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Elisa
13/03/2012, 08:02
YO SOY UN TRABAJADOR IGUAL A USTED…

La Nación, 12 de agosto de 1974.

…Y por eso me preocupan los fondos que pago al Banco Popular. A pesar de una campaña reciente, bastante insólita por cierto, en la que el Banco Popular trata de lograr la solidaridad de los trabajadores, no ha logrado convencerme de que allí se cumplen los dos objetivos básicos del Banco: el fomento del ahorro popular y una utilización eficiente del crédito.

Hay una explicación bastante simple del porqué existen grandes colas de trabajadores retirando sus ahorros: dado el carácter coercitivo de la cotización al Banco, nos hemos dado cuenta de que la inflación ha erosionado nuestros ahorros y es por ello que sacamos nuestra plata apenas se pueda. Veamos un ejemplo: supongamos que durante un año el Banco ha recibido cien colones de ahorros de un trabajador. El interés que allí ha ganado la plata es de 6 por ciento; o sea, el trabajador al final del año tiene derecho a ¢106,00. Sin embargo, debemos señalar que no es cierto que uno pueda retirar los ahorros al año de haber cotizado. El Banco se ha valido de una serie de excusas, apoyado en argumentos de reorganización interna, para no entregarnos los ahorros anuales, tal como todos teníamos entendido

Bien, supongamos que efectivamente podemos retirar nuestros ¢106 al año de ahorrado. Con una tasa de inflación anual del 30 por ciento, yo necesito, al final del año, ¢130 para comprar lo mismo que hace un año me costaba ¢100, y ahora, ¿qué me ocurre?, que mis ahorros de ¢100 tan sólo equivalen a ¢81,50; o sea, la inflación ha disminuido mis ahorros reales. ¿Puede, de esta manera, alegar el Banco Popular que se ha convertido en promotor del ahorro nacional? Como no cotizamos voluntariamente, lo que hacemos es perder recursos a los cuales los trabajadores podemos darles un mejor uso. Las colas, cada vez más largas y deprimentes, son el mejor respaldo a mis argumentos. Es más, ¿cuánto pierde la economía nacional por las horas que desperdicia el pueblo haciendo fila para retirar sus ahorros? Si el Banco tuviera esa mentalidad tan dinámica como pretende demostrarlo con su propaganda, sería mejor que atacara la raíz del problema: los trabajadores experimentamos una reducción constante en el ingreso real de los fondos que allí nos tienen congelados y esto será así en tanto que los intereses que se paguen no compensen ni tan siquiera el alza de los precios por la inflación.

El segundo principio en el cual falla el Banco Popular es la eficiencia en el uso de los créditos.

Se dice que, si bien es cierto que el trabajador recibe intereses bajos por sus ahorros, éste al mismo tiempo se ve compensado por los intereses bajos que tiene que pagar por los préstamos que le hace el Banco. Este argumento no es correcto, pues confunde a los que ahorran con los que solicitan como préstamos los fondos ahorrados. No necesariamente don Juan Pérez, quien ahorra ¢100 anuales, es el mismo quien recibe un préstamo de ¢100. Dada la forma en que está estructurada su política de intereses, el Banco Popular está castigando al que ahorra y premiando al que gasta.

Mi propuesta es radical y bastante clara, para que así los trabajadores le demos vuelta al asunto: que el Instituto de Fomento de las Cooperativas sustituya al Banco Popular y que el primero se dedique a la promoción de nuevas cooperativas de ahorros y crédito. Entonces, y sólo entonces, estaremos los trabajadores decidiendo el uso apropiado de los fondos que nos pertenecen, sin que un burócrata tenga que decirnos que es un trabajador igual a nosotros, para tratar, de esa manera, de encubrir la ineficiencia completa de una institución que más bien ha causado disgusto y pérdidas en los ingresos de los trabajadores.