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Elisa
12/03/2012, 23:49
SE AUMENTARÁ LA DESOCUPACIÓN

La Nación, 19 de marzo de 1974.

En general, es sumamente agradable escuchar palabras que apelan a los sentimientos de justicia, de equidad y de espíritu democrático del pueblo costarricense. Y eso fue lo que efectivamente hizo el señor Ministro de Trabajo, don Francisco Morales, en su charla en la televisión el día jueves 14 de marzo, en la cual realizó una explicación acerca de lo que consiste el llamado Plan de Asignación Familiar.

Sin embargo, en una alocución que apelaba a la nobleza del costarricense, ostentosamente se ocultó o dejó de tratar una serie de implicaciones del Plan de Asignación Familiar.

El salario es el pago que recibe el trabajador por la venta de los servicios del trabajo. Por lo tanto, está íntimamente ligado a su productividad. A mayor productividad del trabajo, mayor salario real que recibe el trabajador.

El Plan de Asignación Familiar consiste en un suplemento al salario del trabajador, aparte del pago de su trabajo, por lo cual se va a romper la relación que existe entre la productividad del trabajo y el salario que se paga por ésta.

DESOCUPACIÓN

Lo que el Sr. Ministro ignora o quiso ignorar es que, si se aumenta el costo del trabajo, sin que se aumente su productividad, el empresario disminuirá la cantidad empleada de trabajo. Es decir, desocupará gente, pues ahora le rinde lo mismo pero le cuesta más. Para mí es un error básico del Plan de Asignación Familiar que se financie con un impuesto a los salarios, puesto que ahora el empresario encontrará que la maquinaria es más conveniente de utilizar, dado que es ahora relativamente más barata. Por otra parte, el trabajo más caro hay que economizarlo, desocupando trabajadores.
Lo que más lástima me da es ver organizaciones, tales como el Comité Unitario Sindical, quienes se suponen que defienden al trabajador, apoyar el Plan de Asignación Familiar que lo que va a causar es el desempleo de sus defendidos. Presumo que el Comité Unitario Sindical no se ha asesorado bien en cuanto a la defensa que debiera de ejercer de sus agremiados. Con los resultados sobre el desempleo del Plan de Asignación Familiar es muy posible que se cumpla el deseo de ver ejércitos de desocupados que formarían las bases de la revolución de los proletarios que predicara Carlos Marx. No sería de extrañar, siguiendo una lógica irreductible de ayudar a contribuir a la pronta caída del sistema de propiedad privada, que en el futuro líderes de corte marxista dieran el apoyo al plan de Asignación Familiar.

POCO EMPLEO

Lo que don Francisco Morales no dijo o no quiso decir es que el famoso plan va a contribuir a formar grupos de desocupados y que juzgue la moral de cada uno de sus proponentes si eso es lo deseable que suceda en nuestra nación.

Lo anterior es excesivamente delicado, en especial cuando es bien conocido que las tasas de crecimiento de la población de Costa Rica fueron excesivamente elevadas durante la década de los cincuentas y que esas masas juveniles constituyen un incremento impostergable de la fuerza de trabajo de la década de los setentas. Lo increíble es que, tras de que aumenta la oferta de trabajo en proporciones peligrosas, se disminuye la cantidad demanda de trabajadores por medio de impuestos a las planillas, como sucede con el Plan de Asignación Familiar, lo cual ocasiona niveles de empleo aún más bajos. La incompatibilidad es evidente cuando se lee en el Plan Nacional de Desarrollo que “la fuerza de trabajo crecerá a más de un 3.5 por ciento anual durante los próximos diez años… la continuación de la política social seguida hasta ahora, repercutirá en el encarecimiento relativo de la mano de obra, lo que creará condiciones que propiciarán su creciente sustitución por capital. Ello podría crear dificultades adicionales con el empleo en ciertos sectores, acentuando el problema de la brecha social…” (Plan Nacional de Desarrollo: Diagnóstico, p. 85).

PRECIOS

Lo que el señor Ministro no dijo o no quiso decir, es que el Plan de Asignación Familiar va a crear presiones inflacionarias sobre la economía. No es, tal como dijera en un programa de televisión, que hay “ciertas” presiones sobre los precios. Al contrario, existe una inflación sumamente grave en el país. Observe los índices de precios al por mayor, al por menor, los índices de costos de la construcción; ponga atención a las quejas de los constructores y de las amas de casa y no diga que son tan sólo “ciertas presiones inflacionarias”. De muchas fuentes, estimaciones de colegas basadas en datos fragmentarios, porque ya ni información existe ̶ y cuando hay la niegan ̶ se saca la conclusión de que la inflación ha estado entre un 25 por ciento y un 30 por ciento en los últimos meses.

¿Está usted, señor Ministro, dispuesto a asumir la responsabilidad de que con la Asignación Familiar se vayan a aumentar los costos de producción, los cuales van a significar mayores precios; o sea, inflación? A veces creo que se está perdiendo el sentido común y que aspiraciones falsamente justicieras se están traduciendo en una serie de errores que van a lanzar a la economía por la borda. La responsabilidad del gobernante hacia los gobernados es sumamente seria y ella exige estudios serios, de profesionales conocedores de las implicaciones económicas de esquemas tributarios y de mercados laborales quienes, en este caso específico de las Asignaciones Familiares, están ausentes. Se ha ignorado el estudio del economista de la reputada institución Brookings, John A. Brittan sobre el impacto de los impuestos al trabajo en el sistema de seguridad social de los Estados Unidos; se han dejado de lado los estudios del economista alemán Horst Claus Rechtenwald sobre la incidencia del impuesto sobre las planillas; se han lanzado al olvido los estudios de otros connotados economistas tributarios, los doctores Joseph A. Pechman, Henry J. Aaron y Michael K. Taussig. Todos los anteriores estudios señalan las características negativas de impuestos sobre los salarios. Pero, una vez más, la opinión del político, oh gloria excelsa, basta y sobra y el decreto se lanza como si las leyes pudieran sustituir la acción humana.

Lo que don Francisco Morales sí dijo, y equivocadamente, es que el empresario es “el que va a pagar la asignación.” No es así, serán los desocupados quienes liberarán recursos del fondo de salarios o serán los consumidores, a través de precios más altos que tendrán que pagar.

EMPRESAS

Lo que don Francisco Morales no dijo o no quiso decir es que se presenta una situación de precario a nuestras empresas frente a la competencia del mercado centroamericano y el resto del mundo. La poca visión de las Cámaras, que en diferentes formas veladas y abiertas se han manifestado a favor del impuesto a los salarios, es sorprendente. Si las empresas pueden trasladar ese aumento de costos en precios más altos que los consumidores estén dispuestos a pagar, bien, la situación no es crítica. En cuanto ese traslado de la carga de los costos no sea absorbido por el consumidor, entonces, señores de las Cámaras, las quiebras estarán a la orden del día, gracias a la poca visión actual. La economía es sumamente delicada para jugar de manera tal.

Lo que el señor Ministro no dijo o no quiso decir es que el patrono es partícipe de la obligación de brindar información fidedigna del número de hijos de sus obreros y en caso de que estos últimos “metan un gol”, el patrono será penado. O sea, el señor Ministro no señaló que los patronos tendrán que convertirse en guardas de la vida privada de sus trabajadores, para así estar en claro con la ley.

Lo que don Francisco Morales dijo a medias es que, por un lado, al ir creciendo los ingresos, las familias tienen menos hijos y que, por otra parte, se tiene cuidado en que no se estimule el crecimiento de la población. O una u otra: o el ingreso extra es un incentivo para tener más hijos o no es un estímulo para la procreación. Estudios del profesor Gary S. Becker han mostrado pruebas del carácter del juicio económico que explica parcialmente el número de hijos de una familia.

Lo que el señor Ministro no dijo y debería de haberlo dicho es por qué inicialmente el financiamiento del Plan de Asignaciones Familiares consistía de un impuesto del 5 por ciento de los salarios, luego era de un 7.5 por ciento, luego de un 10 por ciento y hoy día es de un15 por ciento, según el proyecto de ley presentado a la Asamblea Legislativa. Señaló en una conferencia el licenciado Alberto Di Mare que no conoce de país en donde la carga sobre los salarios para propósitos de la Asignación Familiar sea inferior al 21 por ciento de los salarios. ¿Hacia allá vamos?

¿Sabe el señor Ministro del estudio de la ODECA titulado “La Incidencia de las Cargas Sociales en la Industria Manufacturera de Centro América”, en el que se ve claramente la desproporción de las cargas en Costa Rica respecto a las de otras naciones del istmo? ¿No considera usted que otro aumento de ellas acentuaría el grave problema de los costos ya de por sí más elevados de nuestros productos, respecto a los de los otros países? Creo que, más bien, es que no quiere o no desea ver la situación real.

LA ADMINISTRACIÓN
Lo que el señor Ministro no dijo y sí debería de haberlo dicho, es cómo va a ser el organismo administrador de la Asignación Familiar. ¿Se imaginan ustedes las implicaciones administrativas de la atención de 200.000 familias que, según el señor ministro, recibirían la Asignación Familiar? ¿Cómo harán para enviar los 200.000 cheques mensuales? ¿Cuál será el costo administrativo de la fastuosa burocracia que se va a asociar con la Asignación Familiar? Lo que sí dijo don Francisco es que el gobierno central no va a pagar la Asignación. Ja, vaya, ahora si vemos algo del truquito.

Los trabajadores desocupados y los consumidores que tendrán que pagar mayores precios por sus productos van a subsidiar la estructura burocrática del Gobierno Central. Todo el sector privado, que incluye a empresarios, trabajadores, consumidores, va a contribuir a que el Gobierno Central continúe con su expansión burocrática. Todos pagan el pato, excepto el que organizó e invitó a la fiesta. Eso se llama “habilidad financiera”.

Lo que don Francisco no dijo y sí debería de haberlo dicho es que los grupos asalariados no son los que se encuentran al extremos inferior de la llamada brecha social. Al contrario, son los grupos independientes, formados por personas no asalariadas, las cuales carecen del “ingreso básico” que se busca brindar con la Asignación Familiar. Al contrario, con este proyecto se comete la grave injusticia de dar ingreso a grupos militantes asalariados, que no necesariamente necesitan esos ingresos si los comparamos con los verdaderos pobres de nuestro país, que son los desocupados y algunos grupos no asalariados. Sí hay datos de este aspecto, señor Ministro. El valioso estudio del profesor Víctor Hugo Céspedes, cuyo trabajo usted sí conoce, es prueba evidente de mis afirmaciones.
¢650 MILLONES

No, señor Ministro, los ¢650 millones que cuesta el Plan de Asignación Familiar tienen que salir de algún lado. No son vanas afirmaciones de justicia, de equidad y otras cosas lindas las que pueden ocultar la cruel realidad del proyecto más mal concebido en los anales modernos de Costa Rica, ya que tiene como corolario la desocupación de los trabajadores y el aumento de la inflación, la cual es ya de por sí una pena sobre los hogares costarricenses.