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Jorge Corrales Quesada
13/03/2012, 11:28
OTRA VEZ, MÁS DE LO MISMO
Por Jorge Corrales Quesada

Con un Chespiritesco “vuelve el perro arrepentido”, una vez más se da un aumento importante en el precio del petróleo y de los combustibles. Al rato volverá a bajar, tal vez para que posteriormente tome un nuevo impulso al alza. Ese parece ser el cuento de los últimos tiempos.

Pero nosotros tenemos nuestra propia historia. Cuando la cosa se pone fregada con los altos precios, el gobierno, incapaz de siempre, lo único que intentará hacer es “echarle los muertos” a los árabes, entre otros, por la calamidad que sufrimos. Evidentemente, no se le ocurre siquiera pensar en la posibilidad de que Costa Rica tenga su propia producción de petróleo y menos actuar en tal sentido. Soy honesto: el gobierno suele aseverar que se pueden utilizar otras fuentes de energía alternativas, como biocombustibles, pero sabe que son siempre más costosos que el importado proveniente del petróleo. Ante esto, la lógica nos hará preguntarnos ¿por qué razón debemos adquirir un combustible más caro (los bios), si aun podemos conseguir otro más barato (proveniente del petróleo)?

Pero hay más de fondo: los gobernantes se adhieren al dogma de que no debemos buscar petróleo en el país y menos extraerlo. Prefieren que tengamos que pagarlo más caro en los mercados internacionales. La razón para esa preferencia gubernamental estriba, casi siempre, en que el petróleo contamina el medio ambiente, como si aquél que es importado no podría derramarse al llegar a puerto o al transitar por el territorio nacional. Pero son así: la moda, el temor exacerbado y la aversión al riesgo, aunque sea razonable, son los que mueven la conducta de los políticos de por aquí, de hoy y, les apuesto, que también los de mañana.

El problema es aún mayor cuando esos políticos también se oponen a muchas alternativas energéticas a la proveniente del petróleo, a unas porque las consideran como no limpias (por ejemplo, el carbón), otras por provenir de áreas volcánicas protegidas (energía geotérmica), como por ser peligrosas (la nuclear, por aquello de la radiación) o por estar en depósitos terrestres (como el gas natural). Aún a la eólica (proveniente del viento) se oponen algunos por afectar el panorama, matar ciertas aves, entre otras razones. Casi sólo admiten aquella energía proveniente de fuentes renovables, naturales, pero que suelen ser mucho más costosas que las otras alternativas. El caso más patético es que nuestro gobierno ha dicho que acepta la explotación de gas natural, pero no lo vemos moverse en tal sentido. Parece que se trata de un sí, que quiere decir no.

Si tenemos petróleo, eso sí, es importante tener claridad acerca de su posible impacto en nuestra economía. Si se va a manejar como en México o, peor aún, como en Venezuela, pues, en mi opinión, mejor que no aparezca. Tal vez deberíamos de aprender de la buena experiencia de Noruega (con rigor medioambiental, una enorme despolitización en el uso de los fondos y un pensamiento de largo plazo en su manejo) o de que Colombia, que hoy aparentemente pretende imitar al país nórdico.

Entre tanto -gracias a los caprichos de políticos- los consumidores tendremos que pagar más caro el combustible. Eso debe ponernos muy, pero muy, felices. De paso, el más feliz es el gobierno, que con el aumento del precio recolectará más impuestos.

Publicado en La Extra el 13 de marzo del 2012.

Luis Di Mare
14/03/2012, 16:28
Este artículo fue publicado en el Diario Extra del 13 de marzo del 2012 en http://www.diarioextra.com/2012/marzo/13/opinion07.php