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Elisa
13/03/2012, 08:04
CONTINÚAN DUDAS SOBRE EL ASUNTO DEL BANANO

La Nación, 16 de agosto de 1974.

Como considero que es un problema urgente proteger al consumidor de los actos del Gobierno, antes de que se les ocurra a nuestros políticos comprar la Standard, es necesario que realicemos nuestro examen de conciencia acerca de esto y para ello me atrevo a formular varias preguntas y opiniones para que el amigo lector se las plantee y analice.
En primer lugar, ¿estará administrativamente capacitado el Estado para convertirse en productor de banano? Si el Estado no fuera el que administra las plantaciones, ¿quién o quiénes van a estar cargo de la empresa bananera?

Segundo: la compra de la Standard asciende a $8.7 millones (o sea, casi ¢75 millones). Preguntémonos, ¿de dónde van a salir esos ¢75 millones? Es más, ¿es una buena inversión para la economía costarricense dedicar tal magnitud de recursos a la compra de la Standard? ¿No habrá un uso más productivo de esos ¢75 millones en vez de comprar la Standard?

En tercer lugar, no hay certeza de que, en caso de que el Estado adquiera las plantaciones de la Standard, se pueda vender la fruta. ¿Exista algún acuerdo para realizar la venta de la fruta o terminaremos comiendo bananos “a la Proterrico” o “a la Incaparina”, como sustitutos del escaso arroz con frijoles?
Se ha comentado en ciertos corrillos que la United Fruit va a encargarse de la venta del producto en los mercados de los Estados Unidos, lo cual, de paso, robustece su posición económica en dicho país al disminuirse la competencia de la Standard. Sin embargo, tal eventualidad no parece confirmada aún, posibilidad que no deja de ser interesante.

Cuarto: ¿cuál será la posición de los bananeros independientes quienes actualmente venden su producto a la Standard Fruit?
Para terminar, el pueblo costarricense debe meditar acerca de las implicaciones que tiene para la libertad individual el hecho de que el Estado asuma una actividad típicamente realizable por el sector privado. Si ya en nuestro país el Estado es el licorero, el asegurador, el banquero, ahora será bananero. ¡Al fin nos convertiremos en una verdadera “Banana Republic”!