido, puesto que, pretender regular a todas ellas en la práctica, haría imposible de cumplir la tarea encomendada a dicho organismo regulador.

Elisa
14/03/2012, 16:10
1988-01-04-TRIBULACIÓN DIRECTA

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TRIBULACIÓN DIRECTA

La Nación, 04 de enero de 1988.

Estoy totalmente seguro que el lector ha escuchado, en los últimos años, a diestra y siniestra, que esta vez sí se van a mejorar los sistemas de recaudación de impuestos. Y tengo la esperanza de que el lector consciente escuchó la voz de un alto funcionario de este gobierno, en medio de las discusiones del desagraciado paquete tributario, diciéndonos que los sistemas de recolección de impuestos se han mejorado de manera notoria y que seguiría en esos esfuerzos, si se aprobara el mentado paquete del momento. Todas estas cosas forman un amargo bagaje en la recolección que los costarricenses hacemos de las palabras de los políticos de oportunidad.

A veces se asevera, como explicación por el sadismo que a veces demuestran ciertos caracteres, que los “ticos dejan todo para el final” y que, por ello no debe posponerse el término obligatorio para el pago de los tributos. Esa frase, dicha así, fuera de todo contexto, tiene la virtud de calzar correctamente dentro de la filosofía del gobierno plástico, el de los “slogans” cansones, pero más vacíos que el bolsillo de quienes debemos pagar los montones de impuestos que se nos obliga a tributar en diciembre.

Ciertamente no sólo los ticos lo hacen así; es propio de la naturaleza humana ̶ por algo existe el tipo de interés– posponer los pagos; pero lo que muchas veces sucede es que gran cantidad de ticos no reciben garantizado el sueldo gubernamental en cada quincena, gracias a los dineros de todos los ciudadanos, sino que, en muchas ocasiones, no pueden pagar sino hasta después de la primera quincena de diciembre. Lo que sucede es que nuestro burócrata sí puede pagarlos ̶ si es que lo hace ̶ puesto que con mucha comodidad le entra seguro el flujito de dineros públicos para poder cumplir con sus obligaciones tributarias. Si esto suena a envidia, pues, bien lo puede ser: ¡imagínese, que se nos remunere por no hacer casi nada y poder tener hasta la certeza de que no ha faltar la plata hasta para pagar los impuestos! Pero, la vida es de más riesgo e incertidumbre…

¿Qué sucedería en nuestro país si a los gobernantes se les despidiera por no cumplir eficientemente con sus obligaciones? Ello es común en la empresa privada, pero, en los cielos del “sacrificio por la Patria”, no es así. ¡Imagínese que si un señor funcionario –porque hay que decirles así– nos promete que hará tal o cual cosa y con el paso del tiempo nos damos cuenta de que ha incumplido, lo satisfactorio que sería para nosotros dejar que otra persona tenga la oportunidad de cumplir con esa tarea encomendada!
El caso reciente del pago de los impuestos es un monumento a la ineficiencia. Si Ud. paga como persona física, no es sino hasta después de haber hecho una larga fila y que llega frente a un pobre funcionario –quien no sabe que cara poner por la vergüenza que le da el desorden en que lo han hundido sus superiores– cuando él le pregunta si ¿hizo antes la otra fila para averiguar si estaba en el padrón? Al responderle uno que, ¿cuál padrón?, le replica: vaya haga primero esa otra fila y cuando averigüe si aparece en el padrón, vuelva a hacer esta otra. Para ese empleado el tiempo de uno no vale. ¿Será que el ocio que caracteriza la vida de ciertos burócratas se considera patrimonio de todos los costarricenses?

Al fin uno aparece en el padrón; regresa de nuevo ante el funcionario, quien le confecciona la boleta para que vaya a la caja del Banco y se enfrente a otra de las extra-largas filas que caracterizan a nuestras instituciones bancarias. En fin, perdida toda una mañana en pagar impuestos que se usarán para pagar los sueldos de esos funcionarios. ¡Piensen en el lío que se le armó a una pobre señora, cuya hermana viajó fuera del país y no le dejo la cédula, cuando vino a pagar los impuestos de ésta y cuyo nombre ahora no vale de nada para poder pagarlos!

Y si le toca pagar impuestos de sociedades… Lo primero es que se llega con la confianza de que en este año se pagará igual que en el anterior. Después de larga fila, se arriba a una ventanilla y dice el nombre de la empresa cuyos impuestos desea cancelar. Con una cara de preocupación, pues ya saben lo que nos va a pasar un amable empleado nos dice: ¿cuál es el número de cédula jurídica? Son doce dígitos que ni por la mente nos han pasado; pero esa es la gran nueva decisión de eficiencia gubernamental: ahora los nombres de las sociedades no valen; sólo su número sirve y eso tenía uno que saberlo y adivinarlo antes de llegar a pagar.

Vuelta al día siguiente con el número de la sociedad; otra larga fila para pagar ̶ ¡ese deseo irrefrenable de pagar!– y tan sólo aparece el timbre de cultura, con lo cual se nos da un papelito para que vayamos al Ministerio de Hacienda, para que allí se nos aclare el misterio de por qué no aparece el entero del pago de impuestos de la renta. Tres horas después, tras largas filas que alientan la esperanza de que los furores de los camellos allí presentes no sean sólo estertores temporales, aparece no sólo el entero de renta, sino también varios otros viejos del timbre de cultura –con toda y multa– que uno accede a pagar sin discutir con tal de no tener que volver –hasta dentro de un año– a ver el rostro de aquel compungido funcionario, quien ante nuestras quejas, con honestidad, nos dice: “Señor, es el sistema; es cierto, no somos las personas”.

Y tan sencillo si al jefe de la burocracia se le hubiera ocurrido que la mejor manera de recoger la plata de los impuestos, es que, cuando el ciudadano entrega su declaración, también traiga el cheque del pago. Claro, esta solución no es posible por ser muy sencilla e ir contra los principios del poder concentrado que tanto ama el burócrata. Y me rehúso a hablar del impuesto a los vehículos… hágalo usted, si así lo desea. Francamente estas barbaridades se acabarán en el momento en que se forme un grupo de presión, integrado por quienes pagamos impuestos, que ponga coto a tales desmanes: sólo así parece que se entienden las razones en nuestro medio. Parte de la tragedia está en que, como me lo dijo una señora en una cansada fila: en vez de Tributación Directa, lo que tenemos es una Tribulación Directa.

Elisa
14/03/2012, 16:11
1988-01-13-PROMETO NO MÁS IMPUESTOS

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PROMETO NO MÁS IMPUESTOS

La Nación, 13 de enero de 1988.

Aún debe resonar en el oído de los costarricenses la muy reciente promesa del Presidente Arias de que en 1988 su administración no aprobaría más impuestos. En ello fue secundado por el coro de siempre, el cual, presto, anunció al país que las necesidades fiscales estaban subsanadas con el paquete tributario aprobado a finales de noviembre de 1987 y que, por lo tanto, no eran necesarios nuevos gravámenes. Bueno, como dice el pueblo: “del ahogado, el sombrero…”

Pero el cadáver de la economía privada aún no se había enfriado –fallecido por el batacazo de los impuestos aprobados en noviembre ̶ cuando, haciendo burla de la palabra empeñada, el gobierno decide enviar a sesiones extraordinarias y en primer lugar de la agenda, un nuevo paquete tributario disfrazado esta vez con el pomposo nombre ̶ plasticidad tan usual en este gobierno ̶ de Reforma Tributaria Integral, pero encierra características que es bueno e importante que los costarricenses las vayan conociendo, pues dejan entrever el extremo al que los creadores de impuestos nos quieren llevar.

Para engañar a los costarricenses, el proyecto de ley tiene un “caramelo”, el cual sin duda alguna va estimular el apoyo de un grupo de bastante influencia en el país, a fin de que la actual legislación sobre el gravamen a la renta sea reformada. Me refiero a la propuesta de reducir la tasa máxima del impuesto de un 50% a un 35%. Debo decir que ello es enteramente necesario, profundamente justificado, pues ciertamente es indispensable que se reduzcan tasas impositivas tan altas que constituyen un freno al ahorro, al esfuerzo y al riesgo con que se deben asumir las decisiones económicas. Esta propuesta, de corte enteramente liberal, la veo con suma complacencia y oportunidad.
Hasta aquí el nuevo paquete me parece bueno, pero, lamentablemente, lo que nuestras autoridades gubernamentales hacen con la mano, lo borran con el codo. Al mismo tiempo que reducen los impuestos a las empresas que tienen utilidades elevadas, los suben para aquellas que tienen pocas ganancias; esto es, se incrementa los gravámenes para las empresas pequeñas, las cuales, al menos en sus inicios, suelen tener pocas utilidades en montos absolutos. El nuevo impuesto que se propone eleva en un 50% al actual gravamen a las empresas pequeñas, el cual se incrementa de un 10 a un 15%.

Ciertamente no entiendo lo que pasa por las mentes de los diputados proponentes del proyecto de marras, puesto que no sólo las empresas pequeñas suelen ser la fuente de mayor crecimiento en las economías dinámicas, sino que, también, son el nutriente principal de ingresos a familias que se clasifican como de ingresos medios y bajos: muchas de estas empresas pequeñas no son sino sociedades familiares, que luego evolucionan hasta alcanzar las características de las modernas empresas de sociedades anónimas.
Si existe el despropósito gubernamental de concentrar aún más la riqueza en Costa Rica –de lo cual ya hay cifras que están en circulación en el medio y problema en donde lo único que se le ha ocurrido a los gobernantes es gesticular sobre él, sin proponer soluciones concretas, como lo ha sido lo usual en este reinado– pues bien, que así se nos lo haga saber a los costarricenses, pero que no se nos pretenda engañar que con esta “ reforma integral” se va a favorecer a los grupos relativamente más pobres de nuestro país, como fue el cuento que los diputados liberacionistas emplearon para lograr aprobar el anterior paquete tributario.

Para que el lector se dé cuenta del extremo a que se quiere conducir el sistema tributario de nuestro país, mientras que, ahora, en cuanto mayor sea el número de hijos que hay en un hogar, mayor es la deducción permitida, con el nuevo paquete tributario las familias pagarán el impuesto sobre su salario en el mismo monto, cualquiera que sea el número de sus hijos. Parece que en las mentes de los diputados proponentes –averigüe usted quienes son ellos, para que no sea sorprendido una vez más– no cabe aquel elemento esencial de los modernos sistemas tributarios sobre el ingreso, cual es que se tomen en cuenta las distintas cargas de mantenimiento, a la hora de imponer a las familias la carga tributaria correspondiente.

Si no están satisfechos con el corte elitista con que se quiere adornar a nuestro sistema tributario, permítanme decirles que en este paquete se propone un nuevo impuesto mínimo para todas las personas jurídicas –esto es, en esencia para cualquier empresa– por el que deberán pagar anualmente por lo menos doce mil colones. Esto es, al imponerse este impuesto mínimo de doce mil colones a una empresa, si tiene utilidades anuales de 25 mil colones, tendrá que pagar un 48% de impuestos; si su empresa tiene utilidades de cincuenta mil colones anuales, pagará un 24%; en cambio, si tiene ganancias de 80 mil colones, pagará doce mil en impuestos. En síntesis, el gravámen es regresivo en los niveles más bajos de ingresos.

Lo que esto nos demuestra, es que las autoridades gubernamentales tienen una visión muy particular de lo que es ser relativamente pobre en nuestra economía. Con estas medidas demuestran en toda su crudeza lo que entienden por esa palabrería barata de “democratización de la economía”; pues parece ser que pretenden tener en nuestro país a muchos pobres, pero iguales, pero con pocos ricos, aunque también iguales.

Si el costarricense continúa dejando que le pongan más y más impuestos, si no se atreve a hacer algo concreto para evitarlo, como presionar a los políticos, quienes en última instancia son los que deciden cuánto tiene usted que pagar en impuestos para mantenerse ellos y sus obras o bien abstenerse de pagar los gravámenes –en la Historia esto ha tenido un profundo éxito– o proponer candidatos a la Asamblea Legislativa, quienes, por escrito y antes de ser electos, presenten a los electores proyectos de ley por los cuales se rebajan los impuestos. Tal vez no será sino hasta en ese entonces, cuando los polìticos promotores de los impuestos se den cuenta que un pueblo, al que se pretende cargar de impuestos, es capaz de sublevarse ante la opresión que ellos entrañan; si, por el contrario, los hombres libres no actuamos libremente, entonces, puede ser que esos mismos políticos lleguen a creer que ese pueblo puede ser sometido al estado de siervos de la gleba y que, impunemente, les es fácil continuar disfrutando de lo que esos modernos esclavos producen para el bienestar de las nuevas castas expoliadoras de los frutos del esfuerzo humano. La alternativa por escoger se nos presenta muy clara: de todos nosotros depende cuál ha de ser nuestra elección y, por ende, nuestro futuro.

Elisa
14/03/2012, 16:12
1988-01-27-ASOCIACIÓN NACIONAL DE CONTRIBUYENTES

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ASOCIACIÓN NACIONAL DE CONTRIBUYENTES

La Nación, 27 de enero de 1988.

Evidentemente que el trabajo doctoral de don Oscar Arias sobre los grupos de presión en Costa Rica, unido a recientes acontecimientos sucedidos en nuestro país, deben servir de inspiración para que los ciudadanos aprendan cómo defender sus derechos y sus haberes.

Se puede observar cómo, a través de los años, los gobiernos social-estatistas negocian sus asuntos casi exclusivamente con los grupos organizados del país; esto es, cuando se dan políticas gubernamentales que afectan a algún grupo particular o concreto, negocian, precisa y únicamente, con esas organizaciones o asociaciones molestas. En esto la experiencia de don Oscar Arias es muy amplia y él lo analiza extensamente y con propiedad en su libro Grupos de Presión en Costa Rica. Pero tal vez mucha mayor es la experiencia de los costarricenses en estos asuntos y, si no la tienen, pues veamos algunos casos recientes.

Los oreros lograron una compensación del Estado costarricense por el desalojo de que fueron objeto en el Parque Nacional de Corcovado, gracias a que se organizaron en un grupo de presión que mantuvo en vilo a la ciudadanía que circulaba por el Parque Central, el Parque Nacional, la Asamblea Legislativa o la Catedral de San José. La organización y la presión funcionaron.

Los taxistas lograron que se les adecuara el pago del impuesto al ruedo ̶ cosa que ni usted ni yo solos podemos hacer ̶ y que se les exonerara del impuesto por la transacción del vehículo exonerado ̶ igualitico que los diputados, sí señores ̶ gracias a que están organizados y se apropiaron de una parte de la ciudad de San José, a vista y paciencia de quienes aseguraron hacer respetar la Constitución, la cual garantiza el libre movimiento de la ciudadanía en el país. (Conozco el caso de una persona quien por dos días casi no pudo salir de su casa a comprar la comedera, pues le era imposible movilizarse, debido a la toma del Ministerio de Hacienda que hicieron los taxistas). En todo caso, la organización y la presión les funcionaron a los taxistas.

Cuando escribo esto los costarricenses estamos sin carne, puesto que un grupo amplio de ganaderos insiste, entre otras cosas, en que se les garantice el crédito suficiente y subsidiado, preferiblemente, y que se les readecúen sin problemas las deudas que tienen con los bancos estatales. Estoy seguro de que tendrán éxito en su paro, pues el gobierno siempre accede ante quien se le planta. Los lectores verán cómo la organización y la presión traerán el éxito para los ganaderos.

Si ya los costarricenses hemos sobrepasado el límite en el pago de impuestos ̶ ¿se acuerdan cuando don Luis Alberto Monge, al poner una fuerte carga de gravámenes al país, dijo que con el paquete de ese entonces los costarricenses llegaban al límite de su carga tributaria? ̶ no les queda otro camino, a fin de poner un freno efectivo a los políticos, que organizarse y ejercer la presión que de ello se deriva. Yo propongo que esa organización se llame la Asociación Nacional de Contribuyentes (A. N. C.). Y con toda honestidad les digo que no soy yo quien quiere crearla, pues no sólo no tengo los recursos financieros para hacerlo, sino que tampoco soy un experto en gestar organizaciones, cuando sé que hay personas muy capacitadas en ello. En todo acaso, sin duda alguna, se debe colaborar con quién o quiénes decidan llevar a cabo esta tarea de organización tan importante y necesaria.

Hay varios aspectos que esa organización debe tener muy presente. En primer lugar, no debe convertirse en vocero de un grupo concreto de contribuyentes, el cual pretenda una reducción de sus impuestos a cambio de que se les aumente a otras personas o grupos. El éxito que en los Estados Unidos tuvieron Howard Jarvis y Paul Gann en 1978, cuando lograron que la ciudadanía de California votara una fuerte reducción en los impuestos a la propiedad, se debe a que no se ligó tal reducción de los gravámenes con un aumento en los tributos a otras personas, Simplemente se disminuyeron los gravámenes y que la burocracia estatal, para compensar las pérdidas en sus ingresos, mejorara la eficiencia con que se trabajaba o bien que se redujera el gasto público.

En segundo lugar, es muy importante que la Asociación siempre esté bien informada. Actualmente es bien poco lo que saben los ciudadanos y el mismo Estado acerca de la Finanzas Públicas. Las estadísticas fiscales del Ministerio de Hacienda andan bien atrasadas y hasta una publicación anual que anteriormente se llevaba allí, en la cual se detallaba la información relevante sobre el pago del impuesto a la renta, se dejó de publicar hace cierto tiempo.

En tercer lugar, la Asociación deberá estar muy vigilante de lo que sucede en la Asamblea Legislativa. De esta manera no sólo se puede hacer una labor de cabildeo permanente, para evitar aumentos en los gravámenes cada vez que se le ocurra así hacerlo a cualquier diputado y que muchas veces se hace de manera disfrazada dentro de alguna buena ley, sino que, también, se pueden evitar barbaridades ̶ por así llamarla ̶ como lo es la reciente exoneración que los propios diputados se otorgaron, al mismo tiempo que se ponían fuertes impuestos a todos los demás costarricenses.

En cuarto lugar, muchas veces ciudadanos específicos no pelean contra el aumento en los impuestos, porque temen alguna acción del Estado contra ellos; ya sea porque la deben o porque la escamotean o por cualquier otra razón, ante lo cual deciden actuar de manera sumamente pasiva. Al crearse esta Asociación, surge una entidad con personería tal que pueda actuar con menor temor y, por lo tanto, estará en mayor capacidad de introducir los cambios que se consideren deseables en los asuntos tributarios.
Al observar cómo la organización y la presión parecen ser las únicas armas con las cuales el costarricense puede detener el abuso de los gobernantes, no me queda más alternativa que pedir a la ciudadanía que colabore, de cualquier forma posible, para que vea la luz la Asociación Nacional de Contribuyentes.

Elisa
14/03/2012, 16:12
1988-02-13-NO ACEPTO LA DIPUTACIÓN

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NO ACEPTO LA DIPUTACIÓN

La Nación, 13 de febrero de 1988.

Por supuesto que nadie me la está ofreciendo ni estoy buscando ninguna diputación dentro del Partido Unidad. Pero, si así lo fuera, menos la aceptaría cuando, a cambio de ostentar el presuntamente honroso cargo de legislador por dicho Partido, se me exige que acepte ciegamente lo que una mayoría del 66 por ciento de su comité político decide que haga como diputado.

Me parece absurda esa decisión tomada recientemente por la asamblea plenaria del Partido Unidad, por varias razones. Primeramente, porque la Unidad debe ser un partido diferente de lo que es Liberación Nacional. Si no hay distinción entre ellos, el elector terminará distanciándose de ambos, aunque sea tan sólo para mantener tranquila su alma. Liberación Nacional, entre muchas equivocaciones cometidas, en ocasiones ha exigido a sus diputados que asuman una llamada línea de partido; esto es, que ellos dejen de lado su conciencia –aunque, una vez plegados, nos digan que eso no es así– y voten según lo que unos miembros de ese grupo político han decidido que hay que hacer. A diferencia de la Unidad –el número de los tontos es infinito– en Liberación Nacional no está escrito ese imperativo a la sumisión; pero el hecho es que en diversas ocasiones ello a sido así y eso a muchos costarricenses les ha provocado tal disgusto, que por tal razón prefieren a un partido político en el cual los diputados votan de acuerdo con sus convicciones y no según sea el ucase de los ayatolas de turno.

En segundo lugar, resulta absurdo que en nuestro sistema político, en el cual el diputado supuestamente representa al pueblo en el Congreso, se vea maniatado a lo que piensa el partido o, para ser más preciso, lo que juzgan conveniente algunos miembros de su partido. Tengo la impresión de que esta decisión, tomada bajo una falsa ilusión totalitaria, es contraria a nuestra Constitución, la cual señala que la responsabilidad de los diputados es únicamente ante sí mismos y ante sus electores. Es por ello que sorprenden las declaraciones al respecto de don German Serrano Pinto, quien dijo que esa medida restrictiva para obligar a los diputados a votar según lo define un comité de su partido, se justifica porque los congresistas son elegidos por el partido y por el pueblo. Pasma su afirmación, porque el partido es un simple medio o mecanismo electoral para presentar listas, entre otras cosas, de nombres de candidatos a diputados sobre los cuales votan los electores. En última instancia el congresista es electo por el pueblo y por nadie más y es a él a quien se debe. Una de las diferencias esenciales que hay entre los regímenes totalitarios de partido, ya sea del tipo sandinista o de la mutación priista y las democracias, como la nuestra, está en que, mientras en la últimas, el diputado es el representante del pueblo, en las primeras se identifica al pueblo con el partido, error que, después de todo, comete también don German Serrano con sus apreciaciones.

Como tercera inconveniencia de la medida tomada, debo señalar que no tengo dudas acerca de la moralidad de los miembros del directorio político de ningún partido; pero no es eso lo que esta en discusión. Lo que siempre es importante tener muy presente es el grado de concentración del poder que se le va a dar a un grupo muy concreto de personas, quienes, como humanos que son, podrían caer en la tentación de la inmoralidad y, con la medida tomada por el partido Unidad, no se da campo para que surja la voz disidente y de necesaria denuncia honesta en el seno de ese cuerpo político por excelencia, que es la Asamblea Legislativa. Debemos, como ciudadanos preocupados por la buena conducción de la cosa pública, evitar que la corrupción no devenga del poder total. Si fracasamos en ese empeño, entonces, ¿para qué diputados y para qué Asamblea Legislativa?

Como tengo la creencia de que en el Partido Unidad, al igual que sucede en otros, hay gente inteligente, defensora de los derechos constitucionales y creyente en la necesidad de evitar la concentración putrefacta del poder conducente a la corrupción, es por ello que espero que en la próxima asamblea de esa agrupación política pugnarán por defender la honra del cargo de diputado: honra que radica en la posibilidad de discernir en libertad, de acuerdo con su conciencia y con miras a servir, no necesariamente a un partido o a un grupo particular de personas que forman parte de él, sino a sus electores, al pueblo, que es a quien en última instancia le debe las explicaciones de su conducta como legislador. Un diputado sin libertad para votar es como encargar a un eunuco que pueble la Tierra.

Elisa
14/03/2012, 16:13
1988-02-19-LIBERTAD DE SABER

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LIBERTAD DE SABER

La Nación, 19 de febrero de 1988. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 238-241.

Ciertamente la posición asumida por ciertos diputados oficialistas para prohibir totalmente la publicidad del licor y de los cigarrillos es una manifestación más, por una parte, de ignorancia y, por la otra, del afán de destruir nuestra libertad que campea en los altos de la Cuesta de Moras.

Además de desconocimiento, parece que más bien las actitudes de esos legisladores están enraizadas en el prejuicio, pues dejan de lado el hecho de ver si su propuesta ciertamente logra el fin que dicen pretenden lograr. Ya es lugar común decir que el infierno está pavimentado de buenas intenciones; tal vez debe agregarse –apropiadamente para el caso– que también el infierno ha de estar poblado de tozudos prejuiciados.

La nueva ocurrencia es que los vicios del licor y del fumado se pueden erradicar si se prohíbe la publicidad que realizan las empresas lícitamente dedicadas a la producción de cigarrillos y licores. Y para mostrar aún mayor torpeza proponen que dicha restricción se incluya en una ley destinada a frenar el narcotráfico en el país –sí es que ello se puede lograr– con lo cual entraban la aprobación de esta última legislación para fruición y regocijo de alguna invisible autoridad política superior.
Al proponer que se elimine la publicidad del licor y del cigarrillo se deben satisfacer varias cosas, la principal de las cuales es sí, efectivamente, con tal prohibición se logra frenar su consumo. Basta repasar un poquito la Historia, para darse cuenta que, al contrario de lo que esos legisladores creen, cuando se proscribe algo que las colectividades aceptan de alguna forma u otra, para bien o para mal, ello, por el contrario, da lugar a que se incremente el uso o consumo de lo que se pretendió restringir.

Si los proponentes de la limitación estudiaran un poquito más, sabrían que, cuando, por ejemplo, en los Estados Unidos se prohibió el consumo de licor, hubo tal hechizo en beber, que muchos jóvenes fueron atraídos al consumo de bebidas espirituosas y, más bien, aparecieron licores adulterados que provocaron la muerte de muchas personas, algo así como que se incrementará la consunción de guaro de contrabando, al restringirse el licor legal que se produce en el país.

Y, si es que a algunos les gusta la experiencia socialista, en la Unión Soviética está prohibida la publicidad del licor, sin embargo, tal como lo ha mencionado el propio Secretario del Partido Comunista de ese país, Mijail Gorbachov, esa nación posee serios problemas derivados del elevado consumo de alcohol por parte de sus ciudadanos. Tal consumo, según algunas publicaciones, es uno de los más elevados en el mundo y ello aún cuando se no se permite publicidad alguna, lo cual contradice el propósito de nuestros criollos legisladores prohibicionistas.

Hay en todo esto un aspecto básico que subyace la pretensión de los nuevos dictadores de la tradición y de la costumbre; creen que el gobierno tiene la obligación de protegernos a nosotros, “los pobrecitos idiotas”, de la publicidad que puede enfermar “nuestras débiles mentes”. La censura es el camino que esos legisladores nos proponen y, al igual que buenos fascistas, con ello pretenden inculcar sus propios valores a todo el resto de la sociedad costarricense. Si no me gusta la publicidad de un cigarrillo en un periódico, pues yo no la leo; si no me agrada la publicidad de un licor en la televisión, pues cambio de canal o apago la televisión. Pero no, resulta que algún padre –paternal- de la patria, al proponernos la censura, cree que usted y yo somos bebés incapaces de discernir lo bueno de lo malo. Esto, en lugar del camino del futuro, parece más bien el camino de la servidumbre, bajo la falsa pretensión diputadil de defendernos de la publicidad del licor y de los cigarrillos, al considerársenos infantes indefensos. Si toda esta farándula no fuera de una naturaleza “chapulincolaradesca”, entonces, más bien podría calificar como el ejercicio de una pretensión dictatorial por parte de ciertos diputados.
Si aceptamos, en principio, que se prohíba la publicidad de los cigarrillos y de los licores porque estos son malos para los indefensos humanos, entonces, apliquémosla a otros casos a fin de que el lector evalúe lo que podría suceder con tal política.

Por ejemplo, si los accidentes de tránsito nos preocupan por dañinos, bajo el criterio de esos diputados paternalistas sería bueno prohibir la propaganda de los automóviles, para evitar que el pobrecito costarricense maneje un carro que le puede causar costosos accidentes.

Otro ejemplo: si, tal como aseveran ciertas personas, es verdad que la gordura es causa de muchas enfermedades y puesto que ella, generalmente, se ocasiona por el exceso de comer, entonces, según el criterio de los diputados de marras debe prohibirse toda publicidad sobre las comidas y los alimentos, para que algunos golosos no nos veamos empujados por esa propaganda, como corderitos torpes, a saciar nuestras apetencias y así no nos ganemos las libras extras que nos causan la enfermedad.
¿Desea otro ejemplo adicional? La bebida excesiva de gaseosas provoca flatulencia y esos flatos incomodan no sólo al cristiano que los lanza al espacio sino también a los pobres cercanos. Todos, para ser protegidos de los molestos gases deben, según los diputados en mención, ser amparados por la legislación gubernamental y aislados de la infame propaganda que los incita a tomar las gaseosas.

A alguno se le puede ocurrir que es vital proteger a los ciudadanos del exceso de verborrea de ciertos diputados. De esta manera creen librar a los ingenuos e inocentes ticos del grave daño intelectual que les ocasiona tanta tontera que surge por esos lares de Cuesta de Moras; es necesario, según la propuesta de los diputados de referencia, que se nos proteja de la contaminación intelectual, tal vez prohibiéndoles que hablen más allá de su recinto parlamentario.

Recientemente, don Rodrigo Fournier señaló airadamente, al analizar en su programa de televisión el proyecto de ley que se comenta, que con él lo que se pretende en realidad es acogotar a los medios de prensa, a fin de acallar la crítica que allí se ejerce sobre la función pública. Creo que don Rodrigo no está equivocado en su análisis. En todo caso, debe tenerse presente lo que dijo el ministro Samuel Webster de Salisbury, Massachussets, en un sermón con ocasión de las elecciones de 1777: “El poder, especialmente el poder excesivo, alimenta la ambición y pone a todos los talentos a trabajar para engrandecerlo. Por lo tanto, las usurpaciones de las libertades del pueblo no son efectuadas todas de una sola vez, sino tan gradualmente que difícilmente son percibidas por los menos atentos; y embadurnadas, por así decirlo, con pretensiones tan plausibles, que, antes de que ellos se puedan dar cuenta del engaño, son llevadas a cabo y después no pueden ser desenredadas por sí mismas”. Precisamente, con base en uno de estos argumentos morales, se creó en Costa Rica el monopolio de los licores. Tal vez ya sea la hora de que los menos atentos se despierten y hagan saber a los usurpadores de la libertad que con ella no se puede jugar.

Elisa
14/03/2012, 16:14
1988-03-02-LAS BASES SON LIBRES

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LAS BASES SON LIBRES

La Nación, 02 de marzo de 1988.

Los recientes acontecimientos sucedidos en el Partido Unidad Social Cristiana, sirven entre otras cosas, para destacar cierta actitud hacia las denominadas “bases” que vale la pena analizarlos. De ello puede derivarse una valiosa lección, cual es aquilatar la visión que se puede tener de un grupo de ciudadanos costarricenses llamados “bases”, por parte de ciertos políticos.

El hecho de que se haya acordado que sean las bases las que han de dictar su preferencia por alguno de los precandidatos presidenciales de ese partido, señores Rodríguez, Calderón o Serrano, es un buen augurio para los creyentes en procesos verdaderamente democráticos dentro de esa agrupación. De esta manera se hace factible auscultar en quién ciertamente recae la voluntad de los electores para que les represente como su candidato en las elecciones presidenciales de 1990.

Pero, también ese acuerdo en mención sirve para exponer la actitud de quienes creen que las bases son una especie de cuerpo amorfo, sin voluntad y sin capacidad –de quienes la conforman– para discernir claramente entre las alternativas que ante ellos se les presentan. Es por ello que considero vital que, por lo menos los más importantes precandidatos de ese partido, expresen sin ambages y sin reticencias sus opiniones en una serie de encuentros públicos y que puedan ser vistos por todos los costarricenses, lo cual permitirá a las llamadas “bases” reconocer los méritos y deméritos de quienes acuden a ellos para solicitarles sus votos.

Una negativa de algunos de los precandidatos a participar en una serie de debates con su compañero de partido, con lo cual se pueda brindar información a esas bases, a fin de que puedan evaluar correctamente lo que significa un candidato en comparación con el otro, simplemente presupone, de parte de quien rehúsa el diálogo, que esas bases no tienen un derecho de escoger informadamente a quien ha de presidir su partido en la próxima contienda electoral o bien que las bases no son lo suficientemente inteligentes como para poder realizar la comparación necesaria entre los precandidatos.

Con una evasión del debate amplio, de ese intercambio de ideas tan valioso, del fogueo que necesariamente debe presentarse ante nuestros ojos, quien lo rehúye olvida que las “bases” están, en última instancia, integradas por ciudadanos libres, capaces de escoger, de evaluar y de analizar quién es el que les conviene que represente a su partido para poder ganarle las elecciones a Liberación Nacional. Debe tenerse muy presente a quien una vez nos dijo que este era un pueblo domesticado, para poder creer que también las bases del Partido Unidad Social Cristiana están domesticadas y que tan sólo basta con decirles a ellas por quien han de votar, para así lograrlo. Las sorpresas para algunos pueden ser muy grandes, pues olvidan que, generalmente, el elector costarricense –de todos los grupos políticos– es uno culto y educado y, por lo tanto, capaz de comparar entre los candidatos que se le presentan, a fin de decidir de acuerdo con su conciencia y con su voto, en libertad.

Supongo que es lógico que a los integrantes de las “bases” del Partido Unidad Social Cristiana, les moleste ser vistos como una especie de ganado al que simplemente se le quiere arrear para un cierto sentido, en vez de buscar convencérseles de los méritos que tiene cada uno de los participantes. Es por eso que no puede rehuirse del debate inteligente, franco, honesto y educado, de manera frecuente, por parte de los precandidatos del Partido Unidad; hacerlo de otra manera significa que se menosprecia la inteligencia y la libertad de las “bases”.

Por mi parte, por lo que he visto y analizado recientemente, estoy convencido que con don Miguel Ángel Rodríguez, sí se le puede ganar a Liberación en 1990 y, a la vez, con ello tener como presidente de los costarricenses a alguien con capacidad para darnos un buen gobierno, hecho especialmente vital en momentos tan difíciles como los que vivimos todos los connacionales.

Elisa
14/03/2012, 16:15
1988-03-19-MORDAZA POLÍTICA

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MORDAZA POLÍTICA

La Nación, 19 de marzo de 1988.

Lo cierto es que la gran mayoría de los costarricenses hemos urgido a los políticos para que moderen su gasto en las compañas electorales, el cual es financiado con los dineros de todos los costarricenses. Por eso me sorprende ver a algunos de ellos preocupados ahora por el alto gasto que esos mismos se han recetado en los últimos años. Fueron esos políticos de siempre y quienes desean eterna vigencia, los que dieron lugar al desenfreno en el gasto político, de manera que ahora no deben vestirse con piel de oveja y decirnos que es por su “enorme” preocupación en el gasto público, que piden que se restrinja la gastadera electoral. En verdad que se debe a la presión que muchos ciudadanos públicamente hemos venido ejerciendo –y que creo que ello ha calado en el electorado– para que se frene ese despilfarro, lo que motiva, en parte, los acontecimientos de estos últimos días en torno a la reducción del gasto político.

Por ello es que a ciertos dirigentes de la cúpula del Partido Unidad Social Cristiana yo no les creo – ¿no sé por qué será que les he ido perdiendo la confianza?– cuando aseveran que la propuesta que negociaron con Liberación Nacional, por la cual, entre otras cosas, se impide que los precandidatos hagan campaña pagada de su propio bolsillo, sino hasta dos meses antes de las elecciones internas en su partido, no tiene otro fin más que reducir el gasto público. Resulta entonces de suma coincidencia y algo extraño que no es sino cuando, dentro del Partido Unidad y en el país en general, don Miguel Ángel Rodríguez tiene un impacto positivo ante los electores, por los mensajes que le envía al pueblo costarricense, que ciertas personas, de su propio partido y de Liberación, buscan cerrarle el camino democrático dentro de la Unidad.

Es evidente que el contrincante del Dr. Rodríguez, el Lic. Calderón, desde hace ya bastante tiempo aparece en actividades políticas; de todos es sabido que participó como candidato presidencial en las dos campañas anteriores, en las cuales fue dos veces derrotado. Ahora que decidió otra vez lanzarse como precandidato presidencial, le lleva mucha ventaja, sólo en cuanto a exposición ante los costarricenses, a don Miguel Ángel. Este último se ha presentado en la televisión, en la prensa, en debates que no ha rehuido, para exponer a la ciudadanía sus ideas y sus criterios sobre diversos temas que nos interesa conocer. Tal como le dije en un artículo mío previo, titulado “Las Bases son Libres”, “considero vital que, por lo menos los más importantes precandidatos de ese partido, expresen sus ambages y sin reticencias, sus opiniones en una serie de encuentros públicos y que puedan ser vistos por todos los costarricenses, lo cual permitirá a las llamadas “bases” reconocer los méritos y deméritos de quienes acuden a ellos para solicitarles sus votos”

Es por lo anterior que le hacen un flaco servicio a los costarricenses, los cuales estamos imbuidos de espíritu democrático, quienes ahora le quieren reprimir a la ciudadanía el derecho de conocer cómo es que opinan, con entera libertad, todos aquellos que aspiran a gobernarnos. Resulta sorprendente que se haya dado este acuerdo entre un grupo de social cristianos y el gobierno liberacionista de turno, resabio de un unificacionismo mejor olvidado, para pasar, a golpe de tambor, este proyecto de ley –por cierto bastante incompleto, pues, extrañamente, no incorpora lo que los social cristianos pedimos en las garantías electorales del costarricense. Pregunto libremente: ¿no será esta ausencia el origen del acuerdo caldero-arista?, a no ser que con su aprobación, se cumpla un fin politiquero específico y lo cual es necesario decirlo claramente: lo que quiere es silenciar al Doctor Miguel Ángel Rodríguez, tratando de impedir así que nuestro pueblo conozca sus ideas, a fin de perpetuar la eterna candidatura de su contrincante.
Cada vez que el Doctor Rodríguez se presenta en la televisión o hace campaña por la prensa, estoy seguro que muchos costarricenses de diversas procedencias polìticas, porque me consta, se sienten atraídos por esos ideales tan consustanciales con nuestra manera de ser libre e independiente, que él expresa y por los cuales anuncia su disposición a luchar firmemente. Consideraron esos políticos de viejo cuño, posiblemente por todo esto, que desde un lado del partido Unidad, la mejor forma de impedir el crecimiento tan vertiginoso de la precandidatura de don Miguel Ángel, era silenciado, en tanto que, del lado del Partido Liberación Nacional, los eternos ayatolas prefieren de contrincante al candidato que han derrotados dos veces, en contraste con uno que saben que bien les va a ganar. Es una lástima que, para satisfacer sus ambiciones, políticos de viejo cuño, en extrañas alianzas deciden ponerle una mordaza política a don Miguel Ángel Rodríguez, la cual, sin duda, será quitada por cada uno de nosotros, los ciudadanos libres de este país.

Elisa
14/03/2012, 16:16
1988-04-04-EL ITAN

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EL ITAN

La Nación, 04 de abril de 1988.

Las luchas por la libertad son siempre fructíferas: en el mes de marzo de este año se ha celebrado el 20 aniversario de la fundación del Instituto Técnico de Administración de Negocios, mejor conocido como el ITAN.

Su parto fue difícil y auspiciado por cuatro excelentes profesionales de la economía, quienes laboraban en las aulas de la Universidad de Costa Rica. Los profesores Eduardo Lizano, Alexis Orozco, Roberto Sasso y Ricardo Mata realizaron enormes sacrificios con tal de que los costarricenses pudieran educarse bajo el alero del ITAN.Y por ello fueron objeto de una fuerte persecución por parte de las propias autoridades universitarias ̶ sí, lo enfatizo, universitarias ̶ quienes, en ese entonces, trataron de impedir de diversas maneras que la criatura viera la luz.

Veinte años han pasado cuando estudiantes de la Universidad de Costa Rica, dirigidos por proto-totalitarios desaforados, trataron de impedir que en el ITAN se dieran clases y para ello lanzaron una huelga general que paralizó, en lo físico, a aquel centro de estudios. Pero, aún peor fue la paralización moral de esa entidad, pues su Consejo Universitario, creo que con la excepción honrosa de don Carlos José Gutiérrez, y que me perdone alguien si omito su nombre, pues dicha omisión ciertamente sería casi inexcusable, dispuso prohibir enseñar en el ITAN a los profesores de la Universidad de Costa Rica. Les prohibió a maestros fungir como educadores. Les vedó enseñar a quienes hacían de ello un oficio principal de sus vidas. Les impidió a quienes hacían carrera de mentores de estudiantes, a que ellos recibieran su guía académica.

Uno de estos profesores renunció a su cátedra en la Universidad de Costa Rica y encabezó al ITAN, el cual, bajo su égida, vio la luz hace veinte años. Así, la intemperancia de algunos no pudo contra el derecho que tenemos todos los costarricenses de educarnos. Ayer, al igual que hoy, como se lo comenté a ese educador, quien hace veinte años prefirió dejar su carrera de maestro en esa universidad antes de dejar que se conculcaran sus derechos ciudadanos, es la misma lucha de la libertad del hombre contra el espíritu mezquino, el cual desea que todo gire a su alrededor, aunque con ello ahogue el derecho humano a disentir libremente. El ITAN logró sobreponerse a esa mezquindad y así en él se han podido educar muchos miles de costarricenses, quienes han pasado por sus aulas, gracias al espíritu franco e indomable de sus creadores.

La anti universitas de ciertos profesores y maestros de la Universidad de Costa Rica de aquella época, no logró sus propósitos totalitarios, pues la semilla de la creación del ITAN recibió el riego generoso de un preclaro defensor de la libertad y de los derechos humanos. Don Guillermo Malavassi, quien en ese entonces era el Ministro de Educación, supo brindar el aliciente oportuno y el apoyo magnánimo a aquellos luchadores por la libertad de la educación en nuestro país. Veinte años de la existencia del ITAN forman ciertamente un capítulo en la historia de la libertad en Costa Rica. La lucha de esos educadores disidentes, hombres liberales, en batalla desigual contra el establishment de la burocracia de la Universidad de Costa Rica de esos años, ve hoy su premio: a los veinte años de la forja del ITAN, ha dado muchos buenos frutos, pues son numerosos los estudiantes que han pasado por sus aulas y hoy derraman la educación y el entrenamiento que allí recibieron, sobre la sociedad abierta que hace veinte años supo acoger el proyecto de Eduardo Lizano, Alexis Orozco, Roberto Sasso y Ricardo Mata. Feliz aniversario del nacimiento del ITAN, que es una celebración más de la lucha interminable por la libertad en nuestro país.

Elisa
14/03/2012, 16:17
1988-04-12-LO NUEVO SOBRE EL ARROZ

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LO NUEVO SOBRE EL ARROZ

La Nación, 12 de abril de 1988. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 157-159.

En las últimas semanas se discutió otro capítulo acerca de la actividad arrocera en el país, con motivo de haberse hecho necesaria realizar una importación del grano, que brinda nueva luz a la discusión de meses atrás.
Al anunciarse que habría que importar arroz, un empresario del ramo pontificó que al consumidor esto le iba a resultar mucho más caro. También dijo que con ello se confirmó que era más barato producir arroz domésticamente que importarlo. (En estos momentos el gremio productor de arroz solicita un aumento en el precio de sustentación a las autoridades gubernamentales).
El alegato de los defensores de la autosuficiencia arrocera evolucionó a que, aunque el arroz por importar no va a ser más caro ̶ contradiciéndose con sus declaraciones anteriores ̶ sí va a ser de menor calidad que el doméstico, porque es del tipo masudo de Tailandia. Pero esto no es cierto, porque el arroz que planea importar el Consejo Nacional de la Producción es parecido al que actualmente consumimos.

Esta discusión llama mi atención porque en el pasado, con poco fundamento, ciertos grupos legítimamente interesados en su propio beneficio, intentaron quitarle mérito académico a un estudio del cual soy coautor y que pretende mostrar el elevado costo social del proteccionismo en esa actividad, con base en que las cifras allí brindadas sobre el costo dl arroz nacional superior al importado, no eran enteramente comparables por ser ambos productos de “diferente calidad”. (En esto del arroz, yo también tengo un interés legítimo, aparte del académico, como consumidor: deseo obtener lo máximo posible al precio menor que encuentre).
Mucha de la discusión a favor de una u otra de las posiciones se fundamenta en si el arroz importado es o no sustituto del que consumimos internamente. Pero sólo hay una manera de dilucidar el caso: dejar que sea el consumidor quien defina si son sustituibles, a los precios correspondientes, el arroz de Tailandia y el llamado U.S. 5 o el arroz U.S. 4 o el U.S. 2 o el que sea. Y el fallo se logrará sólo cuando se importen libremente las distintas calidades del grano.

Si somos internacionalmente competitivos en la producción de arroz de grano largo (por ejemplo, el tipo U.S. 4) nadie lo importará a un costo mayor, porque los consumidores no pagarán más por el importado si pueden adquirir más barato uno nacional idéntico. Alternativamente, si el arroz tailandés es visto por los consumidores nacionales como sustituto del doméstico y es mucho más barato, pues lo preferirá.

La importación de arroz debe ser mirada con atención por los interesados en la cosa pública, Si es cierto que el grano que se va traer es del tipo 80/20 (ochenta por ciento de grano entero), comparable con el doméstico del tipo 75/25 (setenta y cinco por ciento de grano entero) y si es cierto que la tonelada del importado cuesta, más o menos, $400, entonces, también su precio es comparable con el del grano nacional. El lector puede sacar sus propias conclusiones: si no fuera más barato traerlo, no se le traería y se le produciría localmente. Pero, aún en este caso, ¿por qué no dejamos que se importe arroz de otras variedades y tipos de granos y dejamos que los consumidores sean quienes definan qué es lo que más nos conviene? Si no nos gusta el supuestamente masudo arroz oriental, no lo compramos, aunque tal vez al precio relativamente menor puede ser más atractivo (podemos cambiar lo masudo, por lo barato). ¿Es justo o no que los consumidores, especialmente los relativamente más pobres, puedan comprar un arroz más barato?

No puede aseverarse, sin embargo, que en estos momentos nuestro país no tiene ventaja comparativa en la siembra de arroz o, al menos, de ciertos tipos de éste. Debe tenerse presente que las importaciones de arroz se realizan a un tipo de cambio estimado en ¢74.20 por dólar, el cual muy posiblemente esté sobrevalorado, lo cual significa que, si se midiera el costo de la divisa a un precio adecuado, podría resultar más barato producir el arroz internamente que importarlo. El hecho de que el tipo de cambio puede estar sobrevalorado es una circunstancia derivada de la política cambiaria del gobierno y es a este acontecer a lo que deberían de referirse los productores domésticos, quienes durante muchos años pueden haber sido afectados por esta situación.

Igualmente, ciertos insumos internacionales pueden resultar relativamente más caros para el productor nacional que su precio en los mercados internacionales, debido a las políticas proteccionistas del Estado (hoy menos defendidas que en el pasado). En este caso, la lógica nos dice que, en lugar de quejarse porque el grano importado es más barato, deberían de protestar contra las políticas que encarecen artificialmente la producción nacional y le restan competitividad. Hay muchas otras intervenciones de los gobiernos que afectan a nuestros productores (me acuerdo de RECOPE), pero ello no es culpa del consumidor, ni del economista que señala los hechos, ni de los productores internacionales, Ello es, en una gran parte, responsabilidad de los gobernantes y de quienes, por la gracia de la acción estatal, buscan rentas que conspiran contra el bienestar de nuestra colectividad.

Esta situación anómala puede corregirse, con lo cual se beneficia a los consumidores, especialmente los de menores ingresos, así como a los productores competitivos, a medida que se eliminan las distorsiones creadas por el Estado. Y éste no tendrá pérdidas derivadas de políticas como la de sustentación de precios, Pero se requiere para ello no disfrazar los hechos, única forma de enfocar correctamente cuáles son las políticas económicas que afectan la producción nacional y cuáles son las que se necesitan para una verdadera transformación estructural de nuestra economía.

Elisa
14/03/2012, 16:18
1988-04-23-MEJOR DON FERNANDO VOLIO

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MEJOR DON FERNANDO VOLIO

La Nación, 23 de abril de 1988.

Creo que en la mente de los costarricenses caben muy pocas dudas de que, quien presida la Asamblea Legislativa debe ser una persona a la que le adornen muchas cualidades. Debe ser muy triste si la condición esencial de un presidente de la Asamblea Legislativa sea la simple afiliación política, pues ello indicaría que, si “Muñeca” forma parte del “Partido”, ergo, Muñeca tendrá el mérito necesario y suficiente para ser la cabeza del Congreso y… ¡qué Muñeca me perdone desde la tumba en que reposa!
Creo que la madurez es una de esas cualidades básicas que los costarricenses deseamos que tenga ese presidente del Parlamento. Resulta obvio que la madurez posiblemente tenga poco que ver con la edad: hay tantos viejos tan inmaduros, a la vez que hay muchos jóvenes que tienen la sazón para el buen juicio. Pero, también, hay mayores que poseen esa cualidad de la formación de la forja. Por otra parte, hay jóvenes quienes, erróneamente, sin duda alguna, creen que ser presidente de la Asamblea es un derecho otorgado por la incondicionalidad partidaria. Por ello, creo que don Fernando Volio es una persona quien posee la madurez necesaria para el muy importante cargo, el cual ya lo ha desempeñado, de Presidente de lo que algunos han dado en llamar el Primer Poder de la República.

Creo que la capacidad es otra de las buenas cualidades que debe poseer quien encabeza la Asamblea Legislativa. Por supuesto que la capacidad está muy ligada con la educación que tenga una persona. Alguien me puede decir que saber dar puñetazos es parte de una buena educación –mi buen amigo Esteban Gil Girón puede así pensarlo– pero, al igual que don Esteban, creo que esa es una excelente y oportuna educación para un cuadrilátero, pero tal vez por el momento no sea la más apropiada para el recinto parlamentario.

¿Puede alguna persona dudar de los dotes que, como profesor y académico universitario, posee don Fernando Volio? Tengo la impresión que él se destaca ante muchos de sus colegas en el Congreso como una persona que posee las condiciones intelectuales para presidirlo. En muy diversas ocasiones yo no he estado, ni lo estoy, de acuerdo con la visión que de numerosos problemas tiene tan preclaro legislador, pero me parece que sus pareceres han sido el fruto de un análisis –tal vez equivocado, pero sí ponderado y estudiado– que anhelo sea la guía de la conducta civilizada en una sociedad abierta. La capacidad intelectual de don Fernando constituye un valioso contraste en la Asamblea Legislativa, lo cual no debe ser dejado de lado por destacados colegas en ese foro, a fin de que se le considere una apropiada opción para encabezar el Congreso.

¿Alguien duda de la honestidad de don Fernando Volio? Esta es otra razón que creo que los costarricenses valoramos como una virtud en la persona que encabece nuestra Asamblea Legislativa. Por supuesto que todos los diputados integrantes de ella son personas honestas y esto nos debe regocijar. Eso si, debe alegrarnos, sin duda alguna, la notable honradez de don Fernando, para pensar que su reelección como Presidente de la Asamblea, es una buena cosa.

Finalmente si, en primer lugar, se considera que don Fernando Volio ha hecho una buena labor como Presidente de la Asamblea Legislativa y que, por lo tanto, el mayor reconocimiento que de ello se puede hacer es que se le sustituya por alguien quien, al menos, posea tanto o más madurez, tanta o más capacidad y honradez como don Fernando y si, en segundo lugar, se considera deseable que el partido de la mayoría representada en la Asamblea Legislativa la encabece y la dirija, pues lo lógico y conveniente es que se reelija a don Fernando Volio. Creo que, con esto, muchos, pero muchos costarricenses sentiremos que se le ha hecho alguno bueno para nuestra querida Costa Rica.

Elisa
14/03/2012, 16:18
1988-05-18-POBRES Y RICOS

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POBRES Y RICOS

La Nación, 18 de mayo de 1988.

Algo observo en la campaña política dentro del Partido Unidad Social Cristiana que a los costarricenses no nos debe pasar inadvertido y es que se trata, por parte de algunos, de mostrar a un precandidato como que representa a los pobres de ese partido, evidentemente con la intención de que el pueblo juzgue que el contrincante es el precandidato de los ricos.

Orientar la lucha de las vertientes dentro de esa agrupación política al tema de un combate de los pobres versus los ricos, es inconveniente desde varios puntos de vista. Uno de ellos, trata del aspecto moral y, el otro, íntimamente ligado, de los hechos, y a estos aspectos quiero referirme en esta oportunidad.

El cálculo electorero de algunos se fundamenta en que los pobres son los más y que los ricos conforman los menos; deducen de ello que debe apelarse al voto de los más para así acabar con los menos y ello guía la acción de esos políticos, afanados tan sólo en obtener más votos de los que de otra manera podrían lograr. Sin embargo, me parece que dicha estrategia electorera subestima la inteligencia del costarricense, quien más que mirar con buenos ojos a los que han obtenido riquezas legítimas a través de sus esfuerzos en satisfacer los deseos y necesidades de los costarricenses, apoya y admira a quien genera trabajo y empleo para tanto conciudadano necesitado de fuentes de trabajo, que le puedan brindar los ingresos necesarios para mantener honradamente a su hogar. Un pueblo dedicado al trabajo como el nuestro, observa quién es el que efectivamente labora, quién es el que produce y por ello, más que estigmatizarlo como algunos pretenden hacerlo, se le admira. Valoramos a quien lleva a la práctica, la norma estampada en nuestro Himno Nacional: “de fecunda labor que enrojece del hombre la faz”.

Los ciudadanos, escaldados como estamos ante tanta palabrería hueca, ante tanto pensamiento vacío y ante tanta promesa incumplida, somos más bien escépticos frente a los que ofrecen el oro y el moro a los pobres, a quienes se les considera como un simple receptáculo de ofrendas electoreras, que bien saben quienes las formulan que con el paso del tiempo se han de convertir necesariamente en mera cháchara del pasado. Ante esto, los costarricenses juzgamos como más importante que la simple palabrería vana lo que nuestros precandidatos pueden haber hecho por crear empleos en nuestro país y por generar demanda, a través de su esfuerzo productivo, para mucho de lo que los costarricenses producimos para satisfacer las necesidades de tantos compatriotas.

“Por sus frutos los conoceréis”, reza el adagio. Personalmente prefiero a alguien “breteador”, como decimos los ticos, quien, tras muchos esfuerzos a través de su vida, logra crear más de 1.500 empleos con su impulso empresarial, asumiendo el riesgo de que las cosas no salgan tan bien como se les creyó y si el éxito le sonríe todo ello a su vez es fuente de ingresos y de salarios para esas 1.500 familias, en comparación con algún otro a quien sólo se le puede ocurrir el verbo fácil para decir que hay que tomar de unos para darles a los otros. Esto es, uno crea, uno genera, uno produce, uno concibe; el otro redistribuye, ofrece quitar para dar, espera que otro lo haga para despojarlo. Juzgue el lector, juzgue el votante ¿a cuál de los dos prefiere?

En ambas tendencias del Partido Unidad Social Cristiana (y también así sucede en Liberación Nacional), se tiene a compatriotas que poseen recursos, a conciudadanos que poseen menos y a otros que tienen muy poco. (A los votantes no se nos puede considerar tontos de capirote, al señalársenos que en un partido o tendencia sólo hay ricos, mientras que en el otro exclusivamente pobres). Creo que hay cierto filisteísmo cuando se dice que uno es el pobre y el otro es el rico. Lo que en última instancia importa es lo que estas personas hacen para mejorar el bienestar de los costarricenses, con ideas, con propuestas concretas, con actos definitivos, creando empleos, ampliando nuestras oportunidades para que todos podamos progresar.

Alguien puede decir que se preocupa por los problemas de los pobres. Eso está muy bien. Pero lo valioso no es que sólo se preocupe, sino que también tenga capacidad para resolver esos problemas que aquejan a los más desventurados. Tan importante como preocuparse, lo es saber cómo dar las soluciones. El gran mérito de don Miguel Ángel Rodríguez reside en que se preocupa por los pobres, no demagógicamente, a la vez que plantea soluciones concretas a los graves problemas que afligen a los más humildes de nuestro país y, efectivamente, tiene la capacidad de trabajo para llevarlas a cabo, la cual llena las esperanzas de los menos afortunados.

Elisa
14/03/2012, 16:19
1988-06-03-UN ARGUMENTO POBRE

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UN ARGUMENTO POBRE

La Nación, 03 de junio de 1988.

Es mucho lo que se podría decir del acuerdo al cual llegó la Cámara Nacional de Medios de la Comunicación Colectiva (CANAMEC) con el Estado, en cuanto al pago negociado del impuesto sobre la publicidad. Pero, en esta ocasión, me voy a referir tan sólo a un argumento que dicha organización empresarial ha empleado como justificación de su negociado con el Ministerio de Hacienda.

El lector ha de recordar que el gobierno de la República, como parte de la avalancha de impuestos que recientemente impuso a los costarricenses, creó un gravámen del 10% sobre el valor de la publicidad. Los diversos medios de comunicación argumentaron, entre otras cosas, que esa medida afectaba violentamente la actividad de esas empresas –indicaron que principalmente a las más pequeñas– y, después de un paro de media hora en sus labores que sacudió al país de su modorra habitual y en que enfatizaron que su lucha era por “principios”, iniciaron una serie de negociaciones con el gobierno (¿acaso no sabía usted que los “principios” también era objeto de negociaciones?) Todo terminó en que, en vez de pagar en efectivo el impuesto de un 10%, había la posibilidad de pagar tan sólo una mitad y, la otra, cederla en espacios publicitarios para llevar a cabo campañas de, llamémoslas así, “bien social”, de acuerdo con la reglamentación previamente definida por una comisión integrada por personas de CANAMEC y creo que, además, por representantes del Ministerio de Hacienda.

En el programa oficial de la Cámara Nacional de Radio (CANARA), llamado Panorama, el cual se difunde al país en una cadena radial todas las mañanas, se indicó que CANAMEC veía con beneplácito la negociación por la cual esa agrupación participaba en programas publicitarios que iban en beneficio de toda la colectividad. Esto se traduce en que estaban complacidos con su participación obligada en este tipo de programas, definidos en la negociación antes citada con el gobierno, pues eran para aumentar el bienestar de toda la colectividad.

La argumentación de CANAMEC resulta interesante, pues se fundamenta en que acepten de buen grado la intervención obligante del Estado para que transmitan programas de bien social, lo cual les da la entereza moral necesaria para participar en el tipo de negociación en la cual intervinieron. Lo que me llama la atención es que, si los asociados de CANAMEC ven plausible que tengan que dedicar forzosamente sus espacios para la divulgación de programas denominados de bien social, entonces, ¿que puede ser lo que les impedía hacerlo así anteriormente, de manera voluntaria y no obligada? Creo que lo tratan es de aparentar virtud donde no la hay: CANAMEC va a realizar estos programas denominados de divulgación social por el simple hecho de que el Estado los obliga a hacerlo y, en caso de que no lo deseen así hacer, la alternativa que les queda a los miembros de CANAMEC es pagar los impuestos. Ciertamente, esa aparente buena disposición no surge por la “bondad” de los asociados de CANAMEC, sino por la simple imposición gubernamental.

Hay una explicación, la cual, sin duda alguna, no debe ser fácilmente desestimada, para entender por qué los señores de CANAMEC emplean el argumento antes señalado: me parece que tienen un grave problema de conciencia ante los ojos de los costarricenses, pues lo que empezaron como una lucha por defender el principio de la libertad de expresión terminó en una simple negociación para rebajar una pena. Lo triste de todo esto es que algún Goebbels tico debe estar restregándose las manos con entera fruición: (1) se logró la plata para el gobierno, lo cual se disfraza como un gasto obligado en los medios de comunicación; (2) al mismo tiempo, se logró dividir a quienes se suponía eran defensores de la libertad de expresión en nuestro país y, por el contrario, ahora los ha puesto a pelear entre sí: (3) el proto-totalitario se ha dado cuenta de que, aún cuando se dice que se trata de principios, ellos son tan negociables como cualquier otro plato de lentejas y (4) lo sucedido abre el camino para futuros aumentos en las alcabalas, las cuales, de nuevo, al igual que ahora, serán negociadas. La ciencia burocrática radica en saber cuánto pedir al principio, para después de negociarlo, saber en cuánto se va a saldar el impuesto.

Elisa
14/03/2012, 16:20
1988-07-03-DOS MORDAZAS
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DOS MORDAZAS

La Nación, 03 de julio de 1988.

Quiero contarles a muchos amigos, quienes me han pregunta por qué no he vuelto a escribir en la página 15, que ello no se debe, en ningún momento, a las pretensiones amordazadoras del diputado Federico Villalobos, quien se quejó porque expreso mis libres preferencias políticas en este medio, en el cual ya tengo casi más de 20 años de escribir. Este asunto, por lo que se merece, no me ha quitado en lo más mínimo el sueño, pues sé bien que ese diputado sí estaría sumamente alegre, como lo estuvo en el pasado, si mi preferido político fuera su superior, quien, reitero , no goza de mis preferencias.

Por el contrario, sí me ha preocupado profundamente la otra mordaza, cuyos primeros efectos se dieron el pasado jueves 30 de junio, cuando en la televisión nacional se le impidió al doctor Miguel Ángel Rodríguez Echeverría y al Ing. Rolando Araya Monge, expresar libremente lo que deseaban decirles a los conciudadanos.

Ese mismo día sí tuvimos que ver otra cadena presidencial ̶ muy justificada en esta oportunidad pues no se trata de mostrarnos repetitivamente las imágenes de algún viaje del gobernante ̶ la cual se nos obliga a ver, a menos que apaguemos la radio o la televisión. Pero, Rolando Araya, quien quería exponer esa noche lo que fuera ̶ y creo que es mucho lo que deseaba explicarnos ̶ sobre este asunto de la captura de dólares bien conocido por todos los costarricenses, se vio impedido ̶ en un campo pagado por él o su tendencia o por sus amigos y no con los impuestos que pagamos todos los costarricenses ̶ por algunos Torquemadas, basados en oscuras interpretaciones de la ley y fieles creyentes de que lo que está escrito es necesariamente bueno y conveniente, a que nos diera su opinión sobre este hecho.

Por su parte, el doctor Miguel Ángel Rodríguez también esa noche fue privado del derecho de informarnos a los costarricenses ̶ y a todos nosotros de nuestro derecho de saber ̶ de cualquier cosa que él deseara decirnos, para así formar nuestro propio juicio acerca de estos acontecimientos tan tenebrosos que actualmente suceden en nuestro medio.

Esta etapa que estamos viviendo los costarricenses es presagio de males mayores: se fundamentan en el deseo de someternos a las pasiones y veleidades de algún grupo de gobernantes en un instante dado; ellos consideran que manteniéndonos silenciados pueden lograr domesticarnos, pero no deben olvidar que los costarricenses, en el pasado, hemos sabido defender nuestros derechos y nuestra libertad, contra los intentos de quienes, ya sea desde un gobierno, desde una Asamblea Legislativa o de desde un cogobierno en los abajos, sólo ansían someternos a la ignorancia, aunque así terminen con nuestra democracia, pero con el poder eternamente en sus manos.

Elisa
14/03/2012, 16:21
1988-07-25-PESADILLA DE LOS USUARIOS

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PESADILLA DE LOS USUARIOS

La Nación, 25 de julio de 1988.

Es muy probable que mucho de lo que a continuación voy a narrar, también les ha sucedido a muchos de mis lectores. Por ello creo que, más que revelar algo nuevo, lo único que hago es contribuir al creciente malestar de los ciudadanos, con respecto a la forma en que ciertas instituciones estatales cobran a los ciudadanos por los servicios que ellas prestan.

A principios de este mes, específicamente el día 5 de julio, recibí en mi apartado postal en Sabanilla de Montes de Oca, el cobro del servicio telefónico correspondiente al mes de mayo pasado. De inmediato desde el correo me dirigí a pagarlo a un banco y, como era de esperarse, después de hacer una fila relativamente larga, amablemente el cajero me dijo, para mi sorpresa, que el recibo ya estaba vencido y que, por lo tanto, él no podía recibir mi pago, sino que debería de efectuarlo personalmente en las oficinas del ICE ubicadas en las inmediaciones de la Embajada Americana.

Resulta que el recibo que había recibido en el correo el día 5 de julio decía “vence el 04 jul 88”; esto es, venció un día antes de tenerlo en mis manos. Leyendo dicho recibo con más detalle, me di cuenta de que el ICE lo había enviado a la oficina central de Correos de San José, el día viernes 1º de julio y que, después de un fin de semana, no resulta extraño que haya llegado a mi apartado en Sabanilla sino hasta el martes 5 de julio.

Por supuesto que me fui rápidamente a hablar del asunto en las oficinas del ICE. Allí encontré un funcionario hipersensible, quien cree que los usuarios no tenemos derecho a protestar ante el abuso, así como otro amable caballero quien trató infructuosamente de resolverme el problema, pues, como era evidente, no soy culpable por el atraso en el pago de mi teléfono. La primera recomendación que este último señor me hizo fue la de que acudiera a las oficinas centrales del Correo para que allí me explicaran el porqué del atraso en el envío del recibo, pero, como ya sé que me dirán que la falta de presupuesto, que la autoridad presupuestaria, que el Fondo Monetario Internacional y toda una serie de bagatelas, son las causas de su lenta remisión, opté por lo mejor: efectuar calladito (pero no tanto) el pago del recibo vencido.

Al llegar a la caja del ICE se me obligó a pagar una multa de ¢36 por el atraso y con ello me llegó la luz al cerebro: el ICE ciertamente tiene el menor interés en enviarme el recibo con la prontitud que yo lo deseo. Si en esa institución se dan cuenta de que el Correo Central tarda cuatro días para enviar la correspondencia de una sucursal de correo y que cuando ésta llega a manos del usuario, ya el pago del recibo está vencido, lo que tiene que hacer, si es que ciertamente le interesa el consumidor, es mandar el cobro con unos quince días de anticipación, para que así los usuarios dispongamos de, al menos, ocho días para efectuar el pago. Pero ̶ mal pensado que soy ̶ ¿no será que al ICE le interesa cobrar esa multa de treinta y seis colones por cada recibo vencido? ¿Se imagina el lector la cantidad de costarricenses que, con este sistema de
distribución de recibos estamos, de hecho, sufriendo sin chistar un aumento en las tarifas telefónicas?

Esta manera de allegarse recursos no es nueva: el SNAA o como se le llame ahora, de pronto nos envió un cobro por supuestos atrasos en los pagos de los recibos de agua ̶ que, muy posiblemente, no lo mandaron o lo entregaron o se perdieron ̶ y, concesión graciosa de algún diputado, se nos permitió pagarlo en tractos sucesivos en los recibos de agua posteriores. Muchos no guardan los cobros viejos ya cancelados, de manera que no podrán reclamar el abuso, si es que lo hay. Otros, al darse cuenta de que eran relativamente pocos los cientos de colones adicionales al mes, prefirieron, antes de hacer las tortuosas filas para reclamar sus derechos en las oficinas del SNAA, bajar sus cabezas y realizar el aumentado pago mensual. ¿Cabe preguntarse a cuánto asciende la millonada que el SNAA ha obtenido de esta manera, sin tener que, oficialmente, elevar los cobros por el servicio de agua a la ciudadanía?

Pero, el mal parece ser contagioso: ayer 13 de julio me “echaron” el cobro por servicios que brinda la Municipalidad de Montes de Oca y resulta que su pago vencía el día 29 de junio. Estoy seguro de que, a la hora de pagar ̶ la Municipalidad es una entidad más pequeña y, por ende, más “humana” ̶ ellos reconocerán este problema, pero ojalá no sea éste el síntoma de un nuevo abuso generalizado contra los consumidores. Pero, si bien he sufrido todas estas incomodidades que he descrito, la peor fue la que me ocasionó un muy querido amigo al contarle estas historias. Me dijo que por qué yo no me quejaba de estos abusos ante la Procuraduría del Consumidor. Él no tenía necesidad de alterar tanto mis nervios, puesto que la llamada Procuraduría del Consumidor es un fantasma inexistente, sólo que ante su mención nadie tiembla por estar frente al defensor de los inocentes, sino por la credulidad de tanto incauto, quienes creen que ciertamente existe la tal Procuraduría para defender al consumidor de tanto abuso.

Elisa
14/03/2012, 16:22
1988-09-08-OPINIONES SOBRE POLÍTICA

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OPINIONES SOBRE POLÍTICA

La Nación, 08 de setiembre de 1988.

Es interesante observar cómo la reciente encuesta del CID ha sido empleada por distintos grupos para suponer que su tendencia favorita es ya, de hecho, la ganadora en las próximas elecciones. Debo decir que el artículo de don Alberto Di Mare, publicado el día 19 de agosto, evalúa con suma claridad el resultado de esa encuesta y nos dice que “los datos de la encuesta del CID sugieren que la convención del PUSC verá una tendencia rodriguista triunfante, o casi, a pesar del poderío de su contendiente”.
Mi propósito, más que evaluar los resultados de la encuesta del CID, es indicar cómo se están dando ciertos movimientos en las fuerzas políticas del país, que pueden determinar un resultado favorable a la tendencia de don Miguel Ángel Rodríguez en la convención del PUSC, tal como lo sugiere don Alberto Di Mare en su artículo en mención.
Un factor que resalta es el evidente esfuerzo de la alta dirigencia de de la cúpula del Partido Liberación Nacional por presentar a don Rafael Ángel Calderón como el candidato victorioso de la convención del PUSC, lo cual parce indicar, más que una certeza, un deseo de ese grupo de que ojalá así fuera, por considerarlo, de cierta manera, como el candidato relativamente más débil que puede enfrentar Liberación en los comicios del 90.

Una expresión clara de este anhelo la brindó el ingeniero Allen Arias, jefe de fracción de Liberación, quien en un debate con el señor Calderón en el programa Frente a Frente del Canal 4, mencionó, después de otorgarle, según él, la victoria a Calderón en la convención, que, sin embargo, ella no era garantía de una derrota de Liberación en el 90, pues la candidatura de Calderón de inmediato provocaría una unión de la totalidad del liberacionismo en su contra, con lo cual se le derrotaría.

Por otra parte, resulta interesante notar a partir de cifras arrojadas por datos de muestras que lleva a cabo la tendencia de don Miguel Ángel Rodríguez, que aproximadamente un 24% de personas que se identifican como liberacionistas, indican que darán su voto por don Miguel Ángel en la convención de la Unidad.

Lo anterior señala que se está dando un fenómeno interesante y corroborado por altos dirigentes de la cúpula liberacionista, cual es un debilitamiento de ese partido político, una insatisfacción con los dos precandidatos actuales, quienes se encuentran en una lucha todavía algo pareja, un elevado incremento de la indefinición en sus filas y, sobre todo, la incomodidad de numerosos liberacionistas con ciertas cosas que están pasando en Liberación. Resulta muy posible que mucho del descontento de estos liberacionistas se dirija hacia las filas de don Miguel Ángel, pues no parece que les satisfaga una candidatura del señor Calderón, según lo indican las encuestas antes mencionadas.
Otro elemento importante que surge de estos datos es el alto grado de indecisión del electorado. La situación en el liberacionismo resulta comprensible, a la luz de los recientes acontecimientos por muchos conocidos, lo cual se refleja en una insatisfacción con ambos precandidatos de Liberación. Esto es interesante, pues es un hecho que se han barajado otros nombres como posibles precandidatos en ese partido, pero ello se ha propuesto demasiado tarde, pues casi la totalidad de la dirigencia de Liberación ya está comprometida con alguno de los actuales.

En el caso de la Unidad sorprende aún más el alto grado de indecisión, pues era de esperarse que el precandidato Calderón, quien era más conocido por los electores hasta hace algunos meses, hubiera capitalizado tal conocimiento; sin embargo, ello no ha resultado ser así y, más bien, conforme se ha familiarizado el nombre de Rodríguez, ello puede haber volcado a la meditación a muchos de los miembros de la Unidad, que, a la larga, podrían inclinarse por el novel movimiento rodriguista.
Finalmente, existe un elemento de mucha importancia que juega dentro de la Unidad y que puede volcar los resultados a favor de Miguel Ángel Rodríguez, cual es que él no ha perdido ninguna elección ̶ de hecho no ha participado en ninguna ̶ mientras que su contendor, más conocido, se perfila como perdedor indirecto en una convención y dos veces en elecciones nacionales, Si resulta cierto lo que señala el diputado liberacionista Allen Arias, de que Calderón une a Liberación y que posiblemente sufra así una tercera derrota, el temor en la Unidad de perder por tercera vez consecutiva ante un candidato liberacionista puede inclinar a los partidarios de la Unidad a evitar una nueva pérdida y unirse para impedirla al movimiento de Rodríguez.

En todo caso, parece que lo más que se puede predecir con cierta certeza es que la lucha dentro de la Unidad se encuentra muy lejos de estar ya definida y que, más bien, parece que va a resultar en un final de película, aún cuando favorable al movimiento del Dr. Rodríguez.

Elisa
14/03/2012, 16:30
1988-09-13-EL DIPUTADO POPULAR

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EL DIPUTADO POPULAR

La Nación, 13 de setiembre de 1988.

En la época de Franco, en España, el peregrinaje obligado de sus correligionarios era el Valle de los Caídos; los musulmanes se supone que alguna vez en su vida habrán de dirigirse como romeros a La Meca; la tumba de Lenin es una visita sine quae non de toda la nomenklatura comunista en la nueva Rusia marxista. En este asuntito de tener algún sitio de peregrinación, los costarricenses nos estamos quedando atrasados: no disponemos aún de algún lugar de visita obligada ̶ de imperativo moral que se debe cumplir alguna vez en nuestra vida ̶ en el cual expresar nuestra fe, nuestra convicción, nuestro partidismo o nuestra expiación por todos los pecados incurridos en esta tierra de mortales.
Propongo seria y formalmente que se declare Monumento Nacional al parqueo de los diputados que honran a nuestra actual Asamblea Legislativa (y también a muchas anteriores). Allí, en las instalaciones del antiguo Colegio de Sión, los costarricenses podremos digerir hasta la saciedad cómo es que se logra un buen resultado del uso de todos los recursos políticos, encarnados en el anhelo de todo maicero y citadino nacional aspirante de llegar a la nueva legislatura, ante la promesa de oficio del hábil político de siempre: la diputación es un camino para obtener un vehículo de lujo, al cual el resto de los mortales conciudadanos habrá de mirar con envidia, semejante al refocileo codicioso de la turba ante los nuevos dioses del Olimpo.

La opulencia abunda en nuestro Monumento, por supuesto que no la relativamente comedida, sino la verdaderamente ostentosa, la faraónica; no se trata del lujo de los Toyotiyas o el de los Fiats o de los 120 Yes, sino que, al contrario, se podrá admirar el boato de los Volvos, que casi no caben en el campito que algún planificador del estacionamiento diseñó o bien el visitante atento podrá extasiarse al contemplar la abolladura provocada por una herética maceta caída sobre el Mercedes Benz de cierto diputado; pero si busca el éxtasis de la perfección, el tico de pies en tierra podrá, embobado, cuya saliva se cae por comisuras de labios mortecinos de envidia y admiración, lograrla con sólo ojear la admirable colección de BMWs, Alfa Romeos, Range Rovers, entre otros, expuesta por nuestros humildes representantes.
Para estar a la moda de los grandes sitios de exposición y de exhibición, si se aprieta un botoncito en el Monumento se podrá escuchar la voz de algún padre de la patria, quien dirá, con la típica “r” resbalada de los connacionales, y agregándole, como debe serlo, el “tico” de los diminutivos, cómo él, antes de dirigirse a la visita de rigor a las “bases populares” y a las barridas donde debe hablar de ”justicia social” y a los tugurios en que hará mención de su vocación por la “democratización de la economía” y su “compromiso innegable con las grandes mayorías”, pide que algún empleado le limpie su Volvo o su Mercedes de treinta millones de colones, el que nos recuerda una limosina de Al Capone, por lo obscura, pero más que todo por lo lúgubre y tenebrosa.

Finalmente, dentro del “tour” programado en el Monumento del Parqueo de los Diputados, se podrá ver a un yipsillo deteriorado, de color blanquecino, no por la envidia, sino por una caduca probidad (sin duda heredada de otro viejo yip Toyota de don Guillermo Malavassi o del vehículo de don Álvaro Torres Vincenzi, quienes resistieron incólumes los arrebatos seductores de la concesión graciosa en otras legislaturas). Ese yipsillo viejo es del diputado don José Miguel Corrales. Quien lo observe con desprecio, aunque sea de reojo, deberá tener presente que se trata de un simple punto de comparación entre la sencillez y la fastuosidad; entre la humildad y el derroche; entre la simplicidad y la pompa; entre el recato y la ostentación; entre la virtud y la vanagloria, la fanfarria, el alarde, la petulancia.

Si algún joven, movido por la aparatosidad diputadil que contrasta evidente con la del yipsillo blancuzco, pretende dar solución al “problema” de la movilidad del padre de la patria, puede pensar en una sencillita, que le impedirá al legislador quejarse de que si no tiene ese privilegio vehicular ̶ horror de los horrores ̶ quedaría en inferioridad ante los otros miembros de eso que llaman los Supremos Poderes. La solución radica en mirar la propia escena del diputado como representante popular: al diputado popular, al representante popular, que se le dé un vehículo popular al igual que como ellos lo limitan en la vida de los restantes costarricenses.

Elisa
14/03/2012, 16:31
1988-09-29-LOS PRECANDIDATOS Y EL AJUSTE ESTRUCTURAL

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LOS PRECANDIDATOS Y EL AJUSTE ESTRUCTURAL

La Nación, 29 de setiembre de 1988.

Recientemente la Cámara de Industrias de Costa Rica tuvo la buena iniciativa de invitar a los precandidatos a la Presidencia de la República, para que se les expusieran sus ideas acerca del tema del ajuste estructural que se requiere llevar a cabo en la economía costarricense.

Uno tras otro expuso sobre el tema y, con la excepción de uno de ellos, poco trascendente por cierto, todos se manifestaron de acuerdo con que era vital que nuestra economía se abocara de inmediato a un proceso de cambio de su estructura productiva. Como soy de los que creo que no es con palabras, con gestos o con muecas, como se resuelven los graves problemas que gravitan sobre nuestra economía, considero indispensable que, en nuestro medio, y especialmente para quienes dicen profesar su vocación en favor del ajuste estructural, se vaya comprendiendo en toda su magnitud lo que tal redefinición de nuestra producción conlleva.

Y, como también me gusta decir las cosas bien claras, aunque algunos les molesta mi independencia de pensamiento, ese día don Miguel Ángel Rodríguez, en especial, así como don Carlos Manuel Castillo, sí expusieron su criterio en concordancia con lo que efectivamente se requiere hacer, según el convenio de ajuste estructural acordado entre nuestro gobierno y el Banco Mundial. Los otros dos participantes, don Rolando Araya y don Rafael Ángel Calderón, soslayaron el asunto, con una especie de “estoy de acuerdo con el ajuste estructural” para salir del paso, sin definir con exactitud en qué es en lo que realmente están de acuerdo.

El fondo del asunto es que el programa de cambio estructural –mejor conocido como SAL II– el cual conjuntamente el Gobierno de Costa Rica y el Banco Mundial intentan llevar a cabo, contiene posiciones básicas de tipo económico, sobre algunos de los cuales los dos precandidatos en mención no están de acuerdo, lo cual lanza fuertes dudas de que su aceptación del ajuste estructural sea verdaderamente cierta.
Por ejemplo, uno de los problemas más graves que enfrenta el Banco Central –y por ende, el país– para controlar adecuadamente la emisión del dinero es la obligación legal que tiene de financiar los déficit en que incurre el Consejo Nacional de Producción, por su política de precios y subsidios. Como parte de esos acuerdos para el cambio estructural de nuestra economía, se requiere que tales déficit sean cubiertos por el presupuesto nacional y no por la vía de la emisión de dinero. Así los costarricenses podremos saber a ciencia cierta cuánto es lo que realmente nos cuestan esos programas de subsidios que practica el CNP. Sin embargo, la indefinición en un caso y la oposición en el otro, han sido las posturas características de estos dos precandidatos, los cuales con ello minan el proceso de ajuste estructural de nuestra economía.
Otro ejemplo de desconocimiento y de no querer hablarle claramente a los costarricenses, es la posición que han asumido, tanto Araya como Calderón, frente a la necesidad de lograr o no la autosuficiencia en la producción nacional: ambos han señalado que a esa meta debe llegarse; lo cual además de sonar muy bonito, se supone que les acarrea votos. Por ejemplo, buscarla en la producción de trigo significa que el precio del pan se tenga que elevar a magnitudes estratosféricas con el fin de pagar los costos altos de nuestros productores. La autosuficiencia per se es onerosa: ella empobrece a las naciones y mantener dicha tesis resulta totalmente contraria a cualquier postulado de cambio estructural, que algún país, ansioso como el nuestro por mejorar sus condiciones de vida, ha decidido proseguir.

Se pueden dar más ejemplos de esquineos por parte de estos dos precandidatos –Araya y Calderón– sobre el tema del ajuste estructural de nuestra economía: recuérdese la posición del segundo sobre el control de precios y de ambos sobre el grado de reducción de proteccionismo. Pero lo que interesa es enfatizar que cuando se afirma que se está a favor del cambio estructural, lo primero que se debe hacer es definir qué es lo que ese precandidato entiende por ajuste estructural, para que quienes les escuchamos sepamos a qué atenernos cuando ellos nos aseveran que están a favor de dicho cambio.

Como creo que el público en general, y muy en especial los precandidatos Araya y Calderón, deberán conocer qué es lo que está en juego bajo el concepto de ajuste estructural, una buena fuente de conocimiento lo es la lectura de cuatro artículos: uno de ellos se titula “Cambio Estructural, Secuencia y Magnitud”, conferencia pronunciada ante el grupo COUNSEL, en agosto de 1985; el segundo se llama “Cambio Estructural: Reforma Fiscal”, escrito en la Revista Ciencias Económicas en marzo de 1982; un tercero se titula “El Sector Industrial ante el Cambio Estructural”, conferencia presentada en la Cámara de Industrias en agosto de 1987 y, finalmente, “ El Cambio Estructural y los Procesos de Privatización”, exposición dada ante el Frente de Empresarios Social Cristianos en noviembre de 1987.

Estos cuatro artículos son del Dr. Miguel Ángel Rodríguez y están recopilados en su último libro De las Ideas a la Acción, publicado hace pocos días, en el cual expresa de forma clara y convincente la importancia y ramificaciones que para nuestro bienestar tiene el ajuste estructural; estas son opiniones que los otros precandidatos deberían formular con conocimiento si lo consideran meritorio, para así hacer saber su verdadera opinión sobre el tema a sus conciudadanos, quienes cada día nos damos cuenta de la gran importancia que tiene que nuestros aspirantes a gobernantes nos digan las verdades y nos expresen sus ideas, puesto que simples gesticulaciones ya no nos satisfacen…

Elisa
14/03/2012, 16:32
1988-11-01-NECESITAMOS SABER

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NECESITAMOS SABER

La Nación, 01 de noviembre de 1988.

La mejor presentación al tema puede serlo una aseveración de David Hume contenida en sus Ensayos Políticos: “Y a medida que ha ido aumentando la experiencia de la humanidad se ha descubierto que el pueblo no está constituido por monstruos tan peligrosos como se ha dicho, y que, por todos conceptos, es mejor guiarlo como una criatura racionar, que dirigirlo o empujarlo como una bestia”. (David Hume, Ensayos Políticos, San José, Costa Rica: Universidad Autónoma de Centro América, 1986, p. 27).
A mí me parece que es muy importante, que todos los costarricenses tengamos una oportunidad de conocer cómo es que piensan los diferentes candidatos a la Presidencia de la República, acerca de diversos temas de interés nacional y personal. Los medios modernos de información nos permiten, con relativa facilidad, valorar si lo que nos ofrecen quienes solicitan nuestros votos es, realmente, palabrería vacía o ideas, cuya puesta en práctica puede permitir satisfacer mejor nuestras necesidades de una vida en gregario.
Un elector informado es crucial en la forja de una Costa Rica democrática. Se ha aseverado, muchas veces, que los costarricenses hemos dejado de lado la masificación de nuestro voto, para convertirnos en buenos discriminadores en cuanto a nuestras decisiones acerca de a quién otorgarle el mandato político. Esto es, que no somos hombres-masa sino hombres-individuos. O, para tomar una expresión recientemente expuesta por Mario Vargas Llosa en su visita a Costa rica, nos consideramos individuos soberanos en contraste con rebaños.

Con base en esta concepción de quiénes o cómo somos los costarricenses electores, se hace vital que en nuestro medio los políticos avancen más allá de un simple “esto hay que terminarlo” ̶ ultimar algo supuestamente dañino ̶ para decirnos cómo es que piensan, en un debate, en un encuentro ante nosotros, lograr acabar inteligentemente con tanta infamia, tanto dolor, tanta angustia y postración.

Para lograr esta comunicación esencial, umbilical, con el elector costarricense, los pretendientes a gobernantes tienen una buena oportunidad, si es que creen, como Hume, que el pueblo no es un monstruo peligroso, sino, por el contrario, un conjunto de personas pensantes y que, por lo tanto, necesitan saber qué es lo que esos precandidatos poseen en sus intelectos, para hacernos saber así que es lo que esos políticos realmente piensan. No pueden pretender que la masificación convencional de la “adherencia” o de las “bases” sustituya al libre e inteligente discurrir de ideas, de lo cual, a veces, nos vemos muy ayunos.

En vez de palabrería vacía, de frases huecas, de poses caracterizadas por falsos rictus de angustia, los precandidatos deben empeñarse en comunicarle a los costarricenses cuáles son las soluciones que efectivamente tienen para resolver los problemas que nos quejan; por supuesto, que sean soluciones racionales e inteligentes, no aquellas que sólo sirven de manjar a quienes consideran sus vasallos domesticados o palabrejas que funcionan como placebos para los enfermizos políticos, quienes consideran que una divisa política es, en sí y por sí, una señal de solución a nuestras dificultades. Para el hombre-rebaño, esto último; para el individuo soberano, la información inteligente y educada.

Es urgente que los precandidatos, ante el pueblo costarricense al cual dicen deberle todo, expongan en debate, a plenitud, cuáles son sus ideas, cuáles son sus concepciones, cuáles sus sentimientos, cuáles sus capacidades morales y físicas, cuáles sus esfuerzos y labores, que nos permitan valorar la trascendencia de la decisiones que pronto hemos de tomar. Nada ha de quedar oculto: la vida privada de un precandidato puede expresar mucho de lo que hará como gobernante. Su vida pública también es un patrón de lo que habrá de hacer, si es que el pueblo soberano le favorece con el voto.

Atrás deben quedar las meras aficiones sensibleras, las concepciones simplonas por las que el grito que se lanza se cree sea una solución inteligente; las poses teatrales, al apagarse las luces del escenario, regresan a la nada de donde vinieron. Es hora de que se respete al elector y que no se le mire como al monstruo al que se veda de conocer; que no se le considere como una masa que no piensa; que no se le valore como una “base” que está allí sólo para saciar las necesidades angustiantes de un poder sin fin ambicionado. El pueblo, como nos dice Hume, no debe ser empujado como una bestia, sino guiado como una criatura racional. Quien en esto crea, merece nuestro voto; para quien lo soslaye, nuestro desprecio.

Elisa
14/03/2012, 16:33
1988-11-11-SOBERANÍA EN VENTA

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¿SOBERANÍA EN VENTA?

La Nación, 11 de noviembre de 1988.

Si usted le pregunta al costarricense si está de acuerdo con el diálogo, generalmente se puede esperar como respuesta un rotundo sí. Sin embargo, si usted le pregunta si está de acuerdo con una unión política con el resto de los países de Centro América, la respuesta esperada es también un sonoro no.
Por supuesto que el proyecto del parlamento centroamericano que está en discusión en nuestra Asamblea Legislativa listo para ser votado pronto, no dice claramente que con él se da una unión de los países centroamericanos. Sin embargo, posee ciertas características que el ciudadano atento debe tener presente, con el fin de valorar si es conveniente o no que los costarricenses participemos del tal parlamento centroamericano.



Si el proyecto tan sólo contemplara que habrá una reunión de representantes de los diversos países del área para que dialoguen acerca de cosas de interés común, tal vez así nos resultaría aceptable, pero dicho proyecto de tratado, por ejemplo, señala obligaciones que trascienden de ese simple diálogo. Así, para todos los organismos centroamericanos el parlamento que se propone deberá nombrar sus cabezas; esto es, lo que actualmente es potestad soberana de nuestro país ̶ el Poder Ejecutivo decide por quién votar y así lo hace actualmente ̶ es ahora cedida a los nuevos parlamentarios. Esto es, hay una cesión de la voluntad soberana de la nación.
También con el proyecto de ley en mención se crean organismos formales, como por ejemplo la Asamblea de Vicepresidentes del área, lo cual perfectamente puede evolucionar, según está constituida, hacia entes formales decisorios, a los cuales los costarricenses tal vez no deseamos darles potestad alguna sobre nuestros asuntos internos.
Adicionalmente, la cuenta del parlamento centroamericano la vamos a pagar los costarricenses ̶ aún no se dice en qué forma ni en qué monto ̶ al menos en parte. Sin embargo, los fondos que se asignen, ¿seguirán el proceso legislativo constitucionalmente establecido para la aprobación de gastos?

Todos estos temas, a mi parecer, aunque no el de prominentes abogados, a algunos de los cuales nuestra Asamblea Legislativa ̶ como sabios que se presumen algunos de sus integrantes ̶ rechazó pedirles opinión, resultan secundarios cuando se contempla la posibilidad política de que los costarricenses terminemos embaucados en una unión centroamericana, la que se está tratando de introducir subrepticiamente en nuestra organización socio-política. Cuando el presidente Arias se comprometió a que Costa Rica firmaría el acuerdo del parlamento centroamericano, era evidentemente una posición personal, puesto que no podía comprometer la voluntad soberana de nuestra Asamblea Legislativa de aprobar o rechazar los tratados internacionales. Aún hay más, para su aceptación posiblemente se requiere de una votación calificada que oscila entre dos tercios y tres cuartas partes de los diputados, según interpretaciones formuladas por estudiosos conocedores de estos temas, como, por ejemplo, don Fernando Volio.
De manera que, si se pretende alegar que Costa Rica es el único país que se opone a tal parlamento centroamericano, con lo cual se nos convierte en delincuentes del acuerdo de Esquipulas II, pues creo que, si el rechazo al parlamento va en beneficio del país, lo es en buena hora, si con ello se ha sido sabio en no aceptarlo, pues, después, de todo, los otros cuatro de Centro América, y muy especialmente Nicaragua, no se han constituido precisamente en fieles cumplidores del acuerdo de Esquipulas II.

Francamente a mí, como están las cosas en Centro América, a la par de un gobierno expansionista, marxista-leninista, heredero e imitador de feroces dictaduras, no me complace mucho la idea de que nos metamos al tal parlamento centroamericano. Me gustaría, como parte del pueblo, como lo es usted y todos los demás ciudadanos en quienes reside la soberanía del país, votar si consideramos conveniente o no que nos metamos al germen de una unión centroamericana, que no cumple con principios democráticos y de libertad.
Recientemente al presidente Arias un ciudadano le preguntó en un programa de televisión que ¿cuál era su opinión acerca de que se hiciera un “referéndum” para que los costarricenses votáramos a favor o en contra de dicho parlamento? Don Oscar Arias respondió que ya los costarricenses habíamos votado al elegirlo a él como su presidente y a los diputados para que ellos decidieran por nosotros si era conveniente o no incorporarnos a ese foro. Piense el ciudadano costarricense si ¿habría votado por los diputados y por el señor Arias si, en el momento de las elecciones, nos hubieran dicho que entre lo que ellos harían estaba la incorporación de Costa Rica al tal parlamento centroamericano?

Yo tengo mis dudillas al respecto: posiblemente conservamos muy dentro de nosotros aquella aversión de nuestros abuelos a la “enosis” centroamericana y preferimos seguir siendo mucho de los montagnards que nos ha caracterizado ̶ libremente ̶ por lo que habríamos rechazado las pretensiones de los diputados y del Presidente de incorporarnos a dicho parlamento. Si la voz del pueblo es la voz de Dios, pues que se nos deje expresar nuestra voluntad.

Los costarricenses debemos pronunciarnos si nos conviene o no ese parlamento. Si es que existe un compromiso del presidente Arias, es el suyo, pero deben seguirse las reglas constitucionales al respecto. Si en el otro bando, el social-cristiano, al menos en parte de él, existe un compromiso para aprobar el parlamento por aquello de que Vinicio Cerezo ̶ su promotor ̶ es social-cristiano en Guatemala, ello no hace que los de aquí, en manada, debamos seguirlo en su inspiración, pues somos soberanos.

El pueblo tiene la última palabra: que el silencio de los sepulcros no sea la respuesta nacional al apuro de los políticos y a los deseos de los Capitanes Generales. Usted como costarricense debe exponer sus sentimientos al respecto; sólo así, quienes creen que pueden dispone fácilmente de la soberanía nacional, pueden escuchar el clamor de los hombres libres y tal vez con ello enmendar sus acciones.

Elisa
14/03/2012, 16:34
1988-12-12-PACHEQUITO

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PACHEQUITO

La Nación, 12 de diciembre de 1988.

En el medio universitario, cuando se hace mención de “Pachequito”, casi todos sabemos que se habla del Dr. Francisco Antonio Pacheco, Ministro de Educación, aquél de pequeña estatura pero de gran capacidad e inteligencia.

Tal vez pocos costarricenses han comprendido que dos decisiones trascendentales, puestas en marcha bajo su gestión, sean las que a largo plazo nos permitirán vivir como ciudadanos libres en una comunidad civilizada y, más aún, en un medio inteligente, en que ciertamente se valoren las virtudes ciudadanas sustentadas en el esfuerzo, en la libertad y en la capacidad de los individuos.

Encabezado el movimiento por don Fernando Volio, con el beneplácito de muchos costarricenses, no sólo distinguidos por sus méritos intelectuales sino además por sus grandes atributos morales, se dio la voz de alarma en nuestra civilidad por el daño que estaba causando a nuestros jóvenes la ausencia de cursos de Cívica en los colegios de segunda enseñanza. Dichas lecciones al perecer habían sido eliminadas en la gestión del difunto Ismael Antonio Vargas y no es sino muchos años después, con “Pachequito”, cuando en nuestros colegios de nuevo se resaltan las virtudes de la democracia y de la libertad, a la usanza de los viejos textos de don Rafael Obregón Loría, en contraste con la concepción totalitaria inicua derivada de la ignorancia y de la obscuridad.

Me acuerdo de hace muchos, pero muchos años, cuando me tocó hacer los exámenes de bachillerato. Para aprobarlo los compañeros nos juntábamos a estudiar, conscientes del reto que significaban tales pruebas, para así ampliar nuestros conocimientos, al aprender de otros alumnos más sabios o estudiosos lo que en particular se nos dificultaba saber. Con ello no sólo fortalecimos muchas amistades, sino también nuestro aprendizaje y, más que todo, dimos mayor vigor a la disciplina en el estudio, que los profesores de aquel entonces siempre nos inculcaban.

Mas la desgracia no se hizo esperar. La demagogia de la democratización de la educación, contenida en ciertos programas de enseñanza pseudo-revolucionarios, encontró su epítome con la eliminación hace quince años, de las pruebas del bachillerato. Predominó el “pobrecito” ante la excelencia académica; se hizo prístina la vida fácil y populachera, en vez de la disciplina y el esfuerzo permanente en el estudio cotidiano; se siguió la línea del mínimo esfuerzo, en lugar de escogerse el rigor y la acuciosidad que se demanda del buen estudiante.

Gracias a Pachequito, estos aires de diciembre refrescan a los espíritus, pues, ante la mediocracia del corto plazo, se puede ahora pensar que los jóvenes mejor formados han de adquirir aquellos buenos rasgos que caracterizan la labor del hombre de bien: esfuerzo, disciplina, dedicación, estudio, todo lo cual se fundamenta en respetar lo que ciertamente vale y no lo que se proclama valer, aunque la vacuidad sea lo que más se asoma en ciertos trasluces.

En momentos en que las personas que aprecian el bien y la verdad se ven deprimidas por el poder de la masa ignorante y manipulada, la cual se lanza en pos del logro de algo sin que el esfuerzo y el trabajo sea lo que les permita su disfrute, debe uno dar las gracias al ministro Pacheco, pues con su labor al menos nuestros hijos tienen la esperanza de vivir en una sociedad de hombres libres, sin las cadenas de la ignorancia que surgen del presunto saber, cuyas ataduras las forjan quienes se aprovechan de ese mismo desconocimiento para aherrojarles sus espíritus con la recompensa azarosa, la cual surge sólo de estar en el momento en que caen las migajas de los poderosos.

Esa labor de Pachequito, tan sólo esa, es suficiente para que los costarricenses le agradezcamos su tenacidad en la lucha por hacer de nuestros estudiantes mejores ciudadanos. Esas gracias, en especial, se las darán sus hijos o los nuestros, quienes con ello apreciarán a un buen y excepcional ciudadano sumido en la cosa pública.

Elisa
14/03/2012, 16:35
1988-12-28 -MODERACIÓN GUBERNAMENTAL

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MODERACIÓN GUBERNAMENTAL

La Nación, 28 de diciembre de 1988.

Según recientes acontecimientos, en apariencia las autoridades del gobierno han comprendido la importancia que tiene la moderación en el gasto público, para que el futuro económico de nuestro país se vislumbre mejor de lo que podría preverse hace unos cuantos días.

Ante el aumento de la inflación en 1988, la cual superó las proyecciones más pesimistas formuladas a finales del año pasado –como, por ejemplo, la mía, en que esperaba para este año una inflación de un 16.5%– y que desbordó el planteamiento rosa de los gobernantes, quienes también a fines del año pasado –al igual que como lo dicen ahora– estimaron que la inflación oscilaría entre un 10 y un 12%, ahora sí parece que los gobernantes se han decidido, al fin, socar seriamente la faja al gasto del Estado.
Si lo expuesto sirve de consuelo a alguna persona, excepto a quien presumo sea uno de esos desenfrenados populistas, esa medida es la que precisamente he venido pidiendo desde hace mucho tiempo: se debe disminuir el gasto público para estabilizar a la economía. Claro que cuando la formulé hace algún tiempo, la reacción del político no se hizo esperar y, por ejemplo, don Otton Solís me pidió que dijera yo en cuáles sectores se debería reducir el gasto, cuando realmente la opción estaba en manos de quienes gobernaban al país: la bola estaba en la cancha de don Ottón y, como lo vemos por los resultados que surgen ahora, no la pateó, ni la tocó y ni siquiera la vio.
Las realidades económicas terminan imponiéndose –aunque hay algunos quienes creen que la solución a los problemas es uno de “voluntades” y no de buenas políticas– si se quiere lograr una restricción al crecimiento en los precios. Don Oscar Arias ha anunciado que en 1989 el gasto público se restringirá en ¢8.600 millones. Es más, no se esperó al año entrante para que ello se hiciera: se estima que la elevación en el precio del trigo le evitará pérdidas al Consejo Nacional de Producción por ¢ 600 millones y que el aumento en el precio de la electricidad ̶ que es mentira que no se había incrementado anteriormente, pues nos cobraron el factor térmico aún en los meses en que más llovía en el país– le significará ingresos al ICE por unos ¢4.000 millones adicionales.

El resto lo tendrá que reducir el gobierno por algún lado y, según lo que he podido saber, las decisiones esta vez van en serio: tanto el Gobierno Central como las instituciones descentralizadas deberán reducir, cada uno, sus gastos, en unos ¢2.000 millones. ¿Cómo lo van a hacer? Ojalá se tuviera algún Alf que nos dijera que “ello no es problema”. Pero si, por ejemplo, se pretendiera tomar del presupuesto del Ministerio de Salud, en el cual, según se dijo públicamente, sólo el 7% se gastaba en algo distinto del pago de salarios, resulta evidente lo difícil de la decisión por tomar, especialmente a la luz de los recientes aumentos acordados en los salarios de los empleados públicos.
De aquí que parece que ha llegado la hora de la verdad: la moderación en el gasto público va a exigir que los gobernantes tengan que escoger en dónde se han de reducir los gastos; pero, y que esto se tenga bien presente, si se reducen las inversiones en vez de de los gastos corrientes, lo que va a suceder es un decrecimiento futuro de la capacidad productiva del país y un empobrecimiento mayor de las generaciones venideras. El “viva la pepa” debe dar paso a la disciplina, a la frugalidad, al ahorro.
Lamentablemente este horizonte se puede obscurecer aún más: 1989 es un año preelectoral y, como ya es sabido, en tales años los gastones en el sector público tienen mucho que decir y tristemente se les escucha en un grado similar. La tesis de los irresponsables del largo plazo es que, si se despilfarra en el segundo semestre del año previo a las elecciones, en la economía se da una especie de bonanza –un aguinaldo que dura todo un semestre– lo cual hará que los electores tiendan a votar a favor del partido de gobierno: la dispendiosidad contribuye a asegurar la reelección.

En febrero de 1990, según los gastones, al circular más dinero se narcotiza al elector, quien no piensa en ese momento en las consecuencias de las malas políticas económicas. Así, el efecto sobre la inflación se presentará una vez ya instalado el nuevo gobernante, el cual es “del Partido”. Será sólo por allá de junio o julio del 90 cuando la inflación muestre todo su rigor: llegará la hora de pagar las cuentas, pero se ha conservado el poder; cualquier cosa se debía hacer menos renunciar a las mieles del gobierno.
Afortunadamente, por el momento la tesis de los irresponsables parece no prevalecer en el gobierno y ello se debe, en apariencia, al buen análisis de algunos de los más respetados miembros del equipo económico de esta administración. Ellos se han dado cuenta que la gente no es tan tonta como para no darse cuenta que, si se emite dinero en exceso en el segundo semestre de 1989, ello causará una mayor inflación y que esta política más bien puede motivar que en la economía se anticipe el período en que tal dispendiosidad se refleja en los precios. Así, resulta factible que, en medio de las elecciones de febrero de 1990, si se gasta en exceso en el segundo semestre del 89 se presente una muy fuerte inflación y los votantes, ante ella, más bien castiguen al partido del gobierno, votando en su contra.

La hipótesis anterior surge por el hecho de que la gente está sumamente quisquillosa por el problema de la inflación (a esto los economistas dicen que existen fuertes expectativas inflacionarias en la economía). Por ello, como la gente no es tonta, ante la dispendiosidad en el gasto público anticiparán los aumentos en los precios. Es decir, se acorta el período de gracia entre la gastadera y la inflación. Si, en efecto, el comportamiento de los múltiples agentes económicos frente al gasto público preelectoral es tal como se han indicado, posiblemente constituya una de las votaciones más fuertes a favor de la mesura en el gasto del Estado y en contra de la irresponsabilidad politiquera. Yo sólo espero que el gobierno escuche atentamente el mensaje que le envían los ciudadanos.

Elisa
14/03/2012, 16:35
1989-01-07-INEXACTITUDES SOBRE LA INFLACIÓN

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INEXACTITUDES SOBRE LA INFLACIÓN

La Nación, 07 de enero de 1989.

En días recientes, en varios medios de comunicación, se han expresado algunas inexactitudes acerca de diversos procesos inflacionarios y considero que algunos comentarios al respecto podrían ser de interés, dado que el tema de la inflación, sin duda alguna, estará muy presente en los hogares de los costarricenses en los meses por venir.
Como parte de esa apabullante propaganda que el gobierno trató de embutirnos a finales del año recién pasado, se afirmó que la inflación en Costs Rica en 1988 era de un 23 por ciento, la cual tan sólo resultó ser de, aproximadamente, un 10 por ciento de la que tuvo la totalidad de América Latina. Esto muy posiblemente es cierto, aunque dudo mucho de que, aún antes de terminar 1988, ya se dispusiera de la información exacta de la inflación que tenía cada uno de los países, pues se sabe que hay naciones que andan atrasadas hasta en nueve meses en la obtención de tales cifras, Sin embargo, aún si se acepta que son datos correctos, la aviesa intención del propagandista es otra distinta de la de informarnos: lo que quiere es que pensemos que “en la casa del ciego, el tuerto es rey”.

Evidentemente debemos tener presente que el gobierno social-demócrata de Alan García pasará a la historia de América Latina como la ópera bufa de la década, pues su locuacidad se tradujo en un proceso inflacionario sin paralelo en esa nación (se estima en un 3.000 por ciento anual). Tampoco debe omitirse aquella otra plusmarca latinoamericana que ostenta la dictadura nicaragüense, la cual influye, sin duda, en el alto porcentaje de inflación en Latinoamérica. Asimismo, en Argentina las cosas siguen como siempre: una inflación casi incontrolada, aunque de nuevo se promete que en el año por venir se la va a dominar. Y no se debe olvidar a México, pues después de la muerte de don Rodrigo Gómez se dejó de lado la disciplina monetaria y con ello, el ejemplar país otrora estable, se convirtió en un caso más de las violentas inflaciones propias de los países sudamericanos.
La intención de los propagandistas es que los ticos nos consolemos porque tenemos un poquito de inflación en comparación con el resto de América Latina. Y esto deprime, pues equivale, como ha sucedido otras veces, a que sea el culto de la mediocridad o la ineficiencia mayor de otros, lo que nos permite consentir nuestros propios vicios o defectos. Lo correcto sería mostrar por qué otros países tienen una inflación mucho menor que la nuestra. Me parece de mayor mérito y hasta cumple un fin educativo, no que se nos compare con los mediocres, sino más bien con los exitosos, a no ser que se pretenda, como parece por el mensaje que nos envían los propagandistas, que se debe hablar de una democratización de la inflación.

También a fines del año pasado se dio una información, difundida con bombos y platillos, en pizarras, en entrevistas de televisión, en primeras páginas, en la que se consignó que Nicaragua tenía la mayor inflación en la historia de la humanidad. Lo lamentable de esto es que ciertamente los gobernantes sandinistas han utilizado a la inflación como un despiadado método de recaudar impuestos de la famélica población y ello no constituye virtud alguna. Pero, tampoco se debe falsear la información para presentar a los incapaces e ineptos comandantes nicas como los máximos inflacionistas, cuando otros ejemplos en la historia muestran lo contrario. Sin embargo, nadie cuestionó la información original.
Se ha afirmado que la inflación en Nicaragua en 1988 andará entre 7.000 y 12.000 por ciento anual ̶ lo cual, por supuesto, no es una bagatela, sino un pandemónium ̶ y que, si se tomaba el comportamiento del cambio de los precios de los últimos meses de ese año, podría ascender a un 23.000 por ciento anual ̶ o sea, va de mal en peor. Pero, con todo y estas asombrosas cifras, no es la mayor inflación en la historia humana, aunque, sin duda alguna, los “muchachos” van por mal camino en su torpe conducción de la economía.

En 1923, en la República social-demócrata del Weimar, en Alemania, la inflación llegó a ser de casi un 300.000 por ciento anual (ver Frank D. Graham, Exchange, Prices and Production in Hyperinflation: Germany 1920-1923, Princeton: Princeton University Press, 1930, p. 319 y s.s.) y no fue sino hasta que Hjalmar Schacht asumió la responsabilidad en la emisión de dinero, en vez del Banco Central, cuando la inflación se redujo sustancialmente. Según Constantino Bresciani-Turroni, el éxito en la política anti-inflacionaria devino del establecimiento de un límite máximo a la cantidad de Rentenmarks que se podía emitir. (Ver su libro The Economics of Inflation, New York: Barnes and Noble, Inc., 1937, p. p. 347-349).
La Hungría posterior a la Primera Guerra Mundial es otro buen ejemplo de una hiperinflación mayor que la de Nicaragua. En aquel país los precios llegaron a crecer a una tasa superior al 20.000 por ciento mensual (ver Phillip Cagan, “The Monetary Dynamics of Hyperinflation”, en Milton Friedman, ed., Studies in the Quantity Theory of Money, Chicago. The University of Chicago Press, p. 26).

Se pueden señalar otros ejemplos en la historia de países que han tenido una inflación mayor que la reciente de Nicaragua. Sin embargo, esto a nadie debe servirle de consuelo, pues resultaría igual que si nos alegráramos ̶ tal como lo quiere este gobierno ̶ por el hecho de que nuestra inflación es menor que el promedio de América Latina. Todo eso para lo que puede sernos útil es para meditar acerca de la naturaleza de la inflación y evitar ese mal que tanto daño le causa a las naciones.

Elisa
14/03/2012, 16:36
1989-01-11-NITROBENCENO

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NITROBENCENO

La Nación, 11 de enero del 1989.

El pasado 8 de enero se reprodujo en La Nación un artículo del señor Ricardo Aguilar Lara, originalmente publicado en el semanario Universidad, bajo el título “El siniestro nitrobenceno”, en el cual se indica que “la industria jabonera nacional… en vez de higiene nos está recetando una sustancia prohibida por los organismos internacionales: el nitrobenceno”.

De química es nada lo que conozco y menos sé si es cierto lo que allí señala el señor Aguilar Lara, pero sí es muy importante que en Costa Rica vayamos teniendo conciencia del casi estado de precariedad en que nos encontramos los consumidores. El señor Aguilar expresa en su artículo que “por unos pesitos menos se aventure el daño al bien supremo, la salud, son otros treinta denarios. Producir riqueza, cual dios Plutus, sin interesarse por el bienestar ciudadano es insensato”. No hace mucho tiempo, creo que en el mismo semanario Universidad, se señaló que el uso de cierto tipo de, si mal no me acuerdo, hormonas de engorde, causaba daño a la salud ciudadana. Ciertamente, yo no sé qué de verdad hay en todos estos casos, pero sí me preocupa algo, cual es la poca claridad y diafanidad con que se tratan estos hechos en nuestro medio.

Por una parte, existe un par de oficinas gubernamentales ̶ la Dirección de Normas y Medidas del Ministerio de Economía y otra especializada en Salud en el Ministerio del mismo nombre ̶ las cuales tienen la obligación de velar por la salud pública en casos como los arriba expuestos y deberían de constituirse en vigilantes permanentes ante la inescrupulosidad, si así lo fuera, de quienes ponen en peligro el bien de la colectividad, sustentados en que los consumidores desconocemos la naturaleza de los ingredientes incorporados en los productos que adquirimos, confiados en la buena fe de los vendedores.
Adicionalmente, los productores y los distribuidores de jabones en nuestro país, ante las afirmaciones del señor Aguilar Lara, harían bien en aclarar tajantemente, con los dictámenes químicos y médicos apropiados, que no se está en presencia de tal abuso, porque, de no hacerlo así, mandarían un mensaje muy claro a los usuarios, cual es que lo señalado por el señor Aguilar Lara es cierto y, por lo tanto, obligaría a los consumidores y a las autoridades ̶ casi siempre adormiladas ̶ a actuar en lo pertinente.
También con lo expuesto se presenta una razón para que actúe apropiadamente el Colegio de Químicos ̶ aparte de la usual de restringir la libertad y en esto creo que el Colegio de Químicos es de los que menos la afecta ̶ para que con toda prontitud, con toda la celeridad del caso, actuando en defensa de la ciudanía se pronuncie con respecto a las denuncias del señor Aguilar.

Finalmente, ya va siendo hora de que se elimine la llamada Procuraduría del Consumidor: ésta casi no ha hecho nada por el bienestar de los usuarios; parece ser más bien una entidad instrumental de los intereses del gobernante, pues ̶ los costarricenses son mis mejore testigos ̶ casi nunca hace nada ante el abuso de que somos objeto los consumidores y si no, que se nos diga cuándo frenó las prácticas monopolísticas de RECOPE o cuándo impidió que se cobrara el factor térmico aún en épocas de lluvia y así se podría continuar con otros ejemplos. El hecho es que la Procuraduría del Consumidor ha servido para muy poco y los recursos que el pueblo gasta en ella muy posiblemente tengan otros usos mejores, incluso hasta el de no gastar la plata en cosas que no han servido.
Lo conveniente para nosotros, los consumidores ̶ todos los costarricenses ̶ es que se nos informe apropiadamente. Hace varios años propuse q
ue en nuestro país ̶ sugerí que ojalá apoyado por la Cámara de Comercio ̶ se creara un sistema de información por el cual los consumidores podrían presentar las quejas cuando no se cumplía con los contratos verbales por parte empresarios inescrupulosos, como en el caso de productos que no son lo buenos que se nos indicó, de fallas en las entregas, de ocultamiento de información, de engaños deliberados, etcétera, similar a lo que en Estados Unidos se conoce como el Better Business Bureau. Lamentablemente, esta idea no prosperó.

De igual manera, sugerí que en algún medio de comunicación se les brindara a los consumidores alguna facilidad para plantear sus quejas, a las cuales se les daría un seguimiento por parte del medio, pues, con su autoridad moral, si se cometía una irregularidad contra los consumidores el país conocería la clase de participantes que había en el mercado y, de lo contrario, se enaltecería la figura del empresario buen servidor de los costarricenses. Lamentablemente, se me aseveró que este proyecto, el cual vi funcionar en el periódico Milwaukee Journal en mis épocas de estudiante, resultaba demasiado caro en el país.

Hay sin embargo una pequeña esperanza para nosotros los consumidores, cual es un programa que, una vez a la semana aparece en Telenoticias del Canal Siete. Allí las comunidades plantean sus quejas ̶ generalmente de naturaleza política, sobre la inacción o deficiencia de las entidad estatales ̶ para que, por ese medio noticioso, se les brinde una explicación de los hechos. El programita ha resultado ser sumamente exitoso. Yo pregunto: ¿será posible que tanto bien social, que en este caso hace Telenoticias, pueda extenderse a las quejas que los consumidores formulan acerca de las relaciones que pueden tener con productores o intermediarios? Ojalá pueda ser así.
Para que la competencia en el mercado funcione eficientemente, el consumidor requiere de la mayor información posible, pues debe tenerse presente que el mercado acomoda todo tipo de personas, cualesquiera sea su nivel de moralidad. La libertad y la responsabilidad van entremezcladas; la información se requiere para que el mercado conozca quiénes son los irresponsables y así los consumidores puedan evitar que se les engañe: caveat emptor.

Elisa
14/03/2012, 16:37
1989-02-25-INFLACIÓN, DEVALUACIÓN Y EXPORTACIONES

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INFLACIÓN, DEVALUACIÓN Y EXPORTACIONES

La Nación, 25 de febrero de 1989.


En fechas recientes, empezando por ciertos políticos no necesariamente versados en temas económicos, se ha criticado a la política de minidevaluaciones, aduciendo que éstas son causa de la inflación. Dicha afirmación, tal como simplonamente se le ha presentado, es errónea, puesto que la inflación surge cuando se genera una cantidad mayor de dinero en la economía, en comparación con lo que crece su producción real.
Tal como lo han afirmado otras personas, lo que sucede es que una devaluación de la moneda genera una mayor cantidad de medios de pago en la economía, en comparación con la situación previa. Esto es, por ejemplo, que si el tipo de cambio es de ¢70 por dólar, la entrada de una divisa que se monetiza (que se convierte en colones por medio del Banco Central) da lugar a que se generen 70 colones. Si se devalúa el tipo de cambio y pasa a ser de, por ejemplo, noventa colones por dólar, el mismo ingreso de divisas que antes ahora dará lugar a que los medios de pago aumenten en 20 colones adicionales.

Entonces, se deduce del párrafo anterior, las devaluaciones darían lugar a una generación mayor de medios de pago en el país, la cual, si es en exceso del crecimiento de la producción nacional, sí originaría presiones inflacionarias. De aquí que, en otras ocasiones lo he señalado, las autoridades monetarias del país, al planificar el crecimiento de la oferta de dinero durante cierto período deben tomar en cuenta estos aspectos de monetización proveniente del exterior, tal como lo hacen con el aumento del crédito interno. Conceptualmente se puede pensar que no importa si el crecimiento de la oferta de dinero tiene un origen interno o bien externo, en cuanto a que la variación total sea de forma que no conduzca a presiones inflacionarias en la economía.
Ante empujes electorales, el gobierno ahora ha decidido reducir el ritmo que traían las minidevaluaciones para, con ello, presuntamente lograr reducir la inflación. Sin embargo, existen muchas interrogantes en torno a la virtud de esta política, especialmente a la luz del esfuerzo exportador en que se encuentra involucrado el país.
En primer lugar, conviene tener presente que el tipo de cambio es uno de los elementos vitales en los flujos y volúmenes del comercio internacional, de manera tal que una sobrevaluación en el tipo de cambio (esto es, que oficialmente se fije pagar menos colones por dólar que los que determina el mercado) conduce a una penalización de las exportaciones y, consecuentemente, a un incremento de las importaciones.

En segundo lugar, tal como apropiadamente lo dice Bela Balassa: “para tener los efectos deseados, el esquema de incentivos a las exportaciones ̶ y el sistema de incentivos en general ̶ debería también tener las características de estabilidad y certeza. Cambios frecuentes en los incentivos tienden a reducir su efectividad. Y si bien no pueden dejarse de lado cambios en el sistema de incentivos, estos deberían ser llevados a cabo de acuerdo con un cronograma predeterminado”. (Bela Balassa, Export Incentives and Export Performance in Developing Countries: A Comparative Analysis, World Bank Reprint Series, 55, reimpreso de Weltwirtschaftliches Archiv, 114, 1978).

Tan sólo por las dos consideraciones anteriores, es lícito preguntarse si ¿han tomado en cuenta las autoridades el efecto nocivo sobre las exportaciones de un aumento en la sobrevaluación del colón on respecto al dólar, a la luz de una disminución en la tasa de minidevaluaciones, que no refleja el comportamiento entre los precios en nuestro país y aquellos en naciones con las cuales comerciamos?

Adicionalmente, el imprevisto cambio observado en la política de minidevaluaciones que ha venido llevando a cabo el gobierno; esto es, en que se varía de un acomodamiento en el tipo de cambio principalmente de acuerdo con la situación relativa sucedida con los precios internos respecto a los externos, entre otros factores, a una activa, en la cual dicha política se ajusta al objetivo de mantener una tasa de inflación según las preferencias de las autoridades gubernamentales, inflación presuntamente causada por las minidevaluaciones, ¿no constituye una alteración sustancial en las características de estabilidad y certeza de las reglas de juego que enmarcan la conducta del exportador, lo cual podría afectar negativamente el comportamiento esperado en las exportaciones?

Debe tenerse presente que el dinamismo futuro de nuestra economía descansa enteramente en el éxito del programa de exportaciones: de eso es lo que en esencia se trata el programa de ajuste estructural, del cual tanto se ha venido hablando, por lo que estos asuntos de política deberían quedar muy claros ante los diversos agentes económicos.

Elisa
14/03/2012, 16:38
1989-03-01-EL IMPUESTO AL SALARIO

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EL IMPUESTO AL SALARIO

La Nación, 01 de marzo de 1989.

Existe un serio problema en la negociación que actualmente lleva a cabo el Gobierno de Costa Rica con el Fondo Monetario, a fin de lograr un nuevo acuerdo con esa entidad, una vez que termine el vigente a finales de marzo y el cual es necesario para que el país pueda proseguir con la compra de su deuda externa.
El meollo del problema parece estar en que las cifras del gasto total en la economía no calzan del todo, por lo que las autoridades del Fondo requieren que aquél se reduzca en, aproximadamente, unos 1.500 millones de colones, adicionales a los previamente acordados.
Se considera que, de no reducirse el déficit del sector público en tal suma, será muy difícil lograr la estabilidad que el Fondo requiere para servir como garante internacional de la buena conducta económica de nuestro país ante la comunidad financiera, además de que difícilmente se cumple con el objetivo de un crecimiento económico aceptable de nuestro país

Se ha hecho mención de que, entre propuestas para aumentar los ingresos fiscales para reducir su déficit, se eleve el impuesto al salario por un incremento en las cuotas de la Caja del Seguro Social. Esto aseguraría un saneamiento relativo en las finanzas de esa entidad, golpeadas por la decisión de las cortes por la cual se tuvo que pagar enormes sumas por privilegios de naturaleza sindical, además de que reduciría el gasto interno privado necesario para lograr la estabilidad macroeconómica
Lamentablemente el impuesto al salario encarecería aún más el costo de nuestra mano de obra, recurso en el cual tenemos relativa abundancia. Con ello, el empresario preferiría, relativamente, emplear más bienes de capital que trabajo, afectando la ocupación. Esto perjudica en especial a los jóvenes recién ingresados al mercado de trabajo, así como a las mujeres, quienes no poseen la estabilidad laboral que tienen los hombres; promueve la discriminación, según las apetencias de patronos y, como lo reconoció hace un par de años el Ministro de Hacienda, don Fernando Naranjo, afecta las exportaciones de nuestro país, que se verían artificialmente encarecidas al aumentarse el costo de nuestra mano de obra, factor en el que supuestamente se posee una ventaja comparativa.

Por estas, entre otras razones, el Gobierno no debe aumentar los impuestos al salario y, para cumplir con la disminución indispensable en el déficit gubernamental, lo que tiene que hacer es reducir aún más el gasto público.

Elisa
14/03/2012, 16:38
1989-03-13-EL SAL II Y APERTURA AL EXTERIOR

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EL SAL II Y APERTURA AL EXTERIOR

La Nación, 13 de marzo de 1989.

En la Asamblea Legislativa se debate la aprobación del acuerdo de préstamo con el Banco Mundial llamado Sal II. Lo que éste se propone es facilitar el proceso de apertura de la economía costarricense al mercado internacional. Se puede estar en desacuerdo en cuanto a si la desgravación y la cobertura del acuerdo es la conveniente o no; sin embargo, no somos capaces de negar que esos planteamientos vayan en la dirección correcta para insertar a nuestra economía en los mercados mundiales.
Interesa, por lo tanto, evaluar cómo les ha ido económicamente, en general, a los países que poseen economías orientadas al exterior, en comparación con aquéllas con producción dirigida al interior, por la vía de la sustitución de importaciones. Para ello me baso en datos contenidos en el Informe sobre el Desarrollo Mundial, 1987 del Banco Mundial, en que se comparan países con economías relativamente abiertas con otros de economías relativamente cerradas, en cuanto al crecimiento observado en su producción real y en términos per cápita, así como en su formación de ahorro interno bruto, su tasa de inflación y su crecimiento promedio anual de las exportaciones de manufacturas. El análisis se efectúa para el período 1973-1985.

Mientras que el Producto Interno Bruto real de las economías abiertas creció a un promedio anual del 7.7 por ciento, el equivalente de las economías cerradas lo hizo a sólo un 2,5 por ciento (un tercio). Por su parte, el crecimiento del Ingreso Real por cabeza en las economías abiertas fue de una tasa media anual del 5,9 por ciento, la cifra comparable en las cerradas mostró un descenso anual de un 0,1 por ciento.
En las economías abiertas, en 1985, el ahorro interno, como porcentaje del Producto Interno, fue de un 31,4% por ciento, mientras que en las cerradas fue de menos de la mitad. Y la eficiencia en el uso de los recursos financieros adicionales, indicado por la relación capital/producto incremental, muestra que se requería menos en las economías abiertas (un 4.5%), en tanto que en las cerradas es de 8; esto es, necesitaban mayor inversión que aquéllas para obtener una producción dada. La inflación anual media en las economías abiertas fue de menos del 10 por ciento, mientras que en las cerradas de casi el 15 por ciento. Las manufacturas exportadas crecieron a un 14.2 por ciento anual en las abiertas y sólo un 3,7 por ciento en las cerradas.

Ante todos estos datos, sólo queda decir que Costa Rica bien merece la oportunidad de un mayor crecimiento económico y que los intereses particulares deben ceder al bienestar de la generalidad de los costarricenses. Esta posibilidad descansa en las manos de los diputados inteligentes, quienes sabrán apreciar esta evidencia contundente en favor de la apertura de nuestra economía, estimulada por el SAL II.

Elisa
14/03/2012, 16:39
1989-03-17-EXPORTACIONES-FUTURO GRIS A LA VISTA

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EXPORTACIONES: ¿FUTURO GRIS A LA VISTA?

La Nación, 17 de marzo de 1989.


La política recién anunciada por el Gobierno de reducir las minidevaluaciones para corregir la inflación, debe evaluarse con sumo cuidado, pues es factible que dé lugar a serios problemas económicos.
Esta nueva política es una especie de fijación del tipo de cambio, si se le compara con la previa de un ajuste casi automático ante un diferencial de la inflación en nuestro país con la del exterior. Si se fija el tipo de cambio cuando otros precios en Costa Rica están subiendo, ello originará una sobrevaloración de la moneda nacional (mayor que la actual), lo cual conducirá a dificultades en la balanza comercial.

Una sobrevaloración del colón ocasiona una pérdida de la competitividad en el exterior, traducido en un aumento de las importaciones y un descenso de las exportaciones. Se provoca una pérdida en la producción, en el empleo y en los ingreso del fisco, así como se termina por devaluar la moneda nacional y por afectar los mercados financieros del país.

Las autoridades gubernamentales tienen en mente estas posibilidades tan ominosas y por ello se esfuerzan en decir que mantendrán la política de no afectar las exportaciones de nuestro país. Así, don Fernando Naranjo, en una reciente mesa redonda en La Nación, aseveró que si el descenso en las minidevaluaciones perjudicaba a las exportaciones, “no dudarían en llevar a cabo los ajustes necesarios en el tipo de cambio”. Pero, la política electoral les apremia en sus decisiones.
Y este es el dilema presentado a las autoridades gubernamentales: por una parte, para evitar la inflación, desean mantener una tasa de cambio fija o que, por lo menos, no aumente tan rápidamente como lo hacen otros precios en la economía, en tanto que, al mismo tiempo, quieren evitar problemas de déficit en las cuentas externas.

Lo que las autoridades podrían hacer es aplicar políticas restrictivas sobre el gasto público y la emisión monetaria, para, al mismo tiempo, mejorar la balanza comercial y bajar la inflación. No parece haber elección entre las políticas macroeconómicas necesarias y la manipulación del tipo de cambio. Los gobernantes harían bien en conocer la experiencia reciente de países como Argentina, entre 1978 y 1983, e Israel, entre 1982 y 1985, los cuales cayeron en la sobrevaloración, en una posterior mayor devaluación y en un aumento de la inflación. Son buenas lecciones acerca de políticas erradas que se aprenden en la historia económica reciente.

Elisa
14/03/2012, 16:40
1989-03-30-QUEREMOS VOTAR

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QUEREMOS VOTAR

La Nación, 30 de marzo 1989.

Para estos días se prevé una discusión en la Asamblea Legislativa acerca de la conveniencia de que Costa Rica pertenezca al foro denominado Parlamento Centroamericano.
El debate interesa porque introduce un nuevo ligamen de Costa Rica para con el resto de Centro América y, también, dado que alrededor de él se ha tejido una serie de acontecimientos importantes, que el costarricense debe tener presente para valorar la conveniencia acerca de óomo tratar una posible incorporación nuestra a esa entidad.
Se aduce para aprobar tal pertenencia, que el Presidente ya se comprometió a firmar el tratado de Esquipulas. Cabe preguntarse si él, de cuya autoridad moral no dudo, ¿constitucionalmente tenía la suficiente para comprometer al país? Que el Presidente haya aprobado el Parlamento, dada nuestra Constitución, no significa que se obliga al país. Para ese fin, el procedimiento está en someter su aprobación a los costarricenses, ya sea por el medio indirecto de la Asamblea Legislativa o el que creo interpreta un sentir de la ciudadanía, que todos con el voto decidamos sí, como país, nos conviene dar el paso propuesto.
Algo que nos diferencia de otros pueblos es una creencia enraizada entre nosotros, cual es que queremos opinar concretamente; esto es, votar, cuando se nos presentan alternativas importantes entre las que se debe escoger. Ya en la escuela tenemos la suerte de votar por algún candidato para la “presidencia” del gobierno estudiantil, sembrándose en nuestra conciencia política que somos nosotros, con nuestro voto, quienes decidimos quien ha de ocupar ese cargo. En actos de asociaciones, clubes, sindicatos, cooperativas, elecciones nacionales y en muchas otras ocasiones, nos entintamos el dedo para expresar nuestra voluntad libre e independiente.
Se amerita para que Costa Rica forme parte del Parlamento Centroamericano que, directamente, para evitar el prosaico deseo de algún intermediario deseoso de un buen salario en dólares, con sus exoneraciones, su duración en el cargo y su panoplia de prebendas, los costarricenses votemos para decidir si nos conviene o no tal participación. Como muchas otras veces lo hemos hecho, decidiremos nuestro futuro, según nuestra libre, independiente y soberana voluntad.

Elisa
14/03/2012, 16:40
1989-04-03-EN DEFENSA DE LA DEMOCRACIA

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EN DEFENSA DE LA DEMOCRACIA

La Nación, 03 de abril de 1989.

Hemos escuchado recientemente y, sin duda alguna, en los meses venideros los oiremos una y otra vez, a los políticos decirnos que, de llegar a gobernantes del país, fortalecerían nuestro sistema democrático. Pero, es que la pregunta que usualmente se les formula merece una respuesta así de cajonera: “¿Fortalecería la democracia si llega el gobierno?” Es palmario que los políticos nos responderán con un sí: pero, no sería mejor preguntarles si ¿estarían dispuestos a eliminar la contribución obligatoria del Estado o los partidos políticos con el fin de fortalecer nuestra democracia? Una respuesta promete ser más interesante que la otra.
Suponga el lector que los narcotraficantes se apoderan de las dirigencias de nuestros partidos políticos –como ha sucedido en otros lares y aquí, para que no se me acusen de nada, dicen que han “intentado”, penetrarlos– o que, por alguna razón, perdemos la fe en el actual sistema bipartidista financiado por el Estado, lo que nos haría mirar con buenos ojos la integración plena de un nuevo grupo político, que, según nuestra soberana voluntad, encarnaría mejor nuestras creencias sobre un buen gobierno.
Lamentablemente, aquel nuevo cuerpo político no está en igualdad de condiciones, no tiene igualdad de oportunidades, con los partidos tradicionales ya existentes, para tener éxito en su ascenso al gobierno, puesto que, desde su inicio, tendría que enfrentar a casi novecientos millones de colones, casi repartidos entre los dos grupos ya existentes y con los que tendría que competir en una elección.

El daño a la democracia provocado por este privilegio es grave, pues, en esencia, se impide la formación de grupos políticos nuevos que, en algún momento dado, el costarricense soberano podría considerar como deseable que viera la luz y que tuviera posibilidades de éxito en su propósito.

La situación es hipotética, pero lo que realmente está en juego es un sistema democrático en que el ciudadano pueda integrar cuerpos políticos que disputen, en igualdad de oportunidades, una elección. Puede concebirse un caso en que la misma supervivencia de nuestra democracia reside en que un potencial partido político surja y tome el poder. Me parece que está lejos de llamarse democrático un sistema político que, de hecho, impide que los ciudadanos libremente se asocien para participar en el quehacer político, en igualdad de condiciones.

Elisa
14/03/2012, 16:41
1989-04-12-LIBERALIZACIÓN Y TIPO DE CAMBIO

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LIBERALIZACIÓN Y TIPO DE CAMBIO

La Nación, 12 de abril de 1989.

En un futuro algo opaco, en parte debido a la poca definición que muchas veces se encuentra sobre asuntos realmente importantes, el tema de la continuidad de las políticas liberalizadoras promovidas por los actuales gobernantes, en cierto momento es posible que vaya a estar en discusión.
Han sido diversas las experiencias de países que, después de involucrarse en procesos liberalizadores, revierten este tipo de políticas y vuelven a esquemas económicos anti-comercio. Por ello es importante dar a conocer algunos resultados de un estudio realizado por el Banco Mundial, que consta de 7 volúmenes y que pronto verá la luz bajo el nombre de Liberalizing Foreign Trade, sobre las experiencias de 19 naciones que en algún momento decidieron abrirse al comercio internacional y, después de ciertos episodios, continuaron tales políticas o bien las revirtieron.
En lo que se refiere al tema específico de la liberalización y el tipo de cambio, en ese trabajo se llega a la conclusión de que, en los casos en que el proceso de liberalización dio lugar a un deterioro en la balanza de pagos, ello no se debió a incrementos súbitos en las importaciones, sino, más bien, a un crecimiento frustrante en las exportaciones, ya sea por una desaceleración de su crecimiento o bien por una declinación de ellas.
De esto se deduce una importante conexión entre el tipo de cambio y el destino de los procesos liberalizadores del comercio internacional, la cual brinda una buena lección de la experiencia aplicable a las actuales circunstancias en nuestro país: “cuando aumentó el tipo de cambio real (cuando se depreció la moneda), o permaneció estable, se sostuvo más que todo la política de liberalización; cuando el tipo real bajo considerablemente (cuando la moneda se valorizó), el experimento de la liberalización fracaso las más veces”. (M. Michaely, A. Choksi y D. Pagageorgiou, “El Diseño de la Liberalización del Comercio”, en Finanzas y Desarrollo, marzo de 1989, p. 5).
Si en nuestro país se prosigue con medidas que sobrevaloren la moneda y el régimen de minidevaluaciones no se ajusta con la flexibilidad requerida, el efecto sobre las exportaciones puede ser altamente nocivo y, a mediano plazo, terminarían por abandonarse los planes de liberalización de nuestra economía, lo que podría no estar muy lejos de los deseos de ciertos políticos.

Elisa
14/03/2012, 16:42
1989-04-28-LAS PLACAS DE LOS TAXIS

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LAS PLACAS DE LOS TAXIS

La Nación, 28 de abril de 1989.

Según averiguaciones informales realizadas, una placa de taxi se adquiere en, más o menos, unos ochocientos mil colones (creo que el monto es poco y posiblemente sea mucho mayor). Esto cuesta el derecho de operar un taxi con la concesión gubernamental correspondiente. También he sabido que, sólo en el área metropolitana, hay entre 2.000 y 3.000 de los llamados taxis ilegales.
Lo descrito es parte de un vasto mercado negro en el servicio de taxis y, antes de que alguien salte de inmediato a la conclusión de que el problema en sí lo es el tal mercado negro, vale la pena tratar de entender por qué se presentan hechos como los expuestos.

La reciente denuncia de un medio colectivo –en verdad, una denuncia reiterada– expuso cómo ciertos políticos acuden a presiones e influencias para que sus adláteres incondicionales reciban la dádiva de una placa –todo cubierto bajo el fingido pretexto de ayudar a los “pobrecitos”– por parte del Ministerio de Transportes. El negociado surge porque el número de placas es inferior al que la comunidad desea que haya. Ello permite que quien recibe la concesión, se hace perceptor de una renta –que todos pagamos– por el privilegio derivado de la acción del político influyente.

Si la concesión para el taxi se diera a quien la solicita para trabajar, la ganancia o renta del privilegio se esfumaría, pero el quid del asunto está precisamente en restringir el número de placas en circulación: El estado crea la escasez artificial y con ello, entre otros, se favorece a políticos ansiosos de obtener la incondicionalidad de algunos.
La poca cantidad de placas da origen a los llamados taxis ilegales, que normalmente dan el servicio en lugares en donde escasea el de los legales. Las tarifas son menores y a veces son manejados por los mismos taxistas que operan los legales en otras horas del día. Gracias a ello, la ciudadanía dispone en parte de los servicios de taxi necesarios, cuya inopia se debe a la restricción de placas que hace el propio Estado.

Para defender a los consumidores –un consejito a la Procuraduría del Consumidor– lo propio sería que el Estado no sea el que otorga las concesiones de taxis y dejar que cualquier ciudadano brinde los servicios a los demás, cuando las personas así lo desean. Tal vez como condición podría requerirse que los carros se pinten de rojo, para que a la distancia se les reconozca. De seguir como están las cosas, el chorizo continuará, la despensa de privilegios proseguirá y el daño al consumidor se perpetuará.

Elisa
14/03/2012, 16:42
1989-05-08-UN MUELLE ECONÓMICO

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UN MUELLE ECONÓMICO

La Nación, 08 de mayo de 1989.

El presidente ejecutivo de JAPDEVA se quejó, debido al usual atraso de aprobación legislativa, por la posible pérdida de fondos alemanes que se emplearían en construir un nuevo muelle estatal en Limón, lo cual él juzga vital hacer, dado el próximo agotamiento de capacidad muellera.

Parece que las ideas innovadoras no calan en este país, por lo cual es bueno brindar opciones a la práctica tradicional de que el Estado sea quien debe hacer todas las cosas y mostrar que hay alternativas convenientes para la ciudadanía, en contraste con los usualmente onerosos proyectos públicos.

Me refiero a que sea el sector privado, en vez del Estado, quien construya y opere el muelle propuesto. Esto traerá numerosas ventajas para el país, entre las que menciono las siguientes: primero, de ser un muelle público todos los costarricenses seríamos participes, de una forma u otra, del pago de la deuda con que usualmente se financia. Todos estamos amortizando las deudas de muelles financiados con RECOPE. En caso de que el muelle fuera privado, sólo serán sus dueños quienes paguen las obligaciones.
En segundo lugar, es ya muy sabido que la operación de los muelles del Atlántico, una de las principales salidas de nuestra exportación, es muy cara en comparación con otros países. Es más, existe una queja casi generalizada entre los exportadores sobre el alto costo del muellaje, que a veces pone a Costa Rica fuera de mercado. La alternativa de que los propios empresarios exportadores sean quienes construyan y administren su muelle, permite ejercer el control necesario para abaratar los costos.
En tercer lugar, para que nadie alegue una entrega gratuita de patrimonio nacional a los empresarios, se les podría cobrar un canon o derecho por la concesión de tierra para construir el muelle. El fisco así obtiene recursos.

De paso, que no salgan con el cuento de que en Costa Rica los muelles son del Estado. El de la Liga de la Caña en Punta Morales es privado y funciona eficientemente. Ningún costarricense paga por la manutención de una burocracia onerosa. Ya es hora de que la inteligencia prime, de que seriamente se estimule el esfuerzo exportador y de que se rompan ciertos privilegios que son muy costosos para el país. Conviene que los costarricenses nos sirvamos de la eficiencia de la acción empresarial en competencia.

Elisa
14/03/2012, 16:43
1989-05-10-MONETARISMO

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EL MONETARISMO

La Nación, 10 de mayo de 1989.

Es frecuente que personas ignorantes u otras con intenciones de asustar a los niños o bien que algunos ambiciosos de poder y hasta que gente culta, pero omisa en sus escritos, utilicen vocablos que suenan como si ellos dijeran algo interesante, cuando en realidad no nos dicen a ciencia cierta de qué es lo que están hablando.
El lector es buen testigo de cómo en los últimos tiempos, muchas personas han dicho estar en contra de las llamadas posiciones “neoliberales”; sin embargo, nunca nos dicen cuáles son esas posturas que merecen su oposición. Es muy posible que ciertas personas con inteligencia estén en contra del llamado “neoliberalismo”, pero otras tal vez sólo repiten su oposición como loros, más que como humanos racionales, y hasta habrá algunos quienes creen que por oponerse a esos “neoliberales”, ello les ha de convertir en seres más inteligentes, más humanistas o qué se yo, cuando en realidad ni saben ni siquiera de que trata ese concepto. Con paciencia espero que alguien me explique en qué consisten las ideas “neoliberales” y cuáles de esas tesis han sido puestas en marcha en Costa Rica, de manera tal que merezcan su rechazo.

Surge ahora otra palabra que emplean ciertas personas, la cual parece tener un destino similar al de “neoliberal”. Me refiero a “monetarismo”, al que algunos dicen oponerse. Tal vez estas actitudes se explique por lo que nos menciona Gustave Le Bon en su libro Aphorismes du Temps Présent: “En política, las cosas son menos importantes que sus nombres. Para disfrazar aún las ideas más absurdas con palabras bien escogidas, a menudo es suficiente con ganar su aceptación”.
Es por lo anterior, esperanzado en qué la razón e inteligencia puedan ser de utilidad para algunas personas, que me propongo explicar muy brevemente qué es lo que se entiende por monetarismo.
Tal vez la manera más sencilla de hacerlo es acudir a un buen texto de economía. Así Rudiger Dombusch y Stanley Fischer en Macroeconomics, nos señalan que si bien “el monetarismo admite cierta diversidad, sin embargo se reduce a la proposición de que el dinero es extremadamente importante para la macroeconomía, que el dinero es más importante que otras cosas tales como la política fiscal, y en algunas variantes que el dinero es virtualmente todo lo que importa”, por supuesto, la expresión “todo lo que importa”, lo es en estos asuntos de política macroeconómica.

El lector cuidadoso se habrá dado cuenta que el monetarismo en esencia se reduce a valorar el papel que puede tener la cantidad de dinero en circulación, para explicar una serie de fenómenos macroeconómicos y, para que quien esto lea, se dé cuenta de la utilidad de algunas de las proposiciones del monetarismo, me voy a permitir señalar varios de los hallazgos más interesantes en este campo.
En primer lugar, que existe una relación persistente, aunque no precisa, entre la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero y la tasa de crecimiento de la cantidad nominal de ingreso en la economía. Esto es, que si crece rápidamente la cantidad de dinero circulando en la economía, crecerá rápidamente el ingreso nominal. Por ingreso nominal se entiende al valor de la producción en un período dado, medido a los precios de ese período; esto es, en colones corrientes, y difiere del llamado ingreso real, el cual es una medición que intenta aislar los cambios en la producción física de la economía en diferentes períodos, midiendo los bienes producidos en esos dos períodos a los mismos precios; esto es, en colones constantes.

En segundo lugar, en promedio –según los hallazgos de Milton Friedman y de muchos otros economistas– un cambio en la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero produce un cambio en la tasa de crecimiento del ingreso nominal aproximadamente seis a nueve meses después. Por supuesto, este rezago puede variar entre países y en momentos diferentes, pero parece ser que en muchos estudios se demuestra que el rezago entre la tasa de crecimiento del dinero y la del ingreso nominal, requiere entre dos y tres trimestres.
En tercer lugar, en promedio, un cambio en la tasa de crecimiento de la cantidad de dinero, produce un cambio en la tasa de crecimiento de los precios en, aproximadamente, un año a un año y medio después. Esto es, la inflación surge de 12 a 18 meses con posterioridad a haberse aumentado la tasa de crecimiento de la oferta de dinero; por ello es que la lucha contra la inflación no es algo fácil de realizar con éxito y con rapidez, una vez que ésta se ha presentado en la economía.

En cuarto lugar, como nos dice Friedman en The Counter-Revolution in Monetary Theory, “la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario en el sentido de que es y puede ser producida sólo por un incremento más rápido en la cantidad de dinero que en la producción”. De aquí surge una evidente recomendación de política: si se quiere evitar la inflación en un país, que haya mesura en la emisión del dinero.

De lo expuesto se puede deducir que el llamado monetarismo, tiene que ver únicamente con la relación que hay entre el crecimiento en la cantidad de dinero y algunas de las principales variables macroeconómicas. No se refiere absolutamente a nada de lo que algunos políticos de oportunidad, entre otros, afirman. De nuevo, esta última actitud nos la explica bien Gustave Le Bon, cuando afirma en su obra Lois Psychologiques de l´Evolution des Peuples, que “El poder de las palabras está ligado con las imágenes que evocan, y es bastante independiente de su significado real. Palabras cuyos sentidos están de lo más mal definidos son algunas veces aquéllas que poseen la mayor influencia… La razón y los argumentos son incapaces de combatir ciertas palabras y fórmulas. Son proferidas con solemnidad en la presencia de las masas, y tan pronto como han sido expresadas, una expresión de respeto se hace visible en todos los rostros y todas las cabezas son agachadas…”.

Elisa
14/03/2012, 16:44
1989-05-19-EL SAL II Y LA FRACCIÓN DEL PUSC

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EL SAL II Y LA FRACCIÓN DEL PUSC

La Nación, 19 de mayo 1989.

La fracción del Partido Unidad Social Cristiana propuso una serie de reformas al SAL II, el cual espera su aprobación en la Asamblea Legislativa, según una información publicada en la Nación del 10 de mayo.

Entre otras propuestas, los diputados del PUSC solicitan que el mínimo del impuesto a la importación de materias primas se reduzca de un 5 por ciento a un 1 por ciento, con lo cual demuestran un gran desconocimiento, aceptable para diputados, pero no para quien conozca de economía internacional, acerca de la diferencia que hay entre la protección nominal y la protección efectiva. Esta última toma en cuenta no sólo la protección que se le brinda al bien final, sino también la que se da a los insumos. Lo importante en una economía es evaluar la protección brindada a ambos, de manera tal que se pueda comparar la protección que se le da al valor agregado nacional, en comparación con este mismo, pero sólo que medido a precios mundiales.

La propuesta de los diputados del PUSC, que asimismo se la escuché alguna vez el entonces precandidato Carlos Manuel Castillo, simplemente significa, todo lo demás constante, que se incremente la protección efectiva en la economía. Esto es, aumentar los efectos del proteccionismo, el que, entre otras cosas, mantendría elevado el costo de los bienes para los consumidores, garantizaría la producción en actividades relativamente ineficientes, con el desperdicio lógico de recursos escasos y, sobre todo, aumentaría el sesgo antiexportador en la economía. Sugiero, ante esto, que se asesoren mejor sobre estos temas.

Estoy seguro que, entonces, evitarían que con sus propuestas se causara tanto daño al serio esfuerzo exportador que, a pesar de tantos obstáculos, realizan los costarricenses.
Me parece que, posiblemente, lo que mueve a los diputados del PUSC es impedir que, en una administración liberacionista y en vísperas de elecciones, lleguen recursos del Banco Mundial y del Gobierno del Japón, lo que supuestamente contribuiría a una reelección de Liberación Nacional. Dicha visión resulta ser miope, pues el Gobierno no sólo parece disponer de suficientes divisas, para compensar cualquier posible efecto negativo de la desgravación arancelaria sobre la balanza de pagos, sino más que todo ya puede demostrar ciertos resultados apetecibles, los cuales surgen como consecuencia del proceso de ajuste estructural de la economía.

Elisa
14/03/2012, 16:45
1989-05-29-REFORMA INCONVENIENTE

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REFORMA INCONVENIENTE

La Nación, 29 de mayo 1989.

La fracción del Partido Unidad Social Cristiana en la Asamblea Legislativa manifestó recientemente que el préstamo de ajuste estructural, conocido como SAL II, que está en discusión en dicho foro, debería reformarse para que incorpore, entre otras cosas, una “suspensión de las desgravaciones arancelarias cuando se determina que dos sectores industriales sufren problemas por el ingreso masivo de mercancías externas”, según se señala en La Nación del 10 de mayo pasado.

Ciertamente la posición de la fracción socialcristiana debe mover a risa a quienes de una u otra manera tienen algo que ver con los programas de ajuste estructural, pues o demuestra una ignorancia enorme acerca de qué es lo que tratan los programas de apertura de la economía o que la fracción en mención supone que las demás personas son tonticas y que no entienden el contenido de tales programas.
El proceso de apertura de nuestra economía, conocido ajuste estructural, busca, entre otras cosas, por una reducción de la barrera arancelaria además de medidas adicionales, que el país se especialice en la producción de aquellas actividades en las que tiene ventaja comparativa y que, por lo tanto, al contrario de los esquemas onerosos de sustitución de importaciones, se deje de producir aquello que el resto del mundo puede, relativamente, hacerlo más eficientemente (barato). Esto implica que habrá internamente una redistribución de recursos productivos de aquellas actividades comparativamente ineficientes, que operan gracias a una elevada protección, hacia las que pueden competir en el mercado internacional, pues son las que poseen ventajas comparativas.

Lo anterior significa que habrá actividades en que surgirán problemas, que precisamente son las excesivamente protegidas. Pretender que no se les baje la protección cuando ello les afecta, equivale a decir que, como conservadores a ultranza, mejor no se haga ningún ajuste estructural y que se continúe en el empobrecimiento gradual de nuestra economía.
La propuesta de la fracción socialcristiana en la Asamblea Legislativa, equivale a decir que se está a favor de la pena de muerte, pero siempre y cuando el ajusticiado no fallezca o, algo mejor, a botar el agua de la tina en que se baña el bebé, ¡pero con todo y nene!

Elisa
14/03/2012, 16:58
1989-06-16-LAS MATAS EN EL AEROPUERTO

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LAS MATAS EN EL AEROPUERTO

La Nación, 16 de junio de 1989.

En reuniones recientes tenidas con exportadores de plantas y de flores, se ha patentizado la queja acerca de lo inadecuadas que están las instalaciones físicas para el manejo de vegetales perecederos en el aeropuerto Juan Santamaría.

Lo increíble del caso es que parece que durante muchos años han insistido ante las autoridades correspondientes –creo que con las del Consejo de Aviación Civil– para poder disponer allá de cámaras frías y, como era de esperar de los organismos burocráticos, aún están realizando estudios y más estudios para ver como solucionan este problema.
Señalan los empresarios que da tristeza ver cómo, por un par de horas, a mediodía, bajo un sol que calcina se dejan las flores y frutas a la intemperie por falta de una cámara de refrigeración, en la cual se podrían almacenar temporalmente, puesto que se deben enviar al exterior bajo ciertas condiciones de temperatura. Por supuesto que el burócrata no pierde con el daño que se causa; quien sí lo sufre es el empresario, el cual lógicamente ha pedido a las autoridades que sean ellas las que resuelvan el desaguisado, puesto que el aeropuerto no es privado sino un ente público bajo la administración del Consejo de Aviación Civil.

Existe una solución posible para sacar de la tragedia Kafkiana a mucho costarricense exportador: que Aviación Civil designe un pedazo de terreno, cercano y cómodo al lugar de despacho, y que lo alquile, por una suma anual a negociar, a alguna asociación de exportadores o a un empresario quien responda con sus fondos propios, para que construyen allí las instalaciones requeridas.

Con esto, el exportador pagaría gustoso el buen trato a sus productos, al tiempo que el Gobierno percibiría ingresos y, al ser privadas las instalaciones, se les daría el mantenimiento y la disposición apropiadas para prestar un buen servicio. ¿Quién se va a oponer a esto? Alguien tienen que serlo, porque tan sencilla solución desde hace tiempo debería de haberse puesto en práctica ante la inopia estatal. De manera que, quien probablemente se opone, sea el político que perdería poder al no disponer ya de “sus” instalaciones en el aeropuerto.

Elisa
14/03/2012, 16:59
1989-06-26-LAS DEUDAS DEL BANCO CENTRAL

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LAS DEUDAS DEL BANCO CENTRAL

La Nación, 26 de junio de 1989

El reciente artículo del Lic. Félix Delgado “El déficit del Banco Central” (La Nación, 1 de junio de 1989, p.16 A) debe ser analizado por los interesados en los asuntos bancarios. La tesis central del subgerente del Banco es que las sustanciales pérdidas en que éste incurre, al absorber la deuda externa del sector público, impiden la flexibilidad necesaria en la conducción de su política monetaria, por lo que se hacen necesarias medidas fiscales (en esencia, elevar los impuestos), para subsanar el déficit del Banco y que así pueda cumplir con su función básica.

Me interesa en esta ocasión, referirme a la afirmación del Lic. Delgado de que “El banco terminó asumiendo deudas considerables, originadas en operaciones que no son típicas de la banca central”, puesto que mucho del problema tiene su origen en la concepción que durante mucho tiempo se ha mantenido sobre nuestro Banco Central. En un estudio que realicé hace un par de años sobre la Ley Orgánica del Banco Central, en una parte señalé que “El Banco necesita coordinar sus políticas con aquellas económicas de corto plazo que le incumben al Gobierno… Pero, para llevar a cabo una verdadera coordinación se requiere que el banco mantenga su independencia vital en cuanto a la conducción de la política monetaria. De lo contrario, a lo que su ausencia daría lugar es, más bien, a una subordinación indeseable y poco garante de la estabilidad que se requiere en la provisión en medios de pago para la economía. La misma presencia de ministros de gobierno en su junta, promueve que la conducción de la política monetaria se acerque más a las consideraciones del Consejo de Gobierno, que a las propias decisiones de la junta en sí, presuntamente asesorada por los funcionarios y técnicos del banco.”

Estos párrafos sintetizan el meollo del asunto que señala el Lic. Delgado: la falta de independencia de la Junta Directiva del Banco Central ante las decisiones del Gobierno de la República. Precisamente mucha de la buena labor de la actual presidencia ejecutiva del Banco, cuyos beneficios a la economía se palpan evidentes conforme pasa el tiempo, se debe a que ha hecho gala de cierta independencia en la formulación de su política monetaria. Lamentablemente, en el pasado, fue alguna junta directiva del Banco Central la que decidió asumir las deudas externas del Gobierno y ahora, como dicen don Jaime Solera, don Eduardo Lizano y don Félix Delgado, en cuestiones monetarias, “la jarana siempre sale a la cara”. Lo que se requiere hacer para empezar, es despolitizar la Junta Directiva del Banco Central.

Elisa
14/03/2012, 17:00
1989-06-28-A 200 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

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A 200 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA

La Nación, 28 de junio de 1989. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 272-273.

A mi gusto, la celebración de los 200 años de la Revolución Francesa debe centrarse en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Sin duda es el tema más meritorio de ese episodio humano, porque se sustenta en los ideales de libertad, igualdad y fraternidad que, de alguna forma, muchos apreciamos y también porque nos permite alejar recuerdos no muy placenteros de la violencia a que dio lugar la Revolución Francesa.

Más que todo, la Declaración es un excelente intento de presentar por escrito lo que la costumbre había hecho en Inglaterra y esto en sí debe ser apreciado. Tal vez esta opinión surge por mi afecto a Hayek, pero ciertamente, más que todo, por el consejo que brinda un ilustre francés, quien señaló que “es muy peligroso para un pueblo desear crear por medio de la razón sentimientos que son contrarios a aquellos fijados por la naturaleza en su alma. Este tipo de error pesa fuertemente sobre nosotros desde la Revolución. Engendró el desarrollo de un socialismo que pretende ser capaz de cambiar el curso natural de las cosas y rehacer el alma de una nación…” (Gustave le Bon, Les Opinions et les Croyances, 1911). Con el paso del tiempo, moderadas las opiniones apasionadas a que son tan efectos los intelectuales franceses, la Revolución se analiza desde luces distintas a las de la tradición histórica marxista. Recientes trabajos, entre otros, de Simon Schama, Citizens: A Chronicle of the French Revolution y de François Furet, La Révolution, cuestionan la forma simplista de lucha de clases con que se había valorando el fenómeno.

Pero, más que todo, como señala Gottfried Dietze, en la introducción al libro de Jacob Burckhardt, Reflections on History, “La ley estable más antigua que había probado su mérito fue reemplazada por legislación en un verdadero furor por hacer leyes que siguió a la Revolución Francesa… Dadas las tendencias igualitarias que le siguieron… y al hecho de que las diferentes habilidades naturales y méritos de los hombres siempre restauran las desigualdades, todos los días se requerirán inevitablemente nuevas medidas por el amor a la igualdad. Esto significaba que la igualdad estaría en una conquista perpetua de la libertad, aunque el slogan revolucionario de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” había puesto a la libertad de primero que a la igualdad”. Así es como yo aprecio al lema de la Revolución Francesa: precisamente en ese orden.

Elisa
14/03/2012, 17:00
1989-07-04-LA PRODUCTIVIDAD MÁS ALTA

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LA PRODUCTIVIDAD MÁS ALTA

La Nación, 04 de julio de 1989. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 164-166.

Es frecuente, en especial en los últimos días, cuando ciertos brotes proteccionistas pretenden, como los abejones de mayo, hacer su agosto, escuchar a muy distinguidas personas, generalmente ligadas a algunos grupos políticos y a gremios empresariales o a ambos, aseverar que nuestro país no debe importar cierto tipo de producto porque “tenemos una muy alta productividad” o porque, gracias a los planes de tal o cual Ministerio, alcanzaremos una muy elevada productividad, con lo cual ya podríamos “autoabastecernos” y, por lo tanto, no importarlos o dejar de importarlos.

Este planteamiento está equivocado. Se basa en una lamentable confusión entre la eficiencia técnica en la producción y la eficiencia económica. Por medio de un ejemplo, muestro a continuación lo absurdo que resulta considerar sólo el primer concepto divorciado del segundo, como justificación para fomentar en el país la producción de bienes y evitar así las importaciones.
Así, podríamos convertirnos en los mayores productores de trigo por hectárea sembrada. Para lograr este “milagro” se podría, por ejemplo, utilizar las planicies del Atlántico, cuyas tierras, en caso de que no sean naturalmente muy productivas para la siembra de ese grano, se podrían abonar con suficiente potasio, que se supone es muy bueno para ese propósito. También, como esas tierras posiblemente sean muy húmedas para la siembra, se podrá drenar la enorme cantidad de ríos, riachuelos, quebradas, “criques” y similares, para disminuir la mojazón. Por supuesto, si esa medida no fuera suficiente, esas ahora fertilizadas llanuras se podrían cubrir de plástico “seram”, para que la lluvia no estropee el máximo de producción por hectárea que se desea lograr.

Por otra parte, como el trigo también requiere agua, todas las llanuras ahora tapadas tendrían que disponer de sistemas de riego por goteo o de cierto tipo de flujo dirigido de las aguas, para que así puedan crecer óptimamente nuestras plantitas. Solo basta con así contratarlo.
Por supuesto que si nuestro problema con la siembra de trigo es que no hay suficiente luminosidad, pues habría varias alternativas técnicas para resolver la situación. ¡Alguien podría proponer un decreto ordenando al sol que se detenga un poco más al pasar por nuestro equinoccio!, posiblemente los ukases gubernamentales serían ignorados por el astro rey, pero esto no debe amilanarnos: siempre se podría colocar sistemas de luminosidad artificial, pues tan sólo basta que lo construyan algunas empresas especializadas en el ramo, por supuesto que pagándolo.

Para administrar nuestras parcelas trigueras se podría contratar a algunas familias enteras de colonos provenientes de los Urales o de Illinois, quienes tienen suma experiencia con el manejo del grano. También se podría comprar la maquinaria más moderna para su cultivo y hasta pensar en contratar a algunos ingenieros para que desarrollen una maquinaria adaptada a nuestras condiciones de siembra bajo techo.

Estoy seguro de que con éstas, entre muchas otras medidas de similar naturaleza, podríamos exceder la producción que hoy día tienen los Estados Unidos, que debe de andar por ahí de 25 hectolitros por hectárea. Pero, nosotros, con todo lo sugerido, estoy seguro de que podríamos producir mucho más, con lo que, tal y como hoy día se asevera para muchas otras cosas, podríamos dejar de importar el grano desde los Estados Unidos, sembrándolo en el país, en medio de los cánticos acerca de la guaria morada y bajo un coro de yigüirros (para que no digan que no se es patriota), alabando la “autosuficiencia”.
Sin embargo, este absurdo se cae por los suelos con sólo que usted formule una preguntita muy sencilla: ¿cuánto sale costando cada hectolitro de trigo sembrado en Costa Rica bajo las condiciones expuestas? La respuesta a tan incomodo cuestionamiento nos obliga a señalar que no basta únicamente con que se logre alcanzar eficiencia técnica: el precio de venta y su costo de producción son de fundamental importancia. Esto último es lo que importa: después de todo, en nuestro país se podría producir casi cualquier cosa, pero muy posiblemente muchas de ellas a un costo enorme. Por tal razón es que el fundamento del comercio internacional radica en las ventajas comparativas, sustentadas en los costos relativos de producir bienes en distintos países y no en la capacidad técnica en la producción que se pueda llegar a tener.

Sobre este tema de las ventajas comparativas nos referiremos en un próximo artículo, pero no deseo terminar éste sin un consejo para el amigo lector: cuando alguien asevere que en Costa Rica se produce tal o cual producto con una enorme eficiencia y que, por lo tanto, debemos ser autosuficientes y no importarlo desde el exterior, pues, hagámosle la preguntita: ¿a qué costo? Y no habrá, posiblemente, una buena respuesta.

Elisa
14/03/2012, 17:01
1989-07-21-ESPECIALIZACIÓN Y VENTAJAS COMPARATIVAS

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ESPECIALIZACIÓN Y VENTAJAS COMPARATIVAS

La Nación, 21 de julio de 1989. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 108-110.

Este artículo tiene dos propósitos: primero, explicar el principio por el cual un país se especializa en producir aquello en lo que tiene ventaja comparativa, pues es lo que resulta más beneficioso y, segundo, señalar por qué la autosuficiencia es un concepto que, de ser aplicado, conduciría al empobrecimiento de las naciones.
Antes que nada, es necesario explicar la diferencia que hay entre ventaja absoluta y ventaja comparativa, a fin de entender qué es lo que mueve el comercio entre los individuos y, para nuestro caso, entre las naciones. Para este fin vamos a suponer que tenemos dos países, Costa Rica y El Otro, en los cuales se producen dos productos: café y trigo. Claro que el mundo es más complicado que dos países y dos productos, pero todo esto, entre otras cosas, se supone para explicar con mayor sencillez la razón de ser del comercio internacional.

Suponga que Costa Rica, si dedica todos sus recursos a la producción de trigo, obtiene 5 toneladas; en tanto que, si dedica todos ellos a producir café, logra 10 toneladas. (Puede, también, producir una combinación proporcional de ambos productos). Por su parte, suponga que, si El Otro dedica todos sus factores productivos a trigo, obtiene un máximo de 10 toneladas y, si los dedica sólo a café, obtiene un máximo de 15 toneladas.

Se dice que El Otro tiene ventaja absoluta en la producción de ambos bienes, pues logra 15 toneladas de café que es mayor que las 10 toneladas que Costa Rica puede producir como máximo y, similarmente, obtiene 10 toneladas de trigo, lo cual excede al máximo de 5 que Costa Rica puede producir.
Debemos deducir de estos datos que, como Costa Rica no tiene ventaja absoluta en la producción de ninguno de los dos bienes, entonces, ¿no le resulta conveniente participar en el comercio internacional? O, lo que es lo mismo, ¿es cierta la afirmación de algunos de que, por ejemplo, hasta Brasil produce más café que Costa Rica, por lo que nuestro país no es eficiente en la producción de ningún bien y, por lo tanto, no es de su conveniencia participar en el comercio internacional? Ciertamente la respuesta a ambas preguntas es negativa: a Costa Rica le conviene especializarse en lo que tiene ventaja comparativa (que no necesariamente es en lo que posee ventaja absoluta) y participar plenamente en el comercio internacional.

Veamos lo que significa el concepto de ventaja comparativa. Para ello, evaluemos lo que le cuesta a cada país producir una unidad de cada bien en términos del otro bien. Así, para Costa Rica el costo para producir una unidad de trigo es lo que internamente sacrifica de producción de café y el costo de producir una unidad de café, es lo que sacrifica de producción interna de trigo. Algo similar se podría hacer para El Otro, todo lo cual se muestra resumidamente en el cuadro siguiente:

Elisa
14/03/2012, 17:02
1989-07-31-EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO

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EVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO ECONÓMICO

La Nación, 31 de julio de 1989. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 69-70.

Recientemente un colega economista, alto funcionario del gobierno, respondió ante mi comentario sobre un asunto económico que “ahora todos pensamos igual”. La aseveración me complació, pero al mismo tiempo me motivó a exponer ciertos hechos, con el afán de que, al escribirse sobre el cambio de nuestro pensamiento económico, se evalúe correctamente lo sucedido.

A principios de los setentas, algunos economistas ya señalaron los problemas a que daría lugar el proceso de sustitución de importaciones y de industrialización forzosa en que se había involucrado al país a partir de los años sesentas. Los principales economistas promotores de la sustitución de importaciones fueron Raúl Hess, Bernal Jiménez, José Manuel Salazar, Porfirio Morera, Carlos Manuel Castillo, Rodolfo Solano, Genaro Valverde, entre otros, quienes fueron muy influenciados por el pensamiento de la CEPAL y la corriente intervencionista en la economía, que en América Latina encontró su maestro en Raúl Prebisch y, en nuestro país, su seno en el partido social-demócrata.

Economistas como Claudio González, Alberto Di Mare, Álvaro Hernández, Miguel Ángel Rodríguez, Luis Carlos Peralta y este servidor, entre otros, enfatizamos la necesidad de que nuestro país reorientara su modelo de desarrollo hacia uno de apertura, en el que la especialización en lo que se tenía ventajas comparativas, con un régimen de aranceles bajo y uniforme y en una economía sin distorsiones, determinara su crecimiento.

A partir de mediados de los ochentas se ha dado un cambio radical en el pensamiento económico reinante en las tiendas de la social-democracia local: Eduardo Lizano, caracterizado por presentar académicamente los pros y los contras de alternativas de política económica, llegó a una posición privilegiada en el Banco Central en la que tuvo que tomar importantes decisiones, definiéndose por un fuerte apoyo a la apertura de la economía. Fernando Naranjo, tal vez influido por su mentor en Pennsylvania, Lawrence Klein, había abrazado ideas intervencionistas, como lo muestran sus escritos de principios de los setentas. Pero, ahora, como Ministro de Hacienda se ha inclinado fuertemente, y para bien, en favor del mercado y de nuestra integración a la economía internacional. Estos dos importantes economistas de la social-democracia han contribuido en mucho al cambio observado, a pesar de que en esa agrupación persisten al acecho tendencias conservadoras.

Elisa
14/03/2012, 17:03
1989-08-11-APERTURA A PESAR DEL RESTO DEL MUNDO
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APERTURA A PESAR DEL RESTO DEL MUNDO

La Nación, 11 de agosto de 1989.

Con frecuencia se escucha la pregunta de ¿para qué Costa Rica se ha de abrir al comercio internacional, si otras naciones tienen barreras arancelarias que nos impiden aumentar nuestras exportaciones a esos mercados?, o, alternativamente, ¿qué gana Costa Rica si abre sus mercados y los otros países no lo hacen? Casualmente, ese argumento se expresa en los Estados Unidos para limitar la entrada a importaciones provenientes del Japón, dado que de distintas formas este país impide las exportaciones estadounidenses.
La respuesta al cuestionamiento se da con otra pregunta: ¿cuál sería el costo para Costa Rica si, en vez de proseguir un régimen de libre comercio internacional, decidiera aislarse del comercio? Según lo desarrollado en mi artículo anterior sobre las ventajas comparativas del comercio internacional, la autosuficiencia disminuye la disponibilidad de bienes y servicios, en comparación con la que se lograría gracias al intercambio internacional.

Además, la alternativa que generalmente se presenta a los países no es entre libre comercio y el mantenimiento de un estado de cosas, sino entre el primero y un aumento de la protección. Así que, para quienes consideramos que la ventaja del intercambio radica en disponer de más bienes y servicios que satisfagan las necesidades de los consumidores, cualquier intento por reducir dicha disponibilidad debe ser visto como sospechoso.
Para un país pequeño como el nuestro, el argumento a favor de la liberalización es sumamente fuerte, pues, por una parte, nos permite explotar rendimientos a escala en la producción, al tener acceso a un mercado más amplio que el interno tan reducido; asimismo, al especializarnos en lo que tenemos ventaja comparativa, nos permite hace un uso más eficiente de nuestros recursos escasos, lo que nos faculta disponer de más bienes y, en tercer lugar, la apertura de la economía favorece la competencia, la innovación y el cambio, con el consecuente beneficio a los consumidores, que es el fin último de la economía.

También, como parece indicarlo la experiencia, tanto en el lapso que va de mediados del siglo pasado (siglo XIX) a principios del presente, así como a partir de la Segunda Guerra Mundial, se ha dado el mayor crecimiento de la economía mundial y ambos períodos estuvieron precedidos por cambios sustanciales de liberalización en el comercio internacional. Adicionalmente, casi se hace cansina la evidencia del enorme impacto sobre el crecimiento económico de ciertos países, como Hong Kong, Japón, Corea del Sur, Taiwan, Singapur, como resultado de su apertura al comercio internacional.
Por supuesto que, para gobiernos de países pequeños como el nuestro, es más fácil mostrar a la ciudadanía (porque a las fuerzas proteccionistas cuesta mucho convencerlas) la conveniencia de la apertura si la decisión reducir la protección no es unilateral, sino, por el contrario, multilateral, lo cual supone aumentaría el acceso de nuestros productos al mercado externo. Como señala Martin Wolf “para los países más pequeños, tanto desarrollados como en desarrollo, la liberalización puede ser justificada más o menos con independencia de lo que suceda en otras partes, pero la atracción sería aún mayor con una economía mundial abierta.” (Martin Wolf, “Why Trade liberalization is a good idea”, en J. Michael Finger y Andrzej Olechowski, The Uruguay Round: A Handbook for the Multilateral Trade Negotiations, A World Bank Publication: Washington D.C., 1987, p. 21).

Lo anterior quiere decir que los esfuerzos, además de dirigirlos a la apertura de nuestras economías, deberán integrarse a la lucha por lograrlo a nivel mundial, como parece ser el afán que llevamos a cabo aunque a medias, para que Costa Rica se incorpore al Acuerdo General sobre Comercio y Tarifas (GATT), lo cual nos permitiría ser partícipes de los beneficios de una economía mundial más abierta.

Otro argumento que de vez en cuando se escucha a favor de no abrir nuestra economía, es que debemos cerrarnos porque otros países del mundo subsidian sus exportaciones, las cuales nos llegan a precios de “dumping”, lo que afecta indebidamente nuestra producción; o sea, ¿qué debemos hacer frente a una oferta de bienes importados que son subsidiados? Este argumento también se escucha en los Estados Unidos, para favorecer la imposición de aranceles compensatorios a ciertos tipos de bienes importados con precios subsidiados, o, como sucede en el caso de la confección de ropa, los sujetan a acuerdos como el llamado de Multifibras, por el cual se fijan cuotas a las importaciones, impidiéndose el libre comercio a un costo muy alto.

Un subsidio permanente en el precio internacional de un bien lo que de hecho indica es que tal es el precio de ese bien. Lo que sí obliga a meditar acerca de cuál debería ser la política económica correcta por aplicar, es cuando se presenta el llamado “dumping depredador”, por el cual se reduce el precio de un bien comercializado internacionalmente, para provocar la quiebra de la producción doméstica y, una vez desaparecida ésta, se vuelve a subir el precio del producto a un nivel superior al inicial, extrayendo con ello bienestar del consumidor nacional afectado.

En caso de que se dé el “dumping depredador”, caso por cierto poco común dada la competencia internacional, lo sugerido es introducir aranceles que compensen el precio subsidiado. Pero esta política debe tomarse con sumo cuidado, pues podría convertirse en una puerta abierta en la parte trasera de la casa, por la cual penetren los intereses proteccionistas. Una de las virtudes de que Costa Rica suscriba los códigos del GATT es precisamente que, en el de “subsidios”, se pretende racionalizar cuándo aplicar medidas “antidumping” en un país, de forma tal que no sean un pretexto para esquilmar el bienestar del consumidor, por parte de algún productor doméstico, capaz de influenciar las decisiones de los gobernantes para aumentar la protección.

Una regla de política económica útil en caso de “dumping” es que las medidas compensatorias no tomen en cuenta sólo el daño caudado a una actividad productiva concreta, sino que también se valore el interés del resto de la economía, que puede ser mayor que el daño provocado a aquella actividad, puesto que una política “antidumping” irreflexiva podría causar una reducción en el bienestar de la economía nacional como un todo.

El comercio internacional, para terminar, tiene que ser valioso, pues no es resultado de una coerción planificadora, sino de la libre contratación de las partes, las cuales, para suscribirlo, debe ser porque se benefician mutuamente con él.

Elisa
14/03/2012, 17:04
1989-08-30-FUE UN 26 DE AGOSTO DE 1789...

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FUE UN 26 DE AGOSTO DE 1789…

La Nación, 30 de agosto de 1989. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 270-271.

… Cuando los representantes del pueblo francés dieron a la humanidad la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. La Asamblea Nacional los acogió bajo los auspicios del Ser Supremo, como acto de humildad frente al enorme paso que tomaba el ser humano, porque se consideró a esos derechos como “naturales, inalienables y sagrados”.

Con esta declaración se aseguraba la libertad de sus ciudadanos, menospreciada en Francia por gobernantes totalitarios, desdeñosos del principio de que “Los hombres nacen libres e iguales en derechos y las distinciones sociales no pueden fundarse más que en la utilidad común”.

Con ello se obligó a un replanteamiento de las instituciones francesas, lo cual precisamente no se hizo sin derramar gotas de sangre.
Al otro lado del Canal, cien años antes, con la Revolución Gloriosa se aseguró a un pueblo sus derechos y su libertad, contrastando su paz con la violencia que sacudiría a Francia cien años después. La Revolución Gloriosa y la Declaración de los Derechos del Hombre confirmaron limitaciones del gobernante, establecieron la tolerancia, en particular la religiosa, exigieron responsabilidad a los gobernantes frente a los gobernados, con la posibilidad de pedirles cuentas de sus actos, pero, más que todo, garantizaron un régimen de libertad y de propiedad privada.

La Declaración de los Derechos del Hombre tiene para mí una vigencia permanente. Por ejemplo, en su artículo 15 se lee: “La sociedad tiene derecho para pedir cuentas de su administración a todos los empleados públicos”. Esto me permite evaluar un caso reciente, cuando en una oficina del Banco Central se adujo que no se me daría cierta información, porque era prohibido hacerlo, sin pensarse en que el ciudadano debe saber lo que se hace en una entidad de gobierno (no era ningún secreto de Estado, más bien aparenta ser un simple secreto burocrático). Cuando leo el artículo 4º de la Declaración: “La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no daña a otro…”, pienso cuando se me obliga a amarrarme a un vehículo (voluntariamente lo haría). O al recordar a cierto financista filipino, quien acusado en cierto momento, solicitó venir a Costa Rica para que se le juzgara por dichas acusaciones, pero el Gobierno le denegó la entrada; entonces, leo el artículo 9º de la Declaración de los Derechos del Hombre, el cual reza así: “Debiendo todo hombre presumirse inocente mientras no sea declarado culpable, si se juzga indispensable arrestarlo, todo rigor innecesario para asegurarse de su persona debe ser severamente reprimido por la Ley.”

Con todas estas cosas concluyo en que la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano debería ser más leída por nosotros, quienes nos daríamos cuenta de qué tan útil puede sernos para garantizar nuestros derechos ante el Leviatán eternamente presente.

Elisa
14/03/2012, 17:04
1989-09-11-EL COLMO DEL DESCARO

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EL COLMO DEL DESCARO


La Nación, 11 de setiembre de 1989.

En la búsqueda de recursos para financiar su preparación para el próximo campeonato mundial de fútbol, los interesados cayeron al fin al lugar indicado: la Asamblea Legislativa. Ello era de esperarse, pues, con la reputación rejuvenecida, ahora no hay político que no quiera aparecer como mecenas de los jugadores victoriosos: a nadie le gustan los perdedores, pero los políticos aman a los vencedores, a quienes se les arriman.
Como consecuencia, diputados de varias fracciones se han comprometido a aprobar un nuevo impuesto del 0.5% a la cerveza y a los cigarrillos para financiar la preparación de los jugadores y que ello era “un premio del primer Poder de la Republica a los seleccionados”. (“Apoyan proyecto para financiar selecciones,” La Nación, 29 de julio de 1989, p. 31A).

No gusto de los cigarrillos y poco consumo cerveza, y creo que parte del alto costo relativo a estos bienes se resolvería con la reducción de los enormes aranceles que pesan sobre su importación. Considero que el fumado es muy dañino y que la cerveza engorda, pero defiendo los derechos de los consumidores, a quienes se les obligará a pagar más impuestos.

Primero, porque, con descaro, unos señores diputados consideran “premiar” a la selección, repartiendo platas ajenas que los consumidores pagarán con el nuevo impuesto. Lo que el legislador hace es sacar dinero del bolsillo de ciertos costarricenses para dárselo a otros y este jueguito atrevidamente lo señalan como un premio que ellos otorgan. Si tanto desean gratificar a los jugadores, ¿por qué no destinan parte de sus ingresos que perciben como diputados para regalársela a la selección?

Segundo, porque puede ser que los consumidores de cerveza y cigarrillos no desean destinar sus impuestos al fútbol: algunos podrían preferir que se lo den a los atletas de la natación, otros a los del básquetbol, otros para el campeonato de pulsos; otra, a nadie. ¿Por qué, si es que se desea dar fondos de los costarricenses para preparar la selección, no se logran de quienes están más dispuestos a pagar por ello, como son quienes disfrutan viendo o asistiendo a los partidos de fútbol?

Tercero, al convertirse en benefactores de oportunidad para legislar impuestos a favor de la selección, los diputados refuerzan una funesta práctica de nuestra política tributaria: los impuestos se vuelven algo antojadizo, veleidoso, de ocasión. Este populismo introduce incertidumbre en los procesos de producción y en el consumo esperado de las personas. Lo cómico es que los diputados ni siquiera saben si, al poner otros nuevos impuestos –tal vez para bien de las personas, según mis juicios de valor– disminuyan mucho las ventas de cerveza y cigarrillos, con lo que las recaudaciones disminuirán, poniendo al fisco en mayores aprietos, lo cual en el futuro requerirá posiblemente nuevos impuestos.

Elisa
14/03/2012, 17:05
1989-09-19-LA SALIDA DE DON FERNANDO

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LA SALIDA DE DON FERNANDO

La Nación, 19 de setiembre de 1989.

La renuncia de don Fernando Naranjo al Ministerio de Hacienda no debe interpretarse como una resolución más a un pequeño conflicto palaciego. Las razones que explican su renuncia indican un mar con un fondo mayor al inicialmente supuesto.

La labor de don Fernando, parte de la que, en su momento, critiqué acremente, en general ha resultado ser bastante buena. Sin embargo, al ocaso de su gestión se perciben obscuros nubarrones, pues el gasto total del gobierno central, de enero a junio de 1989, excedió en un 43% al equivalente de 1988 y el déficit en el mismo período de 1989 era un 810% superior al de 1988. ¡Más problemas en la gestión son difíciles de hallar!
Pero, más que todo, ciertos indicadores tras la renuncia de don Fernando, sirven de “pintas” para que los ticos empecemos a rezarle al santo de nuestra devoción, para que nos brinde su protección ante el embate que pronto sufriremos.

En primer lugar, resulta desastrosa para las finanzas públicas y para la asignación de recursos en la economía, la reciente decisión de aumentar la gasolina y dejar al diesel a su precio actual, como parte de una política de inflación reprimida. Si el problema está en que el Estado ha cargado de gravámenes al combustible y ahora aumentó su precio internacional, podría reducir los impuestos para mantener por un tiempo su precio interno, pero esto afecta los programas de gasto gubernamental; esto es, hay un problema financiero de un alto octanaje en las cuentas del fisco.

En segundo término, es deseable una reducción del impuesto al café (en un programa de ajuste estructural, tal medida era requerida); pero esto tiene un serio impacto sobre las finanzas del Estado, en especial si la propuesta típica del opositor que no gobierna, es la de devolver los ya presupuestados tributos. El Ministro de Hacienda no podía aceptar que se le hiciera tan tremendo hueco en sus cuentas actuales, aunque sí en las futuras.

En tercer lugar, el CAT se está convirtiendo en un peso enorme en las finanzas del fisco. Si bien sirve parcialmente para compensar el sesgo antiexportador en la economía, lo que se le requiere no es aumentarlo ni cosa por el estilo, sino reducir el proteccionismo arancelario y eliminar las distorsiones internas en los bienes no transados. De proseguirse con una política fácil del CAT, pronto todos los costarricenses estaremos pagando impuestos, casi sólo para subsidiar las exportaciones no tradicionales.
En cuarto término, se están dando presiones para aumentar el gasto en vísperas de las elecciones. Yo tenía la impresión de que, ante la casi inminente derrota del candidato oficial Castillo, el gobierno de Arias prefería ser considerado como serio en el gasto y, por lo tanto, mantendría la mesura en estos meses. Pero, tal vez, yo era algo más optimista acerca de la seriedad fiscal en el equipo económico del presidente Arias.

En resumen, la renuncia de Naranjo es indicadora de tiempos muy difíciles; las proyecciones sobre la inflación y el tipo de cambio tendrán que ser revisadas, pues parece que el fácil camino politiquero es el que se empieza a seguir, aunque todos los ticos –díganselo así a los políticos– seamos quienes pagaremos las consecuencias de esa irresponsabilidad fiscal.

Elisa
14/03/2012, 17:06
1989-09-25-PENSIONES JUVENILES

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PENSIONES JUVENILES

La Nación, 25 de setiembre de 1989.

Tras años de fructífera e intensa labor intelectual, se le concedió el Premio Nobel de Economía de 1988 a Maurice Allais. El pensador francés dijo que, con sus casi setenta años, que utilizaría los más de $200.000 para luchar contra la obligación del gobierno francés de pensionarse a los 65 años, pues él era prueba de cómo se es plenamente productivo a edades mayores que ese límite impuesto por el Estado.

Semanas atrás, en este periódico se reseñó con orgullo que un funcionario de la Universidad de Costa Rica, con menos de 50 años de edad, se acogía a su siempre “merecida” pensión, para laborar como asesor internacional en su campo, con lo que la humanidad continuaría beneficiándose de su conocimiento. Pero impacta más la petición del ex Ministro de Hacienda, don Fernando Naranjo, para pensionarse (aparentemente con más de ¢200.000 mensuales) basado en su ininterrumpida labor académica. Asombra pues don Fernando está bien “jovencillo”, como para privar, con su pensión, de su ampulosa “sapiencia” y “sabiduría” a las futuras generaciones de estudiantes de la Escuela de Economía de la Universidad de Costa Rica.

Es don Fernando uno de quienes con mayor énfasis ha señalado los vicios y problemas de las pensiones que pululan en nuestro país, en que casi todos hacen cargar los privilegios de los pocos que se han retirado sobre las espaldas de la mayoría. ¡Viva la democratización social-estatista!
Talo vez la decisión del “matutino” retiro de tan joven muchacho se deba que don Fernando conoce requetebién cómo están nuestros regímenes de pensiones y, antes de que el barco haga aguas por todos sus costados, conviene acogerse ahora a la pensión para así agarrar algo, antes de que sean solamente los restos de un naufragio.

Aunque no les guste el régimen chileno, nuestros conservadores intervencionistas deberían reconocer que allá se han hecho cosas buenas y vale la pena que quienes ahora están decididos a meterle el diente a nuestras pensiones, estudien lo hecho en ese país para salvaguardar los ahorros de las personas, sin que se estafe a las grandes mayoría por la erosión de su capital ahorrado o que se frustren las aspiraciones de los avivatos, de vivir por la gracia del Estado a costas de todos los demás.

Elisa
14/03/2012, 17:07
1989-10-09-APRENDER DE OTROS

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APRENDER DE OTROS

La Nación, 09 de octubre de 1989. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 160-161.

Llegó a mis manos un libro del cual los costarricenses podríamos derivar algunas lecciones útiles y así evitar cometer los mismos errores garrafales del gobierno de los Estados Unidos, en lo que trata de su política agrícola de los últimos 50 años. Se trata de The High Cost of Farm Welfare, escrito por el especialista en economía agrícola Clifton B. Luttrell.

Muy diversas y conflictivas son las políticas que aplica el gobierno de los Estados Unidos, con el fin de ayudar a su relativamente más pobre sector agrícola. Entre otras están, control del área de siembra, préstamos de intereses subsidiados, compra, para su reducción, del hato lechero por el gobierno federal, aranceles y cuotas a la importación de productos agrícolas, precios de sustentación, pago directo a los agricultores, programas gubernamentales de alquiler de terrenos, todo lo cual expresa, además de otras cosas, los mecanismos inherentes al crecimiento de los esquemas destinados a mantener a unos a costas de todos los demás.

En Costa Rica, en campaña electoral, nuestros políticos tratan de sobornar a los agricultores, ofreciéndoles la más diversa gama de programas, para, se dice, ayudar a los “pobrecitos”, sin decirnos la verdad acerca de los efectos que tarde o temprano se presentarán en la economía: aumento del gasto público, aumento en los subsidios, mantenimiento de operaciones ineficientes en el agro, utilización excesiva en recursos productivos en ese sector en detrimento del resto de la economía, disminución del crédito real total, precios más altos para los consumidores, posible emisión monetaria y acrecentamiento del proceso inflacionario. Pero, además, si nos basamos en la experiencia de los Estados Unidos, observaremos una transferencia neta de riqueza desde los más pobres hacia los más ricos de nuestra sociedad.

En aquella nación, en donde las cosas se estudian con detalle y se habla menos a humo de pajas, lo cual es alimento para el caldo de cultivo en que reina la demagogia, se ha estimado que, en 1985, los programas para reducir la pobreza en el agro cuestan, en términos netos, unos 30.000 millones de dólares. Si el gobierno les enviara directamente a los agricultores pobres (y hasta a los ricos), cheques en efectivo para que puedan salir del nivel que ellos definen como de pobreza, lo podrían hacer con más o menos 4.000 millones de dólares, claro, eso sí a cambio de desmantelar toda la telaraña que es su política agrícola. ¿Cuándo se evaluarán los costos de estos programas en nuestra economía?

Elisa
14/03/2012, 17:07
1989-10-17-EXPORTAR A PESAR DE QUE NOS LO QUIERAN IMPEDIR

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EXPORTAR A PESAR DE QUE NOS LO QUIERAN IMPEDIR

La Nación, 17 de octubre de 1989.

En un artículo que publiqué en este periódico el día 21 de julio de 1989, expuse un ejemplo de cómo el país se especializa en la producción de aquel bien en el cual tiene ventaja comparativa y cómo, al proceder bajo esta base al comercio internacional, le permite ampliar sus posibilidades de consumo, lo que jamás obtendría bajo cánones de autosuficiencia.

En esta oportunidad utilizo el mismo ejemplo para mostrar cómo a nuestro país le conviene participar en el comercio internacional, aún cuando la otra nación, al cual dirige sus exportaciones, decide hacerse proteccionista (estúpidamente, creo) y para ello pone un gravamen a sus importaciones de café desde Costa Rica.

En el ejemplo simplificado de dos países ̶ Costa Rica y El Otro ̶ y de dos bienes ̶ café y trigo ̶ Costa Rica, si dedica todos sus recursos únicamente a la producción de café, obtiene 10 toneladas de él y, si los aplica sólo a la producción de trigo, el máximo que logra es de 5 toneladas del grano. Por su parte, El Otro puede obtener un máximo de 10 toneladas de trigo y, si los dirige sólo a café, logra un máximo de 15 toneladas. En el ejemplo, la ventaja absoluta en la producción de ambos bienes la posee El Otro, pues obtiene 15 toneladas de café, que es mayor que el máximo de 10 que puede producir Costa Rica y, también, El Otro logra 10 toneladas de trigo, que excede a la posibilidad máxima de su producción en Costa Rica, que es de 5 toneladas.

Sin embargo, si medimos para cada país lo que le cuenta producir una unidad de cada bien, en términos del otro bien, logramos determinar lo que se conoce como ventaja comparativa, tal como se presenta en el siguiente cuadro:

Elisa
14/03/2012, 17:08
1989-10-19-ANTES DE ENTRAR AL GATT

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ANTES DE ENTRAR AL GATT

La Nación, 19 de octubre de 1989.

En apariencia, Costa Rica pronto se incorporará al Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio, mejor conocido por sus siglas en inglés como el GATT. Este convenio cubre a la mayoría de las economías occidentales de mercado, aunque también desean pertenecer a él otras naciones, incluso con sistemas de planificación central o lo que va quedando de ello.
Sin embargo, aún no se conocen a plenitud las condiciones en que participaríamos en esa entidad Debe recordarse que el deseo de nuestras autoridades de pertenecer se originó en los aranceles compensatorios que puso los Estados Unidos, ante subsidios otorgados a nuestras exportaciones de flores y de cemento. Según cierta información que he obtenido, allá se les gravó con un arancel compensatorio del 17%, que equivale al supuesto subsidio que se da a nuestra exportación.

Dadas las reglas de juego vigentes para el comercio entre los dos países, Estados Unidos podía imponer dicha tarifa ante la queja de alguno de sus productores domésticos, de que nuestras exportaciones les dañaban sin que efectivamente tuviera que probar que ese era el caso. Si Costa Rica hubiera sido signatario del GATT, el importador quejoso tendría que probar que el problema era real (en eso consiste la llamada prueba del daño). Costa Rica, para poder protegerse ante una simple petición proteccionista en los Estados Unidos, buscó su incorporación al GATT.

Sin embargo, la participación de nuestro país en el GATT aparentemente sólo busca obtener los derechos que él da, sin asumir ciertas obligaciones como las que se tendrían con la suscripción de los códigos “antidumping”, de subsidios, de compras gubernamentales, de licencias de importaciones, de regulaciones a la aviación civil, de patrones del comercio y de valoración aduanera. En especial, los cinco primeros códigos del GATT imponen a los países signatarios una serie de regulaciones que protegen a los consumidores, del abuso de políticas proteccionistas, muchas veces impuestas por el gobierno contra sus ciudadanos, para proteger de la competencia internacional a ciertos privilegiados en su propio mercado.

Es indispensable, por lo tanto, saber si es que queremos entrar al GATT sólo para que nuestro exportador disfrute de su amparo en el comercio internacional y no para que nuestro consumidor sea librado de los abusos de ciertos monopolistas domésticos, quienes siempre buscarán las más diversas formas de protección ante la competencia.

Elisa
14/03/2012, 17:09
1989-10-24-EL CASCABEL AL CAT

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EL CASCABEL AL CAT


La Nación, 24 de octubre de 1989. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 209-210.

Debido al alto sesgo antiexportador en la economía, el Certificado de Abono Tributario debe ser visto como una compensación. Por sesgo antiexportador se entiende al conjunto de políticas comerciales que estimulan la producción para el mercado doméstico, cuando la protección brindada a la producción para éste es superior a la otorgada al vender en los mercados internacionales.

Si el sesgo antiexportador en la economía es elevado, entonces, el subsidio que se da a las exportaciones (que se suele aplicar sólo a las no tradicionales) compensa en algo las distorsiones que estimulan esa producción para el mercado interno.
Pero, el CAT tiene serias limitaciones. En primer lugar, es claramente un subsidio contrario a las reglas de juego del comercio internacional, que hace que nuestras exportaciones, puedan ser objeto de aranceles compensatorios en otras naciones. Cuando el gobierno de los Estados Unidos gravó nuestras exportaciones de flores y cemento con un arancel compensatorio del 17%, se sustentó, entre otras razones, en que les dábamos un subsidio.

En segundo lugar, el gran crecimiento de las exportaciones no tradicionales que reciben el CAT se ha convertido en un serio problema para las finanzas públicas. Estimaciones preliminares fijan un monto de ¢6.000 millones en CATs en 1990. Ante el grave déficit actual del gobierno central, el enorme gasto en CATs posiblemente está en la mira de quienes deben evitar que se desmorone el relativo equilibrio de los últimos años.
En tercer lugar, tal como está actualmente diseñado, el CAT estimula más a las actividades que tienen un valor agregado nacional relativamente menor, pues el 15% se otorga igualmente a quien posea un valor agregado del 35%, que a quien tenga uno del 50%. En este sentido, constituye un estímulo al contenido importado.

Para que el gobierno no tenga déficits financiados con emisión monetaria que provoca inflación, así como para evitar posibles represalias internacionales, el CAT debe irse disminuyendo, pero sólo si se reduce el sesgo antiexportador y esto se logra si los aranceles se rebajan aún más, si se quita la dispersión en sus tasas y si se eliminan las distorsiones en los bienes no comercializados. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato?

Elisa
14/03/2012, 17:09
1989-10-24-EL CASCABEL AL CAT
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EL CASCABEL AL CAT

La Nación, 24 de octubre de 1989. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 209-210.

Debido al alto sesgo antiexportador en la economía, el Certificado de Abono Tributario debe ser visto como una compensación. Por sesgo antiexportador se entiende al conjunto de políticas comerciales que estimulan la producción para el mercado doméstico, cuando la protección brindada a la producción para éste es superior a la otorgada al vender en los mercados internacionales.

Si el sesgo antiexportador en la economía es elevado, entonces, el subsidio que se da a las exportaciones (que se suele aplicar sólo a las no tradicionales) compensa en algo las distorsiones que estimulan esa producción para el mercado interno.
Pero, el CAT tiene serias limitaciones. En primer lugar, es claramente un subsidio contrario a las reglas de juego del comercio internacional, que hace que nuestras exportaciones, puedan ser objeto de aranceles compensatorios en otras naciones. Cuando el gobierno de los Estados Unidos gravó nuestras exportaciones de flores y cemento con un arancel compensatorio del 17%, se sustentó, entre otras razones, en que les dábamos un subsidio.

En segundo lugar, el gran crecimiento de las exportaciones no tradicionales que reciben el CAT se ha convertido en un serio problema para las finanzas públicas. Estimaciones preliminares fijan un monto de ¢6.000 millones en CATs en 1990. Ante el grave déficit actual del gobierno central, el enorme gasto en CATs posiblemente está en la mira de quienes deben evitar que se desmorone el relativo equilibrio de los últimos años.

En tercer lugar, tal como está actualmente diseñado, el CAT estimula más a las actividades que tienen un valor agregado nacional relativamente menor, pues el 15% se otorga igualmente a quien posea un valor agregado del 35%, que a quien tenga uno del 50%. En este sentido, constituye un estímulo al contenido importado.

Para que el gobierno no tenga déficits financiados con emisión monetaria que provoca inflación, así como para evitar posibles represalias internacionales, el CAT debe irse disminuyendo, pero sólo si se reduce el sesgo antiexportador y esto se logra si los aranceles se rebajan aún más, si se quita la dispersión en sus tasas y si se eliminan las distorsiones en los bienes no comercializados. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato?

Elisa
14/03/2012, 17:10
1989-11-03-DEMOCRACIA ECONÓMICA

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DEMOCRACIA ECONÓMICA

La Nación, 03 de noviembre de 1989. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 227-228.

Con frecuencia, a veces por falta de imaginación, se acude a calificar vocablos que gozan de aprecio por quienes los leen o los escuchan, para disfrazar los verdaderos nombres que se les debería dar a lo que verdaderamente propone o desea quien los expresa. Así, por ejemplo, es conocida la expresión de Franklin Roosevelt, quien dijo que había que tener libertad del temor o libertad de las necesidades (“freedom from fear” y “freedom from necessities”) los cuales no tienen nada que ver con el concepto de libertad, que trata de aquella condición en la que a todos les es permitido usar su conocimiento para su propósitos, restringidos tan sólo por reglas de justa conducta de aplicación universal. (Friedrich A. Hayek, Law Legislation and Liberty, Vol. I, p. 55).

En otras ocasiones una palabra que significa algo deseable es usada para dar connotaciones distintas de las que originalmente poseía. Los “liberales” en los Estados Unidos son intervencionistas o estatistas con un espíritu muy alejado del origen del término liberal. La palabra “democracia” caracteriza, según los comunistas en proceso de extinción, a su orden político (así, hablan de la República Democrática Alemana).
En nuestro medio ya se escucha –por supuesto, ni siquiera con ingenio, pues son simples fotocopias de lo expresado con otros lares– la expresión democracia económica. Con ella lo que sus proponentes quieren definir es una redistribución de los medios de producción en un orden económico cualquiera, presuntamente garantizando una mayor igualdad material en el acceso a la propiedad.

Es importante tener presente, como lo señaló Confucio, que “cuando las palabras pierden su significado, la gente pierde su libertad”. La expresión democracia de lo que trata es acerca de un método o procedimiento por el cual se determinan las decisiones gubernamentales, lo que permite el cambio pacífico de quienes en cierto momento detentan el poder. Evidentemente este significado de democracia no tiene absolutamente nada que ver con igualdad material, que es lo que en realidad pretenden lograr quienes nos hablan de democracia económica.
De manera que, cuando escuchemos la expresión democracia económica, ya sabemos que lo que se quiere es disfrazar el verdadero objetivo de sus exponentes, cual es justificar una concepción personal de cómo debería distribuirse la propiedad material en un orden específico, lo cual pone la discusión de la virtud de dicha propuesta en un plano de análisis muy distinto al que se quiso mimetizar.

Elisa
14/03/2012, 17:11
1989-11-07-SOBRE EL INGRESO AL GATT

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SOBRE EL INGRESO AL GATT

La Nación, 07 de noviembre de 1989.

El pasado 3 de noviembre, el licenciado Carlos Herrera A., responde a mi artículo “Antes de entrar al GATT” del 19 de octubre. Mi queja principal es que, antes de ingresar al GATT, todos los costarricenses debemos saber a ciencia cierta en qué forma nos estamos metiendo. Siempre he creído que Costa Rica, la cual cerró su economía por el pensamiento social-estatista, debería de abrirse a la competencia internacional, siendo su participación en el GATT un estímulo para mayor librecambio.

Pero de esa idea a creer que Costa Rica tiene que entrar porque sí al GATT, hay mucha distancia. Las autoridades gubernamentales deben dar a conocer al país cuáles son los términos exactos de su participación en ese organismo. Así, en el artículo de don Carlos se señala la suscripción de los Códigos sobre Licencias de Importación, “Anti-dumping” y de Valoración Aduanera, así como que no lo haremos con los demás, en especial uno muy importante, cual es el de los Subsidios. Vale la pena, por lo tanto, saber por qué unos sí, en tanto que otros no.

Don Carlos señala que el ingreso al GATT se “ha forjado a través de un extenso y representativo proceso de discusión”, en que ha participado el sector público y “representantes de todos aquellos sectores privados interesados en ello”. No es que me quiero meter en lo ajeno, pero sí en lo que me es pertinente: ¿cuándo se invitó a participar al consumidor en las deliberaciones?, ¿en qué términos se le protegerá de leyes “anti-dumping” que podrían, por medidas arancelarias, entre otras, impedirle beneficiarse del libre comercio?, ¿por qué, por ejemplo ̶ y que viva Nueva Zelandia ̶ se nos prohibiría comprar leche más barata como nos propone ese país, en vez de continuar protegiendo a algunos?

Finalmente, en La Nación de ese mismo día, el Ministro Burgués señala que “lo más importante… será que el GATT no implicara ningún cambio en el sistema de incentivos a la exportación, incluidos los CATs”. Obviamente, esto explica por qué no se suscribe el Código de Subsidios del GATT. Lo sorprendente del anuncio de Burgués es que o estamos en presencia de un arreglo que va a abrir brecha, pues otros nos seguirán, al incorporarse un país al GATT pudiendo subsidiar directamente sus exportaciones y que podrá enviarlas, por ejemplo, a los Estados Unidos, sin que tenga problemas con ese subsidio, o es que, más bien, se trata de una ilusión. Por este tipo de razones, es que estamos ansiosos de saber ¿en qué términos vamos a ingresar al GATT? Ojalá nos lo digan con toda la claridad.

Elisa
14/03/2012, 17:12
1989-11-15-LA APERTURA COREANA

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LA APERTURA COREANA

La Nación, 15 de noviembre de 1989.

Un economista escritor en estas páginas, ha señalado que la intervención gubernamental en Corea del Sur, al contrario de lo preconizado por los liberales de dentro y fuera del gobierno, ha sido indispensable para garantizar el éxito de su modelo de desarrollo y que, lo que deberíamos hacer en nuestro país, es practicar ese tipo de “buena intervención del Estado”.

Lo que no nos dice el comentarista, es que el éxito de Corea surge porque precisamente abrieron su economía al comercio internacional, al contrario de lo sugerido por los intervencionistas de viejo (y nuevo) cuño; también porque se moderó la decisión estatal de intervenir en la economía precisamente por ese propósito de apertura y porque, en general, no se pretendió sustituir al mecanismo de los precios, como fundamento del sistema de señales que determinaba la asignación de recursos.

En Corea el gobierno intervino compensando una serie de distorsiones que él mismo introducía, pero de manera que el sistema comercial resultante fuera “neutral”; esto es, que el sistema de incentivos les permitiera competir a los exportadores nacionales con empresas extranjeras, en los mercados internacionales, en igualdad de condiciones en lo que respecta a mercados y políticas sin distorsiones. Por supuesto, la pregunta que uno lógicamente se fórmula es si la alternativa más apropiada no resulta ser liberalizar totalmente la economía, en vez de, por una alambicada regulación, compensar las diversas distorsiones.

Corea balanceó el grado de protección dada a la producción para el mercado doméstico, con un conjunto de subsidios a las exportaciones, al tiempo que procedía, al iniciar su despegue a principios de los sesentas, a reducir radicalmente su proteccionismo interno. Corea eliminó sus tipos de cambio múltiples, ajustó apropiadamente el precio de la divisa y, en consecuencia, redujo los subsidios a las exportaciones. Posteriormente, en 1967, eliminó cuotas a las importaciones y redujo el promedio y el grado de dispersión de sus aranceles. Fueron estas medidas de corte liberal el fundamento del enorme crecimiento de sus exportaciones a partir de 1960 y no la intervención que desatinadamente sugiere el columnista de referencia, recomendación que es muy posible que surja por un conocimiento sumamente parcial del proceso de apertura de la economía coreana.

Elisa
14/03/2012, 17:13
1989-11-17-BIENVENIDO EL SUBSIDIO

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BIENVENIDO EL SUBSIDIO

La Nación, 17 de noviembre de 1989.

El ejemplo que utilicé en mis artículos del 21 de julio y del 17 de octubre, para mostrar cómo a nuestro país le convenía especializarse en lo que tenía ventaja comparativa y hacerse partícipe del comercio internacional, me sirve para analizar el caso de que El Otro decide subsidiar sus exportaciones, para ver si, bajo esta circunstancia, le conviene a Costa Rica cerrar sus fronteras y hacerse autosuficiente, como medio para defenderse de tal “dumping”.
En el ejemplo si Costa Rica dedica todos sus recursos a producir café, logra 10 toneladas y, si los emplea sólo en producir trigo, el máximo que obtiene es de 5 toneladas. A su vez, El Otro obtiene un máximo de 10 toneladas, al dedicar todos sus factores de producción al trigo y, si sólo van al café, obtiene 15 como máximo. El Otro tiene ventaja absoluta en la producción de ambos bienes, pues logra 15 toneladas de café, que excede al máximo de 10 que produce Costa Rica y 10 toneladas de trigo, lo que supera el máximo de 5 que obtiene Costa Rica.
Sin embargo, la ventaja comparativa, que resulta de comparar cuánto le va a costar a cada país producir una unidad de cada bien, en comparación con lo que cuesta el otro producto, es la que define el comercio internacional, lo cual se deduce del cuadro siguiente:
EL COSTO DE PRODUCIR:
1 tonelada
de café 1 tonelada
de trigo
Costa Rica 0.50 ton. de trigo 2 tons. de café
El Otro 0.67 tons. de trigo 1.5 tons. de café

Costa Rica se especializa en lo que tiene ventaja comparativa y produce 10 toneladas de café (aquí, una tonelada de café cuesta ½ tonelada de trigo, en tanto que en El Otro por esta misma tonelada debe darse 0.67 de trigo). Si Costa Rica produce sólo trigo, lograría 5 toneladas, pero las podría importar desde El Otro, a cambio de café. Para obtenerlas tendría que dar a cambio 7.5 toneladas de café (por una regla de tres: en El Otro, 1 tonelada de café se intercambia por 0.67 toneladas de trigo; para obtener las 5 de trigo, se le tendría que entregar 7.5 de café).

Costa Rica logra 5 toneladas de trigo a cambio de 7.5 de café y le sobran 2.5. Con una política de autosuficiencia, lo más que tendría son 5 toneladas de trigo y cero de café, pues esas son sus posibilidades internas de producción. Al país, el comercio internacional le significó una ganancia de 2.5 toneladas de café, además de obtener las mismas de trigo, que era lo mismo que podía obtener bajo autarquía.

Es frecuente que se manifieste que al país no le conviene participar en el libre comercio internacional cuando otras naciones otorgan subsidios a sus exportaciones, pues iría en detrimento de los productores nacionales, por lo cual la conveniencia nacional está en la autarquía.
En el ejemplo desarrollado, se puede analizar esta situación, para evaluar si nuestro país, ante un “dumping” desde e
l exterior, aún debe participar en el comercio internacional y evitar la autosuficiencia. Para ello, suponga que El Otro da un subsidio del 10% a la exportación de trigo enviada a cambio de nuestro café.
Si Costa Rica escoge el camino de la autosuficiencia, puede obtener 5 toneladas de trigo y cero de café, según el ejemplo. Pero, si se especializa en lo que tiene ventaja comparativa (café) y lo intercambia por trigo subsidiado, aún podrá disponer de más bienes, como se verá a continuación.

Al especializarse Costa Rica en lo que tiene ventaja comparativa, produce 10 toneladas de café, mientras que debe importar 5 de trigo, que es lo máximo que podría obtener bajo autosuficiencia. Para eso, Costa Rica debe entregarle a El Otro 6.82 toneladas de café. Antes del subsidio a las exportaciones de trigo, en El Otro se entregaba una tonelada de café por 0.67 de trigo. Actualmente, con el subsidio del 10% a las exportaciones de trigo de El Otro, a cambio de una tonelada de café se pueden obtener 0.73 de trigo (esto es, 0.67 por 1.1). Por medio de una regla de tres, como en El Otro se requiere ahora 1 tonelada de café a cambio de 0.73 de trigo, para obtener las 5 de trigo deben darse tan sólo 6.82 de café. A Costa Rica, ahora, de las 10 toneladas de café que puede producir especializándose, le van a sobrar 3.18 toneladas para su consumo interno.

Sin el subsidio a las exportaciones de trigo de El Otro, en condiciones de libre comercio a Costa Rica le sobraban 2.5 toneladas de café, además de lograr las 5 toneladas de trigo que podía tener bajo autosuficiencia. Ahora, con el subsidio del 10% al trigo extranjero, a Costa Rica le sobra aún más: 3.18 toneladas de café.
En síntesis, a Costa Rica le saldría muy caro dedicarse a la autosuficiencia a causa de un subsidio al trigo extranjero. Lo que conviene es especializarnos en lo que se tiene ventaja comparativa y disfrutar del subsidio del exterior, pues nos permite tener más bienes que los que podríamos tener, tanto en comparación con el libre comercio, pero aún más que bajo autosuficiencia. El caso de “dumping” a que me refiero no es uno en el cual, como parte de una política extranjera de depredación, se subsidia al producto externo, pero una vez eliminada la posible competencia, se vuelven a subir los precios. Este caso tan especial podría requerir de aranceles compensatorios en el país importador.

COROLARIO: autosuficiencia es sinónimo de empobrecimiento; aquélla es buscada por grupos monopólicos tratando de apropiarse del bienestar del consumidor. Esos grupos, usualmente pequeños, que obtienen enormes ganancias derivadas de la protección arancelaria, contrastan con el amplio grupo consumidor, el cual probablemente casi no notará el aumento en el precio debido al proteccionismo. Esto hace que los buscadores del privilegio se organicen, en tanto que los consumidores miran con algún desinterés a la protección arancelaria otorgada por el Estado. Los políticos, ansiosos de satisfacer los grupos activos de presión, les ofrecerán y concederán el proteccionismo que les solicitan, pues se dan cuenta que los consumidores, cada uno individualmente, pagan apenas un ”poquito” de los enormes costos impuestos a la sociedad como un todo, para beneficio de unos pocos protegidos.

Elisa
14/03/2012, 17:13
1989-11-24-ASEGUREMOS NUESTRA DEMOCRACIA

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ASEGUREMOS NUESTRA DEMOCRACIA

La Nación, 24 de noviembre de 1989.

Lo que la democracia permite es, por medios pacíficos, cambiar los gobernantes que, en su momento, poseen el poder político, en esencia por un procedimiento de voto mayoritario. De aquí que resulte muy importante que, de diversas formas, quienes apreciamos ese método facilitemos la situación o conservación de los gobernantes.
Nuestra realidad política determina la existencia de dos partidos políticos de tamaño similar, únicos con alternativa real de llegar al gobierno por el voto directo de los electores. En un sistema democrático eficiente, es posible que, en cierto momento, un grupo de ciudadanos se coaligue, forme un partido y tenga la opción de convertirse en mayoría; esto es, el fin de un partido político es poder llegar a asumir el gobierno.

Suponga el lector que, por cualquier razón, nuestros dos principales partidos políticos son copados por la mafia del narcotráfico o, si no se desea pensar en esa posibilidad, llegan a graves extremos de incapacidad en la conducción de la cosa pública. Evidentemente, en nuestro sistema democrático se podría pensar que lo conveniente sería la formación de otro grupo político, que tendría, supuestamente, una opción real de llegar al poder y evitar los dos presuntos males descritos.
Sin embargo, en Costa Rica, la posibilidad de forjar –continúo con mi ejemplo– un partido político, liberado de la mafia del narcotráfico o de la incapacidad de dar soluciones que resuelvan los problemas que le interesan solucionar al ciudadano, se ve seriamente limitada por una práctica que de hecho constituye un freno a nuestra libre elección política. La deuda política adelantada es un freno de gran importancia a nuestro proceso democrático. Cualquier grupo de ciudadanos que desea formar un partido, antes de ingresar a la lid, compite con dos agrupaciones que de antemano se distribuyen casi mil millones de colones para su beneficio. Hay, en nuestro país, un muy alto costo de ingreso al proceso democrático.

La reciente querella presentada por la Lic. Estela Quesada ante nuestras Cortes, acerca de la inconstitucionalidad de la deuda política adelantada, debe tener éxito, si es que se desea que nuestra nación prosiga por un cauce verdaderamente democrático y no que éste se restrinja a quienes tienen el ingreso garantizado al proceso político electoral. Para asegurar nuestra democracia se requiere la eliminación de la deuda política adelantada: lo demás son escarceos del momento.

Elisa
14/03/2012, 17:14
1989-12-02-PROMESAS DESENFRENADAS

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PROMESAS DESENFRENADAS

La Nación, 02 de diciembre de 1989.

En la obscuridad, todos los gatos parecen pardos. Eso es precisamente lo que está sucediendo con la política nacional: el panorama es tan, pero tan obscuro, que los dos felinos más importantes apenas se traslucen en lo negro y tratan, para diferenciarse entre sí, de ofrecernos a cual más.

En la vida no existe nada gratuito: no hay un almuerzo gratis, reza el dictum. Y bien haríamos todos con tenerlo presente, en momentos en que se desbocan los ofrecimientos de los principales candidatos presidenciales.

Me imagino que uno aprendió la lección de la campaña pasada, cuando recibió un golpe por la oferta arista de las 80.000 viviendas y su “pecado” del momento fue “lerdearse” en no prometer 100.000. Ahora, aunque no se hayan sumado las viviendas públicas construidas en esta administración, si un candidato irresponsablemente ofrece 160.000 viviendas (¿para ser construidas por las entidades estatales?, el otro, para no quedarse atrás y después del aprendizaje, promete construir aún más casas.
Si un candidato, sin decirnos de dónde van a salir los recursos, ofrece un nuevo aguinaldo para entregarlo en febrero, el otro prometerá ese de febrero y uno adicional para el día de la madre. Si un pretendiente propone regalar los bonos de la vivienda, sin medir su efecto sobre el financiamiento de futuros programas, el otro candidato promete hacer un puente, aunque no haya río y, si se insiste, pues también les hace el río.

Lo que la sensatez exige a estos candidatos, quienes andan ofreciendo el oro y el moro, en tanto que simultáneamente mantienen los actuales programas de gasto estatal, al tiempo que se quejan del enorme déficit en el gasto público, es que nos expliquen de dónde van a obtener los recursos para financiar sus ofrecimientos de campaña.
Sí se estima cuánto nos van a costar las nuevas promesas, se requerirá reducir las erogaciones estatales, a no ser que se quiera aumentar los impuestos o emitir dinero –léase, provocar inflación– porque prometen no aumentar el endeudamiento y, más bien, reducirlo, a no ser que ya estén pensando como a menudo ocurre, que un hada madrina de la buena entidad financiera internacional, por nuestro bello rostro, nos regalará la plata, aunque después quedemos embejucados en irreversibles programas, cuyo único sustento estuvo en la promesa desbocada de cierto momento: así se engaña al pobre necesitado.

Elisa
14/03/2012, 17:15
1989-12-22-MÁS SOBRE LOS CAT

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MÁS SOBRE LOS CAT

La Nación, 22 de diciembre de 1989.

En ocasiones anteriores me he referido al papel apropiado de los Certificados de Abono Tributario (CATs) en nuestra actual economía. Aprovecho el reciente editorial de La Nación del 12 de diciembre sobre el tema, para ampliar algunos conceptos que me parecen no están del todo claros.

En primer lugar, para bien, se ha ido aceptando el criterio de que el papel de los CATs sea compensar el sesgo antiexportador en la economía, el cual surge tanto por la existencia del proteccionismo, como por una serie de distorsiones derivadas de erróneas políticas públicas.

En segundo lugar, se hace necesario reformar los actuales CATs como resultado del acuerdo del país con el Banco Mundial, debido al elevado monto que significan dentro de un excesivo gasto gubernamental.
El editorial, sin embargo, no explica claramente cómo y en cuánto debería reducirse el incentivo del CAT, a la vez que señala que debe permanecer como un subsidio compensatorio, lo cual resulta lógico en tanto se prosiga bajo los lineamientos del SAL II, puesto que éste no elimina el sesgo antiexportador. Lo conveniente es determinar, mediante criterios económicos, cuánto pesan sobre las exportaciones las diversas distorsiones existentes en nuestra economía, puesto que, en tanto ellas no se eliminen, debería de garantizarse un incentivo compensatorio (un “CAT”), tal que nuestros exportadores estén en igualdad de condiciones que sus competidores en el mercado internacional.

Finalmente, deseo hacer breve referencia a otro tema al que se refiere el editorial de La Nación, cual es su velada sugerencia de provocar una devaluación real, tal que compense la desgravación arancelaria. Precisamente eso es lo que parece constituir la actual política cambiaria en nuestro país. Con las políticas de don Eduardo Lizano no sólo se ha llegado a compensar el diferencial de inflaciones, sino que las exportaciones no tradicionales parecen haberse impulsado, más que por alguna otra razón precisamente porque el tipo de cambio no las ha obstaculizado. Una devaluación mayor, como la que implícitamente sugiere el editorial, podría conducir a un proceso inflacionario, además de que constituiría una fuente de exportación de pobreza, tal como aparece ser el caso actual con la economía mexicana.

Elisa
14/03/2012, 17:15
1989-12-28-LIBERACIÓN DEL SOCIALISMO

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LIBERACIÓN DEL SOCIALISMO

La Nación, 28 de diciembre de 1989.

Puede ser que el acontecimiento más importante de la segunda mitad de este siglo, es la desintegración de los regímenes comunistas o socialistas.
Hemos sido testigos de cómo otrora inexpugnables fortalezas de la ortodoxia marxista o atalayas del dirigismo estatista, han ido evolucionando hacia regímenes políticos más cercanos a las tradiciones liberales, en unos casos, en tanto que, en otros, se han ido alejando de la creencia en la virtud infalible e inmaculada de la mano visible del Estado.
Recientemente escuché a un periodista decir que le parecía que los regímenes comunistas de Europa, los que se están desmoronando, no era precisamente por un abandono de las ideas de una economía socialista, sino por un acercamiento a regímenes políticos democráticos.

Me parece que esa creencia representa una satisfacción a la fe de los primeros social-demócratas de los años veinte: veían como posible una sociedad liberal en lo político, pero socialista en lo económico. Esto les facilita acomodar lo sucedido en Europa Oriental, como un proceso hacia regímenes políticamente liberales, pero que no han abandonado las prédicas básicas de la economía socialista, como son la propiedad socializada, la planificación central, entre otras.
Pero, no sólo gran parte de la liberalización política en Europa Oriental, surge precisamente por el descontento con la pobre “perfomance” de sus economías, las cuales son comparadas con las relativamente exitosas de mercado al otro lado de sus fronteras, sino también porque ya muchas decisiones de tipo económico se están empezando a dar a nivel individual –esto es, privado– en vez del centralismo de otrora, pues se considera que el progreso de sus naciones podrá surgir más por la iniciativa individual que por la decisión de algún burócrata planificador.

El desmantelamiento del socialismo no sólo se está dando en los regímenes marxistas: vale la pena conocer las políticas económicas de socialistas caseros, como Felipe González, como François Mitterrand, como Carlos Salinas de Gortari, entre muchos otros más, quienes, para bien, han ido dejando al socialismo dirigista, evolucionando hacia economías de mercado y, ¿por qué no decirlo?, al triunfo de los ideales liberales.