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Elisa
13/03/2012, 08:23
LAS CARICATURAS DE W. SOLO

La Nación, 20 de noviembre 1974.

Muchas veces durante el día me encuentro con amigos quienes me comentan con fruición acerca de si ya vi la caricatura que publicó William Solano en La Nación, sin saber que durante mi desayuno lo primero que hago es ojear el periódico para disfrutar, con un placer enorme, del mensaje de las caricaturas del muy joven autor.

Los comentarios que se tejen acerca de sus caricaturas son sumamente variados, pero todo concuerdan en dos aspectos fundamentales: en primer lugar, él siempre llega al meollo de las cosas, con ese instinto por la yugular propio de los felinos y, por otra parte, la honestidad intelectual y moral con que enfoca un mensaje son un aliciente espiritual, imponderable, al inicio de la vida diaria.

El joven Solano ha sabido captar a la perfección ese malestar general que se siente en nuestro país debido a la vida turbia y malsana de algunos políticos, haciendo uso de su pluma entintada para lanzar un porrazo a los sepulcros blanqueados, como muestra grotesca ante las vanidades de aquellos que se creen por encima de la justicia y moralidad que nuestra nación requiere para su propia supervivencia. Esta garantía moral en las caricaturas de Solo es resultado de una profunda convicción acerca de los principios de decencia en la actividad pública que deben mantener nuestros líderes, al mismo tiempo que de su juventud sin ataduras ni perjuicios acerca de cuál ha de ser su labor.

La sensibilidad de Solo, el caricaturista, se muestra en la expresión contundente, ante la muerte de Juan Domingo Perón, de la querida Mafalda, con un rostro compungido, con un lagrimón resbalando en su cachete, como una muestra del dolor del pueblo argentino; o bien aquella en que, junto a un anuncio de la mal lograda propaganda del Banco Popular de “Yo soy un trabajador igual a usted”, aparece un campesino sudoroso, pala en mano, y el que el labriego sencillo, exclama “¿Quién es un trabajador igual a mí?”. ¡Magnífica expresión!

Es muy importante que continúe intensamente la actividad del joven Solano, puesto que sus caricaturas lograr expresar a la perfección el sentimiento de muchos que no podemos o no sabemos cómo hacer ver las cosas que nos alegran o entristecen. Solo es un medio de comunicación muy nuestro, muy alegre, muy fuerte y muy limpio. Estoy seguro de que llegará muy lejos en este campo del arte, porque lo que nos ha dado son esos hilillos con que se inician los grandes ríos. A él no se le podrá “medir con ese metro”, sino con la excelencia con que se mide al artista.