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Elisa
13/03/2012, 08:43
LA LEY SOBRE RADIO, T.V. Y EL ESTADO

La Nación, 14 de junio de 1975. Reproducido en Jorge Corrales Quesada, “Al Bienestar por el Liberalismo”, 1994, p. p. 266-267.

“La obra que debe realizar la propaganda es la de continuar conquistando partidarios para la idea… El primer deber de la propaganda estriba en conquistar hombres para la organización, en conquistar hombres para proseguir la propaganda. El segundo deber de la propaganda es el de derribar la situación existente, por medio de la nueva doctrina; el de la organización, luchar por la conquista del poder, a fin de asegurar desde él el éxito final de la doctrina.” Esto lo dijo Adolfo Hitler en su libro Mi Lucha.

Una vez más el fascismo trata de morder las libertades ciudadanas. A pesar de las aparentes excusas ideológicas de los patrocinadores de los proyectos de ley para reglamentar nuestra radio y televisión (y luego vendría la prensa), de que el proyecto no tiene un carácter fascista, debemos ser claros en cuanto a que “por sus frutos los conoceréis”.

En el momento en que el Estado pueda determinar qué es lo que el costarricense debe ver y oír o leer, habremos caído en la abyección totalitaria fascistoide. El proyecto de ley mencionado instituye la censura previa. Para Hitler la propaganda servía para atraer hombres para el partido y también como vehículo de cambio. Para el Estado costarricense, el control de la radio y la televisión le permitirá sujetar a los ciudadanos bajo el pretexto del Plan Nacional de Desarrollo. Señores, no nos dejemos atraer por los cantos de sirenas. El Plan Nacional de Desarrollo no es sino un caballo de Troya empleado por los políticos actualmente en el poder, con el fin de logar la sujeción total de los ciudadanos a los designios totalitarios de un partido único, identificado con un Estado todopoderoso.
Tiene razón don Fernando Guier en su llamado de alerta a los ciudadanos costarricenses sobre la mordaza estatal que amenaza nuestras libertades. Es certero al señalar las características fascistas del proyecto de ley de radio y televisión, por más que los Poncios Pilatos se laven las manos.

Que medite el costarricense acerca del alcance de este proyecto de ley. Que se pregunte si está dispuesto a que el político en turno censure lo que el hombre libre quiere expresar. Que se plantee en su mente si es moral, si es sano, que nosotros, los ciudadanos de la República, estemos sujetos a lo que una cohorte de burócratas a sueldo nos diga. Si uno deseara criticar al gobierno, esto podría afectar el “desarrollo” del país y sería objeto de censura. Si uno quisiera hablar de la inmoralidad reinante, esto crearía un clima subversivo y se aplicaría la mordaza estatal. Si uno pretendiera alertar a la ciudanía sobre el peligro que se yergue sobre su derecho a la libre expresión, tendría que someterse al tamiz del oficialismo.

Es un vicio, es un abuso, es podredumbre, es insolencia, es corrupción, es mordaza, es absolutismo, es arbitrariedad, es poder absoluto. Es lo que pretende el Estado con su proyecto de ley sobre radio y televisión. Lamento la actitud del Ministerio de Cultura, Juventud y Deporte al pretender la defensa de la mordaza oficialista. Lamento que el exceso de poder haya anquilosado principios de tolerancia. Lamento que la soberbia controlista se refleje burdamente en proyectos malsanos. Lamento que tantos que desean conculcar las libertades y que tantos también estén dispuestos a postrarse a los pies del dictador.