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Elisa
13/03/2012, 08:34
NUEVOS IMPUESTOS

La Nación, 21 de marzo de 1975.

Una vez más se ha presentado ante el pueblo costarricense un programa del Estado, para cuyo financiamiento se recurre al expediente fácil de gravar con nuevos impuestos.

La tragedia que el ciudadano encara es que, estando hasta el cuello de impuestos y habiendo elegido a diputados para que lleven a cabo los deseos del costarricense y no los de ellos, son varios los miembros de la Asamblea que han presentado proyectos para crear nuevos y más gravosos impuestos.
Uno de estos gravámenes es sobre los licores, propuesto por el diputado Deseado Barboza, quien paradójicamente propone algo que el pueblo no desea. Igualmente, para poner la albarda sobre el aparejo, el diputado León Villalobos, en unión de otro colega, propone otro impuesto sobre los elíxires de Baco.
En una de las mejores tesis de grado presentadas recientemente en la escuela de Ciencias Económicas, la Lic. Lilia Montero concluye, refiriéndose a varios productos, entre ellos los licores, que “un aumento excesivo de las tasas (de impuestos) puede incluso frustrar los propósitos fiscales que se persiguen, es decir, que se puede producir una reducción de la base imposible que anule el incremento esperado en la recaudación”. (Evolución del Sistema Tributario de Costa Rica y Análisis Económico de Algunos impuestos al Consumo Interno, p.186).

Lo que la Lic. Montero nos dice es que podemos llegar a matar la gallina de los huevos de oro, si no nos andamos con cuidado. En efecto, si se eleva el impuesto sobre los licores causará una elevación en el precio, lo cual puede provocar una reducción tal en el consumo, que lo que se recaude en impuestos sobre los licores va a disminuir. En dos palabras, ahora el pastel va ser más pequeño y dividido a la vez entre más instituciones.

¿A qué podemos atribuir el hecho de que a un señor diputado se le ocurra súbitamente que es deseable poner un nuevo impuesto al licor? Aparte de que él cree que el uso de los fondos recaudados es el deseado por la sociedad, considera que el impuesto que propone es el correcto o apropiado. Lo que lógicamente se exige, desde el punto de vista técnico, es estudiar si el impuesto a los licores no tiene efectos nocivos sobre la recaudación. Éste parece ser el resultado obtenido en el estudio de la licenciada Montero. Por lo tanto, los diputados proponentes deberían de sustituir su impuesto.

El otro aspecto que debe plantearse el legislador es si las personas desean más impuestos. Claro, el defecto de nuestro sistema político está en que los ciudadanos no tienen un medio fácil de ordenarles a sus representantes sobre qué, cómo, cuán y cuánto de impuestos deberán proponer en la Asamblea Legislativa. Lo que se exige es una reforma radical de nuestro sistema político, en donde el pueblo, que es el que paga los impuestos, tenga un medio efectivo y rápido de fijar los gravámenes que el Estado pretende imponerle.

El día en que el pueblo efectivamente pueda decidir sobre qué leyes deberán regir la República, entonces habrá verdadera democracia en Costa Rica.