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Elisa
13/03/2012, 08:50
EL IMPERATIVO DE LA UNIDAD

La Nación, 26 de setiembre de 1975.

Francamente no es de mi incumbencia el color político que usted profese. Es inmaterial que usted sea liberacionista, de los honrados, oposicionista, paquista, trejista, caracista, socialista o lo que fuere. Ahora se trata de cosas más importantes que la particularidad política, pues se trata de la supervivencia de nuestra Nación.

Cuando en una sociedad el individuo no tiene opciones, ya sea religiosas, culturales o políticas, ese hombre deja de ser libre y se convierte en el esclavo de la intemperancia, del poder y de la corrupción. En Costa Rica es vital que cada ciudadano tenga la posibilidad de elegir entre alternativas, pero que exista la probabilidad visible de que su elección dará el resultado deseado. En nuestro país estamos a punto de caer en la dictadura del partido único, donde no habrá opción política más que estar dentro del Partido Liberación. Es indispensable para la propia supervivencia de nuestra democracia que exista una oposición fuerte y unida. Es indispensable para la misma supervivencia del Partido Liberación Nacional, en donde muchos costarricenses honestos militan y se muestran altamente preocupados por la evolución de nuestro país. Fue Lord Acton quien dijo que “el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Montesquieu señaló que “la constante experiencia demuestra que todos los hombres investidos de poder son capaces de abusar de él y de hacer valer su autoridad tanto como puedan”, y Edmund Burke nos recuerda que “muchos de los más grandes tiranos que registra la historia iniciaron su reinado en la forma más suave. Sin embargo, la verdad es que tal poder antinatural corrompe el corazón y el entendimiento”. Para acabar con las citas, Milton escribió que “es posible que la larga continuidad en el poder corrompa al más sincero de los hombres”. Esto no es teoría inútil, sino la sabiduría del pueblo estampada en palabras, como un producto de la experiencia de las naciones.

Ahora bien, ¿qué camino político le queda a nuestro país? El imperativo de la unidad oposicionista es evidente. Cada uno de nosotros, ciudadanos libres y honestos, debemos hacer presión para que la posibilidad de elegir sea una realidad, fuente vital de nuestra democracia. Que los costarricenses no tengamos que señalar a los egoístas, a los vendidos al poder, que sólo piensan en hacerle el juego al oficialismo, ignorando que todo nuestro país, el todo limpio, exige la supervivencia de nuestro sistema democrático. Cada uno de ustedes puede hacer algo; una simple palabra a otro ciudadano pidiéndole que busque la unidad es útil. La acción es importante, porque, tarde o temprano, nosotros o nuestros hijos pagaremos por los errores, por nuestra miopía, por nuestra venalidad, por nuestra cobardía y estupidez. No son confites los que están en juego; es nuestra libertad, nuestro patrimonio y nuestra capacidad de disentir. Sólo si todos exigimos a los interesados y participantes en la política que se unan, podremos tener esperanzas. Después, en caso de doblegarnos, que no nos quejemos, puesto que nosotros mismos somos los culpables. Creo que está bien clara cuál es nuestra alternativa: libertad o poder corrupto.